Escapando de la espiral de la ira
Annamarie Sauter: ¿Te indigna pensar en un Dios airado? Escucha lo que nos dice el pastor Sugel Michelén.
Sugel Michelén: Precisamente porque Dios es amor, Él no puede permanecer indiferente ante el pecado y la maldad que destruyen al hombre creado a Su imagen y semejanza.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Durante los últimos días, hemos escuchado de Paul David Tripp. Él nos ha estado mostrando la conexión entre los deseos de nuestros corazones y nuestro enojo. Quizá al escuchar esos mensajes te pudiste identificar; sin embargo, cuando escuchas hablar sobre la ira de Dios, te indignas.
Hoy escucharemos una porción de un mensaje del pastor Sugel Michelén, que nos ayudará a conocer mejor este atributo de Dios. Él inició leyendo Romanos capítulo 1, versículos del 16-32. Escuchemos.
Sugel M.: La tesis de Pablo en este pasaje …
Annamarie Sauter: ¿Te indigna pensar en un Dios airado? Escucha lo que nos dice el pastor Sugel Michelén.
Sugel Michelén: Precisamente porque Dios es amor, Él no puede permanecer indiferente ante el pecado y la maldad que destruyen al hombre creado a Su imagen y semejanza.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Durante los últimos días, hemos escuchado de Paul David Tripp. Él nos ha estado mostrando la conexión entre los deseos de nuestros corazones y nuestro enojo. Quizá al escuchar esos mensajes te pudiste identificar; sin embargo, cuando escuchas hablar sobre la ira de Dios, te indignas.
Hoy escucharemos una porción de un mensaje del pastor Sugel Michelén, que nos ayudará a conocer mejor este atributo de Dios. Él inició leyendo Romanos capítulo 1, versículos del 16-32. Escuchemos.
Sugel M.: La tesis de Pablo en este pasaje es que todos, todos, absolutamente todos los hombres por igual, necesitan la salvación que el evangelio anuncia, porque todos, absolutamente todos, son igualmente culpables en la presencia de Dios.
Así que la buena noticia del evangelio comienza con una noticia muy mala, y de hecho –no podemos entender la buena noticia del evangelio si no entendemos primero la mala que es lo que Pablo pasa a explicarnos aquí a través del versículo 18– y aunque no es mi intención exponer este pasaje con todo lujo de detalle, es un pasaje muy denso, al menos tenemos que entender cuál es la esencia de la acusación que Pablo plantea aquí contra la raza humana y que demanda un costosísimo plan de salvación como el que Dios anuncia en el evangelio.
Nosotros encontramos básicamente dos cosas en este pasaje: Una acusación general seguida por un desglose más específico, más concreto, de esa acusación general. Versículo 18: «Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él (lo que no podemos ver de Dios), su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa».
El cargo de Dios contra toda la raza humana es muy contundente. Él se ha revelado a todos los hombres a través de la creación en una forma muy evidente –y más adelante Pablo va a añadir que Dios también se ha revelado a través de la conciencia humana– todo hombre tiene una conciencia, todo hombre tiene la noción de bueno y malo y que lo bueno debe ser alabado, lo malo debe ser castigado. Eso es un testimonio de Dios en la conciencia del hombre pero el hombre ha tomado la decisión de resistir esa revelación divina, con todas las fuerzas de su corazón.
Como un artista que desea ser conocido, Dios ha puesto Su firma en todo el universo que Él creó y le dio al hombre la capacidad de entender esa evidencia. Esa es la verdad que el hombre ha detenido con injusticia. Por supuesto eso no quiere decir que la creación nos revela todo lo que necesitamos conocer acerca de Dios, pero Pablo está diciendo que revela lo suficiente como para saber que Él existe, como para saber que Él es digno de ser adorado, como para saber que Él es digno de ser obedecido.
