¿Estás viviendo como una vencedora?
Débora: Jesús es el vencedor final, ganando la victoria sobre todos Sus enemigos.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Él va delante de nosotras, Él ha allanado el camino y ha vencido.
Débora: Pero Su forma de conquistar luce opuesta a los ojos del mundo.
Nancy: Su conquista se llevó a cabo, ¿cómo? A través de Su muerte en la cruz.
Débora: Como creyentes estamos llamadas a seguir el ejemplo de Jesús día a día conquistando a través del sufrimiento.
Nancy: Algunas de ustedes en este momento están tratando con problemas físicos, quizás con un diagnóstico médico, con un dolor físico. Pienso en mi querida amiga Joni Erickson Tada, quién vive con dolores y problemas físicos crónicos, he visto, he sido testigo de ver a esta mujer llena de Cristo y de gozo en medio del sufrimiento por décadas de confinamiento físico.
¿Cómo lo hace? ¿Cómo podrías tú hacerlo? Mira hacia adelante. Y …
Débora: Jesús es el vencedor final, ganando la victoria sobre todos Sus enemigos.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Él va delante de nosotras, Él ha allanado el camino y ha vencido.
Débora: Pero Su forma de conquistar luce opuesta a los ojos del mundo.
Nancy: Su conquista se llevó a cabo, ¿cómo? A través de Su muerte en la cruz.
Débora: Como creyentes estamos llamadas a seguir el ejemplo de Jesús día a día conquistando a través del sufrimiento.
Nancy: Algunas de ustedes en este momento están tratando con problemas físicos, quizás con un diagnóstico médico, con un dolor físico. Pienso en mi querida amiga Joni Erickson Tada, quién vive con dolores y problemas físicos crónicos, he visto, he sido testigo de ver a esta mujer llena de Cristo y de gozo en medio del sufrimiento por décadas de confinamiento físico.
¿Cómo lo hace? ¿Cómo podrías tú hacerlo? Mira hacia adelante. Y ve más allá del aquí y del ahora. Levanta tus ojos y mira las promesas que se están cumpliendo.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 14 de julio de 2023.
Nancy: Jesús nos dio un significado de conquista radicalmente diferente al que el mundo entiende. Como te darás cuenta, la conquista de Cristo es nuestro modelo de conquista.
Débora: Nancy nos ha estado explicando esto mientras nos enseña sobre el libro de Apocalipsis. Algunas de nuestras oyentes han estado meditando sobre lo que significa abrazar la vida como una vencedora.
Mujer 1: Mientras enseñabas, el Señor me inquietaba acerca de vivir como una vencedora.
Débora: Estaremos con Nancy en un minuto, pero primero quiero que escuchemos de algunas de las oyentes que estuvieron con Nancy durante la grabación de esta serie.
Mujer 1: La parte donde hablaste de cómo Cristo, como el Cordero inmolado que estaba de pie y tuvo que pasar por la muerte… Él no fue vencido totalmente…pero a veces nosotras tenemos que estar dispuestas a que parezca como que hemos sido vencidas para ser finalmente vencedoras.
En este momento tengo tantas situaciones en las que me siento como que he dado un paso hacia abajo, donde he dado pasos que parecen llevarme lejos de donde quiero llegar, y de alguna forma siento que he sido vencida. Pero esto es exactamente a lo que Dios me ha llamado. Así que debo mantener ese camino hacia abajo y abrazarlo aún cuando me sienta «vencida»… Ese es el camino de la victoria a pesar de que se siente como el camino hacia la muerte.
Mujer 2: Yo creo que cuando nos hacemos pequeñas delante de Dios, entonces es cuando el Señor nos levanta y nos da la gracia que necesitamos. Es muy difícil para nosotras las mujeres llegar a ese lugar, porque hay tantas cosas sucediendo en nuestras vidas. Sé que así fue como el Señor me mostró que debo llegar a ser nada para que Él sea todo.
Nancy: Eso trae a mi mente el versículo en el Antiguo Testamento donde dice proféticamente de Jesús, en el Salmo 22:6: «Pero yo soy gusano, y no hombre». Ahora, piensa acerca del hijo de Dios –Dios mismo que descendió del cielo, dejó a un lado su gloria, se hizo humano, por lo menos el hombre es una criatura noble, la más elevada de la creación de Dios. Ese ya es un gran paso, podríamos decir que un paso infinito; pero en un sentido Él se convirtió en gusano. ¡Qué humillación!
