Entrenando la próxima generación
Annamarie Sauter: Con nosotras Julie Tassy.
Julie: Yo miro hacia atrás con mucho agradecimiento por todas las oportunidades en que invertí tiempo en mis hijos en lugar de invertir mi tiempo en un negocio. Estoy segura de que me lamentaré de aquellos momentos en que decidí chequear mi correspondencia en la computadora en lugar de sentarme a leer un libro con ellos.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Sea que tengas hijos biológicos o espirituales, de seguro tienes preguntas prácticas sobre cómo guiarlos o hablarles sobre ciertos temas. En el programa de hoy escucharás acerca de esto, como continuación de la serie a la que dimos inicio ayer.
Bobbie: Cuán maravilloso es el Señor en darnos una oportunidad de comenzar hábitos generacionales que son positivos y piadosos.
Me di cuenta que no tenía que ser una madre perfecta. Tenía …
Annamarie Sauter: Con nosotras Julie Tassy.
Julie: Yo miro hacia atrás con mucho agradecimiento por todas las oportunidades en que invertí tiempo en mis hijos en lugar de invertir mi tiempo en un negocio. Estoy segura de que me lamentaré de aquellos momentos en que decidí chequear mi correspondencia en la computadora en lugar de sentarme a leer un libro con ellos.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Sea que tengas hijos biológicos o espirituales, de seguro tienes preguntas prácticas sobre cómo guiarlos o hablarles sobre ciertos temas. En el programa de hoy escucharás acerca de esto, como continuación de la serie a la que dimos inicio ayer.
Bobbie: Cuán maravilloso es el Señor en darnos una oportunidad de comenzar hábitos generacionales que son positivos y piadosos.
Me di cuenta que no tenía que ser una madre perfecta. Tenía que ser una mamá que les mostrara a mis hijas hacia dónde ir para ser transformadas.
Julie: Esa es la crianza. Estamos esparciendo las semillas. Estamos fertilizando. Estamos haciendo lo mejor, pero solo Dios puede hacer crecer una planta, y solo Dios puede hacer crecer el fruto.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Y toma tiempo y no ves el fruto a veces durante años y años.
Missy: Ser madre es tan humillante, porque realmente ves tu propio pecado. Quiero decir, las cosas que salen de tu boca hacia tus hijos. A menudo pienso, esto es exactamente lo que el Señor me está diciendo a mí. Si digo, «¿no crees que voy a cuidar de ti? Ten paciencia». Como que el Señor probablemente me está diciendo lo mismo, «no crees que voy a cuidar de ti? Ten paciencia».
Missy: Creo que las madres jóvenes—y me incluyo en esto y yo sé que tú también Julie— podemos castigarnos tanto, porque no somos perfectas en esto. Cada día es un nuevo día y nosotras podemos pensar, gracias Señor, por Tu nueva misericordia esta mañana y arrodillarnos.
Nancy: Es cuando reconocemos nuestras debilidades que somos atraídas hacia Su fuerza para llenarnos.
Bobbie: Porque el mejor regalo que podía darles a mis hijas (hablando de diálogo) era su capacidad para decirle a un hombre cómo se sienten y expresar sus deseos y necesidades propias. Siendo capaces de expresar quiénes eran y qué necesitaban, yo sabía que esa relación con su padre sería más fuerte, y no necesitarían un novio para validarlas.
Annamarie: Esta breve serie se titula, Nutre el corazón de tus hijos. Estarás escuchando a la primera esposa de Robert Wolgemuth, Bobbie, quien ya se encuentra en la presencia del Señor, y a sus hijas Missy Schrader y Julie Tassy.
Bobbie: Una de mis obligaciones como madre es ayudar a mis hijos a identificar sus sentimientos, validarlos, dirigirlos en la dirección correcta.
Eso es rectitud, hacer las cosas que son correctas, en el tiempo correcto con la persona correcta y por las razones correctas. Cualquier otra cosa no daba en el blanco y no estaba dentro de la voluntad de Dios. Podría ser un hombre maravilloso pero en el momento equivocado. O puede ser que estés motivada por razones equivocadas. O simplemente te gusta porque…«¡ay es tan gracioso!»
Yo tenía una pasión por la pureza de Missy y Julie porque sabía lo importante que era. Yo sabía lo que era estar casada y solo haber tenido relaciones sexuales con mi esposo y nadie más. Sabía la importancia de esto y quería darles a ellas ese regalo.
