El objeto de nuestra obsesión
Dannah Gresh: ¿Te has visto luchando con la comida en tu búsqueda de una vida abundante? La autora y maestra Asheritah Ciuciu nos recuerda que…
Asheritah Ciuciu: A menos que abordemos los problemas espirituales y emocionales que son parte de la obsesión por la comida, no podremos experimentar la victoria que Jesús vino a darnos. Él nos dice que «el ladrón viene a robar, matar y destruir», y lo ha hecho con la comida en muchas de nuestras vidas. Pero Jesús dice: «Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia».
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Hoy damos inicio a la serie titulada, Satisfecha: La comida, Jesús y la batalla por la satisfacción. Aquí está Dannah Gresh para dar inicio a la conversación.
Dannah: La primera vez que tuve el privilegio …
Dannah Gresh: ¿Te has visto luchando con la comida en tu búsqueda de una vida abundante? La autora y maestra Asheritah Ciuciu nos recuerda que…
Asheritah Ciuciu: A menos que abordemos los problemas espirituales y emocionales que son parte de la obsesión por la comida, no podremos experimentar la victoria que Jesús vino a darnos. Él nos dice que «el ladrón viene a robar, matar y destruir», y lo ha hecho con la comida en muchas de nuestras vidas. Pero Jesús dice: «Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia».
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Hoy damos inicio a la serie titulada, Satisfecha: La comida, Jesús y la batalla por la satisfacción. Aquí está Dannah Gresh para dar inicio a la conversación.
Dannah: La primera vez que tuve el privilegio de ser invitada a la casa de Nancy DeMoss, todavía no era Wolgemuth, ella me dijo: «Tú puedes tomar lo que quieras para tu desayuno por la mañana. Solo ve al refrigerador, y lo que encuentres, puedes usarlo». Y por la mañana me escabullí al refrigerador y lo abrí, esperando el caos de mi refrigerador. En cambio, encontré el refrigerador de una mujer soltera. Había algunas aguas, algunos jugos y algunos yogures bien alineados. Y pensé para mí misma: ¡Oh, ella es realmente tan santa como todos pensamos que es! ¡Ella ni siquiera come!
Pero desde entonces he aprendido, Nancy, ¡tienes apetito!
Nancy DeMoss Wolgemuth: Así es, Dannah, y no recuerdo y no me puedo imaginar por qué habría estado así mi refrigerador. Y te creo… porque me lo estás diciendo… y estoy segura de que es verdad. Pero generalmente hay mucho más caos en él porque tenemos visita que viene y va, y entra y sale de nuestra casa todo el tiempo, y a mí me encanta la comida.
Dannah: Sí, lo he notado. Recuerdo una vez que estábamos juntas en un banquete Amish.
Nancy: Ayúdame a recordar.
Dannah: Estabas comiendo mucho, y estabas feliz.
Nancy: Sí, no lo dudo.
Dannah: En realidad estabas en un lugar feliz.
Nancy: Disfruto la comida. A veces la disfruto demasiado. Y me casé con un hombre al que no le importa mucho la comida.
Dannah: Oh, guau.
Nancy: Entonces ha sido un poco interesante en nuestro matrimonio porque él come para vivir. Robert podría comer lo mismo todos los días. No necesita variedad. Puede comer siempre un tazón de cereal para la cena. Y yo por el otro lado, disfruto mucho la comida.
Hay algunos versículos de la Escritura que pueden respaldar eso, pero también hay otros versículos que me dicen que la comida puede ser y ha sido un ídolo en mi vida.
Dannah: Quiero preguntarte sobre eso porque cuando dije esa mañana en tu casa, «¡guau! Tu refrigerador no tiene…» Creo que dijiste que habías estado ocupada, que habías estado fuera de la ciudad, o algo así.
Nancy: Probablemente estuve fuera de la ciudad por unas tres semanas o algo así.
Dannah: Me contaste sobre un momento en que viajabas mucho y la comida se había convertido en un problema para ti. ¿Lo recuerdas?
