El gozo de dar
Annamarie Sauter: Hoy Randy Alcorn nos habla sobre el gozo de dar.
Randy Alcorn: En ocasiones vemos el dar simplemente como un deber, como una obligación; y sí, existe un deber y una obligación de dar, pero el énfasis en la Escritura está en el gozo que dar traerá a nuestras vidas, y en el hecho de que glorificará a Dios y que ayudará a otras personas.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Los últimos años han traído incertidumbre a las vidas de muchas personas. Hay épocas en las que disfrutamos de cierta estabilidad y provisión económica, pero hay momentos en los que nos damos cuenta que nuestras vidas pueden cambiar en un abrir y cerrar de ojos –y la realidad es que no se nos ha garantizado seguridad financiera en esta vida. Y cuando nuestros …
Annamarie Sauter: Hoy Randy Alcorn nos habla sobre el gozo de dar.
Randy Alcorn: En ocasiones vemos el dar simplemente como un deber, como una obligación; y sí, existe un deber y una obligación de dar, pero el énfasis en la Escritura está en el gozo que dar traerá a nuestras vidas, y en el hecho de que glorificará a Dios y que ayudará a otras personas.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Los últimos años han traído incertidumbre a las vidas de muchas personas. Hay épocas en las que disfrutamos de cierta estabilidad y provisión económica, pero hay momentos en los que nos damos cuenta que nuestras vidas pueden cambiar en un abrir y cerrar de ojos –y la realidad es que no se nos ha garantizado seguridad financiera en esta vida. Y cuando nuestros ingresos se reducen y las inversiones se desploman, sentimos temor.
Una de las personas que más me ha ayudado en mi proceso de pensamiento en todo el tema del dinero, el hacer provisión y lo que pensamos sobre nuestros recursos, es mi amigo Randy Alcorn.
A través de los años me ha dado una perspectiva sólida de cómo manejar las noticias financieras –sean buenas o malas– con paz y confianza en el Señor.
Él es autor y conferencista, y su ministerio ha tenido un impacto significativo en mi vida. Randy, bienvenido a Aviva Nuestros Corazones.
Randy: Gracias, Nancy. Es un enorme placer estar contigo.
Nancy: Estoy muy agradecida de poder tenerte aquí con nosotras.
Randy, has escrito 15 libros o más, varios de ellos reconocidos dentro de la categoría de los más vendidos. También has escrito algunas novelas –y una de las cosas que aprecio de tus novelas es que no son lecturas ligeras. A través de ellas se aprecia el hilo de vivir la vida a la luz de la eternidad, y ese es realmente el corazón de tu ministerio, ¿no es así?
Randy: Así es, Nancy. Nuestro ministerio se llama Eternal Perspective Ministries (Ministerios Perspectiva Eterna). Cuando comenzamos nuestro ministerio hace doce años, pensamos, «¿cómo lo vamos a llamar?», y pensamos, «bueno, un punto en común de todo lo que hacemos es que podamos tener una perspectiva eterna».
La Escritura dice en 2 Corintios 4, versículo 18, que «no pongamos nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven, porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas» (parafraseado). Así que de cierta forma oramos la oración que hizo Eliseo por su siervo: « …Oh Señor, te ruego que abras sus ojos para que vea» (2 Reyes 6:17).
Queremos fijar nuestros ojos en ese reino invisible, para entender y reconocer por fe las realidades de ese reino invisible, y para reconocer que el mundo en que vivimos se está deteriorando –un día será consumido por fuego– pero cada día estamos invirtiendo en la eternidad de formas que durarán para siempre.
Nancy: Y qué importante es comprender que todo lo que hacemos hoy –para bien o para mal– se irá con nosotros, en cierto sentido, a la eternidad.
Randy: Definitivamente.
Nancy: Y esta semana en Aviva Nuestros Corazones estaremos hablando precisamente de esto, y de un libro que escribiste titulado El principio del tesoro.