Así es que les relataba mi historia, o la experiencia espiritual de alguna otra persona que conociera. De la misma manera, está bien que una madre, en un ambiente protegido les haga a sus hijas historias sobre la pureza, ya sea de personas que admiramos que han estado casadas por un largo tiempo, o de las que guardaron su pureza hasta el matrimonio.
Era algo muy interesante. En ambas bodas de mis hijas, las personas venían donde mí y me decían, «¡hay algo en esta boda! No puedo poner el dedo exactamente en lo que es pero hay como un brillo particular».
Julie desfiló en su boda al tiempo que interpretaban el himno, Alégrense los puros de corazón y Missy por igual, la marcha nupcial fue Alma bendice al Señor.
Había una razón para ese destello. Estas muchachas y sus esposos pudieron caminar hacia el altar con esa pureza. No hay mayor regalo que yo pudiera desearles a mis hijas que tuvieran.
Pero al mismo tiempo, a los amigos que tenían que dejaron atrás su pureza, quizás en la escuela secundaria, les animábamos diciéndoles que Dios siempre permite que tengas un nuevo comienzo.
Esta es la belleza del evangelio. Puedes empezar de nuevo, puro, puro como la nieve, porque Jesús te lava dejándote limpio. Así es que hay una nueva pureza.
Yo creo que debemos animar a la juventud que haya pasado por abortos o que hayan sido expuestos a la promiscuidad, a saber que pueden tener su pureza restaurada.
Nancy: Para las madres que están escuchando y diciendo, «bueno Bobbie, fue fabuloso para ti tener esa historia maravillosa que compartiste con tus hijas, pero yo no la tengo. Yo metí la pata. Yo no era pura cuando me casé». Otras quizás pueden estar pensando, «bueno, tremenda historia».
A través de los años he animado a las madres, ¿saben a qué? A que ustedes también tienen que compartir sus fracasos. «En el momento oportuno, en la situación adecuada, hablen de las consecuencias de las decisiones erradas, y de qué tanto deseo ustedes tienen de que sus hijas experimenten algo diferente y mejor de lo que ustedes tuvieron.
Bobbie: Lo que es interesante ahora es lo que oigo de las madres jóvenes, sobre sus hijos pequeñitos. Ellos que están en sexto grado, están escuchando impurezas.
Nancy: Y aún los mucho más jóvenes.
Bobbie: Sí, pienso que es algo que debe ser abordado. Missy tiene niños en edades de escuela primaria, así es que ella puede estar muy al tanto de esto.
Nancy: Ese tipo de entrenamiento empieza en una edad temprana. Missy y Julie, yo sé que ustedes desean que sus hijos también tengan ese destello en sus bodas. ¿Cuáles son algunas de las cosas que están haciendo ahora para plantar esas semillas de pureza en las vidas de sus hijos y de sus hijas?
Missy: Bueno te aseguro de que estamos hablando de eso con frecuencia y lo que quiero fomentar en mi familia es líneas abiertas de comunicación en esta área, para que no sea una super gran cosa cuando tengamos que tener esa conversación.
Pero si alguien tiene preguntas, se responden las preguntas. Y si esto no les es suficiente, si necesitan un poco más de información se les da un poco más, y no se convierte en un caso federal.
Eso era lo que mamá realmente hacía, muy, muy bien con nosotros. Teníamos una pregunta, ella la respondía. Nada del otro mundo. Son cosas parte de la vida. No era como «bueno, te responderemos luego. No quiero hablar de eso ahora mismo». Lo que provocaría un gran, «¡oh, qué será eso!» Como si fuera algo misterioso.
Nancy: Entonces surge la intriga de lo prohibido.
Missy: Sí. Abby es mi hija mayor, así que a ella le hablamos más de lo que lo hacemos con los varones. Pero la idea de lo que trato de transmitirle es que ella es un regalo, y que se podrá entregar como un regalo a un hombre algún día, y que ese regalo necesita ser guardado y preservado. Yo creo que ahí es más o menos donde estamos ahora mismo.
Julie: Yo tengo una de cuatro y una de cinco años. Ahora mismo lo que quiero es que entiendan que Dios hizo sus cuerpos y que han sido creadas de manera sorprendentemente maravillosa, y que no se pertenecen a sí mismas; que le pertenecen al Señor.
También nosotros queremos que ellas vean un afecto sano, que nos vean a mi esposo y a mí abrazarnos, que nos vean apachurrarnos como decimos en nuestra familia, para que ellas en sus mentes piensen, «eso es lo que yo quiero».
