Esperanza para padres con hijos pródigos
Débora: Hoy en Aviva Nuestros Corazones, Bárbara Rainey ofrece esperanza a los padres con hijos pródigos.
Bárbara Rainey: Dios sabe por lo que estás pasando mejor que cualquier ser humano. Él sabe cómo te sientes. Él sabe lo que está en juego y quiere ser tu mejor Amigo para atravesar esto contigo.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Mentiras que las mujeres creen», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 3 de junio de 2024.
No sé si sabías, pero el 2 de junio es el Día Mundial de Oración por los Pródigos. Y estoy segura de que si te pregunto, puedes pensar en alguien que, en este momento, está lejos del Señor. Alguien que ha seguido su propio camino apartado de Dios. Puede ser tu hijo, tu hija, un nieto o tal vez simplemente un amigo. Esa persona está …
Débora: Hoy en Aviva Nuestros Corazones, Bárbara Rainey ofrece esperanza a los padres con hijos pródigos.
Bárbara Rainey: Dios sabe por lo que estás pasando mejor que cualquier ser humano. Él sabe cómo te sientes. Él sabe lo que está en juego y quiere ser tu mejor Amigo para atravesar esto contigo.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Mentiras que las mujeres creen», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 3 de junio de 2024.
No sé si sabías, pero el 2 de junio es el Día Mundial de Oración por los Pródigos. Y estoy segura de que si te pregunto, puedes pensar en alguien que, en este momento, está lejos del Señor. Alguien que ha seguido su propio camino apartado de Dios. Puede ser tu hijo, tu hija, un nieto o tal vez simplemente un amigo. Esa persona está en el camino hacia la destrucción y pareciera que no hay nada que puedas hacer al respecto.
Bueno, amiga, déjame decirte que ciertamente hay algo que puedes hacer. Y vamos a considerar de qué se trata en el episodio de hoy mientras escuchamos una variedad de voces, entre ellas la de Bárbara Rainey.
Antes de iniciar el episodio de hoy, quiero compartirte que tenemos un nuevo reto de oración de 30 días titulado «Mientras esperas a tu pródigo». El reto consiste en comprometerte a orar por tu pródigo todos los días durante los próximos treinta días. Será ideal que puedas invitar a otras personas a orar contigo. Registra tus peticiones ante Dios; derrama tu dolor, tu ira, tu miedo… Deja que Dios te ayude a ver la situación a través del lente de Su soberana bondad.
A lo largo de los treinta días que dura este reto, pasarás tiempo cada día en la Palabra de Dios. Te detendrás en cuatro pasajes principales de las Escrituras, todos tendrán algo que decir acerca del Buen Pastor y las ovejas que a veces corren hacia el peligro espiritual. No encontrarás respuestas fáciles ni soluciones rápidas, pero serás recordada que Dios está dispuesto y es capaz de hacer una obra milagrosa en el corazón de tu ser querido.
Como el nombre de nuestro ministerio indica, creemos que Dios puede avivar los corazones, incluso el de tu pródigo, ¡y también el tuyo! Tu Pastor está hablando hoy, corre hacia Su voz mientras esperas que tu pródigo regrese a casa.
Tuvimos la oportunidad de escuchar el testimonio de mujeres que comprenden el dolor de tener un hijo pródigo. Ellas han encontrado consuelo en recordar el inquebrantable amor del Señor a través de Su Palabra… Y las escucharemos más adelante en este episodio.
Por ahora, aquí está Nancy para comenzar.
Nancy: En los últimos días, he pasado bastante tiempo hablando por teléfono y enviándole mensajes de texto a una amiga cercana que tiene un hijo pródigo. Ese hijo está tomando (y son años los que conducen a esto) muchas decisiones realmente malas, y totalmente inconsciente y sin saberlo, sigue manipulando, jugando con la familia. Tengo muchos amigos que han pasado por esto y muchos todavía lo están pasando. Pero esta situación de mi amiga ha sido la más reciente para mí.
Mientras he estado teniendo ese intercambio continuo con esta madre que recibe un mensaje de texto de su hijo y me lo envía diciendo: «¿Qué le respondo ahora?», bueno, no soy madre; no he estado en esa situación, pero ella sabe que me importa.
