Encuentra el verdadero reposo
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth te invita al descanso verdadero.
Nancy DeMoss Wolgemuth: No es a través de nuestras obras, de nuestro esfuerzo, de nuestro desempeño o de nuestra justicia; hoy podemos experimentar el reposo que Dios tiene para nosotras en nuestras vidas cristianas a través de nuestra fe en Cristo.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 15 de septiembre de 2023.
En un mundo donde siempre estamos ocupadas, el descanso es algo muy valorado. Los agentes de viajes y compañías farmacéuticas prometen darte ese tan deseado descanso; pero, ¿es esto algo que realmente puedes comprar? Hoy, Nancy te llevará a la fuente del verdadero descanso, en esta serie titulada Confía en Dios para entrar a la tierra prometida.
Nancy: Hemos pasado bastante tiempo en Números 13 y 14 hablando acerca de asuntos de fe y de temor. …
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth te invita al descanso verdadero.
Nancy DeMoss Wolgemuth: No es a través de nuestras obras, de nuestro esfuerzo, de nuestro desempeño o de nuestra justicia; hoy podemos experimentar el reposo que Dios tiene para nosotras en nuestras vidas cristianas a través de nuestra fe en Cristo.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 15 de septiembre de 2023.
En un mundo donde siempre estamos ocupadas, el descanso es algo muy valorado. Los agentes de viajes y compañías farmacéuticas prometen darte ese tan deseado descanso; pero, ¿es esto algo que realmente puedes comprar? Hoy, Nancy te llevará a la fuente del verdadero descanso, en esta serie titulada Confía en Dios para entrar a la tierra prometida.
Nancy: Hemos pasado bastante tiempo en Números 13 y 14 hablando acerca de asuntos de fe y de temor. Y creo que es importante que echemos un vistazo más de cerca a este pasaje, porque es una imagen, una ilustración importante cuando vemos en el Nuevo Testamento, lo que Dios quiere para nosotras como creyentes del Nuevo Testamento al entrar al reposo que Él prometió.
Así que antes de dejar este relato y seguir con la vida de Josué (y créanlo o no, uno de estos días vamos a llegar al libro de Josué), quiero que veamos primero un pasaje en el Nuevo Testamento; es un pasaje importante que se remonta a este incidente del que hemos estado hablando cuando el pueblo de Israel estaba en Cades-barnea y enviaron a los espías a la tierra, entonces los espías regresaron, diez con un reporte malo y dos con un reporte bueno. El pueblo se atemorizó en lugar de tener fe, y solamente a los dos que creyeron a Dios, Josué y Caleb, se les permitió entrar a la tierra prometida.
Cuando llegamos al Nuevo Testamento –así que déjame pedirte que busques en tu Biblia el libro de Hebreos capítulo 3 en el Nuevo Testamento. Este es uno de varios pasajes bíblicos que hacen referencia a este evento en Cades-barnea. El escritor de Hebreos usa la experiencia de los israelitas ahí al borde de la tierra prometida, para hacer unas cuantas aplicaciones específicas a los creyentes del Nuevo Testamento.
Y no había pensado usar este pasaje en Hebreos capítulos 3 y 4, pero anoche al prepararme, pensé, «no puedes enseñar Números 13 y 14 y el acontecimiento en Cades-barnea, sin al menos hacer referencia a Hebreos 3 y 4, ya que es un pasaje tan importante en el Nuevo Testamento».
Algún día espero desarrollar este pasaje más plenamente en otra serie, así que solo vamos a pasar por la superficie. Quiero que vean la conexión que hay entre ese pasaje de Hebreos y lo que hemos estado viendo en Números 13 y 14.
Y si no has estado siguiéndonos en esta serie, tal vez quieras regresar y leer Números 13 y 14, y escuchar los programas de los últimos días para que puedas conocer el relato, la historia, a la que el escritor de Hebreos hace referencia.
