Espera el sufrimiento
Annamarie Sauter: Muchas veces creemos que ser hijas de Dios nos debería evitar sufrir.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Recuerda que el sufrimiento es una parte necesaria y normal de la vida cristiana. Así que no te sorprendas por eso. Espéralo. Es parte de tu llamado. No solo si eres un pastor o un misionero, sino si eres una hija de Dios. Espera que eso sea parte de tu llamado.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. La lectura bíblica para hoy es Hechos capítulos 24 al 26.
Cuando la vida es difícil y las circunstancias nos abruman, somos tentadas a desanimarnos y a darnos por vencidas. Hoy comenzaremos a escuchar una serie de enseñanzas de Nancy, a través de las cuales ella te anima a perseverar y a crecer en medio de las dificultades. A lo largo de esta serie …
Annamarie Sauter: Muchas veces creemos que ser hijas de Dios nos debería evitar sufrir.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Recuerda que el sufrimiento es una parte necesaria y normal de la vida cristiana. Así que no te sorprendas por eso. Espéralo. Es parte de tu llamado. No solo si eres un pastor o un misionero, sino si eres una hija de Dios. Espera que eso sea parte de tu llamado.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. La lectura bíblica para hoy es Hechos capítulos 24 al 26.
Cuando la vida es difícil y las circunstancias nos abruman, somos tentadas a desanimarnos y a darnos por vencidas. Hoy comenzaremos a escuchar una serie de enseñanzas de Nancy, a través de las cuales ella te anima a perseverar y a crecer en medio de las dificultades. A lo largo de esta serie compartiremos contigo algunas historias de la fidelidad de Dios en el sufrimiento. Si te perdiste la de ayer, encuéntrala en AvivaNuestrosCorazones.com.
Aquí está Nancy con la enseñanza para hoy.
Nancy: Me imagino que tú, al igual que yo, has sido profundamente conmovida cuando lees correos, o ves videos sobre pastores, hermanos o misioneros, que a causa de su fe en Cristo han sido arrestados y algunas veces sentenciados a prisión por largos años en otras partes del mundo, lejos de sus países.
Estas situaciones no solamente afectan al hombre, al cristiano en cuestión, sino que también afectan a sus familias, ya sea sus padres, si tiene esposa o si tiene hijos. Estas personas sufren al no saber muchas veces a dónde son llevados, cuanto han de durar en prisión o los maltratos y la tortura que estas personas reciben en esos lugares.
Muchas veces es la incertidumbre de cuándo volverás a ver a esta persona o el hecho de que algunas veces estas personas mueren en prisión.
¿Cómo puede una mujer, ya sea la esposa, la madre o la hija de uno de estos hombres, cómo puede mantenerse bajo circunstancias tan difíciles? Y no puedo evitar preguntarme ¿cómo reaccionaría yo si estuviera en una situación como esta? Estamos a punto de examinar la Palabra de Dios y ver cómo enfocarnos en el Señor y en Su fuerza cuando nada a nuestro alrededor parece tener sentido.
Tuve la oportunidad de hablar sobre esto con un grupo de mujeres en nuestro estudio. Y hemos titulado esta serie, Persevera en las dificultades de la vida.
Aquellos que me conocen bien saben que yo no soy muy atlética. De hecho, no soy atlética en lo absoluto. No soy corredora. Corrí un poco cuando tenía veinte años, pero luego cuando llegué a mis treinta se redujo a simplemente caminar. Pero realmente admiro a las personas que corren largas distancias, que son maratonistas, que tienen esa perseverancia para correr largas carreras. Una cosa es correr a toda velocidad; otra cosa es sobrevivir a una carrera de cien yardas, pero hacer 42 kilómetros en un maratón, eso necesita algo inusual.
Cualquiera puede lograr correr, por la gracia de Dios, un corto periodo de tiempo en la vida cristiana. Y he visto personas correr a toda velocidad en la vida cristiana. He visto personas correr muy bien por un corto periodo de tiempo. Hacia arriba como un cohete, pero luego hacia abajo como una roca. He visto personas flaquear y salirse de la carrera y dejar de correr, renunciar, rendirse, tirar la toalla muchas, muchas veces.
