Escribe mientras lees
Débora: ¿Cuál es la mejor herramienta para acompañar la lectura de la Biblia? Nancy DeMoss Wolgemuth dice que es. . . ¡un bolígrafo!
Nancy DeMoss Wolgemuth: Si escribes mientras lees, te concentrarás mejor. Luego, cuando termines, tendrás un diario de tu resumen de la Palabra de Dios, no solo de cómo entraste en la Palabra, sino de cómo la Palabra entró en ti mientras hacías el resumen y la aplicación.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «El lugar apacible», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 28 de mayo de 2024.
Quizá de niña te enseñaron a no escribir en los libros. Y tal vez lo enseñes ahora como madre o profesora. Respetar la propiedad es importante, pero una forma de estudiar la Biblia respetuosamente es escribir en ella. Nancy nos hablará más sobre esto en el episodio de hoy, el cual …
Débora: ¿Cuál es la mejor herramienta para acompañar la lectura de la Biblia? Nancy DeMoss Wolgemuth dice que es. . . ¡un bolígrafo!
Nancy DeMoss Wolgemuth: Si escribes mientras lees, te concentrarás mejor. Luego, cuando termines, tendrás un diario de tu resumen de la Palabra de Dios, no solo de cómo entraste en la Palabra, sino de cómo la Palabra entró en ti mientras hacías el resumen y la aplicación.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «El lugar apacible», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 28 de mayo de 2024.
Quizá de niña te enseñaron a no escribir en los libros. Y tal vez lo enseñes ahora como madre o profesora. Respetar la propiedad es importante, pero una forma de estudiar la Biblia respetuosamente es escribir en ella. Nancy nos hablará más sobre esto en el episodio de hoy, el cual es parte de la serie titulada: «Entra en la Palabra y deja que la Palabra entre en ti». Si te perdiste alguno de los episodios anteriores de esta serie, ¡que por cierto son maravillosos!, puedes escucharlos o leer la transcripción en AvivaNuestrosCorazones.com, o en la aplicación de Aviva Nuestros Corazones. Aquí está Nancy.
Nancy: ¿Has tenido alguna vez la experiencia mientras estás leyendo en tu tiempo devocional, leyendo una porción particular de las Escrituras, tal vez incluso varias páginas o capítulos, de detenerte porque te diste cuenta de que no tienes idea de lo que acabas de leer? Estoy segura de que muchas de ustedes están asintiendo ahora; yo también estoy asintiendo porque me ha pasado muchas veces.
Tal vez, cuando lees las Escrituras, te resulta difícil concentrarte. Estás leyendo con los ojos sobre los hijos de Israel en el desierto o Cristo y sus discípulos en una barca, pero tu mente está a miles de kilómetros de distancia. Estás pensando en la llamada que acabas de recibir de tu suegra, o en la llamada que tienes que hacer a tu suegra.
Estás pensando en el vestuario que tienes que hacerle a tu hijo para una obra de la escuela. Quizás piensas en tu hija, que va a pasar el fin de semana con su papá y su pareja, y eso te preocupa. O piensas en mil cosas más que no tienen nada que ver, al menos en apariencia, con lo que estás leyendo.
Bueno, hoy quiero darte algunas sugerencias prácticas para que tu tiempo en la Palabra sea más significativo y para ayudarte a concentrarte en lo que estás leyendo. He descubierto que algunos de estos consejos realmente me han ayudado a evitar que mi vida devocional personal se vuelva aburrida o seca.
Permíteme darte un encabezado y algunos subpuntos que dividiré bajo ese mismo encabezado hoy y en las próximas sesiones. Quiero que tomes nota de esto, si es posible. Hay algo clave que he encontrado para una vida devocional significativa, y es esto: Escribe mientras lees. Escribe mientras lees la Palabra de Dios.
He descubierto que, humanamente hablando, esta ha sido la mayor ayuda en mi vida devocional personal: escribir mientras leo la Palabra de Dios, leer las Escrituras con un papel y un bolígrafo en la mano para poder anotar mis percepciones de la Palabra.
