El poder de construir
Nancy DeMoss Wolgemuth: Con nosotras Mary Kassian.
Mary Kassian: Es posible que tengas esta barrera en la que te resulte muy difícil crear una vía hacia otra persona. Pero a medida que trabajes para vencer la dureza de tu corazón y perdonar, el Señor estará contigo. Puede ser un proceso lento, pero debes permanecer firme.
Esa es la necesidad más crítica cuando estás creando vías hacia la vida de otra persona. Es esa disposición a pagar el precio y permanecer.
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy: Esta semana dimos inicio a una serie con mi amiga Mary Kassian, titulada, Conversación apacible.
Mary: «Tu comportamiento religioso puede ser impecable, puedes tener devocionales todas las mañanas, dirigir un estudio bíblico e ir a la iglesia todas las semanas. Pero nos salimos del camino cristiano cuando no somos sabias …
Nancy DeMoss Wolgemuth: Con nosotras Mary Kassian.
Mary Kassian: Es posible que tengas esta barrera en la que te resulte muy difícil crear una vía hacia otra persona. Pero a medida que trabajes para vencer la dureza de tu corazón y perdonar, el Señor estará contigo. Puede ser un proceso lento, pero debes permanecer firme.
Esa es la necesidad más crítica cuando estás creando vías hacia la vida de otra persona. Es esa disposición a pagar el precio y permanecer.
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy: Esta semana dimos inicio a una serie con mi amiga Mary Kassian, titulada, Conversación apacible.
Mary: «Tu comportamiento religioso puede ser impecable, puedes tener devocionales todas las mañanas, dirigir un estudio bíblico e ir a la iglesia todas las semanas. Pero nos salimos del camino cristiano cuando no somos sabias en la manera en que hablamos a nuestros familiares, esposo, hijos, suegra, padres, compañeros de trabajo, vecinos e incluso a nuestros enemigos. Esa es la verdadera señal de tu madurez. Tu boca es como un barómetro espiritual, revela lo que sucede realmente debajo de la superficie.
«Necesitas poner atención a tus palabras y examinar tus actitudes, y lo que realmente crees en el fondo. Si notas que en tus palabras hay malicia, crítica, deseo de herir o sarcasmo, toma el tiempo para sacar de raíz esa planta podrida. Examina la raíz y la tierra donde crece…»
«¿Te ha pasado que has sido bendecida por alguien que te dijo las palabras correctas en el momento adecuado? A mí sí. Todavía recuerdo aquellas poderosas palabras que me dijo un anciano, un hombre lleno de años. Yo tenía 17 años y él como 180… Fue solo una frase. Él iba caminando por el pasillo de la iglesia y se detuvo. Me vió ahí sentada, desanimada…se sentó junto a mí, y solo dijo una frase. Pero me animó, y para mí fue un estímulo espiritual increíble. Décadas después, todavía lo recuerdo porque era justo lo que necesitaba en ese momento. Eso es lo que Dios quiere de nuestras palabras, quiere que sean adecuadas, que edifiquen, que atiendan la necesidad del momento; que veamos la vida de nuestra amiga y reconozcamos la necesidad y hablemos palabras que la edifiquen y animen, y le den un impulso espiritual, de tal forma, que ella pueda salir y enfrentar del día».
«A menudo, nuestra comunicación parece un juego de guerra. Tenemos castillos e imperios personales que sentimos que debemos defender; por lo que construímos puertas de defensa muy altas y fortificamos nuestras muralles. Al mismo tiempo, intentamos derrocar los imperios de nuestros oponentes atacándolos verbal y no verbalmente, y nos vemos mejores que las otras personas».
Nancy: Creo que estas enseñanzas han sido muy útiles y prácticas. Y podría decir también que ha sido una serie muy confrontadora y que todas nosotras necesitamos escuchar. Si te perdiste alguno de los episodios anteriores, encuéntralo en nuestra aplicación Aviva Nuestros Corazones, o en nuestro sitio web, avivanuestroscorazones.com.
Aquí está Mary con la continuación.
