El final de la historia
Annamarie Sauter: Al traer tus necesidades delante de Dios en oración, hay algo que debes recordar.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Recuerda que la meta no es ver que ese esposo sea salvo o que ese hijo venga al arrepentimiento o que ese jefe cambie para que tu vida sea más fácil o para que tú puedas ser más feliz. Esa no es la meta, y si vives con ese objetivo, vivirás frustrada y decepcionada como viven muchas mujeres. La meta es que todos lo adoremos a Él.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nos encontramos en la serie titulada, El Rey tiene una jugada más. Si te perdiste alguno de los episodios anteriores, descárgalo, escúchalo o léelo en nuestro sitio web, AvivaNuestrosCorazones.com. Aquí está Nancy.
Nancy: Entonces, ahora quiero leer el conflicto final: «Los diez cuernos que viste son …
Annamarie Sauter: Al traer tus necesidades delante de Dios en oración, hay algo que debes recordar.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Recuerda que la meta no es ver que ese esposo sea salvo o que ese hijo venga al arrepentimiento o que ese jefe cambie para que tu vida sea más fácil o para que tú puedas ser más feliz. Esa no es la meta, y si vives con ese objetivo, vivirás frustrada y decepcionada como viven muchas mujeres. La meta es que todos lo adoremos a Él.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nos encontramos en la serie titulada, El Rey tiene una jugada más. Si te perdiste alguno de los episodios anteriores, descárgalo, escúchalo o léelo en nuestro sitio web, AvivaNuestrosCorazones.com. Aquí está Nancy.
Nancy: Entonces, ahora quiero leer el conflicto final: «Los diez cuernos que viste son diez reyes que todavía no han recibido reino, pero que por una hora reciben autoridad como reyes con la bestia. Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y autoridad a la bestia. Ellos pelearán contra el Cordero» (Apocalipsis 17:12-14).
Ahora veamos la situación aquí. Tenemos al dragón y las dos bestias—la bestia que sale del mar y la bestia que sale de la tierra, y tenemos todos sus ejércitos y a los diez reyes y a todos sus ejércitos, que se unen para luchar en contra del Cordero.
¿Qué oportunidad tiene un cordero de sobrevivir, y mucho menos ganar una guerra en contra de esos ejércitos? Ninguna, a menos que el nombre del cordero sea Jesús. «Ellos pelearán contra el Cordero, pero (me encanta esta frase), el Cordero los vencerá». El Cordero los vencerá, porque Él es Señor de señores y Rey de reyes—y los que están con Él son llamados, escogidos y fieles» (Apocalipsis 17:14).
Quiero recordarte que el Cordero triunfa porque está dispuesto a morir. «Ellos vencieron por medio de la sangre del Cordero» (Apocalipsis 12:11). Luego leemos en Apocalipsis 19 y dice, «vi el cielo abierto» (v.11).
«Vi el cielo abierto, y apareció un caballo blanco. El que lo montaba se llama Fiel y Verdadero. Con justicia juzga y hace la guerra. Sus ojos son una llama de fuego, y sobre Su cabeza hay muchas diademas. Tiene un nombre escrito que nadie conoce sino Él.Está vestido de un manto empapado en sangre, y Su nombre es: El Verbo de Dios.
Los ejércitos que están en los cielos, vestidos de lino fino, blanco y limpio, lo seguían sobre caballos blancos. De Su boca sale una espada afilada para herir con ella a las naciones y las regirá con vara de hierro. Él mismo pisa el lagar del vino del furor de la ira de Dios Todopoderoso. En Su manto y en Su muslo tiene un nombre escrito: «REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES» (vv. 11-16).
Ahora, abajo en el versículo 19 dice:
«Entonces vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos reunidos para hacer guerra contra Aquel que iba montado en el caballo blanco y contra Su ejército. Y la bestia fue apresada, junto con el falso profeta que hacía señales en su presencia, con las cuales engañaba a los que habían recibido la marca de la bestia y a los que adoraban su imagen. Los dos fueron arrojados vivos al lago de fuego que arde con azufre. Los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca de Aquel que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de sus carnes» (vv. 19-21).
