¿Existe la imagen perfecta?
Débora: Mientras esperaba a su segundo hijo, Kim Jaggers recibió el tipo de noticia que toda madre teme escuchar.
Kim Jaggers: Rompí fuente, estaba en labor de parto. El problema era que solo tenía 25 semanas de embarazo y el doctor nos dijo que el bebé solo tenía un 50% de probabilidades de sobrevivir.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 4 de diciembre de 2023.
Nancy Demoss Wolgemuth: Unos años atrás, una querida amiga me escribió un correo y me dijo: «Conocí a alguien a quien necesitas conocer, y creo que te encantará compartir su historia en Aviva Nuestros Corazones».Finalmente, Kim Jaggers y yo tuvimos la oportunidad de conocernos. Me di cuenta en ese entonces de que mi amiga tenía razón.
Pude conversar con Kim y escuchar parte de su historia. Y Kim, estoy tan agradecida de …
Débora: Mientras esperaba a su segundo hijo, Kim Jaggers recibió el tipo de noticia que toda madre teme escuchar.
Kim Jaggers: Rompí fuente, estaba en labor de parto. El problema era que solo tenía 25 semanas de embarazo y el doctor nos dijo que el bebé solo tenía un 50% de probabilidades de sobrevivir.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 4 de diciembre de 2023.
Nancy Demoss Wolgemuth: Unos años atrás, una querida amiga me escribió un correo y me dijo: «Conocí a alguien a quien necesitas conocer, y creo que te encantará compartir su historia en Aviva Nuestros Corazones».Finalmente, Kim Jaggers y yo tuvimos la oportunidad de conocernos. Me di cuenta en ese entonces de que mi amiga tenía razón.
Pude conversar con Kim y escuchar parte de su historia. Y Kim, estoy tan agradecida de que estés aquí para que puedas compartir con nuestras oyentes el camino por el que el Señor te ha llevado, y cómo Él ha usado tu vida como resultado de algunas de las situaciones difíciles que atravesaste. Así que, bienvenida a Aviva Nuestros Corazones.
Kim: ¡Muchas gracias! Es un placer estar aquí.
Nancy: Kim, hoy estás felizmente casada con tu esposo, Deron Jaggers, y eres madre de tres niños. Pero quisiera volver atrás para que nos cuentes la historia de lo que te llevó a donde estás hoy en tu vida. Y realmente, el principio de tu historia es como un cuento de hadas: creciste en un hogar cristiano y asistías a la iglesia. Cuéntanos un poco acerca de tus primeros años de vida.
Kim: Bueno, yo crecí en el sur de los Estados Unidos en un hogar cristiano. Realmente tenía todo lo que cualquier niña pudiera desear, padres amorosos, siempre estaba en la iglesia, tenía mi «seguro contra incendios», básicamente mi vida iba bien; todo iba bien para mí. Yo tomaba decisiones basadas en lo que sería mejor para mí…o eso pensaba. La vida realmente se veía bien para mí.
Nancy: Sin embargo, en ese momento, tu vida no estaba tan centrada en Cristo como tú pensabas.
Kim: Para nada.
Nancy: ¿Y cuáles eran las evidencias de eso?
Kim: Bueno, yo tomaba decisiones basadas en lo que a mí me haría feliz. Escogí la carrera que pensé que me haría feliz. Escogí a cuál universidad ir; todas mis decisiones se basaban en lo que el mundo recompensaría, lo que el mundo pagaría bien, y lo que aparentemente, eran las cosas que debía tener.
Nancy: Y conseguiste casi todo lo que querías.
Kim: Así es, incluso conocí al hombre de mis sueños. Él me dijo bromeando que si lo ayudaba a aprobar una clase de cálculo matemático, se casaría conmigo. Cuatro años después de comenzar a salir, le tomé la palabra y nos casamos, y salimos de la iglesia con la canción, «Un hogar de fe», porque crecí en la iglesia y sabía que queríamos estar en la iglesia. Luego, la vida continuó bien, desde las apariencias externas.
