El lugar más importante en la tierra, con Robert Wolgemuth, día 1
Nancy: Antes de dar inicio al programa de hoy de Aviva Nuestros Corazones, queremos recordarte que faltan tres días para la conferencia True Woman '18. Espero que tengas todo listo; ya sea para unirte a nosotras en Indianápolis o para sintonizar la transmisión en vivo junto a un grupo de amigas y hermanas. Mantente actualizada a través de nuestro sitio web, AvivaNuestrosCorazones.com.
Annamarie Sauter: Cuando tus hijos te ven buscando al Señor y orando cada día, ¿qué les comunica eso a ellos? Robert Wolgemuth vio esto en su padre.
Robert Wolgemuth: Supe que mi papá sabía que no era capaz de ser un gran padre, ni un gran esposo, ni podía seguir fielmente a Cristo sin el poder del Espíritu Santo.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Hemos entrevistado a varios invitados aquí en Aviva …
Nancy: Antes de dar inicio al programa de hoy de Aviva Nuestros Corazones, queremos recordarte que faltan tres días para la conferencia True Woman '18. Espero que tengas todo listo; ya sea para unirte a nosotras en Indianápolis o para sintonizar la transmisión en vivo junto a un grupo de amigas y hermanas. Mantente actualizada a través de nuestro sitio web, AvivaNuestrosCorazones.com.
Annamarie Sauter: Cuando tus hijos te ven buscando al Señor y orando cada día, ¿qué les comunica eso a ellos? Robert Wolgemuth vio esto en su padre.
Robert Wolgemuth: Supe que mi papá sabía que no era capaz de ser un gran padre, ni un gran esposo, ni podía seguir fielmente a Cristo sin el poder del Espíritu Santo.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Hemos entrevistado a varios invitados aquí en Aviva Nuestros Corazones, y hoy tenemos uno muy especial. Escucharemos de Robert Wolgemuth, el esposo de Nancy (hace ya casi 3 años). Antes de dar inicio a esta entrevista, escucharemos un poco sobre el trasfondo de Robert.
Robert estuvo casado con Bobbie Wolgemuth por cuarenta y cuatro años, y tiene dos hijas, Missy y Julie.
Robert: La música fue una gran parte de nuestras vidas. Bobbie tenía una voz hermosa. Y mientras Missy y Julie crecían, tenían voces hermosas. Entonces, realmente podíamos cantar a cuatro voces los himnos en armonía.
Annamarie: Luego, una tragedia golpeó a esta familia.
Robert: Fuimos a la clínica, M.D. Anderson en Orlando, entramos en esta sala de espera, y aquí estaban todas estas mujeres sin cabello. El Dr. Shemp dijo: «Bobbie tiene cáncer de ovario en grado cuatro».
Annamarie: Bobbie se fue a casa con el Señor.
Robert: Dos meses antes de que Bobbie muriera, ella estaba almorzando con una buena amiga y le dijo: «Cuando yo parta a la presencia del Señor, quiero que Robert se case lo antes posible».
Y su amiga dijo: «Sí, Bobbie. Lo he escuchado muchas veces».
Y luego Bobbie le dijo a su amiga: «Hay una cosa más que quiero que sepas. Quiero que Robert se case con Nancy DeMoss».
Annamarie: Robert y Nancy comenzaron comunicarse a través del correo electrónico. Luego, él le preguntó si podrían reunirse.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Sabía que este era un hombre de Dios. Había visto su carácter, su integridad, su reputación, y sentí que no era correcto decirle que «no» a tener una conversación.
Annamarie: Nancy tuvo un tiempo de búsqueda intensa y contínua del Señor, pidiéndole dirección y preguntándole si la estaría guiando fuera de la soltería y dándole un nuevo regalo.
Nancy: Como si el Señor me dijera: «Has contado esta historia durante décadas, como mujer soltera. ¿Qué pasaría si, durante una temporada de tu vida, quisiera que contaras esta misma historia, pero como una mujer casada e ilustrarlo de una manera diferente de tu propia vida como nunca antes lo has podido hacer?»
Robert: El sábado 2 de mayo por la mañana, me arrodillé frente a ella mientras estaba sentada en su sofá. Había escrito la historia del anillo, y entonces se la leí, y esa carta de dos páginas terminó con: «Entonces me gustaría saber, ¿te casarás conmigo?»
