Dolor mezclado con luz
Débora: Algunas veces nuestras circunstancias pueden ser desesperantes, dejándonos sin esperanza. El pastor Mark Vroegop nos apunta a nuestro Dios misericordioso y fiel.
Pastor Mark Vroegop: ¡Nunca, nunca, nunca, nunca, nunca, me quedo sin la misericordia que necesito! Cada día hay nuevas misericordias disponibles, incluso cuando la vida parece un desierto.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 23 de julio de 2024.
Imagina la zona de guerra más desolada y oscura que puedas pensar. ¡Algunas veces pareciera que nuestros corazones están igual de desesperados y rotos! Durante los últimos días Nancy DeMoss Wolgemuth y el pastor Mark Vroegop nos han estado ayudando a aprender el idioma del lamento bíblico. Mark es el pastor principal de la iglesia College Park en Indianápolis, Indiana. Escuchemos cómo continúa su conversación.
Nancy: Mark, pienso que algunas personas pueden sorprenderse al descubrir que …
Débora: Algunas veces nuestras circunstancias pueden ser desesperantes, dejándonos sin esperanza. El pastor Mark Vroegop nos apunta a nuestro Dios misericordioso y fiel.
Pastor Mark Vroegop: ¡Nunca, nunca, nunca, nunca, nunca, me quedo sin la misericordia que necesito! Cada día hay nuevas misericordias disponibles, incluso cuando la vida parece un desierto.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 23 de julio de 2024.
Imagina la zona de guerra más desolada y oscura que puedas pensar. ¡Algunas veces pareciera que nuestros corazones están igual de desesperados y rotos! Durante los últimos días Nancy DeMoss Wolgemuth y el pastor Mark Vroegop nos han estado ayudando a aprender el idioma del lamento bíblico. Mark es el pastor principal de la iglesia College Park en Indianápolis, Indiana. Escuchemos cómo continúa su conversación.
Nancy: Mark, pienso que algunas personas pueden sorprenderse al descubrir que tenemos un Dios que nos da permiso para expresar el profundo dolor y la angustia que experimentamos viviendo en un mundo caído y roto, y eso se ve a lo largo de todas las Escrituras.
No sé si la mayoría de las personas saben que existe un libro llamado Lamentaciones, lamentarse, y si lo saben, probablemente no lo leen muy a menudo. Sin embargo, el lamento es una parte importante de nuestro caminar como creyentes. Es un medio de gracia que Dios nos ha dado.
Mark: Así es, es un medio de gracia donde podemos encontrar desahogo en el sufrimiento, y el libro de Lamentaciones también es un memorial. Fue escrito para recordarnos que nuestro mundo está roto y que Dios es santo.
Nos instruye en ambas cosas: recordar que eso es verdad, porque el dolor nos recuerda que es verdad. Aunque quizá necesitamos ese recordatorio mucho más frecuentemente de lo que pensamos. Y también nos anima a recordar que, incluso cuando tocamos fondo, Dios sigue estando ahí, y Su gracia y Su misericordia nunca terminan. Ese es el mensaje del libro de Lamentaciones.
Nancy: ¡Amén! Y quiero animar a nuestras oyentes a que si tienen sus biblias, vayan al libro de Lamentaciones rápidamente. Está un poco más allá de la mitad de tu Biblia, justo después del libro de Jeremías. Y Jeremías es el autor de Lamentaciones. Tiene cinco capítulos, todos son cortos, pero es un libro muy importante para el caminar del creyente.
Si vas conduciendo, no te recomiendo que lo busques ahora, pero si estás en un lugar donde puedes buscarlo en tu Biblia o buscarlo en tu dispositivo electrónico, por favor hazlo.
Bueno, la parte más conocida del libro de Lamentaciones se encuentra probablemente a la mitad del libro, en el capítulo 3, los versículos 22 y 23. Los hemos cantado e incluso los citamos de memoria:
«Las misericordias del SEÑOR jamás terminan, pues nunca fallan sus bondades; son nuevas cada mañana; ¡grande es tu fidelidad!» (vv. 22-23)
Y al escuchar estas palabras, probablemente venga a tu mente la melodía de una canción que se canta con estas palabras.
Pero, Mark, pienso que la mayoría de la gente no se da cuenta de que el contexto de esa maravillosa declaración de fe no es algo que recordemos tan a menudo. Háblanos un poco sobre dónde encontramos esa gran declaración de fe.