He tenido mi teléfono en mi regazo mientras tengo mi Biblia y mi computadora portátil abiertas en el Salmo 136. Esa verdad de la Palabra de Dios con la que he estado aconsejando a mi propio corazón, me ha brindado la verdad que esta amiga necesita para saber como puedo yo animarla.
Ahora, lo primero que sale de mi boca no es: «Den gracias al Señor porque Él es bueno». Eso no mostraría compasión de mi parte. Escucho y le doy importancia a su situación, tal como lo hace Cristo. Bueno, no lo hago como Él lo hace, pero Él es modelo para nosotras, ¿cierto? Hago preguntas, escucho un poco más y oro con ella y por ella.
Pero en última instancia, lo más útil que puedo hacer por esa preciosa amiga (y aquí es importante reconocer que yo no puedo cambiar a su hijo, ellos tampoco pueden cambiar a su hijo… Sólo Dios puede hacer eso). Pero lo que sí puedo hacer, es asegurarle a ella como mamá, y a su esposo, a ellos como padres, y a los hermanos de esa familia, que Dios es digno de nuestra alabanza, y que Él es bueno todo el tiempo, y todo el tiempo es Él bueno. «Su gran amor perdura para siempre» (Salmo 136:1 NVI).
Puedo asegurarles a ellos como padres que Dios sabe dónde está ese hijo; Dios sabe lo que ese hijo está haciendo ahora mismo y las decisiones que tendrán implicaciones potencialmente malas, autodestructivas, dañinas y peligrosas para toda la vida. Puedo decirles a esos padres: «Dios ama a su hijo más de lo que ustedes podrían amarlo, ¡muchísimo más! Dios es bueno y Él les está haciendo el bien. Dios está haciendo el bien en esta situación. El Señor está obrando de maneras que quizás no se imaginen para mostrarle a ese hijo Su poder, Su grandeza, Su bondad, Su amor inquebrantable, Su juicio y Su disciplina».
Dios puede hacer que ese hijo pase treinta y ocho años en el desierto. Y como padre, quizás tú digas: «¡No podría soportar eso!». El desierto de ese hijo se convierte en un desierto para ti, ¿cierto? Pero, ¿qué hace Dios en el desierto? Él guía a Su pueblo. Él los ama; Él se preocupa por ellos. Él los protege; Él satisface sus necesidades.
Dios no los abandona, aunque estén en el desierto debido a su propia necedad y a su rebelión en el pecado. Dios todavía los ama. Dios todavía ama a esos padres y a ese hijo que andan deambulando, como lo está ahora, en ese vasto y santificador desierto. Y en medio de ese desierto, de esa soledad, Dios es bueno y Su gran amor perdura para siempre. Así que podemos dar gracias.
Antes de conocer el resultado final, he tenido que decirles a esos padres: «Estarán así por mucho tiempo y tendrán que tomar algunas decisiones difíciles». Amar a ese hijo como Dios lo ama no significa que ellos le permitan continuar haciendo cosas peligrosas e ilegales.
No significa que le provean de tal manera que no sienta las consecuencias de sus propias decisiones. Él necesita sentir esas consecuencias. Esos padres han tenido que tomar decisiones muy difíciles y eso les está rompiendo el corazón a ellos y a toda la familia. Pero confían en el amor y la bondad inquebrantable del Señor.
Un día a la vez Dios les está dando la capacidad de orar por el bien de su hijo, de orar para que el amor del Señor llegue al corazón de ese hijo. Y digo esto porque tal vez estés enfrentando una situación que parece imposible, que sea imposible para ese alguien a quien amas. Pero puedes confiar en que Dios no solo escribirá tu historia (y tomo prestado el título de un libro que escribimos Robert y yo, Confía en Dios para escribir tu historia), también puedes confiar en que Dios escribirá la historia de tus seres queridos. Eso es lo que estos padres están haciendo ahora mismo. Eso es lo que algunas de ustedes están haciendo ahora mismo.
Y en medio de todo esto, a veces cuando lloras hasta el cansancio y no puedes dormir por la noche, y les hablo a algunas de ustedes, mujeres jóvenes, y las amo, pero les digo que hasta que no tengan sus propios hijos y los vean pasar por esto, no lo entenderán. No he tenido hijos propios y veo a estos amigos pasar por esto. Pero te puedo asegurar lo difícil que puede llegar a ser lo que un padre de un hijo pródigo debe atravesar.
