El único y verdadero Hijo de Dios
Débora: A veces seguir a Cristo implica un riesgo económico. Pero Nancy DeMoss de Wolgemuth dice que siempre puedes confiar en Aquel que te dirige.
Nancy: Es el Hijo de Dios que te está hablando. Él es el que va a cuidar de ti y a satisfacer tus necesidades, aun si pierdes tu trabajo por estar en el lugar de la obediencia.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 2 de junio de 2023.
Imagínate viajar a una conferencia de negocios, y una vez que llegues, tus compañeros de trabajo usan este viaje como una oportunidad para la embriaguez y la inmoralidad. Bueno, eso es similar a una situación que enfrentaron los miembros de la iglesia del primer siglo. Nancy nos explicará más en una nueva serie titulada El pecado de la tolerancia. Con nosotras, Nancy.
Nancy DeMoss …
Débora: A veces seguir a Cristo implica un riesgo económico. Pero Nancy DeMoss de Wolgemuth dice que siempre puedes confiar en Aquel que te dirige.
Nancy: Es el Hijo de Dios que te está hablando. Él es el que va a cuidar de ti y a satisfacer tus necesidades, aun si pierdes tu trabajo por estar en el lugar de la obediencia.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 2 de junio de 2023.
Imagínate viajar a una conferencia de negocios, y una vez que llegues, tus compañeros de trabajo usan este viaje como una oportunidad para la embriaguez y la inmoralidad. Bueno, eso es similar a una situación que enfrentaron los miembros de la iglesia del primer siglo. Nancy nos explicará más en una nueva serie titulada El pecado de la tolerancia. Con nosotras, Nancy.
Nancy DeMoss Wolgemuth: A principios de esta serie dijimos que las siete iglesias en Apocalipsis 2 y 3 describen siete tipos de iglesias. Eran iglesias reales, pero también representativas de siete tipos de iglesias que hubo en el primer siglo y en cada período de la historia desde entonces. En la medida en que he estado estudiando estas iglesias, es simplemente increíble para mí cómo ellas representan diferentes fortalezas y debilidades de las iglesias en el siglo XXI.
Estas cartas nos ofrecen una visión general o un resumen de los diferentes tipos de problemas que las iglesias enfrentan. Y no solo las iglesias encajan en estas categorías, sino que todo creyente se puede identificar en una o más de estas categorías. Así que es una oportunidad, en la medida en que estudiamos estas cartas, para no solo decir, «Señor, ¿cuáles son los problemas en mi iglesia? ¿Cuáles son los problemas de las iglesias del evangelicalismo de hoy?», sino: «¿Cuáles son los problemas en mi propio corazón? Señor, escudriña mi corazón, y muéstrame lo que ves cuando miras hacia dentro como el Señor de la iglesia».
Y hoy llegamos a la más larga de las siete cartas. Es la cuarta carta, la carta a la iglesia en Tiatira. Y es, creo, la más compleja de las siete cartas y también la más difícil de entender. Tiene el mensaje más severo de las siete.
Ahora, si escuchaste la última serie, la de Pérgamo, quizás pensaste, «yo creía que esa era la carta más difícil de entender y la más grave». Bueno no, esta lo es aún más.
Así que permítanme ahora leer la carta que comienza en Apocalipsis capítulo 2, en el versículo 18. Y entonces en los próximos días vamos a ir sobre lo que Jesús está diciendo a esta iglesia y lo que le está diciendo a la iglesia en nuestros días.
«Escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: “El Hijo de Dios, que tiene ojos como llama de fuego, y cuyos pies son semejantes al bronce bruñido, dice esto: ‘Yo conozco tus obras, tu amor y tu fe, tu servicio y tu perseverancia, y que tus obras recientes son mayores que las primeras. Pero tengo esto contra ti: que toleras a esa mujer Jezabel, que se dice ser profetisa, y enseña y seduce a mis siervos a que cometan actos inmorales y coman cosas sacrificadas a los ídolos’"».
Creo que reconocerás algunas de esas características que vimos en la iglesia de Pérgamo, que hemos estudiado en las últimas sesiones.