Lo que Pablo está diciendo aquí es que la existencia del universo y nosotros dentro de ese universo, nos plantea el caso más fascinante, nos plantea el caso más relevante que detective alguno haya tratado de descifrar jamás; solo que en este caso la solución resulta increíblemente simple porque toda la creación está repleta de evidencias que nos hablan de un creador todopoderoso, lleno de sabiduría que hizo todas las cosas con un propósito. Eso es tan claro, dice Pablo, que el hombre que no se postra ante Dios en adoración y con un corazón agradecido, queda sin excusa, dice en el versículo 21. Literalmente queda sin apología para defender su caso cuando tenga que presentarse delante de Él en el día del juicio.
El hombre sabe que hay un Dios, dice Pablo, pero pretende vivir como si no lo supiera. Noten el versículo 21: «Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido». Él sabe que hay un Dios pero él pretende vivir como si él no lo supiera. Esa es en esencia la acusación de Pablo contra toda la raza humana. El hombre padece de una pecaminosa e inexcusable deshonestidad intelectual. El hombre sabe que existe Dios pero pretende vivir como si él no supiera eso, y por supuesto nadie puede pretender tal cosa sin sufrir las consecuencias.
Imagínate lo que sucedería con una persona que decide pretender que los carros no existen. Él va por la calle y cruza porque él dice, «no existen». Ya ustedes se imaginan lo que va a pasar. El hombre pretende vivir como si no tuviera que tomar en cuenta a Dios.
Y ahora Pablo quiere mostrarnos de manera más específica, de manera más concreta, cómo esto se manifiesta en la realidad, en la práctica, a través de tres intercambios íntimamente relacionados entre sí.
En primer lugar, el hombre, dice Pablo, decidió cambiar la gloria de Dios por la vanagloria de las criaturas. Versículo 21: «Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron (aquí está el primer intercambio, cambiaron) la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles».
Alguien decía que el ser humano es un religioso incurable. Como fuimos creados originalmente para adorar a Dios y encontrar en Él nuestra seguridad y nuestra satisfacción, el hombre no puede desechar a Dios sin caer en la idolatría, eso es imposible. Debo aclarar, porque somos personas muy sofisticadas del siglo XXI, que cuando hablamos de idolatría, no podemos pensar únicamente en un adorador de imágenes. Todo aquello en lo que ponemos nuestra confianza, en lo que buscamos nuestra identidad, nuestra seguridad, que no sea Dios, ese es nuestro ídolo.
Es aquello en lo que nos refugiamos en momentos de dificultad, o como dice Timothy Keller: Son aquellas cosas con las que contamos para hacer nuestras vidas significativas. Son aquellas cosas de las cuales decimos, «yo necesito eso para ser feliz» o «si yo no tengo eso mi vida no vale nada, ni significa nada». Eso es un ídolo. El hombre busca desesperadamente en las cosas creadas lo que solo puede encontrar en el creador y por eso experimenta una profunda, profunda insatisfacción, no importa su inclinación sexual. Hermanos yo tengo que seguir insistiendo, este pasaje no es acerca de la homosexualidad, este pasaje es acerca de la culpabilidad humana. El hombre vive insatisfecho, no importa si es homosexual o si es heterosexual.
C.S. Lewis, decía que la historia de la humanidad es una terrible y larga historia del hombre tratando de encontrar algo que no sea Dios, pero que lo haga feliz. Esa es la historia del hombre. Tratando de encontrar algo que no sea Dios, pero que lo haga feliz. En segundo lugar, Pablo dice también que el hombre no solamente ha cambiado la gloria de Dios por la vanagloria de las criaturas, él ha cambiado la verdad de Dios por la mentira.
Versículo 24: «Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos».
