Encuentra paz en la Palabra de Dios
Annamarie Sauter: ¿Cuál es el mejor antídoto contra el pecado?
Nancy DeMoss Wolgemuth: La mejor manera de combatir el pecado es tener una pasión y un afecto por Cristo y Su Palabra, deleitarse en Él. Es por eso que el enemigo trata con tanta fuerza de mantenernos enamorados y entretenidos con cosas menores, con sustitutos de Dios, cosas que reemplazan nuestro amor por Cristo, y ahí es cuando nos apartamos.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. La lectura para hoy en el reto Mujer Verdadera 365 es Juan capítulos 10 y 11.
Como te habrás dado cuenta, al inicio de cada programa te recordamos la lectura bíblica del día. Se trata de un plan de lectura que hemos estado siguiendo junto a miles de oyentes a lo largo de este año en Aviva Nuestros Corazones.
Nancy: Estamos invitando …
Annamarie Sauter: ¿Cuál es el mejor antídoto contra el pecado?
Nancy DeMoss Wolgemuth: La mejor manera de combatir el pecado es tener una pasión y un afecto por Cristo y Su Palabra, deleitarse en Él. Es por eso que el enemigo trata con tanta fuerza de mantenernos enamorados y entretenidos con cosas menores, con sustitutos de Dios, cosas que reemplazan nuestro amor por Cristo, y ahí es cuando nos apartamos.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. La lectura para hoy en el reto Mujer Verdadera 365 es Juan capítulos 10 y 11.
Como te habrás dado cuenta, al inicio de cada programa te recordamos la lectura bíblica del día. Se trata de un plan de lectura que hemos estado siguiendo junto a miles de oyentes a lo largo de este año en Aviva Nuestros Corazones.
Nancy: Estamos invitando este año a nuestras oyentes al reto de leer la Biblia diariamente.
Ahora, no la Biblia completa cada día, pero que leas una porción de la Palabra de Dios todos los días durante todo este año.
Cuando aceptas este reto, no estás haciendo un voto que si lo rompes habrá algunas consecuencias fatales. Solo estamos diciendo, «únete a miles de mujeres alrededor del mundo que están diciendo, “queremos conocer a Dios, queremos conocer Su Palabra”».
Creo que Dios desea esto aún más de lo que nosotras lo queremos. Así que si tú le pides que te ayude a recordar este reto, puedo asegurarte que Él lo hará.
Y si te mantienes conectada a nuestra página, podrás compartir tu experiencia con otras mujeres que también han aceptado el reto de leer la Biblia todos los días. También te animamos a escribir o anotar las cosas que Dios te va mostrando en Su Palabra. Puedes hacerlo en cualquier cuaderno de anotaciones.
Es verdaderamente una herramienta simple que te permitirá darle un poco de seguimiento a lo que estás leyendo cada día—solamente tienes que escribir unas pocas líneas. No tienes que ser una gran escritora ni nada por el estilo. Solamente escribe, «este es el texto que me impactó hoy». Puede ser un solo versículo, un párrafo, un capítulo…lo que sea. Entonces toma dos o tres líneas y solamente escribe el versículo que te haya llamado la atención o el entendimiento que Dios te haya dado sobre algo en particular o simplemente una oración en respuesta a lo que leíste.
Quizás quieras dedicar una página por día o una página por semana, pero la meta es que puedas ir durante el año acompañando tu lectura de la Biblia con estos comentarios escritos.
Bueno, en el programa anterior hablamos de cinco beneficios y bendiciones que la Palabra de Dios nos trae; y hemos estado estudiando el Salmo 119. No lo estamos haciendo versículo por versículo sino repasando algunos temas. Uno de los primeros temas que vimos en el programa anterior, consiste en las bendiciones y los beneficios que recibimos de la Palabra de Dios.
La Palabra de Dios nos da libertad. Nos da esperanza. Nos da consuelo. Nos da fortaleza y estabilidad. Nos pone de nuevo sobre nuestros pies cuando hemos sido golpeadas por las circunstancias de la vida. Y nos da vida, aviva nuestros corazones.