Tengo que decir que este es uno de esos libros que me hubiera gustado escribir. Lo descubrí poco después de que saliera a la venta. Es un libro pequeño, pero que vale oro, y que me ha desafiado profundamente y también a muchos de mis amigos.
Así que, queremos hablar sobre lo que es el principio del tesoro. Realmente se relaciona con todo el tema de tu vida y tu ministerio, que es vivir a la luz de la eternidad. Ahora, el tema de este libro tiene que ver con algo de lo que algunas personas no se sienten muy cómodas hablando: el dinero y la importancia de dar. A veces me pregunto por qué las personas no se sienten cómodas hablando sobre esto…porque Jesús habló mucho de este tema.
Randy: Así es. El 15% de todo lo que Jesús dice se relaciona con el dinero y las posesiones. Por ejemplo, en las parábolas sobre mayordomía –tan solo en esas ya hay mucho que decir sobre las posesiones y el dinero.
Creo que esto se debe a que es un tema tan cercano a nuestros corazones, es muy cercano a nuestras vidas espirituales. Y la transformación espiritual se lleva a cabo en un nivel donde nuestras actitudes y acciones relacionadas con el dinero y las posesiones son fundamentales.
Veamos por ejemplo lo que sucedió con Zaqueo. Se nos muestra a un hombre que viene al Señor y dice, «… Señor, la mitad de mis bienes daré a los pobres, y si en algo he defraudado a alguien, se lo restituiré cuadruplicado» (Lucas 19:1-9).
¿Cuál es la respuesta de Jesús a esto? ¿Dijo: «Oh, no, eso es muy radical»? No. Él dijo: «Hoy ha venido la salvación a esta casa».
Y es claro que Zaqueo no fue salvo por las obras que hizo, sino que esas obras vinieron como resultado de un corazón que había sido genuinamente salvado y transformado; y así se supone que debe ser con nosotros.
«Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe». Inmediatamente la otra parte… «Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas» (Efesios 2:8-10). Dar debería ser una de las primeras buenas obras que salga de nosotros como resultado de la gracia transformadora de Dios en nuestras vidas.
Nancy: En Lucas 3:10-14, leemos que las personas le preguntaron a Juan el Bautista acerca de cuáles son las evidencias de un corazón arrepentido. Es interesante que a cada grupo de personas a las que se dirigía, él les decía que estas evidencias estaban relacionadas con la forma en que manejaban el dinero y las posesiones.
Randy: Exactamente.
Nancy: El subtítulo de tu libro nos dice un poco más al respecto. El título es El principio del tesoro, y me encanta el subtítulo: Descubra el secreto del dador alegre.
Ahora, para la mayoría de las personas, pensar en dar no es algo que necesariamente les produzca alegría. Pensamos que es algo que «debemos» hacer, pero no necesariamente es algo que pensamos que nos traerá alegría. En tu libro nos enseñas a entender por qué dar realmente es una respuesta de gozo hacia la gracia de Dios.
Randy: Así es Nancy. Y me gustaría que viéramos el inicio del capítulo 8 de la segunda carta a los Corintios. Dice:
«Ahora, hermanos, les damos a conocer la gracia de Dios que ha sido dada en las iglesias de Macedonia.Pues en medio de una gran prueba de aflicción, abundó su gozo, y su profunda pobreza sobreabundó en la riqueza de su liberalidad. Porque yo testifico que según sus posibilidades, y aun más allá de sus posibilidades, dieron de su propia voluntad,suplicándonos con muchos ruegos el privilegio de participar en el sostenimiento de los santos» (vv. 1-4).
Podemos ver que la gracia de Dios obra de una manera que produce gozo en nuestras vidas, y nos sentimos tan alegres al dar que no nos cansamos de hacerlo.
Nancy: Es interesante notar que estos creyentes de Macedonia no eran ricos. Él dice que estaban en pobreza extrema, sin embargo, tenían un gozo abundante y un corazón desbordante de generosidad.
Me encanta esa parte que acabas de leer, donde ellos rogaron encarecidamente la oportunidad de dar. Es como si fuéramos a la iglesia y dijéramos, «¡no puedo esperar el momento para ofrendar!»