«Le he dado tiempo para arrepentirse (es decir a esta Jezabel), y no quiere arrepentirse de su inmoralidad. Mira, la postraré en cama, y a los que cometen adulterio con ella los arrojaré en gran tribulación, si no se arrepienten de las obras de ella. Y a sus hijos mataré con pestilencias, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y los corazones, y os daré a cada uno según vuestras obras. Pero a vosotros, a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen esta doctrina, que no han conocido las cosas profundas de Satanás, como ellos las llaman, os digo: no os impongo otra carga. No obstante lo que tenéis retenedlo hasta que Yo venga».
«Y al vencedor, (y tenemos esta misma frase en cada una de las siete cartas) al que guarda mis obras hasta el fin (y aquí está la recompensa), LE DARÉ AUTORIDAD SOBRE LAS NACIONES; Y LAS REGIRÁ CON VARA DE HIERRO, COMO LOS VASOS DEL ALFARERO SON HECHOS PEDAZOS, como yo también he recibido autoridad de mi Padre y le daré el lucero de la mañana. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias» (Apoc. 2:18-29).
Oh Padre, cómo te pido que nos des oídos para oír y corazones para recibir y responder a lo que Tú estás diciendo a través de Tu Espíritu a las iglesias en nuestros días y a nuestros corazones. Te lo ruego en el nombre de Jesús, amén.
Ahora, la carta a la iglesia en Tiatira tiene un mensaje importante para nosotras y también un mensaje importante para las iglesias del siglo XXI, como ya hemos dicho. Pero también hemos mencionado que se trata de algunos asuntos complejos. Tengo que decirte que entre esta carta y la anterior, la carta a la iglesia en Pérgamo, he pasado semanas luchando con estos textos y en algunos momentos me he encontrado a mí misma preguntándome una y otra vez «¿por qué me metí en esto?, ¿por qué decidí enseñar esto?», ¿por qué estudiar los diferentes comentarios y estudiar algunos de los antecedentes de estas iglesias? Algo de esto es simplemente muy difícil de entender.
Hay en nosotras una tentación a querer saltar estas partes o simplemente estudiar algo de los salmos. Sería mucho más fácil de entender y de enseñar. Este mensaje es duro, y es aleccionador hablar de niños muertos y algunas cosas que realmente no suenan bien a los oídos modernos.
Pero no podemos dejar que la dificultad, la complejidad o la gravedad del mensaje nos alejen de él. Como es natural, nos encantan los pasajes que son fáciles de entender, pasajes que nos consuelan y que son reconfortantes. Pero se necesita disciplina, tiempo, esfuerzo y trabajo duro para profundizar en algunos de estos pasajes difíciles.
Por eso, durante estas semanas previas a la enseñanza de esta serie, he orado por sabiduría. Y he rogado por comprensión sobre estos pasajes. Y le dicho: «Señor: ¿Me ayudarías a comprender esto? ¿Me ayudarías a comunicarlo?» Porque toda la Escritura es inspirada por Dios. La necesitamos toda. Toda ella es valiosa, y no podemos simplemente tomar las partes que son fáciles de digerir.
Y quizás te estés preguntando: «Y ¿por qué crees que es tan importante enseñar un pasaje como este?» Bueno, una cosa que me ha mantenido motivada es ese versículo en el primer capítulo de Apocalipsis que dice –hablando de todo el libro: «Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de esta profecía…» (Ap.1:3). Yo quiero obtener esa bendición, así que estoy leyendo estas palabras en voz alta. Yo tomo esa bendición de la Escritura muy en serio.
Y dice además: «Bienaventurados…los que oyen y guardan las cosas en ella escritas…» (Ap. 1:3). Y yo quiero esa bendición también para ti. Yo sé que si les leo estas palabras a ustedes y si las oyen, y no solo las escuchan físicamente, sino que hacen lo que dicen, entonces serán bendecidas.
Ahora, es interesante que la carta a la iglesia en Pérgamo y la carta a la iglesia en Tiatira, una detrás de la otra, tratan con muchos de los mismos problemas. Así que algo de este material va a sentirse un poco repetitivo. Pero la Escritura lo repite. Y Dios inspiró la repetición, lo que aparentemente significa que esto no es un problema aislado. Este era un problema en múltiples iglesias en el primer siglo, y es un problema en múltiples iglesias en nuestra generación.