Así que el Rey hace Su última jugada. Satanás es derrotado para siempre. Esta mañana estuve leyendo estos capítulos que hablan de los cielos nuevos, la tierra nueva, la nueva Jerusalén —no más llanto, no más dolor, no más muerte, no más tristeza, no más maldición— únicamente el Cordero de Dios y Él que está sentado en el trono, Sus siervos le servirán a Él para siempre.
Ahora, quisiera hacer una pregunta que pienso que es importante considerar antes de finalizar. ¿Entonces qué? Conocemos la historia. Sabemos cómo comenzó. Hemos visto un poco de su desenlace. No mencioné todos los capítulos —solo escogí algunos que son mis favoritos. Hemos visto cómo termina. Entonces, ¿qué significa esto para mí, para ti, hoy al regresar a nuestros hogares a lidiar con lo que tengamos que enfrentar, esta noche, mañana, la próxima semana, el próximo mes?
Creo que esto tiene profundas implicaciones. Primero, adora a Dios. Adorar a Dios significa ponernos de rodillas. Significa rendirnos, inclinarnos ante Él para decir: «Sí, Señor».
Adora a Dios. Esta es una batalla por la adoración. Es una batalla por la sumisión. Es una batalla por la lealtad, y cada una de nosotras y todos en este planeta estamos de un lado o del otro.
Somos adoradoras de Dios o somos lo contrario, adoradoras de Satanás. O nos estamos sometiendo a Dios y diciéndole sí a Él o le estamos diciendo sí a Satanás. Declaramos nuestra lealtad a Dios o declaramos nuestra lealtad a la serpiente. No hay términos medios.
Tal vez digas: «Yo soy cristiana, por supuesto que adoro a Dios». Tú puedes ser cristiana y aún así darle al enemigo toneladas de municiones. Me refiero a los pequeños detalles de la vida.
Te diré algo —seré muy honesta aquí— una de las grandes batallas en mi vida es en el área de la comida —comer. Anoche regresé a mi cuarto a las 11:30. No tenía hambre. No necesitaba comer…pero esa canasta estaba en mi cuarto. Me metí a la cama, saqué mi Biblia y mis notas, comencé a repasar este mensaje acerca de la batalla y la adoración, y en medio de esto, sentí muchas ganas de comer.
Te diré lo que hice en ese momento. Yo le dije no a Dios, y le dije sí al enemigo. Me levanté de la cama, tomé esa canasta y la abrí. Pero sabes, Dios es tan lleno de gracia y de misericordia, que Él no me dejó. Él seguía ayudándome a recordar que esta es una batalla por la adoración y que yo no podría estar delante de ustedes hoy y decirles: «póstrense», y no haberme postrado yo misma.
Dios me dio gracia en ese momento para levantarme, guardar las cosas, y decirle: «Señor, yo te alabo». Ves, ahí es donde la batalla se pone realmente práctica. Quizás es la manera como tú le respondes a tu esposo cuando él dice cosas que te ofenden, la manera como le respondes a tu hijo cuando te hace la 4,637 pregunta del día, y estás llevando un registro de eso, y ya estás exhausta. Es una batalla por la sumisión y la rendición.
¿Adoras al Cordero? Si no eres una hija de Dios, y rehúsas doblar tu rodilla; llegará el momento cuando ya no habrá más gracia para tu pecado, no porque tu pecado sea demasiado grande para que la gracia de Dios lo cubra, sino porque no fuiste humilde y no dejaste que la gracia de Dios lo cubriera.
Para aquellas de ustedes que nunca se han inclinado ante Dios, llegará el día cuando estén bajo la ira, el juicio y el terror del Dios Todopoderoso. Así que este asunto de la adoración es realmente importante, se trata de doblar tu rodilla y tu voluntad. Adora a Dios.
Segundo: Recuerda la meta. Recuerda por qué estamos aquí. Nuestra meta es que Su nombre sea santificado, honrado y reverenciado aquí en esta tierra, que las personas den reverencia a Dios, que Su reino venga y Su voluntad se haga aquí en la tierra, como en el cielo.
Nuestra meta es guiar a otros con nuestro ejemplo, con nuestras palabras y apelar a ellos para que bajen sus armas y dejen de resistirse a Dios, para que doblen sus rodillas y lo adoren a Él, para que prometan fidelidad a Cristo. Nuestra meta es lograr que todos lo adoremos a ÉL.