Nancy: No recuerdo la conversación, pero diría que no ha habido un tiempo en mi vida en que la comida no haya sido un desafío para mí.
Dannah: Wow.
Nancy: Y, de nuevo, es el corazón, no la comida. He llegado a comprender eso, pero he tenido que tratar con mi corazón con respecto a la comida desde que tengo memoria.
Dannah: Bueno, yo también. Por eso creo que la invitada que tenemos con nosotras hoy, será un gran regalo para ti, para mí y para todas las oyentes.
Nancy: Como vamos a escuchar, no se trata solo de personas con sobrepeso o que tienen problemas visibles con la comida o trastornos alimenticios. La comida es un regalo tan bueno de parte de Dios. Pero también es algo que, comenzando en Génesis, capítulo 3, el enemigo ha usado como un medio de tentación para seducirnos a las mujeres a apartarnos de Dios.
Así que, creo que independientemente de cómo se vean las formas del cuerpo de las personas, este es un desafío que descubrí que es muy, muy común entre las mujeres. Así que estoy muy agradecida de que el Señor nos haya traído a alguien para ayudarnos a navegar por esto.
Dannah: Vamos a traerla a la conversación vía llamada en línea. Su nombre es Asherita Ciuciu. Ella tiene un ministerio llamado One Thing Alone. Es autora de Full: Food, Jesus, and the Battle for Satisfaction, (Comida, Jesús y la batalla por la satisfacción) disponible solo en inglés.
Asheritah, bienvenida a Aviva Nuestros Corazones.
Asheritah: Muchas gracias. Es un gozo estar aquí.
Nancy: Por cierto, me encanta el título de ese libro, Full, (Satisfecha) y me encanta el subtítulo Comida, Jesús y la Batalla por la Satisfacción. Apuesto a que trabajaste mucho tiempo en ese subtítulo, porque está cargado de significado y del tipo de cosas de las que nuestros corazones anhelan hablar.
Asheritah: Sí. Mi equipo editorial me ayudó con eso. Fue divertido trabajar con un equipo de personas en publicaciones. Pero eso es realmente…la satisfacción del corazón, pero también es la satisfacción del estómago. Y, como mencionaste, Nancy, hay problemas que van mucho más allá de la comida.
Nancy: Sí. Y hay una batalla involucrada.
Asheritah: Absolutamente
Nancy: Me alegra que hayas puesto la palabra batalla ahí porque, de lo contrario, habría pensado: Realmente no sabes de qué estás hablando si no lo hubieras reconocido. Porque para muchas de nosotras, esto realmente es una batalla. Y si no es con la comida, es con otra cosa.
Asheritah: Sí. Muchos de los principios que se aplican a la obsesión con los alimentos también se aplican, en realidad, a cualquier otra área o lucha.Al enemigo no le importa lo que sea. Mientras él pueda hacernos correr hacia algo más por comodidad y satisfacción y huir de Jesús, él está de acuerdo con eso.
Dannah: Mientras leía tu libro anoche, me sentí muy redargüida de eso y me di cuenta, «wow, a menudo corro hacia la comida para consolarme cuando debería correr hacia Jesús». Tengo que confesarte que al leer el libro y ser redargüida por la frecuencia con la que hago eso, en todo lo que podía pensar era en pan, y estaba siendo atraída a la cocina anoche. Tenía que comer un pan tostado con mantequilla.
Era casi como si el Espíritu de Dios estuviera diciendo: «Sí, realmente necesitas escuchar esta verdad. Todavía es una batalla que estás enfrentando en tu vida. Crees que la ganaste hace mucho tiempo, pero quiero que luches un poco más ferozmente». Así que gracias por convencer mi corazón.
Me pregunto: ¿Cuándo fue el momento en tu vida, tal vez una historia que puedas contarnos, en que te hayas dado cuenta, «oh, esta es una batalla que necesito luchar»?
Asheritah: Sí. El momento que más me impactó fue el primer cumpleaños de mi primera hija. Tuvimos una fiesta temática de La oruga muy hambrienta.