Así que quiero animarte, si quieres sacar el máximo provecho de esta carta, a que no solo escuches lo que enseño, sino que te tomes el tiempo durante los próximos días mientras vamos avanzando a través de este pasaje, para leerlo por ti misma. Y no te limites a leerlo una vez, léelo una y otra vez y otra vez y otra vez. Y pídele al Señor que te dé sabiduría así como yo le he estado pidiendo que me dé sabiduría y te aseguro que encontrarás que hay grandes tesoros aquí.
Lo que encontrarás no es simplemente un poco más de conocimiento o que ahora puedes decirle a la gente: «Yo entiendo la carta a la iglesia en Tiatira», sino que vas a poder ver a Cristo, que es la sabiduría de Dios. Eso es lo que quiero que veas en todo esto.
Así que, como con la iglesia de Pérgamo, la mayor amenaza para esta iglesia en Tiatira, no era externa. La mayor amenaza no eran los ateos o el César o los que estaban persiguiendo a la iglesia. La mayor amenaza no era el gobierno, el gobierno romano, o los dioses paganos o los templos o los idólatras paganos. La mayor amenaza para estas iglesias era el compromiso interno. La amenaza venía de adentro.
El mensaje a las iglesias en Pérgamo, Tiatira y el mensaje a las iglesias de hoy en día, es que la iglesia de Jesucristo tiene que tratar con las enseñanzas que no son bíblicas y con el comportamiento impío (con las creencias y con el comportamiento) de aquellos que se llaman a sí mismos cristianos, y que estas cosas no deben suceder sin que se actúe en consonancia. Si estos problemas no se enfrentan, e incluso si se enfrentan, si las personas que son culpables no se arrepienten, entonces Jesús dice que habrá juicio.
Ahora bien, este tipo de pensamiento va en contra de una era que valora la tolerancia como la virtud suprema, una época que exalta la unidad por encima de la pureza, es por eso que tenemos que quitarnos nuestros lentes terrenales y ponernos los lentes bíblicos que son guiados por el Espíritu, para poder entender lo que dice la Palabra de Dios y Su perspectiva sobre todo esto.
Hablemos por un momento acerca de Tiatira y de la iglesia en Tiatira. De las siete ciudades de Apocalipsis, Tiatira era la más pequeña. Estaba a unos 64 kilómetros al sureste de Pérgamo. Así como hemos dicho en las sesiones anteriores, el cartero habría tenido que llevarlas en una ruta circular para entregarlas a las iglesias. Y Tiatira estaba a mitad de camino entre Pérgamo, la iglesia anterior, y Sardis, que es la iglesia estaremos estudiando a continuación.
Tiatira era la menos importante, la menos conocida y la menos significativa de todas estas ciudades. Recuerda que Pérgamo era la capital de Asia. Era una gran ciudad, tenía una enorme biblioteca. Era rica. Pero Tiatira no tenía nada de eso.
Era simplemente la puerta de entrada a Pérgamo, que era como dijimos, la capital de Asia. Tiatira se encontraba en una llanura, y no había defensas naturales o fortificaciones, por lo que era una ciudad vulnerable. De hecho, la historia nos muestra que muchas veces Tiatira fue atacada por los invasores extranjeros y atropellada, destruida y reconstruida, una y otra vez durante los siglos.
En el primer siglo, cuando esta carta fue escrita, Tiatira era casi exclusivamente un puesto militar de Pérgamo. Las personas en Pérgamo contaban con Tiatira para resistir y retrasar a cualquier invasor. Así que si los invasores venían, llegaban a Tiatira primero y allí los mantenían a raya para que no pudieran llegar a la ciudad capital de Pérgamo.
A diferencia de Éfeso, Esmirna y Pérgamo, las tres iglesias que ya hemos visto, Tiatira no fue un gran centro religioso. No fue un centro de culto al emperador. No se conocía por sus templos paganos famosos. Fue, sin embargo, un importante centro comercial. Había rutas comerciales que pasaban por Tiatira, y como resultado de esto se originaron muchas pequeñas empresas.
No sabemos mucho acerca de los antecedentes de la iglesia en Tiatira. No sabemos cómo se inició la iglesia. Se han sugerido dos posibilidades y creo que cualquiera de ellas podría ser el caso.
