El juicio de un Dios justo
Débora: Hablar sobre el juicio de Dios no es muy popular, pero cuando tenemos una visión bíblica equilibrada de Dios como juez, eso cambiará nuestro comportamiento. Con nosotras, Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Creo que una de las razones por la que la gente hoy en día puede pecar tan descaradamente es porque no estamos viendo más evidencia del juicio de Dios.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 8 de junio de 2023.
Todos sabemos que Dios está lleno de amor y misericordia, así que ¿cómo conciliar esa idea, esas cualidades de Dios, con pasajes bíblicos acerca de Su juicio? Nuestro estudio sobre las cartas a las iglesias de Apocalipsis nos lleva a esa pregunta. Nancy está en una serie centrada en la carta a la iglesia de Tiatira titulada El pecado de la tolerancia. …
Débora: Hablar sobre el juicio de Dios no es muy popular, pero cuando tenemos una visión bíblica equilibrada de Dios como juez, eso cambiará nuestro comportamiento. Con nosotras, Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Creo que una de las razones por la que la gente hoy en día puede pecar tan descaradamente es porque no estamos viendo más evidencia del juicio de Dios.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 8 de junio de 2023.
Todos sabemos que Dios está lleno de amor y misericordia, así que ¿cómo conciliar esa idea, esas cualidades de Dios, con pasajes bíblicos acerca de Su juicio? Nuestro estudio sobre las cartas a las iglesias de Apocalipsis nos lleva a esa pregunta. Nancy está en una serie centrada en la carta a la iglesia de Tiatira titulada El pecado de la tolerancia.
Nancy: A medida que continuamos en nuestra serie de la carta a la iglesia en Tiatira en Apocalipsis capítulo 2, llegamos a una parte muy difícil en este pasaje. Al leer ese texto en un momento, algunas de ustedes van a pensar, «eso suena un poco fuerte. De hecho, incluso puede parecer duro». Pero entonces te das cuenta de que este es Jesús mismo hablando.
El punto de vista que nos da este texto, es uno con el que muchas personas hoy en día, incluso una gran cantidad de cristianos, no se sienten cómodos. Así que antes de leer este pasaje, y antes de tener esos pensamientos acerca de Dios, permítanme que les recuerde que mientras leemos este tipo de textos en la Escritura, donde tenemos esta visión de Dios, difícil y aparentemente dura, tenemos que ver estos pasajes en el contexto del corazón de Dios.
Incluso en este pasaje, y desde luego a lo largo de toda la Escritura, vemos la misericordia de Dios, aun mientras vemos Su juicio severo que es amenazante, como sucede en este texto. Así que no pierdas de vista la misericordia de Dios, el corazón de Dios, el amor de Dios, incluso mientras estamos leyendo acerca de Su juicio.
Hay un versículo que me viene a la mente sobre esto, que está en Ezequiel capítulo 33, donde Dios dice: «Vivo yo, que no me complazco en la muerte del impío» (v. 11).
Ahora, Dios causará la muerte, la muerte espiritual eterna y la condenación de los impíos, pero Dios está diciendo: «Yo no me complazco en la muerte del impío. No me regocijo en hacerlo. No me alegro en esto». Pero Él dice: «Lo que realmente quiero –Ezequiel 33: 11– es que el malvado se aparte de su mal camino y viva» (parafraseado).
Es por eso que Dios envía estas amenazas de juicio, para que aquellos que son malvados se vuelvan de sus caminos, se arrepientan y puedan vivir.
Entonces Él le suplica a Su pueblo, «volveos, volveos atrás de vuestros malos caminos, ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?»
Ese es el corazón de Dios, un Dios que le ruega a Su pueblo: Arrepiéntete. Arrepiéntete.Yo no quiero juzgarlos. Yo no quiero condenarlos al infierno. No quiero poner el peso de Mi mano sobre ustedes para castigarlos. Vuélvete. Vuélvete. Puedes apreciar un corazón de padre suplicante que dice: no quiero tener que destruirlos. No quiero tener que tratarlos con dureza. Ese es el corazón misericordioso, clemente y anhelante de Dios.
