El amor de un Dios celoso
Debora: Debes decir «no» al pecado de manera que puedas decir «sí» a una relación íntima con Dios. Aquí está Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿Hay algo o alguien que se está interponiendo en tu intimidad con Dios? Quizás tú dices, «es que no tengo tiempo para cultivar intimidad con Dios». ¿Por qué no tienes tiempo? ¿Qué se interpone en el camino? ¿Qué está robando tus afectos? ¿Amas o disfrutas o te entretienes con cualquier cosa que se opone a Él, algo que Él odia, algo que no propicia tu intimidad con Él?
Debora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 31 de mayo de 2023.
El libro de Apocalipsis nos habla de una iglesia que estaba tolerando el comportamiento inmoral. La solución a este problema es la disciplina eclesiástica. Nancy nos ha enseñado esto durante los últimos …
Debora: Debes decir «no» al pecado de manera que puedas decir «sí» a una relación íntima con Dios. Aquí está Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿Hay algo o alguien que se está interponiendo en tu intimidad con Dios? Quizás tú dices, «es que no tengo tiempo para cultivar intimidad con Dios». ¿Por qué no tienes tiempo? ¿Qué se interpone en el camino? ¿Qué está robando tus afectos? ¿Amas o disfrutas o te entretienes con cualquier cosa que se opone a Él, algo que Él odia, algo que no propicia tu intimidad con Él?
Debora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 31 de mayo de 2023.
El libro de Apocalipsis nos habla de una iglesia que estaba tolerando el comportamiento inmoral. La solución a este problema es la disciplina eclesiástica. Nancy nos ha enseñado esto durante los últimos días en esta serie titulada, Comprometiendo la verdad.
Esta iglesia de Apocalipsis también estaba tolerando la falsa doctrina, un peligro que tú y yo enfrentamos todo el tiempo.
Oprah Winfrey: Saqué a Dios del cajón porque crecí en una iglesia bautista y había reglas y sistemas de creencias y doctrinas. Me encontraba sentada en la iglesia en mis 20 años. Yo iba a la iglesia donde este gran ministro estaba predicando acerca de cuán grande es Dios y cómo era omnisciente y omnipresente, como lo era todo en todo.
Y luego dijo: «El Señor es tu Dios y es un Dios celoso». Yo estaba atrapada en la emoción del momento hasta que él dijo «celoso». Algo me golpeó, estaba pensando, «Dios es todo. Dios es omnipresente. Dios es todo y también ¿Dios es celoso? ¿Dios está celoso de mí?»
Algo acerca de eso no se sentía bien en mi espíritu, porque creo que Dios es amor y que Dios está en todas las cosas, y ahí fue cuando la búsqueda de algo más que la doctrina comenzó a moverse dentro de mí.
Me encanta esta cita de Eckhart, él dice: «El hombre hizo a Dios a su propia imagen, lo eterno, lo hizo infinito y lo innombrable se redujo a un ídolo mental en el que había que creer, al que había que adorar como “mi Dios” o “nuestro Dios”».
Nancy: Bueno, quizás reconozcas quién es Oprah Winfrey, y quizás hasta hayas oído esa porción de un curso que ella impartió hace un tiempo con el maestro de Nueva Era y autor, Eckhart Tolle.
Nada es más importante que nuestra visión de Dios. Si eso está mal, todo lo demás va a estar mal. Tristemente, esa visión equivocada de Oprah acerca de Dios ha tenido un gran impacto en todas sus otras creencias y prácticas, y como resultado, una enorme influencia sobre millones de sus seguidores.
Ahora, nos encontramos en la carta a la iglesia en Pérgamo, la tercera de las siete iglesias en el libro de Apocalipsis. Esta carta hace referencia a la historia de Balaam en el Antiguo Testamento, y plantea una pregunta que quiero que veamos hoy, y esta porción de Oprah nos lo ilustra bien.
