El poder de la hospitalidad ordinaria
Débora: Rosaria Butterfield era una reconocida atea y activista lesbiana. Así que cuando un pastor local y su esposa la invitaron a su casa, no tenía idea de qué esperar de la visita.
Rosaria Butterfield: Él dejó muy claro que yo no era un proyecto. Yo era su vecina, y él me iba a tratar respetuosamente como tal.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones, con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «El Cielo Gobierna», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 2 de diciembre de 2024.
¿Habías considerado que a veces todo lo que se necesita es una mesa y el Espíritu de Dios para cambiar la vida de alguien para siempre? Eso es lo que escucharemos hoy de nuestra invitada, Rosaria Butterfield. No hace mucho, Nancy tuvo la oportunidad de sentarse con Rosaria cuando ambas asistían a una Conferencia Nacional del Ministerio Ligonier. Escuchemos su conversación. …
Débora: Rosaria Butterfield era una reconocida atea y activista lesbiana. Así que cuando un pastor local y su esposa la invitaron a su casa, no tenía idea de qué esperar de la visita.
Rosaria Butterfield: Él dejó muy claro que yo no era un proyecto. Yo era su vecina, y él me iba a tratar respetuosamente como tal.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones, con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «El Cielo Gobierna», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 2 de diciembre de 2024.
¿Habías considerado que a veces todo lo que se necesita es una mesa y el Espíritu de Dios para cambiar la vida de alguien para siempre? Eso es lo que escucharemos hoy de nuestra invitada, Rosaria Butterfield. No hace mucho, Nancy tuvo la oportunidad de sentarse con Rosaria cuando ambas asistían a una Conferencia Nacional del Ministerio Ligonier. Escuchemos su conversación.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Bueno, es un gran gozo dar la bienvenida de nuevo en Aviva Nuestros Corazones a mi dulce amiga, Rosaria Butterfield. Ella está sentada aquí con una sonrisa tan grande como el mundo. Es una hermana en Cristo con un corazón afable, que ama el evangelio, y hoy estoy muy emocionada. Rosaria, bienvenida de nuevo a Aviva Nuestros Corazones.
Rosaria: Muchas gracias, Nancy. Es un gran honor estar aquí hoy.
Nancy: Rosaria tienes un libro que es un tema que ha estado en lo más profundo de tu corazón desde hace mucho tiempo.
Rosaria: Sí, así es.
Nancy: Y en el mío también. Lo tengo en la mano y se titula «El evangelio viene con la llave de la casa». Y aquí está el subtítulo: «La práctica de la hospitalidad radicalmente ordinaria en nuestro mundo poscristiano».
Tuve la oportunidad de leer este libro en un vuelo de camino a Orlando, y me encanta, me encanta, me encanta lo que has hecho con este tema. Pero lo que más me encanta… Bueno, hay dos cosas que me encantan: una es lo bíblicamente fundamentado que está en los caminos de Dios y el evangelio de Cristo (y vamos a hablar más sobre esto). Pero también me encanta cómo este es un mensaje que transmites con tu vida, también Ken y tu familia.
Rosaria: Sí, así es.
Nancy: Y eso no es solo teoría.
Rosaria: No, no, no, eso se hace con los pies en la tierra.
Nancy: Es una práctica caótica.
Rosaria: Sí, lo es.
Nancy: Así que vamos a profundizar en esto. Creo que la hospitalidad es un tema aterrador para mucha gente. Pero vamos a explicar por qué lo es y por qué no tiene que serlo.
Quiero empezar con… bueno, tú dices al comienzo de este libro que si María Magdalena hubiera escrito un libro sobre la hospitalidad en este mundo poscristiano, sería como el tuyo.
Rosaria:Sí, lo sería.
Nancy: ¿Qué te hizo decir eso?
Rosaria: Bueno, mi deseo de escribir este libro surgió hace años, y años, y años, en un tiempo de mi vida en el que no era cristiana. Yo era una activista lesbiana. Y estaba felizmente conviviendo con una mujer como pareja.
Acababa de ser coautora de la primera propuesta de ley para parejas en la Universidad de Siracusa, y esa ley sería la precursora del matrimonio homosexual. Y lo que las personas a veces no saben es que la comunidad de homosexuales y lesbianas es una comunidad que tiende profundamente a la hospitalidad.
