Esperando
Annamarie Sauter: Revive 15 | Mujeres enseñando mujeres, Indianápolis Septiembre 25 y 26. ¿Quisieras estudiar la palabra de Dios más profunda y efectivamente para poder enseñarla a otras mujeres? Entonces este evento es para ti, contaremos con la presencia de Nancy Leigh DeMoss, Jen Wilkin y Lauren Chandler, dirigiendo la alabanza, acompáñanos, no te lo pierdas.
Si estás interesada en enseñar o hablar a las mujeres uno de tus mayores recursos puede ser aprender de otros que han profundizado en preciosas verdades de la palabra de Dios, únete a Nancy Leigh DeMoss, Trillia Newbel, Andrea Griffin y Paula Hendricks para obtener sabiduría práctica en cómo comunicar más efectivamente la enseñanza de la Palabra de Dios en tu entorno particular. Acompáñanos en Revive 15, Mujeres enseñando mujeres, Indianápolis Septiembre 25 y 26 no te lo pierdas.
Si has estado ahí confundida desesperada, temerosa, hasta que las palabras de otra mujer te …
Annamarie Sauter: Revive 15 | Mujeres enseñando mujeres, Indianápolis Septiembre 25 y 26. ¿Quisieras estudiar la palabra de Dios más profunda y efectivamente para poder enseñarla a otras mujeres? Entonces este evento es para ti, contaremos con la presencia de Nancy Leigh DeMoss, Jen Wilkin y Lauren Chandler, dirigiendo la alabanza, acompáñanos, no te lo pierdas.
Si estás interesada en enseñar o hablar a las mujeres uno de tus mayores recursos puede ser aprender de otros que han profundizado en preciosas verdades de la palabra de Dios, únete a Nancy Leigh DeMoss, Trillia Newbel, Andrea Griffin y Paula Hendricks para obtener sabiduría práctica en cómo comunicar más efectivamente la enseñanza de la Palabra de Dios en tu entorno particular. Acompáñanos en Revive 15, Mujeres enseñando mujeres, Indianápolis Septiembre 25 y 26 no te lo pierdas.
Si has estado ahí confundida desesperada, temerosa, hasta que las palabras de otra mujer te han infundido gracia y esperanza renovada, ahora es tu oportunidad de ayudar a otras mujeres con tus palabras, ven a escuchar porque es importante que tú escribas y comprendas lo que Dios ha hecho contigo y cómo puedes hacerlo mejor, inspírate y recibe ayuda de otras mujeres como tú, conoce a Lore Ferguson, Erin Davis y Jennifer Lyell durante tres horas de ideas prácticas y mucho más.
Revive 15 | Mujeres enseñando mujeres, Indianápolis Septiembre 25 y 26, acompáñanos no te lo pierdas.
Carmen Espaillat: Kathy Helvey le hizo frente a muchas pruebas durante su vida. Ella supo lo que significaba sufrir y lo que significaba confiar.
Kathy Helvey: Voy a cantarle al Señor porque Él ha sido bueno conmigo. Le voy a cantar "Grande es Tu fidelidad", y le voy a cantar "Todo está bien con mi alma" y -voy a terminar con- "Aquellos que esperan" (como le fue ordenado a Habacuc). Pero los que esperan en el SEÑOR renovarán sus fuerzas. Se remontarán con alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán (Isaías 40:31). Señor, enséñame a esperar en las buenas y en las malas, cuando te siento y cuando no te siento; enséñame a esperar, a escuchar, a creer y a confiar.
Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss.
¿Alguna vez has leído el libro de Habacuc? La serie de Habacuc: del temor a la fe significó tanto para muchas oyentes. Eso se debe a que nos enseña cómo debemos abordar a Dios con nuestros miedos y preocupaciones de una forma honesta. Y nos enseña cómo confiar en Dios cuando el mundo a nuestro alrededor es sacudido.
Una de nuestras oyentes -Kathy Helvey- fue movida profundamente con la enseñanza de Nancy sobre Habacuc. Ella (junto a Kim Wagner, Holly Ellif y María Johnson) compartieron su experiencia al concluir la serie. Kathy describirá cómo el libro de Habacuc la fortaleció al tiempo que su familia pasaba por momentos difíciles.
