El Verbo se hizo carne, día 1
Annamarie Sauter: Con nosotras el pastor Salvador Gómez.
Pastor Salvador Gómez: El hecho de la concepción virginal y las verdades envueltas en la doctrina de la encarnación son un despliegue de la infinita sabiduría de Dios. El Eterno vino en el cumplimiento del tiempo, el Infinito ocupó un lugar específico en el espacio, el Inmutable se sometió a los cambios de un cuerpo humano, ¿quién puede comprender estas cosas?
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Patricia de Saladín.
Patricia de Saladín: Estos son días en los que, de manera muy intencional, hemos estado fijando nuestros ojos en Cristo, al reflexionar sobre su nacimiento. Y es fácil para muchas de nosotras no relacionar la navidad con Jesús –aún dentro del mundo evangélico– y seguir tradiciones olvidando el significado detrás de ellas.
En este episodio y en el siguiente, queremos ayudarte a reflexionar en lo que significa que Dios se haya …
Annamarie Sauter: Con nosotras el pastor Salvador Gómez.
Pastor Salvador Gómez: El hecho de la concepción virginal y las verdades envueltas en la doctrina de la encarnación son un despliegue de la infinita sabiduría de Dios. El Eterno vino en el cumplimiento del tiempo, el Infinito ocupó un lugar específico en el espacio, el Inmutable se sometió a los cambios de un cuerpo humano, ¿quién puede comprender estas cosas?
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Patricia de Saladín.
Patricia de Saladín: Estos son días en los que, de manera muy intencional, hemos estado fijando nuestros ojos en Cristo, al reflexionar sobre su nacimiento. Y es fácil para muchas de nosotras no relacionar la navidad con Jesús –aún dentro del mundo evangélico– y seguir tradiciones olvidando el significado detrás de ellas.
En este episodio y en el siguiente, queremos ayudarte a reflexionar en lo que significa que Dios se haya hecho como uno de nosotros. El pastor Salvador Gómez, quien junto al pastor Sugel Michelén y otros hombres es pastor de Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo en Santo Domingo, República Dominicana, nos invita a preguntarnos, ¿por qué Dios–Hombre?
Reflexionemos juntas en esto al escuchar su sermón titulado, El Verbo se hizo carne.
Pastor Salvador Gómez: Yo quisiera traer tres encabezados que nos ayuden a reflexionar, a meditar, en esa conexión entre el nacimiento de Cristo y la muerte de Cristo. Mis tres encabezados serán:
- La encarnación y el nacimiento de Cristo
- La encarnación y la humanidad de Cristo
- La encarnación y la muerte de Cristo
Desde el principio de las Escrituras, de esa historia de la redención que está en la Palabra, nosotros tenemos información, enseñanza de que un hombre nacería y que traería nuestra salvación.
Génesis 3:15 dice: «Y pondré enemistad entre tú y la mujer (hablando de la serpiente y Eva), y entre tu simiente y su simiente; él te herirá en la cabeza, y tú lo herirás en el calcañar».
Una guerra mortal que va a ocupar toda la Palabra de Dios. Me encantó…hay un autor joven que algunos de nosotros acá admiramos, se llama Andy Naselli, y él recientemente acaba de publicar una obra que se llama La serpiente y el cazadorde serpientes. Es un libro de teología bíblica para mostrar de lo que trata precisamente la Biblia, de esa guerra entre Satanás, (el dragón, la serpiente antigua) y la Simiente de la mujer, (el Mesías, Jesucristo). Y al final sabemos quién gana.
De eso se trata la Biblia, precisamente. El Antiguo Testamento profetizaba que ese Mesías salvador sería profeta, sacerdote, y rey. Tres funciones con las que los judíos estaban muy bien familiarizados; tres roles que eran ocupados por hombres. Cuando Pedro predica su segundo sermón, que encontramos en Hechos capítulo 3, él cita una de esas profecías que anunciaban a Jesús como profeta, el profeta esperado.
Dice Hechos 3:22: «Moisés dijo: El Señor Dios os levantará un profeta como yo de entre vuestros hermanos; a Él prestareis atención en todo cuanto os diga». Refiriéndose al Señor, a Jesús. «El Señor va a levantar un profeta de entre sus hermanos», es un hombre, pero será el Profeta salvador. Jesús también fue presentado como el gran Sumo Sacerdote.