Yo no he tenido la oportunidad de ver que muchos terminen bien. No he visto a muchos ser fieles todo el camino hasta la meta, pero he visto algunos. Y sé que es posible, y eso es lo que quiero que sea una realidad en mi vida. Y mientras más años tengo y mientras más camino con el Señor, más me doy cuenta de la importancia de la resistencia y el poder de la perseverancia en la vida cristiana.
Estuve con algunos amigos para cenar y uno de ellos me dijo, «¿cómo podemos orar por ti?» Las personas a menudo me preguntan eso. Compartí que mientras he estado involucrada en este ministerio, hay muchas bendiciones maravillosas que han venido con él. Y estoy tan agradecida por ellas, pero a menudo me enfrento con la tentación de caer en desánimo; simplemente cansarme de hacer el bien. Y solo por ser transparente aquí, les diré que a menudo enfrento la tentación emocional, mental, y aún algunas veces espiritual, de salir de la carrera, de tirar la toalla.
Son esos días cuando la vida es dura, y la vida es dura en muchos días. Algunos días las circunstancias parecen ser abrumadoras. Tienes esos días en tu vida. Y una de las más grandes batallas en mi vida es pedirle al Señor que me proteja de ceder al desánimo y de querer rendirme.
He tenido amigos en etapas de la vida y los tengo ahora, que están pasando por algunas circunstancias extremadamente difíciles. En algunos casos, mientras pienso en lo que estas personas están atravesando ahora mismo, sus problemas, su situación no va a tener un arreglo rápido. No va a terminar más pronto de lo que cualquiera pueda decirte.
Para estas personas, como lo es algunas veces para nosotras, es difícil seguir perseverando en el día tras día, tras día tras día, cuando tus ojos están tan llenos de lágrimas que difícilmente puedes poner el próximo pie delante de ti, o estás simplemente exhausta.
Madres jóvenes, ¿recuerdan cuando sus hijos eran pequeños? Algunas de ustedes quizás están pensando, ¿cuántos meses una mujer puede sobrevivir sin dormir? Quizás estás pensando, amo a estos niños. Estoy tan agradecida por el privilegio de ser madre, pero realmente ¿podré sobrevivir esto? ¿Podré mantenerme fiel y cuerda en esta carrera?
He estado meditando en la segunda carta a Timoteo, esa carta, en el Nuevo Testamento que el apóstol Pablo le escribió a su hijo en la fe, Timoteo. Y el tema principal de 2 Timoteo es la perseverancia, la resistencia. Al menos, eso es lo que me parece a mí. Este tema de perseverar de resistir.
Y algunas de las cosas que el Señor me ha mostrado en este pasaje han animado mi corazón. Han fortalecido mi corazón en medio de algunos retos que he enfrentado en mi vida personal, y en el ministerio.
Durante los próximos días, quiero compartir algunas de estas cosas con ustedes. Simplemente caminar juntas a través de esta segunda carta a Timoteo y ver lo que el Señor nos quiere decir que nos ayudará a resistir, a perseverar.
Ahora, permíteme darte algo del contexto de 2 Timoteo. Fue escrita aproximadamente el 67 d.C., que fue exactamente en medio del periodo cuando Nerón, quien era el emperador romano de esa época, estaba persiguiendo a los cristianos de manera general. Esta fue la primera persecución contra la iglesia patrocinada por el gobierno, la primera persecución a gran escala, Nerón fue considerado por algunos como un loco, y sin duda alguna tenía un odio que descargó sobre los cristianos.
El apóstol Pablo estaba escribiendo esta epístola desde una prisión en Roma. Pablo pasó, por cierto, aproximadamente un cuarto de su carrera misionera en prisión. Y de cierta manera, ¿no podríamos decir que estamos contentos de que él lo hizo? Porque es por eso que tenemos epístolas como Gálatas, Efesios, Filipenses, y 2 Timoteo. Todas estas cartas fueron escritas desde la prisión.
