El fruto de una vida redimida
Debora: ¿Necesitas una buena noticia hoy? Aquí está Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: El maravilloso mensaje del evangelio es que Jesús nos ama. Él tuvo la voluntad de redimirnos, de comprarnos de nuevo de la esclavitud de nuestro pecado y de nosotras mismas.
Debora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 13 de enero de 2023.
Redimida, esta palabra muchas veces la usamos como un cliché, pero para cada creyente el concepto de la redención es crucial. La historia de Rut te ayudará a ver la redención bajo una nueva luz. Nancy nos explicará más hoy en la serie titulada Rut: El poder transformador del amor redentor.
Nancy: ¿Alguna vez has sentido que nadie se da cuenta de todas las cosas que haces para servir en tu casa? ¿Sientes que no lo aprecian y que quizás …
Debora: ¿Necesitas una buena noticia hoy? Aquí está Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: El maravilloso mensaje del evangelio es que Jesús nos ama. Él tuvo la voluntad de redimirnos, de comprarnos de nuevo de la esclavitud de nuestro pecado y de nosotras mismas.
Debora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 13 de enero de 2023.
Redimida, esta palabra muchas veces la usamos como un cliché, pero para cada creyente el concepto de la redención es crucial. La historia de Rut te ayudará a ver la redención bajo una nueva luz. Nancy nos explicará más hoy en la serie titulada Rut: El poder transformador del amor redentor.
Nancy: ¿Alguna vez has sentido que nadie se da cuenta de todas las cosas que haces para servir en tu casa? ¿Sientes que no lo aprecian y que quizás haces muchas pequeñas cosas que la gente ni siquiera percibe? A veces es fácil empezar a sentir que realmente no importa si servimos a los demás.
Nos encontramos en el segundo capítulo del libro de Rut. Hemos visto que Rut ha ido a espigar a las tierras de Booz. Ella es una viuda pobre e indigente, y ha descubierto que este es un campo de gracia. Booz le ha dicho: «Voy a satisfacer tus necesidades. No vayas a otro campo a espigar. Quédate aquí y tus necesidades serán satisfechas. Habrá comida, agua y protección contra aquellos que pudieran intentar hacerte daño».
Vimos en el pasaje ayer, que Rut había respondido con asombro, sorprendida de que Booz se hubiera fijado en ella, que se hubiera interesado por ella. Ella tiene un espíritu humilde y agradecido. Y dice en el capítulo 2, versículo 10: «¿Por qué he hallado gracia ante sus ojos para que se fije en mí, siendo yo extranjera?»
Ella está impresionada. Rut sabe que no merece este tipo de atención y cuidado. Permítanme decirles de nuevo, que ninguna de nosotras merece la gracia de Dios. Eso es lo que hace que sea gracia: es gratis; es inmerecida. No podemos trabajar para ganarla. No la merecemos.
He encontrado a muchas mujeres que hoy en día se sienten realmente frustradas en su caminar con Dios, porque están tratando de ser aceptadas delante de Él por sus propias fuerzas. La única forma en que podemos ser aceptadas por Dios, hallar gracia ante Sus ojos, es a través de Jesucristo. Él es quien nos hace aceptas a través de Su muerte en la cruz.
Bueno, volvamos a Booz y Rut. «Booz respondió», versículo 11:«Todo lo que has hecho por tu suegra después de la muerte de tu esposo me ha sido informado en detalle, y cómo dejaste a tu padre, a tu madre y tu tierra natal, y viniste a un pueblo que antes no conocías».
Booz le dice: Me han contado todo. He escuchado lo que ha pasado. La gente está hablando sobre esto. ¿Crees que Rut se dio cuenta de esto? No creo que lo hiciera. Creo que ella solo estaba haciendo lo que se suponía que debía hacer y que no lo hacía por su reputación. Estoy segura de que ella no tenía idea de que habría un libro en la Biblia con su nombre y que tendría ese tipo de crédito; y que hoy estaríamos sentadas estudiando su vida.
