Edifica tu matrimonio en tierra sólida
Débora: Al mirar atrás, hacia los primeros años de la crianza de sus hijos, Tom Eliff se dio cuenta de algo importante. Aquí está él, conversando con Nancy DeMoss Wolgemuth.
Tom Elliff: Los niños necesitan anclas en sus vidas. Nosotros decidimos que el tiempo del desayuno sería nuestro ancla.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Ese fue un ancla en mi familia también.
Tom: Durante ese tiempo yo leía la Escritura y oraba. No era tanto el contenido, lo que nosotros buscábamos era consistencia.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 7 de febrero de 2024.
En Aviva Nuestros Corazones hemos recibido muchas ideas prácticas de algunas personas sabias. Algunas entrevistas nos han mostrado cómo ser mujeres más ancladas en Dios, cómo ser más organizadas, cómo comunicarnos en el matrimonio, cómo conectarnos con nuestros hijos, entre otras cosas. El día de hoy, …
Débora: Al mirar atrás, hacia los primeros años de la crianza de sus hijos, Tom Eliff se dio cuenta de algo importante. Aquí está él, conversando con Nancy DeMoss Wolgemuth.
Tom Elliff: Los niños necesitan anclas en sus vidas. Nosotros decidimos que el tiempo del desayuno sería nuestro ancla.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Ese fue un ancla en mi familia también.
Tom: Durante ese tiempo yo leía la Escritura y oraba. No era tanto el contenido, lo que nosotros buscábamos era consistencia.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 7 de febrero de 2024.
En Aviva Nuestros Corazones hemos recibido muchas ideas prácticas de algunas personas sabias. Algunas entrevistas nos han mostrado cómo ser mujeres más ancladas en Dios, cómo ser más organizadas, cómo comunicarnos en el matrimonio, cómo conectarnos con nuestros hijos, entre otras cosas. El día de hoy, Nancy está con dos invitados para hablarnos acerca del matrimonio y la familia para la gloria de Dios.
Nancy: Estoy encantada de darle la bienvenida en Aviva Nuestros Corazones, durante estos próximos programas, a una visita muy especial. Vas a conocerlos y a amarlos así como yo lo he venido haciendo a través de los años.
Es un privilegio el poder sentarnos y aprender de dos siervos del Señor quienes van delante de nosotros por el camino de la vida y quienes tienen mucha experiencia. Me encantan las oportunidades que tengo de sentarme y hacer preguntas, escuchar y aprender de personas que han caminado fielmente con Dios y que tienen mucha sabiduría.
Tom y Jeannie Elliff, bienvenidos a Aviva Nuestros Corazones. Estuvimos juntos en una conferencia en San Antonio recientemente, y les pedí a ti y a Jeannie, si estarían dispuestos a venir a nuestro estudio y compartir de sus vidas con nuestros oyentes; algunas cosas que Dios les ha enseñado acerca del matrimonio, de la crianza de los hijos, de la crianza de los nietos, y acerca de dejar un legado piadoso.
Tom, tú fuiste pastor por muchos años.
Tom: Sí, 43 años.
Nancy: En Del City Oklahoma, por muchos de esos años.
Tom: Sí; los últimos 20 años fui pastor allí en Del City, y recientemente me convertí en vicepresidente del Consejo Internacional de Misiones. Pero todavía soy pastor.
Nancy: Tú tienes un corazón de pastor. Tú y Jeannie han ministrado a muchas personas a través de los años, no solo desde el púlpito, al predicar, sino también mientras has aconsejado, amado y pastoreado a mucha gente.
Jeannie, tú has estado muy activa en el ministerio de mujeres. A ti te encanta enseñar la Palabra.
Jeannie Elliff: ¡Ay sí!, me encanta.
Nancy: Me fijé en tu Biblia cuando estábamos sentadas juntas en la conferencia recientemente, y está llena de marcas y colores de los estudios bíblicos de Preceptos (1). Amas la Palabra y Dios les ha dado a los dos mucha sabiduría, discernimiento y entendimiento.
