¿Está bien cuestionar a Dios?
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿Está bien cuestionar a Dios? Dannah Gresh nos dice que sí.
Dannah Gresh: Cuando estamos en tiempos difíciles y la amnesia espiritual tiende a manifestarse, debemos ir a Dios con honestidad y valentía, presentándole abiertamente nuestras preguntas. Recuerda, Él ya conoce lo que hay en tu corazón.
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora del libro «Rendición: El corazón en paz con Dios», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 22 de octubre de 2024.
Nancy: Realmente hay momentos en la vida donde nos surgen muchas preguntas. Creo que estamos viviendo un tiempo así. Tenemos preguntas sobre los acontecimientos mundiales, preocupaciones por la economía, dolor por la división racial y marcadas diferencias políticas.
Tal vez te hayas preguntado: «¿Por qué Dios? Esto no tiene sentido. ¿Qué está sucediendo?». Puede que incluso te estés enfrentando a lo que algunos llaman una …
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿Está bien cuestionar a Dios? Dannah Gresh nos dice que sí.
Dannah Gresh: Cuando estamos en tiempos difíciles y la amnesia espiritual tiende a manifestarse, debemos ir a Dios con honestidad y valentía, presentándole abiertamente nuestras preguntas. Recuerda, Él ya conoce lo que hay en tu corazón.
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora del libro «Rendición: El corazón en paz con Dios», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 22 de octubre de 2024.
Nancy: Realmente hay momentos en la vida donde nos surgen muchas preguntas. Creo que estamos viviendo un tiempo así. Tenemos preguntas sobre los acontecimientos mundiales, preocupaciones por la economía, dolor por la división racial y marcadas diferencias políticas.
Tal vez te hayas preguntado: «¿Por qué Dios? Esto no tiene sentido. ¿Qué está sucediendo?». Puede que incluso te estés enfrentando a lo que algunos llaman una «aflicción sobre aflicción», pruebas personales, además de los desafíos nacionales y globales a los que nos enfrentamos. Tal vez te hayas estado preguntando:
- Dios, ¿Por qué me dejas atravesar por este tiempo de soledad siendo una mujer soltera?
- Dios, ¿Por qué me diste un trabajo solo para que me lo quitaran?
- Dios, ¿Por qué murieron mis padres en medio de la pandemia, cuando ni siquiera pude entrar en el hospital para darles el último adiós?
Aunque personalmente no he enfrentado estas circunstancias, tengo amigos que sí lo han hecho. Por ejemplo, cuando Robert experimentó el diagnóstico de cáncer, nosotros experimentamos un dolor tras otro. Y muchos de ustedes oraron por nosotros ese año, y nosotros estuvimos inmensamente agradecidos.
No podríamos estar más agradecidos por cómo el Señor caminó con nosotros durante ese proceso, y cómo Él proveyó para nosotros, y la dulzura de sus oraciones y el aliento que recibimos de parte del pueblo de Dios. Estamos muy agradecidos por eso, pero, de nuevo, son noticias que sacuden nuestro mundo, que añadieron en ese entonces al desafío de la pandemia, el diagnóstico de cáncer.
Por supuesto, esta no ha sido la primera vez que enfrentamos circunstancias profundamente difíciles. De hecho, mientras estaba sentada y escuchaba a Dannah enseñar esta serie en el estudio, el Señor me trajo a la mente un recuerdo realmente precioso de algo que aprendí en un día muy difícil de mi vida.
Ustedes me han oído compartir antes de cómo en el 1986 yo estaba sentada en el servicio conmemorativo de mi hermano, que en ese entonces tenía veintidós años de edad, David, el número seis de los siete hijos de mi familia, que murió en un accidente de coche. Él era un hermano amado por todos los que lo conocían, quien se estaba preparando para entrar en el ministerio, había llegado a amar al Señor y tenía un corazón realmente apasionado para Cristo y para la gente. Pero su vida se apagó. En la insondable voluntad y providencia de Dios, David partió.