Así que consigue un diario o un cuaderno en blanco de algún tipo, lo que necesites para que todas tus notas estén en un mismo lugar. Y como vamos a ver hoy, no tengas miedo de escribir en tu Biblia. He descubierto que escribir en mi Biblia y escribir en algún otro tipo de papel como en un diario o cuaderno ha sido de gran ayuda en mi vida devocional personal.
Ahora, solo quiero decirte desde el principio: esto no tiene que ser difícil. No tiene por qué ser complicado, y no tienes que tener un título de seminario ni nada parecido para hacer lo que vamos a hablar en estas próximas sesiones.
Hablemos entonces sobre algunas ideas prácticas sobre qué escribir. Y puede que estés diciendo: «Tengo mi Biblia; tengo mi lápiz y papel: ¿qué escribo mientras leo?».
Bueno, en primer lugar, y esto suena tan simple que casi dudo en decirlo, pero escribe porciones de la Escritura misma, palabra por palabra. Y quizás dices: «Escribir simplemente partes de la Biblia. . . ¿podría ser valioso? ¿Podría ser significativo?» ¡Por supuesto que sí!
Antes de la invención de la imprenta, la gente no tenía sus propias copias de las Escrituras. La Biblia se copiaba a mano, meticulosamente, y se transmitía de generación en generación. Hoy en día, no tenemos que hacer eso. Podemos comprar fácilmente una versión impresa de la Palabra.
Pero al no tener la práctica de escribir la Escritura, creo que podemos haber perdido algo realmente precioso. Es valioso dedicar tiempo a copiar partes de la Palabra de Dios, palabra por palabra. De hecho, hay varias ocasiones en las Escrituras en las que Dios instruyó a la gente a hacer eso mismo.
¿Recuerdas en Éxodo cuando Moisés subió a la montaña para encontrarse con Dios? Dios le dijo en el capítulo 34, versículo 27: «Escribe estas palabras», y la Escritura dice, «Y escribió en las tablas las palabras del pacto, los Diez Mandamientos» (v. 28).
Luego vemos que cuarenta años más tarde, cuando los hijos de Israel se preparaban para entrar en la Tierra Prometida, Moisés leyó las leyes de Dios para toda la congregación. Luego le dijo al pueblo lo que Dios le había dicho. Les dijo: «Las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas» (Deut. 6:9).
Y por cierto, esa es una de las razones por las que me encanta tener en mi casa porciones enmarcadas de las Escrituras, de modo que las tengo expuestas por todas partes a mi alrededor. Está en mi baño, en mi estudio, en mi habitación, en mi sala, están en cualquier lugar de mi casa. Trato de tener alguna porción o porciones de las Escrituras solo por el valor de tenerlas siempre ante nosotros.
Pero, ¿por qué escribirlas? Dios sabe lo propensos que somos a olvidar. Al escribirlo, nos ayuda a recordar.
Podrás recordar cuando en la escuela los profesores escribían algo en la pizarra, o pizarra blanca, como se dice ahora, y te hacían copiarlo en tu cuaderno muchas veces. (¿Ya no hacen eso en la escuela? No sé si lo hacen, pero nosotros lo considerábamos todo un trabajo).
Bueno, quizás la profesora sabía que escribiendo algo repetidamente, podríamos entenderlo. Podría entrar en nuestro sistema. Así que considera la posibilidad de escribir a mano partes de las Escrituras.
Hay una joven estudiante universitaria que solía trabajar en mi oficina. Ella se propuso que para cuando cumpliera veintiún años (y creo que lo logró), copiaría toda la Biblia a mano.
La podías ver en diferentes momentos cuando estaba esperando o viajando o sentada en la recepción de nuestra oficina y el teléfono no estaba sonando, ella estaba con su pequeño cuaderno y su Biblia, copiando cuidadosamente las Escrituras, versículo por versículo, palabra por palabra. Y lo hizo, copió toda la Biblia cuando tenía veintiún años.
