El foco está sobre Dios
Annamarie Sauter: ¿Qué prefieres: comunicar tus propias ideas, o comunicar las ideas de Dios?
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Si tú tienes un mensaje para otras mujeres, un mensaje para tus hijos o para las mujeres que estás discipulando y guiando en los caminos de Dios, si tú quieres ser una sierva efectiva del Señor, tú tienes que conocer a Dios. Al hablarle a otros tienes que depender de lo que Dios pone en ti a través de Su Palabra y entonces lo compartes con los demás.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
A lo largo de esta semana hemos estado viendo el nacimiento de Moisés, y el grupo de mujeres involucradas en este suceso. La hermana de Moisés, Miriam, es una de estas mujeres. Hoy Nancy continúa con este estudio en la serie, «Recordando a Miriam». …
Annamarie Sauter: ¿Qué prefieres: comunicar tus propias ideas, o comunicar las ideas de Dios?
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Si tú tienes un mensaje para otras mujeres, un mensaje para tus hijos o para las mujeres que estás discipulando y guiando en los caminos de Dios, si tú quieres ser una sierva efectiva del Señor, tú tienes que conocer a Dios. Al hablarle a otros tienes que depender de lo que Dios pone en ti a través de Su Palabra y entonces lo compartes con los demás.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
A lo largo de esta semana hemos estado viendo el nacimiento de Moisés, y el grupo de mujeres involucradas en este suceso. La hermana de Moisés, Miriam, es una de estas mujeres. Hoy Nancy continúa con este estudio en la serie, «Recordando a Miriam».
Nancy: Comenzamos hace unos días diciendo que esta serie iba a ser sobre Miriam. Y probablemente te estés preguntando cuando voy realmente a hablar de Miriam. Nos hemos desviado un poco del tema y hemos hablado acerca de las otras mujeres relacionadas con Miriam en los incidentes que rodearon el nacimiento de Moisés.
Después llegamos a Éxodo 15 y hemos estado hablando del cántico de Moisés. Pero ahora vamos a volver a hablar de Miriam, y quiero pasar varias sesiones viendo su vida y lo que podemos aprender ella.
Estamos en Éxodo capítulo 15. Vamos a regresar al versículo 1 para ver el contexto. Los israelitas habían salido victoriosos del Mar Rojo. Dios acababa de conquistar a sus enemigos.
Los egipcios estaban muertos en el fondo del mar y los israelitas estaban a salvo al otro lado. Ningún israelita se perdió y ningún egipcio se salvó, lo que, por cierto es una imagen de cómo serán las cosas al final de los tiempos.
Ninguno de los hijos de Dios se va a perder. Todos van a estar a salvo al otro lado. Pudimos haber tenido fracasos, fallas o debilidades y haber tropezado en el camino, pero Él nos va a llevar a salvo a casa si verdaderamente le pertenecemos.
Y ni siquiera uno de aquellos que están en el lado opuesto, aquellos que no pusieron su fe en Dios, ninguno de ellos lo va a lograr. Va a haber destrucción, el último juicio de los malos.
Hoy en dia no se escucha mucho hablar de ese tema. No es un tema muy popular. ¿Pero sabes qué? La salvación no será algo precioso a menos que nos demos cuenta de aquello de lo que hemos sido salvadas. Hemos sido salvadas del juicio, y de la ira de Dios.
Así que los israelitas ya estaban a salvo al otro lado, y estaban mirando hacia atrás, analizando la escena. Lo que hicieron después fue tener un culto de alabanza. Esa fue su respuesta a lo que Dios había hecho.
Así lo leemos en el versículo 1 de Éxodo 15.
«Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este cántico al SEÑOR, y dijeron: Canto al SEÑOR porque ha triunfado gloriosamente; al caballo y a su jinete ha arrojado al mar».
Luego a partir del versículo 18 que vimos en la última sesión, tenemos este himno de alabanza, el cual ellos cantan de pie a la orilla, al otro lado del Mar Rojo».
