Estad quietas
Annamarie Sauter: Con nosotras Nancy DeMoss de Wolgemuth.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: El 8 de febrero de 1750, la ciudad de Londres fue afectada con un significativo, aunque no catastrófico, temblor de tierra. En ese momento, John Wesley se encontraba en Londres y decidió registrar el acontecimiento en su diario. En una parte de sus notas, él escribió este comentario: “De qué forma tan suave Dios ha obrado con esta nación. Que nuestro arrepentimiento pueda prevenir sucesos aún más fuertes en señal de Su descontento”.
Como verás, Wesley creyó que los terremotos, las tormentas, las epidemias y todos los demás siniestros no eran meros accidentes de la naturaleza. Para él, estos eran actos providenciales; y ocurren cuando ninguna otra situación de menor repercusión sirve como advertencia para despertar a las personas de sus estilos de vida de autocomplacencia, y tienen la intención de lograr que consideren seriamente su condición espiritual …
Annamarie Sauter: Con nosotras Nancy DeMoss de Wolgemuth.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: El 8 de febrero de 1750, la ciudad de Londres fue afectada con un significativo, aunque no catastrófico, temblor de tierra. En ese momento, John Wesley se encontraba en Londres y decidió registrar el acontecimiento en su diario. En una parte de sus notas, él escribió este comentario: “De qué forma tan suave Dios ha obrado con esta nación. Que nuestro arrepentimiento pueda prevenir sucesos aún más fuertes en señal de Su descontento”.
Como verás, Wesley creyó que los terremotos, las tormentas, las epidemias y todos los demás siniestros no eran meros accidentes de la naturaleza. Para él, estos eran actos providenciales; y ocurren cuando ninguna otra situación de menor repercusión sirve como advertencia para despertar a las personas de sus estilos de vida de autocomplacencia, y tienen la intención de lograr que consideren seriamente su condición espiritual y su posición frente a un Dios Santo.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia Saladín.
Nancy ha estado en una serie titulada: Castillo fuerte es nuestro Dios, basada en el Salmo 46; y nos ha estado preparando para cualquier circunstancia adversa como lo fue el terremoto en Londres en febrero de 1750.
Nancy: Exactamente un mes después, justo el 8 de marzo, el hermano de John, Charles Wesley, se encontraba en Londres cuando un segundo terremoto afectó esa ciudad. Aunque fue un poco más fuerte, tampoco ese evento fue catastrófico. En cuestión de semanas, Charles había publicado un sermón titulado: “La causa y la cura de los terremotos”. Y he leído ese sermón durante los días pasados, y es muy interesante entender como él explica todo esto.
Luego, él también publicó una colección de himnos titulados “Himnos inspirados por el terremoto” (Marzo 8, 1750). Charles Wesley escribió cientos y cientos de himnos, y sabías que él llegó incluso a escribir una serie de himnos inspirados por el terremoto.
Los “Himnos inspirados por el terremoto”, eran una advertencia de la gracia de Dios al pueblo británico para que se arrepintieran de sus pecados. La colección termina con un himno basado en el Salmo 46. Es un himno de seguridad que afirma el poder de Dios para proteger a Su pueblo. Me gustaría leerte todo el himno, las doce estrofas, pero no haré eso. Permíteme solo leer la primera estrofa y luego las dos últimas. Si puedes encontrar este himno en Internet, este himno basado en el Salmo 46, escrito por Charles Wesley, notarás que es una inspiración de todo el Salmo 46 que hemos estado estudiando en esta serie.
Aquí esta la primera estrofa:
“Dios, el omnipresente Dios,
nuestra fortaleza y refugio
listo para soportar nuestra carga,
y llevarnos en Sus manos:
Más listo cuánto más lo necesitamos,
cuando angustiados clamamos a Él,
todos los que en Su misericordia confiamos
hallaremos pronta liberación”.
Este es la primera estrofa, y luego las dos últimas, ellas hacen referencia al Salmo 46 que vamos a ver en esta sesión final. Wesley nos dice:
“Hijos de hombres,
estad quietos y sabed que Yo soy Dios;
y mostraré mi poder Salvador,
y mi bondad daré a conocer;
todos tendrán que cumplir mi voluntad,
tema el nombre dado a los pecadores,
reverente ante el Señor Altísimo,
el Señor del cielo y de la tierra.
Para Su pueblo en peligro,
el Dios de Jacob está firme,
para sostenernos, hasta que cesen los problemas,
en Sus manos todopoderosas.
Él nos ha mostrado Su poder,
nos ha probado que es nuestro refugio,
el Señor de los ejércitos ama a los suyos
y los amará por siempre.