Mary: Vivo en Canadá en una provincia llamada Alberta. Alberta se encuentra al norte de Montana. Canadá está dividido en provincias. La provincia que está al oeste es Columbia Británica. Y hasta el este tenemos Ontario, la Isla del Príncipe Eduardo y Nueva Escocia. Es un país enorme. Creo que en masa terrestre es igual de grande que Rusia –es un país realmente enorme.
Cuando Canadá fue fundado, un hombre, nuestro primer Primer Ministro, John A. MacDonald, fue el primer líder de este nuevo país. Él hizo una promesa insensata. Le prometió a la colonia de Columbia Británica que si se unía al país, Canadá, construiría un ferrocarril en menos de diez años, que uniera todas las provincias en el Pacífico. En ese momento, Canadá apenas tenía cuatro años y consistía de seis provincias dispersas. Toda esa tierra tenía una población total de tres millones y medio de habitantes. Y aún así, el primer ministro MacDonald estaba comprometiendo a Canadá a construir el ferrocarril más grande del mundo.
Sería más largo que cualquier línea de ferrocarril construida hasta ese momento. Sería casi mil millas más largo que la línea que habían construido los americanos –que tenían una población de casi cuarenta millones de personas y muchos más recursos.
Además, un ferrocarril canadiense tendría mayores obstáculos físicos por superar. Sus constructores tendrían que abrirse camino hacia el oeste a través de un terreno baldío de granito, pantanos, praderas desoladas, y luego –de alguna manera– superar las Montañas Rocosas, que son montañas enormes. Creo que en la medida en que se extienden hacia el norte, más altas e irregulares son, y más difíciles de atravesar. Los constructores tendrían que cruzar todo esto para llevar el ferrocarril hasta la costa.
Muchos canadienses estuvieron de acuerdo en que el sueño de Sir John A. MacDonald de conectar el este y el oeste, era una de las cosas más tontas que alguien hubiera imaginado. Pero el 7 de noviembre del año 1885, en las montañas de Columbia Británica, se puso el último clavo en la línea ferroviaria transcontinental de Canadá. Esta conectó el este con el oeste, y se hizo en tan solo cincuenta y cuatro meses, casi seis años antes de lo previsto. Fue una hazaña de ingeniería y construcción ferroviaria sin igual.
Bien, hoy continuamos con la serie que hemos titulado Conversación apacible, y la Biblia presenta una visión del pueblo de Dios, un pueblo que se conecta y se une con lazos que son mucho más fuertes que los de un ferrocarril de acero.
En el programa de hoy hablaremos sobre lo que significa construir vías, cruzar barreras, atravesar brechas –construir vías de ferrocarril, por así decirlo– para conectarnos unos con otros. Leamos lo que dice la primera carta de Pedro en el capítulo 3, versículos del 8 al 11:
«En conclusión, sean todos de un mismo sentir, compasivos, fraternales, misericordiosos, y de espíritu humilde; no devolviendo mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fueron llamados con el propósito de heredar bendición. Porque, "El que desea la vida, amar y ver días buenos, refrene su lengua del mal y sus labios no hablen engaño.Apártese del mal y haga el bien; busque la paz y sígala…"»
Sir John A. MacDonald había abrazado tanto la visión de un ferrocarril, que perseveró y luchó contra todos los obstáculos para lograrlo. De la misma manera, a medida que aceptamos la visión de lo que se puede lograr, en y a través de nuestras palabras, nos esforzamos en construir vías y seguir construyendo hasta lograr el objetivo de conectarnos con los demás.
El pasaje que acabamos de leer nos da una visión de lo que se puede lograr en las relaciones: unidad, armonía, simpatía, amor, ternura, bendición y paz. ¿Te parece esto atractivo? Para mí lo es. Yo desearía que mis relaciones tuvieran más unidad y armonía. Y creo que a todas nos gustaría eso en nuestras relaciones.
Este tema hace eco del pasaje de Efesios 4, que estudiamos en la tercera parte de esta serie, cuando vimos el poder del intercambio. Efesios 4:25 dice: «Hablen la verdad cada cual con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros».
En Cristo somos miembros de un cuerpo, somos prójimos. Soy un miembro tuyo y tú eres miembro mío. Somos miembros los unos de los otros.