Así que, mi deseo por escribir este libro surgió, en parte, por la crisis del SIDA a finales de los años 80 y los 90, que obligó a una coalición entre personas que naturalmente no conviven.
Y esto podría ayudar a que los cristianos entiendan que no existe una simpatía natural entre una mujer lesbiana y un hombre homosexual, por ejemplo. Así que esa fue una coalición que se construyó a partir de una crisis.
Nancy: Así que se unieron.
Rosaria: Sí, se unieron porque fue una época en la que el SIDA, como enfermedad, se asociaba exclusivamente a los homosexuales.
Entonces, en primer lugar, la hospitalidad desde siempre ha estado muy arraigada en mi corazón. Pero además de eso, yo era la beneficiaria de la hospitalidad cristiana en ese momento. Creo que las personas se imaginan que el mandamiento sobre amar al extranjero, al desconocido, es demasiado difícil. Sin embargo, esa es la razón por la que estoy sentada aquí contigo, Nancy, y por la que puedo estar hablando en esta conferencia, y ser tu hermana en el Señor.
Quiero decir, aunque nunca haya hablado en una conferencia en mi vida, el hecho de estar en Cristo es porque un pastor llamado Ken Smith leyó un artículo que yo había escrito en un periódico de Nueva York, y el título del artículo (ya saben cómo ponen los títulos los periódicos) era: «El mensaje del que cumple las promesas es un peligro para la democracia».
Nancy: Ese es un artículo que habías escrito.
Rosaria: Lo había escrito porque un movimiento de hombres cristianos había llegado al pueblo y pasó un tiempo en la Universidad. Yo era profesora en la Universidad y detestaba y odiaba las ideas que abrazaban los cristianos. Así que por eso escribí ese artículo.
Uno de los jóvenes ancianos de la Iglesia Presbiteriana Reformada de Siracusa le llevó ese artículo a Ken Smith y lo puso sobre su escritorio y le dijo: «Ken. . .».
Nancy: Ken era el pastor de la iglesia.
Rosaria: Él era el pastor, un hombre mayor. Ahora es más anciano y está vivo, ¡alabado sea Dios! Pero para ese tiempo él ya era un anciano.
Bueno, el joven puso el artículo sobre su escritorio y dijo: «Ken, tenemos que callar a esta mujer. Ella es un problema. Ella es la que acaba de entregar la primera propuesta de ley para que las parejas del mismo sexo puedan vivir juntas. Es una activista de los derechos de los homosexuales y habla en las marchas del orgullo gay. Pronto será profesora titular. Ella es la máquina que mueve todo. Tenemos que detenerla».
Ken levantó la vista de su escritorio y dijo: «Tal vez Floy y yo deberíamos invitarla a cenar».
Nancy: Y esa no es la respuesta inicial que probablemente la mayoría de las personas esperarían.
Rosaria: No, porque yo no era la vecina simpática, amable y amistosa que estaba atraída por personas del mismo sexo y esforzada. Yo era el enemigo.
Y entonces Ken me escribió una carta. Y esto fue antes de que todos tuvieran correo electrónico.
Nancy: Así es.
Rosaria: Por su firma, me di cuenta de que era un hombre mayor, lo cual me pareció agradable. Me hizo algunas preguntas fascinantes sobre mi artículo y no estaba muy segura de qué hacer con la carta. Recibí muchos comentarios, cartas de odio, cartas de admiradores, y ambas cosas me entraron por un oído y me salieron por el otro, y luego las guardaba todas en una caja.
Nancy: Claro.
Rosaria: Pero su carta no era de odio ni de admiración. Recuerdo que un colega mío del Departamento de Antropología vino a mi oficina, y estábamos hablando de algo, y le dije: «Oye, John, ¿qué piensas de esta carta?».
Y John dijo: «¿No estás empezando a escribir un libro sobre los derechos religiosos y sus políticas de odio contra las personas de la comunidad LGBTQ?».
Y yo dije: «Bueno, sí, lo estoy haciendo».
Y él dijo: «Bueno, dale la bienvenida a tu nuevo asistente de investigación no remunerado. Este hombre lo entiende. Tiene conocimiento necesario y la posición del tema. Tienes que cenar con él».
Nancy: Para poder averiguar lo que realmente pensaba él.
Rosaria: Sí, absolutamente. Así es como empezó.
Nancy: ¿Y en esa carta te invitaba a ir a su casa para visitarlo?
Rosaria: Sí, así es. Él realmente me invitó.