Amiga, recuerda todo esto cuando regreses a tu hogar, a ese esposo que no conoce a Cristo que hace tu vida miserable. Recuérdalo cuando regreses a tu hogar y recibas noticias de ese hijo o esa hija, que es adulto y no vive en la casa, que se resiste a Dios y está hundido en el lodo y tu corazón está agobiado. Recuerda esto cuando vayas a trabajar el lunes por la mañana y tengas que lidiar con un jefe que es imposible de complacer.
Recuerda que la meta no es ver que ese esposo sea salvo o que ese hijo venga al arrepentimiento o que ese jefe cambie y así sus vidas sean más fáciles, o para que ustedes sean más felices. Ese no es el objetivo, y si tienes esa meta en mente, vas a vivir frustrada y decepcionada como vive la mayoría de mujeres. La meta es que todos adoremos a Dios.
Mientras oras por tu esposo, por tus hijos, por aquellos que te maltratan y te oprimen, ora para que la gloria de Dios y el reino de Cristo se manifieste, porque Él merece nuestra adoración. Él merece que tu esposo, tu hijo y esa otra persona doblen sus rodillas delante de Él. Ora para que Su reino se manifieste y Su voluntad se haga en aquella vida. Ora para que todos lo adoremos a Él.
Tercero: ¿Qué hacer cuando la batalla realmente se intensifica? Bueno, no pierdas la perspectiva. Y yo espero que esta mañana hayas podido experimentar una perspectiva nueva y fresca. No pierdas la perspectiva de lo que realmente está pasando.
Recuerda, no se trata de nosotras. Nosotras solo somos pequeñas participantes en este drama. El mundo no gira a nuestro alrededor. Nosotras muchas veces pensamos y actuamos como si así lo fuera; entonces no pierdas la perspectiva. No olvides cuán pequeñas somos nosotras y cuán grande es Él.
Es por esto que me encanta leer toda la Biblia, porque así puedo ver cómo empezó todo. Veo cómo se desarrolla. Veo la maldición. Veo la esclavitud. Veo la cruz, y luego veo el triunfo final de Cristo, el Cordero.
Continuemos hasta el final de la historia. Me encanta leer esos capítulos al final de Apocalipsis, y mi corazón lo alaba junto con los ángeles y los ciudadanos en el cielo: «¡Aleluya! Porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina» (19:6). «Alabanza y honra y gloria y poder y majestad pertenecen a Él» (19:1, parafraseado). Mantén tus ojos en el final de la historia. Dirás: «No es muy triunfante aquí abajo en mi casa», entonces levanta tu mirada.
Annamarie: Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha estado ayudando a ver la guerra que existe entre Dios y Satanás, y el rol de nuestra adoración en esta. Saber cómo termina esta guerra afecta tus decisiones hoy. Y tú, ¿traspasas el evangelio a la próxima generación o te has visto paralizada por el temor? Aún en medio de los retos de la vida y de tus debilidades, ¿rindes tu corazón a Dios en adoración?
En una ocasión Patricia de Saladín sostuvo una conversación en línea con el pastor Israel Sanz. En esta, el pastor Sanz nos dio una gran perspectiva del Rey sentado en Su trono. Para concluir este programa, escucha un resumen de esa conversación.
Patricia de Saladín: Bueno el pastor Israel Sanz tiene en su corazón, antes de conocer Aviva Nuestros Corazones, un mensaje muy alineado con nosotros; es el mensaje de avivamiento, el mensaje de ese diseño bíblico, tanto de la masculinidad como de la feminidad bíblica. Israel, la palabra es tuya somos todo oídos.
Israel Sanz: Muy bien, hemos estado viviendo días de mucha inestabilidad, de confusión, mucho ruido. El temor crece por momentos, pero yo creo que el Señor quiere en este tiempo que nosotros podamos ver de nuevo algunas realidades con una nueva profundidad. El pasaje que venía de manera recurrente a mi corazón en estos días, es precisamente una visión que el Señor le da a su siervo Juan, en un tiempo de confinamiento forzoso en la isla prisión Patmos, donde están ocurriendo muchas cosas, pero el Señor le invita en una visión a subir para que él pueda captar la perspectiva de Dios. En el capítulo 4 versículo 1 de Apocalipsis dice:
«Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.
Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado».