Veamos el versículo 19:
«Porque los caballos de Faraón con sus carros y sus jinetes entraron en el mar, y el SEÑOR hizo volver sobre ellos las aguas del mar; pero los hijos de Israel anduvieron por en medio del mar sobre tierra seca».
Nosotros ya hemos leído esta historia. La leímos en el capítulo 14. ¿Por qué se vuelve a repetir aquí otra vez? Yo creo que es un recordatorio. Cuando venimos a adorar, debemos recordar por qué estamos adorando.
- A Dios por quien Él es
- Su carácter
- Sus caminos
- Es Su obra la que alabamos cuando venimos a Él en adoración
Retomando el versículo 20 dice: «Y Miriam la profetisa, hermana de Aarón, tomó en su mano el pandero, y todas las mujeres salieron tras ella con panderos y danzas.
Y Miriam les respondía: algunas de sus traducciones dicen: «Y Miriam les cantaba». Ella respondía a los hombres. Miriam y las mujeres hacían del coro una respuesta.
Y ¿qué era lo que ellos cantaban? «Cantad al SEÑOR porque ha triunfado gloriosamente; al caballo y su jinete ha arrojado al mar».
Vamos a desglosar este pasaje y ver lo que podemos aprender de Miriam y sobre su vida como una mujer de Dios. Pero déjame otra vez dar un poco de información acerca de Miriam. Sabemos que ella era la hermana mayor de Moisés, le llevaba varios años.
Fue muy interesante para mí mientras estaba investigando acerca de Miriam, encontrar que ella figura de manera prominente en mucha de la literatura rabínica de aquellos días. Ella también aparece en lo que conocemos como el «Midrash», que es una compilación de enseñanzas basadas en la Biblia hebrea. El Midrash incluye historias que, si bien son interesantes, muchas de ellas no son ciertas. Están basadas en idiosincrasias o en leyendas.
En el Midrash y en algunos de estos libros rabínicos, el rol de Miriam está ampliado mucho más allá de lo que podemos aprender de ella en la Biblia. Estas son algunas de las cosas que se han dicho de Miriam. Éstas son cosas que la Biblia no nos dice. Son cosas que creemos que no son verdad, pero son cosas que la literatura rabínica y el folclor dicen acerca de ella.
Por ejemplo, antes del nacimiento de Moisés, se dice que Miriam le dijo a su padre que él tendría un hijo que liberaría al pueblo de Israel de Egipto. Fue esta la profecía, supuestamente, la que lo convenció de tener relaciones con su esposa, a pesar del peligro que conllevaba por el edicto del Faraón de matar a todos los bebés varones.
En muchos de estos escritos, Miriam es considerada como el salvador de Israel. Es muy interesante considerando que María es el nombre griego del nombre Miriam, en hebreo. En el Antiguo y Nuevo Testamento tenemos mujeres quienes realmente fueron mujeres de Dios, pero nuestra tendencia es elevarlas más allá de lo normal.
No hay ningún otro salvador excepto Jesucristo. Nuestra tendencia natural es querer buscar nuestro salvador en los seres humanos. Es por eso que en algunos libros se le da a Miriam este rol. Pero ella ya tiene un gran rol y no necesita ser elevada más allá de lo que dicen las Escrituras.
Otra cosa interesante que sin duda es una leyenda, es que se dice, en muchos de estos escritos, que había un «pozo de Miriam» que acompañó a los israelitas en su viaje por el desierto. Se la asocia con el agua. Ella cuidó al bebé en el Río Nilo. Pasó por el Mar Rojo con los israelitas. Ella canta en el Mar Rojo.
Se dice que desde ese momento, mientras ellos viajaban por el desierto durante cuarenta años, se apareció esta piedra que ellos llamaron el pozo de Miriam que los seguía a dondequiera que ellos iban. De esta piedra salió el agua que sació la sed de todos los israelitas durante esos cuarenta años.
Y la historia dice que después que ella murió, ese pozo desapareció. Ellos sacan esto, yo creo, de Números capítulo 20, que nos dice en el versículo 1 que Miriam murió y después, en el siguiente versículo, dice: «Y no había agua para la congregación». Así que de aquí ellos sacan esta historia del pozo de Miriam que los seguía.