En Hechos capítulo 16, leemos acerca de una mujer llamada Lidia, que era de Tiatira. Ella se convirtió en Filipos, que está, por cierto, bastante lejos de Tiatira. Pero ella era una vendedora ¿de qué…? ¿Recuerdas qué vendía? Ella vendía púrpura, telas de púrpura (Hech. 16:14).
Tiatira, su ciudad natal, era famosa por esta tinta púrpura que era muy cara y era rara. Porque lo que había que hacer para obtener el tinte era muy difícil y era un procedimiento complejo. Lidia era una vendedora de productos teñidos con esta tinta púrpura. Así que ella era probablemente una mujer próspera, una mujer de negocios rica que por alguna razón vivía en Filipos en el momento en que Pablo llegó a esa ciudad.
Ella pudo estar ligada a la fundación de la iglesia en Tiatira. Tal vez volvió a Tiatira y se involucró en ayudar a fundar esta iglesia; en realidad no sabemos.
Pero hay otra posibilidad. En Hechos capítulo 19 leemos que Pablo pasó dos años ministrando en Éfeso y durante ese tiempo el cristianismo se extendió rápidamente por toda el área de Asia (véase el versículo 10). Así que es muy posible que durante ese tiempo la iglesia en Tiatira, que no estaba muy lejos de Éfeso, hubiera sido fundada.
Tiatira era mejor conocida, y tú puedes leer acerca de esto en muchos libros diferentes, y en comentarios y referencias, (todos están de acuerdo con esto) en que era mejor conocida por un número inusual de gremios comerciales. Los gremios eran algo así como nuestros sindicatos, excepto que eran religiosos. Eran más como una logia masónica, pero los gremios estaban relacionados con los diferentes oficios.
Así que cada uno de estos pequeños negocios tenía un gremio al que pertenecía. Si tu oficio era la cerámica, eras parte del gremio de la cerámica. Si estabas en el trabajo del cuero, eras parte de la alianza del trabajo del cuero. Carpinteros, fabricantes de tiendas, tintoreros, etc. Casi todo el que trabajaba en cualquier tipo de trabajo pertenecía a un gremio.
Y era casi imposible tener éxito en los negocios a menos que fueras miembro de uno de estos gremios del comercio. Como miembro de ellos, se esperaba que participaras en las reuniones del gremio, y en sus actividades sociales.
Y ahora te preguntarás: «¿Qué hay de malo en eso?» Bueno, ese fue el desafío para los cristianos de Tiatira: Cada uno de esos gremios tenía un dios patrón, con «d» minúscula, tenía una deidad pagana. Y los acontecimientos sociales de los gremios, sus banquetes, sus fiestas, sus festivales, siempre estaban ligados al culto de estos dioses paganos.
Así que sus reuniones de negocios, sus eventos sociales, esos eventos se llevaban a cabo a menudo en el templo que estaba asociado con ese dios que era el patrón en particular. Y cuando iban a las reuniones, no era solo como una reunión de negocios. Se esperaba que los miembros del gremio rindieran homenaje a ese dios patrón y que le ofrecieran sacrificios a ese dios.
Y esas actividades estaban ligadas, no solo a los sacrificios a esos dioses, sino que además, a menudo, a una gran cantidad de borrachera, juerga, conducta inmoral, incluyendo actividad sexual con prostitutas del templo.
Y tienes que entender que esto no era inusual. Es como si toda la ciudad fuera un barrio rojo. Todos estos templos estaban llenos de libertinaje, maldad, impiedad y perversión.
Difícilmente podías hacer negocios sin ir a estos templos paganos donde se sostenían estas reuniones y participar en estas actividades. ¡Todo el mundo iba! Y era realmente extraño si no lo hacías.
Y esto se convirtió en un gran problema en la iglesia. La pregunta era: «¿Podían los cristianos participar en estas actividades?» Bueno, quizás tú dices: «No, ¡por supuesto que no!»
Pero espera un minuto…no tan rápido. Si te negabas estabas cometiendo un suicidio social y financiero. Tal vez nunca más pudieras conseguir un trabajo. Podrías terminar en la pobreza o en la quiebra. Era muy duro sobrevivir, o ganarse la vida si no participabas en esto.