Bueno, todo este himno puede sonar algo pintoresco, porque es un himno escrito en inglés con un lenguaje de mediados del siglo XVIII y hace que quizás no podamos tomarle todo el sentido. Si visitas AvivaNuestrosCorazones.com y vas al final de la transcripción del programa de hoy, podrás encontrar las doce estrofas de este himno. Puedes leerlo de forma paralela con el Salmo 46 y notarás como el Salmo 46 se refleja en el contexto de este poético himno.
Bueno, a medida que nos acercamos a los versículos finales del Salmo 46, quiero leer a través de todo este salmo. Espero que lo hayas estado leyendo tú misma, quizás memorizándolo, quizás memorizando algunas porciones del mismo, pero vamos a leerlo en su totalidad y luego tomar los últimos dos versículos. Salmo 46:
Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios, y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares, aunque bramen y se agiten sus aguas, aunque tiemblen los montes con creciente enojo. Selah
Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, las moradas santas del Altísimo. Dios está en medio de ella, no será sacudida; Dios la ayudará al romper el alba. Bramaron las naciones, se tambalearon los reinos; dio Él su voz, y la tierra se derritió. El Señor de los ejércitos está con nosotros; nuestro baluarte es el Dios de Jacob. Selah
Venid, contemplad las obras del SEÑOR, que ha hecho asolamientos en la tierra; que hace cesar las guerras hasta los confines de la tierra; quiebra el arco, parte la lanza, y quema los carros en el fuego.
Ahora llegamos al versículo 10, a una de las frases más conocidas en todo el libro de los salmos:
"Estad quietos, y sabed que Yo soy Dios; exaltado seré entre las naciones, exaltado seré en la tierra. El SEÑOR de los ejércitos está con nos otros; nuestro baluarte es el Dios de Jacob”.
Permíteme preguntarte nuevamente para que repasemos de nuevo el último versículo, el versículo 11: “El SEÑOR de los ejércitos está con nosotros; nuestro baluarte es el Dios de Jacob”.
Espero que en los días por venir puedas escucharte a ti misma diciendo este versículo, una y otra vez, a medida que quizás enfrentemos tormentas o pensemos acerca de alguna de las situaciones adversas que suceden en esta tierra.
Pero ahora, vayamos atrás a ese versículo tan familiar: “Estad quietos, y sabed que Yo soy Dios”. Tú ves ese versículo por todas partes dentro del mundo cristiano. Lo puedes encontrar enmarcado en librerías cristianas, en libretas de notas. En ocasiones podrás ver esta cita bíblica mostrada en un lugar visible en una iglesia, quizás para sugerir que debemos ser reverentes en nuestro culto y en la adoración a Dios. “Estad quietos, y sabed que Yo soy Dios”. De alguna manera nos da un sentimiento de estar en silencio reverente al verlo en esos contextos.
A menudo cantamos esa verdad en los coros, y con el que estoy más familiarizada es con el que repite esa frase una y otra vez. Es una música lenta, meditativa y contemplativa, “Estas quietos y sabed que Yo soy Dios”, esta cita breve, realmente simple, es un estribillo de adoración muy reflexivo.
Bueno, al escucharlo por primera vez “Estad quietos y sabed que Yo soy Dios” suena como si nos estuviera alentando a llevar una vida tranquila y contemplativa. Pensamos en este versículo bíblico como una frase pacífica, que nos calma y nos tranquiliza en momentos en que estamos agobiadas, pasando por momentos de prueba, y es cierto. Pero a medida que he estado estudiando este pasaje bíblico, me he dado cuenta que significa mucho más que eso.
En este contexto, creo que la frase: “Estad quietos y sabed que Yo soy Dios” es en realidad un mandamiento. Es un mandamiento para aquellos que se han estado resistiendo a Dios y amenazando a Su pueblo. Recordemos que este Salmo fue escrito en un intento de ataque contra Jerusalén. Dios había estado dando a Su pueblo razones para tener coraje y fe, para que estuvieran libres de temor, porque Dios es Su refugio. Ellos pueden acudir a Él y ser salvos; Él es Su fortaleza cuando ellos son débiles y cuando ellos son superados en número por el enemigo. Él es Su ayudador cuando ellos son indefensos.
Así que Él ha estado alentando a Su pueblo, pero Él también tiene una palabra para hablar a aquellos que se le oponen, a los enemigos. Él les dice: “Estad quietos y conoced que Yo soy Dios”. Es el equivalente de: Shh, ¡Silencio! ¡Dejen de pelear! ¡Ríndanse! ¡Arrojen sus armas! Es una palabra para el enemigo: “Sabed que Yo Soy Dios”.