Estas son historias supersticiosas que han nacido de la leyenda de Miriam.
Aquí está otra: ellos dicen que Miriam, Moisés y Aarón, los tres, murieron por un beso de Dios.
La Biblia nos dice acerca de su muerte, pero no nos da esas historias adicionales que los otros nos dan. Y otra vez, aquí vemos la tendencia a elevar a las personas y hacerlas más de lo que es debido.
Lo que hace que la vida de Miriam sea de ejemplo para mí, no son todas esas cosas grandes y sobrenaturales que ocurrieron alrededor de ella, de las cuales las Escrituras no nos ofrecen ningún dato. Lo que la hace interesante para mi es que ella era humana. Ella fue usada por Dios como un vaso humano ordinario en una manera muy significativa cuando ella caminaba paso a paso con Dios.
Mientras ella fue una humilde sierva del Señor, Dios la usó de una manera muy significativa. Cuando ella dejó de caminar con Dios y salió de los límites de Dios en su vida, ella sufrió las consecuencias. Eso lo veremos en la última parte de la serie cuando lleguemos a Números 13. Veremos que hubo una ocasión en la que salió de los caminos de Dios y como resultado sufrió las consecuencias.
Aprendemos mucho. Cuando estamos obedeciendo a Dios, somos bendecidas por Dios y Él nos puede usar. Cuando nos salimos del plan de Dios y del lugar que Dios tiene para nuestras vidas, entonces sufrimos las consecuencias.
Esto me recuerda lo que dice Romanos 15:
«Porque todo lo que fue escrito en tiempos pasados, para nuestra enseñanza se escribió, a fin de que por medio de la paciencia y del consuelo de las Escrituras, tengamos esperanza» (v. 4).
Mira, no necesitamos todas esas historias extrañas para tener esperanza. Tenemos la Palabra de Dios y a través del ánimo de la Palabra de Dios tenemos esperanza.
Vamos a dejar toda esa literatura de lado, todo eso de Google y vamos a regresar a la Palabra de Dios y veamos lo que sabemos sobre el trasfondo de Miriam. Sabemos por la historia que nació en Egipto, era la mayor de tres hijos, tenía dos hermanos menores, Aarón y Moisés.
Tenía padres hebreos que eran de la tribu de Leví, que como recordarás, más tarde fueron designados como la tribu sacerdotal. Su hermano Aarón se convertiría en el primer sumo sacerdote de Israel.
Sabemos que tenía padres piadosos y creyentes, y están listados en los héroes de la fe en Hebreos 11: «Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey». Fueron un hombre y una mujer de fe.
Sabemos que ella nació y vivió como esclava en Egipto los primeros ochenta años de su vida. Sabemos que sus padres nacieron y vivieron como esclavos toda su vida en Egipto. Sus abuelos vivieron en Egipto toda su vida como esclavos también. Así que ella no conocía otra cosa más que la vida difícil y de esclavitud en una tierra extranjera.
Así como lo estamos viendo en esta serie, hay tres escenas principales registradas en las Escrituras que tienen que ver con Miriam. La primera que vimos en estos últimos días fue cuando ella era una niña. Vimos los acontecimientos que rodearon el nacimiento de Moisés.
Ahora estamos hablando del segundo gran incidente en su vida, que ocurre cuando ella ya era una mujer mayor, alrededor de los noventa años de edad. Así que la mayor parte de su vida, casi toda su vida, la vivió en una tierra de dificultades y de esclavitud en Egipto.
Cuando ella era pequeña, vio las obras de Dios. Ella vio la providencia de Dios. Vio la mano de Dios y esto la marcó de una manera que la impactaría de por vida.
La vimos cuando era una niña cuidando a su hermano menor. La vimos como una hermana mayor responsable, compasiva, cuidadosa, muy segura de sí. La vimos ser alerta, valiente, audaz e inteligente.
Vimos que pudo haber sido muy cercana a su hermano menor, a quien ayudó a rescatar y quién vivió en su casa por los primeros dos o tres años de su vida. Ella arriesgó su vida para salvar la de su hermano, porque claramente él tenía un lugar muy especial en el corazón de ella.