De nuevo, eso no te hace más o menos espiritual si no lo has hecho. Pero tiene valor. Tienes que pensar en ello mientras lo escribes. Así que, considera escribir porciones de la Escritura a mano.
Luego, como mencionamos hace un momento, escribe en tu Biblia. Y quizás dices: «¿Qué debo escribir en mi Biblia?». No hay ninguna referencia específica en las Escrituras acerca de escribir en tu Biblia, porque recuerda que casi nadie tenía una copia de la Biblia antes del siglo 16. Pero yo encuentro que escribir en mi Biblia ha sido una ayuda muy práctica y una bendición en mi vida devocional.
Recuerdo que, cuando era niña, mis padres nos animaban a subrayar los versículos que nos parecían especialmente significativos. Yo me dejaba llevar un poco y subrayaba tanto que mi papá me sugirió, en un momento dado, que tal vez debería subrayar solo las cosas que no me parecían significativas.
Pero empecé así de niña, subrayando versículos y frases para enfatizar, cosas que realmente me hablaban personalmente. A lo largo de los años, he leído y marcado muchos ejemplares diferentes de la Biblia.
Cada una de mis Biblias, si pudiera ponerlas en orden en la secuencia en que las he leído, cada una de esas Biblias contaría algo de mi trayecto personal de fe durante ese período de mi vida.
- Encierro en un círculo palabras y frases repetidas.
- Tomo notas sobre el significado de una palabra o frase concreta.
- A veces incluso escribo la fecha o el lugar en el que estaba cuando Dios utilizó una Escritura o un pasaje específico para hablar a mi corazón de una manera particular.
- A veces simplemente escribo algunas palabras que registran mi respuesta personal a lo que he leído, cosas como: «Sí, Señor. Estoy de acuerdo. Gracias, Señor. Cambia mi corazón, Señor. Haz que esto sea verdad en mi vida».
- Puedo anotar el nombre de alguien por quien estoy orando en relación con un pasaje en particular.
- Los márgenes no son muy amplios, así que no escribo mucho. Escribo muy pequeño, y a medida que vaya envejeciendo no podré leer ninguna de esas viejas notas.
Pero mientras escribo, me ayudan a concentrarme, a enfocarme en lo que estoy leyendo. Ese es el valor de escribir mientras lees.
Y quiero compartir contigo un método práctico para escribir mientras lees que me ha sido muy útil a mí y a muchas otras personas. Alguien lo ha llamado el método R-A. «R» significa resumen y «A» significa aplicación: resumen y aplicación. Es muy sencillo.
Cualquiera puede hacerlo y, por cierto, es algo a lo que también puedes retar a tus hijos y a tus nietos. Yo he retado a jóvenes de doce, trece y catorce años de edad a leer la Biblia usando este Método de Resumen-Aplicación, R-A, y en realidad los he sobornado para que lo hagan. No me avergüenza decirlo.
Les he dicho: «Cuando termines de leer toda la Biblia usando este método, haré algo valioso para ti». Ayudé a un chico a comprarse un ordenador en su adolescencia temprana después de que leyera toda la Biblia con el Método R-A.
Funciona así: Consigue un cuaderno, un papel en blanco, y mientras lees la Biblia en cualquier secuencia, si estás leyendo el Antiguo y el Nuevo Testamento al mismo tiempo, está bien, si estás leyendo de corrido, cualquier ritmo, pero mientras lees cada capítulo, escribe el capítulo (Génesis 1, Levítico 11, Mateo 18, lo que sea).
Lee el capítulo, y luego escribe una o dos frases que resuman ese capítulo. Resúmelo con tus propias palabras.
Luego «A», la aplicación: escribe una o dos frases de aplicación personal expresando cómo algo de ese pasaje, algo de ese capítulo, puede aplicarse a tu vida.
- ¿Cómo te habló personalmente?
- ¿Qué significó para ti?