Ahora, según la tradición y los historiadores, Pablo estaba probablemente en este punto de su vida en lo que era conocido como la Prisión Mamertina en Roma. La Prisión Mamertina era una red masiva de calabozos que estaba debajo del alcantarillado principal de la ciudad. Era una prisión subterránea, generalmente usada para los prisioneros de alto perfil que estaban esperando su ejecución.
Los criminales condenados eran bajados a esta fosa subterránea a través de un agujero que había en la tierra, y no había forma de escapar. La mayoría de los prisioneros que iban allí se daban cuenta de que no tenían ninguna esperanza de salir vivos. El apóstol Pablo era considerado un criminal por el gobierno romano, y era tratado como tal.
Las personas responden de manera diferente a ese tipo de situaciones de crisis. Leí la semana pasada sobre el Marqués de Sade, que fue un filósofo francés pervertido del siglo XVIII en la era de Napoleón, que estuvo en prisión durante 29 años por promover lo más vil de la pornografía. Y él le escribió una carta a su esposa desde la cárcel, y he aquí cómo él respondió a su circunstancia en prisión. Él dijo,
¿Cuándo cesará mi horrible situación? ¿Cuándo en el nombre de Dios se me dejará salir de la tumba en la que he sido enterrado vivo? No hay nada que iguale el horror de mi destino.
Esa era su respuesta a su encarcelamiento, que fue un encarcelamiento justo.
Pero pienso acerca del apóstol Pablo en esa tumba donde él había sido virtualmente enterrado vivo, sabiendo que no iba a salir, sabiendo que pronto iba a morir. De hecho, él dice en 2 Timoteo capítulo 4, versículo 6: «Porque yo ya estoy para ser derramado como una ofrenda de libación, y el tiempo de mi partida ha llegado». Pablo sabía que su muerte era inminente. De acuerdo a la tradición, Pablo fue decapitado poco después de escribir 2 Timoteo, tal vez incluso en un periodo de semanas.
Y mientras lees 2 Timoteo, no hay una palabra de queja, no hay una palabra que sugiera desánimo, no hay una palabra que sugiera temor. El tono es increíble. Es alentador. Es de gozo. Está centrado en Cristo. Y es aún más sorprendente si tienes en cuenta dónde estaba Pablo y lo que él estaba soportando, lo que estaba experimentando mientras escribía esto.
Esta es la última carta inspirada que el apóstol Pablo escribió para ser incluida en las Escrituras. Le escribió esta carta a Timoteo, de ahí el nombre de la epístola, 2 Timoteo. Fue la segunda carta a Timoteo. Timoteo era su hijo en la fe, y él la escribió para animar a Timoteo.
Ahora, toma en cuenta ¿quién es el que tú hubieras pensado que necesitaba ánimo? Sin embargo, aquel que tú hubieras pensado que necesitaba ser alentado desesperadamente es el que escribe una carta para animar a alguien que no estaba en prisión: Timoteo, quien era un joven pastor en la iglesia de Éfeso.
El nombre de Timoteo significa «el que honra a Dios». Él era un hombre joven. A menudo luchaba con un sentido de insuficiencia. Él había visto lo que había pasado con Pablo y había visto otros creyentes que estaban siendo martirizados y perseguidos. Recuerda, esta es la era de Nerón. Los cristianos estaban siendo arrojados a los leones y Timoteo estaba consciente de todo esto; y en su propio ministerio, él había experimentado oposición. Timoteo era propenso, quizás como a menudo lo soy yo (porque me relaciono mucho más con Timoteo que con Pablo, por cierto) era propenso al miedo, él era propenso al desaliento.
Y Pablo escribe desde este agujero en la tierra debajo del sistema de alcantarillado de la ciudad para decir: así es como puedes mantener tu cabeza a flote. He aquí cómo puedes ser alentado. Y mientras lees 2 Timoteo, el tema que sigue predominando es: espera sufrir.
Ahora, Pablo habla de un gran final, y llegaremos a eso en esta serie. Pero mientras tanto, la vida es dura. Lo que Pablo dice en esencia es, recuerda que el sufrimiento es una parte necesaria y normal de la vida cristiana. Así que no te sorprendas por eso. Espéralo. Es parte de tu llamado. No solo si eres un pastor o un misionero, sino si eres una hija de Dios. Espera que eso sea parte de tu llamado.
