El dilema de Ester
Annamarie Sauter: En la historia de la reina Ester, las cosas se están poniendo bastante difíciles. Pero es aquí cuando. . .
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Dios escoge el tiempo que se ve más oscuro y parece más desesperado para mostrar Su poder y Su gloria.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
La industria del entretenimiento está lista para ofrecerte diversión en cualquier momento y en cualquier lugar. Es cierto que la Biblia nos llama a una vida de profundo gozo, pero en ocasiones es apropiado estar de luto. Nancy nos describirá uno de esos tiempos apropiados para las lágrimas, al continuar con la serie, «Ester: Mujer de Dios en el tiempo de Dios».
Nancy: Si estuviste con nosotras en la última sesión, recordarás que el rey Asuero y su primer ministro, Amán, que era un …
Annamarie Sauter: En la historia de la reina Ester, las cosas se están poniendo bastante difíciles. Pero es aquí cuando. . .
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Dios escoge el tiempo que se ve más oscuro y parece más desesperado para mostrar Su poder y Su gloria.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
La industria del entretenimiento está lista para ofrecerte diversión en cualquier momento y en cualquier lugar. Es cierto que la Biblia nos llama a una vida de profundo gozo, pero en ocasiones es apropiado estar de luto. Nancy nos describirá uno de esos tiempos apropiados para las lágrimas, al continuar con la serie, «Ester: Mujer de Dios en el tiempo de Dios».
Nancy: Si estuviste con nosotras en la última sesión, recordarás que el rey Asuero y su primer ministro, Amán, que era un hombre malvado y despiadado, acababan de emitir un edicto donde declaraban la aniquilación total de la población judía en el imperio persa. Este fue un intento masivo de destruir al pueblo de Dios y, humanamente hablando, parecía como si su malvado plan fuera a funcionar.
Ahora bien, ¿no es interesante que a veces aquellos que causan el mayor daño en este mundo y en el reino de Dios, no tienen ni idea de lo que han hecho? Ni idea.
Hoy llegamos al capítulo 3 de Ester, justo después de que este decreto fuera enviado por los mensajeros a todo el imperio. El versículo 15 nos dice: Y mientras el rey y Amán se sentaron a beber, es decir, ellos se sentaron a tener otro festín, otra fiesta, la ciudad de Susa (la ciudad capital del imperio persa) estaba consternada.
¿Acaso no es justo eso lo que está sucediendo a nuestro alrededor? Muchas veces el pueblo de Dios y nuestra cultura están confundidos y consternados, mientras los que están causando el daño están de fiesta, jugando y bebiendo, totalmente ajenos a lo que está sucediendo.
Y a propósito, eso me hace recordar Proverbios capítulo 31, los versículos 4-5, donde dice:
«No es para los reyes beber vino, ni para los gobernantes desear bebida fuerte; no sea que beban y olviden lo que se ha decretado, y perviertan los derechos de todos los afligidos.»
¿No se aplica esto aquí? Es una necedad que el rey Asuero y Amán estén bebiendo, totalmente ajenos al impacto y a las consecuencias de sus acciones. Ellos están fuera de tino, mientras toda la ciudad está en total confusión.
Tú dirás: ¿Por qué dices toda la ciudad si son solo los judíos que van a ser ejecutados? Bueno, ¿no crees que la ciudad estaría pensando: Qué será lo que está pasando para que se produzca tal odio y veneno contra los judíos? Y si ahora son los judíos, ¿quiénes serán los próximos? Así que toda la ciudad está confundida.
Mientras todo esto está sucediendo el rey y Amán están bebiendo, la ciudad está en total confusión, y ¿qué está haciendo Dios? Tenemos que recordar que a Dios esto no lo tomó por sorpresa. El ardid de Amán no agarró a Dios desprevenido.
Dios en ningún momento dijo en el cielo: Ay, ay, ay, ¿qué vamos a hacer? Dios no solo sabía que esto sucedería, sino que ya había estado ahí antes. ¿Cuál es la palabra para esto? Providencia.
Él había puesto en marcha un plan para frustrar las malévolas intenciones de Amán. Dios había posicionado a uno de sus siervos, a Mardoqueo, en las puertas; y había posicionado a otra de sus siervas, a Ester, como reina en el palacio.