- ¿Qué quiere Dios que hagas con respecto a lo que acabas de leer?
Algo que esté orientado a la aplicación. Haz eso con cada capítulo de la Biblia, y si al leer esos capítulos buscas un resumen y una aplicación, te será más fácil concentrarte en lo que estás leyendo. No tendrás tantas ocasiones en las que mires hacia atrás y digas: «Acabo de leer tres capítulos y no tengo ni idea de qué se trataba».
Si escribes mientras lees, o lees pensando en lo que puedes escribir, verás que te concentras mejor. Luego cuando termines, tendrás allí un diario de tu resumen de la Palabra de Dios, no solo cómo entraste en la Palabra, sino cómo la Palabra entro en ti mientras haces el resumen y la aplicación.
Cualquiera puede hacer esto, y si nunca has hecho un método de estudio bíblico, no sientas que tienes que ir a comprar bolígrafos de todos los colores y marcadores y libros y comentarios. Esas cosas pueden ser muy útiles, pero puedes empezar de manera muy sencilla.
Si asumiste el reto con otras oyentes de Aviva Nuestros Corazones durante estos días y no has tenido el hábito de leer la Biblia antes, este es un gran lugar para empezar. Dondequiera que estés leyendo, para empezar capítulo por capítulo, aplica el método de resumen y aplicación.
Con solo esa pequeña técnica, creo que encontrarás la Palabra de Dios más significativa de lo que jamás soñaste que podría ser. Y a medida que lo hagas, te encontrarás llegando a conocer no solo la Palabra, sino al Dios que inspiró esa Palabra.
Déjame recordarte lo que he dicho otras veces en este programa, y es que tú y yo no podemos convertirnos en las mujeres que Dios quiere que seamos, aparte de un tiempo diario y consistente en Su Palabra para conocerlo. No hay atajos para el crecimiento espiritual, no hay atajos para resolver los problemas en tu matrimonio, con tu hijo o hija adolescente, con tu ambiente de trabajo o con tu compañera de cuarto.
No hay consejeros, o libros, o métodos, o audios, o programas de radio en cuanto a este tema que puedan ser un sustituto para que entres en la Palabra y dejes que la Palabra de Dios te hable. Me apasiona este mensaje. ¿Se nota? ¿Te das cuenta? Y espero seguir apasionada porque no podemos crecer espiritualmente sin la Palabra de Dios.
Escucho todo el tiempo a mujeres y leo sus cartas y sus correos electrónicos, mujeres que derraman sus corazones sobre asuntos de sus vidas, sus luchas, sus problemas, sus presiones, sus cargas. Algunas de ellas son situaciones muy, muy duras, y otras son simplemente la vida cotidiana, que puede ser dura en sí misma.
Mi corazón está con esas mujeres. Me solidarizo con ellas. Quiero ayudar, y oro para que a través del ministerio de Aviva Nuestros Corazones, estemos ayudando a animar a las mujeres en su caminar con el Señor.
Pero sé que a la hora de la verdad, si esas mujeres no están en la Palabra de Dios por sí mismas, nunca van a obtener las respuestas que realmente necesitan. Ellas nunca van a tener la relación con Dios que ellas quieren y anhelan y necesitan simplemente para vivir la vida en este planeta. No van a crecer espiritualmente.
No puedes tener una dieta constante con solo obtener tu enseñanza de otros programas de radio, incluyendo este. Si esa es la única manera en que obtienes la Palabra de Dios, no vas a ser tan madura, nutrida y bien alimentada espiritualmente como podrías serlo si entraras en la Palabra de Dios por ti misma.
Tener que enseñar la Palabra de Dios en Aviva Nuestros Corazones es parte de lo que me ayuda a crecer, porque entre nuestras sesiones de grabación, tengo que estar en la Palabra, estudiando, escuchando al Señor, abriendo la Palabra, dejando que Dios me hable, y soy tan bendecida porque tengo que estar en la Palabra todo el tiempo para tener algo con lo cual alimentar a cada oyente que nos escucha.