Recuerdo estar sentada en aquel funeral y escuchar al pastor decir: «No está mal preguntar por qué, siempre y cuando no lo hagas con el puño cerrado, sino con un corazón en búsqueda de respuestas». No con el puño cerrado, sino con un corazón en búsqueda de respuestas. Esas fueron palabras muy importantes que necesitaba oír aquel día. Desde entonces, he necesitado recordarlas en muchas ocasiones. Puedes decir las mismas palabras, pero solo Dios sabe si el corazón está buscando respuestas o está cerrado.
Hay una gran diferencia entre hacer preguntas sinceras y honestas a Dios y cruzar la línea en la que hacemos acusaciones o le exigimos a Dios que nos dé respuestas en nuestros propios términos y plazos… hay una gran diferencia.
Hoy, mi querida amiga y coanfitriona de Aviva Nuestros Corazones, Dannah Gresh, nos ayudará a aprender a hacer preguntas con el enfoque y la actitud correcta en el corazón. Ella continúa con la serie «Habacuc: Recuerda la fidelidad de Dios cuando parece estar en silencio». Escuchemos.
Dannah: Bob y yo vivimos en una granja en el centro de Pensilvania. ¡Cómo me gustaría poder invitar a cada una de ustedes por una noche para que conozcan a todos nuestros adorables bebés peludos! A veces llamo a mi esposo «Bob el granjero» de manera irónica. Y esto es porque no somos granjeros, no sabemos cómo serlo, todo lo que hemos aprendido sobre cómo cuidar a esos animales lo hemos aprendido en YouTube. Y hemos tenido mucho éxito. Nuestros animales han vivido hermosas y largas vidas, con unas pocas excepciones.
Quisiera contarles de uno de esos animales al que extraño mucho. Se llamaba Quito, una llama que nos regalaron cuando apenas tenía un mes. Tenía unos ojos azules preciosos. Y la razón por la que el granjero que nos la regaló estaba tan contento de dárnosla era porque esos ojos azules no son un rasgo especialmente valioso en el mundo de las llamas, ¡ay, pero a mí me encantaban!
A mí me encantaban sus ojos y su personalidad. Nos miraba con esos grandes ojos azules y hacía las cosas más traviesas. Lo que más me gustaba era verla con su hermano Dipstick, que se llamaba así porque cuando nació era completamente blanco, excepto por la punta de la cola que parecía como si la hubieran sumergido en aceite. El nombre no tenía nada que ver con su inteligencia, sino que era una metáfora de su cola.
Pero jugueteaban, se revolcaban al atardecer. Lo más travieso que le gustaba hacer a Quito era pararse en el bebedero, para disgusto de todos sus compañeros de pasto, a quienes por supuesto no les gustaba beber esa agua sucia. Así que todos los veranos le compraba fielmente un bebedero nuevo y se lo ponía para que pudiera pararse en él (¿se puede decir que era el «consentido»?) Era un buen amigo.
En el otoño del 2018, estuve en una conferencia ministerial para Aviva Nuestros Corazones en Indianápolis. Estuve fuera alrededor de una semana. Cuando regresé a casa, encontré a Quito tendido en el pasto. Normalmente, cada vez que veo a uno de mis animales acostados así, asumo que está tomando el sol o una buena siesta. Pero siempre hago una nota mental para verificar más tarde, quizá en una hora, y asegurarme de que se está moviendo.
Bueno, él no se movía. Así que salí y me miró con esos grandes ojos azules. Empujé, y empujé, y traté de levantarlo, pero no pude. Así que llamé al veterinario, quien no tardó mucho en llegar a la conclusión de que Quito tenía un gusano meníngeo, que es la cosa más insidiosa y horrible que te puedas imaginar.
Son poco comunes, pero se introducen en el cuerpo del huésped y no hay ninguna señal. Pueden estar ahí durante mucho tiempo, a veces incluso meses, hasta que el animal de repente no puede ponerse de pie porque ese gusano se dirige hacia su médula espinal. Eso es lo que le gusta al gusano para el desayuno, el almuerzo y la cena. Es una forma horrible de morir para un animal.
Aquí está la cuestión: el hecho de que uno de mis animales tenía uno de esos gusanos significaba que todos estaban en riesgo. Fueron un par de semanas realmente aterradoras mientras el veterinario trataba a cada uno de ellos. Oramos fervientemente por cada uno de ellos.