Nancy: Y sabía que lo sabía. Le dije: «Sí, lo haré». Y luego, por primera vez, dije esas palabras que él había estado esperando escuchar, y yo había estado esperando decir, «Te amo con todo mi corazón».
Annamarie: Ahora pasemos a la conversación. Nancy habla con Robert sobre la importancia de la familia y su libro, «El lugar más importante en la tierra».
Nancy: Bueno, hoy es el día que he estado esperando por mucho tiempo, y creo que quizás tú también has estado esperando este día. He estado ansiosa de que conozcas un poco mas de mi precioso esposo Robert Wolgemuth, a través de esta entrevista en Aviva Nuestros Corazones.
Sé que muchas de nuestras oyentes tienen preguntas sobre: «¿Quién es este hombre? ¿Cómo es él? ¿Y de dónde vino? ¿Y cómo ha cambiado tu vida desde que te casaste?»
Hoy estás a punto de descubrir algunas de esas cosas. Y pensé que una buena manera de que conocieras mejor a Robert es a través de un libro que él ha escrito. Así es como yo llegué a conocer mucho sobre él.
Así que hablaremos más sobre esto, pero, Robert, mi amor. . .
Robert: Dime mi vida
Nancy: Nunca le he dicho así a un invitado al que entrevisté antes.
Robert: Eso es realmente maravilloso. Bueno, gracias por decirlo esta vez
Nancy: Y aquí estamos sentados a varios pies de distancia uno del otro, detrás de micrófonos y con auriculares, pero es realmente dulce y una gran bendición tenerte como parte de este ministerio.
Robert: ¡Wow, qué privilegio!
Nancy: Has abrazado «Aviva Nuestros Corazones», y hemos abrazado mutuamente nuestro llamado y nuestro trabajo.
Robert: Sí, lo hemos hecho.
Nancy: Qué alegría.
Robert: Hay tantas cosas para estar agradecido, cariño. Estoy muy feliz de estar aquí en este estudio hablando con algunos amigos.
Nancy: Y no solo nuestro equipo te ha dado la bienvenida, sino que también te la dieron nuestras oyentes. Ellas siguieron nuestra boda hace un par de años, y hemos recibido tantas notas valiosas de aliento, personas que dicen que están orando por nosotros. Tenemos una gran cantidad de esas notas en nuestro hogar; personas que solo conocemos por su nombre, pero que han orado por este ministerio, lo han apoyado, nos han motivado y han sido personas que nos alientan en nuestra relación. Sé que eso ha significado mucho para nosotros.
Robert: Es un regalo enorme para nosotros el que tengamos personas que nos dicen, cuando nos ven en conferencias o en cualquier lugar, que están orando por nosotros. Qué gran regalo es eso. Y nosotros oramos por ellos. Oramos por tus oyentes, Nancy. Oramos por tu familia. Oramos por tu equipo de ministerio, y estamos agradecidos. Estoy agradecido. ¿Qué puedo decir? Uso esta palabra mucho, pero es que realmente estoy agradecido de ser parte de tu familia. Así que gracias.
Nancy: En el transcurso de nuestro noviazgo, realmente quería conocer mejor quién eras. Te conocía profesionalmente. Tenía amigos en la industria editorial que no podían decir suficientes elogios y cosas buenas sobre ti. Y esa fue mi experiencia también. Pero es algo completamente diferente cuando estás pensando en casarte con alguien y unir tu vida con esa persona.
Habías escrito un libro que elegí y dije: «Creo que este libro me ayudará a conocer mejor a este hombre». Has escrito muchos libros, pero este es el que elegí primero. Se llama, «El lugar más importante en la tierra: Cómo es y cómo se edifica un hogar cristiano».
Recuerdo haber leído con entusiasmo a través de este libro, destacando, pensando, sí, sí. Qué bueno está esto. ¡Esto está bueno! Y luego, pensando: el que escribió este libro debe ser un hombre increíble, un esposo increíble y un padre increíble.
Así fue como conocí mucho de ti y lo que me dio la libertad y la paz para continuar en esa relación.
Robert: Wow!
Nancy: Así que, esto fue parte de conocernos el uno al otro. Y, en la voluntad de Dios estabas en el proceso de actualizar y revisar ese libro, que había sido escrito en el año 2004.