Pero recordemos que cuando él era un bebé, él dejó su casa y se fue a vivir al palacio y fue adoptado por la hija de Faraón, por lo que Miriam no pasó mucho tiempo con su hermano menor.
Después, cuando Moisés tenía cuarenta años, recuerden que él huyó de Egipto y que por cuarenta años estuvo fuera, Miriam no supo ni escuchó de él ni lo vio durante esos cuarenta años.
Miriam estaba en Egipto cuando Moisés regresó, enviado por Dios para liberar a Su pueblo. Ella sabía lo que estaba pasando. Ellos se reunieron, y ella lo vio enfrentarse a Faraón y vio a Dios enviar las diez plagas cuando el Faraón se negó a responder. Ella participó en la celebración de la primera Pascua en su casa.
Sin duda alguna, sus padres ya no vivían en este tiempo, pero en su casa, ellos pusieron la sangre en los postes y dinteles de la puerta. Ella escuchó el llanto por la muerte de los hijos primogénitos de los egipcios que murieron cuando el ángel de la muerte pasó.
Pero ella también vio que el primogénito de los israelitas vivió porque el ángel vio la sangre en los postes y dinteles de la puerta y los pasó. Ella experimentó todo esto. Ella estaba ahí como una mujer de casi noventa años de edad.
Ella se unió a los israelitas cuando salieron de Egipto en el gran Éxodo. Ella estaba con ellos cuando llegaron al Mar Rojo, ella vio a Moisés levantar su vara. Estaba con el pueblo que caminó por el suelo seco, y se detuvo y vio como los carros de Faraón se ahogaban en el mar.
Ella estuvo ahí en este asombroso evento, tan culminante en la historia de los judíos. Después de cuatrocientos años de esclavitud, ella empezaba a comprender en su corazón la realidad de su libertad, al igual que le sucedía a los otros que estaban celebrando este gran triunfo de Dios.
¡Somos libres! Digo, solo imagina que eso fue como si finalmente pudieran respirar después de generaciones de esclavitud, de opresión, de dificultades y de cautiverio. ¡Somos libres!
Libres de la dictadura del Faraón, libres de su odio, libres de los capataces egipcios y sus látigos, libres del trabajo de construcción agotador en las ciudades para el Faraón. ¡Eran libres!
Miriam estaba experimentando todo esto junto con los demás judíos. Cuando llegamos a Éxodo 15, ellos están experimentando este respiro, los que habían sido liberados por Dios. Ella está ahí con los israelitas celebrando en el Mar Rojo, ahora como una mujer mayor, con aproximadamente noventa años.
En este pasaje la vemos como un músico capaz y como líder. Ella es una persona influyente entre los hijos de Israel. De hecho, curiosamente, Miriam, de alguna forma enmarca el relato de Éxodo.
En Éxodo 2, ella está ahí cuando Moisés es rescatado del Nilo, ella está participando en esta historia. Después en el capítulo 15, al otro lado del Mar Rojo, ella está ahí cuando Dios rescata a su pueblo de Egipto. Ochenta años entre estos dos incidentes. Ella está ahí en ambos extremos.
Podemos ver la vida de Miriam como un modelo de esperanza en medio de las circunstancias menos esperanzadoras e impotentes. ¿Por qué? Porque Dios ha intervenido a favor de su pueblo. Esto, vamos a ver, es lo que la motiva a participar en este coro de acción de gracias.
Veamos de nuevo el versículo 20:
«Y Miriam, la profetisa, hermana de Aarón, tomó en su mano el pandero, y todas las mujeres salieron tras ella con panderos y danzas».
«Miriam la profetisa». Quiero enfocarme en esta frase. Después en la siguiente sesión entraremos al resto del texto y veremos qué tipo de alabanza era esta.