Dannah: ¿Basado en el libro Hungry, Hungry Caterpillar (La oruga muy hambrienta)?
Asheritah: Sí. Ella come un pedazo de pastel, un pedazo de otra cosa…se come todo.
Nancy: De alguna manera no me enteré de este libro.
Dannah: Oh, todas las mamás lo conocen.
Asheritah: Sí. Es un libro clásico para niños. Pero fue una gran fiesta. Todos estuvieron encantados. Y estábamos quitando las decoraciones de la fiesta, llevándolas dentro de la casa, y yo traje…Teníamos este pastel con forma de oruga, y lo puse, y agarré una cucharada más de pastel, porque había estado tan bueno, y una se convirtió en tres, y muy pronto solo quedaron unos pocos bocados en fila, y sabía que necesitaba destruir la evidencia, así que me terminé todo. Y a medida que entraba y salía, me terminé la mitad del pastel que quedaba.
Nancy: ¿Fue sin pensar? ¿O fue como, que el pastel llamaba tu nombre? ¿Qué sentías en ese momento?
Asheritah: Me sentía completamente fuera de control.
Dannah: Entiendo ese sentimiento.
Asheritah: Recuerdo tener la cuchara y hacer una pausa y pensar: ¿Qué está pasando? No tengo hambre. Había pasado por mucho el punto de satisfacción. No estoy infeliz, ¿por qué sigo comiendo?
Dannah: ¿Había gente alrededor cuando estabas haciendo esto? ¿Alguien te vio comiendo el pastel de oruga? ¡Solo quería decir pastel de oruga una vez más! ¿Sentiste que necesitabas ocultarlo?
Asheritah: Definitivamente tenía vergüenza. Cuando oía que se abría la puerta y alguien más traía cosas (porque estaban afuera en el patio), bajaba la cuchara y me ocupaba de otra cosa. Puede haber tanta culpa y vergüenza en esto, y aunque gran parte de nuestra comida en exceso se hace en secreto donde la gente no ve, todo lo que hagamos en secreto será expuesto a la luz. Pero ahí es donde el enemigo quiere mantenernos. Es en ese lugar oscuro y secreto donde sentimos, «soy la única que lucha con esto. Nadie más lo entenderá».
Nancy: Entonces, ¿fue algo que te diste cuenta que era característico, o fue solo una experiencia única que pensaste, ¿de dónde vino? ¿Era este un patrón para ti?
Asheritah: Sí. Diría que no siempre tuve problemas con comer compulsivamente. Había escuchado el término y pensé: «Bueno, esa no soy yo realmente de todos modos». Pero sí comía en exceso.
Crecí como hija de misioneros en Rumania. Hay una cultura diferente en torno a la comida allá. Definitivamente hay celebraciones con comida, y esa es una parte importante. Pero cuando llegamos a los Estados Unidos, había mucha más variedad y buffets de todo lo que puedas comer. Después de la iglesia íbamos a sentarnos en el restaurante y comer, comer y comer.
Pero no fue hasta que llegué a la universidad que me di cuenta de que estaba comenzando a comer para encontrar consuelo. Mis padres estaban de regreso en Rumania, y yo estaba sola.
Dannah: ¿Estabas nostálgica?
Asheritah: No diría nostálgica.
Dannah: ¿Extrañabas a tu familia?
Asheritah: Sí. Estaba sintiendo el peso de ser independiente y estar sola, y con la familia tan lejos…los extrañaba.
Nancy: Tantos recuerdos…
Dannah: ¿Pero no estabas experimentando atracones?
Asheritah: No, yo diría que no.
Dannah: Solo comiendo mucho.
Asheritah: Solo comiendo más de lo que necesitaba. No estaba consciente del hambre y la saciedad. Era solo: «Se ve bien, así que voy a comerlo».
Dannah: Entonces no te calificarías como una mujer a quien se diagnosticaría con un trastorno alimenticio, sino más bien como el resto de nosotras. Luchamos con la comida.