Todas pasamos por situaciones difíciles, con personas que amamos, con personas que conocemos. La tentación natural es preocuparnos, estresarnos, ponernos ansiosas, manipular, intentar corregir la situación, intentar solucionarla. Y, por supuesto, eso no significa que no haya cosas que debamos hacer. Hay pasos que debemos dar. Pero debemos recordarle a nuestros corazones lo que Cristo dijo: «¿Por qué estás ansiosa? ¿Por qué estás preocupada? Si Yo cuido y alimento las aves, si visto las flores que están en el campo, que luego sopla el viento y se van (pero antes las vestí), ¿no crees que cuidaré de ti y de aquellos a quienes amas?» (Ver Mateo 6:25-26).
Débora: Acabamos de escuchar a nuestra anfitriona, Nancy DeMoss Wolgemuth. Después de que Nancy grabó esta enseñanza, tuvo un tiempo para compartir con la audiencia. Escucharemos algunas de las interacciones empezando por Mary Ellen, quien quedó impresionada por un video que Nancy mostró sobre los planetas, nuestro sol y otras estrellas. El vídeo señala lo pequeña que es la Tierra en comparación con el Sol y con estrellas mucho más grandes.
Mary Ellen: Ver los planetas y lo diminuta que es la Tierra con esa estrella roja me lleva muy a menudo a mirar al espacio exterior para tratar de imaginar cuán magnífico es nuestro Creador y cuán pequeña soy yo.
Pero tengo que confesarle al Señor, que es el único que hace grandes maravillas, que he pasado demasiado tiempo tratando de descubrir qué se supone que debo hacer para arreglar a mi hija pródiga, aun sabiendo que Él la ama. Así que me encanta que hayas mencionado eso porque me he dicho a mí misma que Él la ama a ella y a mis nietos más que yo. Y Él está con ellos aunque yo no pueda estarlo. Él y solo Él.
Te lo agradezco Nancy. Hoy me han pasado por la cabeza tantas cosas y tantos ejemplos de Su amor. Me has ayudado a recordar todos los momentos y las cosas difíciles en las que me acompañó. Él es fiel; Su gran amor perdura para siempre. Pensar en mi pequeñez me sigue recordando eso.
Nancy: Así es, somos muy pequeñas, sin embargo, Dios se preocupa por nosotras. Él nos ama y Él sabe dónde estamos.
Mary Ellen: Hace poco le di cuatro sugerencias.
Nancy: ¿A Dios?
Mary Ellen: Sí, sobre cuál sería una muy buena manera de redimir la situación. Y para el momento en que le hablaba de la cuarta sugerencia, ya estaba manejando mi auto. Me senté allí pensando: Probablemente no use ninguna de ellas, pero por si acaso… Así Él y solo Él hace grandes maravillas. Y pienso que Él está haciendo muchísimo más de lo que pueda imaginar, así que estoy tratando de detener las sugerencias.
Nancy: Courtney, eres una de las mamás.
Courtney: Sí. Mi nombre es Courtney Ward. Te estaba escuchando hablar, y siempre es difícil oír hablar de los pródigos porque yo fui una. Es difícil estar en esa posición porque mi corazón estaba endurecido y les rompí el corazón a mis padres. Pero hoy, cuando hablaste de aquello que debemos recordar, estaba pensando que el recuerdo no tiene que ser de culpa y vergüenza, sino recordar lo que Dios ha hecho.
Mi corazón estaba endurecido y lleno de pecado, sin embargo, Su gran amor perdura para siempre. A través de eso, cuando miro atrás a ese tiempo de rebelión, veo cosas muy específicas en las que el Señor me protegió y me guió. Pero no tendemos a pensar así, sino que pensamos: Estoy en contra de Dios. Estoy corriendo en la dirección opuesta. Pero la verdad es que no podemos huir de Dios.
Miro atrás y veo que no fue hasta que el Señor quitó el velo de mis ojos que pude darme cuenta de dónde me encontraba. Recuerdo que ese día pensé: no puedo creer dónde estoy. No puedo creer que esté en esto. Pero Dios fue fiel al guiarme de regreso. Así que, ¡anímate!, porque Él hace una obra maravillosa.