Como digo, Juan está allí bajo el yugo de Roma, cercado por las aguas del Mar Egeo, pero el Señor le hace ver una puerta abierta arriba en el cielo, y en la tierra hay conflicto, intrigas, guerras, rumores, campañas políticas, los comercios maniobrando de forma rapaz, pero en el cielo parece que todo está en calma; dice que Juan ve un trono establecido en el cielo.
Patricia: Gloria a Dios por eso.
Israel: Sí. Y eso es algo que necesitamos captar, y a veces en tiempos de mucha conmoción el Señor usa estos tiempos para llevarnos a anclar nuestro corazón en esta visión.
En el cielo hay un trono que no tiembla, es un trono que está firmemente establecido, que por cierto no está vacante. Tiene dueño, siempre tuvo dueño, y en el trono está el Rey sentado, que no es la madre tierra ni Roma y su emperador o sus dioses, ni es el destino ciego ni el azar, ni la ONU, es Dios Todopoderoso.
En la tierra en el tiempo de Juan, Cesar Domiciano Augusto Germánico, se hacía llamar a sí mismo señor y dios, pero Juan ve que en la sala de mando del universo solamente hay un Señor y Dios y el Emperador Domiciano es el chico de los recados, por así decir.
Como dice la Escritura, «el Señor reina», y esto es algo que tiene que ministrar una vez más nuestro corazón. Y todo lo que sucede, los astros en sus órbitas, las bacterias, los virus, las pandemias, la lluvia, las heladas, las flores que crecen en las laderas que el hombre jamás verá…todo lo que acontece, acontece cumpliendo órdenes bajo el control providencial del Señor.
Patricia: Y un versículo que se me queda siempre es «el Señor está en Su santo templo, calle delante de Él toda la tierra». Eso que dices, tener esa perspectiva correcta de quién está sentado en ese trono…y hay un trono.
Israel: Así es, y desde el trono a veces el Señor nos concede providencias amables y hace salir el sol sobre nuestra cabeza y nos regala aire gratis para nuestros pulmones para que podamos respirar segundo tras segundo, y a veces el Señor desde Su trono nos concede también un ejército de langostas. El Señor da vida y abate también. Levanta reyes y arruina imperios.
Y creo que necesitamos humillarnos ante esa idea. En estos días he oído decir que de ninguna manera lo que está sucediendo podría ser un azote de Dios, que es simplemente la consecuencia de vivir en un mundo caído. Y claro que es la consecuencia de vivir en un mundo caído, pero estas personas lo que dicen es, «Dios solamente permite y usa todo este tipo de cosas para el bien, pero nunca las dispone».
Pero la Escritura es clara en ese sentido. Dios no solamente permitió y usó para bien la sequía que azotó la nación de Israel en tiempos de Elías, aquella sequía fue el trato severo de un Dios que está defendiendo el honor de Su nombre. Así que en Su providencia y soberanía Él nos da providencias amables pero también a veces azotes. Creo que la Biblia dice esto de manera muy consistente.
Yo no sé todo lo que está pasando en esta pandemia, ignoro tantísimas cosas, pero creo que en medio de todo este trato, el Señor nos está llevando a un tiempo de reflexión, de humillarnos, de considerar nuestros caminos. Él quiere abofetear nuestra soberbia, enseñarnos nuestra debilidad, ponernos en nuestro lugar, abatir la arrogancia y el orgullo. Creo que en parte el Señor está haciendo todas esas cosas.
Patricia: Así es, porque hay muchas cosas, como dice Deuteronomio 29:29, yo me lo repito en este tiempo, «las cosas secretas pertenecen a Jehová pero las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos». Y muchas veces digo, «Señor, déjanos ver con los ojos que Tú ves», porque honestamente hay muchas cosas que no entendemos. Hay mucho sufrimiento y dolor, pero también vemos a un Dios que está haciendo bien en muchas otras cosas. Entonces, no entendemos. Lo que sí sabemos es que Él está sentado en Su trono.
Israel: Así es. Y no solo eso, hay un segundo elemento en este pasaje, dice que Juan «vio en el cielo un trono establecido, y en el trono Uno sentado», pero enseguida se percata de que en la mano derecha del que está sentado en el trono hay un libro escrito por dentro y por fuera, no hay espacio para sugerencias, no hay espacio en blanco que diga, «escribe tu comentario». Y ese libro representa simbólicamente el plan de Dios, los decretos de Dios. Su plan de las edades, todo lo que ha de acontecer está allí registrado. Está el día de la gran boda entre la esposa, (la iglesia) y el Esposo, (Jesús), ahí está el día de la resurrección de los muertos, los consuelos para el pueblo de Dios, el juicio del mal y de los malos, ahí está todo registrado.