Al cabo de una semana, era evidente que habíamos eliminado a ese gusano del cuerpo de Quito y que ninguno de nuestros otros animales, alabado sea el Señor, estaba infectado. Sin embargo, Quito seguía sin levantarse. El veterinario me dijo que podía rehabilitarse. Entonces, ¿crees que esta chica amante de sus peludos se detendría ante cualquier cosa para averiguar exactamente cómo lograrlo?
Bueno, en realidad no era un proyecto exclusivo del «granjero Bob» y de Dannah. Requería la ayuda de un gran número de amigos de mi iglesia. Tuvimos que arrastrar a Quito al granero de la granja y construir un ascensor. Se necesitaron alrededor de cinco hombres y varias mujeres para levantarlo varias veces, intentando rehabilitar los músculos que no funcionaban como debían.
Pero después de una semana así, nos dimos cuenta de que era más una tortura que una ayuda para mi dulce amigo. Así que tuvimos que llamar al veterinario. Bob y yo nos sentamos en el establo y Quito estaba absolutamente normal al 100%, excepto por el hecho de que nunca iba a poder volver a ponerse de pie, lo cual no es vida para un animal.
Entonces le hablamos, le dimos de comer heno de nuestra mano y nos despedimos. Luego, mientras el veterinario le administraba la inyección, nos dedicamos a acariciarle.
La vida es algo hermoso, y la muerte es siempre dolorosa. Y cuando la enfrentas, te surgen preguntas. Bob me abrazó esa noche. Él es un consuelo constante, y cuando tengo preguntas, él está ahí para abrazarme.
Le dije: «¿Fallé? ¿Cometí un error? ¿Oré lo suficiente? ¿Me esforcé lo suficiente?».
Surgían todas las preguntas mientras él me abrazaba, y yo a él. Creo que así es como debemos plantear nuestras preguntas a Dios: en un abrazo cercano e íntimo. Pero aquí está la cuestión: Esa noche, yo también tenía preguntas para Dios, pero no tenía la misma disposición. Había algo en mi mente que no podía superar: «Dios, te estaba sirviendo. Estaba fuera de casa haciendo cosas para Tu gloria. ¿Por qué dejaste que le sucediera algo tan malo a mi amigo?».
Ahora, por supuesto, perder una llama es un pequeño problema en comparación con lo que sucede en la vida. Pero mi amiga, Kim Michell, justo este año pasado, experimentó la belleza de la vida, y vio el horror de la muerte. Pero no se trataba de su mascota. Fue su querido esposo Kerry, que perdió una dolorosa batalla de cuatro meses contra el cáncer de estómago. La abracé y ella me abrazó. Y me hizo preguntas para las que no tenía respuestas.
¿Sabes cuál fue la más difícil? Nunca he visto a dos personas tener más fe que Kim y Kerry Michell (nunca en mi vida) cuando le pedían al Señor por sanidad. Ella me miró a los ojos y dijo: «¿Cómo podría Dios no honrar esa fe? Yo tenía tanta fe. Nunca use la palabra “adiós”. ¿Por qué Dios no respondió a nuestras oraciones?».
Preguntas difíciles.
¿Está bien hacerle al Señor preguntas difíciles como esa?
Bueno, a medida que recorremos el libro de Habacuc, creo que encontramos que la respuesta es un rotundo: «¡Sí!». A través del ejemplo de Habacuc, Dios nos da permiso para hacer preguntas difíciles.
En nuestra última sesión juntas, aprendimos que Dios se interesa realmente por todo lo que sucede en el mundo a nuestro alrededor. Él dice que ama a los pajarillos. Así que, creo que incluso se interesó por Quito. Yo sé que Él nos ama, y le importaba mucho mi amigo Kerry.
Pero Dios está más interesado en resolver lo que sucede en nuestros corazones que en solucionar las circunstancias de este mundo temporal, el cual, permítanme recordarles, no es nuestro hogar. Él está obrando para llevarnos a casa, y quiere que nuestros corazones estén preparados para estar en íntima comunión con Él.