Permítanme leer una parte del pasaje en Apocalipsis capítulo 2:
«Las palabras de aquel que tiene la espada aguda de dos filos… “Tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, para que puedan comer lo sacrificado a los ídolos y practicar la inmoralidad sexual. Así también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, por tanto arrepiéntete. Si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca”» (vv. 12-16).
Ahora, este es un pasaje que podría hacer que algunas personas tropiecen, así como Oprah se encontró al final de sus 20 años confundida y tropezando al escuchar una referencia del Antiguo Testamento acerca de Dios, de Dios siendo un Dios celoso.
Así cuando escuchas a Jesús decir: «Si no se ocupan de esa falsa enseñanza, voy a venir y les voy a hacer la guerra, guerra contra ustedes con una espada», quizás podrías pensar: «Pero ¿cuál es el problema, cuál es la gran cosa? ¿Por qué Dios va venir y hacer guerra en contra de estas personas con la espada de Su boca? Eso no suena como algo que un Dios amoroso haría».
¿Por qué es tan importante ser celosos en mantener la doctrina correcta y el comportamiento correcto entre el pueblo de Dios? En realidad va en contra de nuestra manera posmoderna de pensar, donde decimos que «no hay absolutos; no hay bien ni mal. Se supone que debemos ser tolerantes. Puedes creer lo que quieras creer, pero hay que ser respetuosos de los que creen algo diferente, y parece que Dios no está de acuerdo con esta filosofía».
¿Por qué debemos rehusarnos a tolerar cualquier cosa que sea profana en la iglesia? Bueno, la respuesta, al menos en parte, se debe a que Dios es un Dios celoso.
Oprah escuchó a ese predicador correctamente, y no eran las palabras del predicador. Él estaba citando la Palabra de Dios. Recuerda, la primera vez que esta frase aparece en el libro de Éxodo, en el capítulo 20, cuando Dios estaba dando la ley, Dios dijo: «Yo soy un Dios celoso» (v. 5). Él dijo esto refiriéndose a Sí mismo.
Ahora quiero que volvamos, finalmente, a Apocalipsis capítulo 2 y a la carta a la iglesia de Pérgamo. Pero primero quiero hacer un paréntesis en esta sesión en relación a todo este tema de los celos de Dios. Porque si no entendemos el hecho de que Dios es un Dios celoso y lo que eso significa y cuáles son las implicaciones, vamos a caer en los mismos tipos de pecado que la iglesia en Pérgamo cayó, que el espíritu de nuestra época tiene; y que es vivir y dejar vivir. Si tú no crees que Dios es un Dios celoso, no se practica la disciplina eclesiástica, como hablábamos en la última sesión, esa disciplina contra los pecadores impenitentes.
Pero ¿qué significa esa palabra? En las Escrituras se usa, la palabra celoso, es también a veces traducida como «celo». Los celos y el celo son dos cosas muy similares, y la raíz de esa palabra significa «ponerse rojo», «quemar con celo», «ser celoso».
Un diccionario de la Biblia dice que los celos son una de las emociones más fuertes de la Escritura, y hablan del deseo apasionado, el celo, el deseo intenso.
Ahora, pueden ser dos tipos de celos, celos negativos o celos positivos. El aspecto negativo de los celos sería cuando hay un deseo de algo que pertenece a otra persona. A menudo lo llamaríamos envidia. El deseo de tener algo que le pertenece a otro, es un tipo de celo pecaminoso.
Pero hay un tipo de celos positivo, y otra vez, es una emoción muy fuerte, un deseo apasionado, y es el sentimiento de una persona por algo que le pertenece; que le pertenece solo a ella. Es la respuesta de un amor intenso que dice: «Nosotros nos pertenecemos el uno al otro, y estoy celoso de ti porque con razón me perteneces, y nos pertenecemos el uno al otro».
Cuando se utiliza ese término acerca de Dios, habla de la feroz intensidad de Su amor por Su pueblo, Su compromiso con Su pueblo, y Su deseo de preservar y proteger esa relación de todos los intrusos. Dios dice: «Yo soy celoso de ti, porque te amo, porque tú me perteneces a Mí. Porque estamos en una relación de pacto, soy celoso de conservar y proteger nuestra relación de todo lo que podría ponerla en peligro, de cualquier extraño que pudiera venir y separarnos».