Tal vez, una de las cosas más poderosas que como madres podemos hacer es pedirle al Señor que nos dé un amor inmenso por nuestros esposos que nuestros hijos puedan ver y decir, «yo quiero eso y estoy dispuesta a esperar. Estoy dispuesta a decirme NO a mí misma, y tener autocontrol y ser sabia para tener luego eso que quiero».
Missy: Sí, por ejemplo, hablamos con gran énfasis a las niñas sobre la modestia. Lo importante es que se guarden a sí mismas como un regalo, y tienen que envolver su cuerpo como si fuera un regalo. ¿Envueltas con cuello alto y bufanda? No. Hemos estado haciendo un devocional juntas que trataba específicamente sobre la modestia lo cual nuevamente trajo el tema de la conversación.
Si ellas tienen puesto un conjunto yo puedo decirles con tranquilidad, «¿qué piensas sobre esto? ¿Crees que es modesto? ¿Se puede ver tu piel cuando levantas tus brazos? ¿Es tu mejor elección lo que tienes puesto para salir a la escuela?»
Nancy: Aquí en Aviva Nuestros Corazones, el Señor ha puesto ese peso en nuestros corazones también, el proveer recursos a las madres que están entrenando sus hijos y sus hijas en la pureza. Y en la medida en que estás hablando esto, pensando cómo algunos de nuestros recursos han tenido participación en sus vidas en el desarrollo de estas áreas, uno de ellos es: «¿Realmente le importa a Dios como me visto?»
Es sobre la modestia de las preadolescentes y las adolescentes. Es un tema sobre el cual las madres pueden conversar con sus hijas.
También tenemos otros recursos relativos a la pureza. Las quiero animar a buscar más información en Aviva Nuestros Corazones sobre estos recursos.
Bobbie ahora es abuela y Missy y Julie madres jóvenes, permítanme preguntarles cómo han manejado ustedes todo este asunto de las cosas a las que sus hijos han estado expuestos en el entretenimiento, las películas, la televisión, la música. ¿Qué filosofía han adoptado para hacerlo?
Bobbie: Bueno las cosas realmente han cambiado mucho. Yo voy a decirles lo que les ha sucedido a Missy y a Julie, quienes ahora están en los treinta. El asunto más importante con el cual tuvimos problemas cuando eran más jóvenes fue la música. La televisión realmente no era algo tan importante, porque crecieron con películas como La casa de la pradera y los programas eran relativamente decentes en ese entonces.
En cuanto a la música, cuando ellas se retiraban a sus habitaciones en la noche, era mi requisito que si iban a escuchar música en su habitación, fuera clásica u otro tipo de música instrumental o inspiracional, pero no la última canción de rock o algo de esa naturaleza. Pienso que la música es algo importante para nosotros.
Ahora bien, Missy y Julie, y la generación actual de adolescentes y de niños, además de la televisión, manejan una gran cantidad de tecnología que llena la mente y sobre eso francamente no sé. ¿Cómo lo manejan ustedes?
Missy: Bueno nosotras estamos en un ambiente bastante protegido y no nos sentimos ahora mismo avergonzadas por ello. Los padres del colegio, nosotros somos parte de un colegio pequeño, todos vemos las cosas de la misma manera. Somos bastante protectores de lo que oyen y ven y de las cosas que pueden ejercer influencia en ellos. Realmente los profesores no son animados a conversar con ellos cuando comparten temas sobre películas o cualquier cosa que hayan visto en la televisión, para que esto no se convierta en una distracción.
Para las películas que vamos a ver, antes de hacerlo siempre las chequeo en la página web cristiana y chequeo si tienen una crítica buena o mala, o si tiene algo cuestionable y luego hablamos sobre ello antes de tomar una decisión.
Un beso podría ser algo cuestionable. No es que siempre les permito ser expuestos a cualquier cosa.
Julie: Recuerdo una película que vieron mis hijos en la cual alguien dijo, «¡cállate!» Y luego escuché a Harper, mi pequeña decir, «¡cállate!»
Yo le dije, «excúsame…»
Ella dijo, «oh yo no se lo dije a nadie. Fue que lo escuché en esa película».
Yo le respondí, «bueno, solo porque en una película lo digan, no quiere decir que tú tienes permiso para repetirlo».
Ellos van a escuchar cosas de los vecinos, aun de los niños de la iglesia. Hay niveles y estándares diferentes en cada hogar, y solo porque oigas algo no significa que vale la pena repetirlo.