Esa palabra sabed es para “identificar, admitir, confesar, reconocer” reconozcan que “Yo Soy el Dios del universo; tú no eres Dios. Yo Soy Dios. Paren de discutir sobre ello. ¡Cedan, ríndanse!”. ¿Te das cuenta cómo se puede leer esta cita bíblica a los enemigos, a las fuerzas del mal y de la adversidad? ¡Estad quietos! ¡Paren de pelear!
Derek Kidner, quien escribió un maravilloso comentario sobre los Salmos, lo expresó de la siguiente manera acerca de este pasaje:
La ordenanza Estad quietos... no está en primer lugar dirigida al acusado, sino que es un reproche para un mundo inquieto y turbulento: “¡Silencio!”, de hecho, parece un mandato a otro mar furioso: “¡Paz!” “¡Estad quietos!” Y el final que está a la vista se expresa en términos, no de esperanza de hombres, sino de la Gloria de Dios.
El objetivo es que Dios sea exaltado, que Su Nombre sea reverenciado y que Él sea adorado, que “se doble toda rodilla . . . Y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para Gloria de Dios Padre (Filipenses 2:10-11). Así que Él habla a las olas, Jesús lo hace, desde la barca donde se encontraba con sus atareados discípulos. “¡Señor Jesús, haz algo!”
Jesús dice: “está bien, haré algo. ‘¡Silencio! ¡Estate quieto!”. Él le habla a las olas.
Pero aquí, en un pasaje paralelo, en el Salmo 46, Dios le habla a estas naciones enfurecidas, a estos reinos tambaleantes. “¡Estad quietos!”, “¡Paren de pelear!” A este mundo en guerra, amenazante e incrédulo, Él le dice, “Estad quietos y sabed que Yo Soy Dios”.
Pero Él no solamente le habla al enemigo. Él habla esas palabras a nuestros propios corazones porque dentro de nuestros corazones con frecuencia allí aparece incredulidad, resistencia; se libra allí una batalla contra el enemigo. Así que Dios nos dice: “Estad quietos, paren de luchar, paren la batalla, no sean incrédulos, no duden más, dejen de acobardarse ante el enemigo. Paren la disputa sobre quién está a cargo de este mundo. Estad quietos, dejen de luchar y de resistirse, y sabed que Yo Soy Dios”.
Así que Él le habla a un mundo que está en guerra, luchando. Él nos habla a nuestro propio batallar, a nuestros inquietos corazones. “Estad quietos y sabed que Yo soy Dios”. Él va a decir: “Exaltado seré entre las naciones, exaltado seré en la tierra.”
En uno de los primeros versículos de este Salmo 46, las naciones -en el versículo 6. Y, en el versículo 2, la tierra cedió. Pero ahora esas naciones y la tierra se han convertido en un escenario donde el poder y la Gloria de Dios se han mostrado.
“Exaltado seré entre las naciones, esas naciones violentas, exaltado seré en la tierra, seré exaltado entre las naciones. Seré exaltado en la tierra; esa tierra cuyos montes se deslizan al fondo de los mares, ese furioso mar. Seré exaltado por encima de todo eso”, aquellas montañas, esa tierra, esas naciones ahora han sido colocados bajo el control del Señor soberano del universo, y ellas están sirviendo a Sus propósitos.
¿Me permiten hacer referencia una vez más a mi amigo Matthew Henry? Porque me encanta como él lo dice: desearía que él estuviera hoy aquí para enseñarnos. Él nos dice:
Que sus enemigos se aquieten y no amenacen más—que lo sepan para que se atemoricen—que sepan que Él es Dios, uno infinitamente por encima de ellos… Que su propio pueblo esté quieto; permite que ellos estén calmados y sosegados, y que dejen de temblar, y que sepan, para su consuelo, que el Señor es Dios, Él solo es Dios, y será exaltado por encima de todo cuanto existe.
Dios dice: “Exaltado seré”. El resultado no es una interrogante. No es cuestión de esperar y ver que nos dirá el próximo capítulo. El último ya fue escrito y ¡sabemos quién gana!
Y, por cierto, esta no es ninguna clase de batalla donde Dios y Satanás se encuentran en igualdad de condiciones batallando El Uno contra el otro. Leí recientemente, aunque no logro recordar dónde fue que leí esto, que esta batalla es más parecida a una imagen de Dios siendo el campeón de los pesos pesados del mundo contra algún patético y temeroso luchador de tres años. Satanás no puede competir con Dios. Dios dice: “Exaltado seré”.