Por supuesto, las personas que leyeron el libro de Hebreos en el siglo I d.C., habrían estado muy familiarizadas con la historia de cómo los espías fueron a la tierra y regresaron, y que por la incredulidad del pueblo, tuvieron que vagar en el desierto durante cuarenta años, hasta que toda esa generación adulta murió.
Fueron muchos funerales por día para enterrar a más de un millón de adultos en el transcurso de cuarenta años, y muchos, muchos de ellos murieron por muertes prematuras. Así que esta era una advertencia en el Nuevo Testamento. Los hijos de Israel sabían eso. Y los creyentes del Nuevo Testamento también sabían eso; entonces al conocer esta historia, el escritor de Hebreos hace referencia a eso.
Y voy a comenzar en el versículo 7 de Hebreos capítulo 3, que dice: «Por lo cual, como dice el Espíritu Santo…» Y a partir de aquí, el resto del versículo y hasta el versículo 11, el autor cita el Salmo 95, y verás versículos del Salmo 95 que también hablan de cómo los judíos fallaron en entrar a la tierra prometida. Verás citas del Salmo 95 a lo largo de Hebreos 3 y 4, y así puedes relacionar Números 13 y 14, el Salmo 95, y Hebreos 3 y 4. «Como dice el Espíritu Santo…» Esto, por cierto, es una indicación de que tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento, son inspirados y son conocidos como la Palabra de Dios. Es la Palabra de Dios.
El Espíritu Santo que estaba hablando en los salmos, dice el autor:
«Como dice el Espíritu Santo: Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación, como en el día de la prueba en el desierto, donde vuestros padres me tentaron al ponerme a prueba, y vieron mis obras por cuarenta años. Por lo cual me disgusté con aquella generación, y dije: “siempre se desvían en su corazón, y no han conocido mis caminos”; como juré en mi ira: “No entrarán en mi reposo”» (Heb. 3:7-11).
Una de las cosas que me gusta hacer cuando estoy estudiando la Escritura es subrayar o resaltar palabras repetidas en el mismo pasaje, porque eso dice que esa palabra es importante. Quizás quieras subrayar, hacer un círculo, resaltar o poner un recuadro alrededor de la palabra reposo. Esta palabra va a aparecer doce veces en el resto del capítulo 3 y en el capítulo 4. Es una palabra importante. Es algo que Dios quería para Su pueblo. Es algo que Canaán, la tierra prometida, simboliza. Dios quería llevarlos a un lugar de reposo, pero ellos no entraron al reposo de Dios porque Dios estaba enojado con ellos por su incredulidad.
Canaán era el reposo terrenal que Dios había prometido a Su pueblo, la nación de Israel, pero los hijos de Israel están ahí justo en la frontera. Llegaron hasta Canaán, después de salir de Egipto, de cruzar el mar Rojo, de ir a Sinaí; llegaron entonces justo a la frontera. El siguiente paso que se suponía que venía, era «entrar a la tierra», pero en lugar de eso ellos endurecieron sus corazones.
Ellos se rebelaron contra Dios. Ellos probaron a Dios. Fallaron en creerle a Él, y como resultado toda una generación pereció en el desierto y se le prohibió entrar en el reposo de Dios. En realidad es una historia muy triste, si te detienes un poco y piensas en ella es muy triste.
La única cosa más triste es cuando las personas hoy en día llegan justo al borde de entrar a la libertad, a la plenitud y a la abundancia en Cristo, y luego sus corazones son endurecidos. Ven los gigantes. Ven las circunstancias. Tiemblan de miedo, y dicen, «no vamos a avanzar. No le vamos a creer a Dios», y eso es lo que queremos ver en este pasaje.
El escritor de Hebreos hace referencia a esta escena en el Antiguo Testamento, donde los hijos de Israel fallaron en entrar al reposo de Dios que Él les ha prometido, porque no creyeron, no le creyeron.