Y quiero que tengas esto en mente a medida que retomamos en Apocalipsis, capítulo 2, en el versículo 20, donde Jesús le dice a la iglesia en Tiatira:
«Tengo esto contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, y enseña y seduce a mis siervos a que practiquen la inmoralidad sexual y a comer lo sacrificado a los ídolos».
Vimos ese versículo en la última sesión, y dijimos que había una mujer en la iglesia que era como la Jezabel del Antiguo Testamento. Jezabel probablemente no era su verdadero nombre, pero tenía las características de la Jezabel del Antiguo Testamento que sedujo a Israel a pecar.
Ella los llevó a la adoración de dioses falsos. Esta mujer de la iglesia en Tiatira era prominente. Tenía un puesto de responsabilidad. Ella tenía una plataforma. Y le estaba enseñando a la gente que la Escritura le daba la libertad para pecar, para hacer cosas que la Palabra de Dios prohíbe. Y ella estaba racionalizándolo de diferentes maneras, y la gente le estaba creyendo. Y ellos estaban siendo conducidos a esto.
En las últimas dos sesiones dimos muchos ejemplos de cómo este tipo de cosas está sucediendo, incluso en muchas de nuestras iglesias evangélicas en el día de hoy.
En el versículo 21, Jesús dice:
«Le he dado tiempo para arrepentirse, y no quiere arrepentirse de su inmoralidad. Mira, la postraré en cama, y a los que cometen adulterio con ella los arrojaré en gran tribulación, si no se arrepienten de las obras de ella. Y a sus hijos mataré con pestilencia…» (vv. 21-23)
Ahora, en la próxima sección continuaremos con el resto de esta carta a la iglesia en Tiatira, pero wao, ¿qué de esa parte que acabamos de leer? Vamos a verla frase por frase.
Jesús dice en primer lugar, «le he dado tiempo para arrepentirse, pero no quiere arrepentirse de su inmoralidad».
Y veo en esa frase una gran imagen de la misericordia y la gracia de Dios. «Le he dado tiempo para arrepentirse».
¿Nos debe Dios tiempo para arrepentirnos? ¿Le debe Dios a cualquiera de nosotras la oportunidad de arrepentirse? No. La Escritura dice: «El alma que pecare, esa morirá». Dios les dijo a Adán y Eva: «Si comen el fruto de ese árbol, morirán» (Gén. 2:17). Dios no nos debe una oportunidad de arrepentirnos, pero Él le dio a esta mujer el tiempo y la oportunidad de arrepentirse.
Recuerda que el juicio de Dios nunca es injusto. Su juicio es siempre el resultado de misericordia que se ofreció y se rechazó, misericordia que se ofreció y se despreció.
2 Pedro capítulo 3 nos dice: «El Señor es paciente para con vosotros. No queriendo que ninguno perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento» (v.9).
Ese es el corazón de Dios. Él quiere que nos arrepintamos. Es por eso que Él nos da tiempo para arrepentirnos. Es por eso que Él nos ruega que nos arrepintamos. Es por eso que Él envía personas, ministros, predicadores, amigos, miembros de la familia que nos ruegan; programas de radio que dicen: «Por favor, por favor, por favor arrepiéntete».
Dios dice: «Le he dado tiempo para arrepentirse, pero no quiere arrepentirse».
He aquí una mujer que continúa resistiendo la paciencia de Dios. Ella continúa resistiendo las repetidas advertencias de parte de Dios.
Proverbios capítulo 29 versículo 1 dice: «El hombre que después de mucha represión endurece la cerviz, de repente será quebrantado sin remedio».
Puede venir un momento, un lugar, un tiempo en la vida de un individuo, cuando peca de tal manera que aleja su oportunidad de arrepentirse. Y ¿cuándo es eso? Bueno, seguro que si has rechazado el creer en Cristo, si has rechazado el arrepentirte de tus pecados, y mueres en tus pecados, entonces has pecado hasta el punto de alejar de ti tu día de gracia. Pero creo que incluso para los creyentes en Cristo, si persistimos en el pecado, Dios puede llegar a quitarnos nuestra vida física.