¿Sabes cuál es la diferencia entre un gusano y una serpiente? ¿Qué hace la serpiente cuando es atacada? Ella contraataca. Pero, ¿qué hace un gusano cuando es atacado? Él se encoge. ¿Y qué fue lo que hizo Jesús? Él tomó el lugar más bajo, Él lavó los pies de los siervos del Maestro.
Estaba leyendo un devocional acerca de que Jesús no abrió Su boca para defenderse cuando estaba siendo juzgado. No se defendió. Como una oveja cuando es llevada al matadero permanece muda, así Él no abrió Su boca. (Ver Isaías 53:7). Él tomó el lugar más bajo, parecía haber sido vencido, parecía ser lo más bajo de lo más bajo. Ese no parece ser el camino hacia arriba, sin embargo el camino hacia arriba es el camino hacia abajo.
Jesús estuvo dispuesto a ser escupido, atacado, calumniado, incomprendido, golpeado, torturado, asesinado y separado de Su Padre, cuando en realidad estaba de camino al lugar más alto y sublime del universo, porque estuvo dispuesto a despojarse a Sí mismo, a tomar sobre Sí la forma de siervo, de un esclavo, de un esclavo servil, a quien Dios exaltó. Él ha vencido. Él le ha dado un nombre que es sobre todo nombre. Sobre toda cosa en el cielo y en la tierra, y debajo de la tierra (Fil. 2: 7-11).
Así que es exactamente lo opuesto a la progresión que nos lleva a pensar en la victoria y la grandeza; el camino es hacia abajo, hacia la humillación. Buscamos siempre desesperadamente llegar a la cima del grupo para defendernos, para vencer a nuestros acusadores o a la oposición.
Ese escritor del que estaba leyendo, dijo acerca del silencio de Jesús, que es tan básico para nuestra naturaleza humana el defendernos, sobre todo si pensamos que tenemos la razón. Pero aquí está Jesús. Él sabe que tiene razón y como dice el antiguo cántico «pero él nunca dijo ni una sola palabra». Él tomó el lugar más bajo, pero al hacerlo Él venció. Él conquistó. El camino de la humildad es el camino hacia la grandeza.
Queremos vencer sin ningún dolor o proceso doloroso. Queremos vencer ahora, y queremos ser libres del dolor, ¿no es cierto? Esa es la manera en la que quieres perder peso. Es la manera en la que quieres tener un matrimonio feliz. Es la manera en que quieres ser una mujer piadosa. Colocar tu Biblia bajo tu almohada y que por ósmosis entre en acción, y te despiertes y wao eres espiritualmente madura y piadosa.
Pero no sucede de esa forma. Todo lo que es de gran valor llega a través de un proceso que involucra atravesar dificultades. No das a luz sin trabajo, sin un esfuerzo laborioso. Hay un canal de parto. Hay presión. Implica esfuerzo. Aquí estoy hablando de algo que realmente no conozco.
Pero es verdad también para la madurez espiritual. Es la verdad para vencer. El propio concepto de victoria implica que hay una lucha, que hay una batalla. Que no es fácil y no sucede como con una varita mágica. Ahora, Dios puede hacerlo. Él pudo haberlo hecho. Él pudo habernos salvado y simplemente agitar una Biblia sobre nosotras y ya. Nos despertamos y somos más espirituales.
Pero, ¿alguna de ustedes tiene alguna idea de por qué la lucha es importante? ¿Por qué todo el proceso es importante? ¿Por qué es mejor para nosotras que no suceda de manera instantánea? Quisiera que alguna de ustedes me dijera qué piensa acerca de eso.
Mujer 3: Creo que fue a través de las tribulaciones de la vida que aprendí las grandes lecciones de la fidelidad de Dios, de que Él es soberano. He visto la mano de Dios en medio de esas pruebas. Estuve casada con un pastor por 27 años, gran parte de mi ministerio estaba relacionado con la iglesia. Incluso alrededor de los días de la muerte de mi esposo, todo el hecho estuvo en los medios de comunicación durante 2 semanas y media antes de su fallecimiento.
Luego cubrieron sus últimas palabras cuando murió…él había sufrido un accidente. Él era el pastor que estaba limpiando el hielo de la iglesia cuando el hielo cayó sobre Él. Yo no sabía si podría sobrevivir. Yo realmente no sabía. Les dije a mis amistades, si no logro salir de esto, no culpen a Dios. Soy yo. Yo soy la que soy débil.