Mark: Pienso que la mayoría de la gente imaginaría ese texto como una imagen que vi de una pintoresca cabaña en las Smoky Mountains, Montañas Humeantes en español, es un lugar hermoso que a todo el mundo le gustaría visitar.
Nancy: Como un cuadro de Thomas Kinkade o algo así, ¿cierto?
Mark: Exacto, y todos pensamos en lo agradecidos que deberíamos estar y lo hermoso que es. El versículo es precioso, pero ¡el contexto no lo es! El contexto no habla de una cabaña en las montañas. ¡El contexto es una zona de guerra!
Es el más oscuro de los momentos oscuros cuando Israel ya se ha dividido, el templo ha sido destruido y el pueblo ha sido llevado al exilio.
Es un momento en el que el mundo vería a Israel y diría: «¡¿Qué pasó aquí?!». De hecho, la primera palabra del primer versículo, en el capítulo 1, es la palabra: «cómo». Y ese es el tema. Bueno y, el título original del libro de Lamentaciones era: «¡¿Cómo pasó esto?!».
Nancy: Y el inicio del capítulo 3 tiene el mismo tono, porque hay un lamento colectivo, pero el profeta también está experimentando un lamento personal. Él está muy afectado por toda esa situación; no solo el pueblo de Dios lo está experimentando. Él pertenece al pueblo de Dios que está sufriendo. ¡Él está sintiendo ese dolor!
Y él (Jeremías)dice:«Yo soy el hombre que ha visto la aflicción bajo la vara de Su furor» (Lamentaciones 3:1). Mark, léenos, por favor, algunos de esos versículos del capítulo 3 que describe la aflicción, el profundo dolor, que el profeta está experimentando, porque pienso que algunas de nuestras oyentes dirán: «¡Eso describe de alguna manera dónde yo estoy ahora mismo!».
Mark: Sí, pienso que todo seguidor de Cristo llega a ese punto. Y vemos al profeta Jeremías pasar, de ese versículo que acabamos de leer, a decirle a Dios en el versículo 58: «Tú has defendido, oh, Señor, la causa de mi alma, Tú has redimido mi vida».
Así que hay un gran contraste entre la primera mitad y la segunda mitad de Lamentaciones 3.
Nancy: Y no quiero pasar por alto la primera mitad, porque es una parte importante en la que él verbaliza cómo se siente antes de llegar al versículo 58. Dice en los primeros versículos:
«Yo soy el hombre que ha visto la aflicción bajo la vara de su furor. Él me ha llevado y me ha hecho andar en tinieblas y no en luz. Ciertamente contra mí ha vuelto y revuelto Su mano todo el día» (Lam. 3:1-3).
Entonces Mark, lee un poco de esa porción en la que el profeta siente el peso y la opresión de su lamento, antes de hacer un giro y ver las promesas de Dios.
Mark: Por supuesto. Y está bastante claro que Jeremías no solo sabe que el mundo está roto, sino que habla acerca de Dios de una manera que plantea preguntas profundas sobre la naturaleza de su dolor y de lo que ha sucedido. Así que dice cosas, como en los versículos 7 al 10:
«Como muro me ha cercado y no puedo salir, ha hecho pesadas mis cadenas. Aun cuando clamo y pido auxilio, Él cierra el paso a mi oración. Ha cerrado mis caminos con piedra labrada, ha hecho tortuosos mis senderos. Él es para mí como oso en acecho, como león en lugares ocultos» (Lam. 3:7-10).
Francamente, ¡ese es un lenguaje realmente crudo y valiente!
Nancy: Y los versículos 17 y 18 dicen:
«Y mi alma ha sido privada de la paz, he olvidado la felicidad. Digo, pues: “Se me acabaron las fuerzas, y mi esperanza que venía del Señor”».
¡Es como si se sintiera desesperado e impotente! Este es un hombre realmente honesto, es un hombre piadoso, es un profeta escogido por Dios, pero él está diciendo: «¡Esto es terrible!». Sin embargo, ¿nos da eso el permiso para expresar nuestra queja al Señor?
Mark: Bueno, pienso que esa es la razón por la que el libro de las Lamentaciones está en la Biblia. Es para ayudarnos a ver los efectos de un mundo roto, pero también para saber cómo una persona piadosa, en medio de este mundo tan roto, todavía puede pensar de una manera bíblica y recta aun cuando los efectos del pecado y el quebrantamiento se han convertido en catalizadores en términos de sus efectos sobre la cultura y la sociedad.
