El lugar más importante en la tierra, con Robert Wolgemuth, día 2
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Al dar inicio a nuestro programa de hoy de Aviva Nuestros Corazones, todas estamos a la expectativa de lo que Dios hará en medio nuestro en en la conferencia True Woman '18. ¡Faltan 2 días! A aquellas que estarán viajando a Indianápolis les deseamos un buen viaje, y aquellas que sintonizarán la transmisión en vivo, manténganse enteradas de los detalles en AvivaNuestrosCorazones.com.
Annamarie Sauter: Robert Wolgemuth dice que los esposos necesitan hacerse una pregunta importante. Esto es lo que él se pregunta cuando interactúa con su esposa, Nancy.
Robert Wolgemuth: «¿Las necesidades de quién estoy intentando satisfacer?» Y si la respuesta es «las mías», no sería una persona agradable con la cual vivir. Por lo tanto, quiero que mi respuesta siempre que pienso en ello, y no soy perfecto en esto ni mucho menos, sea, «quiero satisfacer las necesidades de Nancy».
Annamarie: Estás …
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Al dar inicio a nuestro programa de hoy de Aviva Nuestros Corazones, todas estamos a la expectativa de lo que Dios hará en medio nuestro en en la conferencia True Woman '18. ¡Faltan 2 días! A aquellas que estarán viajando a Indianápolis les deseamos un buen viaje, y aquellas que sintonizarán la transmisión en vivo, manténganse enteradas de los detalles en AvivaNuestrosCorazones.com.
Annamarie Sauter: Robert Wolgemuth dice que los esposos necesitan hacerse una pregunta importante. Esto es lo que él se pregunta cuando interactúa con su esposa, Nancy.
Robert Wolgemuth: «¿Las necesidades de quién estoy intentando satisfacer?» Y si la respuesta es «las mías», no sería una persona agradable con la cual vivir. Por lo tanto, quiero que mi respuesta siempre que pienso en ello, y no soy perfecto en esto ni mucho menos, sea, «quiero satisfacer las necesidades de Nancy».
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Ayer escuchamos a Robert y a Nancy Wolgemuth hablar acerca de tratar a los miembros de la familia como invitados de honor. Robert escribió sobre esto en su libro titulado «El lugar más importante en la tierra: Cómo luce y cómo edificar un hogar cristiano» (disponible en español).
Robert aprendió las lecciones que comparte en este libro durante su matrimonio con Bobbie Wolgemuth, mientras criaban a sus hijas Missy y Julie. Ese matrimonio duró cuarenta y cuatro años; Bobbie se fue a casa con el Señor luego de una larga batalla contra el cáncer.
Ahora, Robert le pide al Señor que le ayude a poner en práctica estos principios en su nuevo hogar, junto a Nancy. Continuemos con la conversación.
Nancy: No soy una persona madrugadora. Puedo fácilmente pasar la mañana sin decir una palabra, nada a nadie… y estar feliz así. Soy casi como una ermitaña. Sin embargo, hay algo acerca de ti diciendo palabras amorosas, generosas, amables y consideradas, a tu novia a primera hora de la mañana, que hace que desee ser más como esa mujer… estar satisfecha de ser tu mejor amiga, así no necesitas el perro para eso.
Robert: Así es, y estoy feliz de intercambiarlo por ti. Aquí hay algo interesante que sucede en el matrimonio: alguien tiene que ir primero. Muy raramente un esposo y una esposa decidirán hacer algo como esto simultáneamente. Alguien va primero.
Esto es cierto al saludar al otro en la mañana. Es cierto al resolver un argumento, al llegar a una conclusión. Alguien tiene que ser humilde y decir: «¿Sabes qué? Eso fue tonto. No tenía por qué decir eso».
La verdad es que, en nuestra humanidad y pecaminosidad, estamos ansiosos de que la otra persona vaya primero. Quiero que tú vengas en humildad y me digas: «Cariño, lo siento mucho. No debí haber dicho eso». Así que esperamos un largo tiempo. A menudo los argumentos duran más de lo que deberían.