Bueno, yo no soy la única que se supone debe alimentar a la gente con la Palabra de Dios. Se supone que tú hagas eso también. Se supone que debes alimentar a tus hijos, a tus amigos, y a otros a tu alrededor con lo que Dios te ha dado de Su Palabra. Se supone que debes alimentarte espiritualmente. Es por eso que estoy tratando durante esta serie de darte algunos consejos prácticos de cómo entrar en la Palabra de Dios y cómo hacer que la Palabra de Dios entre en ti.
Y quiero darte un método un poco más sofisticado, y de nuevo, no tienes que ir al seminario para conseguir esto. Este método, para aquellas de ustedes que les gusta algo mas creativo, se llama el método A-E-I-O-U. ¿Crees que lo puedes recordar? A-E-I-O-U, y cada una de esas letras significa una cosa que puedes hacer mientras escribes lo que obtienes de la Palabra de Dios. Hoy hablaremos de la A y la E, y en la próxima sesión, continuaremos con la I, la O y la U.
En primer lugar, «A», anota tus preguntas. Mientras lees la Palabra de Dios, anota las preguntas que surjan en tu mente. Y permíteme darte algunas ideas de lo que puedes preguntar, y voy a decirlo más rápido de lo que podrás escribirlo si estás tratando de tomar notas, pero puedes ir a nuestro sitio web para obtener esto con más detalle, o pueden ir al libro «En la quietud de Su presencia» que escribí para ayudar a las mujeres a saber cómo tener un tiempo tranquilo, una vida devocional que sea más significativa.
Y mucho de lo que estoy compartiendo en esta serie, viene directamente de ese libro, aunque en ese libro hay más detalles acerca de cómo puedes entrar en la Palabra.
Lo que me gustaría hacer es sentarnos con todas nuestras Biblias abiertas y cuadernos fuera, y tener algunas herramientas a nuestro alrededor para realmente hacer esto juntas.
Pero me doy cuenta de que algunas personas están escuchando Aviva Nuestros Corazones mientras hacen las tareas del hogar, o están su trabajo, o en su vehículo, y sé que no pueden detenerse para sacar su Biblia y tomar notas mientras están haciendo esto.
Así que por eso me gustaría animarte a aprovechar algunos de los recursos que tenemos disponibles a través de nuestro sitio web.
«A», anota tus preguntas. Preguntas como,
- ¿Qué dice este pasaje? Haz observaciones sobre el pasaje.
- ¿Qué significa? ¿Cuál es la interpretación del pasaje?
Anota tus preguntas. «¿Qué dice y qué significa?». Utiliza el mismo tipo de preguntas que harías si estuvieras intentando escribir un relato periodístico o un reportaje sobre algo que está ocurriendo.
- ¿Quién lo escribió? ¿Quién escribió este libro?
- ¿Quién dijo esto en este pasaje?
- ¿De quién hablaban?
- ¿A quién se dirigían?
- ¿Qué ocurrió?
- ¿Cuáles son los principales acontecimientos?
- ¿Cuáles son las ideas principales?
- ¿Cuál es el tema principal de este pasaje?
- ¿Cuándo se escribió?
- ¿Cuándo sucedieron los hechos?
- ¿Dónde sucedieron?
Si ves que Cristo fue a Cesárea y ves que en el capítulo anterior estuvo en otra ciudad, saca un mapa de la parte de atrás de tu Biblia y mira esos lugares en el mapa y di: «¿A dónde fue? ¿Qué tan lejos fue? ¿Qué distancia recorrió ese día en particular para ir de Jerusalén a Belén a buscar a los magos? ¿Qué tan lejos fue el viaje para ellos?» Anota tus preguntas.
- ¿Por qué se escribió esto?
A veces la respuesta está en el texto, y eso lo leemos en el Evangelio de Juan, capítulo 20, versículo 31: «Estas [cosas] se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que al creer, tengan vida en Su nombre». Eso te dice por qué fue escrito. A veces la respuesta no está clara, pero al meditar en el pasaje, descubrirás que Dios te ayudará a entender el propósito de ese pasaje.