Ella era tan solo una sierva humilde que hacía lo que se suponía que debía hacer. Sin embargo, Booz le dice: «Tienes una reputación. La gente lo sabe. La gente está hablando de lo que has hecho». No creo que Rut pensara que era gran cosa. Creo que solo estaba siendo fiel. Pero Booz dijo: «Me lo han informado en detalle».
Vemos que Rut no se exaltaba ni se promovía. Una de las cosas que realmente me apena cuando miro mi propia vida, es la medida en que tan a menudo estoy tratando de obtener crédito o reconocimiento por actos de obediencia y servicio. Y puede que nunca te imagines eso de mí.
Pero cuando Dios enciende la luz dentro de mi propio corazón, descubro que existe un gran problema de motivación. ¿Por qué hago lo que hago? ¿Lo hago para que me vean? ¿Lo hago para ser reconocida? ¿Lo hago para ser apreciada? ¿O lo hago con un corazón fiel, obediente, de verdadero amor y servicio?
Rut no se exaltó. No se promovió a sí misma. Ella no estaba llamando la atención. Ella permitió que Dios la promoviera y la exaltará en Su tiempo, y eso no era lo que estaba buscando. El versículo que me viene a la mente es Proverbios 27: 2, que dice: «Que te alabe el extraño, y no tu boca; el extranjero, y no tus labios».
Todavía puedo escuchar a mi papá diciéndonos ese versículo mientras crecíamos. Cuán importante era permitir que Dios hiciera que tu reputación fuera la correcta, vivir una vida de santidad y amor, pero no exaltarse ni promoverse a uno mismo.
Continuemos en el libro de Rut, leamos el capítulo 3, versículo 11: «Todo mi pueblo en la ciudad sabe que eres una mujer virtuosa» (parafraseado). Verás, una buena reputación se propaga. Una mujer que hace lo recto ante los ojos de Dios será conocida como una mujer virtuosa y bondadosa. Eso es lo que dice Proverbios 31.
Hemos dicho que es posible que Rut sea la mujer representada en Proverbios 31. Salomón, quien escribió este Proverbio, era su tataranieto. Es posible que haya oído hablar de Rut y eso es lo que describe en ese pasaje.
En ese capítulo dice que una mujer que teme al Señor será alabada. Sus hijos se levantan y la llaman bienaventurada. Su marido habla bien de ella con sus amigos en los lugares de comercio.
Entonces Booz le dijo a Rut: «Toda la ciudad sabe que eres una mujer virtuosa». Puedes pensar que nadie se da cuenta. Puedes pensar que a nadie le importa. Pero la gente se da cuenta. Y cuando eres una mujer amable, generosa, sacrificada y servicial, la gente lo notará.
No tenemos que llamar la atención sobre nosotras mismas. Ningún comportamiento pasa desapercibido. Tu jefe lo habrá observado. Toda la ciudad se dará cuenta. Toda la ciudad conocía el carácter y el corazón de Rut.
Te diré algo más que sabían, ellos conocían el carácter de Noemí, que era una mujer amargada. Recuerda lo que vimos en el capítulo uno cuando todas las mujeres la miraron y dijeron: «¿Es esta Noemí?» Ahora, estoy especulando un poco, pero por el contexto, parece que estaban asombrados de que esta mujer se viera tan triste, tan abatida, tan cansada por todo lo que había pasado.
Noemí dice: «No me llamen Noemí (agradable). Llámenme Mara (amarga)». El pueblo sabía de su amargura. Ella había hablado sobre esto. Sabían qué tipo de mujer era. La clase de mujer que somos por dentro siempre saldrá al exterior y la gente lo notará.
Por eso lo que necesitamos hacer no es tanto guardar nuestra reputación sino guardar nuestros corazones. Porque si estamos guardando nuestros corazones y dejando que se llenen de Jesús, entonces la reputación será una reputación correcta.
