El impacto de lo rutinario
Annamarie Sauter: La ex patinadora Janet Lynn dice que ser madre requiere práctica y entrenamiento, pero no requiere perfección.
Janet Lynn Salomon: No, no siempre vamos a hacer todo bien. Y no hay garantías. Es similar al patinaje. Si entreno y practico para una presentación, habrá muchas más probabilidades de que lo haga bien que si no hubiera practicado nada…
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: «Ver la dulce satisfacción en la cara de un niño tiene más valor que recibir el puntaje perfecto en una presentación». Esto lo dijo nuestra invitada de esta semana en Aviva Nuestros Corazones, Janet Lynn Salomon. Algunas de ustedes puede que recuerden a esta dulce chica del patinaje a principios de los años 70, Janet Lynn, quien fue campeona mundial de patinaje artístico, recientemente incluida en el Salón de la …
Annamarie Sauter: La ex patinadora Janet Lynn dice que ser madre requiere práctica y entrenamiento, pero no requiere perfección.
Janet Lynn Salomon: No, no siempre vamos a hacer todo bien. Y no hay garantías. Es similar al patinaje. Si entreno y practico para una presentación, habrá muchas más probabilidades de que lo haga bien que si no hubiera practicado nada…
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: «Ver la dulce satisfacción en la cara de un niño tiene más valor que recibir el puntaje perfecto en una presentación». Esto lo dijo nuestra invitada de esta semana en Aviva Nuestros Corazones, Janet Lynn Salomon. Algunas de ustedes puede que recuerden a esta dulce chica del patinaje a principios de los años 70, Janet Lynn, quien fue campeona mundial de patinaje artístico, recientemente incluida en el Salón de la Fama del patinaje artístico mundial.
Ella está aquí para hablar con nosotras esta semana no sobre el patinaje artístico, aunque esa es una parte importante de su historia, sino de cómo el Señor le dio un corazón para su hogar, para su matrimonio y para su familia.
Janet, nuevamente bienvenida a Aviva Nuestros Corazones.
Janet: Gracias Nancy. Es maravilloso estar aquí.
Nancy: Para prepararme para esta grabación leí un discurso que diste en un almuerzo un Día de las Madres. Tengo que decirte que no soy una persona muy emocional, pero estaba en ese avión y lloraba mientras leía lo que escribiste sobre tu viaje de la maternidad y la familia. Era tan precioso. Me encontré diciendo: «¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! Las mujeres cristianas necesitan oír esto. Necesitan escuchar esta historia».
Experimentaste lo que es obtener el puntaje más alto en el campo del patinaje. Y el Señor te llevó a un punto donde estabas en medio de una carrera lucrativa. Estabas ganando campeonatos, estabas patinando alrededor del mundo y recibiendo todo tipo de aplausos y ovaciones. Pero, el Señor te llevo a un punto en tu vida en el que tenías un esposo y tres hijos pequeños, y te diste cuenta de que tenías una decisión que tomar, y sabías que Él quería que regresaras a tu hogar para apoyar a tu esposo en la dirección de su carrera y para ser una madre a tiempo completo para esos niños.
Janet: Así lo hizo Dios, y fue una lucha muy difícil en ese momento, como he dicho anteriormente. Fue una metamorfosis para mí. Pero fue una hermosa ilustración de que Dios hace que todas las cosas sean bellas en Su tiempo cuando le obedecemos y hacemos lo que Él quiere que hagamos. Esa declaración que leíste tenía que ver con lo que yo estaba aprendiendo. Después de dedicarme a mi casa, Dios trajo mi corazón a casa. En esa decisión me di cuenta de que había cambiado algo que era temporal por algo que era eterno.
Nancy: Y eso temporal era…
Janet: Lo temporal eran las ovaciones después de patinar u obtener una buena marca o un reconocimiento público por lo que estaba haciendo, eso era algo que estaba recibiendo bastante.
Nancy: Más de lo que obtienes cuando estás en casa. No consigues eso inmediatamente en tu casa.
Janet: Bueno, probablemente en casa no se obtiene mucho o nada de eso.