- ¿Cómo sucedió esto?
- ¿Cómo se hace esto?
Anota tus preguntas. Anota tus preguntas para las que no conozcas las respuestas y para las que tal vez no encuentres las respuestas de inmediato; cosas que te gustaría saber sobre el pasaje. Yo siempre anoto mis preguntas mientras leo las Escrituras.
- ¿Por qué está esto aquí?
- ¿Por qué dijo eso?
- ¿Qué significa esto?
- ¿Dónde está?
Aprendo mucho anotando esas preguntas de diagnóstico.
Luego tengo en mi biblioteca algunas herramientas que pueden ayudarme si la respuesta no está ahí mismo en el texto. ¿Quién era este Melquisedec? ¿Quién era ese personaje de la Biblia? ¿Con quién está relacionado? Cuando leo que Cristo es la vara
del tronco de Isaí, ¿quién es Isaí? ¿Y qué tiene que ver Cristo con eso? Intento relacionar estas cosas anotando mis preguntas. Esa es la «A».
Escribe esas preguntas y, a medida que encuentres respuestas a tus preguntas, escríbelas. Pero date cuenta de que algunas de tus preguntas serán contestadas más tarde cuando llegues a otras porciones de las Escrituras. Dirás: «Ya lo entiendo. Eso responde a una pregunta que hice sobre otra porción que leí hace meses». Escríbelo.
«A», anota tus preguntas, luego «E», enfatiza palabras y frases clave, A-E-I-O-U. Enfatiza: busca un versículo clave en el capítulo que capture el corazón de ese pasaje. Busca una palabra clave en el pasaje. ¿Qué palabra te llama la atención en ese pasaje? Haz un círculo. Subráyala. Escríbela.
Eso es algo que hago siempre que leo las Escrituras: siempre busco patrones, palabras o frases repetidas, cosas que se repiten en el capítulo, o el libro, o el pasaje que estoy leyendo; enfatiza palabras y frases. Permíteme darte varios ejemplos de lo que estoy hablando.
Por ejemplo, si estás leyendo el libro de Levítico, ¿cuál es la palabra que encontrarás en el libro de Levítico una y otra y otra vez? Es la palabra «santo» o la palabra «limpio». También encontrarás la palabra «inmundo» o «profano». Así que rodea esas palabras, santo, limpio, impuro, profano, y las palabras relacionadas.
Luego, después de haber recorrido el libro y anotado esas palabras, resume lo que el libro de Levítico enseña sobre el tema de la santidad. Obviamente ese es el tema del libro, así que resáltalo. Enfatiza esa palabra y frase repetida, y eso te ayudará a comprender el significado de la santidad.
Otro ejemplo, llegas al libro de 1.ª de Juan y hay una frase recurrente en esos cinco capítulos: «En esto se reconocen los hijos de Dios. . .». El libro está escrito para decirnos cómo podemos tener la seguridad de la salvación: «Y en esto sabemos, y en esto sabemos, y en esto sabemos».
Me doy cuenta de eso cuando leo 1.ª de Juan. Toma papel y lápiz y escribe cómo lo sabemos. Hay varias evidencias de salvación genuina que se dan en 1 Juan, «Y en esto sabemos», y luego da una evidencia. Escríbelas.
Si tienes dudas acerca de tu propia salvación, o no estás segura de que eres una hija de Dios, este es un excelente ejercicio. Ve a 1.ª de Juan y escribe todas las evidencias de ser cristiana, de ser una hija de Dios, y luego pídele a Dios que te muestre: «¿Estas evidencias están en mi vida? ¿Tengo una base legítima para estar seguro de mi salvación?».