Y tú me preguntaste mientras veníamos al estudio, «¿de qué vamos a hablar?»
Y yo te dije, «solo vamos a dejar que tú aconsejes a nuestros oyentes un poco», comenzando con el tema del matrimonio. Tom, ¿por cuántos años es que han estado casados ya?
Tom: Este año cumplimos 40 años de casados. En unos meses vamos a celebrar nuestro cuadragésimo aniversario.
Nancy: ¿Así que la vas a llevar a un lugar bien especial?
Tom: Absolutamente. Cada año en los últimos 23 años, Jeannie y yo hemos tomado las primeras semanas de febrero y hemos ido al mismo lugar con unos amigos nuestros. Tenemos la suficiente confianza con estos buenos amigos, de manera que si queremos estar juntos lo estamos, y si no, no tenemos que estar juntos.
Le damos gracias a Dios por la gracia que muestra hacia nosotros en esto. Solo pasamos tiempo orando y caminando en la playa y hablando acerca del futuro. Yo diría que la mayoría de nuestras decisiones grandes han sido hechas…
Jeannie: Si es cierto, como la de las parejas para nuestros hijos por ejemplo…
Tom: Las parejas para nuestros hijos, así es...
Nancy: ¿Qué? ¿Ustedes escogieron sus parejas?
Tom: Allí fue donde oramos por todos estos asuntos. Yo tengo una lista de preguntas que le hago a Jeannie. Ella también tiene una lista de preguntas que a veces me hace; sin embargo, yo siempre le hago estas diez preguntas cada año.
Nancy: ¿Y cuáles son algunos ejemplos de esas preguntas?
Tom: Por ejemplo:
- ¿Estamos donde tú quieres que estemos en este punto de nuestra relación?
- ¿Hay alguna cosa de mi vida que tú sientes que necesito cambiar, para mostrar que quiero ser más como Jesús? O…
- ¿Cómo te puedo mostrar mejor que te amo y te aprecio?
Nancy: Así que tú le haces estas preguntas a tu esposa. Y ¿eres honesta Jeannie?
Jeannie: Sí Nancy, lo soy. La primera vez que él hizo eso estábamos en Colorado. Y él me dijo: «Vamos a subir a esa colina y vamos a desayunar en ese restaurante. No traigas tu bolsa, no traigas tu agenda ni tu Biblia».
Ahora, para que yo no lleve mi agenda, ni mi Biblia, es como…
Nancy: ¿Estar perdida?
Jeannie: ¡Sí! O sea, no llevar al Espíritu Santo conmigo es como…
Tom: Ella estaba preocupada.
Jeannie: ¡No sabía qué hacer! Así que ahí íbamos y pensé, «¿qué será lo que me va a decir?»
Bueno, y nos sentamos allá afuera en ese restaurante. Estaba hermoso aquel lugar.
Y él me hizo estas diez preguntas por primera vez y eso fue asombroso. Es decir, nunca en mi vida había tenido una experiencia que tocara tanto mi corazón.
Y él fue muy sincero. Sin excusas, sin argumentos, nada como, «la razón por la que hago esto es porque esto o aquello…»
Si no que simplemente eso inició un peregrinaje de comunicación.
Tom: Tú sabes, Nancy, una de las cosas que la Escritura nos dice es que el esposo y la esposa deben ser sensibles el uno al otro. De hecho, dice que la esposa debe ser tan sumisa a su esposo como Sara lo fue a Abraham, y el esposo debe vivir con su esposa de acuerdo al conocimiento, dándole honor, como un vaso frágil, como coherederos de la gracia de la vida, para que sus oraciones no sean estorbadas (ver 1 Pedro 3:5-7).
Así que yo sabía que si no la escuchaba, yo no tenía ninguna razón para que Dios me escuchara a mí. Yo quería escuchar el corazón de mi esposa. No solo su voz, sino que yo quería escuchar lo que su corazón estaba diciéndome acerca de algunas cuestiones muy críticas en nuestra vida de casados.
