Es posible ser sanada
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿Qué aflicción estás enfrentando que parece no tener sentido ni propósito? Hoy Paulina Torres comparte su esperanza con nosotras.
Paulina Torres: Tener ese pasado me ha ayudado hoy a identificarme con muchas mujeres. Puedo ver su dolor, puedo entenderlas. Así que hoy lo veo como una bendición, aunque fue muy doloroso, hoy veo los frutos y lo que quería hacer el enemigo, destruirme, Dios lo ha usado para su gloria.
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy: Debo decir que parte del contenido de hoy puede no ser apropiado para niños, así que si tienes niños pequeños cerca ten esto en cuenta y usa tu sabiduría. Y si te perdiste el episodio de ayer, quiero animarte a que vayas a avivanuestroscorazones.com –o a nuestra aplicación– y lo escuches primero. Simplemente haz clic donde dice episodio …
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿Qué aflicción estás enfrentando que parece no tener sentido ni propósito? Hoy Paulina Torres comparte su esperanza con nosotras.
Paulina Torres: Tener ese pasado me ha ayudado hoy a identificarme con muchas mujeres. Puedo ver su dolor, puedo entenderlas. Así que hoy lo veo como una bendición, aunque fue muy doloroso, hoy veo los frutos y lo que quería hacer el enemigo, destruirme, Dios lo ha usado para su gloria.
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy: Debo decir que parte del contenido de hoy puede no ser apropiado para niños, así que si tienes niños pequeños cerca ten esto en cuenta y usa tu sabiduría. Y si te perdiste el episodio de ayer, quiero animarte a que vayas a avivanuestroscorazones.com –o a nuestra aplicación– y lo escuches primero. Simplemente haz clic donde dice episodio anterior.
Ayer escuchamos una increíble historia de la gracia sanadora de Dios en la vida de Paulina Torres, después de años de abuso sexual. Hoy continuaremos con el resto de la historia en un momento. Pero primero, quiero compartir con ustedes esta reflexión que compartió Erin Davis hace un tiempo:
Erin Davis: Me encanta el libro de Récord Mundial Guinness. Un hombre de la República Checa, cuyo nombre no puedo pronunciar –porque tiene muchas «zetas»– tiene el Récord Mundial Guinness por sobrevivir enterrado vivo durante la mayor cantidad de días.
Sobrevivió diez días enterrado bajo tierra sin comida ni agua, venciendo el récord anterior de cuatro días. Quizás no nos damos cuenta, pero todas estamos desesperadamente sedientas, tenemos un deseo que es probablemente tan profundo como el que tuvo este hombre después de diez días sin agua.
Hoy vamos a poner nuestra mirada en la mujer samaritana. Ella realmente tenía sed, aunque no lo supiera. Echó su cántaro dentro del pozo para sacar agua pero en ese momento lo que encontró satisfizo una necesidad más profunda.
Te voy a leer su historia en el Evangelio de Juan, capítulo 4:
«Una mujer de Samaria vino a sacar agua, y Jesús le dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos. Entonces la mujer samaritana le dijo: “¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?” (Porque los judíos no tienen tratos con los samaritanos).Respondió Jesús y le dijo: “Si tú conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: ‘Dame de beber’, tú le habrías pedido a Él, y Él te hubiera dado agua viva».
Detengámonos aquí y preguntémonos, ¿qué quiere decir eso de agua viva? Esta es una de esas pegajosas frases cristianas de las que oímos hablar frecuentemente. Pero tiene un significado profundo que necesitamos entender y conocer mientras leemos esta historia.
En el pasaje, así como nos pasa a nosotras, ella no estaba entendiendo cuando oyó por primera vez acerca del agua viva. Él sigue tratando de enseñarle acerca de esta agua viva, pero ella no lo está entendiendo. Sin embargo, vemos a un Jesús paciente. Y encuentro que Él también es muy paciente conmigo en la medida en que trato de entender verdades profundas…el agua viva ciertamente es una de esas verdades profundas.