Un argumento comienza a llegar a su fin cuando alguien dice: «¿Sabes qué? Voy a ir primero». En este caso, estamos hablando de saludarnos en la mañana. Eso es fácil para mí. Pero es más difícil cuando hay un desacuerdo y pienso: «Me has herido. Has hecho lo incorrecto. Has dicho lo incorrecto. Has actuado de forma incorrecta, en mi opinión».
En mi humanidad, prefiero que tú vayas primero y vengas a mí y me digas: «Robert, eso que dije no fue lo correcto». Bueno, ¿adivina qué? Quizás tú no lo veas así, por eso yo debo ir primero.
Así que debo ir primero. Digo: «Nancy, debemos hablar. Me encantaría decirte lo que está en mi corazón». En casi ninguna relación humana, y de ninguna manera en nuestro matrimonio, te sientes desilusionado al ir primero. La gente ama la transparencia. La gente ama recibir a una persona que viene a ellos en humildad y arrepentimiento.
Nancy: La humildad cultiva la humildad.
Robert: Eso es tan cierto.
Nancy: Una de las cosas de las que hemos hablado es acerca de «correr hacia la cruz». Ver si puedes llegar allí primero.
Robert: Así es.
Nancy: ¡Eres increíble en eso! Vas primero en alabanza, en oración, en humildad, en buscar perdón, en servir y en buscar honrar al otro. Eso es enormemente motivador para mí como esposa. Sin embargo, sé que estamos hablando a muchas esposas que dicen: «Mi esposo no va primero en eso».
Ahí es donde una esposa puede ir primero. Y qué motivador es eso para un hombre, para un esposo, para un padre, para los hijos, cuando hay una madre, una esposa en el hogar que está tomando ese lugar.
Robert: Y no hay nada malo en decirle a tu esposo lo que estás haciendo. No esperes que él se dé cuenta. En otras palabras, di: «Cariño, debemos hablar, pero quiero ir primero porque quiero decirte lo que está en mi corazón. Quiero decirte lo que pienso que hice mal. Quiero que sepas eso primero. No voy a esperar a que tú vengas a mí».
A veces pienso que las mujeres le dan demasiado crédito a sus esposos para darse cuenta de las cosas.
Nancy: Nosotras esperamos que ustedes lean nuestras mentes.
Robert:Así es. Y no conozco a ningún hombre que sea bueno en eso. Así que ayúdennos. Ayúdame a ayudarte. Ayúdame a ver lo que tú estás viendo. Ayúdame a escuchar lo que tú estás escuchando. Ayúdame a pensar lo que tú estás pensando.
Si me ayudas a lo largo del camino y me dices lo que estás pensando y viendo, si me dices qué es lo que estás haciendo al ir primero, me ayudará a hacer lo mismo. Es como el baile. La otra noche, estábamos escuchando muy buena música, por lo que nos pusimos de pie en la sala y bailamos. ¡Y ninguno de los dos sabe cómo hacerlo! (Risas)
Nancy: ¡No hubiéramos querido un video de eso!
Robert: Exactamente. Pero es verse uno al otro dirigir… dar un paso, dar un paso… mirarnos los pies y decir: «¿Eh? ¿Ahí es donde pondrás tu pie?» Esa es una metáfora sobre cómo sucede la vida, día tras día. Son cosas grandes, son cosas pequeñas.
Fueron cincuenta y siete años (para Nancy) de no tener a nadie en la casa que hiciera algo de lo que tú no estabas al tanto, que no habías dirigido. Así que ahora tienes a esta persona, y están viviendo en la misma casa. Él tiene algunas ideas de qué hacer o qué no hacer… colocar un estante o desarmar un armario y volver a armarlo.
Entonces, necesito saber qué es lo que estás pensando. No puedo leer tu mente. Y tú lo haces tan bien. Puedo ver la expresión en tu rostro diciendo, «mmm... ¿Podemos hablar sobre eso?» Así que nos detenemos y hablamos acerca de eso. Porque lo último que quisiera hacer es sorprenderte con algo que tú no querías.
Me encanta sorprender. Me encanta anticiparme, es lo que más me gusta. Me encanta alcanzarte un vaso de agua antes de que me lo pidas. Pero si no tienes sed, o si te alcanzo una Coca-Cola y tú odias la Coca-Cola, es una sorpresa que tú no querías.