Recuerden que los sacerdotes eran los encargados de ofrecer los sacrificios para la expiación de los pecados. Bueno, de Jesús también se había profetizado que sería el gran Sumo Sacerdote. Y si lees Hebreos 5, te darás cuenta de que era necesario que este sacerdote fuera un representante de los hombres. Era tomado de entre los hombres para que representara a los hombres.
Y luego argumenta, «Jesús es ese último sacerdote». Cuando el libro de Hebreos desarrolla ese tema, llega el capítulo 7 y en el versículo 22 –si tienes tu Biblia puedes buscar este pasaje– Hebreos 7:22, donde el autor elabora y dice: «por eso, Jesús ha venido a ser fiador de un mejor pacto», que el Antiguo pacto. «Los sacerdotes anteriores eran más numerosos porque la muerte les impedía continuar». Venía un sacerdote, hacía su trabajo y se moría. Se levantaba otro, hacía su trabajo, se moría.
Pero dice, «este no». «Él conserva su sacerdocio inmutable, puesto que permanece para siempre. Por lo cual también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de Él se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos. Porque convenía que tuviéramos tal Sumo Sacerdote: santo, inocente, inmaculado, apartado de los pecadores y exaltado más allá de los cielos, que no necesita, como aquellos sumos sacerdotes, ofrecer sacrificios diariamente, primero por sus propios pecados y después por los pecados del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, cuando se ofreció a sí mismo. Porque la ley designa como sumos sacerdotes a hombres débiles, pero la palabra del juramento, que vino después de la ley, designa al Hijo, hecho perfecto para siempre».
Wow, estaba profetizado, y este autor desarrolla esta idea de «he aquí el gran Sumo Sacerdote», y tiene esa labor para siempre. Él permanece intercediendo por nosotros, aún ahora mismo. Pero también era profetizado que el Mesías iba a ser rey; profeta sacerdote y rey. Rey eterno, descendiente del linaje de David. En Romanos 1:3, el apóstol Pablo dice: «acerca de su Hijo, que nació de la descendencia de David según la carne». Tenía que ser un hombre descendiente en este caso del linaje de David.
Estaba profetizado, y es por eso que ustedes comienzan a leer los evangelios y se encuentran desde el primer capítulo con Mateo 1 y la genealogía de Jesús, cuyo propósito es mostrar que Jesús es descendiente de David, ¡interesante! Ahora, uno va a la profecía de Isaías 9, que se cita mucho en estos tiempos de Navidad, cuando dice en el versículo 6: «un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado», ahí mismo ese versículo siguiente luego en Isaías 9:7 dice: «el aumento de su soberanía y de la paz no tendrán fin sobre el trono de David y sobre su reino».
Estaba profetizado que vencería un descendiente de David. Ese reino que Cristo establecería sería un reino eterno. De manera que vemos, hermanos, cómo Dios levantó a este hombre perfecto, profeta, sacerdote y rey. Es pertinente, por tanto, en tiempos de Navidad, hablar de la encarnación del Hijo de Dios que cumplió esos roles. Nuestra confesión de fe explica lo que ocurrió cuando el Hijo de Dios se encarnó. Puedes buscar la confesión de fe que tienes en tu casa, y si abres el capítulo 8, que trata acerca de Cristo como el mediador, y vas al párrafo número 2, vas a encontrar cómo los escritores de nuestra confesión de fe, escribieron lo siguiente:
El Hijo de Dios, la segunda persona de la Santa Trinidad, siendo verdadero y eterno Dios, el resplandor de la gloria del Padre, consustancial con Aquel que hizo el mundo, e igual a Él, y quién sostiene y gobierna todas las cosas que ha hecho, cuando llegó la plenitud del tiempo tomó sobre sí la naturaleza del hombre con todas sus propiedades esenciales y con su debilidad es concomitante.
Por eso vemos que le daba sueño y dormía; tenía hambre. Dice, «aunque sin pecado». Siendo concebido por el Espíritu Santo en el vientre de la virgen María al venir sobre ella el Espíritu Santo y cubrirla el altísimo con Su sombra. Y así fue hecho de una mujer de la tribu de Judá, de la simiente de Abraham y David, según las Escrituras; de manera que dos naturalezas completas, perfectas y distintas se unieron inseparablemente en una persona pero sin conversión, composición o confusión alguna.