Hoy quiero que veamos otras bendiciones y beneficios—razones por las que debes querer leer la Palabra de Dios cada día—y vamos a dedicar la mayor parte de nuestro tiempo en los dos últimos de estos beneficios. Los tres primeros los veremos rápidamente.
Así que, retomando a partir del número seis (vimos los cinco primeros en la sesión anterior): La Palabra de Dios nos da dirección. Nos da dirección; nos guía. Necesitamos sabiduría para saber qué hacer, cómo caminar, cómo tratar con las circunstancias de nuestra vida. Las personas hoy pagan un montón de dinero para tener consejeros, para conseguir terapeutas, para obtener recomendaciones sabias de otras personas.
Bueno, el versículo 24 del Salmo 119 nos dice: «También tus testimonios son mi deleite; ellos son mis consejeros». La Palabra de Dios es un consejero. Así que el salmista está diciendo: «Cuando necesito sabiduría, ¿a dónde voy a ir? Iré a ese libro. Voy a recurrir a la Palabra de Dios para buscar consejo».
Ahora, eso no significa que otros consejeros no pueden ser beneficiosos para nosotras, pero van a ser más beneficiosos si nos dirigen hacia la Palabra de Dios que nos da la sabiduría de Dios.
Uno de los versículos más familiares de este pasaje es el 105:
«Lámpara es a mis pies tu palabra y luz para mi camino».
Y entonces el versículo 130:
«La exposición de tus palabras imparte luz; da entendimiento a los sencillos».
Ahora, a medida en que piensas que Palabra de Dios es una luz, que da dirección, consejo, sabiduría; lo primero que debemos reconocer, para que esa luz ilumine nuestro camino, necesitamos reconocer que necesitamos luz, que carecemos de sabiduría, de entendimiento; que somos simples y que necesitamos la ayuda de Dios.
Estaba estudiando el Salmo 119 hace unas semanas, tarde en la noche, cuando la electricidad se fue en mi área sin ninguna explicación. Había libros regados por toda mi cama, y papeles, esquemas, notas, y estaba oscuro. No podía ver. Gracias a Dios, tenía velas, pero estaba muy consciente en ese momento de que necesitaba luz para poder estudiar. Necesitas luz para poder ver.
Así que, si tienes preguntas con relación a decisiones para tu futuro, para tu familia, matrimonio, hijos, finanzas, trabajo, prioridades, relaciones... todos tenemos temas que necesitamos tratar. Acabo de hablar con varias mujeres que están lidiando con circunstancias difíciles de la vida. Necesitas dirección. Necesitas orientación. Necesitas sabiduría. Necesitas iluminación.
¿Estás recurriendo a la Palabra de Dios para obtenerla? La Palabra de Dios es una lámpara. Es una luz. La revelación de Su Palabra alumbra nuestro camino.
Ahora, déjame solamente recordarte: si tú quieres sabiduría, el conocimiento no es suficiente. La Palabra de Dios tampoco es como una poción mágica o un amuleto de buena suerte.
Tienes que tenerla en tu corazón.
Tienes que recurrir a ella.
Tienes que hacer uso de ella.
Tienes que meditar en ella.
Tienes que guardarla.
Tienes que usarla, depender de ella y aplicarla.
Entonces será luz para tu camino.
De manera que ese es el primer beneficio que vamos a ver hoy. Y ahora vamos a ver el próximo, la Palabra de Dios nos da liberación. La palabra que en realidad se usa en una serie de versículos en el Salmo 119 es salvación.
«Venga también a mí tu misericordia, oh SEÑOR, tu salvación conforme a Tu Palabra» (v. 41).
En el contexto del Antiguo Testamento, la salvación de Dios equivale a Su liberación de los enemigos. La acción de Dios de liberar a Su pueblo de sus enemigos, y por supuesto, en el contexto de la totalidad de las Escrituras, sabemos que Dios es un Dios salvador que ha enviado a Jesucristo a esta tierra como el medio para liberarnos del enemigo del pecado y de Satanás.