Así que, escuchar al otro cuidadosamente, ir primero y anticipar las necesidades del otro, es el placer del matrimonio. Sé que esto es todo nuevo para ti. Me asombra.
Cuando mis amigos me preguntan: «¿Cómo les está yendo?» Ya sabes, como que se inclinan un poco y tienen un ceño fruncido. Les respondo: «¡Es increíble! Nancy es asombrosa. Me ha recibido en su vida de una forma que no podría haber imaginado, ni podría haber anticipado».
Y ahora, ¿adivina qué? Tú y yo estamos construyendo un hogar cristiano. Empezamos de cero, el 14 de noviembre del 2015, y estamos construyendo un hogar cristiano. No se parece a ningún otro hogar en la tierra. Tú y yo somos los propietarios de nuestro hogar.
Nos estamos divirtiendo mucho al encontrarnos con un montón de «estándares» nuevos. Es una familia en un hogar que nunca existió antes que tú y yo. Así que nos encontramos con cosas nuevas, porque eres quien eres y yo soy quien soy.
Nos estamos escuchando cuidadosamente el uno al otro, estamos orando juntos, pidiéndole al Señor que nos dirija a lugares que nunca antes hemos ido, porque nunca antes habíamos estado casados el uno con el otro. Eso es parte del gozo de esto.
Nancy: Y muchas de las cosas que he alentado a otras mujeres casadas a lo largo de los años que piensen acerca de ellas, para ponerlas en marcha en su hogar (el ministerio de apoyo, los actos de bondad, el ser intencionales), cosas acerca de las que tú has escrito en este libro «El lugar más importante en la tierra», las estamos viviendo en el laboratorio de la vida y poniéndolas en práctica. Y son decisiones diarias e intencionales que tomamos. Soy tan bendecida porque tienes muchos años de experiencia que has traído a este matrimonio, a través del cual has permitido que el Señor te enseñe. Has estado aprendiendo muchas de estas cosas, pero ahora este es un nuevo matrimonio.
Con respecto a la bondad; es una decisión. Es increíble cómo las cosas pueden estar tensas en una relación en el hogar, pero luego entra un invitado o suena el teléfono y es asombroso lo rápido que podemos cambiar nuestro tono, nuestra manera.
Robert: ¡Absolutamente!
Nancy: De hecho, en este libro tú cuentas una historia acerca de cómo experimentaste eso con Bobbie, años atrás.
Robert: Estábamos en la cocina de nuestro hogar en Nashville, y digamos que el nivel de decibeles fue suficiente para empezar a quitar el empapelado de la cocina. ¡Fue realmente terrible y ruidoso! Y el teléfono sonó…
Ahora, si alguien me hubiese preguntado: «¿Estás fuera de control?»
Le hubiera contestado: «Sí. ¡Estoy completamente fuera de control!» El teléfono sonó, lo levanté y dije: «Hola, soy Robert». Tuve una conversación. Bobbie estaba en la cocina y miraba.
Cuando corté la llamada, la expresión en su rostro era todo lo que necesitaba ver. Estaba en completo control. Había decidido pelear, ¡y soy muy buen peleador!, y estaba peleando. El teléfono sonó y el tema cambió, y respondí como una persona normal.
Es como cuando suena el teléfono en medio de la noche y respondes como si hubieses estado esperando la llamada, «Ho-o-l-a», a pesar de que estabas profundamente dormido. Así que sí, tenemos mucho más control de lo que pensamos.
Los psicólogos lo llamarían «diálogo interno». Las Escrituras dirán: «Como un hombre piensa, así es él». Lo que está sembrado en tu mente necesita ser bueno, justo, honesto y puro, porque lo que sale de tu boca será el resultado directo de lo que está en tu mente, de lo que está en tu corazón.
Entonces, tú tomas una decisión de tratar a tu cónyuge, tu compañero de cierta forma. No solo cambiará la forma en que le hables, sino que pronto saldrá de tu corazón, y ya no será trabajo.
Nancy: He visto tantas veces cómo la opción, la decisión, de otorgar bondad, incluso cuando no se recibe, cambia el paso de la danza. Durante años, les hemos dado a las mujeres este Reto de 30 Días para esposas.