Nancy: Y eso no es solo una teoría. Quiero decir, hoy día, si abres cualquier aplicación de noticias, sin importar si eres liberal, conservador o algo entre esas dos tendencias, vas a ver cosas que te afligen y te hacen decir: «¿Cómo puede pasar esto?».
Mark: Y la pregunta en esos momentos es, ¿a qué recurres cuando esto pasa? ¿Te mantienes lejos de la sociedad y la cultura? ¿Tomas una postura como la que pudo haber tomado Jeremías?: «¡Se los dije!», o entras en la sociedad, en la cultura, en lo roto que está este mundo y dices: «Escucha, esto es muy duro y la vida está rota, sin embargo, Dios todavía está en Su trono».
A eso recurre Jeremías en este libro, que es un giro muy importante. Es el giro de todos los lamentos, y es un cambio significativo que sucede en este precioso, pero difícil libro de Lamentaciones.
Nancy: Es un giro que necesitamos en nuestros propios corazones y en nuestra adoración colectiva, como pueblo de Dios, cuando vemos cosas como: injusticia, racismo, y las personas que tú y yo tenemos en nuestras vidas se tambalean al enfrentarse al dolor del abuso, la agresión y la violencia cometida contra ellos.
Y luego vemos en otros países del mundo situaciones que están más distantes, ¡pero que son desgarradoras! Entonces, ¿cómo procesamos eso como pueblo de Dios? Para no quedarnos en el «¡¿Cómo pudo Dios hacer esto?!», o, «¿Cómo pasó esto?», en nuestra queja honesta hacia Dios, sino que hagamos ese giro, ese cambio. Y Jeremías realmente nos ayuda con eso.
Y me parece, que en el versículo 21 comienza diciendo: «Esto traigo a mi corazón, por esto tengo esperanza». Él acaba de decir: «Mi esperanza ha muerto; no tengo esperanza». Pero al momento siguiente, ocurre el giro. ¿De qué se acuerda que le trae esperanza, cuando hace un momento parecía no tener esperanza?
Mark: Lo que hace Jeremías es que toma la verdad que conoce acerca de Dios y la aplica en un momento muy oscuro y triste. Y como resultado, surge la esperanza que proviene de la verdad de quién es Dios. Lo que sucede aquí es que él se repite a sí mismo la verdad sobre el carácter de Dios, sobre Su amor inquebrantable, aunque sus circunstancias no hayan cambiado.
Hay una perspectiva diferente, una actitud diferente. ¡Y cuánto necesitamos eso! Lo necesitamos a nivel cultural; lo necesitamos a nivel ministerial. Lo necesito a nivel personal, ya sea que haya niveles profundos de injusticia o cuando he sido tratado injustamente y estoy batallando con emociones que no sé cómo manejarlas.
Así que Jeremías identifica algunos pilares clave a los que podemos aferrarnos en los versículos que siguen en Lamentaciones 3.
Nancy: Esa esperanza que anhelamos viene de aconsejar nuestros corazones con la verdad acerca de quién es Dios, las promesas del pacto de Dios, y el final que Él ha prometido: ¡que Él está redimiendo este mundo roto y caído y haciendo nuevas todas las cosas! Y eso nos incluye a nosotros, a la gente que amamos. ¡Un día las naciones de este mundo doblarán sus rodillas ante Cristo y lo honrarán como Señor!
Esa es una verdad que necesitamos decirnos a nosotras mismas, que necesitamos recordar, si queremos que surja esperanza a pesar de sentirnos sin esperanza.
Mark: Así es. Para mí, el versículo 22 no es solamente conocido, sino que ha sido increíblemente útil para aplicarlo, algunas veces a diario. Especialmente cuando estoy batallando, vuelvo a ese versículo, ya sea por una cuestión que está pasando en el mundo o un dolor personal: «Que las misericordias del Señor jamás terminan, pues nunca fallan Sus bondades».
Este es el más oscuro de todos los momentos oscuros en la historia de Israel, y, sin embargo, incluso en esto, incluso cuando la vida parece un (terreno estéril, devastado) desierto, hay un límite que Cristo le ha puesto. El dolor jamás estará por encima de Su misericordia y de Su gracia.