Dios es celoso, y cuando decimos esto queremos decir que Él tiene un celo ferviente, apasionado por Su pueblo. Su amor por Su pueblo es tan intenso, tan ferviente que Él no va a permitir a ningún rival. Él está decidido a ser el único objeto de la adoración humana.
Ahora, para que cualquier ser humano diga que va a ser el único objeto de la adoración humana, sería algo arrogante, sería algo impensable. Pero que Dios lo diga, porque Él es Dios, y porque Él es soberano y supremo y es el Creador y Señor del universo, porque Él es el dueño de todo el mundo, no es arrogante, que Él lo diga, «Yo quiero tener lo que es Mi propiedad lo que me corresponde, lo que me pertenece, y esa eres tú».
Dios es celoso de nuestra adoración. Él tiene un celo por Su santidad y por Su gloria, y cuando nosotras tenemos un celo santo, es desear ver avanzar la gloria de Dios, Su causa y Su Reino sobre todos los otros rivales. Es un celo justo que nosotras debemos tener.
Ahora, permíteme ir de vuelta a Éxodo capítulo 20. Esto es en el contexto de los Diez Mandamientos. Justo en el medio de los Diez Mandamientos, Dios dice:
«No te harás ídolo, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No los adorarás ni los servirás; porque yo, el Señor tu Dios, soy Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,y muestro misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos».
¿Cómo se expresa el celo de Dios? Lo leímos ahí en Éxodo 20 en los Diez Mandamientos. Se expresa de dos maneras: Primero, Él muestra amor y bendición a los que son fieles y leales a Él, los que guardan su pacto. Pero también muestra su celo al castigar a los que le son infieles a Él.
Aquí es donde vemos la ira de Dios, algo que la gente en el siglo 21 no tolera mucho, por así decirlo, o no le tiene mucho aprecio. Pero la ira de Dios es la expresión justa de Su celo, y es para el beneficio final de los que Él ama.
Y quizás te preguntes, ¿por qué sería para nuestro beneficio que Dios sea celoso y que muestre Su celo en una justa ira? Bueno es porque Él quiere que seamos restauradas a una relación correcta con Él para que podamos así experimentar Su bendición.
Dios sabe cuándo estamos en una relación correcta con Él; cuando somos fieles a ese pacto, vamos a experimentar Su amor, Su bendición, Su bondad, Su fidelidad; vamos a cosechar los beneficios de esa comunión.
Pero cuando nos desviamos de ese pacto de amor, cuando cometemos adulterio con el mundo, cuando coqueteamos con el mundo, cuando nos metemos en la cama con el mundo, por así decirlo, cuando rompemos nuestro pacto con Él, Él sabe que esto tendrá consecuencias. Así que Su celo le provoca, si es necesario, a expresar la ira justa con el fin de que volvamos a un lugar de lealtad y fidelidad a Él.
Él es un Dios que nos persigue, un Dios que dice: «Yo no voy a dejarte ir». Él debió habernos dejado ir hace mucho tiempo ¿no estoy en lo cierto? Él no debería habernos soportado. Sin embargo, Él dice: «Te amo. Te deseo. Te he elegido. Yo quiero tener una relación contigo». Ese es un lenguaje de amor.
Es una cosa muy seria tener nuestros corazones apartados de Dios. Es por eso que la inmoralidad sexual es tan grave, por cierto. No solo porque Dios dice: «No cometerás adulterio». Él sí dice eso, y está mal solo porque Dios lo dice. Pero lo que hace de la inmoralidad sexual particularmente un pecado insidioso es que es una imagen terrenal de una realidad espiritual. Es el adulterio en nuestra relación con Dios. Representa una brecha en nuestra relación con Dios, una ruptura del pacto.
