El retiro está sobrevalorado
Débora: El concepto de jubilación no le agrada al Pastor Tom Eliff.
Tom Elliff: Yo diría que nunca tuvimos una mentalidad de «cuando lleguen los 65 dejaremos todo esto». Tenemos amigos que han tomado esta decisión y luego de un año o más se han sentido disgustados con la vida y aun con ellos mismos. Eso nunca fue atractivo para nosotros, en lo absoluto.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 9 de febrero de 2024.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Esta semana estamos hablando con Tom y Jeannie Elliff. Tom ha sido pastor por muchos, muchos años, y ellos han estado casados por 40 años, y estamos hablando sobre algunas de las cosas que Dios les ha enseñado como pareja acerca de un matrimonio que perdura a lo largo de los años.
Sé, por muchas de las cartas que recibimos …
Débora: El concepto de jubilación no le agrada al Pastor Tom Eliff.
Tom Elliff: Yo diría que nunca tuvimos una mentalidad de «cuando lleguen los 65 dejaremos todo esto». Tenemos amigos que han tomado esta decisión y luego de un año o más se han sentido disgustados con la vida y aun con ellos mismos. Eso nunca fue atractivo para nosotros, en lo absoluto.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 9 de febrero de 2024.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Esta semana estamos hablando con Tom y Jeannie Elliff. Tom ha sido pastor por muchos, muchos años, y ellos han estado casados por 40 años, y estamos hablando sobre algunas de las cosas que Dios les ha enseñado como pareja acerca de un matrimonio que perdura a lo largo de los años.
Sé, por muchas de las cartas que recibimos en Aviva Nuestros Corazones, que hay muchas mujeres deseosas de tener el tipo de matrimonio que Dios quiere que tengan, pero hay mucha desorientación, mucha confusión, mucha culpa, recriminación y luchas; son dos seres humanos tratando de sobrevivir en el mismo planeta y creo que mucho de esto se debe a lo ocurrido en el jardín del Edén.
Dios les ha dado a Tom y a Jeannie un amor por Su Palabra y el regalo de poder ministrar la gracia de Dios a las personas necesitadas. Quisiera que pudiéramos aprender de sus vidas. Tom, antes de que empecemos la sesión, me gustaría preguntarte como esposo:
Es una bendición para nosotros escuchar de un hombre hablar sobre nosotras las mujeres desde la perspectiva masculina. ¿Hay algo que te gustaría compartir con nosotros que hayas experimentado en tu propio matrimonio o que hayas observado como pastor acerca de cómo una mujer puede ser de bendición para un hombre? ¿Qué cualidades de la mujer resaltarías? ¿Qué has visto en tu matrimonio o en otros matrimonios? ¿Qué consejo, exhortación, motivación como pastor y esposo nos darías a las mujeres que estamos escuchando este programa?
Jeannie está sentada aquí también, y ella ha sido un gran ejemplo de muchas formas.
Jeannie Elliff: Bueno, estoy tomando notas, me daré cuenta para qué me necesitan aquí.
Nancy: Bueno, nos has ejemplificado muchas de estas cosas.
Tom, solo habla a nuestros corazones como mujeres, como esposas específicamente. Cuando te remontas a los años de tu matrimonio, ¿cuáles cosas de las que has visto en tu esposa han sido de bendición para ti?
Tom: Bueno, Jeannie es una persona que camina a través de la vida por fe, no solo habla de la fe. Ella, tal y como te dije antes, es una mujer con una fe profunda en el Señor. Ella realmente cree en Dios y que Dios es un Dios de milagros. Ella cree lo que dice el Señor en Su Palabra acerca del matrimonio, de la comunicación, acerca de amarse el uno al otro, acerca de ser una persona amable, una persona con gracia. Ella practica esas cosas.