Creo que lo que llamó la atención de Booz sobre Rut, en primer lugar, no fue su belleza natural, aunque pudo o no haber sido una mujer físicamente atractiva, pero estoy convencida de que lo que atrajo a Booz hacia ella fue su corazón de sierva, su espíritu, su humildad, su carácter, su confianza, su relación con Dios.
Por eso le dice en el versículo 12: «Que el Señor recompense tu obra y que tu pago sea completo de parte del Señor, Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte».
Él le está diciendo: «Serás recompensada. Aunque no lo veas en este momento». La Escritura promete una recompensa por el trabajo fiel. A lo largo del Nuevo Testamento se nos promete que si somos fieles en obedecer a Dios, en servirle, tendremos recompensas.
Pienso en ese pasaje de Colosenses, capítulo 3, que dice: «Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien sirven». (Col. 3: 23-24).
De manera que cuando limpias tu casa, cuando preparas los alimentos, cuando lavas la ropa de tus hijos y cuando organizas las cosas de tu familia, ¿a quién estás sirviendo? Si lo haces principalmente por el aprecio y la gratitud de los demás, hay egoísmo en ello.
Sin embargo, es distinto si lo estás haciendo como una sierva, con un corazón de amor y sirviendo a Cristo en tus responsabilidades diarias. Si estoy sirviendo a Cristo en mi trabajo diario, en la monotonía, en la rutina, en las largas y solitarias horas a veces en un estudio, lectura, meditación y preparación. A pesar de que esto no sea un trabajo glamoroso, si recordamos que estamos sirviendo a Cristo, Él dice en Colosenses, que sabes que recibirás una herencia del Señor como recompensa. Hay una promesa de que habrá recompensa.
Eso es lo que Booz le dice a Rut: «Que el Señor te pague por lo que has hecho». Si estás buscando la respuesta y la gratitud y el pago del mundo, entonces el agradecimiento de los hombres será todo lo que obtengas.
No sé ustedes, pero yo preferiría tener el agradecimiento del Señor, el pago y la recompensa de Él. Si es necesario, estaría dispuesta a perder toda gratitud, agradecimiento y aprecio de las personas aquí en esta tierra, tan solo por saber que el Señor está complacido, si puedo tener Su recompensa.
Ahora Booz le dice a Rut: «Que el Señor recompense tu obra y que tu pago sea completo de parte del Señor, Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte» (vv. 12). Las alas de Dios. Rut había venido a buscar seguridad y protección bajo las alas de Dios. Sucedió en su vida mucho antes de que encontrara refugio bajo las alas de un marido.
Verás, Noemí les había dicho a sus nueras en el primer capítulo: «Regresen a Moab. Quédense allí. Ahí es donde encontrarán descanso. Ahí es donde encontrarán un esposo. Ahí es donde encontrarán un hogar».
Pero Rut había estado dispuesta a renunciar a la posibilidad de tener un marido y de tener hijos, porque sabía que, en definitiva, la seguridad no se encuentra en ningún hombre, persona, cosa, experiencia o lugar de la faz de la tierra. La realidad es que la seguridad se encuentra solo bajo la cobertura y la protección de Dios; bajo Sus alas.
Una mujer que ha venido a encontrar su lugar de descanso en Dios, en cualquier etapa, esté casada o soltera, con o sin hijos, será una mujer protegida y cuidada. Será una mujer bajo el refugio de Dios.
Al pensar en la vida de Rut, veo en ella el resultado de una mujer que se refugia en Dios. Era una mujer con contentamiento. Mientras leemos esta historia, encontramos a una mujer que tiene un espíritu libre. Ella es libre porque no está controlada por sus circunstancias pues su mayor refugio está en Dios.
Ella puede confiar en que Dios obrará a través de otros. Ella todavía tiene esta suegra amargada, pero puede confiar en que Dios le dará dirección a través de esa suegra, a pesar de que la persona que la está guiando no sea tan madura o sensible espiritualmente, porque su confianza no está en su suegra o en un marido, (que no tiene) ni en ninguna otra persona. Su confianza está en Dios.