Así que vemos indicios del evangelio, indicios que apuntan al concepto de la salvación que obtenemos del Nuevo Testamento, vemos conceptos sobre la salvación que se despliegan más ampliamente en el Nuevo Testamento.
Versículo 94 dice:
«Tuyo soy, Señor, sálvame, pues tus preceptos he buscado».
Versículo 155:
«Lejos está de los impíos la salvación, porque no buscan tus estatutos».
La Palabra de Dios, trae liberación a aquellos que la conocen, a los que la aman, confían en ella, y la guardan. Trae salvación.
Ahora, un recordatorio aquí. Es aquí donde tenemos que tener en mente la totalidad de las Escrituras cuando estudiamos una porción de ella. No somos salvadas de manera espiritual, no somos salvas del pecado por guardar la ley. Bueno, podríamos serlo si tan solo pudiéramos guardar toda la ley perfectamente cada momento de nuestras vidas. Pero todas sabemos que no podemos. Somos infractoras de la ley, por lo que no podemos ser salvas por guardar la ley.
Pero la ley sí nos señala el estándar de Dios. Nos señala la santidad de Dios, y una vez que hemos sido salvadas del pecado, una vez que somos hijas de Dios, la Palabra de Dios se convierte en un medio de gracia y crecimiento en nuestras vidas. Nos convence de pecado. Nos cambia. Transforma la manera en que pensamos y las mentiras que creemos son reemplazadas por la verdad.
Dios usa Su Palabra para liberarnos de nuestros enemigos, y ves esto como un tema a lo largo del Salmo 119.
Entonces hay un versículo que habla del próximo beneficio (me encanta este versículo); se trata de la paz. Es uno de mis favoritos. El Salmo 119:65 dice:
«Mucha paz tienen los que aman tu ley; nada los hace tropezar».
Ese es un gran versículo para llevar contigo. «Mucha paz tienen los que aman tu ley».
Si me veo envuelta en circunstancias que me hacen estar inquieta, ansiosa, si he perdido la paz; esto pudiera ser un indicador de que he perdido mi conexión con la Palabra de Dios. «Mucha paz tienen aquellos que aman tu ley».
Escucha la siguiente parte: «Nada los hace tropezar». Nada te puede hacer caer. La Palabra de Dios te sostendrá con paz en tu corazón en medio de cada circunstancia si estás amando Su ley.
Si para mí es más importante recibir consuelo o aprobación, o respeto u otra cosa de esta tierra, si tener todas esas cosas es más importante para mí que tener a Dios y Su Palabra, entonces yo perderé mi paz. Voy a tropezar.
El salmista estaba en paz, y vemos a través de este salmo que él estaba bajo ataque. Él estaba siendo asediado. Ves muchas referencias a enemigos en el Salmo 119. Por eso es que él necesitaba la paz de Dios, y él encontró esa paz y esa libertad que le evitó tropezar en la Palabra de Dios.
Y esto me lleva al siguiente beneficio, es un tema importante y recurrente en este salmo, y es que la Palabra de Dios nos da ayuda o nos ofrece protección cuando nos enfrentamos al mal, cuando enfrentamos oposición, cuando las personas vienen en contra nuestra, cuando las circunstancias están en nuestra contra.
Comenzando en el versículo 23:
«Aunque los príncipes se sienten y hablen contra mí, tu siervo medita en tus estatutos».
Esto es un recordatorio de que la oposición puede venir de personas poderosas. Puede que no sea un príncipe político. Puede ser la cabeza de tu familia o tu jefe o alguien que tiene mucha influencia, mucha reputación, y esa persona se sienta a confabular en tu contra. Ellos están tratando de pensar cómo pueden hacer que tu vida sea miserable.