Nancy: «Sus hijos se levantan y la llaman bienaventurada…»
Janet: «…y también su marido la alaba». Hay esposos fieles que honran a sus esposas por el trabajo que realizan en el hogar. Mi esposo siempre ha dicho que lo que estoy haciendo en casa es muy importante. Y siempre, siempre me ha apoyado en eso.
Nancy: Realmente te anima y te afirma como esposa y mamá, ¿cierto?
Janet: Sí, y mucho.
Nancy: Creo que es importante que los hombres se den cuenta (y sé que tenemos algunos hombres que escuchan estos episodios de Aviva Nuestros Corazones) de que realmente pueden ayudar a sus esposas haciéndoles saber que creen que lo que están haciendo en el hogar es de gran importancia, algo vital.
Janet: A veces nos preguntamos, ¿qué es lo que hacemos en casa? Y de hecho, me lo pregunté cuando dejé de patinar por primera vez. Tenía tres hijos pequeños, y no había estado mucho tiempo a su alrededor. Cuando mi esposo se fue, dije: «¿Qué voy a hacer con tres chicos sin su padre en casa?» Y él me dijo: «Enséñales todo lo que sabes». Así que lo hice. Hicimos todo tipo de cosas, incluso traté de enseñarles a bordar punto de cruz
Nancy: ¡Me imagino que a tus hijos les encantó eso!
Janet: No particularmente. Empecé a darme cuenta de que hay pequeñas cosas en nuestro hogar que tienen un gran impacto en el corazón de los niños.
- Pasar tiempo extra con ellos
- Llegar a saber quiénes son, lo que estaba en sus corazones, lo que estaba en sus mentes
- Llegar a saber cuáles eran sus talentos y habilidades.
Llevo más tiempo en casa de lo que estuve como patinadora. Este trabajo en casa puede ser totalmente de tiempo completo porque hay mucho que hacer. Ni siquiera puedo completar todo cuando estoy en casa todo el tiempo. Primero atender realmente las necesidades del esposo y de los hijos, y si tenemos tiempo extra entonces atender las necesidades de otras personas que tienen cargas que tal vez son demasiado pesadas para llevarlas en ese momento. Esto ha sido una gran bendición para mí.
Pero como dije antes, es una lucha. Es una lucha sagrada… Estábamos hablando del reconocimiento que obtuve en mi carrera; eso fue tan maravilloso. Fue tan emocionante, y me hizo sentir tan bien. Siendo totalmente honesta, las madres en casa no obtienen reconocimiento de la sociedad. Después de varios años me di cuenta de lo que era este vacío que estaba sintiendo. Bueno, fue ese reconocimiento. La persona a la que tuve que acudir para obtener esa apreciación fue, en primer lugar, Dios; porque me di cuenta de que Él me ama. Él me trajo a casa. Es en Su amor por mí donde se encuentran mi estima y mi valor. No es en las cosas temporales.
Luego, la segunda persona que apreciaba mi trabajo en casa era mi esposo, por lo que siempre he estado muy agradecida. Pero ese vacío de valoración de la mujer en el hogar hace que sea aún más difícil estar en casa porque sí necesitamos ser reconocidas. Mi propósito y esperanza es recrear una perspectiva para las madres que realmente están llamadas a estar en casa, que vean que construir la vida de nuestros hijos es una misión sagrada.
Alguien dijo que es mejor edificar o construir niños que reparar hombres. Al ver la sociedad en que vivimos, necesitamos construir niños. Las madres y los padres son una parte muy importante de eso. Necesitan estar ahí para sus hijos, y Dios quiere que hagamos eso.
No siempre vamos a hacerlo todo bien, y no hay garantías. Pero es como con el patinaje. Si entrenaba y practicaba para una presentación, tenía más probabilidades de hacerlo bien que si no hubiera practicado nada.
Nancy: Estás hablando de esta gran visión de la maternidad y de su valor y las recompensas eternas y que es una gran misión sagrada. Por cierto, no les hemos dicho a nuestros oyentes que tuviste esos tres hijos desde el principio de tu matrimonio, pero luego tuviste otros dos hijos.
Janet: Dios nos dio dos hijos más.
Nancy: Así que todavía tienes dos pequeños en casa. Te admiro como madre de cinco hijos. ¿Pero no parece que algunos días lo que haces es tan cotidiano, tan rutinario y tan poco glamoroso?