Como resultado de refugiarse bajo las alas de Dios, tiene un espíritu tranquilo. No necesita esforzarse para manipular sus circunstancias. Hay una tranquilidad en su espíritu. No muestra estar frenética, agitada, ni ansiosa; ella está en quietud.
Creo que gran parte de los cambios de humor y el alboroto que a veces nos caracteriza como mujeres es el resultado de la inseguridad y la falta de confianza en Dios. Y en la vida de Rut, como resultado de encontrar su refugio bajo las alas de Dios, se puso en una posición en la que Dios podría bendecirla. La bendición comienza en su vida y Dios comienza ahora a cambiar sus circunstancias. Él ha estado planeando esto todo el tiempo.
Ahora retomemos el versículo 17 del capítulo 2. Dice: «Rut espigó en el campo hasta el anochecer, y desgranó lo que había espigado, y fue como 22 litros de cebada». Eso es un peso de unas treinta libras, así que fue un buen día de suministro que se le proporcionó allí en el campo.
Versículo 18: «Ella lo tomó y fue a la ciudad, y su suegra vio lo que había recogido. Rut sacó también lo que le había sobrado después de haberse saciado y se lo dio a Noemí». Cabe destacar que cuando somos disciplinadas y controladas, incluso en estas áreas prácticas de la vida como comer, uno de los beneficios será que tendremos recursos para compartir con los demás.
Versículos 19 y 20: «Entonces su suegra le dijo: “¿Dónde espigaste y dónde trabajaste hoy? Bendito sea aquel que se fijó en ti”. Y ella informó a su suegra con quién había trabajado, y dijo: “El hombre con quien trabajé hoy se llama Booz”. Noemí dijo a su nuera: “Sea él bendito del Señor, porque no ha rehusado su bondad ni a los vivos ni a los muertos”. Le dijo también Noemí: “El hombre es nuestro pariente; es uno de nuestros parientes más cercanos”».
Notamos aquí la palabra bondad, y Dios no ha dejado de mostrar Su bondad, y esa es la palabra de la que me has oído hablar antes, hesed, en el Antiguo Testamento. Significa el pacto, la fidelidad y la misericordia de Dios. Me encanta esa palabra, y espero que la ames a medida que la ves en las Escrituras. Aquí está traducida como «Su bondad».
Ella agregó: «Ese hombre es nuestro pariente cercano; él es uno de nuestros parientes-redentores». Volveremos a esa frase en un momento, pero continuemos hasta el final del pasaje.
Capítulo 2, versículos 21-23: «Entonces Rut la moabita dijo: “Además, él me dijo: ‘Debes estar cerca de mis siervos hasta que hayan terminado toda mi cosecha’”. Noemí dijo a Rut su nuera: “Es bueno, hija mía, que salgas con sus criadas, no sea que en otro campo te maltraten”. Y Rut se quedó cerca de las criadas de Booz espigando hasta que se acabó la cosecha de cebada y de trigo. Y ella vivía con su suegra».
Volvamos al versículo 20: «Noemí dijo a su nuera: “Sea él bendito del Señor, porque no ha rehusado su bondad ni a los vivos ni a los muertos”». Ella dijo: «Dios tiene un plan para nosotras. Él lo está cumpliendo aunque parezca que nuestras vidas no tienen esperanza, aunque hemos perdido a los más queridos para nosotras».
Recuerda que Noemí había perdido a su esposo. Había perdido a sus dos hijos, las personas más preciadas para ella, y Rut había perdido a su marido. Pero Noemí está diciendo: «Dios todavía ha sido bondadoso con nosotras. Incluso a pesar de esta pérdida, Dios todavía nos muestra Su amor de pacto y fidelidad».
Luego Noemí agrega el porqué: «Este hombre, Booz, el hombre a cuyo campo acabas de llegar hoy, es uno de nuestros parientes redentores cercanos. Es uno de nuestros parientes goel».