Mi esposa es una mujer generosa. No te puedo mencionar todas las veces que ella me ha dicho: «Tom, espero que no te importe, pero alguien está en consejería conmigo y no tiene vestido para la boda, ¿le puedo comprar un vestido? ¿O puedo hacer aquello? ¿O puedo hacer esto? O voy a pasar por la casa de fulano de tal, ¿te importaría?»
¡Claro que no me importa! Simplemente me encanta, pues es difícil para mí mantenerme al ritmo de ella. Es una persona muy, muy generosa y me encanta eso de ella, eso me reta.
Nancy: Asumo que ha sido una bendición y un regalo de Dios para ustedes como familia tener una madre y esposa con un corazón tan generoso.
Tom: Oh sí, y te aseguro que también nuestros hijos habrán tomado ventaja de esto alguna vez.
Jeannie: Reconozco que sí…
Tom: Pero nuestros hijos aman a su madre porque saben que ella siempre tiene las mejores intenciones en su mente, y yo la amo porque sé que ella siempre tiene las mejores intenciones para conmigo también.
Me encanta eso de ella, su fe y su generosidad.
También es una persona con un gran sentido del humor. ¡Me encanta eso! Pocos son los problemas en la vida que no tienen un lado positivo cuando se tiene sentido del humor. Somos gente divertida y Jeannie y yo nos reímos de todo. Nos gusta salir juntos pues nos reímos de las mismas cosas. La vida es divertida, hay muchas maneras de divertirse y nosotros la pasamos muy bien.
Amo a mi esposa porque ella dirige a las personas a Cristo.
Amo a mi esposa porque ella está fielmente involucrada en su devocional personal y en su ministerio de enseñanza.
Solo les puedo decir que no conozco una persona en el mundo con un corazón más noble que el de mi esposa, una persona cuyas ambiciones sean tan nobles.
Nancy: Te estamos haciendo sonrojar Jeannie.
Jeannie: Sí, ¡no puedo creer todo lo que estoy oyendo!
Nancy: Él está hablando de ti.
Tom: Por cierto, quiero pedirte algunos favores después de esto.
Jeannie:¡Oh claro!
Nancy: Tom, ¿nos podrías mencionar algunas de las formas en las que Jeannie te ha apoyado y te ha animado como hombre, y que te han ayudado a ser cada día más el hombre que Dios quiere que seas?
Tom: Ella me hace preguntas periódicamente y me reta: «¿Existen sueños y deseos en tu corazón que no se han cumplido? Si es así, vamos a hablar de ellos, y de qué podemos hacer para que se hagan realidad».
Ella me dice constantemente, literalmente: «Te amo y creo en ti». Estoy esperando lo mejor de ti.
Ella ha levantado el estándar para mí en cuanto a mi propio caminar con el Señor.
Lo que para mi resulta más llamativo de mi esposa es que ella siempre está accesible. No necesitas cerrar la puerta de una habitación para estar inaccesible, puedes cerrar la puerta aquí mismo, en esta mesa.
Nancy: ¿Qué te hace entender que ella está accesible?
Tom: Creo que su accesibilidad viene desde que nos casamos, con su insistencia de que nunca dejaríamos sin resolver un asunto que necesitaba solución. Nunca nos iríamos a dormir con algo pendiente de resolver; muchas veces nos daban las 2, las 3, hasta las 4 de la madrugada, pero si quedaba algo de enojo, alguna ofensa, nos quedábamos despiertos hasta que se resolviera.
Durante un periodo de tiempo eso nos enseñó: «Vamos a resolver y hablemos sobre esto ahora, porque es mucho mejor hacerlo a las 9 de la noche que a las 3 de la mañana. No vamos a estar dándole vueltas al asunto, vamos a trabajar sobre esto y cuando hayamos terminado estaremos más unidos y más enamorados. Porque una cosa es segura: en nuestra relación en términos de esposo y esposa, no es tema de discusión si vamos a seguir juntos o no, eso no es una opción o una carta que se pueda sacar sobre la mesa, así que vamos a trabajar en esto de la mejor manera por el bien de nuestra familia y de nosotros mismos».