Asheritah: Probablemente. Quiero decir, físicamente. Nancy, mencionaste que esto no es solo para personas con sobrepeso. Siempre he estado en el rango promedio, pero no fue sino hasta el episodio del pastel de oruga que me di cuenta: «Algo tiene que cambiar. Ahora tengo una hija y quiero que esto sea diferente para ella».
Mi madre había luchado con comer en exceso. Mi abuela había luchado. Durante toda nuestra línea, esta había sido una lucha generacional. Y ahora mirando a mi bebita de un año, pensé: Esto tiene que parar.
Nancy: Te escuché hablar sobre el término «obsesión con la comida». No sé si había escuchado ese término antes, pero tan pronto lo leí en tu libro, pensé, sé exactamente de qué se está hablando aquí. Pero, ¿por qué no nos defines esto?
Asheritah: Entoncesdefiniría la fijación u obsesión por los alimentos como «una cantidad excesiva de pensamientos u obsesiones por deseos de comida».
Nancy: Entonces, no es siempre comer en exceso. Para algunas personas, es simplemente ser totalmente exigente y estar obsesionada con las características saludables de los alimentos o de tantos carbohidratos, o simplemente estar pensando en la comida todo el tiempo, incluso si no estás comiendo demasiado.
Asheritah: Sí. Pienso en ello como un péndulo. Por un lado, se siente cómodo estar comiendo, lo que muchas de nosotras hacemos. Por otro lado, todavía existe esta obsesión por contar calorías, micronutrientes, de dónde provienen los alimentos, y ni siquiera por razones médicas. Algunas personas tienen dietas especiales legítimas por una razón médica, pero creo que ahora hay mucho miedo entre nosotros sobre, «ok, ¿cómo puedo comer bien?»
La Asociación Estadounidense de Psicología ha presentado esta clasificación como «ortorexia», una obsesión por la alimentación correcta. Y eso también puede ser un problema para muchas personas.
Dannah: Wow, entonces hay ortorexia, anorexia y bulimia. Estas son cosas que consideraríamos trastornos. Supongo que comer en exceso…comer compulsivamente… Quiero decir, ninguna asociación lo clasifica como un trastorno alimenticio, ¿cierto?
Asheritah: Correcto. Creo que aún queda mucha investigación por hacer. Me encanta leer y aprender cosas, y nuevamente los científicos están comenzando a considerar la adicción al azúcar y la adicción a los carbohidratos como un tipo de trastorno alimenticio.
Dannah: ¿En serio?
Asheritah: Diría que ese momento con el pastel probablemente mostraba signos tempranos de eso. Hay partes de nuestro cerebro que se iluminan cuando hacemos algo que es agradable y que inicia un hábito. Y entonces nuestro cerebro dice: «Oh, eso estuvo bien. Sigue haciéndolo».
Pero también hay una parte de nuestro cerebro, que es el discernimiento, que dice: «Bien, con eso es suficiente. Ahora para, detente».
Y lo que les sucede a los adictos al azúcar es que el centro de discernimiento es secuestrado. Las neuronas simplemente pasan, «oh, eso estuvo bien. Sigue». Y no hay ese punto para detenerse.
Dannah: Wow. Hace poco vi una tabla de adicciones que mostraba cuánta dopamina y cómo se desmantelan los neuroquímicos con ciertas cosas. Comenzaba con, creo, heroína en la cima, adicción a la pornografía, adicción al alcohol y al azúcar estaban en la lista. Y mi corazón simplemente dijo: «¡Oh, no!» Porque cada vez que ayuno, con fines espirituales o incluso a veces por motivos de salud, tengo alrededor de tres días de dolor de cabeza por falta de azúcar. Entonces, obviamente, tengo un cierto nivel de adicción en mi consumo de azúcar.
Asheritah: Sí. En realidad, me sorprendió descubrir que a principios de 1900, cuando Alcohólicos Anónimos se inició por primera vez y las personas se unían a estos grupos, en su manual recomendaban comer azúcar para dejar de consumir alcohol. Es tan poderosa como una adicción.