Puede haber consecuencias del pecado para las cuales no hay remedio. Dios dice: «Si a menudo eres reprendido y endureces la cerviz, el tiempo vendrá cuando de repente serás destruido y esto sin remedio.
Y esto plantea una pregunta en la mente de muchas personas, «¿cómo puede un Dios bueno, amoroso, condenar a la gente al infierno? ¿Cómo puede condenarlos a ser maldecidos eternamente, o cómo puede infligirles en esta vida consecuencias tan dolorosas?»
Y creo que hay al menos dos respuestas para esto: En primer lugar, subestimamos la misericordia y la paciencia de un Dios santo. Dios nos revela Sus caminos. Nos revela la verdad. Él envía advertencias a aquellas que desobedecen. Y nos da tiempo para reconocer nuestro mal camino y para convertirnos de nuestros malos caminos. Dios es misericordioso, es paciente, es santo. Y eso es algo increíble, el hecho de que un Dios santo tenga misericordia y paciencia es impresionante, y subestimamos cuán santo, paciente y misericordioso Él es.
Pero también subestimamos la terquedad de los hombres pecadores. No son ignorantes o inocentes. Jezabel, así llamada en esta iglesia, no era ignorante de su pecado. Se le había dado la oportunidad de arrepentirse, y no era inocente. Ella sabía lo que estaba haciendo, pero se negó a arrepentirse.
Y a través del libro de Apocalipsis, vemos que Dios envía juicios como un remedio, es decir juicios que pretenden llevar a la gente al arrepentimiento. Y cada uno es una oportunidad para arrepentirse, pero ¿cuál es la respuesta de las personas cuando esos juicios vienen a lo largo de todo el libro de Apocalipsis? Bien, déjame leerte algunos versículos:
Apocalipsis capítulo 9, comenzando en el versículo 20:
«Y el resto de la humanidad, los que no fueron muertos por estas plagas, no se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios y a los ídolos…y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su inmoralidad ni de sus robos» (vv. 20-21).
Apocalipsis 16:
«El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol; y al sol le fue dado quemar a los hombres con fuego. Y los hombres fueron quemados con el intenso calor; y blasfemaron el nombre de Dios que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria. El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia, y su reino se quedó en tinieblas. La gente se mordía la lengua de dolor (y ¿se arrepintieron? ¡De ninguna manera!) Y blasfemaron contra el Dios del cielo por causa de sus dolores y de sus llagas» (vv. 8-11).
Ellos pecaron; cosecharon las consecuencias de sus pecados en estos juicios que fueron pensados como un remedio para llevarlos al arrepentimiento. Pero en lugar de arrepentirse, ellos agitaron sus puños contra el rostro de Dios y maldijeron a Dios por las consecuencias de sus propias decisiones deliberadas. «Ellos no se arrepintieron de sus obras», dice el versículo 11 de Apocalipsis capítulo 16.
Entonces, ¿qué hicieron estas personas? Hicieron lo mismo que hace mucha gente hoy en día –se empecinaron, fueron obstinadas. ¿Qué sucede cuando Dios envía estos juicios correctivos y la gente se hace más obstinada, más persistente en su negativa a arrepentirse? Lo que pasa es que en última instancia Dios envía el juicio final cataclísmico del que no hay escapatoria y para el cual no hay esperanza de ser liberados.
El juicio de Dios, la ira de Dios será contra aquellos que han endurecido sus corazones contra Dios, aquellos que se niegan a responder a la luz que tienen y persisten en rechazar Su ley.
Entonces, ¿cómo puede Dios ser justo enviando gente al infierno? Bueno, en primer lugar, recuerda que Dios es santo. Él es paciente. Él es misericordioso –increíblemente así. Pero entonces recuerda que el hombre es pecador, terco, está empecinado en seguir sus propios caminos y en muchos casos se niega a arrepentirse y a aceptar la misericordia de Dios.