Tengo un montón de testimonios y correos electrónicos que hemos recibido de mujeres contándonos la enorme diferencia que esta pequeña cosa hizo en sus matrimonios. Por treinta días se propusieron hablar palabras de elogio y gratitud a sus esposos y no provocar, quejarse o criticar durante esos treinta días.
Y esto sería algo bueno todo el tiempo, pero hacer solo ese pequeño cambio en la dinámica y comenzar a hablar palabras de bondad… Las mujeres escriben y dicen: «Mi esposo es romántico. ¡Nunca supe que lo era!»
O dicen: «Él está hablando palabras de bondad cuando todo lo que hemos hecho es ser como perros y gatos durante años. ¡Realmente quiere volver a casa!» Es un cambio, es transformador, el insertar palabras de bondad, amor, consideración y compasión.
No me cansaré de decir que no importa cuán tóxico sea el ambiente, «una palabra a tiempo», la bondad que se extiende que no se merece, ¡transforma toda la atmósfera de un hogar!
Creo que nosotras como mujeres somos enormemente responsables de esa atmósfera. Somos como los termostatos de nuestro hogar. Nosotras ajustamos la temperatura. Tendemos a pensar, oh, solo soy un termostato. Estoy revelando cómo está la temperatura en mi hogar. Pienso que, en mayor medida de lo que creemos, verdaderamente establecemos la temperatura.
Robert: ¡Guau! Es cierto. Es muy gracioso hablar de esto porque, como dijiste al principio de la conversación, estamos casados el uno con el otro. Nunca has tenido a tu esposo en el estudio. Así que esto no es teoría. Esto es tan reciente como esta mañana.
Nancy: Sí, esta mañana tuvimos una inundación en nuestro sótano, y tuvimos que atravesar por cosas que no planeamos, circunstancias que no esperábamos, y vimos al Señor hacerse cargo de ambos y ambos dejamos que Él tomara el control.
Ahora, a menudo no lo hacemos y luego cosechamos las consecuencias de ello. Pero lo que podría haber sido un desastre relacional, no es que haya sido la culpa de alguien, sino que llovió mucho; podríamos habernos culpado el uno al otro, estar malhumorados. Ambos teníamos cosas que hacer; esto no estaba en nuestra agenda. Lo que pudo haber sido un lloriqueo… Estoy casada con un hombre, déjame decirle a la audiencia, que no se queja. No cree en el estar quejándose. ¡Así que se reduce solo a mi queja! (Robert se ríe). Cariño, estoy trabajando en esto.
Robert: Es interesante… todo esto es parte de «ir primero». Así que entré al sótano esta mañana con mis pies descalzos y me encontré con la alfombra empapada. Muy bien, ¿voy a ir primero? ¿Voy a dejar que una alfombra empapada y fría en mis pies descalzos me diga qué hacer y controle mi día?
O voy a ir primero y decir: «No puedo creerlo. Bien, ¿cómo arreglamos este problema?» Pero solo imagina, una alfombra húmeda en el piso del baño me dice cómo tengo que actuar. ¿Lo dices en serio? Voy a ir primero. No voy a dejar que esta circunstancia controle cómo pienso y cómo respondo.
Voy a estar en control de esto. «Voy a ir primero». No voy a dejar que me haga eso a mí. Ahora, ¿lucho contra eso? ¡Lucho todo el tiempo! Sabes, me engancho una uña con algo y me molesta. Internamente, tengo una rabieta.
No soy un hombre dócil; soy un hombre intenso. Por lo que con cada una de estas cosas, tengo que tomar una decisión: «No voy a dejar que esto me controle. Voy a ir primero. Voy a estar calmado. Voy a tener el control. ¡Voy a estar contento!»
¿Y cuánto tiempo pasó entre que nos vimos por primera vez esta mañana y te dije lo del sótano inundado? Quiero decir, hablamos, oramos, nos abrazamos, nos besamos algunas veces, y luego dije, «¿adivina qué? ¡Tenemos agua en el sótano!»
Pareciera como que me estoy aplaudiendo a mí mismo, pero todo eso es trabajo duro. Son decisiones que he tomado, por el poder del Espíritu Santo, para esperar, para estar al mando.