Ahora, quiero recordarte que el libro de Habacuc es un viaje profundo, y puede que estés diciendo: «¿Dónde están los momentos de inspiración de los que hablabas? Los estoy esperando». Bueno, cuando te sumerges profundamente en el océano para ver maravillas, tardas tiempo en llegar.
Hoy quiero regresar a lo que hablamos el primer día, y es que Habacuc nos da permiso para argumentar con Dios, para hacerle nuestras preguntas difíciles. Espero que lo hayas estado haciendo. Pero hoy tenemos que volver a ese tema porque necesitas saber cómo hacer esas preguntas. Hay una forma correcta de hacerlo, y hay una forma peligrosa de hacerlo.
Dios es Dios, y debemos acercarnos a Él con respeto. Hoy veremos cómo lo hace Habacuc.
Recordemos el significado del nombre de Habacuc. Habacuc usó preguntas para hablar con Dios, y al hacerlo, hizo honor a su nombre. «Habacuc» es una palabra acadia que significa «luchador» o «abrazador». ¿Cuál se aplicaba a él? Bueno, vamos a echar un vistazo y descubrir que creo que tal vez eran ambas cosas. Creo que tal vez luchaba a veces, y creo que en ocasiones abrazaba. Y eso es muy significativo.
Si estás tomando notas, te invito a que escribas la palabra «luchador», y luego, justo debajo de ella, escribas Habacuc 1:1-4. Esos fueron algunos de los versículos que vimos en nuestra primera sesión.
Permítanme analizar el versículo 4 por un momento. Es casi un insulto. Este no es el tipo de respeto que se le debe dar al Dios del universo. Él dice: «Por eso no se cumple la ley y nunca prevalece la justicia. Porque el impío asedia al justo; por eso sale pervertida la justicia».
Habacuc mira a Dios y dice: «Tu ley está paralizada».
¡Vaya! Qué audacia hablarle así al Señor.
Ahora, hay cierto nivel de respeto. Comienza con: «Oh, Señor». Pero eso es todo. Se suelta. Está luchando con Dios. Es muy acusador. Es combativo. Su corazón está argumentando.
Ahora, llegamos a un punto en el libro de Habacuc donde creo que hay un progreso en la forma en que cuestiona a Dios. Todavía tiene preguntas y sigue haciéndolas, pero lo hace con una postura diferente. Tal vez se deba a la seria noticia que Dios acaba de comunicarle: «He visto lo que pasa en tu mundo y tengo un plan. Vamos a empeorar antes de mejorar».
Tal vez ha recuperado la sobriedad y le han recordado que Dios es Dios. O tal vez sea el hecho de que esté madurando. Tal vez haya pasado tiempo con el Señor y reflexionado sobre esto. No conocemos el lapso de tiempo entre esos primeros versículos y los que estoy a punto de leer, pero sí vemos que hay un cambio en su postura y en la forma en que aborda sus preguntas con Dios.
Permítanme leer Habacuc 1, versículos 12 y 13. (Esta es la segunda vez que Habacuc le hace preguntas difíciles a Dios).
«¿No eres Tú desde la eternidad, Oh Señor, Dios mío, Santo mío? No moriremos. Oh, Señor, para juicio lo has puesto [hablando aquí de los caldeos que subirán contra su pueblo]; Tú, oh Roca, lo has establecido para corrección.
Muy limpios son Tus ojos para mirar el mal, y no puedes contemplar la opresión. ¿Por qué miras con agrado a los que proceden pérfidamente [Y aquí puedes notar que Habacuc todavía tiene algunas preguntas difíciles], y guardas silencio cuando el impío devora al que es más justo que él?».
Sí, Habacuc sigue haciendo preguntas, pero ¿escuchas como ahora están impregnadas con respeto? Están cargadas de verdad. Permítanme señalar algunas de las cosas que encuentro aquí.
En primer lugar, comienza diciendo: «¿No eres Tú desde la eternidad oh Señor…?». Él reafirma lo que ya sabe que es verdad. Probablemente se esté preguntando: «¿Eres realmente eterno?». Pero reconoce que ya lo ha aprendido. Sabe que ha aprendido que Dios es eterno, y así lo deja ver en su pregunta. Creo que eso es importante.