Y debido a que somos miembros de un cuerpo, el Señor desea que nos conectemos entre nosotras y experimentemos unidad y armonía, que seamos uno. Quiere que abandonemos nuestra postura de competir unos con otros, de «yo contra ti». No se trata de estar el uno contra el otro. Estamos juntas en esto. Debemos trabajar y cooperar unas con otras y comunicarnos de una manera saludable y que refleje el hecho de que somos miembros los unos de los otros. Y nuestras palabras pueden abrir el camino hacia una comprensión y una intimidad más profundas, a un compromiso más profundo; incluso con personas que son muy diferentes a nosotras.
La visión del Sr. MacDonald era la de un nuevo país extendiéndose de mar a mar. Era una visión que buscaba unidad, que apuntaba a que todas estas personas estuvieran conectadas por lazos de acero. Era una visión de victoria. Aunque la mayoría de las personas pensó que era solo un sueño imposible, él creía que se podía lograr.
Permíteme preguntarte, ¿has abrazado la visión de la Biblia para tu comunicación? ¿Crees que en Cristo la unidad y la armonía son posibles, o crees que es una de las cosas más tontas que se pueden imaginar? ¿Crees que Dios nos da el poder de hablar e interactuar de una manera redentora y restauradora y evidentemente diferente a la de alguien que no tiene el poder de Dios en su vida? ¿Crees que tus palabras realmente pueden atravesar barreras y pueden construir estas vías de unidad, creando fuertes lazos de amistad e intimidad? ¿Crees que con la ayuda de Dios se puede lograr?
Quiero que pienses en esa relación que te resulta problemática. ¿Crees que Dios puede cambiar esa relación? ¿Crees que con Su poder puedes comenzar a trazar esas vías y comenzar a conectar a un nivel más profundo? Yo lo creo. Creo que la Palabra de Dios está llena de promesas y que Su poder está a nuestra disposición.
Pedro también creyó en la visión. Él dijo: «De un mismo sentir, compasivos, fraternales, misericordiosos y de espíritu humilde».
En la cuarta enseñanza de esta serie hablamos sobre la importancia de la humildad. El orgullo es una barrera para una comunicación saludable, pero la humildad abre las puertas. Y hoy quiero agrupar las ideas de 1 Pedro capítulo 3, y mostrarles los tipos de vías que debemos trazar para construir unidad. Estas son vías que deseamos colocar en dirección hacia otras personas, queremos construir relaciones más profundas y que podamos crecer en intimidad unos con otros.
El primer tipo de vías son las vías de fidelidad. El versículo dice: «no devolviendo mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fueron llamados con el propósito de heredar bendición». Insultar es hablar negativamente, hablar con desdén, ser despectivo, menospreciar a alguien, decir cosas malas sobre alguien, incluso con insinuaciones.
Pedro dice que estamos llamadas a bendecir fielmente a otros con nuestras palabras. No a ser difamadoras. Estamos llamadas a bendecir. Ese es mi llamado y ese es tu llamado. Si quieres saber cuál es tu llamado en Jesucristo, es este. Nuestro llamado como seguidoras de Cristo es bendecir y no maldecir. Es usar nuestras bocas de maneras constructivas para construir relaciones y no para destruirlas.
Cualquier palabra que no bendiga a otros fractura la fe. Cuando hablamos negativamente de los demás estamos siendo infieles a Jesús y a nuestra comunidad del pacto. Estamos siendo infieles a esa unidad a la que Él nos ha llamado. Por ejemplo, la calumnia es una forma de hablar que cae dentro de la categoría de insulto. La calumnia es una forma de hablar que ataca y daña la reputación de otra persona. Pero esta es solo una de las formas de infidelidad en la comunicación, y sin duda es la más dañina; pero no es el único tipo.