Construimos una casa muy grande, la casa de nuestros sueños. Tenía grandes columnas blancas, y nuestros amigos bromeaban y la llamaban «Tara», de la famosa novela: Lo que el viento se llevó. Esas eran el tipo de cosas que estaban sucediendo en mi vida.
Nancy: Y tú dices que eso era desde la apariencia externa.
Kim: Apariencias externas.
Nancy: ¿Y qué estaba sucediendo en tu corazón?
Kim: Bueno, en mi corazón yo conseguía muchas cosas, desde una carrera hasta un hogar. Eventualmente, quedé embarazada y tuve un niño hermoso y saludable. Pero había algo dentro de mí que, sin importar las cosas buenas que estuvieran sucediendo en mi vida, según los estándares del mundo, yo simplemente no era feliz.
Un domingo estábamos en la iglesia y yo miraba alrededor y veía a personas que tenían paz y gozo; pero sus vidas no parecían tan atractivas como la mía. De hecho, algunas de esas vidas se estaban desmoronando, pero esas personas tenían una paz que yo deseaba, pero que no sabía cómo obtener.
Nancy: Y tenías todo lo que habías soñado, pero estabas vacía por dentro.
Kim: Exactamente.
Nancy: ¿Le expresaste eso a alguien, o solo tú estabas consciente de ello?
Kim: Yo estaba consciente de ello. Pero doy gracias a Dios por Rick porque él trataba de que yo siempre estuviera feliz. Nosotros pintamos el comedor de tres colores diferentes tratando de hacerme feliz, porque tal vez eso me haría feliz. Y yo pensaba en secreto: «Quizás estoy deprimida; tal vez necesito tomar medicación». Todas esas cosas venían a mi mente porque no podía mirar mis circunstancias y encontrar una razón por la que no debía tener paz. Pero yo no tenía paz.
Un domingo en la iglesia, el pastor estaba hablando acerca de un tiempo en que Jesús estaba en Capernaúm, y un hombre poseído por un demonio se le acerca y le dice: «Jesús de Nazaret, yo sé quién eres Tú: el Santo de Dios» (ver Lucas 4:33-35).
Fue en ese momento ahí sentada que pensé: «Espera un minuto, si ese demonio cree que Jesús es el Hijo de Dios, y yo creo que Jesús es el Hijo de Dios, ¿no tenemos un problema aquí? Claramente, algo está faltando». Fue una de esas veces en la iglesia en que quise levantar mi mano y decir: «¡Esperen un momento!, hagan una pausa, tengo una pregunta».
Pero gracias a Dios, el pastor rápidamente llegó al punto en el que dijo: «Sabes, no es suficiente creer en Jesucristo, creer que Él es el Hijo de Dios, o incluso creer que Él vino y murió en la cruz. Necesitas más que un conocimiento intelectual. Tú necesitas pedirle a Él que sea Señor de tu vida, que gobierne tu vida, y llegar a conocerlo en una relación personal».
Nancy: Así que no es solo una afirmación intelectual de quién es Él, sino realmente rendirle el control de tu vida.
Kim: Sí, pero me di cuenta de que nunca lo había hecho. Yo había estado en la iglesia toda mi vida, pero ignoré esa verdad por años. Tenía una religión que nunca cambió mi vida. Había tomado decisiones basadas en el mundo y en lo que el mundo diría, en lo que debería hacerme feliz. Pero nunca había llegado a conocer a este Dios/Hombre, Jesús.
Nunca había dedicado tiempo a entender quién es Aquel a quien le estoy confiando mi salvación para la eternidad. Tampoco me había dado cuenta de que Él quería tener una relación personal conmigo, aquí y ahora, en la tierra de los vivientes, y que podía caminar con Él para conocer la paz verdadera, el gozo verdadero, y la esperanza verdadera de una manera como nunca antes había conocido.