Nancy: ¿Y él no fue odioso o las cosas que habías asumido que sería?
Rosaria: No. No. No. No. Para nada.
Nancy: Pero se notaba que no estaba de acuerdo contigo.
Rosaria: Así es. Claramente no estaba de acuerdo con mi posición, pero no estaba de acuerdo intelectual y reflexivamente, y una parte de mí estaba realmente intrigada. ¿Cómo viven los cristianos? Nunca antes me habían invitado a un hogar cristiano. No tenía ni idea. Yo me preguntaba: «¿Qué hacían todos ustedes en su casa? ¡Quién sabe!».
Nancy: Sí, es correcto.
Rosaria: Quiero decir, ¿quién sabía? Y pensé: bueno, esto será muy interesante. Así que me pidió que le devolviera la llamada, y así lo hice. Y fue muy tierno. Me invitó a su casa y luego muy rápidamente dijo: «Quiero invitarte a mi casa, pero si eso te hace sentir incómoda, tal vez prefieras que nos reunamos en un restaurante».
Tuve que explicarle: «No, no, no. De hecho, esto es maravilloso porque la comunidad LGBTQ es una comunidad que tiende a la hospitalidad».
Nancy: Así que tú estabas acostumbrada a eso.
Rosaria: Sí, estoy acostumbrada a eso. Estoy acostumbrada a que en mi casa haya muchas personas con ideas diferentes, todas juntas uniéndose contra la soledad y el aislamiento que hay justo al lado de nuestras casas.
Nancy: Así es.
Rosaria: Así que pensé que sería divertido. Luego descubrí que Ken en realidad vivía a menos de dos kilómetros de mí, y eso verdaderamente lo convertía en un vecino también.
Nancy: Y cuando fuiste a su casa a cenar por primera vez, ¿estabas preocupada por cómo saldría todo?
Rosaria: Lo estaba. Incluso casi cancelaba. De hecho, estuve todo el día ensayando la llamada para cancelar la visita.
Nancy: Sin embargo, fuiste.
Rosaria: Así es, me decidí y dije: «No, aguanta. Hazlo». Me senté en la entrada de mi casa por un rato. Luego conduje hasta su casa y me senté en su entrada, y pensé: Mi carro con mi calcomanía de la Liga Nacional de Acción por el Derecho al Aborto y mis banderas lesbianas, y todos los demás símbolos de un mundo que es tan extraño al de ellos. . . esto es tan raro. Esto es tan extraño.
Me senté ahí por un rato, respiré hondo y luego me recordé a mí misma: «Realmente tengo una pregunta». Eso era un proyecto de investigación, pero no era solo un proyecto de investigación.
Nancy: Así es.
Rosaria: Tenía un profundo deseo de saber por qué estas personas me odiaban y por qué pensaban que mi vida era inmoral y mala. Y también tenía un profundo deseo, hasta cierto punto, de explicarles que era feliz, que era una buena ciudadana.
Yo traté de salir con hombres. Fui a escuelas católicas. Realmente lo intenté. Pero cuando conocí a mi primera pareja lesbiana, la vida finalmente cobró sentido para mí. No entendía fundamentalmente por qué los cristianos no dejarían en paz a los adultos maduros.
Entonces fue una pregunta genuina lo que me hizo salir de mi camioneta y tocar la puerta principal.
Nancy: ¿Y cómo fue esa primera visita en su casa?
Rosaria:Fue hermoso. Me desarmó totalmente la manera tan encantadora en que me recibieron Ken y Floy. Fueron muy sensibles conmigo. Floy hizo una comida vegetariana, lo cual no necesitaba hacer. No sé si ella sabía que yo no comía carne en ese momento, o si ella misma lo hacía, o si esa era una comida más fácil de preparar. Pero fue realmente encantador.
Ken es un profundo lector de literatura. Ellos eran diferentes. Ken era el de humanidades y Floy era la científica. Y aunque tenían mucho de un matrimonio «tradicional», donde Ken era la cabeza de familia y Floy se quedaba en casa haciendo las tareas del hogar, desde luego ella no era un adorno en la casa. Ambos eran claramente un equipo, y realmente se amaban y eso era convincente. Eso fue realmente convincente.
Disfrutamos nuestro tiempo juntos. Y luego, al final de la noche, Ken dijo que le gustaría ayudarme con mi proyecto de investigación, que, por supuesto, era…
Nancy: …lo que necesitabas.