Nancy: Ahora, seguramente hay muchas mujeres que nos escuchan ahora que piensan, «¡qué no haría yo para que mi esposo me hiciera ese tipo de preguntas o escuchara mi corazón de esa manera!»
Yo sé que has conocido mujeres así. Y tú les has ministrado. ¿Cómo las animas?
Jeannie: Bueno, lo mejor que puedo hacer es serles de ejemplo. Y les digo, «hazle tú las preguntas a tu esposo, y eso hará que él se abra. Pregúntale, por ejemplo, ¿cómo puedo hacer esta casa más placentera para ti cuando llegues a la casa?»
Comienza tú a hacerle esas preguntas a él. Y si tú comienzas a hacerlo, él también lo va a hacer.
Tom: Y yo comencé a compartirlas con hombres en algunas conferencias. Y al final terminamos publicando un pequeño folleto para hombres con diez preguntas que todo hombre debe hacerle a su esposa cada año. Y a veces veo esposas comprándolos, tú sabes, para ir a casa y dárselos a sus hijos. O para decirle a su esposo, «sabes cariño, necesito que me hagas estas preguntas porque tengo algunas respuestas en estas áreas».
Nancy: ¿Ustedes comenzaron su matrimonio teniendo una comunicación abierta y honesta? ¿Siempre fue así? ¿O cómo crecieron en su habilidad para hacer esto?
Jeannie: Bueno, no creo que la comunicación realmente haya sido un asunto difícil para nosotros, Nancy, porque los dos somos muy verbales, y también lo son nuestros hijos. Así que te puedes imaginar cómo se ve nuestra casa. Siempre estábamos obligados a estar juntos.
Y durante todo nuestro primer año de matrimonio yo todavía estaba estudiando. Tom estaba enseñando en Ouachita, y vivíamos a una hora de distancia, así que teníamos que manejar una hora de ida y una hora de vuelta de la universidad todos los días, cinco días a la semana.
Nancy: Aprendiendo a hablar.
Jeannie: Ese fue el tiempo que Dios proveyó para que aprendiéramos a hablar el uno con el otro, y fue un tiempo maravilloso. Mientras miramos hacia atrás y pensamos, «ese fue un verdadero regalo de Dios».
Tom: Yo diría que en la medida que pasaban los años el problema no era tanto hablar, sino poner atención. Puedes hablar sin poner atención.
Yo pienso que el problema se ha ido convirtiendo cada vez más en «¿tengo tu atención? ¿Me estás escuchando con tu corazón o solo con tus oídos? ¿Estás mínimamente involucrado en esta conversación?»
Yo pienso que el prestar atención es un asunto importante.
Jeannie: Así es. Exactamente.
Tom: La primera vez que yo hice esas preguntas, las hice porque habíamos tenido una discusión acerca del hecho de que hablábamos mucho, pero en un momento Jeannie dijo, «no sé si estás poniendo atención a lo que estoy diciendo».
Y yo pensé, «sabes, ella tiene razón acerca de eso». Así que esto se ha convertido en un ejercicio anual, y tenemos todas las bases cubiertas en nuestro matrimonio. Algunas de las otras preguntas que le hago son, por ejemplo:
- ¿Realmente sabemos hacia dónde nos dirigimos?
- ¿Hay algunas metas comunes que quisieras que estableciéramos juntos, algunos proyectos mutuos?
- ¿Hay algún logro en mi vida que te traería gozo? ¿No que me traiga gozo a mí, ¡no!, sino que te lo produzca a ti?
Jeannie: Y cada año mi respuesta es más o menos la misma siempre.
Nancy: ¿Y cuál es?
Tom: Bueno, no te vamos a decir. Tiene que ver con un proyecto específico.
Nancy: ¿Estás poniendo atención Tom?
Tom: No, no, no es eso. Siempre tiene que ver con que escriba, y he honrado su petición, porque siempre le digo que no voy a argumentar con ella.