Robert: Eso es correcto.
Nancy: Y estamos aquí para hablar hoy sobre ese tema.
Robert: Nos hemos dicho tantas veces el uno al otro, Nancy: «Puedes confiar en Dios para escribir tu historia».
Nancy: Así es.
Robert: ¿Quién hubiera adivinado que en el año 2004 la historia que yo estaba escribiendo en ese libro sería una especie de manual del usuario, el manual del propietario de mi vida para mi esposa?
Nancy: Esa es una buena forma de decir eso.
Robert: ¿Quién podría imaginarlo?. . . Ironía no es la palabra correcta. Es providencia.
Nancy: Así es.
Robert: Es la bondad de Dios. Es Su soberanía que esto se convirtiera en una especie de fotografía de mi vida y lo que era importante para mí, los fracasos que había tenido, las cosas que no había hecho bien. Menos mal que el libro es transparente, que no creó una imagen de un hombre que no era real.
Nancy: Sí
Robert: Entonces está aquí: todo lo bueno, todo lo malo, todo lo feo. Entonces, sí, gracias.
Nancy: Cariño, es un gran libro. Es práctico. Es fácil de leer. Es accesible. Eres un gran narrador de historias y lo haces de una forma muy familiar. Creo que es una gran herramienta para construir hogares cristianos y Dios sabe que hoy necesitamos algunos manuales.
Robert:Sí
Nancy: Tenemos la Palabra de Dios, ese es EL recurso, pero este es solo un libro práctico sobre cómo aplicar la Palabra de Dios a la vida cotidiana.
Robert:: No lo sabías cuando leíste este libro, pero la imagen de un constructor, de una construcción está ahí a propósito. Soy un constructor frustrado. Me encanta cuando paso por una casa que está en construcción y digo: «Mira lo hermosa que es». Así que eso es lo que soy, y ahora lo sabes. Me encanta construir cosas alrededor de la casa. Me encanta mirar cosas que necesitan ser reparadas y arreglarlas.
Entonces, la imagen de un padre y una madre, que están parados uno junto al otro frente a la camioneta, y despliegan el plano de la casa que están construyendo, y el plano es minucioso, tiene la elevación que muestra cómo se verá cuando esté terminada, pero luego giras la página y hay elevaciones de piso, un piso a la vez.
Y lo que descubren es que cuando hacen las cosas que van en el interior, luego te pones de pie cuando está terminado, y se ve tal cual esperabas y orabas. Eso es todo.
Nancy: Sigue el plan.
Robert: Sí. Sigue el plan. Exactamente. Esto no es ciencia espacial. Es posible.
Nancy: Sin embargo, para muchas personas esto no parece o no se siente alcanzable, porque ¿cuántas personas que conocemos nunca han visto realmente cómo es un hogar cristiano?
Robert: Muchas personas.
Nancy: No tienen idea de cómo construir uno. Mientras tratan de hacer que este matrimonio funcione y que la crianza funcione y vaya bien, tienes todo el bombardeo de la cultura que viene de todas las direcciones, empujando mentiras hacia ellos, empujando formas erróneas de pensar.
Robert: Eso es correcto.
Nancy: ¡Es difícil! Creo que muchas personas están simplemente pensando: «No hay forma en que pueda construir un hogar cristiano realmente bueno.
Robert: Es un trabajo duro, pero no es tan difícil si tienes un plan. Quiero decir, si estás perdido… Digamos que estás en la ciudad, tu GPS no funciona y estás perdido. Ese es un tipo de trabajo duro totalmente diferente. Esto es un trabajo duro con un plan, con pasos que puedes tomar que hacen la diferencia al hacer lo correcto en casa.
Y el libro está lleno de humor. No es aburrido. No es ese tipo de trabajo duro. Pero se necesita disciplina. Se necesita sacrificio, humildad. Se necesita ser enseñable.
Y el rol que los maridos juegan con las esposas, las esposas con los esposos, es algo muy importante. De hecho, esa es la relación más importante dentro de la casa. Aunque sé que estamos hablando con madres solteras, padres solteros, sé que están en todas partes, y si estás escuchando ahora mismo, y estás diciendo: «Ay, sería genial tener un esposo en casa o una esposa en casa», mi oración es que este libro todavía esté lleno de cosas buenas que puedas hacer incluso como madre o padre soltero.
