El evangelio y tu teléfono móvil
Dannah Gresh: Vivimos en una época en la que los dispositivos electrónicos afectan la vida a todos los niveles. Jaquelle Crowe nos reta a que veamos esto como una oportunidad.
Jaquelle Crowe Ferris: El uso que le damos a la tecnología no es neutral. Tenemos la responsabilidad de utilizar la tecnología como una herramienta, no como un juguete.
Dannah: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora del libro Sea agradecido, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 28 de septiembre de 2023.
La verdad de la Palabra de Dios es extremadamente práctica, y yo anhelo que nuestras enseñanzas en Aviva Nuestros Corazones lo sean también. Así que hoy estaremos hablando de cómo el evangelio se conecta con el uso que damos a los aparatos electrónicos. No sé tú, Nancy, ¡pero yo realmente necesito esta conversación práctica!
Nancy DeMoss Wolgemuth: Y de hecho, Dannah, tú y yo …
Dannah Gresh: Vivimos en una época en la que los dispositivos electrónicos afectan la vida a todos los niveles. Jaquelle Crowe nos reta a que veamos esto como una oportunidad.
Jaquelle Crowe Ferris: El uso que le damos a la tecnología no es neutral. Tenemos la responsabilidad de utilizar la tecnología como una herramienta, no como un juguete.
Dannah: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora del libro Sea agradecido, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 28 de septiembre de 2023.
La verdad de la Palabra de Dios es extremadamente práctica, y yo anhelo que nuestras enseñanzas en Aviva Nuestros Corazones lo sean también. Así que hoy estaremos hablando de cómo el evangelio se conecta con el uso que damos a los aparatos electrónicos. No sé tú, Nancy, ¡pero yo realmente necesito esta conversación práctica!
Nancy DeMoss Wolgemuth: Y de hecho, Dannah, tú y yo tuvimos una serie de conversaciones por mensajes de texto sobre cómo el evangelio afecta el uso de los aparatos electrónicos. Yo sé que el Señor ha estado haciendo una obra en esa área en nuestras vidas.
Y como dice Proverbios 27:17: «El hierro con hierro se afila», debemos explorar juntas cómo la Palabra de Dios moldea nuestro diario vivir.
Dannah: Necesitamos que nuestros pastores nos enseñen sobre estos asuntos prácticos. Pero Nancy, como mujer, yo creo que es muy útil escuchar algunas de estas enseñanzas de la vida de otras mujeres.
Nancy: Y yo estoy muy agradecida, Dannah, de que Aviva Nuestros Corazones día tras día ofrece esta ayuda tan necesaria, confiable y práctica para las mujeres mientras estudiamos juntas la Palabra de Dios. Y todo esto es posible gracias a las oyentes que abrazan esta verdad y que quieren que este ministerio continúe produciendo contenido. Sin el apoyo de nuestras oyentes, ¡Aviva Nuestros Corazones quizás ni siquiera existiría!
Dannah: ¡No quisiera imaginarme un mundo sin Aviva Nuestros Corazones! Así que, si aprecias este episodio tanto como yo, si te sientes retada y quieres ver que este ministerio continúe produciendo contenido, ¿nos ayudarías orando por el ministerio? Y si el Señor lo pone en tu corazón, también puedes apoyar financieramente para que de esta manera podamos seguir brindando recursos para las mujeres.
Bueno, Nancy, voy a iniciar este episodio con una confesión. ¿Lista?
Nancy: ¡Claro!
Dannah: Aquí va. A veces paso demasiado tiempo en Instagram.
Nancy: ¡Wow, Dannah! ¿En serio?
Dannah: Sí. ¿Nancy, tú nunca has tenido ese problema?
Nancy: ¿Yo? ¿Alguna vez? ¿Por qué tenías que mencionar eso ahora?
Dannah: Porque creo que es algo de lo que debemos hablar en el episodio de hoy.