Así, en la carta a la iglesia en Tiatira, Dios dice: «Esta mujer y sus seguidores van a experimentar las consecuencias de su rebelión persistente contra Dios, de su negativa a arrepentirse».
El versículo 22 de Apocalipsis 2 dice:
«Mira, la postraré en cama, y a los que cometen adulterio con ella los arrojaré en gran tribulación, si no se arrepienten de las obras de ellas, y a sus hijos mataré con pestilencia».
¿Recuerdas que la Jezabel del Antiguo Testamento tuvo una muerte horrible? –puedes leer acerca de eso en 2 Reyes capítulo 9. Ella fue arrojada desde la ventana de su palacio hacia el patio de abajo, y los perros se acercaron, se comieron su cuerpo y lamieron su sangre. Fue una muerte horrible, y los que conocían el Antiguo Testamento, recibiendo esta carta sobre la presunta Jezabel, probablemente esa imagen les habría venido a la mente.
Dios dice, «postraré en cama a esta mujer».
Y esta cama o lecho de enfermo, como la mayoría de las traducciones lo tienen, aquí se utiliza metafóricamente. Puede referirse al diván en el que Jezabel y sus seguidores se reclinaban en fiestas paganas, donde se entregaron a la adoración de ídolos, y se podría hablar de Dios afligiendo a esta mujer con enfermedad.
La mayoría de los comentaristas están de acuerdo en que este lecho de enfermo, esta cama, aquí es una metáfora para la muerte o el infierno, y que esta mujer va a ser juzgada. Ella no es una verdadera creyente en Cristo, y el juicio divino caerá sobre ella, desastres van a venir sobre ella. Es como si Dios le estuviera diciendo: «Tú has hecho tu cama, ahora vas a acostarte en ella».
Entonces dice: «Los que cometen adulterio con ella los arrojaré en gran tribulación, si no se arrepienten de sus obras».
Ahora, «los que cometen adulterio con ella», esto puede haber sido adulterio literal e inmoralidad sexual que se estaba cometiendo en el marco de las fiestas de alianza pagana que hemos hablado anteriormente en esta serie, pero también puede ser un término figurado aquí para hablar de adulterio espiritual. Recuerda que dijimos que la idolatría, la adoración de estos dioses paganos es adulterio espiritual. Es romper el pacto con Dios, es romper las promesas espirituales.
Y Dios les dice a estos que cometen adulterio, ya sea literal o figurado, junto con esta Jezabel, los que la siguen caerán en graves dificultades y problemas. Habrá un castigo severo. Si son verdaderos creyentes que acaban de ser engañados, que han sido seducidos, que han caído por esto, si son verdaderos creyentes, no van a ser enviados al infierno como aparentemente Jezabel lo iba a ser, pero de acuerdo con Hebreos capítulo 12, los hijos de Dios pueden ser severamente castigados, severamente disciplinados, y lo serán si se niegan a arrepentirse.
Es Dios que dice, «los arrojaré en gran tribulación, si no se arrepienten de las obras de ella».
Ya era demasiado tarde para que Jezabel se arrepintiera –no porque Dios no la perdonara, sino porque había endurecido su corazón– pero no es demasiado tarde para aquellos que la siguen. Jezabel ha sido confrontada, ella se resistió, se negó a arrepentirse, pero para los demás, todavía hay tiempo para que se arrepientan. La puerta del arrepentimiento está todavía abierta. Pero si no se arrepienten, Él está diciendo que el juicio con seguridad vendrá. Aún hay esperanza, pero no para siempre. La oportunidad de arrepentirse pasará.
Y puedo decir esto como una palabra de advertencia a cualquiera que escuche mi voz en el día de hoy y que pueda estar persistiendo en rebelarse contra Dios –negándose a arrepentirse de algún asunto pequeño o grande del que Dios le ha estado hablando. Si te niegas a arrepentirte, llegará un momento en que la puerta de la oportunidad se cerrará.