O sea, no fue que hubo una naturaleza humana que se deificó ni que la naturaleza divina se humanizó. Dos naturalezas distintas se unen en una misma persona, solo la segunda persona de la Trinidad y dice: «Esta persona es verdadero Dios y verdadero hombre, aunque un solo Cristo, el único mediador entre Dios y el hombre». ¡Qué párrafo!
- Pastor, se me pasaron muchas cosas.
Léelo tranquilo después en tu casa, te lo recomiendo. ¡Es un párrafo! De manera que hablemos en primer lugar de la encarnación y el nacimiento de Cristo. ¿Cómo pasó eso? ¿Cómo fue que ocurrió la encarnación? Es muy probable que si a nosotros nos hubieran encargado la asignación de proponer una manera a través de la cual el hijo de Dios se hiciera como uno de nosotros, ninguno habría pensado en lo que realmente sucedió. Si te hubieran dejado la libertad: «Diséñate un plan», no se nos habría ocurrido esa idea.
¿Dios como un bebé? A mí no se me habría ocurrido una idea así. Quizás habríamos concebido una encarnación en la que el comienzo de Su vida humana fuera similar a Adán, que no fue creado chiquito ya fue creado como un adulto. Quizás hubiera tenido esa idea. Pero pasar por todo el frágil desarrollo de un bebé dependiendo del cuidado de otros para su sostén…eso es sorprendente. Eso escapa a nuestras limitadas mentes. Piénsenlo, Él necesitó de la leche de Su mamá, que Él mismo le suministraba a Su mamá. Hay una canción que me gusta mucho, se llama glorioso, de Sovereign Grace, que en su primera estrofa dice:
Dormiste bajo las estrellas a las que pusiste nombre y contaste. Fuiste tentado en un desierto que Tú hiciste y diseñaste. Obedeciste fielmente la ley de la que eres el Autor. El Rey dejó Su trono detrás.
Eso es parte de lo que está involucrado en el hecho de que Cristo se hiciera como uno de nosotros. Una de las primeras cosas que descubrimos cuando leemos los evangelios –Mateo, Marcos, Lucas y Juan– es que notamos que no son iguales. Hay diferencias entre ellos, muchas diferencias. Hay muchas similitudes pero encontramos muchas diferencias. Cada uno de ellos está escrito con un propósito particular que le hace incluir o pasar por alto y descartar elementos de la vida del Señor.
Leemos Mateo, y encontramos información sobre el nacimiento de Jesús. Luego pasamos a Marcos y no encontramos nada sobre eso. Después pasamos a Lucas y ahí encontramos relatos impresionantes de anunciación y de nacimiento. El ángel Gabriel se aparece a María y le anuncia lo qué sucedería. Leemos de lo que ocurrió en Belén el día del nacimiento de Jesús, los ángeles que se aparecieron a los pastores, leemos de la presentación del niño en el templo, después pasamos al Evangelio de Juan y tampoco encontramos nada acerca del nacimiento.
Pero sí se nos habla de Su existencia antes de Su nacimiento. Se nos dice, «en el principio existía el Verbo» –ya Él existía– «y el Verbo estaba con Dios», había una relación intertrinitaria entre Padre, Hijo y Espíritu Santo, y específicamente se habla de la relación entre el Padre y el Hijo. Y dice, «y el Verbo era Dios». No solo que estaba con Dios –había una relación entre Dios el Padre y Dios el Hijo– es que el Hijo es Dios, y Él es el Creador, todas las cosas fueron hechas por medio de Él, y sin Él nada de lo que ha sido hecho fue hecho».
¿Ven? No todos los evangelios nos dicen lo mismo, nos traen información distinta una de otra. ¿Qué fue lo que ocurrió en la encarnación entonces? ¿Por qué hay también estás diferencias entre los evangelios? Juan 1:14 lo expresa de una forma breve y concisa. «El Verbo se hizo carne». Cuánto en tan pocas palabras. Ese verbo ya existía, tenía Su relación con el Padre, ese Verbo es Dios, creó todas las cosas. Ese se hizo carne.