Nancy: Tengo que decir que desde que conocí a Robert, él ha sido tan intencional con respecto a eso, ¡y eso me encanta de él! Él me retó sobre ese mismo tema, me decía, «¡el Trono antes que el teléfono!»
Dannah: ¡Qué bien! Hace un tiempo hice el reto de «el Trono antes que el teléfono» para mi corazón.
Nancy: ¿Lo lograste?
Dannah: Sí, de hecho estábamos haciendo el estudio bíblico en línea del libro Mentiras que las jóvenes creen, y una de las adolescentes dijo eso en los comentarios. Sentí tanta convicción que decidí probarlo durante una semana, ¡y fue realmente transformador!
Nancy: Así es.
Dannah: Pero creo que de vez en cuando yo necesito revisar mi corazón, porque si no tengo cuidado, un inocente «déjame revisar mi cuenta de Instagram o Pinterest o Facebook, o lo que sea», se convierte en treinta o cuarenta minutos.
Nancy: O quizás más.
Dannah: Sí, y luego estoy muy ocupada ese día para tener mi tiempo con el Señor.
Nancy: Demasiado ocupada o demasiado distraída. Me doy cuenta de que cuanto más reviso las redes sociales –mi computadora, mi correo electrónico, todas esas cosas– más me cuesta volver a la Palabra y tener un corazón tranquilo cuando lo hago.
Dannah: Bueno, hoy haremos un chequeo del corazón. Del mío, del tuyo y de todos. Tenemos una invitada especial que nos ayudará. Ella desarrolló una herramienta que puede cambiar la forma en que usamos nuestras redes sociales. Su nombre es Jaquelle Crowe Ferris.
Nancy: Jaquelle, para nosotras ha sido maravilloso tenerte aquí estos días. Nos ha encantado poder conocerte. Mi corazón se alegra al saber que Dios está levantando mujeres jóvenes como tú, que lo aman, aman Su Palabra, y que tienen una pasión por caminar con Cristo y lo están compartiendo con otras personas. Esto nos da esperanza sobre lo que Dios está haciendo en la próxima generación.
Dannah: ¡Y esperamos que algunas de nosotras podamos tener un enfoque diferente de las redes sociales! Jaquelle, escribiste un libro llamado Esto lo cambia todo: cómo el evangelio transforma tu juventud. Al hojear este libro, ¡me sorprendió descubrir que no tuviste una cuenta de Facebook hasta los dieciocho años!
Jaquelle: ¡Yo era muy rara!
Dannah: ¡Eso es raro en una adolescente!!
Jaquelle: ¡Sí, lo sé!
Dannah: ¡Eso es casi como «retirarse» de Facebook!
Jaquelle: Así es. Ya no hay muchos jóvenes que usen Facebook.
Dannah: Eso es muy cierto.
Jaquelle: Pero es muy práctico para mantenerse en contacto. Mis padres fueron muy intencionales en hablar con nosotros sobre eso. Recuerdo cuando tenía catorce o quince años, que hablamos sobre el tema y conversamos que no era algo realmente necesario para mí en ese momento.
Hablamos sobre cuáles serían las razones para tener Facebook, pero también hablamos de los peligros potenciales.
Nancy: Cuando dices, «hablamos», ¿hablaron tus padres?, ¿o tú hablaste con ellos?
Jaquelle: Ellos hablaron conmigo y me hicieron preguntas. Yo también pregunté y hablé. Fue una conversación entre todos.
Nancy: ¿Y tus amigos tenían Facebook en ese tiempo?
Jaquelle: Sí, tenía algunos amigos que tenían y otros que no. Yo solo tenía correo electrónico. Me encantaba comunicarme con mis amigos por correo electrónico.
Nancy: ¡Tú eres un alma anciana!
Dannah: Sí, eso es un poco raro.