Y la segunda observación que podemos hacer es que él dice «Oh, Señor» dos veces. Y cuando dijo eso, estaba usando el nombre del pacto de Dios, Jehová. Ahora bien, los judíos fieles no podían pensar en la palabra pacto sin pensar en fidelidad. Eran como sinónimos para ellos. Al usar el nombre del pacto está declarando que Dios es fiel. Se afirma en ello porque sabe que es verdad.
Otra cosa que vemos es que él dice: «Dios mío, Santo mío». Qué precioso es eso. Se está acercando, ¿no? Se está volviendo más íntimo en la forma en que habla con Dios. Está recordando: «Tú eres mío».
Hay una dulzura en estas preguntas que no había en las primeras. Él no es un Dios distante. Es un Dios personal. Habacuc se apoya en eso porque sabe que es verdad.
Y llama a Dios, «La Roca», lo que significa que Él no será movido. Él reconoce que Dios es fuerte. Sabe que eso es verdad.
Lo que vemos que hace Habacuc en esta segunda serie de preguntas, que no hacía con tanta fuerza en la primera serie, es que está integrando sus preguntas con lo que ya sabe que es verdad acerca de Dios.
Creo que es muy importante, cuando atravesamos tiempos difíciles y la amnesia espiritual se apodera de nosotros, que acudamos a Dios con honestidad, con valentía y abiertamente con nuestras preguntas. Escucha: Él ya sabe lo que hay en tu corazón. Él ya conoce tus pensamientos y lo que hay en tu mente. Puedes decírselo a Él. Pero, ¿podríamos hacerlo apoyándonos en lo que ya sabemos que es verdad sobre Dios?
Si estás tomando notas, yo escribiría la palabra «abrazador» en una línea y debajo Habacuc 1:12-17. Tal vez quieras anotarlo en tu Biblia. (A mí me gusta escribir en mi Biblia).
Ahora, Habacuc se vuelve más inquisitivo con sus preguntas, y se aferra a Dios. Hay una cercanía e intimidad. Creo que Habacuc ha luchado con Dios, pero creo que también se ha convertido en alguien que se aferra a Él.
Lo que creo que nos está enseñando es tener un hábito de fe. Que cuando le hacemos preguntas difíciles a Dios, debemos fundamentarlas en la verdad. Debemos basarnos en lo que ya sabemos y entendemos sobre Dios.
¿Recuerdas que en nuestra primera sesión hablamos de que la fe y el miedo eran como luchadores en mi cabeza? Ahora, no sé si tengas luchadores en tu cabeza, pero están ahí. Constantemente están en una lucha: la fe tratando de ganar; el temor y el orgullo tratando de prevalecer.
Ahora bien, si son luchadores, una analogía que funciona para mí es que debes alimentar a uno de ellos, entrenarlo, desarrollar sus músculos si esperas que gane el combate de lucha libre. Y ahí es donde apoyarse en la verdad de Dios se vuelve tan importante.
Tenemos que alimentar nuestra fe en tiempos devastadores con más cuidado, con más fidelidad, con más vigilancia que en cualquier otro momento. Debemos alimentarla en todo momento, pero en tiempos de devastación es más difícil aferrarse a nuestra esperanza y fe.
Tengo un recuerdo muy duro de hace unos años. Cuando sentía que mi mundo personal se estaba desmoronando, muchas cosas convergían en dificultad: problemas en mi matrimonio, en mi ministerio y en mi vida personal. Estaba atravesando la etapa del nido vacío, y hasta visitar el supermercado podía ser una razón de alarma y un colapso.
Recuerdo una vez que fui a comprar salsa de tomate y me di cuenta de que no necesitaba el tamaño familiar. Así que tuve una gran crisis en el pasillo de las salsas. Me sentí fuera de lugar.
No sé si alguna vez has pasado por una época de tu vida en la que el dolor es tan grande que tu cerebro deja de funcionar como lo hacía antes. Me di cuenta de que no pensaba con la misma claridad, ni rapidez, ni comprendía las cosas como solía hacerlo. Uno de los grandes retos para mí era que cada vez que había silencio, se iniciaba una batalla en mi mente, y el temor prevalecía. El temor ganaba día, tras día, tras día.