¿Qué es esto de agua viva? ¿Por qué la necesitamos? ¿Dónde podemos encontrarla?
Jesús es la fuente de agua viva. El manantial de agua que necesitamos se encuentra en Él. Lo voy a decir otra vez porque la repetición me ayuda a acordarme de las cosas. Jesús es la fuente de agua viva. El manantial de agua de todo lo que necesitamos se encuentra en Él. Y eso es lo que Él le dijo a la gente en el templo ese día.
El agua viva es un regalo dado por Jesús a cualquiera que esté sediento. Y todas estamos sedientas, nos demos cuenta o no. ¿Cuál es la naturaleza de esta sed? No estamos hablando de sed física. Y ese es el problema que la mujer samaritana tenía.
Volvamos al encuentro con la mujer samaritana y leamos Juan 4:10-15. Ellos continúan con el diálogo.
«Respondió Jesús y le dijo: “Si tú conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: ‘Dame de beber’, tú le habrías pedido a Él, y Él te hubiera dado agua viva”. Ella le dijo: “Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva?¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo del cual bebió él mismo, y sus hijos, y sus ganados?” Respondió Jesús y le dijo: “Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna”.La mujer le dijo: “Señor, dame esa agua, para que no tenga sed ni venga hasta aquí a sacarla”».
Él le dice: «si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: dame de beber, tú le pedirías». Y ella le contesta: «Pero, se te olvidó tu cántaro, y el pozo es muy, muy profundo». Jesús le está diciendo: «Yo soy el Salvador. Yo te puedo dar lo que necesitas». Ella en realidad está diciendo: «No estoy segura de que tú tengas lo que necesito. Mis necesidades son profundas, Jesús. Y mis problemas son profundos. Mis preocupaciones son profundas. Mis defectos son muy profundos. ¿Realmente crees que puedes con esto Jesús? Porque no veo que tengas las herramientas necesarias para darme el tipo de agua que me pueda satisfacer».
En el versículo 12 ella afirma: «Este pozo vino de nuestro padre Jacob. Él tomó aquí. ¿Tú eres mayor que él? Yo tengo la tradición para satisfacer mis necesidades, Jesús. Tengo a mi familia para satisfacer mis necesidades, Jesús. Tengo gente en mi vida para llenar mis necesidades, Jesús. Este es el pozo de Jacob. No estoy segura de que yo necesite lo que tú me estás ofreciendo. ¿Qué me puedes ofrecer que esas otras cosas no puedan?»(Y estoy aquí parafraseando para más comprensión).
Jesús es tan paciente con ella… Y Él es tan paciente conmigo, porque muchas veces no lo entiendo la primera vez que lo leo. Con mucho amor Él la ayuda a entender, porque Jesús sabe que Él es su única oportunidad de encontrar satisfacción duradera.
Luego en el versículo 13 llegamos a la raíz de lo que Él está tratando de enseñarle. Jesús le dijo: «Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna».Cualquier cosa aparte de Jesús dará satisfacción pasajera. La mujer samaritana llenaba su cántaro con agua, y se iba de camino a su casa. Pero poco después su cántaro se vaciaba y se terminaba su provisión de agua, ¿y entonces que tenía que hacer? Tenía que tomar su cántaro de nuevo e ir de vuelta al pozo de Jacob. Cuando necesitamos agua, la tomamos. Pero al rato, necesitamos más.
Hay muchas cosas que nuestro cuerpo y nuestro espíritu siempre están deseando. Así que tenemos dentro de nosotras este deseo constante, esta necesidad constante de ser satisfechas. Eso es lo que está pasando con la mujer samaritana. Ella dice: «Dime más acerca de eso. Dime cómo es que no tengo que regresar aquí con mi cubeta. Dime dónde está, y tomaré ahora mismo», aunque ella no entendía que Jesús estaba hablando de Él mismo.