Hace un tiempo estuve leyendo el libro de Tito, y noté que la palabra «dominio propio» aparecía varias veces en el libro de Tito en la traducción que estaba leyendo. Esa frase me llamó la atención. A los hombres ancianos se les dice que sean sobrios, que tengan dominio propio. A las mujeres ancianas se les dice que sean sobrias, tengan dominio propio. A todos se nos dice que tengamos dominio propio.
Empecé a pensar que hay algo importante en el dominio propio, así que estuve meditando sobre «¿Por qué es importante el dominio propio? ¿Qué pasa si no lo tenemos? ¿Cuáles son las consecuencias?». En el libro de Tito, estaba buscando estas cosas, y empecé por ver esa palabra enfatizada.
He estado también leyendo el Evangelio de Juan, y una de las cosas que más me llamó la atención es cuántas veces dice, de diferentes maneras, que Cristo dependía de Su Padre celestial para que le dijera qué hacer, qué decir y a dónde ir.
Una y otra vez, capítulo 5, capítulo 6, capítulo 8, capítulo 11 (si no me equivoco), una y otra vez dice: «Yo no hago nada por mí mismo. Yo no digo nada por mi cuenta. Yo no voy a ninguna parte por Mi cuenta. Hago siempre las cosas que Mi Padre Me dice que haga. Digo lo que El me dice que diga. Voy donde Él me dice que vaya».
¿Qué me dice eso? Si Cristo dependía de Su Padre para que lo dirigiera porque eran tan unidos que no podía hacer nada por Sí mismo, qué tonta soy , que nec edad es si trato de vivir esta vida cristiana por mi cuenta, hablar y hacer cosas e ir a lugares y tomar decisiones sin reconocer mi dependencia de Dios, sin mirarlo y decirle: «Señor, ¿qué quieres que enseñe? ¿Qué quieres que diga? ¿Cómo quieres que maneje esta situación? ¿Quieres que acepte este compromiso?».
Se trata de siempre consultar con el Señor para saber: «¿Es esto lo que Tú quieres que haga?». Saque estas verdades y aplicaciones de mi estudio del Evangelio de Juan.
Y mientras lees, y permíteme animarte incluso durante este próximo fin de semana, mientras lees las Escrituras: «A», anota tus preguntas, y anota las respuestas que se te ocurran. Y luego «E», enfatiza palabras y frases claves, y pídele al Señor que, a través de esos patrones, haga que las Escrituras cobren vida para ti.
Y te prometo esto: si escribes estas cosas mientras lees la Palabra, no te quedarás dormida. Si no escribes mientras lees, puede que te duermas. Esto te ayudará a concentrarte y a enfocarte en lo que lees y a sacar mucho más provecho de ello que si simplemente leyeras sin hacer esas anotaciones.
Consigue papel, un cuaderno, un bolígrafo y, mientras lees la Palabra, anota tus preguntas y luego subraya las palabras y frases clave, y observa qué nuevas percepciones te dará Dios.
Débora: Si alguna vez has sentido que no entiendes lo que lees de la Biblia, espero que pongas en práctica algunos de los consejos que Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha dado. Ella ha estado ofreciendo algunas maneras prácticas para que podamos sacar más provecho a la Palabra de Dios. Y hablando de esto, Aviva Nuestros Corazones tiene un par de recursos dedicados a ayudarte a estudiar la Biblia, tenemos los retos «Mujer Verdadera 365 Canónico» y nuestro más reciente reto «Mujer Verdadera 365 Cronológico». Sin duda puedes aplicar lo que Nancy nos ha estado enseñando en esta serie en cualquiera de estos dos retos.
Puedes encontrarlos en nuestro sitio web AvivaNuestrosCorazones.com o en la transcripción del episodio de hoy.
Leer la Biblia no es principalmente un ejercicio intelectual. Descubre por qué la Palabra de Dios te da más que un simple conocimiento intelectual en el próximo episodio de esta serie titulada: «Entra en la Palabra y deja que la Palabra entre en ti». ¡Te esperamos!
Ayudándote a descubrir y abrazar las verdades de la Palabra de Dios, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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