Nancy: ¿Cuántos años tenías cuando llegó ese momento?
Courtney: Tenía diecinueve años.
Nancy: Y habías estado huyendo durante. . .
Courtney: Cuatro años. Me fui de casa cuando tenía quince años.
Nancy: ¿Tus padres son creyentes?
Courtney: Lo son.
Nancy: ¿Y estuvieron orando por ti en ese tiempo?
Courtney: Sí.
Nancy: ¿Tuvieron que tomar algunas decisiones difíciles?
Courtney: Lo hicieron, decisiones muy difíciles. Incluso algunas de ellas continúan. El proceso tardó mucho en completarse porque mi mente se llenó de mentiras. Solo Dios puede quitar el velo de los ojos.
En una ocasión mi esposo compró una casa que necesitaba mucho trabajo, una casa que estaba en embargo. Estaba horrible por dentro. De hecho, yo no fui al principio a la casa, mis hijos y mi esposo estaban trabajando en ella; tenemos seis hijos. Uno de mis hijos mayores regresó y me dijo: «¿Sabes algo mamá?, cuando Dios trata con nosotros y está obrando en nuestros corazones, es más o menos así. ¡Toma mucho tiempo!»
Pintar de nuevo y rehacer las alfombras toma tiempo, pero nosotras queremos una solución instantánea. Toma mucho tiempo atravesar las cosas y rehacerlas. Eso también me llegó al corazón. Entendí que el proceso puede llevar un tiempo.
Nancy: El hecho de que Dios abrió tus ojos, renovó tu mente y te dio un corazón nuevo… y luego veo a tu preciosa Raquel sentada a tu lado.
Courtney: ¡Así es! Él hace un trabajo maravilloso.
Nancy: Raquel es una generación completamente nueva y un linaje familiar completamente nuevo. ¡Cuán asombrosa es la bondad de Dios y el amor inquebrantable del Señor! Espero que esto les dé algo de esperanza a algunas de ustedes que son madres. ¡Y debería ser así! A las abuelas también.
Y debo decir que a menudo escuchamos a los padres hablar, pero no escuchamos al que fue el hijo pródigo. Así que, quiero que mi amiga con la que he estado caminando durante este tiempo escuche tu historia y sea animada. Dios está obrando.
Courtney: La realidad es que cuando regresas, sientes vergüenza. Aprendí algo muy importante, algo que al principio no estaba segura de cómo hacerlo. Escuchas la historia del pródigo: él llega a casa, lo abrazan y piensas que eso es todo.
Nancy: Y probablemente ese no fue el final.
Courtney: No lo fue, en absoluto. Pienso en Mateo, el recaudador de impuestos. Él fue un hijo muy comprometido. Creció conociendo su fe y, sin embargo, se convirtió en recaudador de impuestos. Eso no era propio de los judíos; eso era apartar sus ojos de Dios y de su fe. Pero después de eso, mira lo que sucedió con él: ¡se convirtió en un seguidor de Cristo! Fue muy esperanzador para mí ver su vida después de eso y cómo se convirtió en un hombre piadoso.
Nancy: Dios es un Dios redentor que hace nuevas todas las cosas, ¿cierto?
Courtney: Él es un Dios redentor, así es.
Nancy: Pensamos en la bondad de Dios, en dar gracias, en la misericordia de Dios y en el amor del Señor, en situaciones limpias y ordenadas. Pero hay mucho desorden en este mundo como consecuencia del pecado. El pecado hace que todas nuestras vidas se arruinen, ya sea visible de manera externa o de manera interna por asuntos del corazón.
Y aquí está Melissa. Ella vive en un hogar donde se brinda ayuda para lidiar con el abuso de sustancias, las adicciones y todo lo relacionado a ese tipo de cosas. Estas cosas comúnmente suceden cuando Dios te rescata de ese tipo de vida o cuando Dios rescata a un hijo pródigo. Y sé que no existe una mujer escuchando hoy que no haya experimentado algún caos o desorden en su propio corazón.