Janet: «Trivial» es la palabra que uso.
Nancy: O cotidiano.
Janet: Cuando tenía a los cinco chicos en casa, era difícil; pensaba, «¿por qué estoy limpiando los baños? ¿Qué propósito tiene esta limpieza y mantenimiento del hogar?» Parece tan rutinario. Hay dos cosas que me gustaría decir.
Una de ellas es que, como patinadora artística, el entrenamiento que hacía cada día no lo veía nadie, y eso es lo que me ayudó a tener éxito. Era algo rutinario para mí. Descubrí a través de la lucha con esta cuestión de «¿por qué? ¿Qué propósito hay en la limpieza de una casa o en hacer buenas comidas o lo que sea?» Descubrí que hay propósitos maravillosos en esto.
Me puse a pensar. Si hubiera ido a un hotel cuando estaba de viaje, ¿elegiría el hotel que no estaba cuidado o el hotel que estaba bien cuidado? Y por supuesto, elegiría el hotel más agradable si pudiera. ¿Escogerías una casa que está descuidada en lugar de una que está cuidada? Hay un propósito aquí para el orden y la limpieza y para el disfrute de vivir una vida que es bendecida por Dios; eso es una parte de ello.
Y la otra cosa que aprendí es sobre lo que yo llamo, las tareas de mantenimiento de un hogar, que no tienen porque ser tareas vacías y sin sentido, me di cuenta de que ese tiempo se puede utilizar para reflexionar sobre los problemas de la familia, los problemas de la vida. ¿Cómo tratar tal tema con mi niño? ¿Cómo le enseño esto o aquello? Y tener tiempo de oración mientras realizamos esos trabajos del hogar.
A veces tenía mis mejores ideas mientras hacía esas tareas cotidianas del hogar. Fue entonces cuando el Espíritu de Dios realmente comenzó a hablarme. Estás haciendo algo importante. Estás haciendo algo que está sirviendo a tu familia. Pero también puede ser un momento muy espiritual de hablar con el Señor y dejar que Él hable contigo.
Nancy: Y ni hablar del hecho de que estás creando para tu familia un refugio en un mundo que necesita desesperadamente un refugio. Y estás entrenando vidas mientras haces esas pequeñas cosas.
Janet: Sí. Quiero que mi hogar sea un lugar de refugio para mi familia. Sales al mundo y hay batallas de vida que se libran a diario. Hay bien y hay mal, hay dificultades. Quiero que mi hogar sea un lugar de refugio y un lugar de entrenamiento.
Como dije, no soy una ama de casa consumada, y no he llegado, no he alcanzado a plenitud ninguna de estas cosas. Pero es la visión que tengo y es la perspectiva que quiero compartir con otras mujeres, que estamos en una misión santa y sagrada. El hogar es la primera parte de la construcción de una sociedad sana.
Quiero compartir este pequeño poema que me encanta porque habla de la importancia de las pequeñas cosas que una madre hace en su hogar. El poema dice:
A falta de un clavo, la herradura se perdió
A falta de una herradura, se perdió el caballo
A falta de un caballo, se perdió la batalla
A falta de una batalla, se perdió un reino
Y todo por la falta de un clavo de herradura.
Esas pequeñas cosas que hacemos en nuestra casa para enseñar y entrenar son realmente importantes.
Nancy: Janet, en uno de tus artículos leí esta frase y pienso que es tan significativa; dice: «Los pequeños trabajos de poca relevancia hechos con amor se convierten en las cosas más importantes. Las pequeñas cosas tienen un gran poder para transformar los corazones y los valores».
Estás hablando de mostrar ese tipo de amor, como esposa y madre que está dispuesta a hacer sacrificios para hacer las cosas pequeñas, y hacerlas reconociendo que son piezas pequeñas de un cuadro más grande, un rompecabezas más grande, y que esos pequeños trabajos poco relevantes hechos con amor no son insignificantes. Se están convirtiendo en cosas importantes a medida que vas dando forma, moldeando y entrenando vidas. No solo sobreviviendo, sino realmente construyendo castillos, construyendo palacios, construyendo hogares, edificando corazones. A través de la dedicación, del amor de una madre, del amor de una esposa, en esas pequeñas cosas día tras día, se construyen, se edifican y se transforman vidas.