La atracción por encontrar satisfacción duradera en todas nosotras es grande, y eso es lo que Jesús le está ofreciendo. Él le está ofreciendo satisfacción para sus deseos más profundos, más allá de la sed física. Y cuando encontramos nuestra satisfacción en Él, esto brota en la vida eterna. Eso es lo que Él dice. Él dice que se convierte en una fuente que se desborda desde tu interior. Hay una imagen muy bonita aquí. Veamos Juan 4:16-26 y miremos lo que dice. Él está dialogando con ella y dice: «Quiero darte de esa agua viva». Ella dice: «quiero tomarla, pero no tengo un cántaro».
Dialogan, y luego Él dice en el versículo 16: «… “Ve, llama a tu marido y ven acá”. Respondió la mujer y le dijo: (me imagino que con vergüenza) “No tengo marido”. Jesús le dijo: “Bien has dicho: ‘No tengo marido’, porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad”.
La mujer le dijo: “Señor, me parece que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén está el lugar donde se debe adorar”. Jesús le dijo: “Mujer, créeme; la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación vienede los judíos. Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren. Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad”. La mujer le dijo: “Sé que el Mesías viene (el que es llamado Cristo); cuando Él venga nos declarará todo”. Jesús le dijo: “Yo Soy, el que habla contigo”».
Esta mujer no desconocía la Palabra de Dios. Ella sabía que el Mesías vendría. Ella había escuchado que Él iba a ser un hombre de redención. Ella estaba familiarizada con lo que Ana sabía; que Dios, la divinidad, es importante. La forma en que ella se enfrentó con la divinidad de Jesús, fue que Él le señaló su pecado. Él sabía que el hombre con el que ella estaba viviendo no era su esposo, y Él sabía que ella había tenido cinco esposos.
Pero me parece tan tierno cómo Él consiguió que ella le revelara eso. Antes de encontrarse con Jesús, la mujer samaritana había experimentado toda una vida de varios esposos. No sabemos por qué sus relaciones habían terminado, pero la Escritura nos deja claro que ella experimentó desilusiones una y otra vez. Pienso que tal vez no sabía escoger al hombre correcto. Ella probablemente estaba buscando satisfacción en las relaciones románticas, pero eso solo fue como venir al pozo de Jacob. Ella bajaba su cántaro hacia una nueva relación, y por un momento se sentía amada, aceptada y segura, pero inevitablemente la sed regresaba otra vez.
Quizás el romance no es el pozo al que tú sueles ir. Quizás es tu apariencia, o el elogio por parte de los demás o lo que puedas lograr, o tener la familia perfecta. Vas tras eso para sentirte satisfecha, para hacerte pensar que estás bien. Pero no importa tras qué vayas, la Biblia es clara en decirnos que solo Dios puede satisfacer tus deseos más profundos.
A través de las Escrituras podemos ver la lección que Jesús estaba tratando de enseñarle a esta mujer en aquel pozo. El Salmo 107:9 dice: «Porque Él ha saciado al alma sedienta, y ha llenado de bienes al alma hambrienta».
La mujer samaritana descubrió esa verdad aquel día cuando conoció a Jesús en el pozo. De repente, ella obtuvo la respuesta para la sed que ella había estado tratando de saciar en sus relaciones. Lo que no sabemos es si ella continuó tomando de esa fuente de agua viva o si ella buscó otras cosas para satisfacer su necesidad, pero te apuesto que ella escogió la fuente de agua viva. ¿Cómo no escogerla? La verdad es que ella vino con una sed desesperante, y Él dijo, «Yo puedo satisfacerte».
Jeremías 2:13, nos da una gran imagen visual para esta elección: «Porque dos males ha hecho mi pueblo: me han abandonado a mí, fuente de aguas vivas, y han cavado para sí cisternas, cisternas agrietadas que no retienen el agua».
Podemos correr a Él y encontrar que Él provee la máxima satisfacción, el agua viva, o podemos insistir en ser autosuficientes y tratar de hacer algo por nuestra propia cuenta, y encontrar que es como verter agua en una cisterna rota. Solo hay una fuente que satisface nuestro deseo constante, y cuando la mujer samaritana supo eso, tuvo una respuesta hermosa.