Mi esposa es infinitamente accesible. Si necesito hablar con ella sobre algo, si necesito compartir algo que está en mi corazón, no necesito mantenerlo oculto por miedo a que ella no me escuche, que no me entienda o que no le dé importancia.
Claro, esto hace que me sienta con el deseo de involucrarla en el proceso de tomar mis decisiones, pues ya no es solo mío, es nuestro proceso de tomar decisiones.
Les puedo decir que además de ser una amante, ella es una amiga para mí, es ambas cosas, es amante y es amiga. Y podría hablarles sobre cada uno de esos roles por los próximos días, si quisieran.
Nancy: Jeannie, ¿cuáles son algunas de las formas que has utilizado para cultivar esa amistad con tu esposo? Creo que muchas parejas son compañeros de habitación o socios de negocios, en algún punto pueden ser hasta enemigos, ¿pero amigos? ¿Cómo cultivas esto?
Jeannie: Bueno, realmente anhelo entender el corazón de Tom. Esta decisión que hicimos recientemente de dejar el pastorado e irnos a trabajar en el Consejo Internacional de Misiones fue una decisión difícil para mí, pues significaba que tenía que abandonar algunas de las cosas que me encantaba hacer, como lo era dar clases semanalmente.
Pero deseaba tanto entender el corazón de Tom, y su corazón estaba en eso, y yo lo sabía, y Dios, por supuesto, me dio aliento a través de las Escrituras. Fue una decisión mutua, la tomamos entre ambos.
Realmente solo quería entender su corazón. Y no es que sea un término que tú usaste anteriormente, codependiente de Tom, sé que yo soy otra persona. Entiendo que soy responsable de mi caminar con el Señor, pero Dios nos ha puesto juntos en este período de nuestras vidas, y quiero saber hacia dónde se dirige, quiero saber hacia dónde se dirige su corazón.
Trato de anticipar necesidades que él tenga. Por ejemplo, esta mañana cuando salimos vi que dejaste tu reloj en un sitio inusual, él lo había dejado por ahí, lo cual es algo típico de Tom.
Tom: ¿Vamos a hablar de eso otra vez?
Jeannie:…solo lo recogí y lo puse en un lugar donde pudiera encontrarlo. Ahora bien, eso es algo pequeño y alguien pudiera decir: «Ah, tú solo andas detrás de él recogiendo». No, sabía que en algún momento él iba a estar apurado y que no iba a tener el tiempo para encontrarlo.
Trato de anticipar sus necesidades: «¿Qué va a necesitar para ese día?» Le preguntó: «¿Vas a necesitar una camisa?» Son pequeñas cosas, pero quiero seguirlo a él y ayudarle con sus necesidades.
Tengo suficiente tiempo para hacer mis cosas y esas pequeñas cosas por él.
Nancy: ¿Cómo haces para no cultivar el resentimiento? Pienso mucho en las mujeres, y hasta en algunos hombres, que se resienten por tener que servir o bendecir, por siempre estar pensando en los demás, especialmente si son personas que hacen cosas que me irritan; «él siempre deja sus cosas en los lugares incorrectos».
Jeannie: Unos años atrás Tom se rompió su pierna. No podía hacer casi nada por sí mismo durante las primeras semanas. Ni siquiera se podía poner las medias por él solo, era todo un reto. Cerca del final de ese período de tres meses, cuando él podía caminar solo, comencé a practicar la frase: «búscalo tú mismo».
Tom: Sí, creo que a ninguno de nosotros le importa hacer eso. Cuando hablas de resentimiento, no creo que ese sentimiento se haya interpuesto alguna vez entre nosotros, digo, en términos de resentirnos por tener que hacer algo por el otro. Vivo tratando de hacer cosas por ella y siento que ella hace lo mismo conmigo.