Dannah: ¡Guau!
Nancy: Un sustituto.
Asheritah: Sí.
Dannah: Cada vez que dejo de consumir azúcar, me siento mucho más poderosa. Le digo a mi esposo: «Me siento como una super mujer», después de que se pasan los dolores de cabeza.
Asheritah: Los síntomas de abstinencia.
Dannah: Sí. Me siento alerta, enérgica. No tengo sueño en el día. No tengo dolores de cabeza. Me siento realmente bien. Obviamente, aunque me encanta, no es muy buena para mí.
Asheritah: También está en todas partes. Pienso en mi abuela y mi bisabuela en Rumania. Preparaban un pastel los fines de semana, y no todo estaba relleno ni cubierto. Era solo un simple pastel, y ese era todo el azúcar que tenía. Y luego lo racionaban para que durara una semana entera.
Pero ahora te levantas con cereales azucarados para el desayuno y un café con leche azucarado o un moca, y luego tomas un refresco light o lo que sea, con el almuerzo.
Dannah: Realmente comemos postre para el desayuno en muchos de nuestros países. Aunque en algunos países no son tan azucarados con el desayuno.
¿No crees que la fijación u obsesión por la comida es solo un síntoma subyacente de algo mucho más profundo que ocurre en nuestros corazones?
Asheritah: Absolutamente. Creo que esa es realmente la clave, discernimiento, porque Dios nos creó cuerpo, alma y espíritu. Creo que a veces tratamos de abordar este problema de obsesión de alimentos solo desde el enfoque de la dieta, solo desde el enfoque físico: «Come esto, no aquello y controla las porciones». Todos estos pueden ser principios sabios.
Pero a menos que abordemos los problemas espirituales y emocionales que también son parte de esta obsesión de alimentos, no podremos experimentar la victoria que Jesús vino a darnos. Él nos dice que «el ladrón viene a robar, matar y destruir», y lo ha hecho con la comida en muchas de nuestras vidas. Pero Jesús dice: «Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia».
Nancy: Entonces, al lidiar con eso,si no llegamos a los problemas del corazón, nos volveremos más obsesionadas con la comida al tratar de resolver la obsesión por la comida, y realmente, la comida puede convertirse en el enemigo.Lo que estamos tratando de combatir es la comida, lo que nos obsesiona aún más con la comida.
Tuvimos una conversación anoche en la mesa, y me encontré, después de que ustedes salieron de la casa, a las 10 de la noche, estaba en la cama leyendo tu libro, Full. Estoy cómodamente satisfecha y estoy pensando en este trozo sobrante de chocolate con mantequilla de maní que tuvimos de postre. Estaba delicioso.
Y tuvimos una porción satisfactoria. No tenía necesidad de otro pedazo, pero en ese momento era todo en lo que podía pensar. Así que ahí estoy, luchando contra el chocolate con mantequilla de maní y aún obsesionada con la comida, pero sin llegar al problema subyacente del corazón: ¿Qué busco para tener comfort? ¿Dónde obtengo mi satisfacción? Y creo que ahí es donde eres tan útil, Asheritah, en esta conversación.
Dannah: ¿Cuándo llegaste al punto en que te diste cuenta de que este es un problema espiritual? Debe haber un evento o una historia detrás de eso.
Asheritah: Bueno, en realidad, después de ese episodio con el pastel de oruga, seguí una dieta popular que restringía todo lo que es adictivo. Pasé por los síntomas clásicos de abstinencia, y después de la primera semana más o menos, pasé por esa fase de «empoderamiento» de «ya no anhelo la comida». Y sentí, «puedo hacerlo. Esto es genial».
Pero después de aproximadamente un mes de eso, el péndulo se balanceó hacia el otro lado, y me obsesioné tanto con comer las cosas correctas y las porciones correctas y de la manera correcta, y mi esposo y mi madre se alarmaron y dijeron: «Estás yendo demasiado lejos en esto».