Nancy: ¡Wow!
Mark: Nunca, nunca, nunca, nunca, nunca, ¡me quedo sin la misericordia que necesito! Vivo en el límite. Me puedo dormir sabiendo que a la mañana siguiente habrá misericordia disponible para mí. Y esto lo he vivido en mi propia vida, tratando de aplicar la fe de creer que sin importar lo que enfrente, hay suficiente misericordia para ello, para hoy, y para acostarme viviendo en esa verdad de que Sus misericordias son nuevas cada mañana.
Cada día hay nuevas misericordias disponibles, incluso cuando la vida parece un desierto. ¡No importa cuál sea el problema!
Nancy: Y mientras dices esto, Mark, pienso en personas que tú y yo conocemos que están luchando con algo que nosotros no hemos experimentado, y es en su matrimonio. Esas personas están diciendo: «¡Esto es un desierto! Esto no funciona; ¡no hay redención! Mi cónyuge no tiene interés en lidiar con los problemas de nuestro matrimonio»
Tú eres consejero en tu ministerio; predicas domingo tras domingo a personas en tu iglesia que sabes que se encuentran en ese tipo de situaciones. ¿Cómo puede esta palabra sobre la infinita misericordia de Dios ser un medio de esperanza para esas personas?
Mark: El versículo 24 resume la esencia de eso: «“El Señor es mi porción”, dice mi alma, “por tanto en Él espero”». Cuando Jeremías mira sus circunstancias, ¿en qué tendría esperanza basándose en lo que ven sus ojos? ¿Y no es eso lo que significa ser un seguidor de Cristo?, que vivimos, no por lo que podemos ver con nuestros ojos, sino basados en la verdad que Dios nos dice a través de Su Palabra.
Ese versículo dice: «El Señor es mi porción», así que hay suficiente provisión para alguien que vive en un matrimonio que es profundamente decepcionante o en una relación que está llena de conflictos y se siente como una zona de guerra constante.
Entonces, ¿cómo somos sostenidos en medio de las circunstancias difíciles? No es cambiando de cónyuge o tratando de cambiar las circunstancias, sino más bien llegar al punto donde entendamos: «El Señor me puede ayudar, y puede ayudarme continuamente, aunque no entienda a dónde me está llevando esto ni cómo se va a resolver».
Muchas veces, la vida a futuro se ve muy borrosa, ¡pero la gracia a corto plazo nos ayuda a vivir cada día creyendo que la gracia de Dios es suficiente!
Nancy: Y eso no significa que no hagas lo necesario para protegerte a ti y a tus hijos del peligro, y tampoco quiere decir que te quedes ahí diciendo: «La gracia de Dios es suficiente, así que no haré nada para lidiar con esto». Y Mark, ambos hemos aconsejado a personas que han tenido que tomar medidas para protegerse en ciertos casos.
Pero aún tomando esas medidas, es la misericordia de Dios, la inagotable misericordia de Dios, la fuente de esperanza que evita que vivamos en desesperación.
Mark: En algunos casos puedo decir: «Voy a creer que el Señor es mi porción para soportar algo que no es justo». Pero cuando vienen situaciones con temas de seguridad o justicia, digo: «Voy a creer que el Señor es mi porción y voy a hacer lo que tengo hacer, porque es lo justo y hay una justicia y una cuestión legal aquí. No quiero dar este paso por las implicaciones de lo que podría significar. Y a pesar de todo, la fidelidad del Señor y Su gracia pueden estar con nosotros incluso en medio de esas temporadas».
Así que el mensaje es, donde quiera que vayamos, cualquier terreno baldío por el que estemos caminando, y cualesquiera que sean las implicaciones, la única cosa que podemos saber es: ¡La gracia de Dios nunca termina! Ese es el objetivo de todo el libro de las Lamentaciones. Todo el libro gira en torno al capítulo 3.
Nancy: Y si estás caminando por uno de esos desiertos en este momento, como fue el caso de una mujer con la que hablé por teléfono hace un tiempo, ella se encontraba en una situación legal importante en su trabajo. Se sentía tan desesperanzada teniendo que dar pasos que son muy valientes pero aterradores a simple vista, así que esto era lo que intentaba compartir con ella.