Sin importar las distintas traducciones, todo se remonta a la misma palabra hebrea, que es la palabra goel; G-O-E-L. Hicimos referencia a esto un poco antes en nuestro estudio, pero quiero ampliarlo un poco más, ahora que el concepto realmente se enfoca en esta parte de la historia. Él es un pariente cercano. Es uno de nuestros goel.
La palabra goel, solo a modo de repaso para aquellas de ustedes que no han podido estar con nosotras en los episodios anteriores, en realidad significa protector. Se refiere a un pariente que protege o redime a un pariente necesitado, de problemas o pérdidas. Recuerda que según la ley de Moisés, los familiares tenían tanto un derecho como una responsabilidad con respecto a un pariente que había empobrecido.
Recuerda que para tener un redentor tenías que ser una persona necesitada. Había dos formas en que esto se llevaba a cabo. Una era con relación a las tierras familiares, la otra estaba relacionada con el apellido. En lo que respecta a las tierras, si un hombre tuviera que vender su propiedad debido a la pobreza, el pariente vivo más cercano, tenía derecho a rescatar esas tierras, a comprarlas de nuevo y a devolverlas al hombre que estaba perdiendo sus tierras.
Dios quería que la propiedad quedara en manos de la familia. Luego, lo que era aún más importante, cuando un hombre moría sin hijos varones que continuaran con el apellido, su hermano se casaba con la viuda. Sé que puede sonar un poco complicado, pero hemos intentado repasar esto varias veces para que realmente quede grabado en nuestras mentes. El hermano del difunto se casaría con la viuda y a través de su unión, el primer hijo varón en realidad sería considerado el hijo del difunto y continuaría con el apellido, con la línea familiar.
Ahora bien, para ser un goel, para ser un pariente redentor, había tres requisitos que debían cumplirse. Queremos verlos porque al regresar a la historia de Rut y Booz, veremos que no solo estos tres requisitos se cumplieron, sino, lo que es más importante, haciendo referencia al Salvador, cuando Cristo vino a la tierra para redimirnos, Él cumplió con estos requisitos para ser nuestro Goel, nuestro Pariente-Redentor.
Ahora, permítanme indicar las tres condiciones y luego las ampliaremos un poco. Primero, tenía que tener derecho a redimir, en segundo lugar, tenía que tener el poder o la capacidad de redimir, en tercer lugar, tenía que tener la voluntad de redimir. Para ser un pariente redentor, un goel, un protector tenía que cumplir con estos tres requisitos.
Primero, el derecho a redimir. Lo que le daba a un hombre el derecho a redimir era el hecho de que era un pariente cercano. Nadie más tenía derecho a insistir en que el comprador vendiera la propiedad de vuelta al judío afligido por la pobreza.
Ahora que entramos en el Nuevo Testamento, encontramos que Cristo tiene el derecho de redimirnos. ¿Cómo tiene ese derecho? Se convirtió en nuestro pariente más cercano. La Escritura dice que el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Dios tomó forma humana. Se hizo hombre. Eso es lo que celebramos en Navidad, la Encarnación. Jesús se hizo hombre.
Hebreos 2:14 nos dice: «Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, también Jesús participó de lo mismo…» Filipenses 2:7-8, nos dice que «se humilló y tomó la forma de un siervo. Fue hecho hombre» (parafraseado).
Ahora, la encarnación por sí sola no hizo a Cristo un pariente lo suficientemente cercano para redimirnos, porque recuerda que Él era un hombre sin pecado. Él era un hombre perfecto. Él era Dios-hombre. Para redimirnos, tuvo que dar un paso más para obtener el derecho a redimirnos. Aquel que participó de nuestra carne y sangre tuvo que ir a la cruz y convertirse en pecado por nosotros. Luego se convirtió en nuestro pariente cercano.