No fue hasta ese momento que dije: «Bien, Señor, entonces no sé qué hacer. Si una dieta no va a arreglarlo, no quiero volver a ese lugar de esclavitud. ¿A dónde voy? ¿Qué debo hacer?»
Desearía poder decir que caí de rodillas justo después del pastel de oruga, pero me costó tratar de arreglarlo con mis propias fuerzas y me di cuenta de que no puedo, para finalmente decir: «Está bien. Nos has dado Tu Palabra y Tu Espíritu Santo. Señor, ¿me guiarías a través de esto y me mostrarías cuál es la raíz de este problema en mi vida?»
Nancy: ¿Y qué te mostró? ¿Y cómo fue ese proceso para ti? Sé que ha sido un viaje.
Asheritah: Lo ha sido. Diría que fue en octubre que sucedió, y luego fue probablemente hasta febrero o marzo del año siguiente. Yo simplemente seguí orando: «Señor, quiero más de ti y necesito que me ayudes en esto».
Él me llevó a los salmos. David dice: «¡Cuán dulces son a mi paladar Tus palabras!, más que la miel a mi boca». Y luego, en el Salmo 63, dice: «Tú eres mi Dios. Te buscaré con afán. Mi alma tiene sed de Ti. Porque Tu misericordia es mejor que la vida, Mis labios te alabarán». Y creo que esto llamó mi atención: «Mi alma quedará satisfecha como de un suculento banquete» (ver v. 5, NVI).
Y me detuve, y pensé: ¿Es esto real en mi vida?
Crecí en una familia cristiana. He amado al Señor desde que tengo memoria. Había dedicado mi vida al ministerio en la escuela preparatoria. En este punto estaba haciendo un blog. Estaba escribiendo para ayudar a las mujeres a encontrar gozo en Jesús. Pero ese versículo me detuvo en seco al decir: «¿Puedo realmente decir que estoy tan satisfecha con Cristo como con un brownie? ¿Que lo elegiría a Él sobre mi comida favorita?»
Y allí mismo, en la terraza, unas semanas después, estaba leyendo Isaías donde dice: «¿Por qué vas a lo que no satisface? Ven, ven a mí», dice el Señor.
Y en ese momento, el Señor dijo: «¿Me amas más que al azúcar?»
Y mi reacción inicial fue: «¡Por supuesto! ¡Te amo más que a nada!» Porque eso es lo que me habían enseñado a decir.
Y el Espíritu habló a mi corazón: «Tómate un descanso del azúcar. Ayuna del azúcar durante cuarenta días».
Y dije: «Bueno, Señor, realmente no necesitamos hacer eso. Solo puedo decirte cuánto te amo. No tengo que demostrarlo ni nada». Sé que mi salvación no depende de mi desempeño. Jesús lo pagó todo. Se trata de Él. Pero Él siguió hablando a mi corazón sobre este tema.
Nancy: No porque el azúcar sea en sí mismo pecaminoso.
Asheritah: No.
Nancy: Es algo creado por Dios. Puede ser algo bueno en un contexto y uso adecuados.
Asheritah: Así es.
Nancy: Pero su abuso revela un afecto desordenado.
Asheritah: Se había convertido en un ídolo en mi vida. Y, Nancy, no me di cuenta hasta que no la tuve. Corrie ten Boom dice: «No puedes saber que Cristo es todo lo que necesitas hasta que Cristo es todo lo que tienes».
Entonces, cuando me quitan lo que me da seguridad, cuando no puedo correr a la despensa, ¿a dónde voy? Al principio, es tentador llenar ese vacío con algo más. «Voy a dejar de pensar en el pastel, y solo voy a ver un programa de televisión, o voy a hacer ejercicio». Pero Cristo dijo: «No. Ven a mí. Ven a mí».
Entonces, en esa experiencia de ayuno, es cuando el Señor realmente comenzó a revelar poco a poco cómo esta es una batalla espiritual.