Nancy: Y creo que es muy difícil para nosotras, hablando en nombre de las mujeres. Estoy segura de que es difícil para todos los seres humanos en general. Diré que es muy difícil, y nuestra tendencia, la mía seguro es, tan pronto como entras por la puerta o tan pronto como te contesto en el teléfono, estallar con las noticias negativas, las noticias difíciles.
Lo que me estás enseñando, ¡y yo he enseñado esto a otros!, en la vida real, son los beneficios que vienen cuando te detienes, piensas, dejas que el Espíritu tome el control y dices: «¡Establezcamos un tono positivo aquí, un ambiente seguro. Y luego abordemos juntos las cosas difíciles, las cosas de las que hay que hablar».
Pasó algo la otra noche, algo que hizo una chispa entre nosotros. Tenía que ver con nuestro garaje. Tú esperaste, luego cenamos, tuvimos un tiempo de dulce conversación, y luego al final de la cena me dijiste: «Bien, hablemos acerca del garaje». Y lo hicimos.
Nos sentamos y hablamos como dos adultos que se aman el uno al otro y que aman al Señor y quieren servir y bendecir a otros. Pero requirió disciplina de tu parte, dominio propio, amor y bondad para decirme: «No vamos a estar en el garaje al final del día, a la hora de la cena…»
Robert: Claro. Ambos estamos hambrientos y de mal humor, quizás…
Nancy: «… y no vamos a dejar que esto tome el control». El desafío se ha convertido en cosas productivas en vez de crear muros y barreras.
Robert: Una pregunta que me he hecho diez mil veces es, «¿las necesidades de quién estoy intentando satisfacer?» Y si la respuesta es, «las mías», no sería una persona agradable con la cual vivir.
Por lo tanto, quiero que mi respuesta siempre que pienso en ello, y no soy perfecto en esto ni mucho menos, sea: «Las necesidades de Nancy. Déjame ver esto a través de su perspectiva, y si es una situación de la que podemos hablar, esperemos el momento adecuado».
O si la situación está completamente fuera de nuestro control, ya sea la política, el clima, cosas por las que no podemos hacer nada al respecto, esperemos por el momento adecuado y no solo porque está ahí, deshacernos de todo.
Cuando Missy y Julie eran pequeñas, de hecho, en muchos sentidos desearía que estuviesen aquí, porque sonreirían y asentirían, les diría: «¡Solo porque vino a tu mente no quiere decir que tienes que decirlo!»
Nancy: Así es.
Robert: A menudo necesitas estar abierto, a menudo necesitas mantener cuentas cortas, no hay duda sobre eso. Pero a veces, si no es prudente, si no es útil, si no es algo constructivo entre ustedes, solo dale un poco de tiempo.
Nancy: Estoy pensando en la reina Ester, en el Antiguo Testamento.
Robert:Ahí lo tienes, ¡es un ejemplo perfecto!
Nancy: Habla sobre una circunstancia extrema, urgente, que precisaba acción inmediata. La amenaza era grande, era real. No era solo ella la afectada; era todo su pueblo, la raza judía. Y se le había dado este mandato a ella de ir y hablar con el rey acera de esto. Ella sabe que lo tiene que hacer. Pero sabe que es un hombre difícil. Era famoso por su enojo y por salirse de sus casillas: el rey Asuero.
Robert: Y era su esposo.
Nancy: Estoy muy agradecida, cariño, de no estar casada con ese hombre. Él era su esposo. Pero ella era prudente, sabia, refrenada. Ella dijo: «¿Puedes venir a cenar esta noche?»
Robert: Eso es muy bueno.
Nancy: Y luego vinieron a cenar y él dijo: «¿De qué quieres hablar? ¿Qué quieres? Te daré hasta la mitad del reino. Es tuyo». Ella no habla sin pensar. Siempre que veo esto me asombro.
Yo sé lo que es «hablar sin pensar». ¡Quiero decirlo ahora mismo! Ella espera y dice: «Bueno, ¿puedes volver a cenar mañana por la noche?» Y ella le está dando tiempo a Dios para actuar en la situación, porque Dios se está preparando para colgar a Amán por sus propias estrategias…en su propia horca.