En el pesebre de Belén fue hecho a semejanza de hombre; pero cuando fue a la cruz, fue hecho a semejanza de hombre pecador. Se hizo pecado por nosotros. Es la cruz lo que convirtió a Cristo en el pariente más cercano del pecador y le dio el derecho de redimirnos.
Ahora, un pariente tenía que tener no solo el derecho, sino también el poder o la capacidad de redimir. Eso significa que tenía que tener los medios económicos para hacerlo. Tenía que tener el dinero para volver a comprar la propiedad o para tomar a esta viuda como su esposa. Era una decisión costosa. Requería el pago de un precio.
La Escritura nos dice que no fuimos redimidas de nuestra vana manera de vivir con cosas perecederas como oro y plata que heredamos de nuestros padres, sino con la sangre preciosa de Cristo. Ese fue el precio. Cristo, nuestro rico pariente cercano tenía la capacidad de redimirnos. Tenía la riqueza. El precio fue Su sangre preciosa, y la ofreció como pago por nuestra redención.
En tercer lugar, el pariente redentor debía tener la voluntad de redimir. Verás, no siendo Booz hermano del difunto sino un pariente cercano, en realidad no tenía la obligación de intervenir a favor de Rut. Estuvo dispuesto a intervenir a pesar de no tener que hacerlo. De hecho, veremos en otro episodio, cuando lleguemos al capítulo 4, que en realidad había un pariente más cercano, que quería la tierra pero no quería a Rut.
El maravilloso mensaje del evangelio es que Jesús nos ama. Tuvo la voluntad de redimirnos, de comprarnos de nuevo de la esclavitud de nuestro pecado y de nosotras mismas. En la carta a Tito 2:14, nos dice que se dio a Sí mismo por nosotros para redimirnos para Sí mismo, un pueblo para Su posesión (parafraseado). Así que tenemos en Cristo a nuestro Booz celestial, uno que es, como dijo Noemí de Booz, nuestro pariente más cercano. Él es nuestro Goel.
Él tiene derecho a redimirnos. Él se hizo carne y estuvo dispuesto a ser hecho pecado allí en la cruz por nosotros. Él tiene el poder, la capacidad para redimirnos. Él voluntariamente pagó el precio que Dios requería para nuestra redención. Jesús demostró que estaba dispuesto, lo hizo voluntariamente. No lo hizo porque tenía que hacerlo, sino porque quiso. Su amor, Su misericordia, Su gracia. Él dijo: «Estoy dispuesto a redimirlos».
Así llegamos al final del capítulo 2. Tenemos, al igual que al final del capítulo 1, otra referencia a la cosecha. Cuando terminamos el capítulo 1, fue una escena triste. Aquí estaban dos viudas desamparadas y solitarias que regresaban a Belén y no sabían de dónde conseguirían provisión, pero en el transcurso de un capítulo, muchas cosas han cambiado.
Y todavía van a cambiar mucho porque cerca hay un pariente-redentor que va a estar dispuesto a pagar el precio para redimir a estas dos mujeres de su pobreza y necesidad.
Debora: ¿Dónde has visto la bondad del Señor en tu propia vida? Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha mostrado la bondad de Dios en el libro de Rut. Al ver la historia de Rut, espero que estés percibiendo el carácter de Dios. La Biblia no solo nos habla de Dios, sino que nos permite conocerlo mejor.
Bueno, en la historia que hemos estado estudiando podría parecer que Rut le pide a Booz que se case con ella. Pero, ¿es así como sucedió? Conoce la respuesta en el próximo episodio. Ahora oremos con Nancy.
Nancy: Gracias, Señor, por el mensaje de redención y por Cristo nuestro Redentor. Te adoramos, oh Cristo, nuestro Goel, nuestro pariente más cercano, porque solo a Ti pertenece el derecho, el poder, la capacidad y la voluntad de redimirnos de nosotras mismas, de nuestra pecaminosidad y de este sistema mundial. Por eso te damos gracias, amén.
Debora: Conociendo el poder del amor redentor juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
Únete a la conversación