- Tus problemas no son más fuertes y más grandes que Dios.
- Tu esposo no puede luchar contra Dios.
- Tu adolescente pródigo no puede luchar contra Dios.
- Tu misma no puedes luchar contra Dios.
- La autocomplacencia que caracteriza a tu iglesia no es rival para Dios.
- Las disputas en tu familia no son rival para Dios.
- Las frustraciones y los males en tu lugar de trabajo no son rivales para Dios.
- Tu amiga que es adicta y que no puede liberarse de la esclavitud del pecado, no es más fuerte que Dios.
No existe esclavitud alguna, poder alguno, fuerza alguna, mal alguno, presión alguna que pueda rivalizar o contender con Dios.
Dios dice: “Exaltado seré”. “Exaltado seré entre las naciones; exaltado seré en la tierra”. Ahora bien, puede que quizás todavía no podamos ver a Dios siendo exaltado. Puede que no tengamos la capacidad de ver el resultado excepto por fe, pero puedes confiar que será cierto.
Mientras tanto, ¿qué haces? Bueno, canta. ¿Recuerdas? Dijimos que el Salmo 46 es una canción para ser interpretada por voces femeninas o instrumentos con tonos dentro del rango de voz femenina. Es interesante que un salmo que dice tanto sobre las naciones violentas y las montañas que se desmoronan y los mares turbulentos, observas los tsunamis, los terremotos, los tornados y los huracanes que se describen, esta sea una canción para ser interpretada por voces femeninas. Me gusta eso.
Como mujeres, y no quiero exagerar esta aplicación, considero que podemos entender y decir que a Dios le agrada escuchar nuestras voces en medio del tumulto y de la confusión. Él quiere escucharnos cantar. “Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”.
La única manera en que puedes cantar cuando estás atravesando por pruebas es alabando a través de la fe. No puedes ver el resultado; no puedes ver cómo terminará; no puedes ver cómo es que Dios resolverá la dificultad. Durante esta serie he compartido con ustedes que, he estado caminando por aguas profundas, por momentos difíciles. No intentes suponer qué está sucediendo, porque en realidad no lo sabes y no es apropiado para mí compartirlo públicamente, pero a mí alrededor existen circunstancias que son inexplicables, insondables y difíciles. Donde no sé qué hacer, ni cómo responder. Ni siquiera he sabido ser quien Dios quiere que yo sea en esta situación. He podido frustrarme y llenarme de temor en algunos momentos he estado ahí. Puedo resentirme y hay momentos en los que he tomado esa dirección. Sin embargo, Dios me da la opción de poner mi fe en Él, de confiar en que Dios es quien Él dice que es y alabarle con cánticos, alábale, cántale.
No quiero decir que solamente le alabemos con canciones, aunque claro está que hacerlo no es algo incorrecto. Lo que quiero decir es, que desde tu corazón, canta al Señor. Y así llegamos al último versículo de este capítulo, el estribillo que se repite en los versículos 7 y 11. Vemos que hay una respuesta a estas maravillosas promesas. Yo seré exaltado. Dios es nuestro refugio; Dios es nuestra fortaleza; Dios es nuestro auxilio. Él será exaltado en la tierra y entre las naciones. Estas son grandes y preciosas promesas. Así que ¿cuál es nuestra respuesta, cuál debe ser nuestra respuesta? Aquellos que han confiado en Él como nuestro refugio, aquellos que hemos clamado a Él por auxilio, y aquellos que hemos experimentado Su liberación, por fe y nada más que por fe, triunfantes y gozosas cantamos una vez más el estribillo:
“El Señor de los ejércitos está con nosotros; nuestro baluarte es el Dios de Jacob”. ¡Repitan conmigo!
Audiencia/Nancy: “El Señor de los ejércitos está con nosotros; nuestro baluarte es el Dios de Jacob”. ¡Una vez más! “El Señor de los ejércitos está con nosotros; nuestro baluarte es el Dios de Jacob.”
El Señor de los ejércitos está con nosotros. Puede existir una inmensidad de ejércitos contra ti. Tu mundo o el mundo entero pueden estar en un estado de conmoción, pero no tenemos por qué temer porque el soberano Señor de los ejércitos está de nuestro lado. Y como dice Romanos capítulo 8 versículo 31: “Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” Él está con nosotros. Él está por nosotros. Él está contigo. Él ha prometido nunca dejarte, nunca abandonarte. Puedes huir hacia Él ahora y encontrarás en Él un refugio, una fortaleza fuerte y poderosa para tu alma, ahora y por toda la eternidad.