Es un plan para edificar un hogar que honra a Dios y que en realidad es una especie de diversión vivir ahí. ¿No quieres ser así? De hecho, utilizo la imagen de papel matamoscas en el libro. Mis abuelos, creanlo o no, colgaron sobre la mesa del comedor una tira de papel matamoscas. Ahora, eso es en la granja en Pennsylvania. Ni siquiera pensamos acerca de eso.
Pero quiero que nuestras casas sean así de atractivas, que las personas que pasen por nuestra casa se queden atrapadas en ella. Ni siquiera saben por qué, pero dicen: «Esto es algo que me gustaría tener. ¿Cómo haces esto?»
Entonces el libro es una guía para ayudarlos.
Nancy: Es como si estuviéramos tomando a las personas de la mano y diciéndoles: «Aquí hay una guía ya experimentada, apropiada. No es perfecta en el viaje con otros y tiene sabiduría y experiencia». Y gran parte de eso, mientras leía este libro, me di cuenta de que proviene de tus padres, y cosas que Dios les dio la sabiduría para que formaran parte de tu hogar cuando eras pequeño.
Robert: Sí, así es. Tenemos esto en común, Nancy. Cada mañana mi papá estaba de rodillas. Él oraba, no con una voz que podíamos escuchar sus palabras, sino con el timbre de su voz, como una especie de vibración a través de la casa. Podíamos oírlo, literalmente. Entonces supe que mi papá sabía que no era capaz de ser un gran padre. Supe que mi papá sabía que no era capaz de ser un gran esposo. Supe que mi papá sabía que no era capaz de seguir fielmente a Cristo sin el poder del Espíritu Santo. Entonces, eso fue un gran modelo.
De hecho, de niño, creces y es tu familia de origen. Es lo normal a lo que estás acostumbrado. No sabes que todo el mundo no experimenta esto. Luego aprendes que muy pocas personas experimentan esto.
Pero para mí, desde el principio supe que mis padres amaban a Cristo, nos amaban a nosotros. Eran transparentes sobre sus fracasos. Se arrepentían rápidamente y nos pedían perdón, lo cual nos dio un modelo a seguir cuando llegó el momento de arrepentirnos y pedir perdón.
No tuve que romper un ciclo. Pero sé que muchos de nuestros oyentes, muchos de nuestros amigos que están escuchando en este momento, tienen que ser interruptores de ciclo. Y mi oración es que este libro sea una guía que te ayude a hacer exactamente eso.
Nancy: Y la buena noticia del evangelio es que Dios es un Dios redentor que está haciendo nuevas todas las cosas.
Robert: Así es.
Nancy: Mis padres fueron interruptores de ciclo y no vinieron de hogares piadosos, no tuvieron todas las instrucciones y las ayudas y los seminarios, conferencias, libros, recursos disponibles en ese entonces cuando comenzaron su familia, y que están disponibles hoy en día, pero tenían al Señor. Tenían Su Palabra. Puedo recordar a mi papá comenzando cada día de rodillas, buscando al Señor. No sé cuántas almohadillas gastó a lo largo de los años, ya que comenzaba su día en la Palabra y en sus rodillas.
Y ahora estoy casada con un hombre que hace lo mismo, y qué alegría es para mí. Eres madrugador. Yo no mucho. Cuando bajo, de vez en cuando, te encuentro de rodillas, ante el Trono, como dices, habiendo estado en la Palabra, ¡qué gozo, qué alegría es eso para mí! Y qué seguridad me da. Y, una vez más, eso no es ciencia espacial, sino que solo dice que reconoces tu necesidad del Señor.
Y eso es algo que cualquier persona en cualquier ciclo en cualquier tipo de familia puede hacer: comenzar a buscar al Señor y decirle: «Señor, no puedo hacer esto».
Nancy y Robert: «Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican».
Robert: Así es. De hecho, en nuestra noche de bodas, me diste una almohadilla para arrodillarme. Como tu recién casado esposo, yo sabía lo importante que era para ti.
Nancy: Una para cada uno de nosotros.
Robert: Una para cada uno de nosotros.