Dios quiere tu corazón reservado exclusivamente para Él, y eso significa que no podemos mezclar la adoración de Dios con la adoración de nada ni de nadie más, o provocaremos la ira celosa de Dios. Lo que esto quiere decir es que no lo podemos amar a Él y al mismo tiempo amar al mundo que se opone a Él. Esto significa que no podemos servirle a Él y servir a los ídolos. Esto significa que no podemos tener un festín con Cristo, el Pan de Vida, y al mismo tiempo estar en la celebración en la mesa de los que odian a Cristo.
En 1 Corintios capítulo 10, el apóstol Pablo habla de este asunto a la iglesia de Corinto. Estos creyentes venían de antecedentes paganos, y estaban viviendo en una cultura que estaba llena de influencia pagana, que era todo lo que les rodeaba, así como es el caso hoy en día. Aquellos creyentes iban a la iglesia, y participaban en la cena del Señor, la comunión con el Señor, la comida como hermanos con el Señor. Pero al mismo tiempo, sus familiares, sus amigos, sus compañeros de trabajo seguían participando en las fiestas paganas a los ídolos. Porque era parte de la cultura.
Esos amigos, esos miembros de la familia, los compañeros de trabajo les decían, «¿por qué no vienes con nosotros? ¿Qué pasa contigo? ¿Crees que eres más santa que nosotros o algo así?» Ellos estaban tentando a estos creyentes. «¡Vamos, vé a la cena del Señor, si quieres, cuando vayas al servicio en tu iglesia, pero de lunes a sábado, puedes acompañarnos y hacer estas cosas con nosotros!»
Incluso algunos miembros de la iglesia, y aquí está el problema, decían: «Adelante, hazlo». Algunos líderes y maestros de la iglesia decían «es que no hay nada malo en ello. Hay que ceder un poco. Tú debes involucrarte con el mundo. No puedes estar totalmente separada del mundo».
En ese contexto, Pablo escribe en 1 Corintios capítulo 10, y dice: «amados míos, huid de la idolatría» (v. 14). ¿Qué es la idolatría? Es una brecha en la relación de pacto.
Entonces él continúa diciendo en el versículo 19:
«¿Qué quiero decir, entonces? ¿Qué lo sacrificado a los ídolos es algo, o que un ídolo es algo? No, quise implicar que lo que sacrifican los paganos lo ofrecen a los demonios y no a Dios. Yo no quiero que seáis partícipes con los demonios. No podéis beber la copa del Señor y la copa de los demonios» (v. 19-21).
Lo que él está diciendo es: «El espíritu detrás de estas fiestas paganas y esta adoración a los ídolos, no quiere decir que ese dios es algo, no lo es, es nada. Es un pedazo de madera o un pedazo de metal. El problema está en que el espíritu detrás de esto es el espíritu de Satanás, y no se puede estar en la cama con Satanás y todavía tener un pacto con Dios. No podéis beber la copa del Señor, en la mesa del Señor y luego participar de la copa de los demonios a la vez. No podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios».
Entonces él dice en 1 Corintios capítulo 10, en el versículo 22: «¿O provocaremos a celos al Señor?» Ahí está de nuevo la palabra. Este tema de los celos, los celos justos de Dios, un Dios que es un amante ferviente, ardiente, defensor de su pueblo, es un lenguaje de amor.
Eso es lo que Oprah no llegó a comprender cuando escuchó esto a sus 20 años. Ella no lo entendió. Mi deseo es que lo hubiera hecho. Ojalá que muchos otros hoy en día lo comprendan, que digan, «Dios, cuando Él exige que lo amemos y que no tengamos otros dioses junto con Él, cuando Él dice: “Mantente alejada de la idolatría, mantente alejada de la inmoralidad”, es porque es un Dios amante diciendo: ‘quiero estar en una relación santa contigo’».
Él es un Dios apasionado, un Dios que nos busca.
Queremos ser buscadas y encontradas por Él. Nosotras queremos ser amadas, pero entonces vamos tras los agujeros de suciedad del mundo para buscar lo que Dios quiere que encontremos en una profunda, pura, y plena relación en Cristo, lo que me debe llevar a preguntarme:
¿Hay maneras en que hemos provocado a celos al Señor?