Así que hay un trono, hay un Rey sobre el trono y hay un plan. No hay un rey que está improvisando. Dios no está allí mordiéndose las uñas mirando a ver cómo reacciona a nuestros vaivenes sino que Él lo tiene todo decretado. Si ese libro no se abre, Juan en Patmos habrá invertido su vida en algo que no tiene futuro: no habrá resurrección de muertos, no habrá consuelo para el pueblo de Dios ni se celebrará esa gran boda.
Dice que Juan lloraba y lloraba desconsoladamente, pero uno de los ancianos, que aparece en el capítulo 5 de Apocalipsis, interrumpe su llanto con dos palabras, «no llores». No llores Juan que la historia no va a terminar en una calle sin salida porque hay alguien digno. Y claro, el anciano le dice, no llores Juan, el león de la tribu de Judá, la raíz de David, el heredero de David, el heredero legítimo del trono ha vencido, ha triunfado. Y Él es digno, Él tiene la categoría suficiente para llevar adelante los planes de Dios.
Y Juan, supongo que secándose las lágrimas, mira la escena tal vez esperando encontrar al león, pero dice que de repente en medio de la escena lo que encuentra es un cordero, un corderito como degollado, y esta es una verdad preciosa. Y necesitamos en medio de estos tiempos, verla con una nueva claridad para que podamos decir como el apóstol Pablo, «lejos esté de mí gloriarme sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo». Porque uno pudiera decir, dónde está el león, qué ha pasado con el león, dónde se ha ido el león. Pero el león no se ha ido a ninguna parte, el león sigue ahí, es el corderito, el cordero es el león, y triunfó como Cordero en la cruz del calvario.
Allí el Señor Jesús compra y asegura para siempre todas las bendiciones del nuevo pacto para nosotros. Un viernes por la mañana el León de la tribu de Judá subió la cuesta del calvario con la boca cerrada, y allí (al Señor Jesús) lo llenaron de saliva y de golpes…allí fue abatido. Dios Padre atacó en Él el pecado de nosotros. Y descolgaron Su cadáver de la cruz, lo sepultaron y luego rodó la piedra del sepulcro.
Pero la mañana del domingo el Señor reventó el sepulcro, le pisó la cabeza a la muerte y entonces «estuvo muerto pero he aquí que vive, porque Él es el primogénito de entre los muertos». Como dice Isaías, «la voluntad del Señor será prosperada en Su mano». Y este corderito… cuidado con el Cordero que viene armado con siete cuernos…no son dos ni tres, son siete cuernos, es decir el número que comunica plenitud. Indicando que la plenitud de la fuerza, la reunión de toda la fuerza, está en el brazo del Señor.
No solo tiene categoría y autoridad, sino que tiene músculo. Así que si Jesús es quien se encarga de ejecutar los planes de Dios, podemos dormir en paz. Entonces, necesitamos ser llenos del Espíritu Santo, porque no es un asunto de conocimiento intelectual. Para ver al Padre en el trono y descansar en Su soberanía; para ver a Jesucristo como el Cordero vencedor, necesitamos la operación constante del Espíritu de Dios que aclara los ojos de nuestro corazón. Y llenos del Espíritu vamos a poder saborear, gustar, ver, entender estas realidades y vamos a poder estar gozosos y confiados en medio de cualquier tormenta.
Esta crisis o las que puedan venir. Podemos enfermar, perder algunos familiares, perder la vida, pero el gozo que no es compatible con el pecado es compatible con el sufrimiento. Podemos sufrir y al mismo tiempo cantar llenos de gozo.
Patricia: Qué esperanzador. Y siempre el cristiano va a encontrar áreas donde arrepentirse y venir delante de Dios y confesar pecados y ver el juicio de Dios cayendo sobre una humanidad que le ha dado la espalda. Pero qué bueno es que ese Rey que está sentado en el trono dejó un libro para nosotros. Este es un tiempo de estar buscando con la ayuda del Espíritu en ese libro. Ese balance es precioso, entre ese Rey en Su trono, aún ese León, pero ese León es el Cordero.