La característica clave de una forma de comunicación infiel es el secreto. Los secretos normalmente representan una forma de comunicación infiel. Nuestra forma de hablar es infiel siempre que hablamos en secreto lo que nos avergonzaría (o debería avergonzarnos) decir abiertamente, con la otra persona involucrada presente. Algunos tipos de comunicación infiel son:
- La calumnia (Efesios 4:31)
- Los chismes (Rom. 1:29)
- El susurro (ver Sal. 41: 7)
- La murmuración (ver Levítico 19:16)
- El balbuceo o parloteo: es decir, el habla excesiva
- La charlatanería y el entrometerse (ver 1 Timoteo 5:13)
- La difamación (ver Jer. 20:10; 1 Cor. 4:13)
- El repetir asuntos o faltas –en lugar de perdonar (ver Prov. 17: 9), y
- La intromisión (ver Prov. 26:17; 1 Tim. 5:13)
Todos estos son tomados de las Escrituras, y todas estas formas de hablar son formas o tipos de comunicación infiel. Y el problema no es solo con relación a los que hablan infielmente sino también con los que escuchan este tipo de palabras. Según Proverbios 18:8, escuchar palabras infieles es como saborear un bocado delicioso. Es como si alguien te ofreciera un increíble trozo de chocolate y dejaras que se derritiera en tu boca. Lo saboreas y lo pruebas.
El problema es que cuando lo pruebas –cuando realmente lo pruebas– incluso si no estás de acuerdo, pasas tiempo considerándolo. Esto mancha tus pensamientos y tus actitudes.
Quizás surjan en ti sospechas y precauciones que antes no había. Tal vez empieces a ver a esa persona de manera ligeramente diferente. Quizás comiences a ver fallas que nunca antes habías visto… El antiguo filósofo Horacio dijo: «Una vez que se ha dejado escapar una palabra, no puede ser borrada». Una vez que has dicho una palabra, no puedes retirarla. Puedes disculparte y puedes hacer todo lo posible para corregirlo, pero ya está hecho.
Y esto es algo que ya sabemos, ¿cierto? Hemos visto esto suceder en las vidas de las personas. Hemos visto que la difamación se apodera de las familias y daña las relaciones y destruye comunidades enteras.
Y te pregunto, ¿dices o escuchas cosas en secreto? ¿Cosas que te avergonzaría decir abiertamente? Si es así, entonces no estás siendo fiel con tu manera de hablar.
Veamos ahora la segunda necesidad, colocar vías de honestidad. «Para aquellos que desean la vida, amar y ver días buenos…» —dice la Escritura. ¿Y quién no desea estas cosas? ¿Quién no desea la vida, amar y ver días buenos? La Biblia dice aquí que si queremos la vida, amar y ver días buenos, tenemos que cuidar nuestras bocas. Tenemos que prestar atención a las palabras que salen de nuestras bocas.
«El que desea la vida, amar y ver días buenos, refrene su lengua del mal y sus labios no hablen engaño» (1 Pedro 3:10). Hablar falsedad es una gran barrera para la comunicación. En Efesios 4:25, Pablo dijo: «Cada uno debe dejar a un lado la falsedad y hablar verdad cada cual con su prójimo». La unidad depende de esto. La construcción de vías depende de esto. Y la conexión depende de esto.
Para construir el ferrocarril, MacDonald y el pueblo de Canadá tuvieron que trabajar para superar muchas barreras. Un gran obstáculo fueron los sumideros y los pantanos en la frontera entre Ontario y Manitoba. Los pantanos eran de todos los tamaños. Y eran peligrosos porque eran engañosos. Tienen una costra gruesa de musgo y materia vegetal, por lo que el suelo parece estable, parece firme y que puedes pisarlo. Pero si le pones demasiado peso, de repente se forma un agujero en el fondo.
Los constructores de ferrocarriles pensaron que estaban construyendo en tierra firme, pero cuando el peso del tren y la vía se volvieron demasiado pesados para la corteza musgosa, esta cedió y succionó las vías hacia un pozo aparentemente sin fondo. Cuenta la leyenda que un tren entero con mil pies de vía fue tragado por un sumidero de este tipo.