Y aquí surge el gran problema: como mi cerebro no funcionaba como me hubiera gustado, cuando leía las páginas de mi Biblia, simplemente no parecían tener sentido. ¿Cómo te apoyas en la verdad cuando no puedes concentrarte? ¿Cómo te apoyas en la verdad cuando no puedes recordarla? ¿Cómo te aferras a la verdad cuando no puedes pensar con claridad para recordarla?
Llamé a una de mis amigas y me dijo: «Pues necesitas unas tarjetas para memorizar».
Y le dije: «Ok. ¿Puedes explicarme?».
Ella dijo: «Tú conoces verdades preciosas acerca de Dios. Pero ahora quiero que dejes tu estudio bíblico». (Ustedes no pueden retirarse de este estudio bíblico porque estamos en medio de un estudio bíblico muy importante). Pero hay momentos cuando necesitas dar un paso atrás del trabajo profundo, profundo, profundo, porque necesitas aferrarte a Dios y simplemente ser sostenida por Él.
Entonces ella me dijo: «Por ahora, tu tarea es encontrar un versículo al día para atesorarlo. Encuentra el que necesites. Si es necesario, búscalo en Google. Si la lucha está diciendo: «Esto es lo que está sucediendo en tu vida», entonces encuentra la verdad buscando el versículo en Google y escríbela en una tarjeta y llévala contigo durante todo el día».
Y eso era todo lo que podía hacer. ¡Qué tesoro fue este desgastado set de tarjetas anotadas para memorizar! Parecía algo que se estaba cayendo en pedazos. Pero te digo, esto me mantuvo en pie. Tenía tantas preguntas. «Señor, yo…», entonces iba y leía esas palabras.
Déjame ver si puedo encontrar una para ti. Esta fue una pregunta que tenía. Dije: «Señor, ¿qué clase de testimonio puedo tener si mi vida está quebrantada, si estoy llena de temor? ¿Cómo puedo enseñar Tu Palabra? ¿Cómo puedo guiar a jóvenes y mujeres en la verdad de Dios si yo misma no puedo sostenerme en ella?».
Y encontré Apocalipsis 12:11: «Ellos lo vencieron por la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio de ellos, porque no amaron sus vidas, llegando hasta sufrir la muerte».
Y ese día en particular solo pensé: «Señor, si este dolor tiene que existir, ¿puedes hacer que sea un testimonio poderoso en Tu nombre? Tú dices que nosotros vencemos por la sangre del Cordero y la palabra de nuestro testimonio».
Me basé en esa verdad mientras dije, «Señor, ¿por qué tengo que tener este testimonio? ¿Por qué tengo que tener este testimonio? Realmente no quiero contarle a nadie este testimonio». Pero me basé en la verdad de lo que sabía.
¿Estás parada en la verdad cuando le haces al Señor tus preguntas difíciles? Déjame decirte: está bien si comenzaste luchando; todas lo hacemos. Y está bien si todavía estás luchando. Pero te invito a que, cuando puedas, reúnas amigas a tu alrededor como yo lo hice, porque a veces necesitamos eso. Pídeles que te ayuden a aferrarte a Dios, que le traigas tus preguntas mientras Él te sostiene.
Quiero animarte a que empieces a incluir la verdad en tus preguntas y que pongas en ellas algo más que un signo de interrogación. Usa las Escrituras. Apóyate en lo que ya sabes que es verdad.
Ahora, a medida que he estudiado Habacuc, y espero que te suceda lo mismo, he llegado a ver todas las páginas de la Biblia de manera muy distinta. Lo mismo podría decirse si estudiara otro libro de la Biblia. Esta es la primera vez que me sumerjo tan profundamente.
Que por cierto, ¿sabías que estabas tratando una mujer que ha escrito su primer estudio bíblico? Lo siento, pero si profundizas, creo que verás las cosas de otra manera.
Una de las cosas que noté fue que el libro de Hebreos es un libro sobre preguntas. No había visto eso antes. ¿Y sabes qué más no había visto antes? Que fue escrito para los hebreos. Estaba bastante claro, ¿verdad? Pero lo menciono para decir esto: Mientras he estudiado la Palabra, y la he estudiado muy diligentemente, me doy cuenta de que todavía hay mucho que estoy descubriendo.