Pienso que eso es algo que debemos fomentar en nuestros hijos; decir, «vamos a pensar cuando oigamos algo que otros digan, que la Palabra de Dios sea nuestro estándar en todo lo que nos propongamos hacer. “Que ninguna palabra corrompida salga de nuestra boca,” Efesios 4:29 dice así». Debes preguntarte, «¿cómo califica con la Palabra de Dios lo que he oído en una película o algo que mi amigo o vecino ha dicho?»
Nancy: Lo que escucho de madres jóvenes y de padres y también de ti Bobbie cuando estabas educando tus hijas, es que sencillamente no permitiste que otros formaran a tus hijos. No estás permitiendo que el mundo les dé la formación a tus hijos. Tú estás siendo intencional y dices, «quiero llenar su mente y su corazón con la Palabra de Dios y con todo lo que es puro, justo, amable y verdadero (Filipenses 4:8) De manera que ellos lleguen a tener un apetito por lo que sea sano y de buen nombre».
Me he dado cuenta de que crecí en un hogar donde estaba muy protegida, en términos de la influencia externa, de ninguna manera en términos de superioridad espiritual, pero había cosas que no podían entrar en nuestro hogar. No había mucha influencia de la cultura de afuera en nuestro hogar.
Algunas personas pensaban que quizás no era la mejor forma de educar a los hijos. Pero esa fue la forma en que mis padres consideraron que Dios quería que nuestra familia creciera. Y esto lo pude sentir cuando estaba lista para ingresar a la universidad.
Cuando estaba en los primeros años universitarios fui transferida a la Universidad del Sur de California a la edad de diecisiete años. Había estado en este hogar piadoso, en un ambiente muy protegido, y ahora me encontraba en la costa oeste, todo un continente lejos de mi familia, y en un sentido realmente pude haber hecho lo que yo hubiese querido.
Pero en mí había un sincero amor por las cosas santas, verdaderas y buenas. Encontré que estas cosas a las cuales de manera repentina estaba siendo expuesta allí en el sur de California no tenían ningún atractivo para mí.
Ahora bien, esto no quiere decir que nunca fui tentada a pecar; lo fui. Pero encontré que la cultura no tenía para mí ese brillo que las cosas de Dios sí tenían. Pienso que esto fue así por la inmensa exposición que tuve a la Palabra de Dios y que para mí era una realidad encontrar la fe cristiana sumamente interesante.
Eso suena mucho a lo que estás buscando hacer con tus hijos.
Missy: Sí claro Nancy, mira yo prefiero que mis hijos tengan juegos imaginarios, y se disfracen, o quizás yo les lea o juegue con ellos. Eso es siempre más entretenido que simplemente sentarnos frente a una televisión o a una computadora, bueno. Esto es lo que yo como madre escojo hacer.
Si ellos quieren jugar en la computadora siempre les tenemos límites. Si quieren jugar, es solo por un poco de tiempo. Pero me doy cuenta de que cuando ven la TV o juegan en la computadora, sus mentecitas al tener que concentrarse en lo que están viendo, se embotan, sus mentes parece como que ¡puf! se apagan.
Así es que me encanta verlos en sus diferentes juegos e imaginaciones de personajes.
Julie: Yo les digo a mis hijos, «sus mentes se van a convertir en papilla de tanta televisión que ven, especialmente en la mañana».
Nancy: Yo sé que ambas y específicamente, Bobbie como madre, hace unos años escogió la prioridad de ser esposa, madre y de formar un hogar. Son mujeres inteligentes, capaces y talentosas que hubieran podido tener una carrera profesional aparte de su familia.
Ustedes escogieron de maneras diferentes enfocar esas energías en sus hogares, en sus esposos y en sus hijos durante esos años de formación. ¿Esta decisión fue una decisión difícil de tomar? Realmente es una decisión totalmente contracultural y contraria a lo que el mundo piensa. ¿Qué fue lo que las motivó a escoger esto?
Julie: Debo tener cuidado porque no quiero dejar la impresión de que fui yo misma que supe lo que debía escoger. Puedo decir que diariamente fue una lucha para mí. Nunca me visualicé como una profesional, pero sí soy muy emprendedora y tengo diariamente una idea de un negocio que algún día quisiera hacer, algo que me encantaría hacer.
Está presente constantemente. Y quizás sea ese el «aguijón en la carne» al cual Pablo hace referencia (2 Corintios 12:7).
Nancy: Eso es el deseo en sí mismo…
Julie: El deseo de administrar una compañía, de empezar un negocio, de ir a trabajar y tener éxito a los ojos del mundo.