¿Estás abrazando o corriendo detrás de todo lo que podría ser un rival o una amenaza en tu relación con Dios?
Podrían ser cosas evidentes –cosas que son claramente pecaminosas– pero también pueden ser prácticas que podrían ser bastante inocentes, pero que te están robando el corazón que le pertenece Señor.
Mientras he estado estudiando este pasaje, Dios ha traído a mi mente cosas en mi vida que quizás son lícitas para ti y no serían pecado, y quizás en algún otro momento yo también lo podría hacer y no sería pecado. Pero en esta época de mi vida, podrían robar mi afecto por Cristo, y el llamado aquí es a no provocar a celos al Señor. No tengas otro amante. No vayas detrás de otro dios.
¿Hay algo o alguien que está interfiriendo en tu intimidad con Dios?
Tal vez tu respuesta es, «es que no tengo tiempo para cultivar intimidad con Dios».
¿Por qué no tienes tiempo? ¿Qué se interpone en el camino? ¿En qué estás gastando tu tiempo? ¿Qué está robando tu corazón? ¿Qué está robando tus afectos? ¿Amas o disfrutas o te entretienes con cualquier cosa que se opone a Él, algo que Él odia, algo que te impide cultivar intimidad con Él?
¿Hay pasos que debes seguir para restaurar, preservar, y proteger la exclusividad de tu relación con Dios, para proteger la pureza de tu corazón hacia Él?
Así que hemos visto que podemos provocar a celos al Señor.
Ahora, cuando se trata de los celos humanos, las Escrituras en general hablan de nuestros celos como negativos o manchados por el pecado. En el Nuevo Testamento, sobre todo cuando se habla de celos entre los seres humanos, por lo general es una expresión de la carne, y se suele relacionar con arrebatos de ira.
Sin embargo, es posible tener celo de Dios por la gloria de Dios y por la pureza de los que nos rodean. Este celo divino, este celo de Dios irá hasta donde sea necesario y tomará medidas drásticas, si es necesario, con el fin de preservar y proteger lo que en justicia le pertenece a Dios.
Así que no solo no podemos provocar a Dios a celos, sino que queremos tener un celo de Dios, un celo por Su gloria y un celo por los que nos rodean y por nosotros mismos, para dar gloria a Dios.
Permítanme ahora volver a la historia de Balaam para darles una ilustración de esto. Y de nuevo, es una ilustración del Antiguo Testamento, por lo que no se aplica totalmente en todos los aspectos.
Recuerdas que mencioné en la última sesión cómo Dios había enviado una plaga a los hijos de Israel por cometer inmoralidad con las mujeres moabitas y por cometer idolatría, y que un hombre trajo una de esas mujeres moabitas a su casa, a su tienda, justo enfrente de todos los hijos de Israel?
Esto era una violación flagrante, y leemos cómo, «Finees, nieto del sacerdote Aarón, vio esto y dijo: “Algo se tiene que hacer”», y hablamos de cómo él se levantó y tomó su lanza en su mano, y él fue y encontró a este hombre y a esa mujer, y él los mató con su lanza; y la plaga se detuvo en el momento en que él tomó esta acción en contra de los que tenían esta idolatría y habían cometido adulterio.
Ahora déjame continuar en este pasaje y ver lo que Dios pensó acerca de esta acción.
Estamos en Números capítulo 25, en el versículo 10:
«Y el Señor dijo a Moisés: “Finees hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha apartado mi furor de los hijos de Israel porque demostró su celo por mí entre ellos, y en mi celo no he destruido a los hijos de Israel”» (vv. 10-11).
