El poder de las palabras, día 3
Annamarie Sauter: ¿Hablas el lenguaje de la mentira, o el de la verdad?
Nancy DeMoss de Wolgemuth: No siempre es fácil hablar la verdad, y muchas veces las consecuencias de hablar la verdad son tales que preferimos mentir. Pero, a largo plazo, las consecuencias de la mentira son siempre más mortales que las consecuencias de decir la verdad. Y aun sufras terribles consecuencias por decir lo correcto, es mejor hacerlo ya que a la larga tendrás la bendición de Dios en tu vida.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones, con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nos encontramos en una serie titulada «El poder de las palabras». Este es el tercer programa en esta serie, así que si te has perdido cualquiera de los programas anteriores, puedes escucharlo, leerlo o descargarlo, en AvivaNuestrosCorazones.com.
Adular, embellecer, exagerar... estas cosas no suenan tan mal, hasta que …
Annamarie Sauter: ¿Hablas el lenguaje de la mentira, o el de la verdad?
Nancy DeMoss de Wolgemuth: No siempre es fácil hablar la verdad, y muchas veces las consecuencias de hablar la verdad son tales que preferimos mentir. Pero, a largo plazo, las consecuencias de la mentira son siempre más mortales que las consecuencias de decir la verdad. Y aun sufras terribles consecuencias por decir lo correcto, es mejor hacerlo ya que a la larga tendrás la bendición de Dios en tu vida.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones, con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nos encontramos en una serie titulada «El poder de las palabras». Este es el tercer programa en esta serie, así que si te has perdido cualquiera de los programas anteriores, puedes escucharlo, leerlo o descargarlo, en AvivaNuestrosCorazones.com.
Adular, embellecer, exagerar... estas cosas no suenan tan mal, hasta que admites lo que realmente son: mentir. Hoy, Nancy nos dará algunos consejos prácticos para descubrir si estamos mintiendo. Aquí está ella con nosotras,
Nancy: Hemos estado hablando acerca del poder y el impacto de nuestras palabras. Hemos estado alentándote a que memorices Proverbios 18:21, que dice: «Muerte y vida están en el poder de la lengua». Hemos visto que nuestras palabras pueden herir o pueden sanar. Pueden ministrar gracia y bendición o pueden desanimar y desalentar a las personas a quienes nos dirigimos.
También vimos ayer que nuestras lenguas están conectadas a nuestros corazones y que el verdadero problema no es la lengua o el discurso o la palabra en sí misma. El problema real es un asunto del corazón. Y para aquellas de nosotras, que seriamos todas nosotras, que tenemos problemas de corazón, Dios provee, a través de la cruz y de la sangre de Cristo, una solución.
Se llama confesión, arrepentimiento, gracia de Dios, perdón. Yo sé que al hablar de la lengua, y estamos viendo esta semana lo que Proverbios tiene que decirnos acerca de la lengua, puedo empezar a sentirme agobiada y desalentada al no tener victoria en esto del hablar. Pero esto podría ser un instrumento del enemigo para hacernos sentir de esta manera.
Yo quiero que te sientas alentada y que sepas que con el poder del Espíritu de Dios podemos tener victoria en esta área. Él puede darnos nuevos corazones, limpios, puros y amantes que puedan hablar pureza, amor y palabras de gracia.
En las siguientes sesiones queremos ver con más detalle el libro de Proverbios, para ver maneras más específicas de cómo podemos usar nuestra lengua, tanto para bien como para mal. La primera, es un área en la cual Dios trató conmigo hace unos años, algo que ha venido a ser parte importante de Su obra en mi vida. Tiene que ver con el tema de usar nuestras lenguas para engañar o para decir la verdad.
Proverbios tiene mucho qué decir acerca de la mentira, acerca de la lengua mentirosa, y habla acerca de la mentira de distintas maneras: engaño, falso testimonio, embelecamiento. Hay diferentes maneras de engañar.
Tú puedes pensar que no tienes problema con la mentira. Te diré honestamente, porque estamos siendo sinceras aquí, yo tuve grandes problemas en el pasado en mi juventud con la mentira, mientras servía en el ministerio. Estoy segura que eso no empezó allí, empezó mucho antes.