Así que estás leyendo esto y te preguntas, «bueno, muy bien, eso sucedió en el Antiguo Testamento, ¿y qué con nosotras? ¿Qué significa esto para nosotras?» ¿Qué significó para los creyentes, los creyentes judíos, leyendo este pasaje en el primer siglo después de Cristo? Bueno, el versículo 12 comienza a darnos el «y qué» para nosotras.
Versículo 12: «Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de incredulidad». ¿Qué pasó con los judíos en el Antiguo Testamento siglos antes? Ellos fallaron en creerle a Dios, y Dios dijo que eso era un corazón malvado de incredulidad, porque cuando ellos fallaron en creer, de hecho menospreciaron a Dios, y Él dice, «se rebelaron contra Mi Palabra». Ellos no entraron a la tierra y no la tomaron.
No solo era miedo. Tendemos a hablar del miedo como algo que es comprensible. Si alguien está intentando entrar en tu casa, te da miedo. Por supuesto que tendrías miedo. Hay algo qué temer. Pero lo que sucede es que el miedo frecuentemente nos lleva por un camino donde nos paralizamos, y rehusamos movernos hacia adelante en fe. Entonces ese miedo se convierte en rebelión, se convierte en desobediencia, y nos impide experimentar el reposo que Dios tiene para nosotras.
Él nos da una advertencia. Él nos dice: «Ten cuidado, porque el Pueblo de Israel no experimentó el reposo de Dios por su incredulidad». Y esta no es solo una historia para ellos. Pablo nos dice en la carta a los Corintios que las cosas que fueron escritas en el Antiguo Testamento, fueron escritas para nosotros, para nuestra amonestación, para nuestro ejemplo.
Hay algo aquí de lo que necesitamos estar conscientes. «Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros (eso es viviendo en el primer siglo, bajo la persecución) no sea que en alguno de vosotros (viviendo en el siglo XXI) haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo».
Y al leer este pasaje, quiero que notes la conexión entre incredulidad, rebelión y desobediencia. Puedes ver esas tres cosas juntas. Donde está una, es muy probable que estén las otras dos.
Así que vemos en el versículo 8 que dice: «No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación». Y luego en el versículo 12 dice: «Tened cuidado…no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de incredulidad». Y puedes ver incredulidad, rebelión y desobediencia unidas entre sí.
Versículo 13: «Antes exhortaos los unos a los otros cada día». ¿Qué tan seguido tú y yo necesitamos ser exhortadas por el cuerpo de Cristo a ser cuidadosas de no caer en incredulidad? ¿Qué tan seguido? Cada día. ¿Cuánto toma que cualquiera de nosotras potencialmente desarrolle un corazón malo de incredulidad? Bueno, creo que la implicación de este texto es que es menos de veinticuatro horas.
Puede suceder en menos de veinticuatro horas. Vas muy bien creyéndole a Dios y de pronto llega una circunstancia y te entra el miedo y tu corazón se endurece. De pronto te ves diciendo, «¡no!, ya no voy a avanzar, me voy a quedar aquí».
Así que las Escrituras dice que nos necesitamos unas a otras. Necesitamos estar exhortándonos y animándonos unas a otras cada día mientras todavía se dice hoy. Versículo 13, ¿por qué? «No sea que alguno de vosotros sea endurecido por el engaño del pecado».
La incredulidad es pecado. Es rebelión contra Dios y necesitamos estar jalándonos unas a otras para regresar a un lugar de fe. Necesitamos recordarnos unas a otras de las promesas de Dios, del corazón de Dios, del plan de Dios, de la presencia de Dios. Nos necesitamos unas a otras en esta batalla.
Algunas veces toma menos de veinticuatro horas para que mi corazón sea engañado por mi incredulidad pecaminosa. Algunas veces soy engañada en cierta forma que ni siquiera me doy cuenta de lo que está sucediendo. Como he compartido con ustedes anteriormente en esta serie, tuve un periodo de largos meses recayendo en incredulidad, en resistencia y en rebelión contra Dios.