Y de alguna manera, estar en las páginas de Habacuc y entender el dolor del pueblo hebreo me hizo ver este libro de manera diferente.
Además, como he estado estudiando las preguntas de Habacuc, pensé: «Oh vaya, esos hebreos no superaron sus cuestionamientos, ¿cierto?». Siguen haciendo preguntas incluso en la época del Nuevo Testamento.
Escucha esta palabra de ánimo, en una verdad tan poderosa en la que te puedes apoyar. Espero que te apoyes en ella hoy. Hebreos 10:35-39 dice: «Por tanto, no desechen su confianza…». Podríamos parar aquí, ¿verdad?
«Por tanto, no desechen su confianza, la cual tiene una gran recompensa. Porque ustedes tienen necesidad de paciencia, para que cuando hayan hecho la voluntad de Dios, obtengan la promesa. Porque dentro de muy poco tiempo, el que ha de venir vendrá y no tardará; [¡Prepárense para esto!] Mas mi justo vivirá por la fe, [¡Wow! ¡Ahí está Habacuc otra vez!] y si retrocede, mi alma no se complacerá en Él. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para la preservación del alma».
Tal vez este sea el primer versículo en tus tarjetas. Si lo necesitas, tómalo para ti hoy. Yo lo he necesitado esta semana.
No seamos mujeres que retroceden. Seamos mujeres que no pierden la confianza, sino mujeres que viven por fe.
Ahora, en el siguiente capítulo de Hebreos, encontramos ese gran salón de la fe donde los hombres y mujeres que han caminado en fidelidad son elogiados y reconocidos. Se nos invita a sentarnos a la mesa. Se nos invita a estar en ese salón de la fe, pero debemos perseverar. Sí, tendremos preguntas en este mundo quebrantado que no es nuestro hogar, pero arraigamos esas preguntas a la verdad.
Para terminar, permítanme recordarles que Habacuc es un libro profético. Mucho de lo que escribe aún no ha sucedido. Lo veremos en el libro de Daniel en los años venideros.
Quiero detenerme en esto. Hay mucha profecía en las Escrituras que aún no se han cumplido para nosotras hoy. El veinticinco por ciento de la Biblia es profecía, y todavía estamos esperando ver cómo se desarrolla una gran parte de ella.
Habacuc nos enseña a atesorar esas profecías y a esperarlas con fe.
Quiero detenerme en la idea de que podemos responder de dos maneras: la primera es asumir el desafío y unirnos a los fieles y pasar el legado de la memoria.
Espero que te esté gustando el libro de Habacuc tanto como a mí. He orado mucho para que así sea. Es un legado de fe que debemos pasar. Creo que Habacuc se lo pasó a Daniel, a Sadrac, a Mesac y a Abednego, y por eso caminaron con tanta fe en Babilonia.
Pero nosotras también tenemos profecías que transmitir. ¿Podemos ser como Habacuc y transmitir la fe a nuestros hermanos, nuestras hermanas, quizás a nuestros nietos o hijos, o tal vez nosotras mismas tendremos que caminar a través de esas profecías? Vamos a necesitar mucha fe.
¿Podemos pasar el testigo? Porque la otra opción es esta: Podemos rechazar esa responsabilidad. Absolutamente podemos hacerlo. Y muchas lo han hecho. Podemos rechazar la responsabilidad y alimentar egoístamente el contagio de la amnesia espiritual en nuestro mundo.
Habacuc parece haberse quedado solo en Jerusalén. Me pareció que muchos rechazaban su responsabilidad de transmitir la fe, pero él no lo hizo.
Quiero decirte esto: ya sea que tomes o no el legado de la fe para transmitirla o que rechaces o no la responsabilidad, seguirás teniendo preguntas, seguirás teniendo preguntas. Acuérdate de fundamentar tus interrogantes en la verdad de Dios. Apóyate en lo que ya sabes que es verdad acerca de nuestro Dios bueno y fiel.