Jaquelle: Admito que es un poco raro. Los adolescentes ya no usan mucho el correo electrónico. Yo casi no lo utilizo, pero en ese tiempo lo usaba bastante. Yo tenía formas de comunicarme con mis amigos. Y esto era algo, que a pesar de que no tuve una cuenta de Facebook hasta los dieciocho, mis padres trataron de crear maneras y oportunidades para poder llenar todas las razones por las que querría tener Facebook –estar comunicada con mis amigos, poder conectarme con nuevas personas, y todas esas cosas.
Dannah: ¡Eso es muy importante! No era solo sustituir algo, sino que tus padres se aseguraron de ser proactivos para darte las herramientas que te permitieran lograr las cosas que tu corazón anhelaba.
Nancy: Jaquelle, ¿recuerdas cuáles fueron algunas de las razones por las que no te animaron a tener una cuenta en Facebook hasta que fuiste mayor de edad?
Jaquelle: Bueno, estaba el factor de tener una presencia pública antes de tiempo, algo para lo que yo no estaba lista. Pero al no tener una red social, me dio más tiempo para prepararme. Y yo creo que eso es algo que no siempre reconocemos, que las cosas que dices en línea se quedarán allí para siempre.
Hay cosas que tu potencial empleador en el futuro va a revisar sobre ti. Habrá cosas que tu potencial futuro esposo querrá saber. Aun las cosas que borramos estarán para siempre en el internet. Así que cuando abres una cuenta en las redes sociales, tienes una especie de plataforma. Aunque solo lo vean tus amigos, sigue siendo una plataforma.
Y con una plataforma viene la responsabilidad. Mis padres querían hacer bien su trabajo al poner un fundamento sólido que me permitiría usar cualquier tipo de plataforma de manera correcta, para que antes de dármela pudieran decir, «dale un buen uso a esto, hazlo de esta manera».
Dannah: Eso es algo muy bueno. ¿Alguna vez sentiste que no estabas de acuerdo con su decisión? ¿O sí estabas de acuerdo?
Jaquelle: Bueno, la conversación empezó porque yo tenía interés en tener una cuenta de Facebook. Pero mientras más hablábamos sobre esto, más sentido me hacía lo que ellos me estaban diciendo. Y como mencionaste, ellos me proporcionaron otras cosas.
Ellos no me dijeron, «¡te vamos a quitar esto porque somos malos y queremos controlar tu vida!», sino que me dijeron, «creemos que hay oportunidades y medios más sabios para que puedas satisfacer esos deseos y anhelos, mientras te preparas para el momento en que otra vez quieras tener alguna red social».
Nancy: Y me encanta que tus padres consideraron esto un proceso, un diálogo, una conversación. Ellos no te dijeron, «no, no puedes tener una cuenta de Facebook hasta que tengas dieciocho años; eres muy joven para tener una cuenta de Facebook». Yo conozco muchos padres que están tratando de proteger a sus hijos de las cosas que pudieran ser peligrosas o poco sabias, para las que todavía no están preparados.
Pero imponerlo como una ley diciendo, «escucha, así van a ser las cosas y punto», ya sea sobre las redes sociales o cualquier otra cosa que les interese a sus hijos. Y como ellos te involucraron en el proceso, significa que trabajaron arduamente para cultivar una relación contigo, la confianza para decir, «¡estamos juntos en esto!»
Jaquelle: ¡Absolutamente! Y esto es algo que vino como resultado de haberme discipulado. No fue solamente «una conversación y ya» en la que yo dije: «Escuchen, ¡quiero tener Facebook!», y mis padres respondieron, «¡no, no puedes tener Facebook!». No fue así que sucedió. Estas conversaciones duraron meses y hasta años, mientras hablábamos de: «¿Cuál es el propósito de las redes sociales?»
Darle un buen uso a las redes sociales es algo que a mi papá le apasiona. Así que fue una conversación que se dio por muchos años.