Rosaria: Era lo que necesitaba, ese fue como el argumento de venta. Eso es lo que quería. Pero él dijo: «Sabes, vas a tener que leer la Biblia».
Y le dije: «Lo sé. No soy antropóloga. No puedo simplemente ir y entrevistar a la gente. Pero disfruto leer libros; yo quiero leer. Así que planeo hacer esto. Ese es mi plan».
Y entonces él dijo: «Bueno, genial. Vuelve la próxima semana».
Y así comenzó una amistad de dos años. Al final de esa primera reunión, omitió dos reglas muy importantes en el libro de reglas de cómo los cristianos tratan con sus vecinos inconversos. Todo el mundo ha leído el libro de reglas. Yo lo he leído. Tú lo has leído.
Número uno: tienes que invitarla a la iglesia. Y número dos: tienes que compartir el evangelio.
Nancy: Especialmente considerando el hecho de que él era pastor.
Rosaria: Sí, yo me estaba preparando para eso al final, pero no lo hizo. Él simplemente me dijo: «Genial. Bueno, esta fue una buena noche para nosotros. Nos vemos la próxima semana. Que tengas una buena semana».
Y eso también me desarmó, pero también me hizo sentir segura. No era que estuviera olvidándose de su vida cristiana. De hecho, pasó la mayor parte de la velada hablando de lo que él percibía como las diferencias en nuestra visión del mundo. Me hizo muchas preguntas sobre mi vida y no se cayó muerto cuando respondí a esas preguntas, lo cual fue muy agradable.
Nancy: Él te escuchó.
Rosaria:Oh sí. Él escuchó, y no tuvo un ataque al corazón cuando hablamos… No sé cómo expresarlo. Él fue encantador.
También oró por nuestra comida de una manera muy diferente a cualquier oración que haya escuchado antes, y eso fue algo intrigante.
Como profesora de inglés, estudié la forma narrativa. Soy lo que se llama una «erudita del libro completo». Mi formación consiste en tomar un libro completo y ver cómo encaja. Y eso significa que tienes que entender cómo encajan las diferentes voces narrativas.
Yo había escuchado una especie de oración católica programada. Esperaba algo más como eso, pero su oración fue muy diferente. Y lo que fue realmente extraño, realmente extraño, es que él estaba hablando con Dios como si estuviera en buenos términos con Dios.
Nancy: Como si realmente lo conociera.
Rosaria: Sí, y que estaban en buenos términos. Y pensé: bueno, ¿qué pasa aquí?
Entonces, al final de esa primera noche, sentí que en realidad era seguro participar en este proyecto de investigación con alguien a quien consideraba el enemigo, porque dejó muy claro que yo no era un proyecto. Yo era una vecina, y él me iba a tratar respetuosamente como una.
Nancy: Y ellos seguían invitándote a volver a su casa, y tú seguías yendo.
Rosaria: Así es. Tuve dos años de incontables comidas en su casa. Algunas de ellas eran comidas privadas. Pero luego hubo otros días, como en ese día que llamaron «el día del Señor», que pensé: Bueno, eso es absurdo. Me pregunto qué significa eso.
Es en ese día que llaman «el día del Señor», que, por supuesto, ahora yo llamo «el día del Señor», me invitaban y tenían muchas personas de su iglesia, pero también muchas personas de la comunidad. Las personas entraban con sus Biblias y sus salterios, y se involucraban en discusiones filosóficas; abrían la Biblia y hablaban de cosas.
Y pensé: bueno, eso es raro. Es como si la Biblia no fuera una pieza de museo. Pensé que era algo en lo que guardarías flores prensadas y no derramarías café. Así que fue fascinante ver a la gente usar un libro antiguo de esa manera. Eso fue fascinante.
También participaban en esa práctica llamada «cantar salmos» de un libro llamado El Salterio. Era un libro lleno de, página tras página, del gran pentagrama, con 150 salmos en compás para armonía a cuatro voces. Cantaban a capela, que es algo hermoso.
Nancy: Así es.
Rosaria: Soy cantante. Amo cantar. Creo que la única palabra a la que podía volver para describir su hogar cristiano era que me desarmaba, porque la música era convincente y hermosa y me atraía. Soy una persona musical. Esto le hablaba a mi corazón.
Y las palabras… bueno, me resultaban repulsivas. Eran repulsivas y detestables y horribles y aterradoras. Era una combinación de convicción y repulsión realmente.
