El regalo de un ejemplo piadoso
Débora: Aquí está Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿Sabes qué? Algunas de las jóvenes de hoy en día están muy ocupadas. Yo lo digo de mí misma a veces, muy ocupadas para estar orando como deberíamos estarlo haciendo.
Pero por otro lado, algunas mujeres que son mayores, algunas viudas, algunas muy solas, están clamando al Señor día y noche como lo hizo Ana, y Dios está escuchando esas oraciones.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth en la voz de Patricia de Saladín.
Débora: A lo largo de las últimas semanas hemos estado reflexionando en Lucas capítulo 2. Hoy continuaremos escuchando más de Nancy y de mujeres que estuvieron presentes durante su enseñanza. Pero antes, escucha un resumen de las verdades bíblicas que hemos visto.
Nancy: Jesús vino a ofrecer salvación para aquellos que necesitan un Salvador. Esto es, a todos nosotros. Necesitábamos ser salvos de …
Débora: Aquí está Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿Sabes qué? Algunas de las jóvenes de hoy en día están muy ocupadas. Yo lo digo de mí misma a veces, muy ocupadas para estar orando como deberíamos estarlo haciendo.
Pero por otro lado, algunas mujeres que son mayores, algunas viudas, algunas muy solas, están clamando al Señor día y noche como lo hizo Ana, y Dios está escuchando esas oraciones.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth en la voz de Patricia de Saladín.
Débora: A lo largo de las últimas semanas hemos estado reflexionando en Lucas capítulo 2. Hoy continuaremos escuchando más de Nancy y de mujeres que estuvieron presentes durante su enseñanza. Pero antes, escucha un resumen de las verdades bíblicas que hemos visto.
Nancy: Jesús vino a ofrecer salvación para aquellos que necesitan un Salvador. Esto es, a todos nosotros. Necesitábamos ser salvos de nuestro pecado. Necesitábamos ser salvos de la ira de Dios. Necesitábamos ser salvos del juicio de Dios. Jesús fue nuestro salvador enviado de Dios, la línea de salvación de Dios, el preservador de la vida de Dios, el libertador, el salvador, el que vino a redimirnos de nuestros pecados.
Al ver la gran humildad y condescendencia de Cristo, ¿cómo debemos responder? Bueno, sin duda, con gratitud. Dale gracias a Dios. Dale gracias a Dios por Su humildad, Su disposición a dejar de lado Sus derechos como Dios. Su voluntad para negarse a Sí mismo. Su voluntad para ser obediente hasta el punto de derramar Su sangre.
Jesús cumplió la ley de Dios perfectamente, para que cuando fuera a la cruz, no fuera allí por algún pecado. Fue allí como el Hijo de Dios, libre de culpa y de pecado, tomando el lugar de nosotros que sí somos transgresores, para ser el sacrificio sustituto por nuestros pecados.
Vivimos en un mundo caído, por ello estamos obligadas no solo a batallar con la caída de este mundo y sus efectos sobre nosotras, sino también a batallar con nuestra propia caída, nuestra debilidad, y nuestra propia necedad. Necesitamos consuelo, necesitamos ser confortadas.
Éste es el más grandioso intercambio que Dios nos puede ofrecer. Él vino para tomar nuestra aflicción, nuestro dolor, nuestro luto, nuestras cenizas y darnos en lugar de ello una corona de belleza, óleo de contentamiento y un manto de alabanza, «para que sean llamados robles de justicia, plantío del SEÑOR, para que Él sea glorificado» (Isa. 61:1-3).
Verán, no estamos en casa aún. Hasta que Cristo regrese y nos lleve al cielo como ciudadanos del reino de Dios, somos extranjeros; no somos ciudadanos de aquí; este mundo no es nuestro hogar.
Creo que en lo profundo de nuestros corazones hay anhelos insatisfechos con los que tendremos que vivir hasta que Jesús regrese. El problema es que muchos de nosotros intentamos satisfacer esos anhelos aquí en la tierra de formas temporales.
El Espíritu Santo tiene que abrir nuestros ojos. No podemos ver: no podemos reconocer a Cristo a menos que el Espíritu Santo abra nuestros ojos para percibirlo.