Dannah: Escuchar esto me anima mucho. Siempre escucho a madres que no quieren que sus hijos estén en las redes sociales. Pero la presión de grupo es tan grande que terminan cediendo, y los riesgos de ceder no es algo que podamos ignorar.
¡El promedio de horas que un adolescente pasa frente a una pantalla es de 9 horas al día! Añádele a eso, nueve por siete; alguien que lo calcule (¡soy mala en esto!) Nueve por siete…
Jaquelle: Sesenta y tres.
Dannah: Esa es, generalmente, la cantidad de horas promedio que un adolescente pasa en las redes sociales. A veces los varones son más propensos a utilizar aplicaciones de juego.
Nancy: Pero en el transcurso de una semana eso es mucho tiempo.
Dannah: ¡Totalmente! Cuando piensas, ¿qué debería ser lo primero en mi vida?», ¿he pasado tiempo con mi familia?, ¿he pasado tiempo con Dios?, ¿he cuidado de mí misma?, ¿cumplí con mis responsabilidades?, ¿hice mis estudios y mi tarea de la escuela? ¿¡De dónde sacas sesenta y tres horas en la semana para estar frente a una pantalla!?
Jaquelle: Bueno, los celulares son algo serio. El celular está con nosotros todo el tiempo. Y es tan fácil recurrir a nuestro celular en cualquier momento tranquilo de nuestras vidas. Cinco minutos aquí, cinco minutos allá. Es muy fácil conectarnos en línea con nuestros amigos.
Dannah: Esa interacción en línea con amigos sucede al instante; tus amigos están presentes contigo ahí mismo, ¿no es así?
Jaquelle: Así es. O estamos separados, pero no nos queremos reunir. Es más fácil hablar por mensaje de texto.
Dannah: Eso me entristece. Incluso mujeres de nuestra edad, Nancy. Algunas veces cuando salgo y me reúno con un grupo de amigas, o voy a una reunión con hermanas de la iglesia, ¡veo que todas están ignorándose unas a otras mientras están usando sus celulares!
Nancy: Y me avergüenza decir que yo lo he hecho. Es muy adictivo. No vamos a decir que la tecnología es mala o que los celulares son malos. Es todo lo contrario, podemos hacer cosas maravillosas con ambas cosas. Pero en un sentido nos estamos dejando controlar de la tecnología en lugar de nosotros tener el control sobre ella.
Dannah: Así es.
Nancy: Y aquí no solo estamos hablando de los adolescentes.
Dannah: No.
Nancy: Yo sé, Jaquelle, que estás trabajando en un libro nuevo sobre la tecnología y las redes sociales para los adolescentes, pero todos necesitamos esto. ¡Necesitamos ayuda con esto!
Dannah: Sí, ¡la necesitamos! Y el riesgo es que afecta nuestras interacciones. Afecta nuestras amistades y nuestras emociones.
Nancy: Y también afecta nuestro rendimiento mental. Hay muchos estudios ahora sobre la actividad fisiológica, la mente y el cerebro, el aprendizaje, y la capacidad de leer. Se están produciendo muchos cambios en toda nuestra composición cerebral como resultado de –años ahora– la adicción a los celulares.
Dannah: Y realmente somos adictos. Ocurre una gran descarga de dopamina, que nos hace sentir bien, cada vez que vemos un «Like» a una publicación que hicimos, o cuando escuchamos un «¡ding!» Ese sonido significa, «¡alguien está hablando de mí o conmigo!» Eso nos está esclavizando e inhibiendo nuestra capacidad de comunicarnos con amigos reales y vivos.
Y no quisiera hablar del aspecto negativo, porque como mencionaste, no es malo. Pero podemos ver una conexión entre el aumento de la depresión y la ansiedad mientras nos volvemos más adictos a los celulares. Hoy queremos hablar de soluciones al problema y sobre cómo podemos hacerle un chequeo a nuestro corazón para saber si estamos usando bien esta herramienta.