Nancy: Y, sin embargo, esas mismas palabras estaban obrando en tu corazón.
Rosaria: Sí, realmente lo estaban haciendo. Hay algo en cantar esas palabras, porque si las cantas, penetran muy dentro de ti.
Nancy: Así es.
Rosaria: Así que yo también iba a su casa los domingos; y luego, a veces durante la semana. Ken siempre encontraba alguna razón por la yo que tenía que pasar a dejarles algo, o él pasaba a mi casa.
Él se sentía muy cómodo con mis amigos. Tenía un amigo que era transgénero, y eso significa que era alguien biológicamente masculino, pero que había tomado suficientes hormonas femeninas para ser castrado químicamente, vivía en un estado liminal. Cuando veías a esa persona, te dabas cuenta de que era un hombre. Tal vez no estaba claro quién era esta persona. Aunque Jill era muy alto, eso podía ser una señal, tenía más de 6 pies de estatura, y tenía una nuez de Adán. Eso también podía ser otra señal.
Pero Ken fue muy amable con Jill, y eso fue realmente sorprendente para mí porque incluso en la comunidad gay en ese momento, esto fue en los años 90, la comunidad trans no era vista como un grupo político, que es como creo que la comunidad gay está usando a la comunidad trans ahora. No eran vistos como un grupo para un movimiento de derechos civiles. Eran más bien los primos de quienes nos avergonzábamos o algo así.
Entonces, incluso en la comunidad gay, Jill no era bien tratado. Así que, el que Ken viniera, se sentara y tratara a Jill con absoluto y completo respeto, fue increíble.
Nancy: Y esto salió de su teología.
Rosaria: Correcto.
Nancy: Que él y tú fueron creados a imagen de Dios. Aunque tu pensamiento había sido distorsionado por el pecado, por el engaño.
Rosaria: Así es. Surgió de su teología. Absolutamente. Pero en ese momento yo no sabía de donde había salido, pero fue hermoso y marcó una gran diferencia para Jill.
Lo que quiero decir es, y la gente puede o no saber esto, pero la comunidad transgénero tiene un alto grado de problemas de salud mental. Solo una cultura barbárica podría tomar a una comunidad que está desgarrada hasta la médula por problemas de salud mental y convertirla en una herramienta política para el avance de los derechos civiles.
Entiendo que Ken fue muy amable con Jill, y realmente lo aprecié. No sabía por qué en ese momento. Realmente no sabía de dónde venía eso, pero estaba segura de que todos lo necesitábamos. Lo que sea que tenía Ken Smith, lo sé, y sabía que necesitábamos mucho más de eso.
Nancy: Con el tiempo, el Espíritu usó su bondad, la Palabra y el evangelio para llevarte a la fe.
Rosaria: ¡Sí! ¡Correcto! Dos años de leer mi Biblia una y otra vez, siete veces en total.
Nancy: ¡Wow!
Rosaria: Después de dos años de trabajar esto con Ken, tuve una crisis. Y le dije: «Estoy harta de esto. No quiero volver a hablar contigo». Traté de escribirle una carta amable que dijera: «No puedo hacer este proyecto de investigación. Se acabó».
Y Ken me dijo: «Genial. No hagamos un proyecto de investigación, pero lleguemos al fondo de esto. Vayamos al fondo. Solo sigue leyendo la Biblia para las grandes preguntas de la vida».
Y la única razón por la que hice eso fue porque él y yo éramos amigos. Y lo que sucedió fue que la Biblia llegó a ser más grande dentro de mí que yo misma. Llegué a un punto en el que me di cuenta de que Cristo es quien dice ser en las Escrituras.
Todo ese tiempo realmente pensaba que estaba del lado de la paz y la justicia social, y la diversidad, la compasión y el cuidado. Pero fue horrible darme cuenta de que era a Cristo a quien estaba persiguiendo todo el tiempo, no a unafigura histórica llamada Jesús, sino a mi Jesús, mi Profeta, mi Sacerdote, mi Rey, mi Esposo, mi Amigo, mi Salvador.
Así que lo hice. Entregué mi vida a Cristo. Y creo que la gente a menudo asume que eso significó que mis deseos lésbicos desaparecieron. Bueno, no fue así. Le entregué mi vida a Cristo, no porque dejé de sentirme lesbiana, sino porque Cristo es quien dice ser.
Nancy: Así es.