Creo que tenemos un punto aquí: no solo no deberíamos provocar a Dios a celos por la idolatría y por el acomodarnos al mundo, por enamorarnos del mundo, sino que si somos celosas de la gloria de Dios y estamos dispuestas dentro de la iglesia, con amor, amablemente, a confrontar a aquellos que están acomodándose al mundo; si tenemos celo por sus corazones, por sus almas, por que tengan una buena relación con Dios; si tenemos celo de Dios por ellos, y estamos dispuestas a tomar medidas para que puedan ser restaurados, podremos prevenirlos y protegerlos de experimentar los celos de Dios y Su ira.
«Yo no tengo que consumir el resto de estas personas en mi celo, porque hubo un solo hombre, Finees, que estuvo dispuesto a tomar algunas medidas drásticas para hacer frente a esta situación».
Ahora, por favor, escúchame con cuidado. No estoy diciendo aquí que si alguien en tu comunidad tiene un error doctrinal o está viviendo una vida impenitente, no estoy diciendo que tú debes tomar una lanza e ir a su casa y matarlo.
El Nuevo Testamento no enseña eso, y las razones para que esto ocurriera en el Antiguo Testamento son material para otra sesión. Hubo razones válidas para ello, pero no es así como Dios nos dice que lo hagamos hoy. Él dice, sin embargo, que si ves a alguien que está atrapado en el pecado, debes ir a esa persona y hablar con ella sobre el tema, interésate, ruégale, comparte las Escrituras. No te limites a esperar y simplemente dejar que suceda. Sé celosa por la gloria de Dios
Dios sigue diciendo acerca de Finees:
Por lo tanto digo: «He aquí yo le doy a él Mi pacto de paz, y será para él y para su descendencia después de él, el pacto del sacerdocio perpetuo, por cuanto tuvo celo por su Dios e hizo expiación por los hijos de Israel» (vv.12-13).
Esto me recuerda lo que dijo el apóstol Pablo en 2 Corintios capítulo 11:
«Porque celoso estoy de vosotros con celo de Dios; pues os desposé a un esposo para presentaros como una virgen pura a Cristo» (v.2).
Celo piadoso, un celo de Dios, Pablo tenía un celo por aquellos creyentes de Corinto, y es como el celo de Dios, que es un deseo ardiente por lo que es mejor para los que le pertenecen a Él.
Así que la pregunta no es solo: ¿Estás tú de alguna manera provocando a Dios a celos? Ruego a Dios que no, pero si es así, si estás provocando a Dios a celos, es mi deseo que te arrepientas y que puedas restaurar esa relación.
Pero además tengo otra pregunta: ¿Tienes celo por la gloria de Dios? ¿Eres celosa de que los que te rodean tengan una relación de amor puro con Cristo, que sean fieles y leales a Él?
¿Estás dispuesta a tomar todas las medidas necesarias y bíblicas para ir a los que están pecando, aquellos que se han acomodado al mundo, los que están coqueteando con el mundo, y apelar a ellos con el espíritu de Cristo y con el amor y la pasión de Cristo, para que se arrepientan y sean restaurados a una relación fiel, santa, leal, con el Dios celoso que es el amante de sus almas?
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha estado describiendo un tipo positivo de celos. Esta enseñanza es parte de la serie, Comprometiendo la verdad.
Has estado escuchando durante las semanas pasadas aquí en Aviva Nuestros Corazones varias series basadas en las cartas a las iglesias de Apocalipsis. La serie, Comprometiendo la verdad describe la iglesia de Pérgamo.
Esta serie ha incluido estudios acerca de diversos temas, desde la disciplina en la iglesia hasta el sistema de creencias de Oprah Winfrey. A veces en Aviva Nuestros Corazones sentimos que estamos nadando contra la corriente en cuanto a la opinión popular. No siempre es fácil hacer declaraciones desafiantes en público, pero estamos comprometidas a presentar la verdad de la Palabra de Dios, explicando cómo se relaciona con nosotras hoy.
La serie titulada, Comprometiendo la verdad, concluye el día de mañana. Regresa con nosotras para que escuches acerca de la esperanza de aquellos que se aferran a la verdad.
Te esperamos, aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Fijando nuestros ojos en Cristo juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
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