Jaquelle, el libro en el que estás trabajando trata un tema que nos ayudó a Nancy y a mí cuando conversamos contigo durante una cena. Fue como un chequeo inmediato del corazón. ¿Puedes hablarnos sobre cuál es el tema que vas a introducir en ese libro?
Jaquelle: El tema es que el uso que le damos a la tecnología no es neutral. Tenemos la responsabilidad de utilizar la tecnología como una herramienta, no como un juguete.
Dannah: Espera, repite eso de nuevo.
Nancy: Lo dijiste muy rápido
Dannah: La tecnología es una herramienta, no un juguete.
Jaquelle: Así es.
Nancy: Ahora, ¿quiere eso decir que no puedes disfrutar de la tecnología?
Jaquelle: No, no significa eso. Lo que quiere decir es que la tecnología es una herramienta digna de ser utilizada de manera provechosa, y no de manera egoísta. A muchas personas no les sorprende que mi generación sea adicta a la tecnología y que no se preocupen por darle un uso provechoso. Pero yo creo que podemos llamar a mi generación, a tu generación y a todos los cristianos, a un estándar más elevado en el que podamos manejar la tecnología de manera significativa, movidos por el evangelio. Pero eso comienza por revisar nuestro corazón con respecto al tema y cambiar la forma en que lo abordamos.
Dannah: Mi esposo y yo tenemos la preocupación de que la oportunidad para presentar el evangelio por las redes sociales, está siendo anulada por la manera en que los cristianos se muestran en las redes sociales. Dañamos nuestro testimonio antes de comenzar a hablar de Jesús.
Nancy: Bueno, es fácil hablar sin tener cuidado cuando te comunicas con personas que no conoces; realmente no las conoces, no las ves, no estás en su espacio. Y Dannah, tú y yo hemos experimentado esto muchas veces (probablemente tú también, Jaquelle). Eso ocurre con cualquier comentario que publicamos en nuestras redes sociales sobre nuestros ministerios.
Estamos abiertas a que las personas no estén de acuerdo con nosotras, a que nos reten. Pero nosotras siempre estamos dispuestas a aprender; aunque algunos comentarios que muchas personas nos hacen son mal intencionados, desagradables, dogmáticos, obstinados y orgullosos. Si esa persona estuviera sentada en una mesa con alguna de nosotras, ¿le hablaríamos de esa manera?
Dannah: Exactamente.
Jaquelle: Correcto.
Nancy: ¿Y seríamos groseras, despectivas, aunque no estuviéramos de acuerdo con esa persona? Si tuviéramos a esa persona de frente, probablemente le hablaríamos de manera distinta; le hablaríamos sin esa libertad que sentimos cuando estamos en el terreno distante de las redes sociales.
Dannah: Hablaríamos con más bondad. Pero en lugar de eso, discutimos y argumentamos. La Biblia es muy clara; la Palabra de Dios lo dice una y otra vez, «no discutas. No argumentes», lo dice en muchos versículos. (ver 1 Tim. 2:8; 2 Tim. 2:24; Tito 3:2)
Creo que esa actitud de discusión que a veces tenemos en las redes sociales se convierte en una barrera. Y la falta de bondad es una barrera para el evangelio, porque no permite que las redes sociales sean una herramienta para ello.
Jaquelle: Así es. Muchas veces las pantallas nos pueden desconectar de relacionarnos con la gente como lo haríamos en persona. Y la realidad es que a través de las pantallas tenemos la oportunidad de interactuar y relacionarnos con más personas que nunca. ¡Tenemos la oportunidad de ser más amables con mucha gente! Pero en lugar de eso le hacemos daño a las personas.
Dannah: Yo me pregunto, ¿Mateo 18 todavía se aplica cuando estamos en las redes sociales? Cuando vemos a alguien en nuestra iglesia, o a una persona en nuestro círculo social que no está en un buen lugar en el sentido espiritual o emocional…
Nancy: «Si tu hermano peca…», Mateo 18:15 dice, «ve…y repréndelo a solas; si te escucha, has ganado a tu hermano…»
Dannah: ¡Ve a donde tu hermano!