Y es por eso que debemos arrepentirnos ahora. Es por eso que Dios manda a todos los hombres en todo lugar a que se arrepientan. Ese es el mensaje de Jesús a la iglesia de hoy. Lo ves una y otra y otra vez en estas cartas –arrepiéntete, arrepiéntete, arrepiéntete.
¿Quién se supone que se arrepienta? Los que promueven la falsa doctrina que lleva a una vida impía, allí en Tiatira y hoy aquí. Los que han abrazado y seguido la enseñanza han de arrepentirse, y los que son tolerantes con estos falsos maestros y sus enseñanzas, los que tienen este tipo de actitud de «vive y deja vivir», también han de arrepentirse.
Entonces Dios dice en el versículo 23: «Y a sus hijos mataré con pestilencia».
Ahí literalmente ahí dice, «mataré a sus hijos con muerte».
Y no creo que esté hablando de hijos físicos. Creo que está hablando de sus hijos espirituales, los que la han seguido y ahora son los promotores, en la segunda generación, de su enseñanza. Han sido seducidos y extraviados en la falsa enseñanza, pero son responsables de sus propias decisiones. Dios está diciendo: «Ellos van a tener consecuencias graves que pueden incluso implicar la pérdida literal de sus vidas».
Y creo que incluso en este día Dios les quita a veces la vida a las personas a causa de su negativa a arrepentirse. Si tú eres hija de Dios, tienes vida eterna, serás salva, pero a duras penas, por así decirlo. Tu vida eterna no te será quitada, pero tu vida física puede ser tomada si hay una negativa a arrepentirte.
Y ¿cuál será el resultado de todo esto?
«Todas las iglesias sabrán», dice el versículo 23, «que yo soy el que escudriña las mentes y los corazones, y os daré a cada uno según vuestras obras».
Dios, el conocedor de corazones; Él escudriña y conoce nuestros corazones.
Proverbios 15, versículo 3 –un versículo que debe infundir miedo y terror en nuestros corazones, si nos resistimos a Dios– dice: «Los ojos del Señor, están en todo lugar, observando a los malos y a los buenos».
No puedes ir tan lejos o ser tan reservada en tu pecado, tus pensamientos, tus palabras, tus acciones, como para estar más allá de la mirada de Cristo. Él ve, Él sabe. Piensas que estás pecando sola. Piensas que nadie sabe lo que estás viendo en el Internet. Piensas que nadie sabe sobre ese asunto emocional que estás llevando adelante con ese hombre en el trabajo.
Los ojos de Jesús son como llama de fuego, Él ve, Él sabe, y te ruega que te arrepientas. Los más íntimos pensamientos y sentimientos están todos abiertos a Su escrutinio. Podemos esconder nuestros motivos o nuestro comportamiento de otros miembros de la iglesia, pero no de Dios. Él busca en nuestros corazones y escudriña las mentes de los hombres.
Cuando el pecado es tratado en la iglesia, ya sea a través de la disciplina de la iglesia, como hemos hablado de la necesidad de esto, o por medio del juicio de Dios, si no vamos a disciplinarnos a nosotros mismas, ocurren dos cosas cuando tratamos con el pecado en la iglesia: En primer lugar, la persona que peca es disciplinada y restaurada de nuevo a la obediencia, o se remueve de manera que no influencie a otros a pecar. Así que hay un impacto en el pecador cuando lidiamos con el pecado a la manera de Dios, pero hay un impacto en los demás creyentes.
Otros creyentes sabrán que no pueden esconderse de Dios y verán la gravedad de su pecado. Serán advertidos. Temerán al Señor y serán librados de caer en el mismo pecado.
¿Recuerdas la historia de Ananías y Safira en Hechos capítulo 5? Dios les quitó la vida por mentir al Espíritu Santo. Juicio cayó sobre ellos. Entonces la Escritura dice: «Y vino un gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que supieron estas cosas» (v.11).