¿Cómo llegó ella allí? Los reyes persas no desposaban mujeres judías. Pero este rey sí lo hizo. ¿Por qué? Porque Dios está en control. Porque Dios es soberano. Porque el corazón del rey está en las manos del Señor (Prov. 21:1).
Así que recuerda que no importa la malicia que surja en este mundo o en tu vida, ya sea en tu mundo, en tu trabajo, en tu casa, en tu escuela, recuerda que no importa el mal que sea, contra Dios, contra Su pueblo, contra ti, puedes estar segura de que no solo Dios lo sabe antes de que suceda, sino que él ya tiene listos los instrumentos que anularán esa maldad a Su manera y en Su tiempo.
Pregúntate entonces como sierva de Dios: ¿Para qué propósito me ha colocado Dios aquí en este lugar y en este tiempo? Puede que Dios te tenga en un salón de clases con profesores que no conocen a Dios, o en un trabajo con colegas profanos, o en un hogar con un esposo sin Dios.
Pregúntate: ¿Cuál es el propósito de Dios? ¿Por qué Dios me ha colocado en este lugar, en esta puerta, en este palacio, en estas circunstancias, en este tiempo?
«Cuando Mardoqueo supo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestidos, se vistió de cilicio y ceniza, y salió por la ciudad, lamentándose con grande y amargo clamor. Y llegó hasta la puerta del rey, porque nadie podía entrar por la puerta del rey vestido de cilicio» (Ester 4:1-2).
Aquí está Mardoqueo el judío, quien se aflige por este edicto tan pronto se entera del mismo. ¿Por qué?
Bueno, seguro él estará pensando: Es mi culpa, porque yo no me inclino ante Amán.
De modo que se siente personalmente responsable. Pero él está afligido también por la tribulación del pueblo de Dios y la batalla y la guerra que se están llevando a cabo, y él lo hace en una forma pública con cilicio y ceniza, una señal de humillación y de contrición, de quebrantamiento, de luto.
Él no tiene temor. Él ahora no tiene nada a qué temerle. Es decir, la batalla está en sus buenas. Él no tiene nada más que arriesgar, nada que perder. No hay ningún lugar ni nadie a quien acudir aparte de Dios.
Así que él decide seguir adelante, y en un lugar público. No solo está en casa lamentándose de esto; está en un lugar público, vestido de cilicio y ceniza. Lo hace en público, en medio de la ciudad; con un gran y amargo clamor, cilicio y ceniza.
Mardoqueo no puede ver qué es lo que Dios tiene entre manos. Él no puede ver lo que Dios tiene planificado. Ni tú tampoco cuando estás en medio de tu circunstancia, cuando estás afligida y en duelo.
Pero a través de la fe y de la fidelidad, Mardoqueo se convierte en un instrumento a través del cual puede cumplirse la voluntad de Dios. Él solo puede ver la crisis inmediata, que era suficiente para empujarlo a tomar acción; pero lo que estaba sucediendo con Mardoqueo y hasta con su aflicción, era realmente solo una pequeña pieza de un inmenso y eterno cuadro, de un inmenso y eterno plan.
¿Puedes ver cómo lo que haces en tu vida, cómo respondes, es solo una pequeña pieza de un rompecabezas mucho más magnífico? La batalla no es entre Mardoqueo y Amán. La batalla es entre Satanás y Dios, y cuando te pones del lado de Dios, cuando respondes a la crisis de una manera piadosa, agradable a Dios, te estás convirtiendo en un instrumento para que los propósitos de Dios sean cumplidos en tu pequeño rincón de la tierra.
«Y en cada una de las provincias y en todo lugar donde llegaba la orden del rey y su decreto, había entre los judíos gran duelo y ayuno, llanto y lamento; y muchos se acostaban sobre cilicio y ceniza» (v. 3).
Pero retrocedamos un momento. Estos eran judíos de la tercera y cuarta generación que vivían en Persia. Muchos de ellos se habían descarriado, tal vez la mayoría. Habían sido exiliados por su pecado.
Algunos habían regresado a su tierra bajo Esdras, pero no la mayoría. Estos judíos se habían secularizado. Ellos habían asimilado la cultura persa. Muchos de ellos, sin duda, eran judíos solo de nombre.
De modo que Dios usa la presión. Dios usa la amenaza de la persecución, pero ¿para hacer qué? Para convertir sus corazones, para revivirlos, para hacerles una llamada despertadora, y ayudarlos a ver la maldad de la cultura a la cual ellos estaban tan acostumbrados.