Pero entre mis 20 y 30 años, el Señor empezó a demostrarme de que tenía un hábito en el área… yo le llamaba «exageración». Pero el Señor me enseñó que esto era mentir, y que yo estaba motivada por mi deseo de dar una mejor impresión de mi misma que la que en realidad era cierta.
Esta era una raíz profunda de pecado en mi corazón. Proverbios nos enseña primariamente cómo Dios ve la mentira. Si queremos tener corazones y lenguas veraces, necesitamos ver la mentira como Dios la ve. La mentira no es un asunto pequeño para Dios.
Si vas al libro de Proverbios, al capítulo 6, empezando en el versículo 16, llegas a este pasaje tan familiar acerca de las seis cosas que el Señor aborrece, y aun siete que son abominación para Él, y luego da una lista.
Hay cosas que Dios odia; esta es una palabra fuerte. Estas cosas son abominación para el Señor. Esta otra palabra es fuerte también. Si supieras que algo es desagradable para Dios, que es una abominación para Él, ¿crees que querrías jugar con eso, abrazarlo y coquetear con ello?
Mientras miras esta lista, descubrirás que tres de las siete cosas que están en la lista, están relacionadas con la lengua y dos de las tres cosas son específicas de la mentira. Tú pensarías que si Dios odia siete cosas, Él mencionaría siete cosas diferentes, pero dos de ellas están específicamente relacionadas con la mentira.
Él menciona, después de los ojos soberbios, la lengua mentirosa. Más adelante, después el testigo falso que dice mentiras, Él habla del que siembra discordia entre hermanos. Yo no podría hacer ninguna de estas cosas sin el uso de la lengua. Así que, ahí tienes de una lista de siete cosas y tres de ellas están relacionadas a la lengua y dos están relacionadas específicamente con la mentira.
Entonces, ¿cómo se siente Dios acerca de la mentira? Él la odia. ¿Y por qué la odia? Porque Él es Verdad, y la mentira es totalmente contraria a la naturaleza de Dios. No hay una sombra de variación en Dios, no hay tonalidades de verdad. Él es como el sol del mediodía. Cuando matizamos la verdad o cuando de manera sutil tratamos de mentir para defendernos a nosotras mismas para hacernos quedar bien, vamos contrario a la naturaleza del carácter de Dios.
Proverbios 12:22, nos habla de que «los labios mentirosos son abominación al Señor, pero los que obran fielmente son su deleite». Dios odia la mentira porque es contrario a Su carácter. De hecho, cuando observamos en otros lugares de las Escrituras, descubrimos que la mentira es diabólica. Es satánica, y por eso es que Dios la aborrece. La detesta.
Contrariamente a esto, Él ama a aquellos que hablan la verdad, porque cuando hablamos la verdad, hablamos Su propio lenguaje. Así es como Dios ve la mentira.
Ahora, la siguiente pregunta importante es: ¿Cómo ven las personas piadosas la mentira? ¿Cómo debemos nosotras verla?
Proverbios 13:5 nos dice que «el justo aborrece la falsedad». ¿Cómo suena eso? ¿Quién mas odia la falsedad? Dios odia la falsedad. Así que si somos justas, si tenemos el mismo carácter y el corazón de Dios, vamos a odiar lo que Dios odia; «...mas el impío causa repugnancia y vergüenza».
Así que una persona que es justa amará lo que Dios ama y odiará lo que Dios odia. Y así como Dios odia cualquier forma de falsedad, nosotros odiaremos la falsedad por igual.
Proverbios 12:19: «Los labios veraces permanecerán para siempre, pero la lengua mentirosa solo por un momento». Ahora, en la vida real, eso no parece del todo verdadero. Pero Proverbios nos dice que a la larga, a la luz de cómo Dios lo ve y a la luz de la eternidad, el efecto de las palabras verdaderas es duradero; pero aquel que engaña perdurará solo por un momento. Esta frase literalmente implica, «un abrir y cerrar de ojos».
Estas personas podrían lucir como que avanzan en la vida y que tienen éxito al ir engañando a otros, pero de hecho, su tiempo será corto y sus mentiras serán expuestas. Bueno, en Proverbios 12, hay un número de versículos que hablan de la importancia del testimonio veraz.