Creo que una de las razones por las que la gente hoy en día puede pecar con tanta ligereza tan casualmente, es porque no vemos más evidencias del juicio de Dios; o cuando está sucediendo, no estamos conectando los puntos. Dios, en Su misericordia y en Su gracia, está frenando Su juicio. Aunque en nuestros países ciertamente estamos experimentando evidencias del juicio de Dios, pero cuando vemos el juicio de Dios que se muestra en aquellos que se niegan a arrepentirse, eso debe producir un gran temor, un temor santo a un Dios santo que viene sobre toda la iglesia.
«Todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña las mentes y los corazones, y os daré a cada uno según vuestras obras» (Apoc. 2:23).
Hay una rendición de cuentas individual aquí, hay responsabilidad individual. Vemos que nuestras obras –esto va a molestar a algunas de ustedes al escucharme decir esto, pero nuestras obras son la base para el juicio divino, porque revelan nuestra verdadera condición espiritual. No somos salvas por nuestras obras, pero las obras piadosas son la evidencia necesaria de que tenemos verdadera fe.
Así, si nos fijamos en esta carta a la iglesia en Tiatira, vemos que la enseñanza, el pensamiento que justifica una conducta pecaminosa y mundana no es poca cosa. Es muy, muy grave.
Pero aquí también tenemos la palabra de esperanza: Cristo nos está dando tiempo para arrepentirnos.
Arrepiéntete y recibe la advertencia: Si nos negamos a arrepentirnos, habrá castigo, habrá juicio divino, santo y justo.
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth estará de regreso para orar mientras cada una de nosotras responde al mensaje de hoy. Este se basa en la carta a la iglesia de Tiatira en el libro de Apocalipsis.
Hoy hemos recibido una ilustración del amor y la misericordia de Dios, en equilibrio con Su justicia y Su ira. Tenemos que entender pasajes difíciles como los que Nancy abordó hoy.
Una de nuestras oyentes mostró lo mucho que aprecia este tipo de enseñanzas. Ella dice que siempre evitó el libro de Apocalipsis, pero ha sido muy bendecida por esta enseñanza de Nancy. Ella escribe:
Soy sin duda una de las que elige no entrar en el libro de Apocalipsis. Para mí, se lee como una película de ciencia ficción, un género que no me atrae mucho. Sin embargo, ahora no puedo esperar para adentrarme en esta serie contigo, Nancy. Gracias por tu maravilloso ministerio. Dios te bendiga.
Este tipo de enseñanza, haciendo pasajes difíciles aplicables a las mujeres de hoy en día, es posible gracias a las oyentes que donan a Aviva Nuestros Corazones. ¿Nos ayudarías a conectar más mujeres con la Palabra de Dios? Cuando donas cualquier cantidad, esto nos ayuda a continuar bendiciendo a otras mujeres. Una de las formas como podemos ayudarlas es creando recursos que las ayuden en su caminar con Dios, recursos que las ayuden a aplicar las enseñanzas recibidas a través de estos episodios. Gracias por considerar donar.
¿Alguna vez te sientes sola al verte tomando decisiones bíblicas mientras la mayoría de la gente a tu alrededor sigue la corriente de la cultura? Obtén aliento mañana mientras Nancy continúa con esta serie, aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Ahora, aquí está Nancy de nuevo para orar.
Nancy: Señor, oramos que Tú traigas pecadoras al arrepentimiento en el día de hoy. Aquellas que han escuchado el sonido de mi voz, que pueden estar sentadas, que pueden estar escuchando en su vehículo o en su casa o su lugar de trabajo o su teléfono o en su caminadora o leyendo esta transcripción. Oh, Dios, oro para que por Tu Espíritu Santo, lleves pecadores al arrepentimiento.
Que podamos ver, podamos temer, y podamos reverenciarte cuando vemos Tu obra en esas vidas que se niegan a arrepentirse, y nuestros corazones puedan ser ablandados, no endurecidos, y que se vuelvan hacia Ti.
Te doy gracias en este día que nos estás dando tiempo para arrepentirnos, y que pueda haber muchas, muchas de Tus hijas que escuchen y abracen ese llamado.
Te lo pido en el santo nombre de Jesús. Amén.
Débora: Manteniéndonos firmes en la verdad de la Palabra, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
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