Es realmente gracioso, ahora que nuestros hijos se han ido tenemos esta gran casa. Nuestro sitio favorito es una habitación pequeñita que tiene un sofá pequeñito donde apenas cabemos nosotros y donde nos sentamos a hablar juntos. Hay algo en esto que es una bendición especial.
Puedo decir que nuestro tiempo en la mañana, en el cual oramos y repasamos nuestro diario de oración, es un tiempo muy especial para los dos. Saber que ella quiere hacer esto y creo que para ella el saber que yo quiero hacerlo también es una bendición para ambos.
Nancy: Así que están cosechando parte de los frutos de los años que han invertido uno en el otro en su matrimonio.
Jeannie: Oh sí, Nancy.
Nancy: ¿Hubo tiempos de adversidad?
Tom: Oh sí.
Nancy: Hiciste referencia a esto antes y te conozco hace suficiente tiempo y te he visto vivir y atravesar épocas de desafíos –el accidente de tu hija, la pérdida de varias casas. Cuéntanos un poco acerca de cómo han enfrentado estas dificultades como pareja, hombro con hombro, en vez de pelearse.
Tom: ¿Qué dices de eso, Jeannie?
Jeannie: Ciertamente, así fue. Perdimos una casa por un fuego hace 8 años.
Tom: …y otra se la llevó un tornado.
Nancy: Pasó justo después que estuve en la ciudad de Oklahoma.
Jeannie: Así es. Tom y yo habíamos estado hablando acerca de bajar el ritmo de nuestras vidas, de simplificar nuestras vidas, y el Señor se encargó de hacerlo en gran manera.
Tom: Nunca lloramos por esa casa. Todo va a ser quemado de todas formas.
Jeannie: Las cosas materiales no son importantes para nosotros. Tal vez esto se remonta a días que estuvimos en los campos misioneros. Un hombre de Dios nos dijo en una ocasión: «Tomen sus cosas y váyanse a África. Llévense todo lo que quieran, pero llévenlas en sus manos y no en sus corazones pues puede ser que tengan que dejarlas».
Tom: Y así fue, las dejamos.
Jeannie: Y lo hicimos, creo que esto viene desde esa época. Teníamos que hacer un compromiso: Las cosas materiales no son las que son importantes para nosotros, y hemos visto esto en nuestros hijos, nuestros hijos no tienen que tener las cosas más caras.
Tom: Todos ellos están sirviendo al Señor, algunos en el campo misionero y otros en diferentes ministerios aquí en Estados Unidos. Debo decir que para nuestros 4 hijos y nuestros 22 nietos las cosas materiales no tienen gran importancia.
Como dije, todo se va a destruir como quiera, y eso te libera, cuando no sientes que debes estar pendiente de tus cosas todo el tiempo.
Por cierto, déjame decirte algo: Mi esposa es para mí la persona más bella del mundo. Solo tengo ojos para ella y ella lo sabe. Creo que ella realmente está convencida de esto, y cuando la veo, veo al Señor reflejado en ella, y eso me bendice.
Prefiero estar con ella que con cualquier otra persona, y estamos en una etapa en que tenemos mucho tiempo para estar juntos y la estoy disfrutando.
Jeannie: Así es, estamos teniendo un magnífico tiempo juntos en esta etapa de nuestra vida. Es maravilloso.
Nancy: Pero Jeannie has pasado muchos años de tu vida como mujer conociendo al Señor.
Jeannie: Así es…
Nancy: De hecho, has impactado mi vida en relación a lo que has compartido sobre tu tiempo personal con el Señor. Es de ahí de donde viene esa belleza, pues no hay forma que a nuestra edad o más viejas, podamos lucir como una mujer joven de 20 años. Pero no hay forma de que alguien a los 20 pueda tener la belleza que traen consigo los años de conocer a Cristo y de caminar con Él.