Ahora, no sé cómo tú, que estás escuchando este programa, te sientes acerca de las pequeñas cosas que son parte de tu día como esposa y como madre. Pero puedo decir que si estás en el lugar donde Dios te tiene y cumpliendo Su propósito para tu vida, no hay tal cosa como una pequeña cosa. Cada acto de obediencia, cada acto de sacrificio, si se hace como un acto de adoración y una expresión de amor, es importante. Estás plantando semillas que un día van a producir una hermosa cosecha, una rica cosecha. Y quizás vas a poder ver el fruto en días y años venideros de la pequeña inversión que estás haciendo hoy.
Así sea en la limpieza de los baños u hornear galletas. Puede que estés haciendo de chofer durante horas interminables. Puedes estar animando a tus hijos en sus partidos de fútbol después de la escuela. Puedes estar apoyando a tu esposo e hijos de maneras que no parecen tan importantes.
Pero puedo decir que una de las cosas que queremos hacer aquí en Aviva Nuestros Corazones, es afirmarte como una mujer de Dios, al tomar esas decisiones para hacer esas pequeñas cosas que no son para tu beneficio personal. No son las cosas que consiguen los grandes elogios y ovaciones de pie. Pero son las cosas que realmente marcan la diferencia en la vida de los miembros de tu familia, y en última instancia, en nuestra sociedad en general.
Así que quiero orar por ti, especialmente si eres esposa y madre. Estás en tu casa y es posible que te sientas aislada o que pienses que lo que estás haciendo no es muy importante. Me gustaría orar y agradecer al Señor por ustedes y orar para que el Señor las anime hoy.
Señor, gracias por las madres y esposas que hoy están sirviendo a sus esposos y a sus hijos. Sé que muchas de ellas hacen enormes sacrificios para hacer eso y están dejando de lado sus propias ambiciones. Pienso en cómo mi propia madre renunció a sus propios planes profesionales y a una carrera extraordinaria que podría haber tenido, porque quería formar una familia, construir un hogar.
Y Señor, te agradezco por el fruto en mi vida hoy que es el resultado de los sacrificios que ella hizo. Te pido por estas mujeres que hoy se enfrentan a esas decisiones para que encuentren gozo en medio de lo trivial y se den cuenta de que incluso esas pequeñas cosas son tan importantes en la construcción de corazones y hogares para Tu gloria.
Así que, Señor, danos una actitud de gratitud en cualquiera que sea nuestro llamado mientras hacemos esas pequeñas cosas. Que las hagamos por Ti, para Ti y para el avance de Tu gran reino. Y Señor, anima a estas mujeres, especialmente a las que están hoy en sus hogares haciendo ese arduo trabajo de formar y moldear vidas. Anímalas y fortalécelas y dales gozo y alegría en el camino. Te lo pido en el nombre de Jesús, amén.
Annamarie: Amén.Has estado escuchando una conversación entre Nancy DeMoss Wolgemuth y Janet Lynn Salomon sobre el impacto de lo rutinario. Cuando decides obedecer a Dios, comenzando por lo cotidiano de la vida, Él es glorificado, y experimentas gran gozo.
Al grabar este contenido, aprovechamos para preguntarle a la mujer que hizo la voz en español de Janet Lynn, cómo había sido impactada por estas enseñanzas. Ella nos cuenta sobre esto y sobre su viaje de maternidad en conversación con Patricia de Saladín. Escuchemos.
Mujer: Las distracciones de este mundo a través de la tecnología, y de la misma presión social, muchas veces quieren sacar el corazón de las que estamos en la casa hacia la calle. Tú no tienes que luchar con muchas cosas, simplemente dejas todas las cosas en tu casa, sales, te olvidas de esas cosas y te enredas en las cosas de la vida; porque luchar por tus hijos, por tu matrimonio, es una lucha espiritual.