Pablo no esperaba una vida libre de problemas, y él no se decepcionó. En segunda a Timoteo leemos la palabra «sufrimiento» o «sufrir» muchas veces (como seis veces). Él habla en el versículo 8 del capítulo 1 sobre ser un prisionero.
Y en el versículo 16 del capítulo 1, habla de ser amarrado con cadenas. Tres veces habla en el capítulo 3 sobre persecuciones y ser perseguido. En el capítulo 2, versículo 3, dice: «Sufre penalidades conmigo, como buen soldado de Cristo Jesús». Espéralo. Eso es lo que va a pasar. Comparte los sufrimientos (sufre conmigo).
Y luego, en el capítulo 3, él dice (y solo voy a escoger algunos versículos aislados y a ponerlos juntos mientras miramos estos puntos); empezando en el versículo 1, él dice: «En los últimos días vendrán tiempos difíciles». Espéralo.
«Porque los hombres serán amadores de sí mismos, avaros, jactanciosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, irreverentes, sin amor, implacables, calumniadores, desenfrenados, salvajes, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, envanecidos, amadores de los placeres en vez de amadores de Dios» (vv. 2-4)
Y luego como si eso no fuera lo suficientemente malo, Pablo dice: «Alégrate. Solo va a empeorar». Capítulo 3, versículo 13: «Pero los hombres malos e impostores (o charlatanes) irán de mal en peor, engañando y siendo engañados».
¿Crees que está mal ahora mismo?, espera a ver lo que va a suceder, se va a poner peor y peor. El mal no será refrenado ni restringido hasta que Cristo regrese para establecer Su reino en la tierra.
Ahora, el sufrimiento, como veremos en 2 Timoteo, viene en paquetes diferentes. Pablo habla sobre un sinnúmero de diferentes tipos de sufrimiento y dificultades que él experimentó. Permíteme referirme a ellos, y déjame irlos resaltando a través del libro. Primero, él dice que sufrió por creer y proclamar el evangelio. En el capítulo 2, versículo 9, él habla sobre el evangelio, «por el cual sufro penalidades, hasta el encarcelamiento como un malhechor». Predicar el evangelio era una ofensa capital en el imperio romano en sus días. Creer y predicar que Jesús es el Señor.
Y él dice que seremos perseguidos por vivir piadosamente. Capítulo 3, versículo 12: «Y en verdad, todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, serán perseguidos». ¿Notaste esa pequeña palabra al principio del versículo? Todos. No solo los pastores, no solo los misioneros que se van a llevar el evangelio a las naciones, sino todos. Incluyendo aquellos que viven en la América próspera y suburbana que deseen vivir una vida piadosa, santa, en Cristo Jesús serán perseguidos.
Y luego él dice que a veces hay persecuciones que se relacionan con asuntos doctrinales. Había una gran cantidad de errores doctrinales en los días de Pablo como los hay en nuestros días. Existían los falsos maestros. Y él habla en el capítulo 2, versículo 17 y 18, sobre dos hombres que él llama, Himeneo y Fileto, que se habían desviado de la verdad y habían trastornado la fe de algunos. Ellos crearon confusión. Estos falsos maestros fueron un gran dolor de corazón para Pablo.
Y él habla en el capítulo 3, versículo 6 y aún sigue hablando sobre las personas influyentes que se oponen a la verdad. Él dice, entre ellos están «los que se meten en las casas y llevan cautivas a mujercillas cargadas de pecados, llevadas por diversas pasiones». Versículo 8: «Estos también se oponen a la verdad; hombres de mente depravada, reprobados en lo que respecta a la fe».
Y mientras leo estos versículos pienso en las personas influyentes que se oponen a la verdad, pienso en nuestra cultura: artistas, celebridades, programas populares de TV, programas populares de entrevistas y aun algunos oradores religiosos y autores cuyos libros puedes comprar y leer. Algunos de ellos son grandes éxitos de librerías, Best Sellers. Algunos son falsos maestros. Ellos están trastornando la mente de algunos. Están confundiendo a las personas. Están desorientando a las personas sobre su fe.