Mientras meditaba en este texto, quise ser simplemente una recipiente de Dios, recibiendo a Cristo con gozo, con fe, con humildad, estando satisfecha, contenta, diciendo, «Señor, es suficiente tener a Cristo».
Esta es una respuesta de adoración irresistible. «Dios me ha bendecido. Dios ha satisfecho mis deseos. Bendice al Señor, oh alma mía, y todo lo que está dentro de mí; bendice Su Santo nombre. Él ha hecho grandes cosas para mí».
La salvación no es una filosofía. No es una religión. No es un sistema doctrinal. No es un sistema religioso. No es un grupo de creencias. Sí existe un grupo de creencias sobre la salvación; sí existe un sistema doctrinal sobre la salvación. Pero la salvación es en última instancia una persona. Es Jesús. Él es nuestra salvación. El ver a Jesús, es ver la salvación de Dios. Jesús y la salvación son inseparables.
Entre aquellos que encontraron un santuario en Cristo, entre aquellos que encontraron que Él es un refugio y un lugar donde encontrar seguridad, estaban las prostitutas, los recaudadores de impuestos, los publicanos, los pecadores, las personas que menos pensaste que terminarían en el cielo…el ladrón en la cruz. Esos son los que encontraron en Cristo un santuario. Ellos creyeron y fueron salvos.
Él vino para consolar. Él vino para traer bendición. Él vino a traer salvación. Sin embargo, Él, Cristo, el Hijo de Dios, el Salvador del mundo, enfrentaría oposición.
¿Estás siendo fiel, y encontrando la gracia de Dios en medio de cualquier etapa que estés atravesando en este momento? A medida que miras hacia el futuro, ¿puedes mirar al futuro sin temor, sabiendo que Dios va a ser suficiente para ti en cada etapa de tu vida?
Nunca vamos a encontrar la iglesia perfecta y nunca vamos a encontrar algo que se le parezca. Nunca vas a encontrar a un grupo de creyentes que no tenga faltas, fracasos y debilidades. Pero la pregunta es: ¿Los amas así como Cristo los ama? ¿Oras por ellos? ¿Continúas participando diciendo: «Señor, por favor haz una obra de gracia en este lugar»?
En cualquier etapa de la vida, amar a tus hijos, amar a tu esposo, hacer las cosas que Dios te ha llamado a hacer, ¿lo haces todo con un corazón centrado en Dios y pensando en la eternidad?
Tu vida puede ser una bendición hoy, en cualquier etapa de la vida en la que te puedas encontrar.Hemos visto una mujer que vivió una vida con propósito aún a una edad avanzada y en la viudez; una vida centrada en Dios, útil, productiva, no una vida desperdiciada.
Débora: Hoy Nancy nos trae la conclusión de esta serie titulada La dedicación del Rey. Escucharás a varias mujeres compartir el impacto que mujeres piadosas han tenido en sus vidas. Si te perdiste la primera parte de estas intervenciones, encuentra el episodio anterior a través de nuestra aplicación móvil llamada Aviva Nuestros Corazones. Aquí está Nancy continuando su conversación con Holly Elliff.
Nancy: Holly, hay una mujer que quizás algunas mujeres recuerdan, que vino a muchas de nuestras sesiones de grabación, y es un tipo de Ana de hoy en día. Estábamos hablando de ella anoche. Cuéntanos un poco sobre ella. Ella fue miembro por muchos años de la iglesia que tu esposo pastorea.
Holly Elliff: Así es Nancy. Ellos trabajaron en nuestra iglesia por algunos años antes de que se mudaran a Florida para ayudar a sus nietos. Pero algunos tal vez se acuerdan de Suzanne como una porrista de Aviva Nuestros Corazones, porque después de cada sesión de grabación, al final de cada sesión que Nancy hacia, Suzanne empezaba a aplaudir.
Entonces nosotros siempre teníamos que parar y esperar hasta que Suzanne parara de aplaudir para que Nancy pudiera continuar la próxima sesión. Me imagino que extrañas eso ahora.
Nancy: Sí, así es.