Nancy: Y sin embargo, durante todos esos años, si alguien te hubiera preguntado, «¿eres cristiana?», ¿qué habrías respondido?
Kim: Yo habría respondido: «¡Sí! Voy a esta iglesia bautista; he estado ahí toda mi vida». Sí. Realmente creo que por mucho tiempo pensé que era cristiana. Pero ese día me di cuenta de que nunca había rendido mi vida al Señor Jesucristo. Tenía una religión, pero no una relación.
Así que ese día le pedí que entrara en mi corazón. Le pedí que fuera Señor de mi vida, que se revelara a mí, para que yo pudiera caminar con Él de manera que pudiera conocerlo, honrarlo y entender quién es Él; porque yo quería tener la paz de la que habla la Biblia, aquella que sobrepasa todo entendimiento.
Pero también me di cuenta de que cuando Jesús es Señor, eso tiene un significado importante. No es solo vivir tu vida, ir a la iglesia el domingo y pensar que eso es suficiente. Que Jesús sea Señor de tu vida implica un caminar diario con Él; yo me había perdido todas esas bendiciones que vienen de conocerlo personalmente.
Nancy: ¿Crees que hay muchas personas en nuestras iglesias el día de hoy, que están justo en ese punto donde tú estabas?
Kim: Creo que sí. Y también creo que hacemos muchas cosas para intentar que nuestras vidas se vean atractivas. Tratamos de hablar con la gente y decirle que todo está bien y que nuestros hijos están muy bien; que lo tenemos todo bajo control. Pero en nuestro interior sabemos que nos falta algo. Sabemos que nos falta Alguien, y ese Alguien es Jesús, a quien necesitamos desesperadamente.
Nancy: Gracias a Dios por esa sensación de vacío, porque eso es lo que, en última instancia, nos empuja hacia Cristo.
Kim: Sí, eso es correcto. Y es solo en ese caminar con Él que ese vacío puede ser llenado. Tratamos de llenarlo con cualquier cosa, incluso con muchas cosas buenas. Tratamos de hacer todo tipo de buenas obras, pero esas cosas nunca nos van a satisfacer. Es solo esa verdadera relación y sumisión al Señor Jesús lo que nos satisface.
Nancy: Y fue en ese momento, de acuerdo con la Palabra de Dios, cuando pusiste tu fe en el Señor Jesucristo, te convertiste en una nueva criatura como dice en 2 Corintios 5:17. Pero Kim, cuando miras hacia atrás, ¿qué fue lo que cambió en tu vida en ese momento?
Kim: Comencé a ver las cosas de manera diferente. Empecé a leer Su Palabra y a entender que Él puede tomar las circunstancias difíciles y sacar cosas buenas de ellas; que Él puede usar todas las cosas para nuestro bien. Así que cuando las circunstancias difíciles llegaran a mi vida, en lugar de tratar de arreglarlas o de buscar a alguien más que las arreglara para hacerme feliz, las miraba de manera diferente y decía, «Señor, ¿cómo vas a usar esto? ¿Qué es lo que Tú estás haciendo?» Toda mi perspectiva de la vida cambió en ese momento.
Nancy: Y tu relación con la Palabra de Dios también cambió.
Kim: Cambió dramáticamente. Leer la Biblia solía ser una tarea pesada para mí. Yo sabía que debía leerla. Escuchaba a las personas decir que les gustaba mucho leer la Biblia, y yo lo intentaba, pero simplemente no cobraba vida para mí.
Pero comencé a tener hambre de Su Palabra y se convirtió en mi pan diario. En un momento dado el Espíritu Santo me motivó a orar para que yo deseara Su Palabra más que el chocolate; y yo amo el chocolate, me encanta ¡y lo como todos los días!