Pero Dios en Su soberanía trajo un maravilloso aliento a mi corazón, y me introduje en la Palabra de Dios. Empecé devorándola porque la fe de mi marido era fuerte y yo siempre había contado con eso. Ahora tenía que averiguar quién era Dios por mí misma. Fue un gran consuelo para mí. Hay un montón de libros sobre duelo que me ayudaron pero nada comparado con la Palabra de Dios. Ahí encontré la sanidad para mi alma.
Me puse de rodillas. Ya no sabía quién era yo. Perdí mi identidad. Perdí la iglesia. No tenía trabajo, estaba desempleada. Pero me puse de rodillas y le dije: «Señor, ¿qué tienes para mí? Lo hice durante meses y meses…Dios escuchó el clamor de mi corazón.
Tampoco tenía muchos dones y dije: «Señor soy difícil. He estado fuera del campo laboral durante años. ¿Qué es lo que tienes para mí? Era como Abraham. Él me dijo que vendiera mi casa y me mudara al área de Grand Rapids. Mientras tanto, a los dos años y medio de la muerte de mi esposo, sufrí un accidente automovilístico junto a mi hija y ella recibió una lesión cerebral grave. Ella estuvo gravemente herida, en estado de coma durante tres semanas.
Así que nuevamente me lancé en los brazos del Señor. Pero vi la mano soberana de Dios. Yo tuve más oportunidades de compartir a Cristo. Hablas acerca de ser victoriosa, yo estaba colgada de Él. Dios me ayudó a vencer. He descubierto que no hay problema tan grande que Dios no sea más grande para ayudarnos a vencerlo. Me encanta esa palabra, vencer.
Ahora Dios ha abierto la puerta para que yo sea capellán, trayendo consuelo a los demás. Mi clamor fue: «Señor, utiliza mi dolor y sufrimiento de cualquier manera que puedas en la vida de los demás». Ahora me encuentro en la sala de emergencias, al lado de personas que lidian con la muerte.
Solo Dios pudo ayudarme a aprender a usar la computadora. Yo no sabía cómo usarla. Así que eso era importante. Y dije, «Señor, esto será un milagro». El Señor hizo el milagro, y ahora le sirvo a través de esa herramienta. Él tiene buenos planes para mí en este camino. Él ha llenado mi copa que estaba tan vacía. Él la llenó y tengo gozo en mi corazón.
Así que amo compartir de Cristo, y quiero alentar a todas a que recuerden que no existe un problema más grande que nuestro Dios.
Mujer 4: Hace un par de días me sentía abrumada pensando en las circunstancias en nuestro país, los problemas económicos, sociales y financieros. Estaba desalentada. Así que me senté una tarde con la Palabra y le dije al Señor: «Oh Señor, ¿qué puedo hacer? A lo malo le llaman bueno. A lo bueno malo. ¿Qué puedo hacer yo?
El devocional que tome en ese momento fue Deuteronomio 8:3 que al final dice: «no solo de pan vivirá el hombre, sino que el hombre vivirá de toda palabra que sale de la boca del Señor» (BLA). Y comencé a buscar otras referencias de ese término «la palabra», y encontré textos que decían que «la palabra aviva», «la palabra restaura» y así.
Terminé leyendo un poco en Ezequiel donde dice que la palabra del Señor habló a Ezequiel. Capítulo tras capítulo, tras capítulo. Terminé en el capítulo 33 donde dice que la palabra de Dios vino a Ezequiel y siete veces en ese capítulo Él dijo: «Advierte».
Ahora estoy estudiando ese texto, específicamente el significado y contexto de «palabra» y «advierte». En ese momento entendía que lo que el Señor me estaba diciendo era «advierte con la Palabra de Dios». «Advierte a los malvados». «Advierte a los justos», sino les advertía vendrían consecuencias. Léelo en Ezequiel 33. En los primeros 11 versículos advierte se repite unas siete veces.
Así que estaba equipada con la verdad y lista para mi viaje al día siguiente. Ayer, mientras estaba en el aeropuerto esperando mi otro vuelo, oraba, «Señor, ¿dónde debo sentarme? ¿Con quién debo hablar? Y de repente, en serio, se sentó una mujer al lado mío, y abrió El código de Da Vinci. Y pensé «ay Señor, ¡no será que me estás pidiendo que le advierta a ella con la Palabra!»
Así que hablamos acerca de los hijos y a hacia dónde íbamos y cosas por el estilo. Entonces le dije «¿te gusta ese libro?» El Señor me estaba impulsando a iniciar esta conversación y a advertirle acerca de la verdad. Ella dijo: «Bueno, yo soy muy espiritual y me gusta explorar todos los caminos». Yo dije «bueno, eso suena muy bonito, pero cuando yo quiero ir a la verdad, voy a la Biblia porque esa es la Palabra de Dios para nosotros. Si quiero conocer, voy a la carta que Él escribió para nosotros».