Nancy: Y ahí es donde comenzamos nuestro matrimonio, de rodillas juntos. Y qué importante ha sido durante estos últimos meses para nosotros, a primera hora de la mañana y a última hora de la noche, unirnos y unir nuestros corazones juntos.
Es sorprendente cómo diferentes opiniones, perspectivas, personalidades y peculiaridades, a nuestra edad, tenemos algunas peculiaridades, al menos yo sí.
Robert: Las tenemos. Yo también.
Nancy: El Señor derrite nuestros corazones juntos cuando nos humillamos ante el trono de la gracia. Esa es la gracia que necesitamos, la misericordia que necesitamos. La encontramos ante Su trono.
Robert: Así es. Eso es lo que tú haces. Cuando estás de rodillas, dices: «Señor Jesús, no puedo hacer nada de esto. Soy incapaz. Sin el poder del Espíritu Santo, sin Tu Espíritu que mora en mi interior, nada de esto es posible».
Así que, además de traer a sus pies nuestras peticiones, derramamos nuestra necesidad de un Salvador día tras día. Es un gran lugar para hacer eso. Es un gran modelo. A lo largo de la Escritura, la gente caía de rodillas cuando estaban en presencia de la santidad. Y eso somos nosotros. Eso somos tú y yo, esposo y esposa, de lado a lado, de rodillas, diciendo: «Señor Jesús, no podemos hacer esto, y por eso te lo confesamos». Lo confesamos el uno al otro.
Parte de la diversión de orar juntos, y sé que eso no es necesariamente de lo que vamos a hablar en este momento, pero al orar juntos, tú me escuchas confesar mis insuficiencias al Padre, y yo te escucho confesar al Padre tus insuficiencias. Estamos hablando con Él, pero nos escuchamos el uno al otro decirle eso a Él. Nos da una gran oportunidad de amarnos más profundamente porque nos arrodillamos juntos en la cruz. Hay un terreno nivelado ahí.
Entonces, como dijiste, las pretensiones se ponen a un lado. Las diferencias y las peculiaridades y todo eso se vuelven menos importantes cuando venimos ante el Padre juntos, de rodillas.
Nancy: Es interesante para mí, cariño, que llames al hogar el lugar más importante de la tierra. Una de las cosas que enfatizas en tu ejemplo de vida, y en este libro también, es que debemos tratarnos unos a otros en el hogar como si fuéramos invitados de honor, como si las personas en el hogar fueran realmente importantes.
Robert: Eso es correcto.
Nancy: Y hay algunas maneras prácticas. Hablas sobre la importancia de cómo se saludan unos a otros cuando entran por la puerta y cómo se hablan unos a otros por teléfono.
Robert: Sí. Hablo acerca de mi primera experiencia trabajando en una tienda al detalle. Ahora, yo era un niño que entregaba el periódico. Ese fue un trabajo que pude obtener, y comencé a trabajar en tercer grado. Bueno, en este punto, Missy y Julie pueden informarte. Hablarían y yo simplemente las miraría porque conocen esta historia, una y otra vez, caminando hacia la escuela con nieve hasta las rodillas.
Bueno, cuando tuve mi primer trabajo, estaba en tercer grado, entregaba periódicos. Luego avanza cuando era un estudiante de primer año en la escuela secundaria, conseguí un trabajo real en una tienda al detalle. Había un timbre que avisaba cuando los clientes entraban por la puerta, cobrábamos vida cuando el timbre sonaba. Me encanta ese entorno porque esas eran las personas más importantes para nosotros en nuestro negocio ese día. Entonces queríamos saber si podíamos ayudarlos. Realmente lo sentíamos cuando decíamos: «¿Puedo ayudarlo?» Nos encantaba eso.
Esa imagen vino a mi mente cuando hablé de entrar a una casa. ¿Qué sucede cuando la gente entra a tu casa? ¿Hay un pequeño aviso que les dice: «Alguien viene. Alguien viene que es muy importante». Pueden ser tus hijos o puede ser uno de sus amigos.
Pero debido a las distracciones que existen, y ese no es un momento de novela, pero, debido a las distracciones, distracciones electrónicas por ejemplo, puedes entrar a nuestra casa, o puedo entrar a tu casa y nadie mira hacia arriba. Están mirando sus iPhones. Están mirando su iPad o la pantalla de su computadora y ni siquiera miran hacia arriba.