Y el salmista, quién sea que escribió el Salmo 119, estaba enfrentando algunas circunstancias parecidas a esta. Es por eso que a veces pienso que probablemente David escribió este salmo, porque mucho de lo que describe aquí es indicativo de lo que sabemos sobre su vida— él tenía mucha oposición. Y la tendencia cuando estamos enfrentando oposición, la tendencia es a enfocarnos en los oponentes y en sus tramas.
«Príncipes se sientan hablando contra mí». Cuando alguien está tratando de subyugarte, eso es en lo único que puedes pensar, ¿no es así? Pero no el salmista.
Él dice: «Príncipes se sientan y hablan contra mí, pero tu siervo (esa soy yo) meditará en (¿que?) en tus estatutos (en la verdad, en la Palabra de Dios)».
Él dice en el versículo 61:
«Los lazos de los impíos me han rodeado, mas no me he olvidado de tu ley... Los soberbios han forjado mentira contra mí» (vv. 61, 69).
Soberbios. Esa es una palabra que significa aquellos que son arrogantes, orgullosos, altaneros.
«Los soberbios han forjado mentira contra mí, pero de todo corazón guardaré tus preceptos... Sean avergonzados los soberbios, porque me agravian con mentiras» (vv.69,78).
De manera que aquí está el salmista acusado falsamente. Lo ves una y otra vez a través de este salmo. Por cierto, las estoy motivando durante esta serie a considerar leer el Salmo 119 cada día. Te tomará como quince minutos. Verás algunos de estos temas recurrentes cuando lo hagas.
Pero él está siendo acusado falsamente. Él no está sufriendo las consecuencias de su propio comportamiento. Algunas veces eso sucede, y entonces necesitamos la Palabra de Dios también. Pero este es un caso donde él está siendo acusado falsamente.
Pero esto es lo que me encanta de estos versículos: Él no permite que los pecados de otros, lo que otros han hecho mal, él no permite que causen que él peque en su propio corazón. Y, ¿acaso no es cierto, que cuando otros vienen en contra de nosotros, cuando nos atacan, cuando nos hacen daño, nuestra tendencia es a reaccionar pecaminosamente debido a nuestro enojo, a nuestra amargura o ponernos vengativos o críticos Nos proponemos destruir la reputación de esas personas porque dañaron la nuestra.
El salmista no hace eso. Él no permite que los pecados de otros lo lleven a pecar. Él resolvió vivir por la Palabra de Dios independientemente de lo que otros le puedan hacer.
Y en esto se resume todo: Si amas a Dios, si amas Sus caminos, si estás tratando de agradar a Dios con tu vida, te estás colocando en un camino de enfrentamiento con el mundo. Estás yendo contrario al camino que el mundo va, así que tendrás oposición. Habrá fricción.
Ahora, algunas veces podemos causar nuestra propia fricción. Eso no es de lo que estoy hablando aquí. Me refiero a cuando tú estás buscando agradar al Señor y honrarlo y simplemente te encuentras enfrentándote a otras personas que no tienen esos mismos valores, y habrá personas que te odien.
No es porque te odien a ti, sino que odian a Dios. Ya sea que se den cuenta o no, ellos se han colocado a sí mismos en contra de Dios, así que ellos se colocarán en tu contra, en contra del pueblo de Dios.
Necesitas esperar esa fricción. Si tu vida, por un período extendido de tiempo, no tiene ninguna fricción, no tiene ninguna colisión, necesitas preguntarte: ¿estoy realmente viviendo una vida piadosa?
Y de nuevo, no es que nos estemos haciendo odiosos para el mundo y por eso ellos están pensando mal del cristianismo. Es que nosotras estamos sinceramente tratando de agradar al Señor, y esto hará que nos topemos con personas quienes tienen una cosmovisión completamente diferente.
Así que se burlarán de nosotras aquellos que resisten a Dios, aquellos que son orgullosos, aquellos que no quieren nada con Él o con Sus caminos. Pero aun en medio de una oposición implacable, el salmista es capaz de mantenerse inquebrantable.