Ella dijo «¿en serio?» «Sí, la Palabra de Dios, la Biblia es la Palabra de Dios para nosotros, nos dice lo que le agrada, lo que no le agrada, cuánto nos ama». Y eso del amor llamó su atención, entonces le dije: «Sí, pero no puedo amar a menos que Dios me ame primero. Nosotros amamos porque Él nos amó primero.
El Señor, simplemente…mírenme yo no soy una intelectual, pero Él simplemente me daba palabras para ella, me ayudó a hacerlo con amor y gentileza. Yo no conocía a esta mujer, pero quería que ella supiera que la Palabra de Dios es real. Teníamos 30 minutos. Hablamos hasta que tuvo que ir a su vuelo.
Al final le dije: «Solo te pido que lo consideres, ¿tienes una Biblia?» «Bueno, sí tengo una Biblia y muchos otros libros espirituales». Le dije: «No, no, la Biblia es la verdad, la Palabra de Dios, Léela, mira puedes empezar leyendo esto y esto. Le di unas sugerencias, parecía tan desconcertada. Le dije: «Solo piensa en ello, si realmente quieres conocer a Dios, es a través de la Biblia que Él nos dice cómo es Él y quién es Él. Lee tu Biblia, no eso».
Para mí fue tan emocionante, porque hace dos días estaba tan desanimada pensando, ¿qué puedo hacer? Yo no tengo ningún cargo importante y vivo en un país tan pequeño. ¿Qué puedo hacer? Y Él me dijo: «Advierte». «Adviérteles con la Palabra».
Nancy: «Ellos vencieron por medio de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio de ellos, y no amaron sus vidas, llegando a sufrir hasta la muerte». No vas a participar en conversaciones como esas si atesoras tu propia vida. No es que probablemente sea una situación donde físicamente pierdas tu vida, aunque hoy en día en el mundo en que estamos viviendo eso no sería tan extraño. Pero debes llegar al punto donde tu propia vida, tu reputación, lo que la gente piense de ti, si te respetan o no, lo lleves a la cruz, y lo dejes allí. Así vencen los cristianos. ¿Alguna quisiera añadir algo más?
Mujer 5: Nuestra sociedad nos enseña que somos buenos y que debemos tolerar nuestras ideas y creencias. «Te aprecio por esto, y tú deberías apreciarme a mí». Así que todos hacemos eso, y creemos que cada cual está en lo correcto. Sin embargo, como nos enseñaste, el mensaje a la iglesia de Laodicea es: No. Eres malvado y necesitas de un Salvador.
Escribí tu pregunta como una oración: «Señor, ¿está mi evaluación de mí misma alineada con Tu evaluación de mí? No creo que hemos escuchado suficiente sobre el pecado.
Te contaré una historia breve. Nos sentimos llamados a la educación en casa, que es algo que nunca pensé que alguna vez haría. No sentía que tenía la capacidad y realmente no quería hacerlo. Pero me di cuenta de que cuando obedecí a Dios y dije que lo haría, descubrí que era una mujer muy mala. Salieron de mí mucha ira y cosas que no sabía que estaban allí. Dios reveló ese corazón engañoso y muy perverso dentro de mí.
Recuerdo un tiempo en que leía las escrituras. No diré dónde porque probablemente me equivoque. Pero es en el Nuevo Testamento y el pasaje era «porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios» (Stgo 1:20). Mis ojos estaban un poco nublados. Yo realmente creía que decía «la ira de la madre no produce la justicia de Dios». Lo volví a leer, supongo que soy humana, nunca me he olvidado de ese pasaje.
El Señor ha tenido que enseñarme a superar la ira hacia mis propios hijos. Hace muchos, muchos años, de vez en cuando ese pecado saca su cabeza de nuevo. Pero es algo que tenemos que darnos cuenta de nosotras mismas y de nuestra naturaleza humana, que creo que nuestra sociedad y nuestra cultura pasa por alto. No nos damos cuenta cuán desesperadamente estamos en necesidad de un Salvador.
Nancy: Así es, cuando Dios revela eso en nuestros corazones, eso es lo que nos hace candidatas para el evangelio. Eso es lo que hace que el evangelio sea precioso para nosotras. Si no tienes ningún pecado, si no hay áreas de tu vida que no puedes vencer, ¿por qué ir a Cristo? ¿Para qué necesitas un Salvador?