«Y de aquella ciudad, muchos de los samaritanos creyeron en Él por la palabra de la mujer que daba testimonio, diciendo: “Él me dijo todo lo que yo he hecho”. De modo que cuando los samaritanos vinieron a Él, le rogaban que se quedara con ellos; y se quedó allí dos días. Y muchos más creyeron por su palabra, y decían a la mujer: “Ya no creemos por lo que tú has dicho, porque nosotros mismos le hemos oído, sabemos que este es en verdad el Salvador del mundo”» (vv. 39-42).
Cuando la gente ve tu vida, ¿pueden ver que tus deseos son satisfechos por la fuente de agua viva? ¿O constantemente te ven escarbando tu propia cisterna agrietada?
Nancy: Ahora regresemos a la historia de Paulina Torres. Ayer escuchamos que su padrastro abusó sexualmente de ella durante ocho años. Su madre sabía que esto sucedía, pero hizo poco para detenerlo.
Esta familia tenía una apariencia religiosa externa, pero no había un fundamento en su fe. A lo largo de su adolescencia, Paulina siguió el ejemplo de su madre al recurrir a las relaciones con los hombres para encontrar seguridad y satisfacción. Y luego tuvo ese hermoso momento en el que tocó fondo y clamó a Cristo por gracia y ayuda.
Ahora, sería ingenuo pensar que a partir de ese momento la vida fue fácil para Paulina. No fue así. Ella le acababa de entregar su vida a Cristo. En su caso, esto implicó terminar la relación con un hombre, y ella no tenía idea de lo que eso significaría para su futuro.
Paulina: Hasta este punto, no estaba segura de qué era lo que pasaba con los chicos. Esperaba que hubiera un hombre de verdad que amara a Jesús. Tenía esa esperanza. Los hombres que conocía no tenían una relación íntima con el Señor. Hubo un momento en que le decía a Dios: «Quiero un hombre fuerte que te ame con todo su corazón».
Y luego caí en cuenta: «Bueno, una persona que ama al Señor ¡no va a salir con una mujer como yo! Necesito ser una mujer que ame al Señor para tener un hombre que ame al Señor. Así que comencé a enfocarme en mi vida y en lo que necesitaba cambiar. Pero se lo dejé al Señor.
Si el Señor quería que me casara, no quería ser yo quien eligiera al chico. Entonces le dije: «Señor, si quieres que me case, elige Tú con quién quieres que me case». Así que, durante los siguientes meses, mientras el Señor me enseñaba y caminaba conmigo, tuve muchas tentaciones. Probablemente fueron los mejores seis meses de mi vida y al mismo tiempo los peores.
Fue muy difícil porque tenía todas estas mentiras en mi cabeza, todas estas cosas sucedían en mi cuerpo. ¡Estaba naciendo de nuevo!
Fue un proceso entender lo que era esta nueva vida en Cristo. Fue difícil porque tuve muchas tentaciones. Recibía llamadas de chicos e invitaciones de hombres. Hubo tantas veces que quise decir: «Oye, ¿sabes qué? Te veré en tu departamento». Luego, cuando iba en el camino, decía: «¿Qué estoy haciendo? Señor, no puedo hacerlo más». Y le decía, «olvídalo, no puedo, lo siento, no te veré allí».
Dentro de mí esperaba encontrar un buen hombre, pero quería que Dios lo eligiera. Quería que Dios eligiera con quién me casaría.
Nancy: Y Dios respondió a esa petición. Él proveyó un esposo para Paulina.
Paulina: ¡Sí, lo hizo! Ya no quería salir con nadie. Tenía miedo de volver a equivocarme. Entonces hubo un joven que visitó la iglesia, él era de México. Un amigo nuestro me dijo: «Oye, quiero presentarte a un amigo mexicano que está aquí de visita». Y él me lo presentó. Él vivía en México y yo vivía en San Diego en ese momento.