Si te enfrentas a estas situaciones apartada de la Palabra de Dios y de la gracia de Dios, vas a terminar siendo una víctima, sintiéndote como una víctima, vas a terminar siendo minoría, oprimida, te vas a sentir engañada y perseguida. Pero cuando pones tu confianza en Dios, como lo hizo el salmista, cuando clamas a Él y vives por Su Palabra, ya no eres más la víctima. Te conviertes en victoriosa.
Bueno, pues ahora déjame hablarte sobre otra bendición y beneficio que surge de asimilar la Palabra de Dios. Y es que la Palabra de Dios nos protege del pecado. Es nuestra mayor defensa contra el pecado. En el beneficio anterior, estábamos hablando acerca de estar protegidas de los pecados de los demás.
Ahora estamos hablando sobre estar protegidas de nuestros propios pecados, de la tentación. Y en este salmo el salmista identifica una responsabilidad doble: la parte de Dios y la nuestra. ¿Tú quieres mantenerte libre de pecado? ¿Tú quieres vivir una vida limpia y pura? Dios tiene una responsabilidad, y nosotras tenemos una responsabilidad.
Así que primero el salmista clama a Dios para que no lo deje ser vencido por el pecado. Versículo 133: «Afirma mis pasos en tu palabra, y que ninguna iniquidad me domine». Dios, por favor, líbrame del pecado.
Y veamos los versículos 9-11. Es una parte familiar de este capítulo, pero quiero que veas cómo aquí el salmista acepta la responsabilidad personal de salvaguardar su propio corazón y de hacerlo por los medios de gracia que Dios ha provisto en Su Palabra.
Él dice:
«¿Cómo puede el joven guardar puro su camino? Guardando tu palabra. Con todo mi corazón te he buscado; no dejes que me desvíe de tus mandamientos. En mi corazón he atesorado tu palabra, para no pecar contra ti».
Una de las cosas obvias que vemos aquí es que somos muy propensas a dudar, y lo vemos en este pasaje. Somos propensas a descarriarnos. Tenemos esa inclinación.
Y entonces también nos damos cuenta en este pasaje que todo pecado es en realidad en contra de Dios. «Yo no quiero pecar contra Ti», él dice en el versículo 11. O sea que él ora, en primer lugar, que Dios lo guarde de pecar.
En el versículo 9, él dice: «¿Cómo puede un joven guardar puro su camino?» Esa palabra significa transparente, claro, inocente. Habla sobre la pureza de conducta, y ese deseo de ser pura es una evidencia de que eres una hija de Dios. Si tú no tienes ningún deseo de vivir una vida pura, necesitas preguntarte: «¿Tengo una relación con Dios realmente? ¿Pertenezco realmente a Él?»
También te das cuenta en esta estrofa que vivir una vida pura, vivir una vida piadosa envuelve una batalla. Envuelve una batalla. O tú dominarás el pecado, o serás dominada por el pecado. Y es por eso que esta oración es tan importante, «¿cómo puedo mantener mi camino puro? Con todo mi corazón te buscaré. No me dejes alejarme de tus mandamientos».
Te das cuenta que no puedes simplemente deslizarte cuando se trata de la santidad, que mantenerse fuera del pecado requiere intencionalidad. Tienes que ser determinada sobre esto. Así que él ora para guardar su corazón. Él ora para buscar a Dios intensamente. Él dice, «voy a poner esmerada atención a tus leyes y tus estatutos».
Y en el versículo 11 dice: «En mi corazón he atesorado tu palabra, para no pecar contra ti».
Te haces la pregunta: «¿Cómo puedo mantener mi corazón puro?» ¿Te importa eso a ti? Le importaba al salmista. Le importa a Dios. Es necesario que nos importe a nosotras también.
¿Oras para guardarte del extravío de apartarte del camino? ¿O solamente te apartas y después dices, «uy, Dios mío, ayúdame a regresar»? Ahora, gracias a Dios que después de extraviarnos, podemos orar y decir, «Dios, ayúdame a volver al camino». Pero ¿oras antes de pecar para que Dios te preserve de pecar? Eso es una parte importante de esta oración.