Kathy está con el Señor desde hace algún tiempo. Mientras batallaba con la leucemia, se comportó con la misma paz y confianza en Dios con la que la vamos a escuchar cuando se hizo esta grabación.
Vamos a empezar con Holly Elliff.
Holly: Mientras Nancy nos enseñaba a través de esta serie, yo seguía pensando en Habacuc. Me encantó el hecho de que no todas sus preguntas fueron contestadas...
María Johnson: ¡Exacto!
Holly: En este libro, incluso mientras esperaba y aun cuando se acercó a Dios en medio de su espera... No obtuvo respuestas para todas sus preguntas, pero Él sabía que estaba seguro.
María: Nancy dijo que nada cambió excepto su corazón.
Holly: Así es, ¿no ves lo que pasa cuando se presentan ciertas circunstancias externas? Pienso en Ana. Se fue aquel día después de derramar su corazón ante Dios y, dicen las Escrituras, que tomó su camino. Pudo comer. Su cara no reflejaba tristeza, pero nada había cambiado en su vida excepto el hecho de que -finalmente- se había acercado a Dios con los asuntos que cargaban su corazón.
Muchas veces he visto esto suceder -cuando las circunstancias no cambian- pero sabes que estás a salvo porque has recurrido a Dios. Las conozco lo suficiente como para saber que ustedes han estado en medio de circunstancias difíciles también.
Kim Wagner: Así es la verdad cambia tu perspectiva. Luego de acercarse a Dios, y de pasar un tiempo con Él, su perspectiva cambió.
María: Y tú te das cuenta de que Dios es suficiente. Y ahí fue donde terminó el libro de Habacuc. Él lo alababa. Las circunstancias no habían cambiado, pero él sabía que Dios sería fiel a Su Palabra. El juicio vendría y las cosas iban a empeorar.
Holly: Es un proceso.
María: Sí es un proceso, Holly.
Holly: No pienso que uno empiece así, aunque hayas caminado con el Señor por mucho tiempo. Piensa en la lucha de Jesús en Getsemaní. Quiero decir, Él sabía todo lo que había que saber del corazón de Dios y, aunque sin pecado, tuvo que luchar.
Él pasó por ese proceso y a final de cuentas su actitud fue la de "Tu voluntad sea hecha". Puedes ver esto una y otra vez en las Escrituras. Ese proceso ocurre tanto en los hombres como en las mujeres que conocen la verdad; pasamos por un proceso en el que Dios nos enseña y cambia nuestro corazón.
Kathy: Esto es lo que yo pienso: Dios conoce nuestro corazón. Él conoce cada pensamiento nuestro. No podemos esconder nada cuando recurrimos a Dios -si es que vamos a ser honestas con Él. Aunque no queramos, Él nos revela quienes somos, lo que estamos pensando, lo que hicimos y lo que no, pero cuando buscamos consejo fuera de Dios, esas personas no conocen el interior de nuestro corazón o nuestros motivos. Lo podemos disfrazar...
Holly:Podemos decir todo lo correcto.
Kathy: Venderles una idea. Quiero decir, podemos ser sinceras y decirles lo que nos atormenta, lo que falló y podemos obtener respuestas compasivas. Si es una muy buena amiga, quizás pueda hablar verdad a nuestro corazón, pero en realidad no conocen nuestro verdadero yo.
Pienso que a veces recurrimos a Dios como nuestra última opción, porque lo que queremos es que alguien se compadezca de nosotras. Queremos a alguien que esté de acuerdo con nosotras y que nos diga que "no somos tan malas después de todo". Dios no haría eso. Él nos pondría al descubierto.
Kathy: ¡Y duele!
Kim: Pero debemos acudir a la Palabra para que Él...
Kathy: Absolutamente, absolutamente o -si ya hemos consultado la Palabra- Él nos la hará recordar y nos confrontará.
Nancy: ¿Alguna otra enseñanza del libro de Habacuc? ¿Qué te impactó? ¿Qué fue lo que más te animó, te ayudó o te confrontó?
Kim: Bueno, cuando tú me dijiste Nancy que ibas a enseñar sobre Habacuc, te dije "yo amo a Habacuc, estoy emocionadísima".
Holly: Solamente Kim amaría a Habacuc. (Risas)
María: Pregunté, ¿Qué podría ella decir acerca de Habacuc?
Kathy: De hecho leí el libro y pensé "Hmmm, Ok".