Y luego él dice en el capítulo 4 al inicio del versículo 3 –y aquí hay otra forma de sufrimiento relacionada con los asuntos doctrinales– sobre la generalizada falta de interés en la predicación y la enseñanza. Pablo dice: «Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, acumularán para sí maestros conforme a sus propios deseos».
Háblanos de lo que queremos oír. Haznos sentir bien. No hables sobre el pecado. No hables sobre el juicio. No hables sobre el infierno. Solo habla sobre la gracia. Vamos a amarnos unos a otros. No hables de obediencia, porque eso es negativo. No traigas la ley de Dios. Eso está en el Antiguo Testamento.
Habrá personas que no soportarán la sana doctrina. Se apartarán de escuchar la verdad y deambularán en mitos. Esa es una forma de sufrimiento para alguien cuya vida está rendida a la causa de la proclamación de la verdad de Cristo.
El sufrimiento vino también en otros paquetes a la vida de Pablo, no siendo los menos importantes la soledad y el rechazo. Amigos, personas en las que él confiaba que lo abandonaron, que lo desampararon, que salieron de su vida.
Pablo vivió en una era cuando la situación política era extremadamente peligrosa para aquellos que eran llamados cristianos. De hecho, el término cristiano era un término despectivo. Uno de esos seguidores de Cristo. Era dicho con desprecio. Se consideraba una afrenta vergonzosa. Estaba en contra de la ley predicar el evangelio en muchas partes del mundo romano.
Así que como resultado de ver lo que le había pasado a Pablo por predicar el evangelio, prácticamente todos sus amigos, sus compañeros en el ministerio, lo habían abandonado. Ellos estaban tratando de salvar su propio pellejo, con miedo de lo que les sucedería. Así que Pablo en el capítulo 1, en el versículo 15, dice que todos los que estaban en Asia se habían apartado de él.
Hablando de soledad… Mira el capítulo 4, versículos 9-11. Él le dice a Timoteo: «Procura venir a verme pronto, pues Demas me ha abandonado, habiendo amado este mundo presente, y se ha ido a Tesalónica; Crescente se fue a Galacia y Tito a Dalmacia. Solo Lucas está conmigo». Soledad, rechazo. Mira el versículo 16 en ese mismo capítulo 4: «En mi primera defensa nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron».
Y entonces en adición a la soledad, Pablo hace referencia al hecho de que nosotros solo tenemos el sufrimiento que viene de tratar con nuestra propia carne. En el capítulo 2, versículo 22, él dice: «Huye, pues, de las pasiones juveniles». Y creo que eso no solo está hablando de deseos sexuales ilícitos, sino otro tipo de pasiones. Pasión por el poder; pasión por el orgullo. La pasión por desear más posesiones.
Los asuntos de la corrupción de nuestra propia carne con los que luchamos. Nos damos cuenta de que hay áreas en nuestras vidas que no son como Cristo. Nos vemos a nosotras mismas actuando algunas veces como arpías y pensamos, ¿de dónde salió eso? ¿Por qué estoy actuando de esta manera? Ahí está la batalla entre el espíritu y la carne. Esa es una forma de sufrimiento que tiene lugar en el corazón de un hijo de Dios.
Bueno, y hay otras formas en que se muestra el sufrimiento. El otro día estaba hablando con una mujer que estaba pasando por una gran cantidad de problemas importantes en su familia. Su esposo tiene algunos problemas graves de salud, y hay muchos problemas relacionales en su familia que han estado ocurriendo durante mucho tiempo. Ella es madre, abuela, esposa. Y en cada uno de esos roles, ella está sufriendo.
Y dijo algo que me pareció interesante mientras estaba trabajando en esta serie, «siempre, desde que era una niña, traté de hacer lo que estaba bien». Lo que ella básicamente estaba diciendo es, siempre he sido una niña buena y complaciente. Había conocido sobre el Señor y, por lo que yo sé, había caminado con Él. Pero luego ella dijo, «habría pensado que todo eso me iba a ahorrar este tipo de cosas».