Ahora respondo a la pregunta: ¿Pueden los cristianos ir a estas reuniones? ¿Pueden los cristianos participar en estos eventos? ¿Hasta qué punto pueden participar? Vamos a ir viendo estos asuntos en la medida en que Jesús habla de los problemas que estaban sucediendo en la iglesia de Tiatira.
Ahora, a medida que avanzamos en esta carta escrita a la iglesia en Tiatira, verás que había cuatro personas o grupos de personas que participaban en esta iglesia. Y vamos a ver las características y las acciones de cada uno, y quiero que los busques.
El primero de ellos, que vamos a ver hoy, el primer personaje destacado es Jesús mismo. Él está comprometido con esta iglesia. Recuerda que Él camina entre los siete candelabros de oro. Él sostiene a estos líderes en Sus manos. Él es el Salvador y el Señor de la iglesia. Y vamos a ver Sus características y Sus acciones.
Luego, en segundo lugar, hay una mujer destacada en esta iglesia que se llama simbólicamente Jezabel. Ella es una maestra influyente de la iglesia, y vamos a aprender sobre ella.
El tercer grupo, como veremos, son los que han sido seducidos por las enseñanzas de esta mujer, y son sus seguidores. Se llaman sus hijos.
Y el cuarto grupo son los creyentes fieles que no tienen esta doctrina. Ellos son los que vencen, los que conquistan esta situación.
Así que busquemos las diferencias y las acciones de cada uno de estos grupos.
Ahora, hoy quiero que veamos a Jesús, y lo vemos en el versículo 18 donde dice: «el Hijo de Dios, que tiene ojos como llama de fuego, y cuyos pies son semejantes al bronce bruñido».
Ahora, a medida que lees esta descripción, eso está muy lejos del dulce Jesús, manso y humilde. Esa es la imagen que mucha gente tiene de Jesús. Y sin duda, Jesús es manso y humilde de espíritu. Pero aquí tenemos una imagen de Cristo como el Juez divino, el Hijo de Dios, que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido.
Fíjate que Él es llamado el Hijo de Dios. Y tú dirás: «Bueno, eso no es tan inusual». Bueno, en realidad es inusual en el libro de Apocalipsis. Esta es la única vez que el libro de Apocalipsis se refiere a Jesús como el Hijo de Dios.
En Apocalipsis capítulo 1, donde tenemos todo el retrato de Cristo del que se toman la mayoría de estas descripciones de las cartas, ahí en la descripción de Apocalipsis 1, Él no se llama el Hijo de Dios; Él es llamado el Hijo del hombre. El Hijo del hombre, es una imagen de la humildad, la compasión, la ternura, esa compasión de Jesús para los creyentes perseguidos. Pero aquí, Él es llamado el Hijo de Dios, lo que creo que resalta Su deidad. Él es Dios, aquel a quien tanto el mundo pagano como la iglesia han de dar cuenta.
Apolos, por ejemplo, era una de las deidades de un gremio local en Tiatira, y el emperador era adorado como dios.
Tanto a Apolos como a César se referían en esta cultura como hijos del dios Zeus. César se llamaba a sí mismo hijo de dios, el hijo de Zeus y Apolos era considerado como un hijo de Zeus, uno de los dioses griegos. Y para la iglesia de Tiatira, que sabía que Apolos y César eran llamados hijos de un dios, y el hecho de que Jesús se refirió a Sí mismo en esta congregación como el Hijo de Dios, era un recordatorio de que Él es el único y verdadero Hijo de Dios y que el pueblo de Dios debería adorarle solamente a Él y que podían confiar en Él en sus circunstancias, para su bienestar económico y también para su seguridad.
Es el Hijo de Dios que te está hablando. Él es el que va a cuidar de ti y a satisfacer tus necesidades, aun si pierdes tu trabajo por estar en el lugar de la obediencia.
Dice también que tiene ojos como llama de fuego. Los ojos de Jesús como una luz láser penetrante, perforadora, como una visión que escudriña, Su búsqueda abrasadora, ojos que todo lo ven y todo lo saben. Este es el Jesús que lo ve y lo sabe todo. Los más profundos y oscuros secretos de lo que pasaba en la iglesia.
Y Él está diciendo, «no te puedes ocultar. No puedes fingir. No puedes encubrirte. Yo sé lo que está pasando».