Kim: Bueno me dijiste que habías preguntado, - "¿Cómo va a extraer 20 lecciones basadas en solo tres capítulos?"
Holly: Ella sacó diez de dos versículos.
María: Lo sé. Lo sé.
Kim: Bueno yo creo que solo John MacArthur y Nancy Leigh DeMoss pueden hacer eso. (Risas)
Creo que cuando pensamos en Habacuc, nos centramos en los últimos tres versículos que tratan del regocijo. Nos encanta decir:No importa qué, no importa qué, me regocijaré. En Ti confío. Te alabo, pero yo no creo que podamos llegar a ese punto sin primero ir al versículo 2 del capítulo 3 en donde Habacuc dice: "Oh, Señor, he oído lo que se dice de ti y temí".
Fue enriquecedor para mí cuando señalabas que "no creías que tuviésemos una gran, o mejor dicho, esa gran apreciación del Evangelio hasta que entendiéramos nuestra propia depravación sin Cristo, hasta que no entendemos que la ira de Dios es justificada ante la depravación humana.
Luego de que Habacuc afirma que ha escuchado acerca de Ti, acerca de Dios (luego de tener ese entendimiento), como dijiste anteriormente, no podemos apreciar el evangelio de la gracia en el N.T. sin antes haber entendido la depravación humana y la ira de Dios. Luego de que Habacuc oyó ese reporte - él pudo entender que Dios viene con juicio y con ira - él temió.
Después de haber tenido un mayor entendimiento de la justicia de Dios y de Su ira, fue cuando él pudo alabar a Dios profundamente, con más entendimiento, alabarlo y decir entonces "No importa qué, sí, merezco Su ira. Merezco la condenación. Pero Tú has sido tan misericordioso. Has pagado por mí, Tú sufriste la ira de Dios en mi lugar".
Kathy: Habacuc llegó a ese punto, como dijo Nancy, al punto de orar y adorar sin que sus oraciones fuesen respondidas. A mí personalmente me enloquece no saber lo que va a pasar, lo que va a cambiar, pero entonces pienso en que una aplicación de esta lección y es que no tenemos que saber. Solo tenemos que conocerlo a Él.
Tenemos que conocer al Señor, Su fidelidad, y saber que Él nunca nos dejará y nunca nos abandonará. No tenemos que tener respuestas a nuestras preguntas.
Holly: Estoy tan agradecida de que tengamos la historia completa, por todo el consejo de la Palabra de Dios. Es decir, no solamente tenemos el Antiguo Testamento. Tenemos el balance con el Nuevo Testamento, el cumplimiento del Nuevo Testamento, y la revelación de Cristo. Me siento tan agradecida con Dios por haber completado toda la historia, de que ahora tengamos a nuestra disposición el cuadro completo de quién es Dios.
Nancy: Lo que Habacuc no tuvo.
Holly: ¡Así es! ¡Así es!
Nancy: Él pudo ver solamente un atisbo y, por supuesto, vemos atisbos, pero él estaba a la espera del conocimiento de Dios en el rostro de Jesucristo. Él no sabía nada acerca del Señor Jesús.
Holly: Pero nosotras no tenemos excusa.
Kim: Porque estamos de este lado de Su gracia y misericordia.
María: Sí, porque sabemos.
Holly: Quiero decir, tenemos todo el contenido de la Palabra de Dios. Conocemos todas las facetas de quién es Él… ¡Cuánto más fácil no sería para nosotros confiar en Él, en comparación con Habacuc, quien solamente tuvo una parte del cuadro!
Nancy: Exacto.
Holly: Lo tenemos todo. Sabemos que tenemos el Espíritu Santo y el poder de Cristo viviendo en nosotras y todavía no confiamos en Él cuando la cosa se pone difícil. Pasa hasta en los momentos no tan difíciles en el día a día. Como dijo Nancy, descubrí que era dada a la queja algunas veces.
Tengo un letrero pegado a la nevera de la cocina que dice "Prohibidas las quejas" porque esa es una de las cosas que me exasperan de mis hijos. Han sido tantas las veces en las que me frustro al pensar que debo parecer una niña de tres años ante Dios diciéndole: -Dios, ¿Por qué no haces esto a mi manera? Es increíble para mí que, con todo lo que sabemos, con todo lo que sé, aún no confiemos.