Jeannie: Eso es totalmente cierto. Hablabas de las crisis en la vida, y sentimos esto uno por el otro. Cuando atravesamos una crisis, como el problema de su pierna rota, por ejemplo, y yo lo veo confiar en el Señor, veo al Señor hablarle y mostrarle cosas, eso para mí es fabuloso. Recuerdo que pensé: «Si lo tengo que cuidar para siempre el resto de mi vida de esta manera, lo haría».
Tom: Recuerdo verla en un momento de mi vida, no se trataba de una pierna rota, era una rodilla destrozada y varios meses de…
Jeannie: …muchas cirugías y otras cosas.
Tom: Recuerdo verla una noche y simplemente verla allí sentada en su silla, leyendo, y comencé a sollozar pensando cuánto la amaba, cuán fiel había sido, y le pedía al Señor que me permitiera ser fiel hacia ella si sufriera una circunstancia similar.
El Señor nos estaba mostrando cosas acerca de nuestras vidas y ministerio durante esos días y te puedo decir que el Señor me bendijo al permitirme el privilegio de casarme con Jeannie.
Escuché una vez a un hombre decir algo que refleja exactamente mis sentimientos. En todos estos años de casado y de ministerio, no ha habido un solo día en mi vida que no haya deseado ir a mi trabajo, un día en el que haya no querido ir a la oficina o hacer lo que tenía que hacer.
Amo lo que hago, pero este hombre dijo (esto fue el Dr. Jimmy Draper de Life Way): «La mejor parte de cada día era llegar a mi casa», y puedo decir que esto me pasa a mí también, la mejor parte del día es cuando pienso en llegar a casa.
Nancy: Ojalá nuestros oyentes pudieran ver el brillo en tus ojos cuando estás mirando a tu esposa, a quien has descrito como la mujer más bella del planeta.
Tom: Quieres decir en el universo.
Nancy: En el universo, te tomamos la palabra.
Una de las cosas que aprecio de ustedes, Tom y Jeannie, ahora que están en los 60, es que están en una época de la vida en que pudieran estar pensando en retirarse, pensando en descansar, disfrutar de los años dorados, y sin embargo, no quieren gastar su vida en su propio disfrute, sino que quieren tener una vida juntos y fructífera para el Señor durante esta etapa.
¿Qué les mantiene activos, creciendo, deseando más dar que recibir en esta etapa de su vida?
Jeannie: Nancy, todos hemos tenido tiempo donde hacemos cosas para nuestro propio deleite y eso es bueno. Pero cuando haces algo por los demás, el gozo que recibes por eso, sobrepasa por mucho, por mucho, el que recibes por deleitarte en ti mismo. Creo que es como nos sentimos nosotros.
Tom: Y sentimos que estos son nuestros años más productivos. Diría que nunca tuvimos una mentalidad de, por ejemplo, «cuando lleguen los 65 dejaremos todo esto». Tenemos amigos que han tomado esta decisión y luego de un año o más se han sentido disgustados con la vida y con ellos mismos. Eso nunca fue atractivo para nosotros, en lo absoluto.
Nancy: ¿Y cuánto tiempo piensan seguir sirviendo y siendo de bendición para otros?
Jeannie: Hasta que el Señor nos dé aliento, Nancy, hasta ese momento queremos servir.
Tom: Pienso que las Escrituras dicen, si las lees detenidamente, y lees la vida de los hombres y mujeres de las Escrituras, que nuestra utilidad para Dios aumenta hasta el momento de nuestro último suspiro. No hacemos las mismas cosas, claro.
Mencionaba en la conferencia que una señora me dijo una vez: «Bueno, estoy tan vieja y decrépita que lo único que puedo hacer es orar». Bueno, ella pasó entonces a ligas mayores, pienso yo. Ella está en un momento de máxima utilidad para el Señor.
Así que seguiremos mano a mano, continuando adelante con lo que el Señor ha puesto en nuestra mesa y amamos servirle y no tenemos planes de dejar de hacerlo.