¡Wow! Yo espero que ustedes hayan notado lo que yo estoy tratando de hacer, y es que veamos la encarnación del Hijo de Dios como si fuera algo que estuviéramos estudiando por primera vez en nuestras vidas. Porque creo que nos hemos familiarizado tanto con elementos de la Navidad, que perdemos de vista qué fue lo que realmente ocurrió. Nos está diciendo que quién se hizo carne no es otro que Dios mismo, la segunda persona de la Trinidad.
Y ya había una profecía de Zacarías que lo había dicho 500 años antes. Dice Zacarías 2:10: «He aquí…» –hablando del Señor– «aquí vengo, y habitaré en medio de ti –declara el Señor». «Vengo y habitaré en medio de ti…» ¿No nos recuerda un nombre que aparece en Mateo 1? ¿Emmanuel que significa Dios con nosotros? Ya estaba profetizado, se hizo uno de nosotros, pasó a formar parte de la humanidad para siempre. Por eso Pablo puede decir en una de sus epístolas, «no que Jesús fue hombre sino que Él es Jesucristo hombre». Se hizo hombre y permaneció como hombre y así permanecerá por toda la eternidad.
¡Increíble! Cuando vamos al relato de Lucas nos encontramos con otra brevísima descripción sobre la encarnación, que nos da el ángel Gabriel. En Lucas 1:31 dice: «Y he aquí, concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás pornombre Jesús».El anuncio del ángel no tenemos que verlo como un evento milagroso muy particular, sino como un evento milagroso de los que ya han ocurrido en las Escrituras. Porque algo así pasó con un Abraham cuando tuvo a Isaac. Abraham y Sara eran viejos, Sara era estéril.
Sin embargo Dios prometió que a través de ellos vendría el hijo de la promesa, y Dios cumplió. Uno lee la historia de Ana y el nacimiento de Samuel, un hijo pedido a Dios y Dios lo concede de una forma sorprendente también. Esa declaración hasta ahí que el ángel le dice a María no es muy diferente. Ahora, el ángel sigue dando su descripción y dice el versículo 32: «Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de su padre David; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Es obvio ahora que el ángel no está hablando ni de Isaac ni de Samuel. ¿Hijo del altísimo? ¿Trono de David…con un reino que no tendría fin? María desconcertada ahora hace una pregunta: ¿cómo será esto puesto que yo soy virgen? En el caso de Sara y de Ana es más fácil. Estaban casadas. María estaba comprometida pero no casada. Y entonces viene la explicación del ángel Gabriel, versículo 35: «Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el santo Niño que nacerá será llamado Hijo de Dios».
Qué fácil es para nosotros leer eso. Ahora pónganse en el lugar de María. Que ustedes escuchen una descripción semejante. Para nosotros aún sentados aquí tranquilitos escuchamos… ¿Cómo fue? ¿Cómo fue? Oh, fácil, que el Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del altísimo te cubrirá con Su sombra. ¿Ven ustedes hermanos? ¡Qué lenguaje para explicar el milagro de los milagros!
Me gustó como Ian Hamilton, ese editor de la revista Estandarte de la verdad, escribió un breve artículo de dos páginas en el número de diciembre. Y hablando precisamente de la encarnación él dijo esta frase: «un pelo de decoro y misterio es colocado sobre este evento divino. En el vientre de la virgen María, el Verbo eterno, el amado de Dios y el Unigénito Hijo se hizo carne; vino a ser lo que no era.
Me llamó la atención cuando dijo, «un velo de decoro y de misterio colocado sobre ese evento divino». En otras palabras es como si el Espíritu Santo… –el Espíritu Santo registra estas palabras– pero es como si el ángel dijera, «esto es lo que pasó, pero quédate ahí afuera, deja que eso ocurra en el misterio del interior del vientre de María». Y así como nadie estuvo presente en la creación, nadie estuvo ahí para ver cómo ocurrió todo, sabemos el papel del Espíritu en la creación, Génesis 1.