Y amigas, la falsedad es como un sumidero. Creemos que estamos construyendo una relación en tierra firme, pero el engaño hace que la vía sea inestable. Y cuando se descubre el engaño, cuando se descubre la fosa de lodo debajo, la relación recibe un gran golpe y comienza a hundirse. Hay pocas cosas que desestabilizan una relación y erosionan la confianza como la deshonestidad. Aquellas de ustedes que han experimentado la deshonestidad, o que han estado con alguien que ha sido deshonesto o que les ha mentido, saben lo difícil que es reconstruir esa relación. Es extremadamente difícil. Y todo tipo de deshonestidad entra en esta categoría:
- Engañar
- Exagerar
- Obstruir la verdad
- Inventar cosas
- Mentir
- Tergiversar –no decir toda la verdad.
- Torcer
- Ocultar
- Distorsionar
- Minimizar
- Disfrazar
- Fingir
Todas esas cosas son engañosas.
Por otro lado, hablamos verdad cuando decimos lo que realmente queremos decir, y cuando lo que realmente queremos decir es lo que decimos. La comunicación veraz no distorsiona, no oculta ni tuerce la verdad. Y yo soy tan culpable de esto como tú.
A veces uno piensa: Oh, solo diré esta parte y esta otra parte no la diré. O, solo diré lo que me hace ver mejor y lo demás no lo diré. O simplemente lo inclinaré un poco a mi favor. El Señor no quiere que hagamos eso porque esto desestabiliza las relaciones. La comunicación veraz no tiene significados ocultos ni expectativas implícitas. Es pura. Es honesta. Es abierta. Libre de engaños.
Proverbios 24:26 dice: «Besa los labios el que da una respuesta correcta». En otras palabras, si amas a alguien, le darás una respuesta honesta. No vas a engañar, porque la honestidad es un signo de amor –es una marca de amor. Es importante ser honestas y abiertas en nuestras relaciones.
Entonces, el tercer tipo de vía es la ternura –necesitas construir vías de ternura. En 1 Pedro 3:8, Pedro nos anima a cultivar «un corazón tierno». El mismo pensamiento se refleja en Efesios 4:31–32: «Sea quitada de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritos, insultos, así como toda malicia. Sean más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándose unos a otros, así como también Dios los perdonó en Cristo».
La dureza del corazón generalmente se muestra cuando experimentamos conflicto o dolor. Cuando alguien dice algo en nuestra contra o nos lastima o nos desprecia de alguna manera es muy fácil endurecer nuestro corazón. Pero la dureza del corazón resulta en actitudes incorrectas, en acciones incorrectas, y en palabras incorrectas. Y el versículo nos muestra cómo respondemos ante una herida o una ofensa cuando somos duras de corazón.
Comenzamos con malos sentimientos. Efesios 4:31 lo llama «amargura». Tenemos amargura en nuestros corazones, por lo que albergamos resentimiento y tenemos en nuestro espíritu algo contra alguien. Nos sentimos heridas, nos sentimos agredidas. Es toda una bola de emociones.
Entonces respondemos con malos pensamientos. El versículo usa las palabras enojo e ira. Entonces, nuestros pensamientos y suposiciones sobre esa persona nos encienden emocionalmente. Repetimos mentalmente la situación y nos agitamos cada vez más. Comenzamos a atribuir motivos a las acciones de esa persona… ¿Sabes de lo que estoy hablando aquí? Creo que sí, porque lo he hecho y estoy segura que tú también lo has hecho.
Nuestros malos pensamientos se filtran en palabras malas. El versículo dice gritos e insultos es lo que comienza a salir en nuestras palabras. Tenemos dificultad para hablar amablemente con la otra persona, entonces gritamos –hacemos mucho ruido y nuestras discusiones comienzan a tener un alto nivel de conflicto. Y cuando hablamos de esa persona con otras personas, no tenemos nada bueno que decir, así que eso es calumnia. Las palabras comienzan a torcerse.
Por último, tenemos malas intenciones: toda malicia. Le deseamos mal a la persona que nos lastimó. Deseamos venganza, o planeamos venganza. Nos regocijamos cuando esa persona se cae y sufre. Nos regocijamos cuando esa persona tiene una desgracia. Queremos verla fracasar. Queremos verla castigada y queremos verla sufrir. ¿Tienes malos sentimientos, malos pensamientos, malas palabras, o malas intenciones en tu corazón hacia alguien que te ha lastimado u ofendido?