La imagen es esta, digamos que entro a mi garaje. Hay un automóvil deportivo nuevo de importación extranjera. No lo esperaba. No sé de dónde vino. Pero es mío ahora. Está en mi garaje. ¿Cómo yo respondería?
O digamos que entras y alguien ha reemplazado todos los muebles viejos y dañados por unos nuevos. Fue simplemente increíble. No podrías haberlo diseñado más bellamente. ¿Qué harías? ¡Te volverías loco! Bailarías alrededor de la sala de estar. Dirías, «¡esto es increíble! ¿Cómo sucedió esto?»
Entramos en nuestro hogar, y las personas más importantes, personas por las cuales daríamos nuestra vida, están allí. Y a veces nos ignoramos unos a otros. Gruñimos esto y gruñimos eso, «¿cómo estuvo tu día?» «Bien». Se acabó. No más conversación.
Así que ese pequeño timbre, ese pequeño aviso en esa tienda me enseñó a responder a las personas cuando entran a la puerta de mi casa. ¿Cómo los trato?
Nancy: Comenzando con los miembros de tu familia.
Robert: Comenzando con mi propia familia. Exactamente. Claro que sí.
Nancy: Estoy pensando mientras hablas de esto, cómo, cuando bajo las escaleras a tu estudio cada mañana, y puedes tener tu cabeza en tu computadora portátil, en tu trabajo, en lo que sea que estés haciendo en ese momento, pero cuando escuchas mis pasos, cobras vida. Lo hiciste esta mañana. Te levantas de tu silla, vienes y me abrazas. . . bueno, no lo diré todo. Pero estás muy alerta y «¿cómo está mi preciosa esposa? ¿Cómo dormiste?» Eres muy atento.
Pienso en lo fácil que es cuando vives con estas personas todo el tiempo, llegar a un punto donde se ignoran unos a otros. A veces tratamos a un invitado que viene a nuestra casa con más atención, más cortesía, más amabilidad, más efusividad de lo que lo hacemos entre nosotros los que vivimos en la misma casa.
Robert:Así es, más que a nuestros propios hijos o a nuestro cónyuge, nuestro compañero.
Tú dices, «bueno, ellos saben que los amo. No necesito hacer eso todo el tiempo». Bueno, pruébalo.
Nancy: Te he visto con tus hijas cuando te llaman, o las llamas. Tienes hijas muy expresivas.
Robert:Así es.
Nancy: Y tú eres muy expresivo. Y ustedes hablan mucho, con frecuencia.
Robert: Lo hacemos.
Nancy: Pero siempre es, ni siquiera puedo imitarlo, de verdad, pero estás tan emocionado de escuchar la voz de ellas. Ellas están emocionadas de escuchar tu voz. Te dicen cuánto te quieren. Les dices cuánto las amas. Haces esto cuando hablamos por teléfono también. Podrías haber dejado la casa hace dos minutos, y te llamo para decirte algo.
Robert: O decirme que mi maletín todavía está en la cocina.
Nancy: Y tú dices, «¡oh, preciosa!» Pero esa expresividad. . . No me casé hasta los cincuenta y siete años. Viví como mujer soltera todos esos años, y me doy cuenta de lo importantes que son esos pequeños intercambios para crear un clima donde el matrimonio y el hogar puedan prosperar.
Robert: Sí. Y decir: «Bueno, eso es algo natural para algunas personas y no natural para otros». Creo que mi desafío sería, porque es tan poderoso, el mensaje que le estás comunicando a la persona de la que estás emocionado de escuchar o ver cada mañana, el poder de eso, la alegría que eso genera en su experiencia. Aprende a hacer eso.
No tiene que venir naturalmente. Aprende a hacer eso, y al hacerlo se convertirá en tu propia recompensa. Te dirás a ti mismo: «Fue muy divertido. Voy a seguir haciendo eso».
Entonces, las personas que dicen: «Bueno, naturalmente no soy así». De acuerdo, digamos que eso es cierto.
Nancy: Bueno, no soy así de forma natural.
Robert: Pero apréndelo.
Nancy: Y lo estoy aprendiendo.
Robert:Hay una gran alegría en eso. Se convierte en tu propia recompensa.