Dannah: Wow. Estoy pensando en una vez en que… Asherita, tú y yo compartimos la misma alma mater; ambas nos graduamos de la Universidad de Cedarville y hay una pequeña pizzería allí, Colonial Pizza.
Asheritah: Sí.
Dannah: Cada vez que vuelvo, eso es algo que voy a comer. Es un recuerdo. Es un recuerdo de comodidad. Esta vez en particular volvía a dar una conferencia allí. Estaba haciendo un ayuno de Daniel, y el Señor me tenía en una temporada de disciplina.
Nancy: ¿Qué es el ayuno de Daniel?
Dannah: El ayuno de Daniel sigue el modelo de Daniel en el libro de la Biblia, donde comes granos y vegetales. Realmente se trata solo de estar apartada para el Señor. No se trata de una dieta. «Si no estás orando y pasando tiempo con el Señor durante eso, estás a dieta», siempre les digo a las mujeres.
Pero yo luché con el Señor. Yo estaba diciendo, «Padre, voy a Cedarville y Colonial Pizza está ahí. ¿No quieres que me tome un descanso?» Y sentí que Él me preguntaba: «¿Soy yo suficiente para ti?»
Y quiero decirte que, en esa habitación de hotel, luché porque mi carne quería hacer una excepción. Sabía que el Señor me perdonaría. Sabía que Su gracia era lo suficientemente grande. Él podía manejar una pizza. Fue muy difícil. Me desperté, hablé en la capilla al día siguiente, volví a la habitación del hotel. Y en mi habitación de hotel, tuve un momento de claridad y tuve un encuentro con el Señor. Uno de los más importantes que he tenido en mi vida.
Cuando abrí la Palabra, solo para mi estudio privado, solo para estar con Él, fue como si Él estuviera sentado allí. Fue una recompensa tan dulce. Y para mí ese fue un momento crucial para comprender cuán profundamente arraigado estaba este problema con la comida en mi vida.
Nancy: A veces es porque estamos llenando nuestros corazones, nuestras mentes, nuestro tiempo, nuestras vidas con cosas, con comida, con televisión, con cosas que no son inherentemente pecaminosas. Tenemos cuerpos. Necesitan ser alimentados. Pero si tenemos un exceso de esas cosas, puede ser por eso que realmente no tenemos apetito o anhelo por Jesús.
Asheritah: Sí. Jesús dijo que enviará Su Espíritu y que Él sería nuestro consolador. Pero, irónicamente, pocas de nosotras hemos experimentado el consuelo del Espíritu Santo porque adormecemos esas emociones con otra cosa o llenamos esos antojos con otra cosa. Pero cuando eso se quita… Dannah, me encanta cómo compartiste esa historia. Ahí es donde el Espíritu Santo nos encuentra de una manera poderosa.
Dannah: Y a ti que estás escuchando, creo que vas a querer una copia de este libro, porque te ayudará a identificar dónde todavía estás luchando con los problemas con la comida y te dará ideas prácticas sobre cómo superar esos problemas.
Nancy: Y, Dannah, una de las cosas que realmente aprecio de este libro: hay una sección en la parte posterior que incluye una evaluación de la obsesión con la comida. Hay escenarios que describe y dice: «¿Es esto cierto para ti?» Y te ayuda a evaluar: ¿Tengo una obsesión con la comida?
Me encontré a mí misma mientras leía eso, dándome cuenta, «wow, hay más trabajo que el Espíritu Santo necesita hacer en mi corazón para ayudarme a continuar en este viaje de ser libre para amar y adorar a Cristo más que a la comida o a cualquier otra cosa.
Dannah: Estoy muy emocionada porque mañana vamos a hablar sobre las mentiras que a menudo creemos sobre la comida, y creo que eso nos ayudará a identificar exactamente dónde necesitamos usar la verdad de Dios para reorganizar nuestro pensamiento y sentirnos satisfechas y llenas. Entonces únete a nosotras mañana en Aviva Nuestros Corazones.
Annamarie: Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
La lectura para hoy en el Reto Mujer Verdadera 365 es Salmos 40 al 44.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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