Nancy: ¿Cómo les gustaría que sus hijos recordaran su matrimonio?
Jeannie: Quiero que piensen en nosotros juntos, no como unos padres que se la han pasado discutiendo sobre lo que es correcto o lo que no es correcto. Esta ha sido siempre nuestra meta, estar juntos, unidos. La decisión es de ambos, y aun con esta decisión, cada uno de nuestros hijos nos han preguntado de manera individual: «Mamá, ¿estás de acuerdo con esta decisión de papá, de no ser pastor?» Y yo les he asegurado: «Papá no hubiese tomado esa decisión si él no hubiese sabido que eso era lo que Dios quería para nosotros».
Tom: Y fue una decisión tomada por los dos. Yo les garantizo que no fue que yo tomé la decisión y luego arrastré a Jeannie. Ella misma les puede decir… Los dos determinamos desde el principio que esa iba a ser nuestra decisión, y así fue.
Jeannie: Exactamente. Esta unidad como pareja es algo que deseo para el matrimonio de mis hijos, que tengan unidad, porque creo que es lo que hemos tenido desde que Cristo me salvó.
Tom: Sí, tenemos una misión como padres y abuelos, he escrito muchas veces en mi diario, que la misión aquí es ser un reflejo viviente de la fidelidad de Dios a cualquier persona que ha creído Su Palabra, y ese es nuestro deseo, ser un ejemplo viviente de la fidelidad de Dios a cualquier hombre o mujer que confíe en Él y en Su Palabra.
Débora: Cualquiera que sea la etapa de tu vida, Tom y Jeannie te han dado un poco de esperanza hoy, esperanza de un futuro productivo honrando a Dios. Ellos han estado hablando con Nancy.
Para continuar haciendo de esta esperanza una realidad, queremos recomendarte que obtengas el libro «Pacto matrimonial» del Pastor John Piper. El Dr. Piper escribe sobre asuntos muy prácticos de una manera muy especial, como teólogo y poeta. Sus consejos te ayudarán a afianzarte en la verdad pues son inspiradores y prácticos. Puedes obtener el libro en tu librería cristiana favorita.
Nancy: Y antes de terminar el episodio de hoy, escucha lo que una oyente nos compartió.
«Mi nombre es Yadira y soy de Cozumel Quintana Roo. Crecí en un ambiente cristiano con mi mamá que nos enseñó de la Palabra de Dios. A los 15 años tuve ese encuentro personal con el Señor y desde eso he seguido una vida amando al Señor.
A los años siguientes conocí al que es mi esposo ahora, que también tiene la misma pasión por el Señor, nos casamos y hemos servido al Señor juntos. Él es ministro de música. Tenemos dos hermosos hijos que Dios nos permitió gozar.
Mis hijos crecieron y estuvieron involucrados con nosotros en el ministerio. Ese fue un instrumento que Dios utilizó para estar cada día buscando que ellos tuvieran la pasión de servir al Señor.
Yo tenía un trabajo –y quiero hablar de esto porque es muy importante que cuando nosotros aceptamos al Señor Jesús y estamos en su reino, tenemos que pasar por procesos y Él nos regresa cuando no estamos haciendo bien las cosas. Él tiene que ser el fundamento de nuestra vida.
Mi familia tenía un negocio, una empresa y yo empecé a trabajar con ellos. Empecé a tener un ingreso económico mayor que el de mi esposo. Tal vez cuando todas las cosas van bien no hay ningún problema, pero cuando hay descontento entre el matrimonio, empiezan los reproches…y ¿por qué?
Yo compro ropa para los niños, compro ropa para esto, para viajes y empieza nuestro yo a enaltecerse y dejamos de ver lo que Dios quiere para nuestro matrimonio. Llegamos a tener una situación matrimonial la cual agradezco al Señor porque tuvo cuidado de nosotros. Yo siempre oraba por mi esposo y teníamos una relación tan bonita…excepto la situación económica.