Randy, tú has sido pastor en años pasados. ¿Alguna vez se acercaron personas a ti diciendo, «¿puedes decirme cómo puedo dar más?» A lo mejor es una experiencia poco común.
Randy: Era poco común. Ha sido más frecuente en años recientes cuando las personas leyeron uno de mis libros relacionados con este tema y se acercan a mí diciendo, «estoy muy emocionado por dar, ¿dónde puedo hacerlo?» Y he visto el gozo en los ojos de las personas cuando les cuento acerca de una oportunidad para esto.
En una ocasión me llamó un hombre que me dijo, «tengo $20,000 dólares que quiero ofrendar, ¿dónde los podría dar?» Así que le dí una lista de opciones.
Le dije, «primero que todo, nada de eso va a ir a nuestro ministerio. No tengo ningún interés en su dinero, así que cualquier cosa que usted determine, nosotros enviaremos el 100% del monto donde usted decida. Ahora que ya aclaramos eso, puede confiar en mí cuando le digo que existen grandes oportunidades para ofrendar».
Entonces le presenté varias opciones. Unas relacionadas al tema provida, algunas relacionadas con las misiones, algunas sobre la traducción de la Biblia, también el ministerio de visita a las cárceles. Y yo escuchaba su voz al otro lado del teléfono diciendo, «oh, wao ¿de verdad? ¡No sabía que todo eso estaba sucediendo!» Pude percibir el gozo en su voz.
Y he recibido llamadas de varias mujeres mayores que han heredado una gran cantidad de dinero, o que su esposo ha muerto y tienen una propiedad, y me han preguntado, «¿qué puedo hacer con esto?» Y cuando comparto las oportunidades con ellas, puedo escuchar la emoción en sus voces. Hay tanto gozo en dar…
Nancy: Y quiero recordar, como hemos visto que este pasaje en 2 Corintios capítulo 8, que no está hablando solamente de personas que han recibido una herencia.
Randy: Exactamente.
Nancy: Eran personas pobres.
Randy: Exactamente. Dar es algo que aplica para todos.
Una persona me llamó y me dijo, «bueno, realmente aprecio tu libro, El principio del tesoro, pero trabajo mucho con personas en Cuba, y eso es algo que no podría compartir con ellos».
Le dije, «¿por qué no? ¿Por qué no lo compartirías con ellos?»
Él dijo, «bueno, porque son muy pobres».
Yo le dije, «bueno, eso es exactamente de lo que estamos hablando –las personas pobres también pueden participar del gozo de dar».
Sabes, sin querer, tendemos a robarles a las personas el gozo de dar al decir, «son muy pobres para escuchar este mensaje», cuando de hecho dar es un gran privilegio y tiene gran valor, una gran dignidad. Los macedonios lo experimentaron, y es por eso que la Escritura dice: «suplicándonos con muchos ruegos el privilegio de participar en el sostenimiento de los santos» (énfasis añadido).
Alguien obviamente estaba tratando de convencerlos de que no lo hicieran. Por eso estaban rogando.
Y, ¿por qué tenían que rogar? Creo que la razón era porque las personas les decían, «oh, eres muy pobre, no deberías estar ofrendando». Pero ellos decían, «no, no vamos a rechazar la oportunidad de dar».
Es como en el Antiguo Testamento con las ofrendas recibidas para el tabernáculo, donde Moisés tuvo que decirles a las personas, «regresen a casa y no traigan más contribuciones porque tenemos más que suficiente». Pero ellos decían, «no, queremos ser parte de esto» (parafraseado; ver Éxodo 36:3-7).
Entonces, cuando realmente amas algo, cuando quieres formar parte de algo, quieres invertir ahí –queremos invertir en el reino de Dios dando.
Nancy: Randy, en esta serie hablaremos un poco de los diferentes aspectos del principio del tesoro y algunas de las claves para dar alegremente. Y quisiera primero preguntarte, ¿qué es el principio del tesoro?