Y Él contestó esa oración al punto en que no puedo pasar un día sin querer sentarme a la mesa y comer del pan que es Su Palabra de vida. Está viva y es activa; no es solo un antiguo libro de historias. Yo solía pensar que eran solo historias, pero en realidad es el medio por el cual Dios nos habla cada día, para cada circunstancia que vivimos.
Podemos mirarlo a Él para tener gozo y paz, pero también para recibir dirección. Yo solía pensar que Dios tenía muchas reglas, y que esas reglas eran difíciles de seguir. Pero comencé a entender que esa es la forma en que Él nos guía hacia lo que es mejor, y que Sus pensamientos son pensamientos de bien. Él quiere darnos muchísimo más de lo que podemos pedir o imaginar. Y la forma en que lo hace es mostrándonos cómo seguirlo.
Él dirige nuestros pasos cuando lo reconocemos en todos nuestros caminos, Él enderezará nuestras sendas. Incluso cuando las circunstancias de la vida no sean fáciles, todavía podemos experimentar esa paz que sobrepasa todo entendimiento y ese gozo que no se desvanece (ver Proverbios 3:5-6). Mi vida cambió dramáticamente cuanto más llegué a conocer a Jesucristo a través de Su Palabra, a través de Su Palabra viva.
Nancy: Y permíteme decir, Kim, que sé que hay mujeres escuchándonos ahora mismo, que quizás pueden identificarse con lo que acabas de decir. Ellas han vivido una buena vida, crecieron rodeadas de las cosas cristianas en la iglesia, y tal vez hicieron profesión de fe, pero no tienen vida.
No hay hambre por la Palabra de Dios; no hay paz sin importar como luzcan sus circunstancias; no existe el deseo o el poder de agradar a Dios. Ellas pueden estar haciendo obras espirituales, pero no están viviendo por la gracia de Dios, y no están siendo capacitadas por el poder de Su Espíritu Santo. Son religiosas, pero no han sido justificadas. No tienen una relación personal con Jesucristo.
Y Kim, tú acabas de mencionar una de mis grandes cargas por la iglesia de hoy; personas que van a la iglesia, que tienen una religión, pero no tienen a Cristo. Están profesando algo que no poseen. Están sobrellevando el cristianismo en lugar de disfrutar a Jesús, el autor del cristianismo.
Y oramos y hablamos de esta carga por el avivamiento en este mundo. Cuando Dios manda un avivamiento a nuestras iglesias y a nuestras naciones, creo que una de las cosas que sucede es que millones de personas en nuestras iglesias que han asumido que conocen a Cristo, que tuvieron algún tipo de experiencia en su infancia, que caminaron hacia un altar, que firmaron una tarjeta o hicieron esta oración o aquella, realmente no conocen a Cristo. Creo que muchas de esas personas necesitan darse cuenta de que no son cristianas, que necesitan nacer de nuevo.
Así que, antes de continuar con tu historia, háblale a la mujer que está escuchando y está pensando: «No estoy segura de tener una relación personal con Jesús. Tengo ese vacío del que hablabas. Yo no tengo el poder, no tengo ese amor por la Palabra de Dios». ¿Qué le dirías a ella?
Kim: Le diría que se tome un momento y se autoexamine. Pídele a Dios que te revele esa verdad. A mí me preocupa bastante que muchas personas escucharán las palabras, «apártate de Mí, nunca te conocí» (ver Mat. 7:23). Creo que si has estado caminando por esta vida sin una conciencia clara de la presencia de Dios en tu vida, si no tienes hambre diariamente de una relación con Él, creo que debes preguntarte: «¿Le conozco realmente?»
Es realmente difícil confiar en alguien que no conoces, y esta es la decisión más grande e importante que podrás tomar. Necesitas saber con seguridad si conoces a Jesucristo. ¿Conoces acerca de Él o lo conoces a Él?
¿Es Jesús el Señor de tu vida o es solo algo de los domingos o algo que haces porque crees que lo debes hacer? ¿Tienes una relación personal con Jesús? Puedes tomar un momento y contestar esa pregunta ahora mismo, dondequiera que estés, porque no es un accidente que estés escuchando estas palabras.