Estuvimos conversando por dos horas. Luego seguimos conociéndonos y diez semanas después, Dios lo confirmó. Me dio un anillo y le dije: «¡Sí!» Tenía la paz de Dios. En ese tiempo fui como Gedeón, le pedí tantas confirmaciones: «Dios, tienes que decirme; soy nueva en esto. Tienes que decirme: ¿cómo sé que es él?» Y hubo muchas señales de parte de Dios –por Su misericordia– que me hicieron saber que este era el hombre con quien Él quería que me casara.
Y lo mismo hizo Dios con él. Once meses después, nos casamos y me mudé de vuelta a México. Ahora él es pastor; él pastorea una iglesia en Querétaro, México. Y, ¡ya llevamos doce años de casados!
Nancy: Paulina sabe por experiencia que la sanidad que obra Dios es un proceso. Y recientemente ella ha querido compartir con nosotras una carta que refleja esa sanidad en su corazón.
Paulina: He podido ver cómo Su Palabra, Su amor y Su Espíritu han transformado mi vida. Y en algo que lo puedo ver muy tangible es en el perdón. Mi mamá y yo tenemos hoy una relación súper linda. Nos hablamos todos los días, nos amamos, nos hemos perdonado, y recientemente Dios me incomodaba en cómo escribirle una carta a la persona que abusó de mí. Sé que esto fue difícil y no quería contacto directo con él, así que le pedí a otra persona que se la mandara. Aquí les comparto la carta que pude, por la gracia de Dios, compartirle a esta persona.
«Hola, han pasado décadas desde la última vez que hablamos. Te confieso que he querido escribir esta carta desde hace años, pero cuando escuché acerca del infarto que tuviste recientemente –al cual casi no sobrevives– sentí la necesidad y la urgencia de finalmente hacerlo.
Tengo un importante mensaje que decirte, un mensaje que puede cambiar tu vida, pero lo más importante es que puede cambiar el destino de tu eternidad.
Como tú ya sabes, cuando vivíamos en Florida nuestra vida no fue del todo fácil y estoy segura de que tampoco lo fue para ti. El acoger a una mujer a la cual apenas conocías, con dos hijos pequeños, fue muy generoso de tu parte. Nosotros no teníamos un lugar dónde vivir, no teníamos dinero, y aún así tú nos invitaste a tu mundo. Estoy segura de que tuvimos tiempos buenos, pero me entristece decir que esos recuerdos están algo borrosos en mi mente por los tiempos difíciles que vivimos contigo.
Tu grave problema de alcoholismo marcó mi vida para siempre y no de una buena manera. Siento mucho que por mi edad nunca supe por todo lo que pudiste haber pasado en tu vida, y el porqué de tu alcoholismo que te hacía tomar tanto hasta llegar al punto de perder el control. No sé qué tanto puedas recordar todo lo que pasó, pero quiero que sepas que me lastimaste.
Yo era solo una niña que no tenía idea de lo que estaba sucediendo, pero sentía que algo no estaba bien. Odiaba cada fin de semana cuando escuchaba el sonido que hacías al abrir tu primera cerveza. Ese sonido significaba dolor, confusión y miedo. Por años viví en constante temor, temiendo lo que podrías hacerme a mí o a mi familia.
Dormía con tijeras y cuchillos debajo de mi cama, por si en algún momento venías a lastimarme. No te podría decir cuánto tiempo tuvo que pasar para que yo pudiera dormir con la puerta abierta y sin despertar a medianoche sintiendo que alguien me observaba. No te estoy escribiendo esta carta para recordarte todo el dolor y el daño que nos causaste como familia.
Te estoy escribiendo esto para decirte que te perdono. De hecho, te he perdonado por muchos años. Te perdono porque yo también he sido perdonada. Los dos hemos pecado delante de un Dios santo; los dos hemos rechazado Su amor y Sus constantes invitaciones a buscarlo y seguirlo. Los dos por igual merecemos pagar por nuestro pecado. La Biblia dice que la paga del pecado es la muerte.