Así que la mala noticia es realmente la buena noticia que nos dirige a Cristo. Es por eso que tenemos que estar recordando que el evangelio no es solo lo que nos salva. El evangelio es lo que tengo que predicarme todos los días de mi vida, porque es lo que me mantiene salva. Es lo que me mantiene en crecimiento. Es lo que me santifica. Es lo que toma la Palabra y la hace real en mi vida.
La ira de una mamá con sus niños no obra la justicia de Dios. Si deseas saber dónde está ese versículo creo que es en Santiago 1. Si quieres buscarlo, está allí. No la parte de la mamá. Pero sí incluye a las mamás.
Dios usa las circunstancias. Recuerdo haber oído a una madre diciendo algo similar a lo que tú acabas de decir. Una madre que tenía, si no recuerdo mal, un hijo, y luego en el siguiente año o año y medio tuvo gemelos. Así que ella se encontró de repente con que tenía tres niños de 2 años hacia abajo, en un periodo muy corto de tiempo. Ella dijo que nunca había sido una persona iracunda hasta que tuvo estos niños.
Pero le dije… No sé si le dije exactamente estas palabras, porque en realidad han pasado muchos años. Pero recuerdo haberle dicho algo como: «Siempre has sido una persona iracunda, airada. Simplemente no sabías que lo eras, y Dios te amó tanto que, utilizó ese trío, a tus hijos, para traer esa ira a la superficie para que puedas tratar con ella y enfrentarla».
Esa mujer pudo haber seguido toda su vida sin darse cuenta de lo que realmente había en su interior. Así que Dios usó esas circunstancias, tres niños pequeños para sacar ese pecado que estaba allí.
Así que gracias a Dios por los niños o la soltería o ese jefe, por ese problema de salud –o lo que sea que expone realmente lo que somos aparte de Cristo. Nunca podremos vencer sin ir a Cristo, y no iremos a Cristo hasta que no veamos qué tan desesperadamente lo necesitamos. Mientras pienses que estás bien, que eres rica, que prosperas, que no necesitas nada –no irás a Cristo.
Cuando te ves como desventurada, miserable, pobre, ciega, desnuda… Y creo que aquellas que son madres tienen mucha gracia. Son increíbles. Yo no soy madre, pero realmente admiro lo que veo que Dios hace en los corazones de tantas madres, a medida que dejan que Dios utilice a sus hijos para llevarlas a la cruz. Eso es difícil pero es bueno.
Ahora, si tú no eres madre, déjame decirte, Dios tiene maneras de llevarte a la cruz, con hijos o sin hijos. No resistas ni resientas al instrumento que Él está usando en tu vida. ¿Te sientes vencida? ¿Te sientes abrumada por esas circunstancias?
Dios te está diciendo, «no, yo quiero que utilices estas circunstancias para que te lleven a Cristo, para que llegues al punto donde escuches y tomes Mi consejo». «Te aconsejo que de mí compres oro, la verdadera justicia refinada en el fuego, vestiduras blancas de justicia y santificación». Lo consigues en Mí. «Y colirio para ungir tus ojos para que puedas ver» (Apoc. 3:17-19).
Son esas presiones, los problemas que te presionaran a ir hacia Él, porque nunca encontrarás en ningún otro lugar ni en ninguna otra persona que no sea Cristo, lo que necesitas.
Débora: Jesús es el mayor conquistador que el mundo haya conocido. Pero Su manera de conquistar es opuesta a la del mundo. Un grupo de mujeres ha estado hablando con Nancy sobre lo que significa abrazar el camino del sufrimiento, el camino de nuestro vencedor, Cristo. Él ofrece esperanza increíble para mujeres en todas las situaciones.
Nancy ha estado enseñando y trayendo esperanza a lo largo de los tres primeros capítulos de Apocalipsis. Hemos estado en una serie titulada, La cura para una fe tibia. Esta serie te ayudará a acercarte más al Señor con una fe ferviente, y te dará esperanza como una hija de Dios. Puedes leer las transcripciones o escuchar los audios en avivanuestroscorazones.com.
Parecería que todos tienen una opinión acerca de los problemas de la iglesia. Nancy dice que solo hay una opinión que importa. ¿Qué piensa Jesús acerca de la iglesia? Examinaremos cómo las palabras de Jesús en Apocalipsis pueden ser aplicadas a nuestras iglesias de hoy. Eso será el lunes, aquí, en Aviva Nuestros Corazones, cuando demos inicio a la última serie sobre las cartas a las iglesias de Apocalipsis. ¡No te la pierdas!
Creciendo en nuestra fe, juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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