Nancy: No dice, «¡ve al mundo entero!»
Jaquelle: Tampoco dice, «¡ve a Twitter!»
Dannah: Es bueno recordar este principio. Por ejemplo, cuando vemos que alguien publica algo que es cuestionable para nosotras o que no nos gusta, deberíamos mandarle un mensaje privado en lugar de darle una lista de «10 razones por las que eres una persona terrible». ¿Cierto?
Jaquelle: Por supuesto. Hay una dinámica un poco extraña cuando se trata de las redes sociales y las personas con plataformas que publican cosas para que demos nuestra opinión. Pero es un mundo extraño donde estamos llamadas –digamos lo que digamos, interactuemos como interactuemos con la gente– a tratar a las personas como personas. Debemos ver a las personas como Jesús las ve, y no intentar arreglarlas. Debemos amarlas y cuidarlas como lo que son: personas como tú y como yo que tienen la imagen de Dios.
Nancy: Yo creo que hay otra área en la que necesitamos revisar nuestro corazón con respecto a las redes sociales. Y me refiero a los mensajes de texto, el whatsApp y las diferentes maneras en que nos comunicamos por ese medio. ¿Cuánto de lo que hablamos por ahí no tiene ninguna importancia? Efesios 4 nos habla de desechar toda conversación inútil.
Ahora, eso no significa que cada conversación que tenemos en persona o en las redes sociales debe ser profunda y significativa. Pero me pregunto cuántas de nosotras podemos mirar atrás y leer las cosas que escribimos y ver las fotos que publicamos.
Dannah: ¿Cuántas fotos de mi desayuno necesita ver la gente?
Nancy: ¿O cuántas fotos de mí?
Dannah: Exacto. Publicamos una «selfie» (una foto de nosotras mismas), una tras otra. Yo creo que ese es el chequeo del corazón más importante que necesitamos: ¿Cuánto de esto lo he hecho sin pensar en el uso del tiempo? El Señor nos pide que seamos buenos mayordomos de nuestro tiempo; nos recuerda que tenemos un propósito y una misión en esta vida.
Yo no sé cuántas de las cosas que hago en las redes sociales son pecaminosas o crueles en el sentido de cometer pecado, de ser poco amable. Así que soy bastante cuidadosa en esas cosas (sobre todo porque me han enviado muchos mensajes desagradables, ¡y sé lo que siente!) Pero soy culpable de ser descuidada y de pasar demasiado tiempo en cosas que no importan.
Jaquelle: Y ese hábito que hemos desarrollado de tomar nuestros celulares cuando ni siquiera tenemos algo que hacer en ellos. No tenemos ningún propósito, ¡y el tiempo se nos va!
Nancy: Y me surge esta pregunta, ¿qué querría el Señor que hiciéramos con ese tiempo? ¿Hasta qué punto estamos tan dañadas, rotas en nuestra capacidad de mantener conversaciones significativas con las personas y con el Señor?
Dannah: Sí, o incluso estar disponibles cuando alguien nos necesite más tarde en el día. Para mí, ese tiempo usado sin propósito en las redes sociales termina por ser inútil, porque hace que me sienta estresada por terminar de hacer las cosas urgentes e importantes que estaban en primer lugar en mi lista para ese día –cocinar para mi familia, organizar la casa, o lo que sea.
De repente me siento estresada y no tengo espacio en mi horario para cuando una persona me llama y dice, «¡estoy en una crisis!» Pero luego pienso, «usé mi “tiempo para crisis” mirando Instagram o Pinterest». Quiero ser fiel al Señor usando sabiamente mi tiempo.
Jaquelle: Claro, porque es muy fácil perder el tiempo en las redes sociales. Ahí es donde las cosas se complican.