Miriam la profetisa: una profetisa es un profeta femenino. Miriam es uno de los ocho profetas que son nombrados en las Escrituras, dependiendo de qué tan exactamente los cuentes. Los teólogos difieren en cuanto a lo que realmente significa ser un profeta o profetisa, y tal vez haya una pequeña diferencia en el uso de estas palabras entre el Antiguo y el Nuevo Testamento.
En el Diccionario expositivo de Vine, el cual yo uso como una de mis fuentes para los estudios dice:
Aunque gran parte de la profecía del Antiguo Testamento era puramente predictiva (es decir, que predecía el futuro), la profecía no involucra necesariamente —ni siquiera principalmente— el predecir. Es la declaración de que algo no puede ser conocido por medios naturales, es un adelanto de la voluntad de Dios, ya sea con referencia al pasado, al presente o al futuro.
Es alguien que habla la verdad de la Palabra de Dios. John MacArthur, en su Biblia de estudio, dice casi lo mismo:
«Profetisa», se refiere a una mujer que habla la Palabra de Dios. Era una maestra del Antiguo Testamento, no una fuente de revelación.
Ahora, Wayne Grudem en su Teología Sistemática le da otro enfoque diferente. Particularmente en lo que se refiere a la profecía del Nuevo Testamento. Él dice que ese tipo de profecía significa decir algo que Dios ha traído a la mente espontáneamente.
Bueno, no voy a tratar de entender todo lo que estos grandes teólogos no han podido entender para tratar de comprender exactamente lo que esto significa. Pero voy a decir algo: el hecho de que Miriam fuera una profetisa nos dice algunas cosas sobre ella que son útiles acerca de su trasfondo.
Primero, vemos que eso significa que ella tenía un llamado de Dios en su vida. Ella había sido apartada por Dios de una manera especial para ser usada para Sus propósitos y la redención de Israel de Egipto.
De hecho, en una pequeña profecía del Antiguo Testamento en Miqueas, escrita setecientos años después de la vida de Miriam, vemos otra referencia de Miriam. Dios dice:
«Pues yo te hice subir de la tierra de Egipto, y de la casa de servidumbre te redimí, y envié delante de ti a Moisés, a Aarón y a Miriam» (Miq. 6:4).
Ciertamente Moisés era el más destacado de los tres, y ciertamente él era un líder de una forma que no eran los demás. Pero es interesante que Miriam fue reconocida por Dios como una de las líderes enviadas para ayudar a Su pueblo a ser redimido de la esclavitud en Egipto.
Ella fue, al parecer, reconocida como una líder espiritual entre las mujeres. Se puede ver en este pasaje en Éxodo 15, que cuando se dirigió a las mujeres, ellas la siguieron. Creo que esto se debe a que Dios la había apartado y marcó su vida, puso un llamado en su vida. Ella estaba cumpliendo con ese llamado cuando ella hizo lo que hizo en Éxodo 15: dirigir el coro de las mujeres en respuesta a la canción de Moisés.
También pienso que el hecho de que era una profetisa, hace hincapié en que su rol, su influencia y sus dones los utilizaba para servir a Dios; todo fue resultado de su relación con Dios. Creo que ella era una mujer que conoció a Dios. Fue de su relación con Dios que tuvo esa influencia, sus dones y su servicio.
Verás, el testimonio de fe le había sido entregado a Miriam de parte de las mujeres que habían estado antes que ella: las parteras hebreas que temían a Dios. Ella conocía la historia. Ella pudo haber conocido a las parteras; probablemente las conocía.
Fue influenciada por la fe de su mamá, quien se arriesgó a confiar en Dios a pesar de todas las dificultades. Sin embargo, después de haber visto la fe de las mujeres que habían estado antes que ella, ella desarrolló su propia fe. Ella no se conformó con la espiritualidad de sus antecesores.
Ella había visto la providencia de Dios por ella misma, primero cuando era niña en el rescate de su hermano Moisés, después con su regreso a Egipto y las diez plagas. Había visto a Dios moverse y había desarrollado su propia relación con Dios.
Eso es importante cuando la vemos cantar este cántico. Ella es una adoradora porque adora desde su corazón. Ella adora a Dios en espíritu y en verdad. Ella no solo cantaba palabras, no solo guiaba un coro de mujeres. Ambas cosas salen de un corazón que tiene una relación con Dios.