María: "Las circunstancias alimentan nuestras emociones y nuestras emociones dictan nuestras respuestas". No sé si dijiste esto como una pregunta o como una aseveración, pero dijiste: "Vive a la luz de quién es Dios y no a la luz de las circunstancias porque Dios no ha cambiado. No hay lapsos en las bondades de Dios".
Ese es un reto maravilloso y una maravillosa lección de vida. No acostumbro a escribir las Escrituras en tarjetas, pero sí escribo pequeños recordatorios que voy poniendo por toda la casa. Ese probablemente sea uno de ellos, el de que la bondad de Dios no tiene lapsos. Vive en la luz de quién es Él.
Kathy: No a la luz de lo que Él hace, aunque vemos que vive haciendo cosas por nosotras. Esa enseñanza la he aprendido. Hace como seis semanas atrás, nuestra hija adolescente -autista y bipolar- tuvo uno de esos horribles ataques maníaco-depresivos, infernales -podría decir- episodios durante los que casi tenemos que internarla.
Sin entrar en los detalles de lo horrible que fue, este episodio acabó al terminar el verano. Se graduó de la escuela secundaria y yo había estado planeando todas sus actividades para el verano, su nueva vida, sus programas y la gente que la iba a cuidar. Ella acababa de salir de un episodio infernal de seis semanas, y pienso que yo estaba emocional y espiritualmente drenada, pero seguí adelante, confiando en que Dios nos ayudaría a superarlo.
Luego, se plantó ella y dijo: - ¡No voy a hacer nada! ¡No lo voy a hacer!
Yo estaba devastada y pensé, ¡Oh, no! Dios, ¿Por qué proveíste todas estas personas maravillosas, con todos esos programas maravillosos para que, de buenas a primeras, llegáramos al punto en que no la podía forzar a hacerlo?
Me sentí tan vulnerable ese día que empecé a decaer junto con ella. Así como ella caía, yo caía y me dejé caer más y más profundamente junto a ella. Recuerdo cosas que pasaban por mi cabeza esos días, "Ok, estoy cansada de esto, Señor. No quiero cuidar más de ella. ¿Será el tiempo de llevarla a un lugar especializado? Estoy harta.
Mi pregunta para ti sería, ¿Alguna vez has estado donde Habacuc estuvo? -porque nunca había llegado a tocar fondo en mi vida de cristiana. Con lo que sé, nunca me había sentido tan destituida, tan sola, tan abandonada. Recuerdo -cuando la llevaba de regreso a casa después de una clase de natación en la que ella rehusó entrar a la piscina- como sentí que todo se me derrumbó. Esta niña no va a obedecer ni a hacer lo que le diga y nada vale la pena.
Entró a la casa llorando. Fui a la terraza de atrás, me senté en una silla en la esquina y lloré, lloré y lloré peleando con Dios. Recuerdo que a final de cuentas, mi queja era: "Dios Tú, me has abandonado".
Tuve toda clase de pensamientos y me sentí caer al vacío dando vueltas y vueltas. "No estás cambiando esto. ¿Dónde estás? ¿Por qué no me ayudas? Podrías cambiar su parecer. Tú cambiaste el corazón de reyes. ¿Por qué no haces nada con respecto a mi hija?"
Entre las cosas que recuerdo, me acuerdo cómo miraba los árboles y la luz del sol diciendo "Yo sé que Tú estás ahí fuera y sé que estás en mí. No te siento, pero sé que Tu Palabra es verdad. Yo sé que Tu Palabra es verdad".
El verso que reclamé para mi vida -siempre escojo un verso, en mi cumpleaños, para el año siguiente- era Salmos 13 donde dice "Mas yo en tu misericordia he confiado, mi corazón se regocijará en tu salvación. Cantaré al Señor, porque me ha colmado de bienes". (Sal. 13: 5-6)
Recuerdo haber pensado, "Oh, Dios, ese es mi verso para este año". Me acuerdo de leerlo y repetírmelo una y otra vez, pero no lo sentía. Era contradictorio con lo que estaba viviendo.