La gloria de Dios estaba supuesta a ser el sol alrededor del cual orbitaran nuestras almas, pero el hombre ha decidido orbitar alrededor de las criaturas, y sobre todo, se ha colocado a sí mismo en el centro de su propio universo y eso no solo nos convierte en idólatras sino que produce una profunda distorsión de la realidad, una profunda distorsión de la realidad. El hombre ha cambiado la verdad de Dios por la mentira, en el sentido de que ha decidido poner a un lado al creador, descansar en la criatura. Adorar a Dios como Dios, es ver las cosas como son y por lo tanto es vivir conforme a la verdad. Adorar a la criatura como si fuera Dios, es vivir una ilusión que distorsiona por completo nuestra percepción de las cosas; es abrazar la mentira como si fuera la verdad. Es por eso que Pablo dice en el versículo 21 que los hombres se envanecieron en sus razonamientos, han perdido la capacidad de razonar equilibradamente. Tanto así, que a la necedad el hombre la llama sabiduría. Profesando ser sabios se hicieron necios y a la sabiduría el hombre le llama necedad.
¿Cómo nosotros podemos entender que en Estados Unidos, en los Estados Unidos de Norteamérica matar el huevo de una águila calva te lleva a la cárcel y a pagar una multa de cinco a diez mil dólares, pero matar a un niño en el vientre de la madre no tiene ninguna penalidad? Profesando ser sabios se hicieron necios. Al cambiar la gloria de Dios por la vanagloria de la criatura, el hombre ha perdido su punto de referencia para poder interpretar la realidad en una forma objetiva, y una de las ilustraciones más claras de esa terrible distorsión es precisamente la homosexualidad, que es el tercer intercambio que Pablo menciona en el pasaje.
Versículo 26: «Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío».
Digo otra vez, el tema de estos versículos no es la homosexualidad, sino la necesidad que todos tenemos del evangelio, pero Pablo introduce ese tema aquí como una vívida ilustración de lo que ha ocurrido con la raza humana al intercambiar la gloria de Dios por la vanagloria de las criaturas, y la verdad de Dios por la mentira. Debido a ese terrible intercambio hecho por el hombre en su pecado, Dios ha derramado su ira –escuchen bien otra vez– contra toda la raza humana. Pablo no está hablando aquí de casos específicos, Pablo está hablando de la humanidad y él está diciendo, «Dios ha derramado Su ira contra el hombre, contra toda la raza humana» ¿Cómo? «Dejándoles cosechar en toda su intensidad, el fruto de su extravío. Tres veces Pablo dice en este pasaje que Dios los entregó, tres veces, a todo el mundo, Dios los entregó.
Versículo 24: «Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones... Versículo 26: «Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas... Versículo 28: «Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada...». Dios los entregó.
Va a haber un despliegue de la ira de Dios en el día del juicio, pero Pablo está hablando aquí de cómo se manifiesta esa ira aquí y ahora en el presente, como dice el comentarista William Hendrickson: Dios en Su ira permite que todos los pecadores impenitentes sean arrastrados por sus propios pecados al abismo de sus propias pasiones viles. Esa es una de las manifestaciones de la ira de Dios sobre una humanidad pecadora que sabiendo que existe Dios, ahora quiere pretender que no lo sabe, ahora quiere pretender que Él no está ahí, ahora quiere pretender que Su opinión no importa en lo absoluto, y Dios los entregó.
«Pastor, pero la Biblia dice que Dios es amor...». Yo lo sé, pero también enseña que Él es perfectamente santo, y que Él es perfectamente justo. Estos atributos no se excluyen entre sí, sino que se complementan. De hecho, déjenme decir algo que a algunos les va a parecer bien extraño: Precisamente porque Dios es amor, Él no puede permanecer indiferente ante el pecado y la maldad que destruyen al hombre creado a Su imagen y semejanza.
Alguien dijo muy sabiamente, «todas las personas que realmente aman, en ocasiones se llenan de ira, no a pesar de que aman sino más bien por causa de ese mismo amor. Óyeme bien, si el hecho de ver arruinarse aquello que tu dices amar, eso no te produce ira, eso es un síntoma de que tú realmente no lo amas. Así que Dios muestra Su ira contra el pecado en todas sus manifestaciones, no solo porque es un Dios justo, sino también porque es un Dios de amor. Él no puede quedarse de brazos cruzados ante el pecado del hombre, sino que ha derramado su ira desde el cielo, dejando que el hombre obtenga lo que quiere. Esa es la manifestación de la ira.