Nancy: ¡Sí! Así es.
Kim: Dios está persiguiendo tu corazón y es tiempo de que tengas esa seguridad, y puedes tenerla el día de hoy.
Nancy: Y el hecho es que ni Kim ni yo no podemos decirte si tienes una relación personal con Cristo; ese es el trabajo del Espíritu Santo. Si no estás segura, si te lo estás preguntando, si tienes alguna duda en tu corazón como resultado de lo que has estado escuchando, entonces, como dijo Kim, déjame pedirte que sola tomes un momento, con un corazón quieto, en un lugar tranquilo con el Señor y Su Palabra. Tal vez puedes leer la pequeña carta de 1 Juan, que fue escrita para ayudar a las personas a entender cómo pueden saber que tienen vida eterna.
Sumérgete en la Palabra, abre tu corazón al Señor y dile: «Señor, por favor, muéstrame dónde estoy en mi relación contigo». Y el Señor, que te ama lo suficiente, será fiel en mostrarte si no tienes una relación de salvación con Él. Luego, responde a ello.
Si es necesario, ondea la bandera blanca de la rendición y dile: «¡Sí Señor! Yo confío en que Tú eres mi salvador». Date cuenta de que tu salvación no tiene nada que ver con todas y cada una de las cosas buenas que hayas podido hacer. Tiene todo que ver con lo que Cristo ha hecho por ti en la cruz al morir en tu lugar para perdonar tus pecados. Creo que hay muchas mujeres escuchándonos en este momento a las que Dios les está hablando.
Kim: Sí. Creo que Él nos está llamando a conocerlo, y tantas veces queremos que todo en nuestra vida se arregle, queremos entender las cosas. Pero Dios se encargará de todo eso. Él se revelará a Sí mismo en tu vida.
Él solo quiere que camines hacia Él y digas: «Señor, te quiero a Ti. No sé cómo se ve eso, pero quiero que tomes todo lo que soy, cada área de mi vida, quiero que Tú seas Señor, el dueño de mi vida».
Esa es la diferencia. Necesitamos conocerlo en ese caminar diario con Él. Es una gran decisión, pero luego, son muchas pequeñas decisiones para seguirlo cada día por el resto de tu vida.
Nancy: Por el resto de tu vida. Dios te está hablando hoy acerca de tu necesidad de confiar en Cristo como tu Señor y Salvador.
Ahora, Kim, antes de este punto parecía que todo iba bien en tu vida. Fue esa necesidad interna que Dios usó para llevarte a la fe en Cristo. Y creo que algunas personas tienen la idea de que una vez que eres cristiana, a partir de ese momento la vida es como un jardín, un camino de rosas.
Kim: Eso es correcto.
Nancy: Pero descubriste que esas rosas tenían algunas espinas y fue realmente después de entregar tu vida a Cristo que la vida comenzó a complicarse en algunas formas. ¿Cuál fue la primera señal de que eso estaba sucediendo?
Kim: Bueno, yo estaba en un punto en mi vida, donde todavía estoy al día de hoy, en el que amaba la Palabra de Dios, en el que amaba esa parte acerca de ser fructíferos y multiplicarnos. Descubrí que estaba embarazada de nuestro segundo hijo. En ese momento la vida desde muchos aspectos era buena. Estaba caminando con el Señor y las cosas iban bien para nuestra familia.
Yo estaba asistiendo a la iglesia y a un estudio bíblico tratando de aprender más acerca de Jesús. Leí versículos que decían cosas como, «en este mundo tendrás aflicción» (ver Job 5:7). Muy pronto tuvimos problemas. El día del padre de 1995, estábamos sentados en la iglesia y me empezó a doler la espalda.
Nancy: Eso fue mientras estabas embarazada de tu segundo hijo.