Y yo sabía que estaba miserable, pero honestamente no enfrenté el hecho de que estaba en rebelión contra Dios, hasta que alguien me amó lo suficiente para decirme, «pudieras estar resistiéndote y rebelándote contra Dios». Alguien me exhortó ese día, y otros más lo hicieron en el camino. Y Dios usó a aquellos hermanos y hermanas en mi vida, al igual que los continúa usando hoy, para llevarme de vuelta al lugar de fe. Así que exhórtense unas a otras para que ninguna de ustedes pueda endurecerse por el engaño del pecado.
Versículo 14: «Porque somos hechos partícipes de Cristo, si es que retenemos firme hasta el fin…» Y no voy a extenderme en esta parte del texto, excepto para decir que puedes ver a través de estos dos capítulos, Hebreos 3 y 4, que la evidencia de una fe genuina y salvadora es que te aferras firmemente a Cristo durante todo el trayecto hasta la línea final.
Y eso no quiere decir que nunca haya caídas, pero quiere decir que perseveras en fe, y que regresas de tu incredulidad a la fe. Esa es una de las evidencias de que eres hija de Dios. Una persona que permanece por un periodo extendido de tiempo sin evidencia de un corazón contrito, de un corazón arrepentido, que permanece en incredulidad, desobediencia, en rebelión, alguien que persiste en rechazar el plan de Dios y el llamado de Dios para su vida, no tiene bases para estar seguro de que es un hijo, una hija de Dios. Esa es una advertencia seria que vemos en este pasaje. Y tal vez hagamos otra serie sobre esto algún día.
Versículo 15: «En cuanto se dice: Si oís hoy Su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación». Y aquí está esa palabra otra vez.
Vamos a volver con los israelitas de nuevo, versículo 16:
«Porque ¿quiénes, habiendo oído (ellos escucharon la Palabra de Dios, escucharon las promesas de Dios, escucharon el llamado de Dios), y aun así le provocaron?» (Se rebelaron contra la luz, contra lo que ellos conocían de Dios). «¿Acaso no fueron todos los que salieron de Egipto guiados por Moisés? ¿Y con quiénes se disgustó por cuarenta años? ¿No fue con aquellos que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? ¿Y a quiénes juró que no entrarían en Su reposo (y ahí está esa palabra otra vez), a quiénes juró que no entrarían en Su reposo, sino a los que fueron desobedientes?», rebeldes.
Versículo 19: «Vemos, pues, que no pudieron entrar». ¿Por qué?, «a causa de su incredulidad».
¿Puedes ver cómo esas palabras están relacionadas? Fue su incredulidad, su rebelión, y su desobediencia lo que los tuvo vagando en el desierto por cuarenta años cuando podían haber estado disfrutando del fruto de la tierra prometida.
Pero ahora, regresemos a los lectores del primer siglo, y de regreso con nosotras en el siglo XXI. Hebreos 4 versículo 1, dice:
«Por tanto, (habiendo visto lo que le sucedió a estos judíos del Antiguo Testamento, ¿qué debemos aprender de esto?) temamos, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en Su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado».
Él dice que hay una promesa para nosotras. No es una promesa física y terrenal como la que Dios les dio a los hijos de Israel –tú tendrás esta tierra de Canaán como tu reposo. Sino que hay un reposo espiritual que Dios promete a Su pueblo, y Él dice, «esa promesa está aún vigente. Aún está disponible, así que tengan cuidado, no sea que alguno de ustedes parezca no alcanzar ese reposo».
Versículo 2: «Porque en verdad, a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva, como también a ellos» Y esa palabra buena nueva es la palabra que muy seguido se traduce como «evangelio». El evangelio es la buena nueva, la buena noticia. Pero esto no está hablando en la historia de Israel sobre el evangelio salvador de Cristo. Está hablando sobre la buena nueva del reposo que Dios ofrece.