Específicamente aquí vemos una escena en un tribunal. Hay una serie de referencias a los tribunales a través del libro de Proverbios, pero en cuanto a su aplicación, esto puede relacionarse a cada vez que tengamos que dar algún informe o hacer algún reporte. «Vi esto suceder. Escuché aquello que sucedió».
Así que Proverbios 12:17 nos dice: «El que habla verdad declara lo que es justo, pero el testigo falso, falsedad».
Proverbios 14:5: «El testigo veraz no miente, pero el testigo falso habla mentiras». Claro, esto nos lleva al noveno mandamiento: «No darás falso testimonio contra tu prójimo» (Deut. 5:20).
De manera que en la medida en que piensas en los reportes que das sobre los demás, ¿das generalmente reportes verídicos? ¿Haces un esfuerzo para asegurarte de que los detalles son correctos, de que estás contando las cosas exactamente como sucedieron?
Tú dirás, «bueno, ¡eso suena muy legalista… el tener que cuidarse de todo lo que uno va a decir!» Bueno, eso es lo que las Escrituras mandan. Daremos cuenta de toda palabra, ociosa o descuidada que hablemos.
Pero quiero decirte que cuando empiezas a hablar la verdad, como descubrí años atrás cuando Dios me empezó a liberar del pecado de la exageración, del engaño y de los falsos reportes, te sentirás mucho más libre como una persona que habla a su prójimo la verdad.
Yo sé que no siempre es fácil hablar la verdad, y muchas veces las consecuencias de hablar la verdad son tales que preferimos mentir. Pero, a largo plazo, las consecuencias de la mentira son siempre más mortales que las consecuencias de decir la verdad. Y aun sufras terribles consecuencias por decir lo correcto, es mejor hacerlo ya que a la larga tendrás la bendición de Dios en tu vida.
Proverbios 19:5 nos dice que «el falso testigo no se quedará sin castigo, y el que cuenta mentiras no escapará». A propósito, cuando estés orando por tus hijos, y me luce que la mayoría de los padres pasan por esta temporada cuando descubren que sus hijos mienten; y una de las cosas por las que puedes orar como madre, es que puedan ser atrapados en su mentira, más temprano que tarde. Es lo mejor que le podría suceder a tus hijos, o aun a nosotras, que seamos expuestas, lo cual nos ayudará a lidiar con este asunto.
Proverbios también promete que aquellos que mienten no escaparán. Ellos sufrirán las consecuencias. Ahora, es muy fácil pensar, «bueno, yo creo que no miento». Una de las cosas que he intentado durante años es entender las diferentes formas que tenemos de engañar a otros.
Por supuesto, hay una mentira que es intencional y es dura, y esa todos sabemos que está mal. Pero quiero que veamos en esta sesión las diversas formas en que podemos engañar. Hemos mencionado estas formas anteriormente, por eso no entraremos en detalles, pero quiero hacerte algunas preguntas que me ha hecho el Señor a mí, y que han resultado de gran ayuda para examinar mi propio corazón.
Tendremos estas preguntas y estos diez puntos disponibles en la transcripción para que puedas encontrarlas junto al audio de este programa, visitando nuestra página, AvivaNuestrosCorazones.com, para que puedas tomarte tu tiempo y con calma hagas este examen espiritual.
La primera forma que vamos a ver es la exageración. Esta podría venir bajo la categoría de exagerar acerca de logros del pasado. Podría decirse que es una exageración de la verdad, haciendo uso de las palabras siempre y nunca. Esto puede ser mortal en los matrimonios, ¿no es cierto? ¿O como madre hacia tus hijos? Decirles cosas como: «Tú siempre…» «Tú nunca...» «Tu habitación siempre luce así...»
Si tú has estado en el lado receptor, sabes bien que tiendes a reaccionar a esa exageración y pierdes la esencia de la verdad, porque la exageración te bloquea para no recibirla. Esto no es una justificación para no recibir el consejo, pero somos necias cuando exageramos la verdad porque perdemos nuestra credibilidad.
Exagerar puede implicar el hacer generalizaciones acerca de personas o de situaciones; aspectos que por lo general son verdad, pero los declaramos como si siempre fueran verdad. También podemos adornar los detalles para que el relato parezca más interesante o más cómico, siendo esto una exageración. Engañamos a otros de esta forma.