Así que cada año hacemos eso. Pero algunas de las respuestas, Nancy, han sido realmente una sorpresa para mí. Me acuerdo una vez le pregunté a Jeannie:
- ¿Qué puedo hacer para demostrarte que realmente te amo y que me preocupo por ti?
Y ella me dijo, «viajamos mucho juntos». Aún ahora viajamos mucho juntos.
Me dijo, «yo solo quiero saber que tú sabes que yo estoy ahí contigo. Te concentras hablando con alguien más, y yo solo estoy aquí. Yo quiero que tú recuerdes que yo estoy ahí contigo».
Recuerdo que un año la pregunta que le hice fue acerca de apreciar su papel o rol como esposa de pastor.
Ella me contestó: «Me alegra que me hayas preguntado eso. El otro día tú ibas a un lugar para hablar y me preguntaste si yo quería ir.
Te mencioné que estaba dando el estudio bíblico a las mujeres, y tú dijiste, “bueno, consigue a alguien más que enseñe eso y vente conmigo”».
Ella dijo: «No es que no lo hubiera hecho alegremente. Pero ¿cómo te habrías sentido tú, si yo hubiera dicho eso acerca de un sermón del domingo en la mañana? “Mira, solo consíguete a alguien más para predicar y vente conmigo. Vamos a hacer algo”»
Y me dijo: «Claro que yo no haría eso, me encanta ir contigo, pero quiero que sepas que realmente yo considero lo que hago, es decir, enseñar este estudio bíblico a las mujeres, un ministerio importante, y estaba preparada para dar la clase. Y aparte de eso, yo iba a escuchar algo que probablemente ya había escuchado antes».
Ese es un buen punto.
Nancy: Así que tú quieres comunicación honesta de tu esposa.
Tom: Nancy, si no es honesta, no es comunicación genuina.
Nancy: Pero parecería que lo que Jeannie también expresa son cosas que pudieran ser consideradas como críticas o preocupaciones, pero las expresa de una manera respetuosa. ¿Te ayuda eso a recibirlas?
Tom: Claro, supongo, la mayoría de las veces, sí. Ambos hemos hablado acerca de eso, de cómo nos comunicamos el uno con el otro.
Hay buenos y malos momentos para comunicarse. Si realmente quieres compartir tu corazón con alguien, tienes que hacer un esfuerzo. Tienes que «preparar la mesa», por así decirlo.
No es como que vas a navegar por tu vida gritándole al otro y cotorreando al otro y esperar que eso sea una buena comunicación. No lo es. Tienes que hacerlo en momentos oportunos.
Si yo fuera a darle un buen consejo a cualquier joven y a su esposo en este momento, sería que necesitan pasar tiempo juntos cada mañana antes de irse a trabajar.
Ahora, durante todos los años que nuestros hijos estaban en la escuela –tanto Jeannie como yo nos levantábamos temprano– teníamos nuestro tiempo devocional individualmente. Ella tenía un lugar en la casa donde se iba a leer la Biblia y a orar, y yo hacía lo mismo.
Luego decidimos intencionalmente reunirnos cada mañana a las 6am, con una taza de café en mano, rodilla a rodilla, cara a cara –nos sentábamos ahí. No era formal necesariamente. Solo hablábamos el uno con el otro acerca de lo que Dios nos había hablado durante nuestros tiempos devocionales, acerca de nuestros hijos, tomábamos decisiones.
Tenemos cuatro hijos. Tomábamos decisiones acerca de, por ejemplo, algo que nos habían preguntado la noche anterior. Ellos habían aprendido a preguntar la noche anterior, «¿podemos hacer tal cosa?» Y entonces hablábamos acerca de esos temas y si deberían hacerlo o no.
Luego llegábamos a la mesa de desayuno…y siempre tomábamos el desayuno a las 7am de la mañana mientras nuestros hijos eran pequeños. Sentíamos como que los niños necesitaban anclas en sus vidas.
En la sociedad en que vivimos hoy, el tiempo de la tarde, un tiempo en el cual era bueno juntarse anteriormente como familia, está bastante complicado ahora si tienen juegos de pelota y actividades en la escuela. Así que decidimos que el desayuno sería nuestro ancla.