Randy: El principio del tesoro se basa en lo que Jesús dice en Mateo 6:19-20: «No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban;sino acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban». Como dice el antiguo refrán: «Todo aquí se queda», o, «no puedes llevarte nada contigo».
Jesús reconoce que no te puedes llevar tus posesiones, pero añade algo más –y que es de gran importancia– al decir que podemos acumular tesoros en el cielo. No puedes llevarlo contigo, pero puedes enviarlo adelante. Este es el principio del tesoro.
Nancy: Es decir que todo lo que tenemos –o pensamos que nos pertenece en esta tierra– es realmente temporal y no podemos conservarlo; vamos a dejarlo en poco tiempo. Y mencionas que estamos más cerca de ese momento de lo que pensamos. Y es realmente triste que la mayoría de nosotros pasamos nuestras vidas acumulando cosas aquí en la tierra y viviendo como si esto fuera lo definitivo.
Pero en este libro nos estás desafiando a darnos cuenta de que vamos a tener que dejar todas estas cosas en poco tiempo –que no podremos llevarlas con nosotros. Y el principio del tesoro que has compartido con nosotras es que a través de dar podemos enviar cosas por adelantado. Podemos acumular tesoros para nosotros en la eternidad.
Randy: Así es.
Al final del Salmo 90, el salmo más antiguo, el salmo de Moisés, en el versículo 17 dice: «Y sea la gracia del Señor nuestro Dios sobre nosotros. Confirma, pues, sobre nosotros la obra de nuestras manos; sí, la obra de nuestras manos confirma».
Eso es lo que hace el dar. Hace algo permanente. Ponemos algo en las manos de Dios, y cuando se lo damos a Dios, durará por toda la eternidad.
Nancy: A mi padre, que ha estado con el Señor por muchos años, le encantaba dar. Él nunca dejó de asombrarse por el hecho de que Dios lo salvara. Y para él, toda su vida se trataba de entregarse a sí mismo, entregar sus posesiones y su tiempo, y cualquier recurso que Dios le hubiera confiado.
Quería devolverle a Dios todo lo que pudiera y tan rápido como pudiera, porque sentía que le debía mucho al Señor. Su actitud de dar era una respuesta a la gracia de Dios. Él siempre modeló la gracia de Dios en nuestro hogar, pero también nos enseñó mucho sobre los caminos de Dios en cuanto a dar.
Lo recuerdo enseñando que si quieres saber dónde está el corazón de una persona –si quieres saber lo que ama, lo que le importa– mira su billetera y su calendario. Mira lo que está haciendo con su tiempo y con sus recursos financieros, y esa es una medida bastante precisa
Randy: Sí. Es como si la gracia de Dios fuera el relámpago, y nuestra ofrenda el trueno en respuesta al relámpago. El relámpago va primero. «Nosotros amamos porque Él nos amó primero» (1 Juan 4:19).
Damos porque Él nos dio primero. Eso es gracia. «Porque conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, sin embargo por amor a ustedes se hizo pobre, para que por medio de Su pobreza ustedes llegaran a ser ricos» (2 Corintios 8:9). Es a la luz de Su don indescriptible que nosotros les damos a otros con gozo. Y eso es parte de ser como Cristo.
Y pienso en cómo cada madre tiene la oportunidad de modelarles a sus hijos lo que significa ser un dador. Los niños aprenden con el ejemplo. Ellos pueden ver el corazón dadivoso de una madre.
Creo que todas las madres están llamadas a darles diferentes cosas a sus hijos de forma habitual. Y seguramente hay momentos donde una mamá no siente el deseo de hacer lo que está haciendo. Cristo mismo no se sintió bien yendo a la cruz, pero Él lo hizo. Y lo hizo con el espíritu y la actitud correcta porque era en beneficio de aquellos que quería acercar a Él.
Así que, toda madre tiene la oportunidad de tener un espíritu dador, en tiempo y en posesiones materiales, pero también tiene la oportunidad para que sus hijos la vean como alguien que da a otros, y que puedan crecer rodeados de eso como sucedió en tu familia Nancy. Tú viste modelos de generosidad que hicieron de esa experiencia algo más alegre y quizás algo mucho más natural en tu ambiente.