Sabes que me parece que si los creyentes del Antiguo Testamento podían cantar esta canción, como de hecho lo hicieron, ¿cuánto más nosotras que entendemos que en Cristo y en Su sacrificio hecho en la cruz, tenemos un refugio eterno y seguro para nuestras almas?
Permítanme referirme una vez más a este reconocido himno inspirado en el Salmo 46. Este salmo es conocido como el salmo de Martín Lutero. Recuerdan cuando él estaba desanimado, angustiado o temeroso ante lo que estaba sucediendo con La Reforma; él se dirigió a su amigo y colaborador Philipp Melanchthon diciéndole: “Philipp, vamos a cantar el Salmo 46”. Luego, ellos cantaban su traducción, la cual ha sido traducida del alemán al himno que hoy conocemos como “Castillo fuerte es nuestro Dios”.
Quiero simplemente leer las palabras y que puedas sumergirte en ellas, para que te regocijes en ellas, y por fe puedas creer en esas letras que agradecen a Dios por ser la fortaleza de nuestras almas.
//Castillo fuerte es nuestro Dios, defensa y buen escudo.//
Con su poder nos librará en todo trance agudo.
Con furia y con afán acósanos Satán:
Por armas deja ver astucia y gran poder;
Cual él no hay en la tierra.
//Nuestro valor es nada aquí.//
Con él todo es perdido;
Mas con nosotros luchará de Dios el escogido. Es nuestro Rey Jesús,
El que venció en la cruz, Señor y Salvador,
Y siendo Él solo Dios, Él triunfa en la batalla.
//Y si demonios mil están prontos a devorarnos,//
No temeremos, porque Dios Sabrá cómo ampararnos.
¡Que muestre su vigor Satán, y su furor!
Dañarnos no podrá,
Pues condenado es ya por la Palabra Santa.
//Esa palabra del Señor que el mundo no apetece,
Por el Espíritu de Dios muy firme permanece.//
Nos pueden despojar de bienes, nombre, hogar,
El cuerpo destruir. Mas siempre ha de existir
De Dios el Reino eterno. Amén.
Annamarie: Este es un himno que ha animado a la iglesia por décadas. “Castillo fuerte es nuestro Dios”. El himno fue inspirado en el Salmo 46, a lo largo del cual Nancy nos ha estado llevando durante los últimos programas.
Si te has perdido alguno de los programas de esta serie, te invito a escucharlos a través de nuestra página web, avivanuestroscorazones.com. También puedes hacerlo a través de la aplicación Aviva Nuestros Corazones. Ve a la página o instala la aplicación en tu equipo electrónico y sé edificada con cada serie de enseñanzas, con los blogs y otros recursos que hemos desarrollado para ti. Ahora, no te quedes con este material para ti sola, te animo a que lo compartas con otras mujeres en tu círculo de influencia para que ellas también sean bendecidas como nosotras lo hemos sido.
Y hablando de bendecir a otras mujeres, hay algo especial en ministrar a mujeres en tu comunidad local. En una casa, en un café, una clase en la iglesia, un pasillo… aquí es donde el ministerio real—de vida a vida—toma lugar.
Algunas lo llaman mentoría; tú lo llamas vida.
Puede ser difícil, pero hay un gozo profundo aun en aquellos momentos difíciles, porque estás haciendo una diferencia. Familias e iglesias son impactadas por la obra de Dios a través de ti.
En Revive ‘17 vamos a profundizar en Tito capítulo 2, y a explorar cómo el Señor desea que nosotras vivamos la hermosura del evangelio, juntas.
De mujer a mujer
De mayor a menor
Día a día
Vida a vida
Este es el hermoso plan de Dios.
Revive ‘17 es un evento diseñado para:
- Equiparte para ministrar de manera más efectiva a las mujeres en tu comunidad.
- Animarte a continuar aún cuando es difícil.
- Retarte a tener un mayor impacto en tu comunidad.
Únete a Nancy DeMoss de Wolgemuth, Mary Kassian, Blair Lainne, Dannah Gresh, Dámaris Carbaugh, Susan Hunt y Betsy de Gómez para la conferencia “Revive 17, Mujeres mentoreando mujeres según Tito 2”. Esta se llevará a cabo los días 29 y 30 de septiembre de este año.
Para más información visita Revive17.com
En el programa de mañana escucharemos cómo los mensajes de esta semana han impactado a algunas mujeres y su entorno. ¿Cómo lucen sus tormentas? ¿Cómo ha probado Dios ser Castillo fuerte para ellas? No te pierdas esa conversación, aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
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