Nancy: Ese era un ancla en mi familia también.
Tom: Durante ese tiempo yo leía la Escritura y oraba, y no era tanto el contenido. Lo que buscábamos era consistencia.
Así que cuando llegábamos a la mesa del desayuno, ellos sabían que Jeannie y yo habíamos tenido nuestro tiempo juntos y nos decían: «¿nos dan el permiso?»
Nancy: Querían sus respuestas.
Jeannie: Y presentábamos un frente unido. Es asombroso cuánto ayuda eso a un niño, porque ellos piensan «divide y conquista». Si llegábamos con la respuesta después que los dos habíamos hablado, no había argumentos. Así que eso les ayudó mucho, creo yo.
Tom: Cuando comenzamos a hacer eso, Jeannie y yo estuvimos de acuerdo en esto que ella me dijo: «Tú no te imaginas lo que significa para mí saber que tengo tu total atención durante los primeros 30 minutos del día».
En mi caso, yo sabía que tenía su atención total. De manera que durante el día sabíamos qué estaba pasando en la vida del uno y del otro, y sabíamos cómo orar. Sabíamos qué estaba pasando con nuestros hijos.
Pero Nancy, para serte sincero, algunos de tus oyentes quizás enfrentan ahora mismo unos horarios que les requeriría ser muy, pero muy creativos.
Quizás tengas una familia de doble ingreso, y trabajan los diferentes turnos y casi no se ven; en realidad están criando hijos en su tiempo libre, y esa es una tarea muy difícil. Esto va a demandar que ellos tomen algunas decisiones difíciles.
Nancy: Pero ustedes dicen que en su matrimonio, al hacer estas preguntas, al tomar tiempo cada mañana, estaban siendo intencionales.
Jeannie: Así es.
Nancy: No van simplemente a dejar que este matrimonio subsista y se vaya a la deriva. Si lo hacen así, ahí es que muchos terminan en la corte de divorcios.
Jeannie: Sí, sí.
Nancy: Pero si quieres que perdure en el tiempo, debes detenerte, evaluar y decir, «aquí es donde estamos. Esto es lo que está pasando». Haz preguntas. Sé honesta.
Tom: Nancy, hemos descubierto, mientras Jeannie y yo hemos venido aconsejando parejas a través de los años, y luego trabajando con el ministerio de Family Life, que una de las razones –es más, quizás la razón principal– por la que las familias están destruyéndose a una velocidad tan estrepitosa podría ser…
Primero ves cómo el 50% de nuestros niños en las escuelas públicas vienen de familias uniparentales. La proporción de matrimonios que terminan en divorcio ahora excede el 50%. Simplemente es una estadística asombrosa cuando piensas en todo lo que está pasando en las familias. Ahí está el ataque.
Pero a menudo el desajuste comienza cuando tienes parejas donde los dos trabajan fuera de la casa y no se están comunicando. Por consiguiente, cuando están juntos, están en su peor momento.
En ese momento es cuando peor lucen, cuando sale lo peor de ellos. Están cansados. No quieren hablar. Hablaron y escucharon todo el día. No quieren seguir hablando. No quieren seguir escuchando.
Pero cuando están en su mejor momento y se ven de lo mejor, están con otras personas. Tienen más energía.
Entonces ves a un hombre cuyo matrimonio se está desmoronando, y él dice, por ejemplo (hablando con alguien en su trabajo), «ella está muy bien vestida, y huele tan bien». Y todo esto ocurre en una atmósfera artificial, tan ficticia.
Nancy: Y donde están en su mejor actuación.
Tom: Así es. Entonces, «vamos a tomar un café». Y luego de allí viene, «vamos a almorzar». De almorzar, entonces dices, «oye, te veo luego». Mientras tanto aquí ves una mujer que dice, «¿sabes?, este muchacho me escucha. Mi esposo no me escucha». Y allí es donde comienza el declive.
Nancy: ¿Entonces qué les dices a estas parejas, y cómo previenes que pase esto?