Holly: Pero ella es una gran guerrera de oración. Ella lleva en su corazón las vidas de tantas personas. Nancy y yo estábamos hablando sobre cómo recibimos notas de ella, diciendo, «estoy orando por ti por esto». A veces ni sé cómo se entera de lo que está pasando en mi vida para poder escribirme una nota sobre ello. Pero siempre lo hace.
Nancy: Ciertamente, ella ha estado orando por nosotros hoy mientras hemos estado grabando. Es típico recibir una nota de ella en las próximas semanas diciendo, «oh, tú grabaste, y escuché tal tema en Aviva Nuestros Corazones». Son cosas por las cuales ella ha estado orando y que lleva en su corazón.
Holly: Así es, Nancy. Ella es tan fiel en levantar los brazos de otras mujeres y familias. No es que no tenga una familia propia que cuidar, porque sí la tiene. Pero ella tiene un corazón grande para otras personas y es tan fiel en dejar a Dios usarla de maneras sencillas como la oración y levantando los brazos de aquellos que están caminando por cosas buenas y cosas malas.
Nancy: Ella alienta.
Holly: A veces te llega una nota con caritas felices por todos lados después de cada frase, y ella se está regocijando contigo. Otras veces ella te dice, «estás en mi corazón. Estoy orando por ti en esta área». No tiene que ser gran cosa, pero ella consistentemente pasa el gozo del Señor a otras personas.
Nancy: No sé cuántas notas ella escribe. No sé a cuántas personas les escribe, pero sé que me escribe a mí. Y allá atrás está Mónica haciendo señas; ella recibe notas también. Holly recibe notas. Supongo que si las sumamos todas, notas adhesivas, a veces cuatro, cinco, o seis de ellas acumuladas…me pregunto cuántas notas estará escribiendo a diferentes personas para infundirles ánimo y gracia a sus vidas. Es algo hermoso. Es un ministerio precioso para esta estación de su vida.
Mi abuela era así. La única de todos mis abuelos que conocí fue la mamá de mi mamá; Granny, ella escribía notas.
Recibía unas de esas cartas de un ministerio que le estaba agradeciendo por su contribución o algo así. Ella a veces regresaba esa carta al ministerio con una nota llena de su letra alrededor de la página en todas direcciones, escribiendo notas de bendición y aliento. Puedo ver su letra hoy.
Holly: Solo una nota, para aquellas de ustedes quienes no tienen ni idea dónde encontrar una estampilla y un sobre y una hoja de papel, pero están mucho tiempo en la computadora, especialmente en esta última estación de sus vidas. Yo he recibido muchos mensajes lindos por correo electrónico de chicas en diferentes lugares diciendo, «solo quiero que sepas que estoy orando».
Entonces, si no tienes tiempo para encontrar una estampilla pero estás en la computadora, y Dios pone en tu corazón a alguien, toma un minuto y déjale saber que estás levantando sus brazos, y que estás orando por ella.
Nancy: Estoy pensando en una mujer que ha estado con el Señor por muchos años ya, Laura Munce. Ella y su esposo eran grandes amigos de mis padres. Eran amigos de la familia.
Recuerdo una nota que ella me escribió cuando era niña. No recuerdo cuál era la ocasión. Podría haber sido un cumpleaños…no estoy segura. Me retó a memorizar un versículo a la semana. Me dijo, «si lo haces, cada versículo será como una perla, y al final del año tendrás 52 perlas».
No puedo decir cuándo empecé con este patrón, pero es el tipo de influencia en mi vida que me llevó a amar la Palabra de Dios, amar y memorizar la Escritura. No sabes el impacto, aun en los pequeños, que nosotras como mujeres mayores podemos tener.
Ayer teníamos una pequeña de diez años aquí en nuestra sesión de grabación. Me escuchó referirme a cuando fui dedicada al Señor en Chattanooga, Tennessee. Ella se acercó y me dijo, «yo nací en Chattanooga, Tennessee».
Nos conocimos y tuvimos solo unos momentos de intercambio entre una sesión y otra. Tomé un momento para decirle lo contenta que estaba de que ella estuviera aquí estudiando la Palabra de Dios y que tal vez algún día Dios la querría usar como maestra de la Biblia.