Nancy: Y tú puedes hacer todas estas cosas.
Julie: Bueno, no lo sé; creo que sí. Pero es una batalla constante.
Te voy a decir cuándo fue que me di cuenta de qué tanto valor tiene el quedarse en casa siendo una esposa y madre. Recientemente tuve un fuerte deseo de abrir mis alas y volar. Estaba conversando con una amiga que está embarazada y trabaja. Este es su primer bebé.
Y ella me decía, «no sé que voy hacer, mi esposo no quiere que trabaje después de que nazca este bebé». Y se puso a llorar. Ella dijo, «yo no quiero perder mi personalidad».
Quise llorar con ella, y lo hice. Yo pensé, bueno, de eso es que se trata. Y entonces dices, «Señor, quita de mí todo lo que no sea de Ti y lléname de Ti».
Miro hacia atrás con mucho agradecimiento por todas las oportunidades en que invertí tiempo en mis hijos en lugar de invertir mi tiempo en un negocio. Estoy segura de que me lamentaré de aquellos momentos en que decidí chequear mi correspondencia en la computadora en lugar de sentarme a leer un libro con ellos.
Ahí es cuando tenemos que tener la gracia de Dios, y decir, «gracias Señor, gracias porque Tus misericordias son nuevas cada mañana».
Nancy: Y yo estoy aquí pensando en lo que Jesús dijo: «El que pierda su vida la ganará» (Mateo 16:25). ¿Cuántas mujeres han dicho, «me aferro a mi vida para preservarla, mis intereses, mi realización?»
Y esas mismas son algunas de las mujeres que nos escriben diciéndonos, «he perdido mi matrimonio. Mis hijos no tienen un corazón para Dios».
Con esto no quiero decir que si una mujer tiene una carrera fuera de su hogar, necesariamente su matrimonio va a fracasar y que sus hijos van a fallar. Pero, sí les digo que si queremos preservar nuestra vida, Jesús dice que la perderemos.
Él dijo que si entregas tu vida, sea lo que sea que esto signifique, como quiera que esto se vea en las diferentes etapas de la vida de una persona, entonces la ganarás. Ese es el camino de la cruz, la resurrección sigue a la crucifixión.
Pero no hay resurrección sin crucifixión. No hay ganancia sin entrega.
Bobbie: Nancy, estoy aquí sentada y me doy cuenta que tengo la posición ventajosa de mirar hacia atrás. Realmente fue duro. Es decir lloro con Julie porque yo estaba exactamente en su misma etapa cuando tuve que tomar esa misma decisión.
Yo quería ser cantante, y hoy tengo aquí estas dos niñas, sentadas aquí, porque dije, «¿sabes qué?» Yo no voy a tener otra oportunidad... solo tengo esta oportunidad para hacer esto. Yo quiero ser el tipo de mamá, que cuando mire hacia atrás, pueda decir, «Señor yo les di lo que Tú querías que les diera. Yo alimenté tus ovejas».
Lo más interesante de todo, y quiero animar a las madres jóvenes aquí como Julie. A los cincuenta años empecé clases de arte. He escrito muchos libros y he tenido proyectos musicales desde que las niñas crecieron y ahora tienen los suyos. No quiere decir que si no lo haces en tus 20, 30 o tus 40 nunca lo harás.
Nancy: Sé que las personas que nos escuchan han sido tocadas por lo que han oído en esta conversación, así como lo he sido yo. Quiero darles las gracias a Julie, Missy y Bobbie por su transparencia, por cómo Cristo brilla en ustedes, por compartirlo con nuestras oyentes. Yo sé que esto ha traído ánimo y esperanza y al mismo tiempo un reto.
Bobbie, como la mamá y la abuela aquí, madre de estas hijas y abuela de estos cinco preciosos nietos. Me pregunto, ¿orarías por las abuelas y las madres que nos escuchan? Pídele a Dios no solo que las bendiga sino que les dé sabiduría, coraje, fe, ánimo para todo lo que ellas necesitan para ser las madres que Dios quiere que sean en esta etapa de sus vidas.
Bobbie: Me encantaría.
Padre que estás en el cielo, nos aferramos a Ti hoy. A Ti miramos, Tú eres el alto, exaltado y sublime. Eres un buen Dios, y Tú solo das buenas dádivas a Tus hijos. Yo te pido hoy por las madres, y las abuelas de los hogares que están representados y que nos escuchan hoy.