Hoy, por la misericordia de Dios, me envía a mí a darte este mensaje de que Dios te ama y quiere perdonarte por todos tus pecados pasados presentes y futuros. Verás, ese castigo que tú y yo merecíamos fue puesto todo sobre el Hijo de Dios, Jesús. Él murió en nuestro lugar para que nosotros pudiéramos tener paz con Dios y vivir eternamente con Él.
Una de las verdades más increíbles que podrás escuchar es que si te arrepientes de todos tus pecados y crees en Jesucristo, el Hijo de Dios, tú inmediatamente recibes Su justicia y Su perdón, y serás declarado por Él inocente. Tu deuda fue completamente pagada. ¿No es esto maravilloso?
Todo lo malo que has hecho y todo lo que has lastimado a otros y a ti mismo es perdonado. Eso fue lo que Dios hizo conmigo. Aquí estoy para presentarte al Dios viviente, el cual salvó mi vida y mi alma hace 14 años. Él es quién sanó todo mi dolor y mi tristeza. Él es el único Dios que puede salvarte de una muerte eterna.
Al pasar los años he comprobado lo bueno y fiel que es Dios. Su amor nunca ha fallado. Él está lleno de compasión y misericordia. Tú podrás buscar en otras partes, pero nunca encontrarás lo que solo Dios puede darte. No sé si ya estás cansado de vivir una vida sin propósito, solo sobreviviendo cada día. En verdad deseo que hoy tomes la decisión más importante de tu vida, que es seguir a Jesús.
No sé por lo que pasaste cuando eras niño, qué vida tuviste o si alguna vez has clamado a Dios. Tampoco sé por lo que pasaste cuando tuviste el infarto, lo que pasaba por tu mente en esa cama de hospital. Si me preguntas a mí, no tengo duda de que Dios te dio otra oportunidad de rendir tu vida. Confiésale tus pecados y pídele perdón. Él siempre está dispuesto a perdonarte y acercarte a Él. Él es un Padre muy amoroso. En la Biblia dice que «si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad» (1 Juan 1:9).
La verdad es que ni tú ni yo sabemos cuántos días, meses o años tendremos para vivir. Pero Dios sí lo sabe. Mi oración es que tú puedas vivir aquí en la tierra adorando a Dios por Su amor y Su perdón, mientras esperas el día en que te lleve a Su presencia por siempre.
Hoy, por la gracia de Dios, he decidido escribirte sin dolor y sin odio en mi corazón. He recibido una vida completamente nueva en Cristo, y le pido a Dios que tú también decidas seguirlo. Confía en Jesús.
P.D. No hay necesidad de responder a esta carta.
Paulina».
Nancy: Esa obra de sanidad comienza en nuestraconversión, pero, incluso años después, el Señor continúa Su obra en nosotras.
Paulina: Incluso ahora casada, Dios todavía está sanando muchas cosas. Busqué amor y satisfacción en los hombres –yo era esa mujer samaritana– y en ocasiones me veo haciendo eso con mi esposo. Todavía espero que me haga feliz, y es cuando recuerdo: «¡No! No está diseñado para hacerme feliz. ¡Solo Cristo puede hacerme feliz!»
Entonces es ahí cuando recuerdo, o cuando mi esposo me dice: «Cariño, ¿has tenido tu tiempo a solas con Dios? Porque creo que tienes esa necesidad en este momento». Con frecuencia me recuerda que solo puedo encontrar satisfacción y plenitud en Jesús. Hay tantas cosas en mi mente, mentiras que todavía tengo que combatir con la verdad; pero sé que aún estoy en el proceso de ser transformada por Su gracia.
Nancy: Paulina escuchó por primera vez sobre Aviva Nuestros Corazones (Revive Our Hearts) a través de dos de las mujeres que sirven en nuestra versión en español del programa: Laura Gonzalez y Patricia de Saladín.
Paulina: Conocí a Patricia y a Laura en una conferencia sobre consejería, y me contaron acerca de Aviva Nuestros Corazones; así que comencé a escuchar el podcast diario y me encantó. Tienen grandes recursos. Para ese momento yo ya era esposa de pastor, así que necesitaba todos los recursos que pudiera obtener y fue de gran ayuda para mí.