Otra forma de engaño es la adulación. En los salmos se nos dice: «Falsedad habla cada uno a su prójimo; hablan con labios lisonjeros y con doblez de corazón» (Sal. 12:2).
Adular es dar cumplidos a los demás para exaltar nuestra propia reputación ante sus ojos.
También hemos hablado acerca de la mentira flagrante, debajo de la cual categorizamos todo este tema de las calumnias… el esparcir reportes falsos con la intención de hacer daño… falsificar las tarjetas de ponchar en el trabajo, por ejemplo. Las personas mienten aún en sus solicitudes de empleo.
Hemos visto que algunas personas que han estado sirviendo por años en nuestro ministerio nos han dicho: «Yo mentí en mi solicitud. Quería el empleo y mentí acerca de algo de mi pasado», o cosas por el estilo.
Hemos visto personas que han llegado a tener «éxito» ante los ojos de los demás porque no han hablado la verdad. Han mentido en sus reportes de gastos, en sus planillas de impuestos; han falsificado estas informaciones para obtener ganancia personal, todo esto cae bajo la categoría de mentira flagrante.
Las palabras engañosas, sería la número cuatro. Esta es un poco más sutil. Es dar una falsa impresión, aun cuando las palabras que estoy diciendo sean verdad, pero conscientemente las estoy acomodando a mi conveniencia. También pudiera ser comunicar hechos de manera selectiva para ejercer alguna influencia y que los resultados terminen favoreciéndome.
Número cinco, la inexactitud. En este caso quizás no tenemos la intención de engañar, pero somos descuidadas cuando damos detalles de los hechos, o quizás fallamos en verificarlos antes de contar la historia.
Déjame decirte, el hecho de que lo hayas visto en internet no significa que sea cierto. Así que si vas a citar algo, di, «yo he escuchado esto» o «he leído eso» o «alguien dijo esto…». Pero no lo digas como un hecho si no lo has podido verificar, si no has podido ver si el hecho es real.
Número seis, la decepción o el engaño. Aquí es donde trato de dar una mejor impresión de mí misma que la que es real; pudiera quizás dejar la impresión de que soy más madura espiritualmente o más comprometida de lo que realmente soy.
Esta es una de mis luchas estando involucrada en el ministerio público, porque sé que cuando hablo, hablo asuntos que son ciertos. Cosas que provienen de la Palabra de Dios, que han sido bendición para mi vida y espero que sean de bendición para ti. Pero puedo dejar a las personas bajo la impresión de que yo no lucho con los mismos asuntos, lo cual no es cierto, o que quizás yo ya estoy practicando estas cosas en mi vida.
Lo intento, pero te voy a decir que los temas que estoy enseñando, muchas veces los enseño porque estoy luchando con estas mismas cosas en mi propia vida. Los temas surgen de mi propio caminar y de mis propias luchas con Dios. No quiero dejar la impresión de que soy más madura espiritualmente de lo que realmente soy.
La hipocresía es otra forma de mentir. Podemos hacer esto cuando nos dirigimos con amabilidad hacia cierta persona, pero en realidad estamos albergando amargura y hasta odio hacia ellos; y esto se manifiesta cuando hablo acerca de ellos a otras personas. Alabamos a una persona mientras al mismo tiempo la criticamos a sus espaldas.
La inconsistencia es la número ocho. Es cambiar los hechos constantemente. Acusamos a los políticos de hacer esto, pero todos lo hacemos o lo hemos hecho en algún momento, estoy segura, dependiendo de la audiencia. En tiempos de preguntas y respuestas, he hecho esta pregunta y recuerdo que fue un tema controversial.
Por ejemplo, yo conozco mi posición acerca de un tema. Sé lo que la Biblia enseña acerca de esto, pero también sé que sentada en la primera fila estaba una señora que no estaba de acuerdo con mi posición. Era una mujer dulce pero sabía que ella tenía otro punto de vista.
Cuando se hizo la pregunta, me pasó por la mente tratar de responder y afirmar mi posición de tal forma que no ofendiera a la señora sentada en la primera fila.
Dios es bueno y me ayudó a hablar la verdad. Lo traté de hacer con gracia y amor. No quería incitar a esta señora de la primera fila. Pero era importante no cambiar los hechos para impresionar a la diversidad en la audiencia.