Las buenas nuevas para los israelitas en el libro de Números era, Dios tiene un reposo en Canaán para ti. Dios tiene una tierra prometida para ti. Estas personas escucharon esas buenas nuevas, y se nos anunció a nosotras las buenas nuevas de que Dios tiene un reposo prometido tal como se les anunció a los judíos en el Antiguo Testamento.
«Pero la palabra que ellos oyeron, (Dios tiene un reposo para ti), no les aprovechó». Y aquí permítanme saltar y cambiar de traducción, porque me gusta como lo dice la Reina Valera: «a ellos de nada les sirvió haber oído la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron».
Estas personas escucharon las buenas nuevas de que había un reposo prometido disponible, pero porque no aplicaron fe a esas noticias que escucharon, fallaron en entrar al reposo. Se quedaron fuera de Canaán, no porque no conocían la verdad, no porque no se les ofreció la verdad, sino porque no mezclaron lo que habían escuchado con fe.
Simplemente escuchar y saber la verdad –las buenas nuevas del reposo prometido de Dios, el evangelio de salvación a través de Jesucristo– el solo escucharlo y saberlo, no necesariamente quiere decir que lo experimentamos. Puedes escucharlo, puedes conocerlo y aun así fallar en experimentarlo. El escuchar debe estar mezclado, ¿con qué?, con la fe. Fe, no solo conocerlo, no solo escucharlo, sino fe que obra en base a eso; fe que da pasos y cree la Palabra de Dios.
Y estoy convencida de que muchas, muchas, muchas, si no es que la mayoría de nuestras iglesias, están llenas de personas que vienen y adoran domingo tras domingo, quienes han escuchado las buenas nuevas de salvación a través de la fe en Cristo, del reposo que Dios promete a Sus hijos, pero nunca han entrado a ese reposo de Canaán porque lo que ellos han oído no ha sido mezclado con fe. No lo han hecho suyo. No se han apropiado de ello. No lo están creyendo. No están actuando en base a eso. No lo están viviendo. Ellos están permaneciendo en el desierto.
Versículo 3: «Porque los que hemos creído, entramos en ese reposo, tal como Él ha dicho, “como juré en mi ira, no entrarán en mi reposo”».
Versículo 6: «Por tanto, puesto que todavía falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes antes se les anunció la buena nueva no entraron por causa de su desobediencia, Dios otra vez fija un día, “hoy”, diciendo por medio de David después de mucho tiempo, como se ha dicho antes: “Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones”» (vv. 3: 6-7).
Hoy, cree. Hoy, da un paso de fe.
Y quiero decir esto a las jóvenes; quiero decir esto a las mujeres mayores; no es demasiado pronto y nunca es demasiado tarde. Hoy, si escuchas Su voz, no endurezcas tu corazón, sino dobla tu rodilla y di, «sí, Señor, yo creo. Voy a creer Tu Palabra. Voy a creer las buenas nuevas de Tu reposo prometido, y lo voy a recibir».
Versículo 9: «Queda, por tanto, un reposo sagrado para el pueblo de Dios. Pues el que ha entrado a su reposo, él mismo ha reposado de sus obras, como Dios reposó de las suyas» (vv. 9-10).
Y ese es un tema diferente en estos dos capítulos, que trata sobre el séptimo día de la creación, cuando Dios reposó de Su trabajo; pero el punto aquí es que hay un reposo disponible para nosotras, donde podemos cesar nuestros propios esfuerzos, nuestras luchas y entrar por fe al reposo que Dios tiene disponible para nosotras en Jesucristo.
Versículo 11: «Por tanto, esforcémonos por entrar en ese reposo, no sea que alguno caiga siguiendo el mismo ejemplo de desobediencia».
¿Sabes que en la vida de aquellos niños, aquellos que eran menores de veinte años, cuyos padres murieron en el desierto, esta fue una poderosa lección, desafiándolos a creer en Dios?