Nancy: Puede sonar un tanto gracioso, pero, Paulina dice que Aviva Nuestros Corazones ¡ha transformado sus tareas domésticas!
Paulina: ¡Ahora amo lavar los platos! Es mi tiempo para Aviva Nuestros Corazones y escuchar la Palabra. Sé que mi mente es peligrosa, y si la dejo ociosa puede empeorar. Así que procuro ocupar el tiempo en adorar o en escuchar la Palabra a través del podcast.
A veces lo escucho mientras estoy barriendo y en ocasiones tengo que parar porque empiezo a llorar mucho debido a algún testimonio increíble que acabo de escuchar. Una de mis series favoritas es aquella con Rosaria Butterfield. Ella ha tenido un gran impacto en mi vida. Me encanta que haya tantas maestras, maestras muy sabias, que me han enseñado mucho sobre todos los temas.
También me gustó la serie, «Amo comer, odio comer». Fue un muy buen recurso para mí, porque eso es algo con lo que lucho frecuentemente. Antes de que Cristo me salvara, idolatraba la comida. Tenía esta obsesión porque era una forma en que me consolaba –la comida.
Nancy: Más allá de recibir estos contenidos para ella, Paulina ha podido pasar a otros lo que ha aprendido.
Paulina: Aviva Nuestros Corazones me ayuda a proveer recursos para otras chicas. Como esposa de pastor recibo muchas mujeres que tienen muchas preguntas. Una de las tareas que les dejo es: «Escuchen un podcast al día, después de leer sus biblias».
Ha habido un avivamiento en nuestra iglesia. Revive Our Hearts…Aviva Nuestros Corazones, les encanta, y veo cómo la verdad está transformando vidas.
Nancy: Le preguntamos a Paulina si ha sido difícil contarles a otros sobre su trasfondo de abuso y sus luchas personales con el pecado. Ella lo ve como algo que llena un vacío.
Paulina: Parece que hablar de esto es algo que afecta a muchas mujeres. Porque vienen y dicen: «¡Has sido muy valiente al hablar sobre tu historia! Necesito esa valentía». Me abren sus corazones y me dicen: «He pasado por mucho de lo que tú has pasado, pero tengo miedo de abrir mi corazón».
Y siempre oro por ellas o les digo: «Dios te dará la fuerza y la gracia para hacerlo en su momento». Porque Dios puede usar tu historia para transformar la vida de otras.
Nancy: Y en retrospectiva, ella puede ver cómo la confusión y el dolor que experimentó hace años la han hecho más efectiva para ministrar a otras mujeres.
Paulina: Como esposa de pastor, tener ese pasado me ha ayudado a identificarme con muchas chicas. Puedo ver su dolor. Puedo entender cuando las jóvenes vienen con depresión o miedo, o si han sido abusadas sexualmente, o si están enfrentando trastornos alimenticios.
Me ha ayudado, así que hoy lo veo como una bendición, a pesar de que fue muy doloroso. Hoy veo los frutos. Lo que el enemigo quería hacer, destruirme, Dios lo ha usado para Su gloria.
Nancy: He sido muy animada con la historia de Paulina y con el recordatorio de que Dios tiene el poder de sanar nuestras heridas más profundas, y de usar nuestras historias para alentar a otros a encontrar sanidad en Cristo también.
Y estoy muy agradecida de que el Señor haya hecho posible que los recursos de Aviva Nuestros Corazones hayan estado disponibles para Paulina. Me encanta ver la forma en que ella está utilizando nuestros recursos para alentar a otras mujeres.
Es triste ver las cosas que enfrentamos en este mundo. Enfermedad, violencia, tragedias. Y a veces llegamos a un punto que Erin Davis llama, «fatiga por quebranto». En nuestra próxima serie, Erin nos llevará a profundizar en el capítulo 21 de Apocalipsis para ayudarnos a continuar fijando nuestros ojos en la esperanza de una patria mejor. ¡No te la pierdas!
Annamarie: Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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