Por eso me encanta el mensaje, Israel. Y si pensaras en las mujeres, ¿qué cosas quisieras decirles a las mujeres que se encuentran hoy en día cargadas, trabajando duro en sus casas, o con sufrimientos por ver a seres queridos partir…qué mensaje de aliento les podrías dar?
En primer lugar, como estamos diciendo, asegurarnos de que por el Espíritu podemos tener una visión celestial de estas cosas, la soberanía de Dios, el triunfo de Cristo, para que nuestro corazón descanse en eso, que nuestros pies se apoyen sobre la roca y podamos cantar y tener el gozo.
Creo que eso puede ser usado por el Señor para impactar la vida de muchos en tiempos donde se mueven muchas cosas. Peligra la salud, la economía, la estabilidad. Se echan a perder sueños que por años las familias han acariciado; proyectos, negocios…un tiempo donde el temor crece por momentos y el pueblo del Señor canta aún en medio del dolor.
Pero si vemos el trono, el libro y el Cordero podemos cantar. Pero en segundo lugar, como dice el libro de Eclesiastés, «es mejor la casa de luto que la casa del banquete, porque hacia la muerte vamos todos y en la casa del luto los vivos reflexionan» (parafraseado). Entonces creo que es tiempo de reflexionar, y si el Señor está aplicando Su vara, en muchos sentidos, en el mundo y también en la iglesia, creo que haremos mal en intentar distraernos con muchas cosas.
Es hora de poner la boca en el polvo, de buscar al Señor, humillarnos, reflexionar acerca de nuestro tono espiritual, de nuestra relación con Dios, es tiempo de examen, de reflexionar. Animaría a todos pero en este momento a las mujeres, a buscar al Señor en la Palabra, a acampar en los textos de la Biblia, a intentar sacar más tiempo para una oración más dirigida, pero sobre todo necesitamos traer nuestro corazón al lugar secreto, a acampar en la Biblia y pensar nuestros propios pensamientos en la presencia del Señor.
Quedarnos en silencio, allí el Señor quiere hablarnos. Así que llamo a las mujeres a orar, a buscar el rostro del Señor, porque estos tiempos de dificultad pueden ser tiempos preciosos para una renovación, un avivamiento espiritual en las familias, en las congregaciones… y más allá de las congregaciones locales que nos toque a todos.
Patricia: Amén. Muchísimas gracias Israel. Quiero pedirte que ores por todo esto y por lo que está sucediendo, por nuestro mundo, nuestra fe, que comience por nosotros.
Oramos. Señor, te bendecimos. Tú eres Dios en Tu trono y nos gozamos, nos alegramos en esta verdad bendita. Echamos nuestra ansiedad sobre Ti, y en medio de estas circunstancias, pedimos la gracia, el colirio de Tu Espíritu para verte glorioso, majestuoso, para gustar que eres bueno, que Tú eres grande. Señor, aviva nuestros corazones. En tú buen Espíritu, con Tu buena palabra. Susténtanos con Tu promesa en esta hora.
Dios mío, bendice Señor a Tus siervas en todo lugar, levántalas para cantar Tus alabanzas, para proclamar en los lugares donde las has colocado, Tus verdades. Que en este tiempo Tú derrames de Tu Espíritu de una manera muy singular y podamos honrarte y hacer Tu obra en este tiempo y llevar mucho fruto para Tu gloria. En el nombre de Jesús lo pedimos. Amén
Annamarie: En medio de la conmoción de estos días—o de tu propia vida, esta perspectiva te trae esperanza. Patricia de Saladín y el pastor Israel Sanz te han recordado tu necesidad de ver la vida desde la perspectiva de Dios, y cómo puede Él usar los tiempos difíciles para traer avivamiento.
Cuando los apóstoles estaban eligiendo líderes en la iglesia primitiva ellos buscaban ciertas cualidades. En la próxima serie, Nancy te mostrará cuáles son y cómo puedes cultivarlas en tu vida de modo que seas una sierva más efectiva para el reino de Dios. ¡Te esperamos aquí el lunes!
Adornando el evangelio juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
La lectura para hoy en el Reto Mujer Verdadera 365 es Daniel capítulos 7 al 9.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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