Y Hebreos 4 nos dice: «Y no hay cosa creada oculta a su vista, sino que todas las cosas están al descubierto y desnudas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta» (v. 13).
Esta es una imagen de Cristo en la cual nosotras no pensamos mucho en nuestra época. Cristo, el Hijo de Dios, que tiene ojos como llama de fuego, ante quien estamos desnudas. Estamos expuestas. Debemos dar cuenta a Él.
Y entonces tenemos la descripción de Sus pies, dice que Sus pies eran semejantes al bronce pulido, o como también otras traducciones dicen, como bronce bruñido. Esa es una palabra compuesta que habla de cobre o bronce siendo pulido hasta que esté completamente brillante.
Apocalipsis capítulo 1 en esa visión de Cristo dice: «Sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno» (o «Sus pies parecían bronce al rojo vivo en un horno», (v.15 NVI). En las Escrituras el bronce es una imagen de juicio. Los sacrificios del Antiguo Testamento fueron ofrecidos en bronce o un altar de bronce. Aprendemos que los pies de Jesús son los pies que traerán un día el juicio.
Apocalipsis 19:15, dice: «Él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso». Se trata de un Cristo que ve y que sabe como el Hijo de Dios. Él sabe lo que está pasando y Él viene en juicio. Estos son los pies rojos, calientes, brillantes, que están llegando a pisotear el mal no solo en el mundo sino también en la iglesia.
Él no va a venir esta vez para traer consuelo, sino para traer juicio. Para algunos en esta iglesia va a ser para destrucción. Y me refiero a que hay un lenguaje muy severo de cataclismo en este pasaje. Vamos a ver lo que significa todo eso y por qué Jesús tiene el derecho de decirlo. Para algunos en esta iglesia, ya están lejos de arrepentirse, y no hay remedio.
Pero para otros todavía hay tiempo de arrepentirse. Es por eso que Jesús viene con esta carta, con estas palabras de advertencia. Algunos han echado lejos su día de gracia. Han endurecido sus corazones tanto que nunca se arrepentirán. Y en su negativa a arrepentirse se demuestra que nunca fueron hijos de Dios. Ellos no son verdaderos creyentes.
Pero Él dice: «En esta iglesia hay creyentes verdaderos que se han descarriado. Y la prueba de que tú eres un hijo de Dios es que recibes esta advertencia y te arrepientes antes de que sea demasiado tarde».
Y así, Jesús le dice a esta iglesia: «Yo soy el Hijo de Dios. Tengo ojos como llama de fuego. Tengo pies semejantes al bronce bruñido, y conozco tus obras». Vamos a hablar de qué son esas obras en la siguiente sesión.
Señor, cómo te doy gracias por esta imagen de tu gran, santa y consumidora justicia. No es algo agradable considerar que vendrás en juicio, en disciplina, en castigo, en juicio final de aquellos que dicen ser cristianos, pero que no dan evidencias porque rehúsan arrepentirse.
Señor, es que no nos gusta escuchar; no escuchamos mucho de ese tipo de mensajes hoy en la iglesia. Pero al parecer, Tú sabes que necesitamos escucharlo. Así que danos oídos para oír lo que el Espíritu dice a las iglesias y para arrepentirnos antes de que vengas y digas que es demasiado tarde. Oro en el nombre de Jesús. Amén.
Débora: Nancy DeMoss de Wolgemuth ha estado compartiendo un mensaje muy serio. Durante el primer siglo, la iglesia de Tiatira fue llamada al arrepentimiento, y muchos deben escuchar el mismo mensaje en nuestros días. Vamos a continuar explorando esto en la serie titulada El pecado de la tolerancia.
Los primeros capítulos de Apocalipsis nos introducen a las siete iglesias, y hemos estado dedicando una serie a cada iglesia durante los últimos meses. Al igual que estas iglesias, probablemente estás haciendo las cosas bien en algunas áreas y tienes luchas en otras. Y al igual que estas iglesias, también necesitas escuchar la verdad y actuar conforme a ella.
Qué es más importante en una iglesia, ¿la verdad o el amor? Nancy DeMoss Wolgemuth dice que muchas iglesias enfatizan la una o la otra, pero necesitamos un balance. Descubre por qué, el lunes, aquí, en Aviva Nuestros Corazones.
Manteniéndonos firmes en la verdad de la Palabra, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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