Dannah: Y esa es un área importante para revisar nuestro corazón. Muchas veces veo que los cristianos son portavoces políticos antes que embajadores de Cristo. Eso no significa que no haya opiniones políticas correctas o incorrectas, cosas que estén alineadas con la Palabra de Dios y otras que sean opuestas a Su Palabra.
Pablo en su carta a Timoteo (que fueron sus últimas palabras) dice: «Estas son las cosas más importantes que tengo que decirte porque ya no estaré más tiempo contigo». En 2 Timoteo 2:23-25 Pablo dice:
«Pero rechaza los razonamientos necios e ignorantes, sabiendo que producen rencillas. El siervo del Señor no debe ser rencilloso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido. Debe reprender tiernamente a los que se oponen, por si acaso Dios les da el arrepentimiento que conduce al pleno conocimiento de la verdad…»
Esa «amabilidad» no se refiere a que no puedas tener una opinión, pero Pablo está diciendo, «ten cuidado con la manera en que lo haces. Sé gentil. Gánatelos con paciencia».
Nancy: Inhala gracia y exhala gracia. Hacemos una declaración y generamos un impacto a favor o en contra del evangelio por la manera en que nos comunicamos con los demás –cómo expresamos nuestras opiniones cuando publicamos cosas o escribimos mensajes de texto. ¿Es sobre mí? ¿Es sobre ti? ¿Es sobre Cristo? ¿De qué se trata? ¿Por qué lo hago?
Lo que estamos diciendo aquí es que debemos ser más intencionales. Y siento que en esta conversación sonamos como un grupo de ancianas.
Dannah: ¡Pero Jaquelle no es una «anciana»!
Jaquelle:¡Estoy de acuerdo con Nancy!
Nancy: Jaquelle, te observo y digo que tu generación no ha conocido un día de sus vidas sin pantallas o redes sociales. Algunas de nosotras podemos recordar días más tranquilos y simples, en cierto modo. No es que queramos volver a los «buenos y viejos tiempos», porque también había problemas allí.
Pero ¿cómo ser irreprochables en un mundo que abraza este «lenguaje tecnológico» sin desechar el lenguaje de la cultura de nuestros días, y cualquier otro que surja en el futuro? ¿Cómo podemos centrarnos en el evangelio? ¿Cómo podemos centrarnos en Cristo y ser cuidadosas y sabias administradoras de la tecnología?
Jaquelle: Bueno, ¡hay muchas maneras! Creo que una de las más importantes es lo que ustedes acaban de mencionar con tanto énfasis. Especialmente en mi generación, la tecnología es todo lo que conocemos por la manera en que utilizamos nuestros celulares. Es muy fácil no ser intencional, porque es parte de la vida, es como un accesorio más.
Tenemos que cambiar nuestra forma de pensar para poder decir, «queremos utilizar las redes sociales de una manera que honre a Dios. No queremos perder nuestro tiempo». Ese es un buen punto para empezar. Y una manera en que esto ha tenido lugar en mi vida, ha sido a través de la rendición de cuentas. La rendición de cuentas con mis padres (tengo padres piadosos), con mi iglesia, con mis mentoras –mujeres ancianas que están dispuestas a hacerme preguntas difíciles acerca de las cosas específicas que publico, o cuánto tiempo estoy pasando en las redes sociales. Para mí, la rendición de cuentas es clave.
Dannah: Incluso hay aplicaciones en el teléfono que te ayudan con la rendición de cuentas, con relación al tiempo que pasas en las redes sociales. Resulta ser algo muy revelador. Cuando llegas al final de la semana, hace que te preguntes: «¿He pasado siete horas en las redes sociales? ¡La próxima semana será diferente!» Estoy de acuerdo con que la rendición de cuentas es muy importante.