Éramos amigos y yo confiaba en mi esposo. Yo metía las manos al fuego por mi esposo porque amaba al Señor, yo sabía que él amaba al Señor.
Un día vi a mi esposo cabizbajo y le dije, ¿qué pasa? Siempre chateábamos porque teníamos una relación bonita. Pero sucede algo…vamos a decir que fue un desliz de mi esposo al tener una situación con otra persona. Entonces cuando le pregunté qué pasaba –siempre nos hablábamos con la verdad– él me dijo, «sabes, he tenido esta situación…no sé qué pasó. La muchacha me estaba contando sus cosas y yo la abracé y…quisimos darnos un beso…»
Sentí que todo se derrumbó…y le dije al Señor, «Señor, si yo oro todos los días, me pongo de rodillas para pedir por mi esposo…¿por qué, Señor? Y en ese mismo año y en las mismas fechas, a mi mamá se le detectó cáncer. Somos tres hermanos –éramos tres porque hace tres meses murió uno de ellos– y como soy la única mujer tuve que atender a mi mamá, además con el proceso de mi esposo…
Al principio me puse dura y le dije, «no quiero nada contigo. Yo confié en ti. Yo metía las manos al fuego por ti…», y cosas por el estilo. El Señor fue trabajando en mi corazón y aunque yo estaba renuente con el Señor porque le dije, «Padre, si yo he orado, ¿dónde quedó la promesa de que Tú escuchas mis oraciones?»
Otro detalle importante es que cuando estamos heridas vemos cosas que normalmente no vemos. Me iban a visitar amigos y hermanos y venían y hablaban conmigo y yo decía, «no, no y no». Y mi esposo venía a buscarme y yo me iba a la casa de mi mamá. Mis hijos ya estaban grandecitos y estaban en un campamento cristiano en ese tiempo.
Un día él vino a hablar conmigo y me dijo, «dame una oportunidad solamente, yo no te voy a dejar. Así tenga que dormir aquí en la puerta de la casa de tus padres pero no te voy a dejar. Eres mi esposa e hicimos un compromiso con el Señor».
Eso se me quedó grabado, aunque en esos momentos de dolor no escuchas nada. Dios escuchó las oraciones de las personas que nos amaban y un día me fui frente al mar.
Era temprano, eran como las cinco o seis de la mañana, estaban empezando a salir los rayos del sol, y dije, «Dios, no tengo nada en tu contra. No quiero ofender a ningún hijo tuyo. No quiero dañar Tu reino, no quiero Señor. Pero ayúdame, ayúdame, solo quiero eso. Te lo entrego, no lo entiendo, me duele mucho esto».
Pasó el tiempo y Dios empezó a ablandar mi corazón… Un día vino mi esposo y le dije, «abrázame, abrázame». Nos pusimos de rodillas, lloramos…para mí era tan difícil solamente imaginar que quiso darle un beso a otra mujer que no era yo, me dolía. Pero Dios fue obrando. Al paso del tiempo me dijo, «sabes, todo este tiempo que estuvimos separados, porque lo vi demasiado flaco, me sometí a ayuno y oración por mi familia. Le dije al Señor que no los quiero perder».
Bueno, Dios empezó a trabajar en nosotros y a mostrarme que en realidad Dios permitió que mi matrimonio se fuera al suelo, que derribara lo que los dos habíamos malconstruido…Dios derribó todo y nuestro matrimonio empezó con el Señor».
Nancy: Gloria a Dios por testimonios como el de esta mujer.
Débora: Cuando era más joven, Tom Elliff se pudo dar cuenta que necesitaba conocer los dones, talentos y llamados de sus hijos. Aprende cómo ese conocimiento le ayudó a la hora de disciplinar a cada uno de ellos, en el próximo episodio de Aviva Nuestros Corazones.
Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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