Dios quiere purificar a su pueblo. Quiere recordarles que ellos no encajan en esta cultura. No pertenecen a esta cultura. Y se están pareciendo demasiado a ella.
Dios quiere llevar a Su pueblo al arrepentimiento. Él quiere preservarlo y protegerlo, así que usa un rey malvado y un decreto malvado y una situación desesperada, una crisis, para llamar la atención y los corazones de Su pueblo, para humillarlo.
¿Cuándo fue la última vez que este pueblo había estado de luto y había llorado y ayunado? No lo sabemos, pero parece que hacía mucho tiempo que no lo hacían. Y ahora, en medio de la crisis, están clamando a Dios.
Mientras leía ayer este pasaje, pensé en el Salmo 130, el versículo 1 donde dice: «Desde lo más profundo, oh SEÑOR, he clamado a ti.»
No hay nada como ser arrojado en el pozo que te hace clamarle a Dios. Cuando las cosas van bien, cuando todo está en equilibrio, cuando el statu quo perdura, y cuando tenemos afluencia y nuestras necesidades están siendo suplidas, no somos tan propensas a clamarle a Dios, como cuando estamos en una situación de desesperación ¿no es así?
Esta situación desesperada es parte del plan de Dios para atraer de nuevo los corazones de su pueblo y revelar Su gloria en el mundo. Mientras oramos por avivamiento en la iglesia, en nuestro país, en el mundo, es posible que también estemos orando por el brazo castigador de Dios.
Puede que estemos orando por adversidad, porque en los tiempos de prosperidad, cuando la bolsa de valores está en alta, cuando todo va maravillosamente bien, nuestros corazones se vuelven satisfechos consigo mismos. Y la iglesia se vuelve mundana.
¿No es esto cierto? De modo que Dios usa las crisis para que tengamos conciencia de nuestra necesidad, para que estemos desesperadas por él, y así volver nuestros corazones hacia él.
El versículo 4 del capítulo 4 nos dice:
«Vinieron las doncellas de Ester y sus eunucos y se lo comunicaron (lo que estaba haciendo Mardoqueo, haciendo todo un espectáculo público en la plaza de la ciudad), y la reina se angustió en gran manera.»
Esa frase, se angustió en gran manera, significa levantarse, retorcerse en labores de parto, tener gran angustia y dolor. Ella estaba muy, muy perturbada. Sabía que había algo que estaba muy mal, si podemos decirlo así.
Entonces, sin saber qué hacer:
«Y envió ropa a Mardoqueo para que se vistiera y se quitara el cilicio de encima, pero él no la aceptó. Entonces Ester llamó a Hatac, uno de los eunucos que el rey había puesto a su servicio, y le ordenó ir a Mardoqueo para saber qué era aquello y por qué» (vv. 4-5).
Ester envía a un mensajero para averiguar lo que está pasando y Hatac investiga la situación.
A ella le importa Mardoqueo, y quería saber más. Quería saber qué era aquello y por qué. Es tan importante notar que a ella le importaba lo suficiente como para averiguar lo que estaba pasando, ella quería involucrarse, quería investigar.
Lo que me lleva a preguntarte: ¿Sabes lo que está sucediendo en nuestra cultura y cómo está afectando al pueblo de Dios? ¿Tienes un entendimiento de los tiempos en que estamos viviendo? ¿Estás al tanto de estas guerras culturales, de lo que está pasando en el mundo que afecta a los creyentes?
¿O estás enterrando tu cabeza en la arena, atascada en «el palacio» por así decirlo, de tu iglesia, de tu pequeño mundo cristiano?, y, mientras estemos seguros y bien, bueno, puede que otras personas, puede que otros cristianos en todo el mundo estén pasando por persecuciones, puede que la iglesia se encuentre en toda clase de turbulencia y condiciones difíciles, pero nosotras estamos bien.
¿Estás totalmente ajena a lo que está pasando a tu alrededor? El pueblo de Dios alrededor del mundo está muy afligido. ¿Te afecta esto? Hay muchas cosas por las cuales debemos estar inquietas. Hay muchas cosas que tenemos que investigar.
Primero, hay ataques contra el pueblo de Dios. Tenemos la persecución de la iglesia a nivel mundial. Si no sabes sobre eso, entonces debes informarte.