Estoy segura de que me veo muy vieja para esta niña de diez años. Pero nunca sabes cómo estas cosas pequeñas, que nosotras como mujeres mayores hacemos, pueden influir a estas pequeñas. En un futuro podría estar enseñando la Biblia y bendiciendo a otros o quizás diciéndole a algún grupo, «había una mujer con canas, y fui a una sesión larga donde ella enseñó por mucho tiempo…»
Pero ahí está el asunto de una vida a otra vida. Así es como discipulamos, nutrimos, y entrenamos, y es lo que las mujeres mayores están transmitiendo a las mujeres más jóvenes. Es el impacto que nuestras vidas pueden tener en la próxima generación. Lo que tú dijiste me recuerda eso.
Dorothy: Cuando era niña en la iglesia, recuerdo a las mujeres mayores, tú sabes, mujeres con canas. Era evidente que conocían muy bien la Biblia pues tenían vidas piadosas. Recuerdo que cuando era adolescente, en una ocasión mi mamá me dijo que fuera al baile de la escuela. Yo le dije, «mami, no creo que sea correcto que yo vaya. Una de esas mujeres me aconsejó que el contexto en que se da ese baile no es apropiado para mí». Así me influyeron.
Entonces crecí y tuve el privilegio de tener un par de mujeres mayores en mi vida. Probablemente estaba en mis treinta, y tenía buenas amigas de canas, aunque eran de personalidades opuestas. Una era muy lacónica, y la otra era una mujer muy activa involucrada haciendo buenas obras. Ella amaba las misiones y amaba la oración.
Nos reuníamos para orar y allí nos leía cartas de misioneros. No nos dejaba tenerlas porque ella quería asegurarse de que la escucháramos con mucha atención mientras leía. Luego teníamos un tiempo de oración.
Después me di cuenta de que ellas habían influido más de lo que me hubiera imaginado. Pero lo hicieron por la manera en que vivieron.
Nancy: Hablando sobre mujeres mayores y la oración, hay muchas mujeres mayores en nuestras iglesias quienes yo pienso que son como los motores de cualquier cosa buena que esté sucediendo en la vida de la iglesia porque son mujeres de oración. Usualmente no son las que están en los comités o manejando cosas, o haciendo que las cosas sucedan desde un punto de vista visible, pero están tras bastidores orando.
Recuerdo cuando fui a la universidad, la Universidad del Sur de California, mis últimos dos años de la universidad. Vivía con una familia cristiana y asistía a una iglesia, y realmente me involucré mucho en la vida de la iglesia.
Y había en esa iglesia unas mujeres que eran hermanas gemelas idénticas, a capa y espada. Nunca las pude distinguir. Nunca supe quién era quién. No me acuerdo de sus nombres ahora porque han pasado algunos años.
Siempre se vestían exactamente iguales. Estoy hablando de bolsos, zapatos, sombreros, todo; y todo estaba siempre en lugar. Siempre que las veía, eran una imagen de espejo una de la otra.
Pero ellas eran dos mujeres quienes tenían un anhelo profundo porque Dios enviara avivamiento a su iglesia. Ellas oraban y oraban y oraban.
Ellas tenían una pequeña reunión de oración, creo que era los miércoles en la noche que se juntaban, no me acuerdo muy bien, pero una vez a la semana. Era una iglesia grande y una reunión de oración muy pequeña; pero la mantuvieron durante muchos años. Por lo que sé, ellas la llevaron a cabo mientras físicamente pudieron.
Era un grupo pequeño de mujeres en esa iglesia, encabezada por estas mujeres ancianas que derramaban sus corazones delante de Dios, suplicándole que viniera y visitara la iglesia en avivamiento. Cuando Dios venga y envíe avivamiento en nuestros días, yo en verdad creo que en los anales del cielo, las que se van a llevar el crédito serán mujeres como estas dos; mujeres ancianas como Ana en el templo, orando y ayunando día y noche para que el Novio venga, para que Dios visite a Su pueblo.