El trabajo que se hace en el hogar no es visto. Tú vas al trabajo y te dan tu bono, tu premio. Te dicen, «qué bien lo hiciste». Esto es por fe que uno lo hace porque sabe que es para el Señor, pero es un trabajo muchas veces muy ingrato. No te dan las gracias…lo dan por sentado, aún mis hijos… que el desorden, el caos…
Me identifico con Janet porque tengo tres hijos varones, y uno se la pasa recogiendo, que la casa esté agradable para ellos y no lo aprecian. Y me siento como «yo dejé mi carrera». Yo morí por mis hijos el día que me casé y los tuve, no me tienen que decir gracias, sino que hasta recoger un vaso… Para mí eso es cómo «wow, se acordaron de que yo estoy aquí».
Hay mucha presión de que uno se vaya al mundo, se realice, el empoderamiento de la mujer –que aunque es un término mundano– las mujeres creyentes nos vemos muchas veces influenciadas por eso. Yo he tenido que quitar cosas de las redes sociales porque eso me carga más mi corazón. Porque yo sé que es algo trivial, pero no es trivial porque hay un mensaje detrás de eso.
Patricia de Saladín: Eso es parte del caos que estamos viviendo en la sociedad que estamos viviendo, la ausencia de la madre en el hogar. Porque definitivamente –como dice la Palabra de Dios– uno tiene que no dejarse amoldar al mundo, sino transformar la mente y decir, «es que estoy en una misión; Dios me confió el corazón de tres niños, me confío un marido para ser su ayuda, me confío un hogar».
Entonces uno tiene que repetirse eso contrario a lo que te vende la sociedad, la cultura y el mundo, que te dicen, «no, no, no, eso no tiene valor». Sí tiene valor. Tiene un valor externo. No lo vemos ahora, es sembrar para que si Dios bendice entonces veamos esos frutos.
Mujer: Y es una batalla diaria por nuestros pensamientos. Y me doy cuenta que cuando no tengo esos pensamientos alineados a la Palabra, viene ese bombardeo y esa presión. Me levanto, y eso del devocional hace una gran diferencia porque hay veces que uno se envuelve en las cosas del día a día y lo deja para más tarde. Pero no es igual cuando tú pones el devocional primero porque es tu armadura para poder enfrentar lo que tienes por delante.
Yo creo que la maternidad, el ser esposa, el matrimonio, es una batalla diaria de uno poder glorificar al Señor en todo lo que haga. Y eso me lleva también a que hay veces que uno no toma ese tiempo para reflexionar, para meditar en la Palabra y poner en práctica esa Palabra en todo lo que sucede con nuestros hijos y con el esposo; porque son muchas situaciones todo el tiempo, y si uno no está yendo a la Palabra es imposible verlo desde la perspectiva correcta.
Patricia: Es muy importante que las conversaciones que nosotras tenemos –por ejemplo entre ustedes mujeres jóvenes, las amigas que están en la misma etapa de vida– porque está en la enseñanza de Tito 2 que es una mujer anciana. Pero entre ustedes ese tema tiene que ser recurrente; o sea el tema de «¿qué estás haciendo?» Es que la banalidad de la vida y las cosas superficiales de la vida se han infiltrado y entonces en vez de edificarnos unas a otras, muchas veces lo que hacemos es quejarnos del trabajo arduo que tenemos, y no animarnos unas a otras.
En esa época de mi vida, te digo la verdad, en mi mesita de noche, lo único que yo leía prácticamente era de eso. Porque yo necesitaba ser recordada constantemente porque uno es muy inconsistente. Entonces se te olvida porque son muchas áreas: Es su alma, los buenos modales, la forma en que se trata el carácter –cómo se les está desarrollando– la parte física, definitivamente…o sea es tanto tanto que tú tienes que estar concentrada. Porque si tú decides, «yo quiero hacer muchas otras cosas», bueno, quizás yo soy muy insuficiente, pero yo no podía en esa etapa dedicarme a otras cosas que quizás hoy me son súper lícitas porque tengo el tiempo, pero en ese momento Dios me puso la presión sobre mí.
Nadie me la ponía, yo misma la tenía, yo quería educar esos hijos para Dios. Yo quería que esos hijos conocieran a Dios a temprana edad y fue una cosa que yo no pensaba en otra cosa. Mi día, en esa época mis hijos iban al colegio, ese era mi tiempo más o menos para otras cosas; pero después –y aún en ese tiempo– estaba pensando: «las cosas de carácter, cómo les estímulo esto, cómo les recompenso aquello, ¿será correcto hacer estas recompensas ahora?»