Rosaria: Fue un camino lento. No fue fácil. El pecado sexual y la identidad sexual están arraigados profundamente en una persona. Pero lentamente, con el tiempo, le oré a Dios para que me hiciera una mujer piadosa. Y con eso no me refiero a ninguno de los estereotipos conocidos, sino a estar cubierta. Si alguien me hubiera preguntado: «¿Qué significa eso para ti?». De hecho, uno de mis amigos me lo preguntó: «¿Qué significa eso para ti?».
Le dije: «Significa estar cubierta por Dios». Solo quería estar completamente protegida por Dios.
Y luego, lentamente, con el tiempo, esa oración se transformó en orar para que pudiera ser la esposa piadosa de un esposo piadoso. Y eso parecía ridículo. ¿Cierto? Parecía absurdo. Pero Dios se especializa en lo absurdo.
Nancy: Todo el concepto de nacer de nuevo…
Rosaria: Sí.
Nancy: Es bastante absurdo.
Rosaria: Es bastante absurdo. Dios se especializa en lo extraño y en alcanzar al extraño, alguien como yo, y tomar a esa persona y darle un corazón nuevo.
Así que durante los años siguientes, durante un par de años, todo en mí había cambiado y nada en mí cambió. Mi corazón cambió. Deseaba la Biblia más que nada. Quería leer teología. De repente quise ver mi historia bajo la cobertura, o más bien, protección de la ontología de la Biblia.
Pero, de nuevo, no dejé de sentirme lesbiana de la noche a la mañana. No fue así como sucedió.
Nancy: Bueno, fue toda una travesía.
Rosaria: Sí, realmente lo fue.
Nancy: Venir a Cristo y luego crecer en Cristo.
Rosaria: Así fue.
Nancy: Como lo es para cada una de nosotras, para cada persona.
Rosaria: Así es.
Nancy: Una de las cosas que me encanta de esta historia, sobre la que has escrito en otros lugares y de la que has hablado anteriormente en Aviva Nuestros Corazones, y si quieres escuchar toda la serie, realmente vale la pena escucharla. Puedes encontrarla visitando AvivaNuestrosCorazones.com.
Pero una de las cosas que me encanta, a la luz de este nuevo libro que has escrito, es que la incubadora, por así decirlo, de ese trayecto, de ese proceso, de ese renacimiento en ti, fue un hogar.
Rosaria: Fue un hogar.
Nancy: Fueron las comidas y la amistad que se extendieron dentro de las cuatro paredes de una casa donde las personas, en este caso un pastor y su esposa, que eran conocidos por un punto de vista diferente al tuyo, no tuvieron miedo de abrir las puertas de su hogar, de darte la bienvenida, de sentarse contigo.
Independientemente de lo que alguien más pudiera haber pensado, en su iglesia o en otro lugar, acerca de todo esto, fue esa hospitalidad, esa hospitalidad radicalmente ordinaria que Dios usó como contexto, como una incubadora que cambió tu corazón.
Rosaria: Sí, definitivamente.
Nancy: Queremos profundizar en los próximos días algunos de esos momentos. Queremos desglosar cómo luce ese tipo de hospitalidad, claramente tuvo unimpacto radical en tu vida.
Rosaria: ¡Sí, lo hizo!
Nancy: Y ahora estás desafiando a otros, a quienes Dios puede usar para ser un medio de gracia en las vidas de los menos probables, aquellos que nunca esperas que estén abiertos al evangelio.
El libro se titula «El evangelio viene con la llave de la casa», y tú estás hablando de cómo practicar esta hospitalidad radicalmente ordinaria en nuestro mundo poscristiano. Continuaremos esta conversación mañana en Aviva Nuestros Corazones.
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth y Rosaria Butterfield han estado hablando sobre cómo Dios cambia vidas en el lugar más común: la mesa del comedor. Rosaria comparte más sobre eso en su libro «El evangelio viene con la llave de la casa».
¿La conversación de Rosaria te inspiró a invitar a alguien nuevo a cenar? Esperamos que la hospitalidad sea un área en la que te concentres durante el próximo año.
Mañana escucharemos lo que sucedió cuando Rosaria Butterfield invitó a amigos y familiares a su casa.
Rosaria: Hemos visto a personas cambiar sus vidas por Cristo, y todo lo que hemos hecho es abrir la puerta a una casa bastante desordenada.
Débora: Regresa con nosotras aquí, a Aviva Nuestros Corazones.
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