Yo me sentía como anestesiada… sentí miedo. Me daba miedo lo que estaba atravesando, y cuando Nancy empezó a recorrer el libro de Habacuc, pensé "¿Sabes qué? Apuesto a que él estaba aterrorizado de tener estos sentimientos hacia Dios -de dudar del Dios a quien conocía, amaba y en quien confiaba". Cuando tienes eso y crees haberlo perdido -no hablo de perder la fe- te sientes destituida.
Holly: Hay ocasiones en que las circunstancias son tan grandes que nos sobrecogen.
Kathy: A pesar de saber lo que sabes y de haber vivido lo que has vivido, no ves Su mano. Yo no vi Su mano. No sentí Su consuelo y no hizo nada solo porque recité el verso tampoco. Mi tormento duró toda la noche porque yo no podía dormir.
En medio de aquella noche, me levanté y pensé: "Bueno, voy a tener mi tiempo con Dios más temprano hoy". Estaba leyendo los Salmos y llegué al 77. No voy a leerlo todo, pero dice en el verso 10: "Entonces dije: Este es mi dolor que la diestra del Altísimo ha cambiado". Voy a recordar lo que has hecho. Voy a ir hacia atrás y a ver lo que Tú has hecho.
Él habla acerca de los israelitas y de la separación de las aguas y así termina. Dice, en el verso 19, "En el mar estaba tu camino y tus sendas en las aguas inmensas, y no se conocieron tus huellas".
Eso atravesó mi corazón y pensé "Sí, sentí que había pasado por un huracán y me lo recordaste. Tú estabas ahí conmigo. Tú guiabas mi camino aunque yo lo que quería era verte. Quería entenderlo. Quería que me consolaras, pero no lo hiciste. Tus huellas estaban delante de mí aunque no podía verlas".
Luego, termina recordándome que Dios guió a Su pueblo como a un rebaño. Tú eres mi pastor, por lo que voy a tener confianza en tu amor que es perfecto y nunca falla. Mi corazón se regocijará porque me estás librando aunque no lo sepa.
Voy a cantarle al Señor porque Él ha sido bueno conmigo. Le voy a cantar "Grande es Tu fidelidad" y voy a cantar "Todo está bien en mi alma" y -voy a terminar con- "Aquellos que esperan" (como le fue ordenado a Habacuc). Aquellos que esperan en el Señor van a renovar sus fuerzas. Enséñame a esperar en los tiempos buenos y en los malos, cuando te siento y cuando no te siento; enséñame a esperar, a escuchar, a creer y a confiar.
Kim: Kathy saliste de aquella situación sabiendo que -aunque no vieras Su mano y aunque no vieras Sus huellas- podías confiar en Su corazón porque tú lo conoces. Has pasado tanto tiempo en Su Palabra, en los Salmos. El Señor fielmente, fielmente te demostró en los Salmos que puedes confiar en Su corazón aun cuando nada cambia externamente.
Holly: Esa es la esencia de todo el libro. Él tuvo que llegar al punto de tener confianza en Dios sin importar las circunstancias. Mientras meditaba en esto, pensé "qué maravilla pensar que toda esa gente de fe, todos ellos caminaron sin tener todas las respuestas". Eso fue lo que los hizo hombres y mujeres de fe. Fue porque no sabían todas las respuestas.
Nancy: De hecho, lo que me impactó esta mañana, mientras consultaba el libro de Hebreos, fue que todos murieron sin haber recibido las promesas que Dios les había dado.
Kim: Así es.
Nancy: Pero aun así, ellos murieron llenos de fe, sabiendo que Dios iba a cumplir con Sus promesas. Y pensé: "¿Podría vivir mi vida sin ninguna evidencia visible de que Dios está cumpliendo con sus promesas? Todos ellos lo hicieron.
María: Sí y así es como tú cierras esta serie Nancy, cuando dices que nuestra vida tiene que ser un testimonio de la fidelidad de Dios. No es fe en nosotras, o en nuestras iglesias, o en nuestras habilidades o en nuestros conocimientos. Es fe en la fidelidad de Dios y en el hecho de que Él no cambia.
Kathy: Aunque sabemos todo eso...
Holly: . . . siguen habiendo momentos difíciles.
María: Sí y me alegro mucho de tener a Habacuc ahí al alcance; tres capítulos, que resumidos nos dicen que "aún siendo un hombre de Dios y un profeta, él se sintió atormentado".