Nancy: Así fue, y estoy muy agradecida por una mamá que estuvo dispuesta a seguir el liderazgo de mi papá en esa área. Ella confesaba que a veces era algo que le costaba esfuerzo, pero que estaba dispuesta a hacerlo. Esto fue un ejemplo increíble –qué bendición fue para mí crecer en un hogar donde podía ver el corazón de Jesús ejemplificado a través de padres que tenían una gran pasión por dar.
Randy, en tu libro, El principio del tesoro, das varios consejos prácticos relacionados a esto del principio del tesoro y dar alegremente. ¿Cuál es el primer consejo que mencionas en tu libro?
Randy: El primero es que Dios es dueño de todo, y yo soy administrador de Su dinero.
La Escritura está llena de referencias a la propiedad de Dios. Por ejemplo, en el Salmo 24:1 dice: «Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y los que en él habitan».
Hageo 2:8 dice: «“Mía es la plata y Mío es el oro”, declara el Señor de los ejércitos».
1 Corintios 6:19-20 dice: «¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en ustedes, el cual tienen de Dios, y que ustedes no se pertenecen a sí mismos? Porque han sido comprados por un precio. Por tanto, glorifiquen a Dios en su cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios».
Y mira, podríamos pensar que como la Escritura dice que el oro es de Dios, que la plata es de Dios y que la tierra es de Dios, lo único que poseemos es a nosotros mismos; y Dios dice, «te equivocas, ni siquiera te perteneces».
Tu cuerpo no te pertenece. Eres doblemente mío. Primero, porque eres mi criatura –soy tu Creador– y segundo, porque soy tu Redentor –eres Mi redimido. Eres doblemente mío y poseo el título de tu vida.
El hecho de que Dios es el dueño de todo en nuestras vidas nos incluye a nosotros mismos y a nuestras familias.
Nancy: Así que cuando le damos a Dios, realmente le estamos dando lo que ya le pertenece.
Justamente estaba leyendo esta mañana 1 Crónicas 29, donde David en su oración le dice al Señor: Todo lo que hay en el cielo y en la tierra es tuyo. «Porque de Ti proceden todas las cosas, y de lo recibido de Tu mano te damos» (1 Crónicas 29:11-14).
Lo que le damos ya le pertenece a Él. No es que nosotros lo compartamos con Dios; es que Dios ha compartido con nosotros, y simplemente se lo estamos devolviendo.
Randy: David dice: «Pero ¿quién soy yo y quién es mi pueblo para que podamos ofrecer tan generosamente todo esto?» (v. 14). Le invadió la alegría de dar y eso es algo que, desafortunadamente, se ha perdido en muchas áreas de la comunidad cristiana.
En ocasiones vemos el dar simplemente como un deber, como una obligación; y sí, existe un deber y una obligación de dar, pero el énfasis en la Escritura está en el gozo que dar traerá a nuestras vidas, y en el hecho de que glorificará a Dios y ayudará a otras personas.
Nancy: Y este principio de que todo le pertenece a Dios es un lugar muy importante para comenzar en cuanto al dar. Creo que tocas un punto que es vital y es darnos cuenta de que le pertenecemos a Dios.
Por eso en 2 Corintios 8 y 9, dos capítulos maravillosos que hablan sobre dar, y animo a nuestras oyentes a tomar tiempo hoy y mañana para leerlos. ¡Ahí se encuentra una enseñanza muy valiosa sobre este tema de dar!
Pablo dice –hablando de la ofrenda de los macedonios– que primero se dieron a sí mismos al Señor y luego dieron sus recursos (ver 2 de Corintios 8:5). Ese es realmente el orden correcto, ¿cierto? Cuando nos damos cuenta de que le pertenecemos a Dios, entonces no es tan difícil o desafiante darle nuestros recursos a Él.