Tom: Reconozco que estamos entrando en aguas profundas aquí y voy a abrir mi corazón. Mi primer consejo a las parejas que vienen a prepararse para el matrimonio es que se den cuenta de que la forma como comienzan tiene mucho que ver con la manera como terminan.
Ahora, esta no es la ley de los medos y los persas, claro. Este es solo Tom Elliff hablando. Pero mi propia convicción por muchos, muchos años, ha sido que no oficio una boda si la esposa necesita salir a trabajar fuera de la casa para que la pareja pueda sobrevivir.
Nancy: ¿Sabes que acabas de lanzar una granada aquí?
Tom: Sí, sé que nos metimos en problemas.
Nancy: Sí, pero, yo quiero que expongas tu corazón.
Tom: Sé que mucha gente ya está en esa situación. Van a estar haciendo preguntas de las que podemos hablar luego. «¿Cómo corrijo eso?»
Pero hablemos solo del comienzo, porque algunas de las personas que están escuchando tienen hijos que están pensando casarse. Oye esto que te voy a decir para que entiendas mejor.
Si miras a Cristo como el modelo para el novio, y la iglesia como el modelo para la novia, la Biblia dice, «Mi Dios pues suplirá todas vuestras necesidades de acuerdo con sus riquezas en Cristo Jesús» (Filipenses 4:19, parafraseado). La iglesia, entonces, como la novia, es la administradora de lo que es provisto, no la que provee, sino la que administra la provisión.
Ese consejo, que está entre los cinco requisitos que les pido a las parejas que se casan, es uno sobre el que he recibido la mayor crítica. Pero tengo muchas cartas de gente que dice, «estoy tan contenta con ese consejo que nos dio».
Le damos muchas razones durante la consejería sobre por qué esto es lo mejor. Pero de los muchos, muchos, muchos matrimonios que yo he oficiado –digamos en los últimos 30 años, a mi entender (por supuesto, esto no es una estadística científica, pero mantengo muy buen archivo) menos de 5 han terminado en divorcio; y cuando consideras las estadísticas actuales…
A propósito, cada uno de esos que terminaron en divorcio…
Jeannie: Bueno, todos regresaron y dijeron, «te mentimos».
Tom: Sí. Ellos dijeron: «Te mentimos. Nos preguntaste acerca de esto o lo otro, y simplemente te mentimos. Queríamos casarnos en la iglesia, y sabíamos que nos ibas a preguntar cosas, así que te dijimos lo que tú querías escuchar».
En cada una de esas ocasiones, hubo una circunstancia que terminó por ocasionar su divorcio. Y en realidad, yo digo que hay menos de cinco. Yo solo sé de tres, pero quiero ser justo; puede haber algunos otros, quizás haya más que yo desconozca.
Pero creo que uno de los factores de mayor incidencia tiene que ver con la comunicación.
Jeannie: Y también, yo pienso que cuando el hombre es el único proveedor, entonces la mujer puede venir a su lado, estar en su equipo y animarlo y exhortarlo. Creo que ese ha sido mi trabajo durante todos mis años de casada.
Tom ha sido pastor, maestro, y yo sentí como que era mi responsabilidad ponerme en el mismo nivel, bíblicamente, adquirir un buen entendimiento de las Escrituras, como él lo tenía. Y no he ido al seminario, pero comencé un estudio bíblico inductivo.
Comencé a estudiar la Biblia inductivamente y a entender la manera como él prepara un sermón, por ejemplo. Así que cuando él se sienta a preparar algo…
Tom: A menudo le pregunto a Jeannie: «¿Qué has descubierto acerca de esto? Yo sé que has estudiado ese pasaje».
Jeannie: Y podemos conversar, y me hace sentir que soy parte de lo que él está haciendo. Me hace sentir que lo estoy animando y ayudando. Realmente me satisface mucho poder ser parte de su vida, de su trabajo.
Nancy: Hay mucha presión en las parejas, en las mujeres hoy, de ser autosuficientes y de proveer para ellas mismas.