El Nuevo Testamento nos dice: «Acordaos de los presos, como si estuvierais presos con ellos» (Heb. 13:3). Hay creyentes, que son nuestros hermanos, en otras partes del mundo que están siendo perseguidos por su fe. Tú tienes que salir del palacio y averiguar lo que está sucediendo.
En nuestra cultura hay cada vez más leyes para restringir la libertad religiosa en el trabajo, en las escuelas, en nuestras comunidades. Tú tienes que saber lo que está pasando.
Ahora, no hay forma de mantenerse al tanto de todo, pero debes saber cuáles son las tendencias y darte cuenta de que hay ataques contra el pueblo de Dios.
Otra cosa de la que también tienes que estar informada, y esto es algo aún más sutil, es el hecho de que el problema real no es lo que le está pasando al pueblo de Dios, sino lo que está pasando dentro del pueblo de Dios.
Lo que está sucediendo en la iglesia, la carnalidad, la mundanalidad del pueblo de Dios dentro de la iglesia, eso es lo que realmente es la causa de nuestra aflicción. Ese es nuestro verdadero problema.
Desearía que ustedes pudieran leer, bueno, no les deseo esto realmente, pero, hay algo muy conmovedor en leer muchos de los correos y de las tarjetas de oración que recibimos en Aviva Nuestros Corazones, en nuestras conferencias, a través del ministerio radial, con las mujeres cristianas, y algunos hombres, que derraman sus corazones sobre lo que está pasando en el mundo cristiano entre los cristianos. Déjenme leerles algunos de estos correos, cosas que hemos recibido de mujeres cristianas.
Una mujer dice: «Soy una mentirosa habitual. Necesito liberación de las adicciones alimenticias». Esta es una mujer que profesa la fe cristiana.
Otra mujer dice: «Siento un odio ponzoñoso por mi esposo. Me ha mentido, ha jugado, me ha engañado, ha traído pornografía a nuestra casa, pero en lo externo vive como si fuera un cristiano responsable».
Mujeres como esta escriben y dicen: «Mi esposo tiene una posición de influencia en la iglesia», y ella dice: «Siento odio por él. No le tengo respeto ni confianza. Tenemos siete hijos preciosos, de los tres a los quince años. Quiero que ellos estén rodeados de amor, pero yo estoy tan llena de odio».
Una jovencita nos escribió lo siguiente:
«Mi novio y yo nos conocimos por Internet. Perdí mi virginidad con él. Tenemos planes de casarnos, pero él teme que yo pueda tener el virus del papiloma humano.
Mi mente está tan cauterizada que no pienso que tenga nada de malo dormir con él, pero sé lo que dice la Biblia y lo que siempre creí mientras crecía.
Mi novio era un pastor ordenado cuando era más joven, pero no parece pensar que estemos haciendo nada malo. Cita la Biblia donde dice que todo es permisible pero que no todo aprovecha.
Me siento tan perdida en este momento. Me he cerrado al Señor por tanto tiempo porque temo tener que dejar a mi novio, a quien amo más que a la vida misma».
¡Cuánta confusión tiene esta joven! Tú dirás: Bueno, pero ella no está en la iglesia. Pues sí, hay muchachas y jovencitas como ella en la iglesia, y es en la iglesia que nuestros jóvenes no tienen concepto de lo que está bien y de lo que está mal.
La cultura del enganche ha entrado en la iglesia, y nuestros jóvenes cristianos, en su mayoría, según muestran los estudios acerca de sus estilos de vida, sus decisiones, sus creencias, no son diferentes de los de los jóvenes fuera de la iglesia, en el mundo.
Esto debería afligirnos, el hecho de que hoy en día hay personas que pueden ser miembros activos y de buena reputación en la iglesia, pero con relaciones rotas, con amargura, con odio, con matrimonios que se están desmoronando, y la iglesia no se les acerca, diciéndoles: Esto no puede ser. ¡Solo estamos dejando que las cosas sucedan!
Estamos viendo adicciones, laceración de partes del cuerpo, abortos, todo esto dentro de la iglesia. La avaricia, vivir por el dinero todopoderoso, sin importarles los pobres, los oprimidos, ¡esto es dentro de la iglesia! Y debería afligirnos. Es doloroso.
Oigo hablar de mujeres cristianas de todos los trasfondos, pero en la iglesia, mujeres que se sientan a tu lado en la iglesia. Cantas con ellas en el equipo de alabanza. Les enseñas en la escuela dominical. Van a tu estudio bíblico y a tus clases de doctrina.