Me acuerdo de una tabla que ponía en el comedor: que si se habían cepillado, si habían recogido la habitación, si le ponía estrellita… o sea muchísimas cosas para poder hacer un buen trabajo para la gloria de Dios; porque sentía el peso de que Dios me había encomendado el alma de tres seres humanos que son eternos.
Entonces, hay que concentrarse en eso.
Mujer: ¿Sabes qué me pasa? Yo daba mucho por sentadas esas cosas porque estábamos la mayoría en la misma sintonía. Pero también le doy gracias Señor por el privilegio que nos dio de tener aun madres…porque me veo citando, «no, porque mami me decía tal y tal cosa», en mi crecimiento. Y qué privilegio tuvimos de tener madres que sí leyeron la Palabra, que sí se llenaron de sabiduría a través del Libro para podernos criar.
Entonces veo tanta falta en eso… Le decía a alguien el otro día, «con todo y los errores que ha habido, hemos visto los frutos de ese amor por la gloria de Dios en la vida de nuestra casa y de nuestros esposos. Ahora me veo en otra perspectiva, de ayudar a esas mujeres que no tuvieron ese privilegio en sus casas, porque vienen de hogares que no son de creyentes, que no tuvieron quizás en la iglesia donde estaban ese empuje, ese apoyo, «ven, vamos a ayudarte a criar los hijos de tal y tal forma», no tuvieron esa enseñanza.
Y ahora me veo más insuficiente porque cuando me veo con esas más jóvenes que están arrancando, me cuestiono, «Señor, le estoy diciendo a ella esto y ¿yo lo estoy haciendo? Y me veo cada rato diciéndoles, «miren, lean este libro, miren este material». Lo mismo con Aviva Nuestros Corazones acerca de la crianza de los hijos, del hijo pródigo, de la salvación… Porque alguien me preguntaba, «¿y cómo haces para no mortificarte porque no se convierten?» La salvación es del Señor, no depende de mí.
Lo que depende de mí es que yo sea fiel con lo que Dios me dio, nuestra mayordomía está en criar esos hijos. Ha sido bueno para mí cuestionar mi propia vida espiritual a la luz de mis hijos, de mi esposo y del mismo Señor. Pero nosotras tuvimos un privilegio demasiado grande. Y pienso, «bueno, si ellas pudieron, nosotras también».
Y volver a la Palabra porque para poder avanzar un paso hay que llenarse de la Palabra.
Patricia: Te tienes que llenar tú y llenarlos a ellos con esa Palabra. Que esa Palabra sea como una muralla a su alrededor. «Voy por aquí y encuentro la Palabra, voy por allí y encuentro la Palabra», porque la esperanza es que el Espíritu de Dios use esa Palabra y los salve.
Mujer: Y esto solamente se puede por la gracia de Cristo. En nuestras propias fuerzas no es posible y es algo que estamos trabajando para la eternidad.
Annamarie: Pañales, platos sucios, deberes constantes, desorden… El trabajo de una madre puede parecer trivial. Pero, en medio de las tareas cotidianas, lo que ella realmente está haciendo es construir la próxima generación, la cual le dará forma al mundo. Mañana, Janet Lynn nos hablará más sobre esto.
Janet: Es lo que Dios ha puesto en mí, amar a mis hijos, cuidarlos y crear para ellos y para mi esposo un lugar de refugio. Leí un libro que trataba de cómo en el tablero de ajedrez la reina y el alfil –que representan para mí la madre enel hogar, y la iglesia que representa su fe. El libro decía que la reina y el alfil juntos, son las piezas más poderosas en el tablero de ajedrez.
Pensé que esta es una buena ilustración de una madre que tiene fe en Dios. Ella tiene una posición muy poderosa porque está impactando las generaciones futuras; está impactando el futuro de lo que será nuestro mundo. No creo que esto sea para nada una pérdida de tiempo. Me parece uno de los trabajos más importantes del mundo.
Annamarie: Acompáñanos para este próximo episodio.
Invitándote a pasar de manera intencional las verdades de la Palabra de Dios a la próxima generación, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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