Te doy gracias por cada madre que sabe en su corazón que Tú la amas y amas a sus hijos. Te pido que les hables hoy, les hables sabiduría, coraje y esperanza a su corazón. Ayúdalas a saber que Tú eres suficiente. Llénalas de Ti Señor.
Te pido por las abuelas, que puedan salpicar a sus hijos y nietos con un amor y pasión por Ti. Gracias por las abuelas que los aman y que adoran y leen a los niños. Yo Te doy las gracias por esas abuelas que están orando por sus hijos.
Te pido Señor que Tú nos des la gracia en esta tierra a medida de que entrenamos nuestros hijos a ser piadosos y establecemos fundamentos firmes para los hogares; que Tú nos concedas misericordia y Tu gracia, Tu coraje, Tu sabiduría y la esperanza de todas las cosas que se encuentran en Tu eterna Palabra. Te damos las gracias en el nombre de Cristo Jesús. Amén.
Annamarie: Espero que hayas hecho esta oración con Bobbie. Ella vivió las verdades sobre las que has estado escuchando, hasta el momento en que el Señor la llamó a Su presencia. Ahora sus hijas Missy Schrader y Julie Tassy, viven estas verdades. Ellas, junto a Nancy DeMoss Wolgemuth nos han estado hablando acerca de cómo podemos cultivar un corazón para Cristo en nuestros hijos.
Encuentra recursos relacionados a este programa en la transcripción del mismo, en AvivaNuestrosCorazones.com. Otro recurso que ya tienes a la mano es el libro de Proverbios. Esta es una gran fuente de sabiduría que Dios nos ha dejado en Su Palabra. Una mujer que ha sido bendecida al leer este y otro recurso relacionado a la crianza de los hijos compartió su testimonio con nosotros. Escucha lo que nos dijo.
Marisol: Este libro es muy hermoso, muy precioso, el libro de los Proverbios, porque se trata de la sabiduría. Eso es lo que cada día como hijas de Dios tenemos que pedirle: sabiduría, para que nos dirija en todo.
Tengo un testimonio muy hermoso que quiero compartir con ustedes. Tengo una niña de once años. Ella tuvo un carácter muy fuerte, fue una niña bastante rebelde, un poquito fuerte. Los domingos hay unos estudios bíblicos en mi iglesia, y me llamó mucho la atención el tema de cómo pastorear el corazón de nuestros hijos. Empecé a estudiar ese libro, me encantó.
Lo leí varias veces y de verdad que ese libro me ayudó muchísimo a darme cuenta de mis fallas como mamá. Empecé a cambiar con mi hija, a tratarla de otra manera, a hablarle del amor de Dios, del temor de Dios, de la obediencia, del respeto, de todo lo que Dios nos habla. Este libro me instruyó mucho para ir cambiando con mi hija.
Empecé a ver el cambio de ella también. Estoy agradecida primeramente con Dios, porque ella ha cambiado muchísimo, ya no es esa niña rebelde que era, que lloraba mucho. Ella ha cambiado muchísimo para la honra y la gloria del Señor. Ese libro me ayudó muchísimo a que ella fuera una niña obediente y todos los devocionales que hacemos en familia por la mañana, los hacemos juntos.
Mi esposo, ella y yo, estudiamos el libro de Proverbios, porque ahí se nos habla sobre la instrucción de nosotros como padres, y como hijos también, la obediencia. Es un libro de verdad muy hermoso que me ha impactado mucho porque me ha enseñado mucho, mucho.
Doy gracias a Dios porque ha hecho muchas cosas en mi vida, en mi familia, y en lo personal también.
Annamarie: ¿Alguna vez te has preguntado, «¿cómo cultivo un corazón puro en mis hijos en un mundo de redes sociales y donde somos constantemente bombardeados con material que distorsiona la visión bíblica de la sexualidad?» Mañana Josh McDowell estará con nosotras para hablarnos acerca de esto y mostrarnos qué podemos hacer para ayudar a niños y jóvenes a lidiar con la tentación. Asegúrate de acompañarnos para esta próxima serie de Aviva Nuestros Corazones.
Invitándote a pasar de manera intencional las verdades de la Palabra de Dios a la próxima generación, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
La lectura para hoy en el Reto Mujer Verdadera 365 es Éxodo capítulos 15 al 18.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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Recursos del Episodio
Serie, «Modestia: ¿Le importa a Dios cómo me visto?»
Folleto, «La apariencia: ¿Le importa realmente a Dios mi forma de vestir»
PDF, «La prueba del estilo»
Libro, por Paul D. Tripp «Cómo pastorear el corazón de tu hijo»
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