Jaquelle: Es atemorizante que la rendición de cuentas ha sido socavada y difamada en nuestra cultura. Mi generación tiene mucho miedo a rendir cuentas, porque pensamos que la gente nos juzga y es hipócrita, y que tratan de señalar todos los defectos de nuestras vidas sin reconocer ninguno de los suyos. Pero la rendición de cuentas es en realidad un acto de amor.
Es una respuesta que nace del deseo de personas que no quieren vernos caer por el precipicio; no quieren que cometamos los mismos errores que ellos han cometido o que ellos han visto a otros cometer. Es algo que nace del amor.
Nancy: Y es algo que debemos incluir en nuestras vidas. Debemos anhelar y conocer el valor que tiene. Debemos reconocer que lo necesitamos. Una cosa es que yo diga, «Jaquelle, tu generación necesita rendir cuentas con respecto al uso de las redes sociales». Yo no puedo hacer que tu generación lo quiera, pero sí puedo modelar el valor, el beneficio y la belleza de la rendición de cuentas haciéndolo en mi propia vida.
Jaquelle: Absolutamente.
Dannah: Y ese es el objetivo de nuestra conversación de hoy, porque necesitamos la rendición de cuentas. Esperamos que tú también puedas tomarte en serio las cosas que hemos hablado hoy, y que puedas revisar tu corazón. Como dijiste Nancy, «¡el Trono antes que el teléfono!» Ese es probablemente el mejor chequeo del corazón para todos, ¿cierto?
Nancy: ¡Gracias, Robert Wolgemuth! Él vive eso día tras día, y yo he visto el dulce fruto de eso en su vida. Y podrías decir: «Bueno, él es un señor mayor. Su generación no es tecnológica». Escucha, él disfruta las redes sociales, las noticias, la política y todas esas cosas, tanto como cualquier otra persona. Pero yo veo la belleza en su vida de empezar el día de rodillas, en la Palabra, buscando al Señor.
Y me doy cuenta de que cuando yo no lo hago, mi corazón se siente dividido y ando muy distraída. No tengo un corazón quieto, tranquilo, y mi proceso de pensamiento no es el mejor. Me siento frenética. Y creo que el estímulo que recibo de mi teléfono es, en muchos sentidos, más dañino que útil. Y por otro lado veo que Robert utiliza su teléfono de manera realmente útil, ¡y me ha motivado a hacer lo mismo!
Jaquelle, estoy muy agradecida de que estés escribiendo este libro sobre la tecnología y las redes sociales para adolescentes; espero que esté disponible pronto. Pero, mientras tanto, el libro que escribiste cuando tenías dieciocho años, que es del que hemos estado conversando durante esta semana, se titula Esto lo cambia todo: cómo el evangelio transforma tu juventud.
Y eso lo incluye todo: el uso de las redes sociales, las relaciones, la visión de la iglesia, las disciplinas personales, el uso del tiempo…todas esas cosas de las que hablas.
Dannah: Sí. Creo que sin duda puede ser un libro para tu hija, nieta, o una chica en tu iglesia. Nunca sabes de qué manera esto puede contribuir a un cambio de vida. Yo conozco a una joven que su vida cambió porque alguien tuvo el valor de ir donde ella y decirle, «yo no sé la razón ni el porqué, pero te compré este libro en una conferencia. Así es que ve al Señor y pregúntale a Él».
Nancy: Jaquelle, muchas gracias por compartir con nosotras en la transmisión de esta semana.
Jaquelle: ¡Muchas gracias por haberme invitado!
Nancy: Nosotras te bendecimos. Te animamos. ¡Estamos muy entusiasmadas de ver lo que Dios está haciendo en tu vida! Y es nuestra oración que por medio de tu ministerio, Dios continúe usándote y haciéndote fructífera para Su gloria, ¡por toda la vida!
Jaquelle: ¡Amén! ¡Gracias!
Dannah: Animándote a usar sabiamente la tecnología Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un alcance de Revive Our Hearts.
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