Robert: … en su propia horca…
Nancy: … y ella le está dando tiempo a su propio corazón para estar en un buen lugar. Le está dando tiempo a Dios para trabajar en el corazón de su esposo. Él tiene esa noche de insomnio y toda la historia cambia. No es que ella no vaya a abordarlo; lo hará. Pero está esperando, esperando el tiempo de Dios. Y Dios hace todo hermoso en su tiempo. Por lo que ejercemos la voluntad para esperar, estar en silencio, estar quieta, y para que cuando hablemos, lo hagamos bajo el control del Espíritu Santo. Eso hace toda la diferencia dentro de las cuatro paredes de nuestro hogar.
Robert: Mi parte favorita de eso es que ella estaba orando por él, porque sabía que solo el Señor podía preparar su corazón para lo que ella tenía que decirle. Ella no estaba orando solo para decir las palabras correctas, la estrategia adecuada; le estaba pidiendo al Señor que hiciera solo lo que Él podía hacer; y eso era hablarle a su esposo. Creo que es una combinación perfecta para lo que estamos hablando aquí.
Nancy: Así es. «El lugar más importante en la tierra: Cómo es y cómo se edifica un hogar cristiano». «Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican» (Sal. 127:1).
Estoy tan agradecida por Robert Wolgemuth, ahora uno de mis autores favoritos. Es un gran libro, pero también, Robert es un hombre que está viviendo, en el contexto del matrimonio, las cosas de las que él habla en este libro.
Pienso que será de gran ánimo, un gran recurso en tu vida, en tu hogar. Puede que seas soltera, pero tienes amigas que están casadas. Tienes sobrinas, sobrinos y hermanos que están construyendo sus propios hogares. Este libro está repleto de sabiduría práctica y bíblica aplicada a la vida cotidiana. Es entretenido. Contiene grandes historias. Tiene humor. Pero, más que nada, es contracultural. Está basado en los caminos de Dios, que son tan distintos de los caminos del mundo.
De hecho, cuando revisaba este libro en la preparación para esta entrevista, lo leí la primera vez antes de casarnos, ahora lo estoy leyendo nuevamente… Y cariño, ni siquiera he tenido la oportunidad para decirte esto, pero anoche cuando estaba leyendo cuidadosamente algunas de estas páginas… me estás enseñando, estoy aprendiendo y estoy siendo desafiada, exhortada y alentada en las cosas que queremos que sean verdad en nuestro hogar.
Robert: Es cierto. Gracias.
Nancy: Soy desafiada por las cosas que necesitan ser cultivadas en mi propio corazón, para hacer nuestro hogar todo lo que Dios quiere que sea. Estoy muy agradecida por cómo estás viviendo estas cosas en nuestro hogar.
Annamarie: Has estado escuchando de Robert y Nancy Wolgemuth, como parte de la serie, «El lugar más importante en la tierra». Así se titula un libro escrito por Robert, en el cual se basa esta serie. Si te perdiste el programa de ayer, el primero en esta serie, escúchalo o léelo en AvivaNuestrosCorazones.com.
Hay tiendas, restaurantes, parques de atracciones, donde los que te atienden hacen todo lo posible para hacerte sentir especial cuando entras por sus puertas. ¿Es tu hogar así? Mañana, Nancy y Robert Wolgemuth regresarán para ayudarte a saber cómo hacer que todos en tu hogar sean tratados de manera especial.
Robert: ¡Así quieres que sea tu hogar! Entras a este lugar y es un lugar seguro. Las personas se honran entre sí, se escuchan, se miran cuando están hablando, se dicen cosas amables. Es diferente a todos los demás lugares.
Entonces, cuando tus hijos entran a tu casa, deberían sentir como si entraran a Walt Disney World o a Disneyland en California. «Estoy en un lugar distinto y me encanta. ¡Es genial estar aquí!» Eso es lo que quieres que tus hijos sientan acerca de tu hogar.
Annamarie: Te esperamos mañana, aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Anticipando TW'18 juntas, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
Te Llamas Amor, Abel Zavala, Ven a Mi Casa, ℗ 2016 Abel Zavala. Canción usada con permiso. (Salió solo en el radio)
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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