Nos sentimos así. Aunque tengamos miedo, debemos perseverar como él lo hizo. Nos subimos a nuestras torres de vigilia y esperamos a ver lo que Dios va a hacer. Me siento inspirada con esa palabra de la torre de vigilia.
Kim: Él recurrió al Señor.
Kathy: Bueno, yo lo hice también. Él Señor no estaba allí, pero yo no estaba dispuesta a esperar.
Holly: Me encanta el final del libro, la imagen del ciervo en las alturas. Muchas veces en mi vida he tenido la sensación de que si Dios no me estuviese sosteniendo sobre el precipicio, no podría estar allí; y el tener la seguridad de que Él sabe que estoy allí y que sabe ¡cuán estrecho es el camino!
Estábamos en Colorado, hace unos años atrás, mirando correr venados y cabras por trillos de unos tres o cuatro centímetros de ancho y pensando lo sorprendente que era verlos. Esta imagen hace este texto aún más precioso: El pensar que "No tengo que estar en un gran espacio para que Dios esté ahí. En el momento más angosto de mi fe, Él es suficiente". Y eso es un hermoso pensamiento.
Nancy: Amén así es y algo que me ha animado mucho, en este ministerio, ha sido el pensar en que "si no supiera que Jesús está en este barco con nosotras, en medio de la tormenta, estaría petrificada de miedo". Por supuesto, Él está en el barco. Me ha ayudado a recordar, que al final lo que cuenta no es el hecho de que yo haya sido fiel.
Ha habido ocasiones en las que he estado tan asustada de no ser fiel, de no poder aferrarme a Dios y a Su gracia, pero los justos viven por fe. No vivimos por nuestra habilidad de vivir la vida, como tampoco lo hacemos por nuestra fe y nuestra habilidad de aferrarnos a Dios. Eso no es lo que trae el éxito. Es la fidelidad de Dios y el hecho de que Él nunca nos dejará.
Mientras sea de Él y camine bajo Su autoridad, Él no va a permitir que me descarrile del camino sin importar qué tan estrecho o peligroso parezca. No tengo que entrar en pánico pensando que no soy lo suficientemente fiel para mantenerme aferrada a Él.
Hay veces que me siento que estoy agarrada de un hilo; que no puedo aferrarme al Señor y me asusta la idea de defraudarlo. No voy a lograr aferrarme con éxito bajo esas circunstancias, pero en último caso, no es el hecho de que me pueda aferrar a Él de manera exitosa o de que tenga energía suficiente o la fuerza para aferrarme de Él. Es que Él ha sido fiel. Él es quien me está sosteniendo y no me va a soltar. No es mi fidelidad sino la Suya.
Carmen: Dios te sostiene -una imagen maravillosa y de gran estímulo que nos proporciona Nancy Leigh DeMoss. Ella ha estado hablando con unas amigas acerca de la confianza que debemos poner en Dios y de la paciencia que debemos tener cuando las cosas se ponen difíciles. Escuchamos de María Johnson, Kim Wagner y Holly Ellif. Kathy Helvey compartió con nosotras su lucha con su hija autista.
Muchas de nuestras oyentes quedaron impresionadas con la historia de Kathy cuando esta serie salió al aire. Una mujer escribió:
"Agradezco a Kathy por compartir su experiencia con nosotras. Me llegó al corazón. En estos momentos estoy en un lugar de espera. Dios las ha usado para ayudarme a perseverar. No pude evitar detenerme a escuchar con atención a Kathy cuando compartía la historia de su hija. He estado pasando por algo muy similar con mi hija. ¡Solo tengo que depositar mi confianza en el Señor y esperar a ver lo que Él va a hacer!"
Una tercera, estaba sufriendo por su hija y nos escribió: "Una amiga me dio el enlace de esta serie y ha sido esperanzador para mí ya que estoy viviendo momentos difíciles".
Estamos agradecidas de cómo Dios ha usado este programa y del ejemplo de Kathy. Extrañaremos a Kathy, quien ya está en la presencia del Señor.
Continúa con nosotras en esta serie de Habacuc, mientras reflexionamos en las enseñanzas que hemos aprendido.
Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es ministerio de alcance de Life Action MInistires.
Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se cite otra fuente.
Música: Habacuc 3.17 (En Vivo), Kairos Ebenezer Los Angeles, Hay Libertad (En Vivo) ℗ 2012 Kairos A&D
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
Únete a la conversación