Puede ser el hermano mayor de la historia del hijo pródigo, puede ser el hermano fariseo y santurrón que necesitaba tanta redención y renovación como el pródigo, ¿cierto? Su corazón estaba lejos de casa, lejos de su padre. Estaba atrapado en sí mismo. No sabemos dónde terminó, pero sabemos que la gracia de Dios está disponible para cada persona que ve su desorden, su caos, su necesidad y dice: «Señor, necesito tu bondad. Necesito tu amor inquebrantable en mi vida». No hay nadie que no lo necesite. Gracias, Courtney.
Débora: Acabamos de escuchar la interacción de mujeres que asistieron a una sesión de grabación en vivo de Nancy. ¡Es tan bueno recordar no sólo que Dios está en control, sino que Él tiene un plan para el hijo pródigo que amas y algo que puedes aprender en el proceso!
Y hablando de cómo los padres de hijos pródigos pueden tener esperanza, a continuación Bárbara Rainey explica de qué manera encontró esperanza en la Palabra de Dios en un momento difícil, cuando uno de sus hijos estaba tomando malas decisiones. Este es un extracto de un episodio de preguntas y respuestas de “The Bárbara Rainey Pódcast, from Ever Thine Home”. El esposo de Bárbara, Dennis, comparte con ella.
Dennis Rainey: Rebecca está en una situación bastante difícil. Ella tiene una hija de veintiocho años que vive con un hombre de treinta y un años que no es creyente. Ella sabe hacia dónde se dirige esto: hacia el matrimonio, y eso puede significar toda una vida de dolor, pena y angustia para su hija. ¿Qué le dirías a ella?
Bárbara: Bueno, en primer lugar le diría que entiendo perfectamente cómo se siente. Sé que da miedo. Es aterrador. Es preocupante. Es difícil ver a nuestros hijos así porque nosotras, como mamás, invertimos nuestras vidas en nuestros hijos. Oramos por ellos y le pedimos a Dios todo el tiempo que le dé un esposo o una esposa piadosos. Oramos para que Dios ordene sus pasos, pero cuando vemos que sucede algo como eso, es difícil no sentir que fracasaste como padre. Es muy difícil saber cómo procesarlo y es difícil saber qué hacer.
Por lo general, en estas situaciones una hija como esta probablemente no será muy dócil y no responderá bien a los comentarios o a los pensamientos que puedes tener. Ella ya ha tomado una decisión, si no, no estaría viviendo con aquel hombre.
Me encantaría que pudiéramos sentarnos y tomar un café, porque estoy segura de que hay más en la historia que tal vez me ayudaría a darte consejos más específicos y detallados.
Pero hay algo que me gustaría animarte a que hagas. Ha habido un par de temporadas en mi vida y en mi matrimonio que han sido realmente desafiantes y difíciles. Una de esas temporadas tuvo lugar en los últimos cinco años. Una de las cosas que hice y que marcó la diferencia en el mundo para mí mientras atravesaba esa difícil temporada (y ahora mismo tú estás en medio de una temporada realmente difícil), es que leí los Salmos. Todos los días leo a veces dos o tres salmos al día, de una versión particular de los Salmos llamada El Salterio, publicado por Crossway Publishers.
Lo que hizo que esta versión fuera tan útil para mi vida fue que al final de cada salmo había un comentario devocional escrito por Dane Ortlund. Sus palabras fueron tan buenas para mi alma. Leí ese libro dos o tres veces en esa temporada.
Y lo que aquello hizo por mí todos los días fue que me ayudó, no solo a identificar mis sentimientos, sino a derramar mi alma y mi dolor al Señor. También me ayudó a corregir mi forma de pensar. Me ayudó a recordar: «Dios sabe todo lo que está haciendo. Dios tiene el control. Dios puede obrar todas las cosas para bien», y esa fue una forma de reorientar mis pensamientos, mis oraciones y la manera en que veía lo que estaba pasando.
Así que realmente quiero animarte a ti, y a cualquier otra persona que esté escuchando y que esté pasando por una temporada realmente difícil, a leer los Salmos. Creo que necesitas una compañera que comprenda el rechazo, alguien que comprenda el dolor de un hijo pródigo. Y Cristo entiende eso.