Otra barrera formidable que enfrentaron los constructores de ferrocarriles de Canadá fue la pared de las Montañas Rocosas. Fue muy difícil abrirse camino a través de esas rocas para llegar al otro lado. Tardaron dieciocho meses en perforar cuatro túneles en un lugar llamado Hell's Gate (La puerta del infierno). Los equipos tardaron un año y medio en colocar un kilómetro y medio de vía.
Y pienso que tu desafío relacional puede ser así. Tu corazón puede estar duro como esas montañas. Es posible que tengas esta barrera en la que te resulte muy difícil crear una vía hacia otra persona. Pero a medida que trabajes para vencer la dureza de tu corazón y perdonar, el Señor estará contigo. Puede ser un proceso lento, pero debes permanecer firme.
Esa es la necesidad más crítica cuando estás creando vías hacia la vida de otra persona. Es esa disposición a pagar el precio y permanecer.
Construir el ferrocarril fue mucho más caro de lo que pensaban. Costó mucho más de lo que anticiparon. Así, en nuestras vidas, cuando queremos construir vías para acercarnos y tener unidad con otras personas, cuesta. Y tenemos que pagar el precio. A menudo, ese precio es mucho más de lo que queremos o esperamos. Y sin embargo, Jesús pagó el precio máximo para que pudiéramos tener una relación con Él, ¿no es así? Así cómo Él lo hizo, Él nos da la gracia para que podamos seguir pagando el precio y podamos seguir construyendo vías hacia las vidas de los demás. ¿Vale la pena? Creo que sabes la respuesta.
Y tú, ¿en qué vías necesitas trabajar y construir hoy? ¿Necesitas vías de fidelidad? ¿Necesitas vías de honestidad? ¿Necesitas vías de ternura? Dios te dará todo lo que necesitas para construirlas y para edificar las vidas de los que te rodean.
Nancy: ¿Cuál de estas vías está rota en tus relaciones? Espero que puedas tomarte un tiempo hoy para pedirle al Señor que te ayude a construir y a usar tus palabras para edificar a los que te rodean. Mary Kassian te ha animado a hacer esto y regresará para orar con nosotras. Ella ha sido nuestra invitada esta semana y regresará la semana que viene.
Esta enseñanza es tan práctica. Todas nos comunicamos constantemente…y podríamos esperar ser mejores en esto…pero, dado que nuestras palabras fluyen de nuestros corazones, es un área que debemos rendir diariamente ante el Señor, debemos rendirle nuestros corazones y nuestras palabras.
Y para ayudarte a hacer esto y crecer en el uso de tus palabras para que puedas construir buenas relaciones, Mary ha desarrollado el libro de trabajo titulado, «La conversación apacible». Tenemos disponible para ti el enlace a través del cual puedes adquirirlo, en la transcripción de este programa en avivanuestroscorazones.com.
Ahora piensa en esto: ¿Te pones nerviosa cuando hablas con personas que no conoces, o cuando debes hablar en un grupo? Mary Kassian dice que si tienes un problema para hablar, es posible que tengas un problema para escuchar.
Mary: La raíz de nuestros problemas para hablar, es que tenemos problemas para escuchar. No hablamos correctamente porque no hacemos un buen trabajo en escuchar a Dios. Por eso en la escuela de Dios aprendemos a escuchar y a recibir.
Nancy: Asegúrate de acompañarnos para este próximo episodio.
Aquí está ella para orar con nosotras.
Mary: Padre celestial, te pido que nos hagas mujeres dispuestas a pagar el precio y que nos ayudes a construir esas vías de fidelidad, honestidad y ternura. Que donde haya barreras que debemos cruzar, trabajemos para cruzarlas, que perdonemos, que seamos abiertas y honestas; y que nuestro hablar sea fiel.
Oro que podamos hacerlo para glorificar Tu nombre y para demostrar que nos amas, para demostrar la unidad de Tu cuerpo y el poder de Tu Espíritu Santo. Ruego esto en el poderoso nombre de Jesús, amén.
Annamarie: Adornando el evangelio juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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