El escritor de Hebreos está diciendo que no solo se suponía que fuera una lección para ellos, pero es también una lección para nosotras. Puedes pasar el resto de tu vida vagando en el desierto y finalmente morir allí, o puedes, por fe, escuchar hoy la voz de Dios, ablandar tu corazón hacia Él, y decirle, «sí, yo creo».
Ahora, el reposo de Canaán que leemos en el Antiguo Testamento, es una descripción terrenal de realidades espirituales, y eso es lo que el escritor de Hebreos está intentando ayudarnos a comprender. Al estudiar este pasaje –y hay comentaristas que ven esto de una manera diferente, pero yo creo que Dios ha prometido dos tipos diferentes de reposo, dos tipos de reposo espiritual, y ambos están relacionados, pero se entra a ellos por un único medio. ¿Cómo entramos a ese reposo? Por fe, por fe en Cristo y únicamente, solamente en Cristo.
¿Y cuáles son esos dos tipos de reposo? El primero es un reposo futuro. Es nuestra salvación eterna final. Es el cielo, la eternidad con el Señor, un reposo futuro definitivo que no experimentamos plenamente en el día de hoy. Pero tenemos la promesa, y no podemos entrar al reposo espiritual eterno de Dios, el cielo, no podemos tener esperanza del cielo, sin fe en Cristo
La Escritura dice que debemos cesar nuestras propias obras. ¿Qué quiere decir eso?
- Cesa de intentar ser justa por ti misma y date cuenta que tu justicia nunca será lo suficientemente buena para llevarte al cielo.
- Cesa tus propios esfuerzos y descansa en lo que Cristo ya ha hecho por ti en la cruz a través de Su muerte, sepultura y resurrección. Descansa en Cristo y confía en Él para la salvación eterna de tu alma.
¿Y qué está diciendo él? No endurezcas tu corazón. Hay quienes escuchan radio cristiana, están aquellas quienes escuchan Aviva Nuestros Corazones, son religiosas, pero aún están confiando en su propia justicia para recibir descanso eterno. Y te estoy advirtiendo, te estoy diciendo que no va a funcionar. No endurezcas tu corazón. No falles en creer las buenas nuevas, el evangelio que has escuchado de la salvación a través de Cristo y solamente en Cristo.
Para poder entrar a ese reposo eterno, debes dejar de esforzarte, de trabajar, de obrar por obtener tu propia justicia separada de Cristo. Debes decir, «no puedo hacerlo. No es mi obrar. No es lo que yo puedo hacer. Mi única esperanza para obtener salvación eterna es lo que Cristo ha hecho por mí».
Así que, ¿cuándo debes creer? Hoy. Cree en Cristo. Si Dios está hablando a tu corazón, di, «sí, Señor. Yo creo». Deja tus luchas, deja tus esfuerzos por ser esta buena persona religiosa, y di, «mi fe y mi esperanza están en Cristo y solo en Cristo». A esa persona, a esa persona Dios le promete Su reposo eterno.
Y luego también está lo que yo creo, es un reposo presente que Dios también nos promete. Y es a lo que nos hemos estado refiriendo en esta serie como vida abundante, una vida de libertad, plenitud y abundancia en Cristo. ¿Cómo entramos a ese reposo? No es un reposo final, pero es el reposo que Dios quiere para nosotras aquí, y creo que es lo que Canaán representa en el Antiguo Testamento, la tierra prometida. Aún hay batallas allí. No era un lugar libre de batallas, es por eso que pienso que no puede estarse refiriendo al cielo. Sé que algunos buenos comentaristas están en desacuerdo conmigo, pero me uno a otros comentaristas, quienes dicen que esto habla también de quizás nuestro reposo eterno celestial, pero también de un reposo en el tiempo presente, al que podemos entrar hoy.