Nancy: Dannah, mientras compartías acerca de las tarjetas para memorizar y de cómo fundamentar tus preguntas en la verdad, pensé en una amiga, Mónica Vaught. Ella sirve aquí en Aviva Nuestros Corazones. Durante la pandemia, mientras estábamos refugiados en nuestros hogares y todos trabajábamos en casa, mi corazón estaba particularmente preocupado por las mujeres solteras que estaban solas en sus casas, trabajando, sirviendo fielmente y buscando al Señor. Yo oraba: «Señor, anímalas y fortalécelas».
Me encanta algo que Mónica hizo y que recordé mientras lo compartías. Durante ese tiempo, ella envió un boletín a sus compañeras. Ella dijo: «Mientras estaba en la Palabra cada día, encontraba un versículo o dos que me hablaban, y empecé a escribirlos en tarjetas de 3x5. Cuando empecé a coleccionarlas, comencé a pegarlas en las ventanas de mi nueva oficina en casa».
Ella no tenía una oficina en casa, pero creó una durante el aislamiento durante la pandemia. Y me dijo: «Cuando me di cuenta, las persianas estaban cubiertas de tarjetas». Me envió una foto de algunas de esas tarjetas. Te leeré algunas de ellas. Son versículos de las Escrituras o frases cortas que son buenos recordatorios. Una de ellas era una de mis favoritas:
- ¡El cielo gobierna!
- «El mismo Dios de toda gracia… Él mismo los perfeccionará, afirmará, fortalecerá, y establecerá». –1 Pedro 5:10
- «Espera al Señor. Esfuérzate y aliéntese tu corazón.
Sí, espera al Señor». –Salmo 27
Su persiana está cubierta con docenas de estas tarjetas que son verdades de la Palabra de Dios que ella estaba grabando en su corazón y en su mente durante este tiempo en el que mucha gente se estaba volviendo loca.
Eso es lo que les pasa a nuestras mentes si no la fijamos en Cristo y Su Palabra; nos enloquecemos muy fácilmente.
Dannah: Me encantó verla publicar esos mensajes en las redes sociales cuando los colocaba en sus persianas, compartiéndolos con nosotros. También fueron de gran ayuda para mi corazón durante esos tiempos difíciles.
Nancy: Ella se refugiaba allí en ese lugar, alentando no solo su corazón sino nuestros corazones también. En su boletín de noticias, escribió: «De nuevo, es un acto simple, pero trajo ánimo a mi alma. Ahora, cuando miro hacia fuera cada día, veo también mi comunidad...».
No solo se enfoca en sí misma y sus problemas, sino también en su comunidad. Ella dice: «Esto se ha convertido en un dulce recordatorio para mí de cómo debemos ver el mundo a través del lente de la verdad de Dios, Su Palabra y Sus promesas. Eso trae esperanza».
Así que, en los momentos difíciles, cuando nuestras emociones se están enloqueciendo y nuestros pensamientos nos abruman con la realidad de lo que esté sucediendo a nuestro alrededor, debemos enfocar nuestras mentes y fijarlas en Jesús y las cosas que sabemos que son verdad, así como hizo Habacuc. Eso nos da esperanza y perspectiva y la capacidad de ver el mundo y nuestras vidas a través del lente de la verdad.
Dannah: Eso es lo que hace una mujer que camina por fe: mantiene la verdad de Dios frente a ella, lo cual le permite recordar la fidelidad de Dios.
Nancy: Eso es exactamente lo que queremos animarte a hacer. Una herramienta para ayudarte a permanecer en la Palabra de Dios durante estos días desafiantes es un estudio bíblico que Dannah escribió titulado: «Habacuc: Recordando la Fidelidad de Dios Cuando Parece Estar En Silencio» (disponible solo en inglés).
Y bueno, mañana traeremos noticias realmente buenas cuando Dannah continúe en la serie sobre Habacuc. Considero los versículos que ella enseñará como «el punto decisivo», porque el profeta hace algo que lo posiciona para tomar control de las preguntas y dudas, y comenzar a caminar por fe. Tal vez quieras saber qué es lo que hizo este hombre con muchas preguntas para que puedas llegar a ese punto, te esperamos el día de mañana para un episodio más de Aviva Nuestros Corazones.
Dannah: Ayudándote a que sepas cómo llevar tus preguntas difíciles a Dios, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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