Randy: Eso es completamente cierto, y nos lleva al segundo principio del tesoro, que es, mi corazón siempre va donde pongo el dinero de Dios.
Jesús dice: «No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban» (Mateo 6:19). Él está diciendo no acumules tesoros en la tierra –no porque esté mal– sino porque es algo tonto. Lo que acumules aquí en la tierra no durará.
Luego dice, «sino acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban» (v. 20). Él está diciendo, acumula en el cielo, eso es lo más sabio que puedes hacer.
Así que para Dios esto no es un asunto sobre no tener una mentalidad de riquezas. ¡Él quiere que acumulemos tesoros! Simplemente está diciendo, «deja de acumularlos en el lugar equivocado, y comienza a acumularlos en el lugar correcto, donde van a durar para siempre».
Luego hace una afirmación poderosa, «porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón» (v. 21).
Me encanta cuando las personas me dicen esto –y lo hacen periódicamente: «Realmente desearía tener un corazón para las misiones». Es maravilloso poder responderles, «Jesús nos dice exactamente cómo tener un corazón para las misiones o para cualquier otra cosa». Si das para eso, si pones tu dinero ahí.
Y sí, el principio también aplica con relación a dar de tu tiempo y de tus habilidades. Pero de una manera especial, dar de tu dinero y posesiones para una causa, hace que tu corazón se alinee con esa causa.
Tu corazón siempre sigue tu dinero –que realmente es el dinero de Dios. Cuando das algo, cuando das para las misiones, por ejemplo, tu corazón va con esa ofrenda, así que ahora cultivas un mayor corazón para las misiones.
O también, ¿quieres un corazón más entregado a tu iglesia? Da a tu iglesia.
Nancy: Sí. Así funciona realmente, y no solo en asuntos espirituales.
Randy: En todos los sentidos.
Nancy: Donde ponemos nuestros recursos, inevitablemente es donde nuestro corazón va a estar. Por ejemplo, si estoy gastando un gran porcentaje de mi dinero en ropa o en mis pasatiempos, en eso me voy a enfocar. Allí estará mi corazón.
Randy: Es correcto. O si eres una madre que se está invirtiendo en el equipo deportivo de sus hijos, e inviertes tu vida en ese equipo, gastas dinero en él, tiempo y todas estas cosas, de repente tendrás un vasto interés en esa área.
Y si encuentras un artículo en el periódico sobre la liga local, leerás cada palabra. A lo mejor si tus hijos no estuvieran involucrados probablemente lo ignorarías, pero has invertido tu interés en algo a lo cual te has entregado.
Nancy: Entonces, si queremos cultivar un corazón más entregado a Dios, un mayor interés en los asuntos espirituales, ¿cómo lo hacemos?
Randy: Le damos a Dios. Damos para el reino de Dios. ¿Deseas tener un corazón más entregado al reino de Dios? Jesús te dice cómo hacerlo, «dónde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón».
Traslada tu tesoro al reino de Dios. Entre más tiempo inviertas en estudiar la Palabra, en oración, ofrendando, sirviendo, enseñando una clase de escuela dominical, trabajando con los niños en la iglesia, entre más tiempo inviertas en las vidas de tus hijos y en las relaciones con tus amigos que estén orientadas a las cosas de Dios; entre más inviertas en las cosas de Dios, más estarás enfocada en las cosas eternas.
Nancy: Y todo esto comienza con el entendimiento de que Dios es el dueño de todo.
Randy: Absolutamente.
Nancy: Quiero desafiar a nuestras oyentes a que consideren hacer una lista de todas sus posesiones (todo lo que piensan que poseen): cuentas de banco, vehículo, ropa, muebles, vivienda, posesiones personales. Haz una lista de todo lo que está en tu posesión.
Luego pon esa lista delante del Señor y di conscientemente, «Señor, te transfiero la propiedad de todo lo que hay en esta lista. Todo esto ya es Tuyo de todas formas, pero reconozco que todo esto te pertenece y que simplemente soy un mayordomo al que le has confiado la administración y la responsabilidad de cuidar estas posesiones».