Kim: Sí, estaba embarazada de mi segundo hijo, Ben, y me dolía la espalda. En resumen, rompí fuente, estaba en labor de parto. El problema era que solo tenía 25 semanas de embarazo.
El doctor nos dijo que el bebé solo tenía un 50% de probabilidades de sobrevivir. Ese fue el primero de muchos días difíciles para nosotros. Pasé las siguientes siete semanas en el hospital, entrando y saliendo de trabajo de parto. Los doctores entraban y ponían líquido amniótico sintético porque rompía fuente. Eso hacía que perdiera líquido, así que el bebé corría peligro todo el tiempo. Pero estábamos intentando detener el trabajo de parto para darle otro día más, porque un día más podía salvarle la vida.
Sin embargo, a las 31 semanas tuve fiebre y a los doctores les preocupaba que tuviera una infección de estafilococos, entonces decidieron dejar que Ben naciera. Él nació pesando 2 libras y 12 onzas. No podía respirar por sí mismo. Tenía anomalías cardíacas, pulmonares y estomacales; parecía como una pequeña bolsita de huesos. Fue extremadamente difícil para mí ver cómo luchaba por respirar cada aliento.
Pero Dios continuó persiguiéndome durante ese tiempo, continuó trayendo Su verdad a mi mente, para ayudarme a caminar en esos días duros y difíciles. En su primer año, él pasó 264 días en el hospital. Hubo un momento en que Ben estaba en el hospital y contrajo una infección por estafilococos, así que lo trasladaron rápidamente al quirófano.
Rick no pudo llegar allí a tiempo, mi mamá no pudo llegar, nadie estaba ahí. Bajé corriendo las escaleras del hospital hasta la capilla, y mientras Ben estaba en cirugía me senté allí y Dios me llevó a orar. Y le dije: «Señor, yo sé que Tú eres suficiente. Incluso si me quitas a este bebé, yo sé que Tú eres suficiente. Yo sé que Tú sigues siendo bueno». Y Él me llevó a través de esa dolorosa circunstancia.
Nancy: Kim, aunque no me agrada hacer esto, debo hacer una pausa aquí porque hemos llegado al final de nuestro tiempo de hoy. Retomaremos nuestra conversación mañana.
Quiero que nuestras oyentes sepan que Dios salvó la vida de Ben, pero no fue el final de esos días muy muy difíciles para ti y tu familia. Dios tenía mucho más por hacer en tu vida de lo que jamás hubieras imaginado en ese momento.
Hoy hemos visto que llegaste a tener una relación personal con Jesús a través de la lectura de Su palabra, conociéndolo y llenándote de Él, en Su presencia. Dios te dio la gracia que necesitabas en ese momento, y en muchos momentos difíciles que estaban por venir, para que pudieras responder de la manera correcta. En medio de tu mundo que se desmoronaba, había una paz disponible que no dependía de tus circunstancias, sino de Cristo, que había venido a morar en tu interior.
Retomaremos esta historia mañana en Aviva Nuestros Corazones,no te la querrás perder, porque lo que Dios hizo en la vida y a través de la vida de Kim Jaggers, es una representación poderosa de Su poder, Su gracia y Su bondad. Yo creo que hablará muy poderosamente a muchas de nuestras oyentes.
Débora: Nancy Demoss Wolgemuth ha estado conversando con Kim Jaggers acerca de la verdadera paz. Quizás puedes relacionarte con algunas de las circunstancias que amenazaban la paz de Kim. Pero cuando rendimos nuestras vidas a Dios, Él inunda nuestra alma con esa paz que sobrepasa todo entendimiento, guardando nuestra mente y corazón.
Escucha esto: «Encontramos la camioneta de tu esposo, y hay un cuerpo dentro» Cuando Kim Jaggers escuchó estas palabras, su vida no volvería a ser la misma. Ella nos contará la historia mañana en Aviva Nuestros Corazones.
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