Vemos el don profético de Miriam manifestándose de una manera similar en otro relato en el Antiguo Testamento. ¿Recuerdas cuando Samuel habló con Saúl antes que Saúl estuviera listo para ser ungido como el primer rey de Israel? Samuel le dijo a Saúl:
«Después llegarás a la colina de Dios donde está la guarnición de los filisteos; y sucederá que cuando llegues a la ciudad, allá encontrarás a un grupo de profetas que descienden del lugar alto con arpa, pandero, flauta y lira delante de ellos, y estarán profetizando.
Entonces el Espíritu del SEÑOR vendrá sobre ti con gran poder, profetizarás con ellos y serás cambiado en otro hombre» (1 Sam. 10:5-6).
Ésta es otra ocasión, como la que estamos leyendo en el Mar Rojo, donde profetizar significaba crear música diseñada para acompañar una celebración religiosa o una fiesta. Miriam estaba atando esta ocasión a la bondad y las obras de Dios. Ese era parte de su don profético y su ministerio en esa ocasión.
Ella era una mujer que fue dotada por Dios con dones espirituales y conocimiento. El conocimiento de quién era Dios, de lo que Él había hecho; el tema de su canción no fue algo que ella inventó. No fue algo que ella fabricó. No fue algo que salió de ella misma. Fue algo que Dios puso en ella.
Si tú tienes un mensaje para otras mujeres, un mensaje para tus hijos o para las mujeres que estás discipulando y guiando en los caminos de Dios, si tú quieres ser una sierva efectiva del Señor, tú tienes que conocer a Dios. Tienes que confiar en lo que Dios pone en ti a través de Su Palabra, para entonces dar a conocer y hablar a otros.
Primera a los Corintios 14, nos dice que el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación (v. 3). Esos dones espirituales, el don de enseñanza, el de predicar, el de liderar, el de servir, todos esos dones que Dios nos da en el Nuevo Testamento, son siempre en beneficio de los demás y para la gloria de Dios, para la edificación de otros creyentes.
Esos dones no son para impresionar a otros o para mostrar que somos muy dotadas o para nosotras sobresalir. Son para el propósito de edificar a los demás.
En Éxodo 15, en este pasaje que estamos viendo, vemos que Miriam hizo uso de ese don profético para bendecir al Señor y para bendecir a otros. El foco está en Dios. Nos daremos cuenta cuando lleguemos al final de esta serie, cuando Miriam se salió de la línea, cuando trató de ser ella el centro de atención y sobresalir por sus propios dones, que fue allí donde ella se metió en problemas.
De manera que Dios nos dio esos dones como mujeres con el propósito de servirle a Él y a los demás y surgen de una relación personal con Jesucristo.
Annamarie: Nancy DeMoss de Wolgemuth, regresará para orar. Ella nos ha dado mucho en qué pensar. ¿Sobre quién está el foco de tu vida?
Usualmente, cuando pensamos en mujeres de la Biblia, Miriam no es de las primeras que vienen a nuestra mente, pero hay tanto que podemos aprender de ella. Aún sus errores son importantes advertencias para nosotras.
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Si estuvieras corriendo por tu vida, ¿empacarías un pandero? Bueno, el lunes escuharás de algunas mujeres que hicieron esto. Ahora Nancy regresa para orar con nosotras.
Nancy: Padre, te doy gracias por los dones que le das a tu pueblo, y por cómo nos has dotado de dones de tu Espíritu para servir y para bendecir a otros. Ayúdanos a no poner el énfasis en los dones, en lo que podemos hacer o cómo podemos ser usadas, sino a mantener el centro de atención en donde debe estar: solamente en Ti.
Que nuestro servicio, nuestro discipulado, nuestro ministerio y la crianza de nuestros hijos y todas las cosas que hacemos para servirte; que todo salga de una relación fresca contigo, de una fe que es auténtica, de una vida que es real y de un caminar cercano contigo. Yo ruego en el nombre de Jesús, Amén.
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