Ahora, muchas de nosotras no hubiéramos dicho eso en voz alta, pero ¿alguna vez has sido tentada a pensar así? Es decir, «¿qué hice para merecer esto? ¿Cómo llegué aquí? ¿Por qué me pasa esto a mí?» Nuestra teología da muchas respuestas para esto, pero algunas veces solo en nuestro interior y con nuestras emociones nos cuestionamos. Estas personas están ignorando al Señor y lo están blasfemando y están rechazando la verdad, y sus vidas parecen tan libres de problemas en comparación con la mía. Pensé que me ahorraría este tipo de cosas.
Bueno, puedes estar enfrentando eso en tu matrimonio, en tu lugar de trabajo, o como mujer soltera, quizás preguntándote cómo te vas a sostener en términos de la provisión económica, pensando acerca de la vejez; quizás en cómo lidiar con tus padres ancianos. Tantas situaciones en la vida que nos oprimen. Pero solo quiero decirte que si eres hija de Dios, no estás exenta de estas cosas.
Pablo le dice a Timoteo que espere el sufrimiento. Recuerda que el sufrimiento es una parte necesaria y normal de la vida cristiana. No te sorprendas por ello. Espéralo. Lo necesitamos. Es posible que no suframos de la misma manera en que Pablo lo hizo, pero si eres hija de Dios, estás llamada a sufrir.
Ahora, eso no suena como una muy buena noticia, pero vienen buenas noticias. En el resto de esta serie, queremos hablar sobre cómo podemos soportar los sufrimientos y cómo Dios puede ser glorificado mientras perseveramos, mientras soportamos.
Señor, te doy gracias por la belleza, la maravilla, y el poder de Tu Palabra, y cómo aconseja nuestros corazones en las circunstancias más difíciles de la vida. Quiero orar por nuestros oyentes y cualquiera que pueda estar en este momento experimentando alguna dificultad particularmente difícil. Te oramos que lo alientes y fortalezcas y lo sostengas a través del poder de la verdad de Tu Palabra.
Y Señor, queremos elevar en oración a nuestros hermanos creyentes que ahora mismo a través del mundo se encuentran sufriendo por la causa de Cristo... Oh Señor, te oramos por esas familias, por esos niños. Oramos que Tú los fortalezcas, los animes; y que ministres a sus necesidades.
Señor, unimos nuestros corazones en oración por liberación de estos pastores, misioneros; que Tú venzas las fuerzas y los poderes de las tinieblas y ellos sean devueltos a sus familias. Mientras tanto, Señor, ¿los utilizarías como instrumentos en tus manos para que el evangelio corra y sea glorificado? Sostén y fortalece esas familias que ven sufrir a sus seres queridos por amor al reino y que están dispuestos a irse lejos de sus familiares y de su comodidad para llevar el glorioso mensaje de salvación en Cristo, a un mundo que perece. Te oramos en el nombre de Jesús, amén.
Annamarie: Has estado escuchando a Nancy DeMoss Wolgemuth con la primera enseñanza de la serie, «Persevera en las dificultades de la vida». Todos enfrentaremos sufrimientos ¡aunque no queramos! La pregunta es, ¿cómo lo vamos a hacer? ¿Vamos a perseverar en la carrera de la fe en medio de las situaciones difíciles? Si eres hija de Dios no tienes por qué vivir en temor, porque Él te sostendrá; pero, ¿has clamado a Él o te estás refugiando en tus propias fuerzas o en otras personas?
Ahora, es un poco más fácil perseverar bajo la prueba cuando entiendes el porqué de tu sufrimiento. En el próximo programa escucharás acerca de cómo el apóstol Pablo nos ayuda a pensar en esto, así que te esperamos aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Llamándote a —no solo sobrevivir— sino a tener una vida abundante en Cristo, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
Tenemos el privilegio de proporcionar transcripciones de estos mensajes vivificantes. Si el Señor los ha usado para bendecir tu vida, ¿considerarías donar hoy para ayudar a cubrir los costos?
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