Te darás cuenta de que esto hará dos cosas: Primero, te hará libre del temor de perder, de que se dañen, o de que te roben esas cosas, porque son de Dios y Dios cuida muy bien Su propiedad. Y Dios hace con Su propiedad lo que Él quiere.
Pero también te dará un increíble sentido de responsabilidad. Tienes que tener cuidado con la manera cómo manejas esas cosas. No debes abusar de ellas ni reclamarlas como tuyas, porque le pertenecen a Dios.
Y cuando reconoces que todas las cosas en esa lista le pertenecen a Dios –incluyéndote a ti misma, tu cuerpo, tu tiempo, todo lo que es tuyo en esa lista– a medida que lo entregues a Dios, ¡con esa entrega vendrá una gran libertad! Libertad de no apegarte ni aferrarte a las cosas, libertad para soltar. Libertad para descubrir el secreto de dar con gozo.
Gracias Randy Alcorn por acompañarnos para esta serie y por recordarnos que todo le pertenece a Dios, todo el tiempo; y que nuestros corazones van donde ponemos nuestros recursos.
Sé que esta conversación puede ser de mucho ánimo para muchas de nuestras oyentes en medio del temor que pudieran experimentar al enfrentar una crisis financiera, una crisis mundial o cambios bruscos en los mercados financieros. Esto es algo real. Tenemos oyentes que pueden haber perdido su empleo a raíz de la pandemia, o que su salario no es el mismo de antes. Por eso cada día les traemos esperanza y una perspectiva bíblica de la vida que les permita permanecer firmes en un mundo turbulento.
Y aun nosotros como ministerio somos tentados a temer. Aviva Nuestros Corazones depende de las donaciones de amigos y oyentes como tú –así es como este ministerio puede existir. Aún así, me recuerdo a mí misma y a nuestro equipo a lo largo de los años, que en última instancia, el Señor es nuestro mayor Donante. Y confiamos en Él por provisión, y esto es lo que nos da seguridad.
Y las oportunidades de ministerio se han multiplicado a lo largo de los años, así que, ¿nos ayudarías a orar para que Dios levante colaboradores mensuales que apoyen la obra que Él ha confiado a este ministerio? Y ahora, casi al finalizar este episodio, Ana Nin de Olivo, la gerente administrativa de Aviva Nuestros Corazones nos acompaña para animarte a participar de nuestra misión de llamar a más mujeres a libertad, plenitud y abundancia en Cristo.
Ana Nin: El Señor ha sostenido este ministerio a lo largo de los años, y nos ha permitido alcanzar a muchas mujeres en diferentes partes del mundo. Y esto en formas que solo Él puede hacer posibles. Si has dado a Aviva Nuestros Corazones, queremos darte las gracias por tu donación y por ser parte de lo que Dios ha estado haciendo.
Y quiero invitarte, si Aviva Nuestros Corazones ha sido una bendición para ti este año y en años anteriores, si te ha animado, si te ha fortalecido en tu fe, si ha sido una bendición para alguien que conoces, un familiar o una amiga, si has compartido nuestros recursos con otras mujeres, y si crees en el mensaje que difundimos y la misión que perseguimos como ministerio, quiero animarte a que consideres dar de lo que Dios te ha dado. Quiero animarte a que empieces a hacer tesoros en el cielo comenzando por tu iglesia local.
Y si así Dios lo pone en tu corazón, conviértete en una de nuestras colaboradoras. Hazlo a través de nuestra página web, avivanuestroscorazones.com. Allí puedes hacer tu donación en la sección «Dona». Selecciona el monto con el que puedes participar y el recurso que te gustaría recibir como agradecimiento por tu ofrenda. ¡Juntas alcancemos a más mujeres con la esperanza del evangelio!
Annamarie: Si el concepto de acumular tesoros en el cielo te suena algo confuso, asegúrate de acompañarnos para el próximo episodio. Randy Alcorn regresará para explicar este increíble principio, aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
Únete a la conversación