Están estudiando la Palabra. Algunas están enseñando, pero están involucradas en todo tipo de relaciones inmorales, pornografía por Internet, relaciones emocionales fuera del matrimonio por Internet y por correo electrónico, lesbianismo. Estas cosas están desenfrenadas en la iglesia de Jesucristo y hasta en personas que ocupan puestos en el ministerio cristiano.
No lo digo por ser severa. Lo que digo es que debe afligirnos.
No podemos esperar que el mundo alguna vez sea piadoso. El mundo no puede ser piadoso porque no tiene a Dios. Pero que esta sea la condición de la iglesia, debería rompernos el corazón. Debería afligirnos en gran manera.
No podemos sencillamente sentarnos en nuestros pequeños círculos cristianos, nuestros pequeños palacios cristianos y decir: Mi vida está bien, mientras haya un pueblo de Dios en tan grande aflicción. De eso se trata la historia de Ester.
Es sobre una mujer que dice: estoy dispuesta a dejar la comodidad, la seguridad, la conveniencia de mi posición como reina, y estoy dispuesta a hacer algo, aunque me cueste la vida, con lo que está pasando en el pueblo de Dios. Y Ester hace algo.
«Y salió Hatac a donde estaba Mardoqueo en la plaza de la ciudad, frente a la puerta del rey. Y Mardoqueo le informó de todo lo que le había acontecido, y la cantidad exacta de dinero que Amán había prometido pagar a los tesoros del rey por la destrucción de los judíos. Le dio también una copia del texto del decreto que había sido promulgado en Susa para la destrucción de los judíos, para que se la mostrara a Ester y le informara, y le mandara que ella fuera al rey para implorar su favor (que ella había tenido en un momento) y para interceder ante él por su pueblo. Regresó Hatac y contó a Ester las palabras de Mardoqueo» (vv. 6-9).
Así que Mardoqueo le envía instrucciones a Ester para rogarle al rey a favor de su pueblo.
Ahora, Ester estaba acostumbrada a obedecer a Mardoqueo. ¿Recuerdas? Anterior a esto ella hacía lo que él le decía que hiciera. Ella continuaba viviendo de la forma que él la había criado aun después de convertirse en reina.
Pero ahora ella quiere obedecerlo, pero sabe que puede costarle la vida. Ella está atrapada entre una roca y un muro. Ella respeta a Mardoqueo.
Pero el asunto ahora se reduce a: ¿Protejo mi vida? ¿Me salvo a mi misma? ¿O me aventuro, y lo arriesgo todo por la oportunidad de salvar las vidas de millones de mi pueblo? Esto es exactamente lo que vemos en el versículo 10:
«Entonces Ester habló a Hatac y le ordenó que respondiera a Mardoqueo: Todos los siervos del rey y el pueblo de las provincias del rey saben que para cualquier hombre o mujer que venga al rey en el atrio interior sin ser llamado, él tiene una sola ley, que se le dé muerte, a menos que el rey le extienda el cetro de oro para que viva. Y yo no he sido llamada para ir al rey por estos treinta días. Y contaron a Mardoqueo las palabras de Ester» (vv. 10-12).
La primera reacción de Ester es: No hay nada que yo pueda hacer; mis manos están atadas.
Ella sabe que está casada con un hombre violento. Él es impredecible. Es un hombre iracundo. Es propenso a tener ataques de ira.
Ella sabe cómo ella llegó donde está, lo que le hizo a la primera reina, a Vasti, así que se siente incapaz. Ella se siente impotente. Humanamente hablando, lo que le han pedido que haga es imposible. No solo es contra la ley, sencillamente no funcionará.
Y puede que te sientas, en la situación en que Dios te ha puesto, que no puedes hacer nada, que eres impotente contra las fuerzas del mal. A veces parecen tan fuertes y agobiantes y abrumadoras. ¿Alguna vez te has sentido así? Ester lo entendía.
Annamarie: Ciertamente todas nos hemos sentido así en ocasiones. Nancy estará de regreso con nosotras en breve.
Quizás nos escuchas hoy y estás en un punto crítico en una crisis. A la luz del libro de Ester, Nancy nos ha estado explicando que Dios todavía está en control. También nos ha recordado que, así como Mardoqueo, debemos acudir a Dios en fe, aún en medio de la batalla, con lágrimas y lamento, y aunque no podamos ver Su plan con claridad.