Y ¿tienes en marcha alguna estrategia para proteger tu corazón? El salmista pensó sobre esto antes de entrar en tentación. No esperes hasta que entres en tentación moral para trazar una estrategia para lidiar con la tentación moral. Elabora la estrategia primero. Y la estrategia del salmista es: «Pon la Palabra de Dios en mi corazón, ponla en mi ser».
Así que yo pregunto: ¿Es tu consumo de la Palabra de Dios suficiente para guardar tu corazón del pecado? ¿Estás obteniendo suficiente de la Palabra de Dios para protegerte en la batalla contra el pecado?
Ahora, no solamente antes de pecar, sino después de pecar, cuando nos vamos por el mal camino, la Palabra de Dios es esencial para nuestra restauración. Y es por eso que me encanta ese último versículo del Salmo 119. El versículo 176, y he orado esto para mí misma justamente en estos últimos días: «Me he descarriado como oveja perdida, busca a tu siervo, porque no me olvido de tus mandamientos».
Él se da cuenta de que necesita la ayuda de Dios para ser restaurado. «Busca a tu siervo». Pero también asume la responsabilidad de conocer y hacerle caso a los mandamientos de Dios.
Escuchen amigas, el mayor antídoto para el pecado es tener un afecto y una pasión viva por Cristo y Su Palabra.
Sam Storms, quien ha escrito un libro de meditaciones sobre los salmos dice en su meditación sobre el Salmo 119: «Solamente cuando los caminos de Dios son dulces al paladar, se tornará el pecado amargo para nuestras almas».
La mejor manera de combatir el pecado es tener pasión y afecto por Cristo y Su Palabra, deleitarse en Él. Es por eso que el enemigo trata con tanta fuerza de mantenernos enamorados y entretenidos con cosas menores, con sustitutos de Dios, cosas que reemplazan nuestro amor por Cristo, y ahí es cuando nos apartamos. Así que si quieres luchar con éxito contra el pecado no solo averigües cómo puedes batallar en contra del pecado, investiga cómo puedes guardarte de manera preventiva; cómo puedes estar preparada en la batalla, amando la Palabra de Dios, guardándola en tu corazón para que cuando la tentación llegue, estés preparada para combatir al enemigo con los medios de gracia que Dios ha provisto a través de Su Palabra.
Annamarie: Ese mensaje es parte de la serie titulada, «Vivifícame conforme a tu Palabra». Hemos estado escuchando acerca de algunas de las bendiciones y beneficios que recibimos de la Palabra de Dios.
Creo que te habrás dado cuenta de que nuestros teléfonos inteligentes y otros dispositivos que utilizamos a diario pueden ser bendiciones peligrosas. Nos ayudan a realizar un montón de cosas pero también pueden convertirse en fuentes de grandes tentaciones cuando nos apartamos de la Palabra de Dios. En el próximo programa escucharemos más acerca de esto. Ahora Nancy concluye este programa leyendo el Salmo 63.
Nancy: Oh Dios, Tú eres mi Dios; te buscaré con afán. Mi alma tiene sed de Ti, mi carne te anhela cual tierra seca y árida donde no hay agua. Así te contemplaba en el santuario, para ver Tu poder y Tu gloria. Porque Tu misericordia es mejor que la vida, mis labios te alabarán. Así te bendeciré mientras viva, en Tu nombre alzaré mis manos. Como con médula y grosura está saciada mi alma; y con labios jubilosos te alaba mi boca. Cuando en mi lecho me acuerdo de Ti, en Ti medito durante las vigilias de la noche. Porque Tú has sido mi socorro, y a la sombra de Tus alas canto gozoso. A Ti se aferra mi alma; Tu diestra me sostiene. Pero los que buscan mi vida para destruirla, caerán a las profundidades de la tierra. Serán entregados al poder de la espada; presa serán de las zorras. Mas el rey se regocijará en Dios; y todo el que por Él jura se gloriará, porque la boca de los que dicen mentiras será cerrada.
Annamarie: Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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