¿Cómo entramos a ese reposo como hijas de Dios? Bueno, de la misma manera que entramos al reposo eterno en el cielo. A través de la fe únicamente en Cristo. No es a través de nuestras obras, de nuestros esfuerzos, de nuestras luchas, de nuestra justicia. Experimentamos el descanso que Dios desea para nosotras en nuestra vida cristiana hoy, por fe en Cristo.
Él no está prometiendo una existencia libre de problemas. Sabemos eso muy bien. Hay gigantes en la tierra. Tenemos que enfrentarlos. Tenemos que lidiar con ellos. No es un reposo final. Es solo una muestra del reposo eterno que está por venir, y ¿qué nos estorbará para que experimentemos ese reposo en nuestras vidas cristianas hoy? Bueno, la incredulidad, la desobediencia y la rebelión. Ellos no fueron capaces de entrar a Canaán por su incredulidad.
La incredulidad no es algo pequeño. Puede mantenerte fuera del cielo, y puede estorbarte de experimentar una vida abundante aquí en esta tierra como hija de Dios. La vida de reposo…y ¿no es eso lo que todas deseamos? Y no me refiero a una vida de siestas, una vida de dormir, sino a una vida de reposo en el corazón, de confianza, de seguridad, de confianza en el Señor, de paz, de la habilidad de dormir bien por la noche, de la habilidad de tener una conciencia limpia, la habilidad de ir con valor y fe y enfrentar los gigantes. Esa vida de reposo es una vida de fe, de fe en Cristo y solamente en Cristo.
Así que si nunca has depositado tu fe en Cristo Jesús, ten la seguridad de que no tendrás descanso eterno con Él, a menos que digas, «sí, Señor, yo creo. Confío en Ti para mi salvación». Si eres una hija de Dios, debes saber que no vas a experimentar reposo aquí en esta vida –la paz, la abundancia, la libertad, la plenitud que Él quiere darte– mientras sigas luchando con tus propios esfuerzos para ser la persona que Dios quiere que seas.
Y me duele ver cuántas mujeres, mujeres cristianas hoy en día, están viviendo estas vidas de lucha, de esfuerzo y batalla. No solo están luchando las batallas que Dios tiene para ellas. Están viviendo en incredulidad y por lo tanto no pueden experimentar el reposo que está disponible para ellas, disponible para cada una de nosotras en Cristo.
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth ha estado hablando acerca del lugar donde podemos encontrar descanso –no el tipo de descanso que el mundo ofrece, sino una paz profunda que viene de conocer a Dios, en quien puedes confiar plenamente. Esta enseñanza es parte de un estudio sobre la vida de Josué, quien luchó muchas batallas y enfrentó muchas dificultades, pero también descansó en Dios y esperó por la tierra prometida.
Esta serie se titula, Confía en Dios para entrar a la tierra prometida. Si te has perdido cualquiera de los episodios anteriores, puedes escucharlos a través de nuestra página web, avivanuestroscorazones.com, o en nuestra aplicación para dispositivos móviles. Allí también encontrarás otros pódcast, como el pódcast para madres, Que amen a sus hijos, el pódcast para mujeres jóvenes llamado Joven Verdadera, o el reto de leer la Biblia en un año Mujer Verdadera 365. También compartimos artículos diarios para acompañarte en tu caminar de fe. ¡Visítanos y si han sido de bendición para ti, compártelos con otras amigas!
Bien, aquí está Nancy para que oremos juntas.
Nancy: Señor, te pido que tomes estas verdades y las apliques a nuestros corazones. Solo tú conoces nuestros corazones, pero gracias por el reposo que es nuestro en Cristo. Señor oro que Tú llames a cada una de nosotras a una vida de fe, una vida de dependencia de Ti. Líbranos, límpianos y llévanos a arrepentirnos de nuestra incredulidad, de nuestra desobediencia, de nuestra rebelión, y que podamos entrar a Tu reposo por fe en Cristo y solamente en Cristo, en cuyo nombre oramos, amén.
Débora: Animándote a encontrar reposo en el Señor, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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