Lo que Pablo enseña en este pasaje es que toda condición pecaminosa, no únicamente la homosexualidad, toda condición pecaminosa, no es más que una manifestación de esa decisión que ha tomado el hombre en su pecado, de detener con injusticia la verdad. Y de hecho, noten hermanos –y aquí hablo a los creyentes– que la homosexualidad no es el único pecado que se condena en este pasaje como fruto de esa fatal decisión tomada por el hombre. Escuchen lo que dice Pablo en el versículo 28: «Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores (o chismosos), detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia».
¿Ustedes se dieron cuenta, cómo Pablo mezcla en este pasaje pecados tan escandalosos como el homicidio y la fornicación, con otros pecados que a muchos no les parecen tan terribles como la envidia, el chisme, la murmuración?
¿Saben cuál es la intención de Pablo aquí? Pablo quiere que entendamos que todos, todos, hemos sido afectados por esos dos intercambios primeros que mencionamos anteriormente, incluyendo los moralistas y religiosos. De hecho, a partir del capítulo 2, Pablo va a comenzar a hablarles a los moralistas. Y les dice, «por si acaso, no pienses que tú también estás exento. Y al final termina diciendo, «todos estamos bajo pecado.
Romanos 3:9-10: «No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios».
Homosexuales y heterosexuales, todos somos igualmente culpables porque todos hemos cambiado la gloria de Dios por la vanagloria de las criaturas, todos hemos cambiado la verdad de Dios por la mentira. Unos lo manifiestan de un modo, otros de otro, pero todos hemos detenido con injusticia la verdad y todos tendremos que dar cuenta por esto algún día en el tribunal de Dios.
Pero, es aquí precisamente donde entra en juego el glorioso evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Todo lo que Pablo está diciendo aquí, todo lo que Pablo está diciendo, es para poner en contexto la sorprendente y extraordinaria noticia de que Dios diseñó un plan de salvación con el propósito de salvar a todo tipo de pecadores, independientemente de sus inclinaciones sexuales.
Versículo 16: «Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación (¿a quienes?) a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá» (Rom. 1:16).
Pablo, ¿y por qué nosotros necesitamos esa gloriosa noticia del evangelio? ¿Por qué necesitamos esa salvación que el evangelio anuncia? Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad.
La palabra evangelio significa buena noticia; pero esta buena noticia solo tiene sentido en el contexto de la mala noticia que hemos estado presentando hoy aquí. El hombre ha pecado gravemente contra Dios, el hombre ha detenido con injusticia la verdad. Habiendo conocido a Dios él ha decidido pretender que Dios no está ahí, que no hay que tomarlo en cuenta, y eso ha traído como consecuencia un montón de conductas pecaminosas y distorsionadas.
Ahora escuchen lo que hizo Dios para resolver ese problema.
Romanos 3:21: «Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron (todos), y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación (es decir, como aquel que recibe todo el peso de la ira de Dios que el pecado merece) por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús».
Este es un pasaje teológicamente muy denso; en palabras muy sencillas lo que Pablo está diciendo aquí es que Dios envió Su Hijo al mundo, nuestro Señor Jesucristo, la segunda persona de la trinidad para derramar sobre Él la ira justa que merecen nuestros pecados, para así poder justificar a todo el que ponga su confianza únicamente en Él, sin pasar por alto Su justicia.