Dios es el Padre perfecto. No tiene un solo hijo que no haya sido pródigo. No tiene un solo hijo que no haya cometido algunos errores que realmente cambiaron su vida. El Señor sabe lo que se siente. Dios sabe por lo que estás pasando mejor que cualquier ser humano. Él sabe cómo te sientes. Él sabe lo que está en juego y quiere ser tu Amigo para atravesar esto contigo.
Por eso quiero animarte a que leas los Salmos para que encuentres a Cristo como tu mejor Compañero en este viaje.
Dennis: Cuando hablas sobre el cuidado del alma, hubo otra cosa que hiciste y que pensé que fue realmente sabia. Háblanos sobre el grupo que formaste «Parents of Prodigals» (Padres con hijos pródigos, en español).
Bárbara: Cuando uno de nuestros hijos estaba pasando por una temporada muy difícil que nos afectó como familia, y sé que la situación de la hija de Rebecca la afecta por igual aunque las circunstancias son diferentes de lo que fueron las mías, decidí que necesitaba rodearme de otros padres, en particular de otras mamás que supieran cómo se sentía esto. Muchos de los padres de otros niños en la escuela no tenían ninguna forma de relacionarse con eso.
Hay algo particular cuando pasas por un momento realmente difícil con un hijo que te hace sentir muy aislada y sola. Y cuando no conocemos a nadie que haya pasado por lo mismo, realmente puede ser una experiencia desoladora.
Conocía a un par de familias más en nuestra iglesia que también tenían hijos pródigos. Así que llamé a esas mamás y les dije: «¿Podríamos reunirnos? ¿Podemos conversar sobre nuestros hijos? Oremos por nuestros hijos. Formemos un grupo pequeño de oración».
Así que lo hice, éramos tres o cuatro. No fueron muchas. Pero fue muy positivo para mí hablar con otras mamás que estaban pasando por lo mismo. No me sentí como la rara del grupo; no me sentí sola ni abandonada. Nos apoyamos, oramos las unas por las otras y nos animamos. Realmente fue de gran ayuda.
Así que lo otro que diría es que le pidas a Dios que te ayude a encontrar a alguien más, al menos otra madre que pueda identificarse con tu situación y entender dónde estás. Ustedes dos pueden comenzar a orar juntas por sus hijos y ver lo que Dios hace.
Dennis: Pienso que hay muchos padres que sufren en silencio, que están solos.
Bárbara: ¡Muchos!
Dennis: Pero tú evitaste aislarte. Buscaste a otras mujeres, otras mamás, que te brindaron consejos piadosos y algunas a las que tú también pudiste respaldar.
Bárbara: Así es.
Dennis: Eso es muy importante.
Bárbara: Totalmente.
Débora: Acabamos de escuchar un breve segmento del pódcast de Bárbara Rainey de Ever Thine Home. Gracias, Dennis y Bárbara, por compartir eso con nosotros aquí en Aviva Nuestros Corazones.
La Palabra de Dios es poderosa, ¿no es así? Siempre aporta perspectiva y consuelo en momentos de dificultad. Eso es algo que los padres de hijos pródigos deben recordar.
Y, por supuesto, lo que necesitas es tu propia copia de la Biblia, así que no lo olvides. Puedes encontrar consuelo al leer los Salmos y derramar tu corazón ante Dios con solo leer tu propia Biblia.
Hay un recurso más que quiero mencionar. Es la serie con Judy Douglass titulada: «Cuando se ama a un hijo pródigo». Judy es la organizadora original del Día Mundial de Oración por el Pródigo. Ella comprende las dificultades que experimentan los padres de los pródigos; ella fue madre de una durante muchos años.
Y Nancy, qué importante es orar por aquellos pródigos en nuestra vida y en la vida de quienes nos rodean.
Nancy: Así es. No hay mayor regalo que podamos dar a los pródigos, ya sean nuestros propios pródigos o los de personas que conocemos y amamos, que orar por ellos y presentarlos ante el trono de gracia de Dios.
Débora: Así es, gracias por esta enseñanza Nancy. Y a ti que nos escuchas, te esperamos mañana para una nueva serie de Aviva Nuestros Corazones.
Recordándote la esperanza viva en Cristo para que tu hijo pródigo encuentre libertad, plenitud y abundancia en Él, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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