¿Te gustaría entender mejor la providencia de Dios estudiando el libro de Ester en tu tiempo devocional? Nancy nos ha estado motivando a leer el libro de Ester a lo largo de esta serie. Puedes acompañar tu lectura de un recurso que nuestro equipo ha preparado para ti. Se trata de un folleto en formato digital titulado, «Ester: Reina en el exilio - Aprendiendo a confiar en Dios en un mundo hostil».
Para descargarlo visítanos en AvivaNuestrosCorazones.com. Te enviaremos un acceso para descargar este recurso por una donación. Y permíteme animarte a ser parte de aquellas que hacen posible que llevemos estos mensajes alrededor del mundo. Aquí en Aviva Nuestros Corazones estamos orando para que Dios levante colaboradoras mensuales, y así poder continuar produciendo recursos que ayuden a las mujeres a vivir la vida abundante que Dios nos ha ofrecido.
El recurso que te enviaremos este mes incluye preguntas que te ayudarán a aplicar a tu vida las enseñanzas que hemos estado viendo. Y si ya lo tienes a mano, el recurso que acompaña esta serie sobre Ester, espero que continúes sintonizándonos y sacando el mayor provecho de todo este material.
Bien, Nancy regresa con nosotras para retomar la enseñanza donde nos quedamos y para guiarnos en oración.
Nancy: Parece interesante que por primera vez Ester, que siempre ha hallado el favor de todos, ahora está en un lugar en que no tiene el favor del rey. Hace un mes que él no la ha mandado a llamar.
Saben, humanamente hablando, el tiempo no podía ser peor. Pero Dios está a cargo. Dios conoce los tiempos. Dios está a cargo. Dios ha orquestado el tiempo.
En la plenitud del tiempo, Dios cumple sus propósitos (ver Gálatas 4:4).Dios escoge el tiempo que se ve más oscuro y que parece más imposible para mostrar Su poder y Su gloria. ¿Sabes por qué? Para que ningún ser humano pueda llevarse el mérito.
Esta es otra evidencia de la mano y el poder de Dios en acción, el hecho de que el momento escogido sea tan absolutamente malo. Es decir, no podía ser peor. Pero es evidencia de que Dios ha estado orquestándolo, porque la gracia de Dios siempre brilla a su máxima potencia cuando el telón de fondo es el más oscuro.
Vamos a ver que Dios tiene a Ester justo donde quiere que esté. Dios tiene al rey justo donde lo quiere tener, a Mardoqueo justo donde lo quiere, y a Amán, bueno, Dios está preparándose para encargarse de él.
Dios no está nervioso con lo que está sucediendo. Dios tiene el control. Él está orquestando las circunstancias para cumplir Sus propósitos, no solo en la vida de Ester, sino en tu vida también.
Oh, Padre, a veces nos sentimos tan impotentes y tan desesperadas, y nuestros corazones están afligidos mientras vemos la condición de tu pueblo, la gran necesidad espiritual y moral en la iglesia y en el pueblo de Dios hoy día.
Pero a veces nos sentimos tan impotentes y tan desesperadas; ¿qué podemos hacer? Somos solo una persona, solo una madre, solo una estudiante y parecería que no hay nada que podamos hacer.
Pero tú dices: Te he puesto ahí en ese lugar, en esa posición, para un fin, y Tú escoges usar los instrumentos más improbables para que seas Tú quien recibas toda la gloria. Glorifícate a través de nuestras vidas de nuestras circunstancias en este día; te lo pido en el nombre de Jesús, amén.
Annamarie: Esta es Nancy DeMoss de Wolgemuth invitándote a no solo sobrevivir en la vida cristiana sino a tener una vida fructífera en Cristo.
Algunas veces, el testimonio que podemos dar ante un mundo contencioso es estar tranquilas, en silencio. Pero hay ocasiones en las que debemos presentar defensa y hablar. Acompáñanos mañana para descifrar la diferencia al ver la valentía de Ester para tomar acción y hablar. Te esperamos mañana, aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Escudriñando la Escritura juntas, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
Glorifícate, Jonathan & Sarah Jerez, Vivir Es Cristo ℗ 2013 Jonathan & Sarah Jerez. Canción usada con permiso.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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