La número nueve es en el área de la iniquidad. Las Escrituras nos dicen: «¡Cuán bienaventurado es el hombre a quien el Señor no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño» (Sal. 32:2). Pienso que la iniquidad, la astucia tiene que ver con tener agendas ocultas y motivos ulteriores cuando estamos tratando con las personas, o actuando como si quisiéramos esto pero lo que queremos decir es otra cosa.
Una de las maneras en que podemos demostrar iniquidad o astucia, yo he hecho esto y he escuchado de otros que lo han hecho también, es cuando expresamos interés en otra persona y actuamos como si quisiéramos ser generosos hacia ellos, pero nuestra motivación oculta es que ellos hagan lo mismo por nosotras, que ellos puedan reciprocarnos.
Así que decimos, «te amo, quiero hacer esto por ti, quiero llevarte a comer», o cualquier otra cosa, pero lo que realmente quiero hacer es tratar de satisfacer mis propias necesidades. Hay una artimaña envuelta en esto y quiero liberar mi corazón de tal engaño.
Una décima área donde puedes engañar es en el hecho de romper las promesas. Pienso que algo que ilustra esto muy comúnmente es cuando prometemos a alguien que oraremos por ellos, o que nos digan: «¿Podrías orar por mí?», y nosotros respondemos que sí, pero cuando nos vamos se nos olvida hacerlo.
He encontrado una solución de mucha ayuda para estos casos. Creo que no miento cuando les digo que cada vez que una persona me pide que ore por ellos, yo no les digo que voy a orar, sino que les digo, «oremos ahora mismo»; porque puedo olvidar hacerlo más tarde, y no quiero violar mi palabra, quiero mantener mi palabra. Quiero ser honesta. Así que les digo, «vamos a detenernos aquí para orar por eso ahora mismo».
No cumplo con mi palabra cuando me pongo de acuerdo en estar en un lugar a cierta hora o cuando he dicho que voy a llenar cierta necesidad y no lo hago. Tú me dices: «¿Llegar tarde es decir mentiras? ¡Oh no! Estás siendo muy quisquillosa!» El asunto es que si digo que haré algo, entonces debo hacerlo.
Bueno, hemos visto muchas áreas donde se pone de manifiesto la veracidad. Las hemos revisado rápidamente, pero me pregunto si habrá alguna de estas áreas que ha tocado tu corazón de manera especial. Puedo recordar cuando Dios empezó a tratar conmigo sobre este tema del engaño.
Estaba entre mis 20 y 30 años y me sentía miserable. Tenía mucha convicción sobre ciertas cosas que el Señor había traído a mi corazón y sabía que necesitaba ir y hablar la verdad. Esa convicción era tan intensa que puedo recordar que por momentos… se sentía insoportable en aquel tiempo. Pero agradezco al Señor por esto.
Quizás estés experimentando una convicción similar. Ahora, si Dios no te está dando esa convicción, está bien. Pudiera ser que hayas avanzado en esta área y que hayas aprendido a hablar la verdad.
Pero si Dios te está hablando con respecto a esta área y no has sido honesta en tu matrimonio, acerca de hechos pasados que has ocultado, quizás has mentido a tu cónyuge, no podrás llegar a convertirte en esa sola carne que Dios ideó que fueran, si hay asuntos acerca de los cuales no has sido honesta con tu esposo.
Ahora, no estoy sugiriendo que te levantes de inmediato y lo llames por teléfono para decirle, «te he mentido acerca de estas cosas en nuestro pasado». Ora a Dios para que te muestre cuándo y cómo decir la verdad. Pudiera ser algo tan serio que necesites una tercera persona que se involucre mientras tú y tu esposo solucionan este asunto.
Pero solo digo, hay una libertad que se produce cuando caminamos en la luz y cuando podemos decir, «Dios, quiero decir la verdad. Quiero vivir la verdad. Quiero caminar en la verdad». Las Escrituras dicen que Dios se deleita en este tipo de personas.
Annamarie: Nancy DeMoss de Wolgemuth nos ha estado llevando al corazón de la veracidad y de la mentira. Si Dios ha estado hablando a tu corazón sobre lo que has escuchado hoy, no continúes con tu día como si nada. Pídele a Dios que obre en tu vida y te transforme.