Entonces la oración de estas mujeres ancianas, y sé que estoy hablando a esas mujeres mayores que escuchan Aviva Nuestros Corazones. Puedo decirles, «no paren de orar». Necesitamos sus oraciones. Algunas de las jóvenes de hoy están tan ocupadas. Yo lo digo de mí misma a veces, muy ocupada para estar orando como deberíamos estarlo haciendo.
Pero algunas de estas mujeres que son mayores, algunas viudas, algunas muy solas, pero clamando al Señor día y noche como Ana, Dios está escuchando esas oraciones. Él va a regar esas oraciones y esas lágrimas con Su gracia. Y en Su tiempo…tal vez no vivirás para ver la respuesta. Ana sí; pero tú tal vez no. Pero algún día verás que habrá una respuesta para esas oraciones.
Holly: Amén. Permítanme retar a esas mujeres jóvenes, tal vez madres, quienes piensan que no tienen tiempo para empezar a ser una «Ana». Déjenme animarlas y decirles que sí tienen tiempo. Miren, busquen esos momentos pequeños cuando están acomodando los calcetines o en el carro esperando…
Lo que no vas a tener son esos tiempos largos de silencio para orar, no los esperes. Pero tendrás esos momentos pequeños de silencio. A veces tengo que ir a mi closet para tenerlos, pero tendrás tiempos pequeños de silencio. Toma ventaja para desarrollar un corazón para ser una «Ana» cuando seas mayor.
Pero no empieces cuando tengas 50. Empieza cuando tengas veinte, o en cualquier edad en que estés. Empieza a desarrollar un corazón para Dios y a aplicar esas verdades a tu vida aun en los espacios pequeños, para que cuando tengas más tiempo…a menos que Dios te dé un montón de niños, ¡entonces será mucho tiempo antes de que tengas el tiempo!
Pero toma los momentos que encuentres. No es tanto la cantidad de tiempo, es la dirección de tu corazón.
Nancy: Sí, eso es bueno, esa es una buena palabra. Por cierto, déjame decir a algunas de esas mujeres jóvenes, busquen a esas «Anas» y vean qué pueden aprender de ellas. Escúchenlas. Pídanles que oren por ustedes.
Tengo algunas de esas «Anas» en mi vida. He desarrollado un corazón y amor para «mamá J». Ella es una anciana y ha impactado mi vida porque he tomado el tiempo, pequeñas porciones de tiempo a través de los años, para conectarme con ella y aprender de ella.
Mientras yo estuve en California hice un viaje especial a Santa Bárbara. Me tomó la mitad de un día adicional hacerlo, porque la amo y quería estar con ella, pero también sabía que era muy valioso para mí. Y sí lo fue. Ella impactó mi vida.
Solo estando alrededor de estas personas, a veces pidiéndoles que compartan algo de su vida contigo, haciéndoles preguntas, puedes aprender mucho de mujeres que han caminado más tiempo que nosotras.
Mujer: Desde el momento en que fui salva, ella era mi maestra dominical y se convirtió en una amiga muy cercana. Ella es una de las mujeres más talentosas que conozco. Su Biblia, apenas podías leer la letra original porque está tan marcada. Y no solo el Nuevo Testamento, sino de Génesis a Apocalipsis.
Cuando entraba al salón de clase, por su talento en arte, aunque fuera el libro de Daniel, no puedo describir el arte gráfico que acompañaba la lección y que se nos repartía a quienes estábamos con ella.
Ella tenía un gran corazón para las misiones. Todo lo que hacía, lo hacía 150%, y dio toda onza de su ser al Señor. Me motivaba grandemente.
No me acuerdo por qué lo hizo, tal vez estaba pasando por un momento difícil. Un día me mandó una botella pequeña, en ella había un pequeño papel escrito donde decía, «Él pone tus lágrimas en Su redoma».
Después, en Navidad, ella me dio un retrato de un guerrero, y dijo, «¿qué piensas?» Dije, «bueno, está genial». Ella dijo, «bueno, esa eres tú». Y dije, «¿yo?»