Nancy: Sí. Y también desplaza parte de la negatividad que puede arrastrarse en una relación. Mientras más tiempo pasen el uno con el otro, más cerca están el uno del otro, más conoces las imperfecciones y las debilidades de cada uno y las fallas y sus faltas. Soy editora de oficio, por lo que mi enfoque es notar algo que necesita corregirse, notar las faltas de ortografía en el libro, ver qué se debe arreglar. Una de las cosas en las que realmente estoy siendo alentada y desafiada en nuestra relación es atesorar, celebrar, honrar y bendecir. Y mientras hacemos esto entre nosotros, como lo hacemos con tu familia y con mi familia, descubrimos que las cosas que podrían habernos fastidiado o podrían ser molestas, no parecen ser tan significativas.
Robert:Aprendí lo que estás describiendo de dos personas diferentes: mi madre. Recuerdo a mi madre, cuando era un niño pequeño y traía acuarelas a casa. . . No sé si las siguen haciendo. ¿Te acuerdas de esas?
Nancy: Claro
Robert:Lo hacías con los dedos, y siempre era un paisaje marino bajo el agua, y se secaba todo arrugado. Se lo mostraba a mi madre, ella estaba de rodillas para estar a mi nivel, y esa era la cosa más hermosa que ella había visto en su vida. Y ella me abrazaba y celebraba eso.
La segunda persona de la que aprendí eso fue mi perro. ¡Es cierto! Yo iba al buzón de cartas. Me iba por cuarenta y cinco segundos o por un viaje de negocios de cuatro días, y mi perro me recibía de la misma manera. ¿Y adivina cómo nos referimos a los perros? Como el mejor amigo del hombre.
Entonces, lo que tienes es este pequeño animal desinteresado brincando sobre sus patas traseras, contento de verme. Y dices: «No, eres mayor. Tienes un negocio. Tienes cosas importantes que hacer. Vamos. Sigue con algo más importante».
No. La alegría que un perro pequeño me brindó al darme la bienvenida en la puerta, ni siquiera puedo describirla. Ese fue un gran modelo. Entonces, es una decisión que tú tomas. De hecho, es interesante, Nancy. Valoramos las cosas de alguna manera bastante arbitrariamente.
Nancy: Sí.
Robert: Entonces lo que estás diciendo es: «Esto no es una venta de garaje. No voy a colgar un precio de veinticinco centavos sobre ti. Voy a hacerte invaluable. Cuando bajas por la escalera, eres esta joya de valor incalculable, y me vas a dejar sin aliento, siempre». Esa es una decisión que he tomado.
¿Y adivina qué? Mi corazón sigue mi cabeza. Eres la persona más importante en esa casa. Y cuando te veo por primera vez en la mañana, es una experiencia maravillosa cada vez. Mi corazón ha seguido mi cabeza. He tomado esta decisión. Cada cambio en la vida inicia con una decisión, así que yo decidí que tú eres la persona más importante en mi vida.
Y cuando te veo. . . es como ver un diamante azul; es como ver las joyas de la corona en Gran Bretaña. He tomado esa decisión, y se convierte en realidad, y por eso actúo así.
Annamarie: Hemos estado escuchando una conversación entre nuestra anfitriona, Nancy, y su esposo, Robert Wolgemuth. Ellos han estado hablando sobre el libro escrito por Robert, titulado, «El lugar más importante en la tierra», «The Most Important Place on Earth» (ahora disponible en español).
En este libro él habla acerca de cómo hacer que cada miembro de la familia se sienta valorado, sobre la importancia de cómo usar tus palabras en tu familia, y acerca del valor de la disciplina y el tiempo devocional juntos.
Robert Wolgemuth dice que un esposo o una esposa, necesitan hacerse a sí mismos una pregunta importante. Esto es lo que él se pregunta a sí mismo al interactuar con su esposa, Nancy:
Robert: «¿Las necesidades de quién estoy tratando de satisfacer?» Y si la respuesta es «las mías», no sería una persona agradable con la cual vivir. Por lo tanto, quiero que mi respuesta, siempre que pienso en ello, y no soy perfecto en esto ni mucho menos, sea, «quiero satisfacer las necesidades de Nancy».
Annamarie: Mañana Robert nos hablará más acerca de esto, aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Anticipando True Woman '18 juntas, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
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