Queremos compartir contigo cómo Dios ha obrado en las vidas de algunas mujeres que fueron transformadas al poner en práctica el Reto de 30 días para esposas, que te hemos estado mencionando a lo largo de esta serie.
Nancy nos lee lo que nos escribieron,
Nancy: Una mujer de Costa Rica dijo,
«Hola, soy una esposa de 38 años, con apenas 6 años de casada y madre primeriza de un bebé de 9 meses. Quiero compartirles cómo me ha bendecido el Reto para Esposas de 30 días. Lo hice junto con una amiga, y nuestros corazones fueron tocados increíblemente, vimos transformaciones en nosotras mismas, y cómo eso se reflejó en la relación con nuestros esposos.
Además luego de hacerlo, me animé a dar un paso más y conformar un grupo virtual con otras mujeres esposas jóvenes y empezar a orar unas por otras, descubriendo que las que yo creía que eran mis luchas, son las batallas de la mayoría de los matrimonios en este tiempo. Esta semana que empieza ¡vamos a hacer el reto todas juntas!
Para mí será la segunda vez, y sé que ¡aún hay cosas que deben ser tocadas en mi corazón! Y que aún veré milagros ocurrir en mi matrimonio. Por favor si es posible ¡oren por nosotras! ¡Espero que pueda compartirles más testimonios maravillosos de lo que el señor hará!»
Otra mujer escribió,
«He hecho el reto para esposas. Solo el primer día pude ver cómo mi esposo notó la diferencia en mi actitud y mis palabras. Me preguntó qué sucedía. Tuve que decirle que estaba haciendo algo que Dios me había dado convicción por su Palabra. Le pido al Señor que me permita seguir perseverando en los días por venir. Gracias por ser de tanta ayuda para mí al mostrarme esta verdad de respetar y afirmar a mi esposo».
Annamarie: Ahora escucha de una oyente más en quién Dios ha obrado un cambio en su forma de hablar. Carmen nos narra esta historia.
Sheila: En nuestra iglesia, soy conocida como una persona que alienta a los demás, pero no estaba siendo una alentadora en mi hogar. Yo era más amable hacia los extraños que con mi familia.
Carmen: Sheila reconoció que su esposo estaba enfrentando muchas presiones dentro del ministerio y que después debía llegar a casa para tener que enfrentar otras demandas…
Sheila: Pienso que tiendo a ser una persona de voluntad fuerte.
Carmen: Y ella ponía demandas sobre él sin considerar su apretada agenda.
Sheila: Me gusta la forma como nos recuerda constantemente de qué se trata el reto. Cuando iba al material me recordaba, «tu reto es desarraigar toda forma de hablar negativa». Así que no me daba lugar para decir, «bueno, tú sabes, no puedo ser perfecta». Era un constante reto para mí ser una mejor comunicadora, y ser de aliento y tener más sensibilidad hacia él.
Carmen: Cuando ella tomó el reto, el corazón de Sheila cambió. Ahora ella compromete la agenda de su esposo de forma más considerada. Y ella lo ha visto aceptar más oportunidades ministeriales que probablemente hubiera pasado por alto sin el estímulo de Sheila.
Sheila: Mientras me hice una mejor alentadora para él, él se sentía más abierto a considerar las cosas que Dios tenía para él. Y al mismo tiempo, en la medida que él se involucra en cosas que lo alimentan, eso redunda en bendición para toda la familia porque él está más contento.
Pienso que si Satanás puede interferir con la vida de nuestra familia, también puede interferir con nuestros ministerios.
Annamarie: Y tú, ¿aceptarás el reto? Puedes descargar este y otros retos a través de nuestra página web, AvivaNuestrosCorazones.com.
Nancy regresa con nosotras para ayudarnos a reflexionar sobre lo que hemos escuchado hoy.
Nancy: Yo solo quiero que postres tu corazón delante de Dios. Pregúntale al Señor, «hay algo en el área de la mentira o del engaño de lo cual quieres que me arrepienta? La Escritura nos dice que Él se deleita con los que son veraces de corazón.
Señor, queremos deleitar tu corazón. Así que oro para que Tú nos liberes de los labios mentirosos. Que tengamos una pasión por la verdad, un corazón veraz que se exprese en palabras de verdad. Oro en el nombre de Jesús, amén.
Annamarie: Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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