Todos los pecados enumerados en Romanos 1, todos, incluyendo la homosexualidad, incluyendo el lesbianismo, pero incluyendo también a los odiosos, a los necios, a los desleales, a los moralistas hipócritas, a los religiosos hipócritas, a los desobedientes a los padres a los inventores de males, a todos los que se enumeran en la lista de Romanos 1, todos serán perdonados si ponen su fe en el Señor Jesucristo. ¿Saben por qué? ¿Saben por qué? Porque Dios derramó sobre Él en la cruz del calvario el castigo justo que merece cada uno de nuestros pecados. De esa manera Él sigue siendo justo porque Él no dejó el pecado sin castigo. Él sigue siendo justo y es al mismo tiempo el que justifica al que es de la fe de Jesús. Ese es el mensaje del evangelio. Que Aquel que no conoció pecado, por nosotros fue hecho pecado para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él. Dios resolvió el problema causado por ese terrible intercambio hecho por el hombre, a través de otro intercambio, del glorioso intercambio de la cruz.
Cristo sufrió el castigo que nosotros merecemos para que todo el que se arrepienta de su pecado y se ampare en Él por la fe, reciba de parte de Dios las bendiciones que Él merece por Su justicia. Hace un momento decíamos que Dios ha derramado Su ira en este mundo caído, dejándole al hombre cosechar en toda su intensidad el fruto de su extravío; y esa es indudablemente una manifestación de Su justo aborrecimiento por el pecado. Pero, ¿saben qué? Esa moneda tiene otra cara. Escuchen lo que dice Pablo más adelante, en Romanos 8:18: «Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad (a futilidad, a lo que no sirve, a la frustración), no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios».
¿Saben lo que Pablo está diciendo aquí? que toda la frustración que nosotros experimentamos al vivir en este mundo caído, tiene la intención de despertarnos a la realidad de lo horroroso que es cambiar la gloria de Dios por la vanagloria de la criatura, con el fin de que muchos, muchos, puedan volverse de su pecado poniendo su fe en el Señor Jesucristo y colocando a Dios en el lugar que le corresponde.
Mi amigo, hay esperanza para el pecador, hay esperanza para el homosexual, hay esperanza para el heterosexual, hay esperanza para el liberal y hay esperanza para el moralista hipócrita. Hay esperanza. Hay esperanza para el publicano y hay esperanza para el fariseo, porque hay salvación en Cristo para todo aquel que cree.
Escribiendo su Carta a los Corintios, Pablo les recuerda que ningún pecador impenitente heredará el reino de los cielos. Ninguno. No erréis, dice Pablo, ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. Pero ahora Pablo dice: Y esto érais algunos de vosotros, esto érais algunos, mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu de nuestro Dios.
Mi invitación en esta mañana a todos por igual, es que vengas a Cristo en arrepentimiento y fe. No importa los pecados que hayas cometido. Confiando únicamente en ese glorioso intercambio que Él llevó a cabo con Su vida y con Su muerte. Él vivió la vida de perfecta obediencia que nosotros no podíamos vivir para luego morir en la cruz del calvario la muerte que tú y yo merecíamos morir para que todo aquel que en Él cree no se pierda mas tenga vida eterna. Dios salva y Dios transforma por el poder del evangelio, únicamente por gracia por medio de la fe.
Annamarie: Este es el pastor Sugel Michelén, exponiendo el pasaje de Romanos capítulo 1, versículos 16 al 32. Él nos ha mostrado la esperanza que tenemos en Jesucristo, y nos ha ayudado a entender mejor dos atributos de Dios: Su ira y Su amor.
Con este mensaje concluimos la serie, «Lo que te hace enojar». Si estos programas han sido de bendición para ti, queremos animarte a compartirlos con otras mujeres, de modo que ellas también puedan ser edificadas. Puedes encontrarlos fácilmente a través del buscador en nuestro sitio web, AvivaNuestrosCorazones.com.
Hay festividades que esperamos que sean tiempos de gozo, sin embargo muchas personas se deprimen en esas épocas. En nuestra próxima serie, Nancy nos ofrecerá consejos acerca de cómo manejar las emociones durante estos tiempos. Te esperamos mañana, en una próxima serie de Aviva Nuestros Corazones.
Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
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