Y aquí también podemos ver su rol en la concepción de la naturaleza humana de Jesús. Sin embargo al mismo tiempo no podemos decir que el Espíritu es el padre de Jesús como sí se dice que María es la madre de Jesús. ¿Por qué digo esto? Hay muchas cosas que no sabemos, pero podemos saber lo que Dios quiere que sepamos. Dios, el Hijo de Dios, la segunda persona de la Trinidad, se hizo carne. En el relato de Mateo 1 se aclara dos veces –a su manera– que José no era el padre de Jesús. En Mateo 1:18 dice: «Y el nacimiento de Jesucristo fue como sigue. Estando su madre María desposada con José, antes de que se consumara el matrimonio, se halló que había concebido por obra del Espíritu Santo».
Luego en el versículo 20 dice que un ángel se le aparece en sueños a José para explicarle qué era lo que había pasado. Porque ustedes pueden imaginarse lo que estaba pensando José. «…no temas recibir a María tu mujer, porque el Niño que se ha engendrado en ella es del Espíritu Santo». Lo que sucedió aquel día es el milagro de los milagros. El puritano Thomas Goodwin dibujó en palabras lo que ocurrió. Él dijo: «El cielo y la tierra se encontraron y se besaron».
Es cierto que Dios había hablado al hombre de diversas maneras, pero la manera en que Dios nos habla a través del Hijo es especial. Por eso Juan 1:18: «Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Dios, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer». El hecho de la concepción virginal y las verdades envueltas en la doctrina de la encarnación son un despliegue de la infinita sabiduría de Dios.
El Eterno vino en el cumplimiento del tiempo, el Infinito ocupó un lugar específico en el espacio, el Inmutable se sometió a los cambios de un cuerpo humano. ¿Quién puede comprender estas cosas? Pero eso fue lo que ocurrió. Por eso el gran teólogo holandés Herman Bavinck dijo que es un misterio que no puede ser comprendido, solo agradecidamente reconocido. No entendemos lo que pasó, pero gloria a Dios porque pasó. Por eso Pablo dice: «E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Él fue manifestado en la carne…»
Pero ¿cómo fue todo esto y el detalle? No sabemos. Por otro lado, el teólogo Wayne Grudem también dice: «Esto es para que nosotros podamos entender algo de por qué hay una persona ahora con dos naturalezas, Dios y hombre. Dice: el nacimiento virginal hizo posible que se pudiera unir en una sola persona la Deidad en su plenitud y la humanidad en su plenitud. Este fue el medio que Dios usó para enviar a Su Hijo. Si pensamos por un momento en otras posibles formas de cómo esto pudo haber ocurrido… y él plantea: «bueno quizás Dios hubiera podido crear a Jesús como un ser humano completo en el cielo, y lo trae a la tierra». Pero dice: «pero si Dios lo hubiera hecho así, quizás habría sido difícil para nosotros aceptar que era un hombre como nosotros».
Y él dice: «pero por otro lado probablemente a Dios le hubiera sido posible que Jesús naciera por medio de padres humanos, padre y madre; José y María, los dos. Y con una naturaleza divina milagrosamente unida a esa naturaleza humana en algún momento de su vida»; dice Grudem. El problema con eso es que quizás nosotros hubiéramos quedado con dudas de que realmente fuera Dios. Ocurrió de una manera tal, que nosotros podemos decir que Él es Dios y hombre. Y lo creemos por la revelación que tenemos en los evangelios, de quién es nuestro Jesús. Y que esa manera escapa a nuestra mentalidad pero expresa la sabiduría infinita de nuestro Dios.
Patricia: El pastor Salvador Gómez nos ha estado ayudando a reflexionar sobre la encarnación y el nacimiento de Jesús –completamente Dios y completamente hombre. No puedo sino hacer eco del asombro y decir, «¡oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son Sus juicios e inescrutables Sus caminos!»
Este mensaje es la primera parte de un sermón titulado, El Verbo se hizo carne. Ahora, ¿qué tienen que ver el nacimiento y la humanidad de Cristo con la cruz? Mañana el pastor Salvador Gómez nos hablará acerca de esto. Asegúrate de acompañarnos aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Annamarie: Fijando nuestros ojos en Cristo juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Patricia: Y no olvides que la lectura para hoy en el Reto Mujer Verdadera 365 es Apocalípsis del 4 al 8.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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