Había tomado una tarjeta de visita y puso mi cara y dibujó el casco de la salvación, la coraza de la justicia, y calzados los pies con el apresto de paz, ella había hecho un guerrero. Se tomaba el tiempo para tantos detalles.
Ahora, más allá de eso, cada Navidad ella pintaba a mano sus tarjetas de Navidad. Ella trabajaba en el dibujo, lo copiaba a mimeógrafo, y coloreaba cada una de las tarjetas. Ella mandaba entre trescientas y cuatrocientas cartas. Ella empezaba a hacer sus tarjetas en agosto.
Abría su hogar. Digo, esta mujer tenía un gran talento. Pero lo que trajo a mi vida fue un corazón que pudo perdonarme cuando la desilusioné, una persona que oraba por mí cuando necesitaba apoyo, o si iba a una visita ella siempre oraba por mí. Nunca dejó de amarme ni de animarme.
Y como tú, yo hago viajes especiales a mi «Ana». Lo tengo planeado. Es su cumpleaños la siguiente semana, y planeo visitarla.
Lo que más me ha ministrado es que ella atesora quién es en Cristo, aunque ahora ya no está comprendiendo todo por completo. Su memoria ya se fue, y ella hace la misma pregunta una y otra vez. Pero su paciencia siempre me asombra, y nunca quiero perder la paciencia con ella. Alabo a Dios por haberla puesto en mi vida.
Mujer 2: Cuando pienso en una «Ana» en mi vida, pienso en miss Kitty. Ella es una madre espiritual para muchos, la he conocido por más de veinte años. A medida que la he visto envejecer, he visto como abraza las limitaciones con dignidad. Ella está en un punto donde no puede ver muy bien, y ya no puede hacer las cosas que hacía antes, como coser, bordar...ya ni siquiera puede leer.
Y como esto le encanta, recibe personas que van y le leen, y ha introducido a muchos a la literatura clásica cristiana. El tiempo con miss Kitty es tiempo para pensar en cosas que no son de esta tierra. Muchas veces hablamos del cielo y hablamos de lo que significa vivir de una manera que le agrade a Él cada día.
Sé que ella ora a menudo para que Dios le traiga mujeres a su puerta que ella pueda ministrar. Él ha sido fiel y lo continúa haciendo. Ella definitivamente no está sentada en un banquillo esperando morir. Ella es un gran ejemplo para mí de cómo terminar la carrera fuerte y traerle gloria a Dios en medio de los cambios.
Una gran área de ministerio para ella es su grupo llamado «La zarza ardiendo». Es un grupo de mujeres que oran cada lunes en la iglesia, traen delante de Dios las necesidades de la iglesia y las necesidades que ellas mismas comparten.
Ella me ha ayudado a descubrir un corazón de hospitalidad. Aun ahora cuando no puede ver bien, a menudo tiene gente en su hogar y siempre tiene una reunión en Navidad. La gente llega y tenemos un tiempo de oración, de dar gracias, y de agradecimiento a Dios por el año que estamos completando y el nuevo que nos espera.
Estoy muy agradecida con Dios de que nuestros caminos se hayan cruzado, la madre espiritual que ha sido para mí y el ejemplo que ha sido de cómo terminar fuerte y terminar bien. Es un privilegio llamarla mi amiga.
Débora: Has estado escuchando a algunas mujeres compartir sus historias sobre mujeres piadosas que han influido en sus vidas. Y ¿sabes?, todas influimos en las vidas de quienes nos rodean. ¿Qué legado estás dejando ahí en la etapa de vida en que te encuentras?
Con este episodio concluye la serie titulada, La dedicación del Rey. Si esta ha sido de bendición para ti, compártela fácilmente con otras mujeres a través de nuestra aplicación llamada Aviva Nuestros Corazones.
Y mañana, asegúrate de regresar para escuchar de una mujer que al mirar hacia atrás y recordar momentos de sufrimiento en su vida, reflexiona en cómo Dios la ayudó en ese tiempo. Ahora, a sus ochenta años, ella es un gran ejemplo de confianza en Dios en cada etapa de la vida. ¡No te pierdas este próximo episodio!
Annamarie: Viviendo juntas la belleza del evangelio, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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