Tom: Nancy, es que esto comienza en la propia casa. Esta pequeña semilla de destrucción, es sembrada inconscientemente en los corazones de una hija por padres bien intencionados.
Y déjame decirte, yo creo en la educación. Creo firmemente en la educación. Yo pienso que la gente debe obtener la mejor educación que le sea posible.
Pero no le digas esto a tu hija: «Tienes que obtener una educación. Te vas a casar uno de estos días, ¿y qué si él te deja si no tienes una educación? ¿Qué vas a hacer?»
Nancy: ¿A dónde vas a recurrir?
Tom: Lo que realmente le están diciendo es, «esta educación es tu recurso. Este trabajo es tu seguridad». Aun antes de llegar al altar para casarse, la semilla ya ha sido sembrada en su mente, es como si ella dijera, «puede que él me deje».
Y el esposo y sus padres están diciendo, «bueno, como quiera ella tiene su trabajo. Ella tiene su propia cuenta bancaria. No es como que la estás dejando sin nada», como si todo se solucionara con dinero.
Ahora, esto es solo la punta del iceberg; y no vamos a estar hablando sobre esto durante estos programas. Pero sí estoy diciendo que hay algunos asuntos que socavan la buena comunicación y ese resulta ser uno de ellos. No solo necesitas pasar tiempo con tu pareja cuando estás en tu peor momento, sino también cuando estás en tu mejor momento.
Nancy: Queremos que nos des otro consejo acerca de lo que les dirías a las parejas jóvenes que se están preparando para casarse y mientras entran al matrimonio. Acabas de dar uno muy importante, algo sobre lo que se debe pensar seriamente.
Y yo sé que muchos de nuestros oyentes han sido desafiados, ya sea en cuanto a sus propios planes o acerca de cómo preparar a sus hijos para el matrimonio, sabiendo que la intención de Dios es que el matrimonio perdure y sea un matrimonio que le glorifique. Ese es el corazón detrás del consejo que estás dando.
Tom y Jeannie Elliff estarán de regreso con nosotros mañana en Aviva Nuestros Corazones, y no querrás perderte la sabiduría y el corazón que Dios les ha dado a ellos para ayudar a que tu matrimonio y tu familia sean todo lo que Dios quiere que sean.
Débora: La conversación de hoy entre Nancy DeMoss Wolgemuth y Tom y Jeannie Ellif ha tocado muchos temas importantes. Espero que esta sea tan solo la plataforma sobre la cual puedas crecer aún más.
Para ayudar a que tu matrimonio crezca sobre el fundamento correcto, queremos recomendarte el libro de John Piper «Pacto matrimonial».
Nancy, creo que tú jugaste un pequeño rol en este libro.
Nancy: Bueno, el Dr. Piper escribe muchos libros, y no necesita ninguna ayuda mía. Pero escuché una serie de mensajes que él predicó sobre el tema del matrimonio hace algún tiempo, y pensé que eran muy provechosos.
Así que le mandé un correo electrónico a uno de los miembros de su equipo y le dije, «¿habrá alguna manera de que el Dr. Piper pudiera poner este material en un libro? Me gustaría recomendarlo a nuestros oyentes».
Me encantó recibir un correo electrónico de regreso dejándome saber que de hecho el Dr. Piper estaba trabajando en poner estos mensajes en un libro. Estoy tan agradecida de que este material ya está disponible, porque es un mensaje sólido que ayudará a las parejas a centrar sus matrimonios en traer gloria a Dios.
El Dr. Piper llama este libro «una parábola de permanencia», y te enseñará cómo puedes forjar un compromiso de toda la vida sin importar qué circunstancias o emociones vengan o vayan.
Débora: Te invitamos a visitar tu librería cristiana favorita para obtener una copia de este libro.
Nancy: Alguna vez te has encontrado pensando, «¿simplemente no entiendo a mi esposo?». Jeannie Elliff te ayudará a procesar esos pensamientos de una manera positiva mañana en Aviva Nuestros Corazones.
Débora: Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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