Ella conocía estas cosas, pero en ocasiones necesitamos a alguien a nuestro lado que nos confirme que no estamos locas por creer las verdades de Dios. Tal vez necesites decirte a ti misma: «Las misericordias de Dios nunca se acaban. ¡Las misericordias de Dios jamás terminan. ¡Las misericordias de Dios jamás terminan! Él es mi porción. ¡Pondré mi esperanza en Él!».
Y esa es una verdad que, mientras te la repitas, la esperanza brotará en tu corazón. Y ese es el tema de Lamentaciones: la desesperanza y la esperanza.
Ahora, Mark, mientras pensamos en estas verdades que necesitamos repetirnos, pienso que lo que nos debilita muchas veces es esperar tanto tiempo sin que nada suceda. Pareciera que nada está sucediendo. Danos una verdad que nos consuele en esos momentos difíciles.
Mark: Bueno, la otra cosa que dice Jeremías en el texto, que para mí ha sido de muchísima ayuda, es:
«Bueno es el Señor para los que en Él esperan, para el alma que le busca. Bueno es esperar en silencio la salvación del Señor» (Lam. 3:25-26).
Nancy: Y la palabra que se repite aquí es. . .
Mark: ¡Esperar!
Nancy: ¡Esperar!
Mark: No nos gusta esperar. Especialmente en nuestra cultura hoy en día, es difícil esperar porque no estamos acostumbrados a ello. Y lo interesante es que el capítulo 3 contiene toda esa verdad, pero cuando pasamos al capítulo 4, volvemos a la realidad en la que aquella ciudad se encontraba, todavía está destruida.
Eso no termina como en una película donde vivieron felices para siempre. Aquí se encuentran de vuelta a la realidad: «Tengo que aprender a esperar, aun en medio de esta situación que está lejos de lo que esperaba». ¡La esperanza que demora es difícil! Y aquí Jeremías arraiga su corazón en la verdad de que: «Los propósitos de Dios se cumplen mientras yo espero».
Esta brecha en la que estoy viviendo no es mala, ¡simplemente es difícil! Y pienso que el lenguaje aquí en Lamentaciones nos ayuda a ver eso como realmente es.
Nancy: Y a ver que esperar nunca es en vano. En la economía de Dios tiene propósito y es parte del proceso de lo que Él está haciendo para traer algo bueno para nosotros y también para dar gloria a Su Nombre. Y nos preguntamos: «¿Por qué Dios no se apresura en este proceso?, ¡¿Por qué no me saca de esto más rápido!?». Bueno, no sabemos la respuesta a esas preguntas, pero lo que sí sabemos es que esperar nunca es en vano.
Mark: Pienso que una de las cosas más importantes que debemos recordar es que hay cosas que Dios está haciendo que tal vez no se aclaren durante años. . .o tal vez hasta que comprendamos todos Sus propósitos en la eternidad. Sin embargo, en medio de esto, ¡podemos creer que en esta temporada Dios está haciendo cosas que son realmente importantes!
Aunque son difíciles, hay lecciones realmente buenas que Dios me está enseñando, maneras en las que me está formando y moldeando. Todos estamos marcados por los desiertos de la vida. No podemos escogerlos, pero ¡Dios puede trabajar en nosotros a través de ellos!
Nancy: Pienso que algo que me ha ayudado a caminar en estas temporadas es el darme cuenta de que el capítulo final todavía no está escrito. Dios está escribiendo la historia. Él sabe dónde termina. Él sabe hacia dónde va, pero nosotros no hemos visto el final. ¿Cómo eso nos trae esperanza?
Mark: Pienso que el mensaje de Lamentaciones es que, a pesar de que Dios está permitiendo este dolor, en medio de ello, Él tiene compasión. De acuerdo a la abundancia de Su amor inquebrantable, Él enmendará todas las cosas algún día.
Una de las frases que he usado para mi propia alma es: «Cristo compró el derecho de enmendar todo». Recuerdo estar parado frente a la tumba de mi hija, y grabadas en su lápida están las palabras del libro de Job, que dice: «Jehová dio, Jehová quitó. Sea el nombre de Jehová bendito».
Y recuerdo estar frente a esa tumba diciendo: «Aun en esto, escojo bendecir al Señor porque Él tiene la última palabra». Cada funeral al que voy o que dirijo, ¡me recuerda que Dios tiene la última palabra!
El cuerpo va a la tumba, pero nuestro Dios tiene la última palabra: Cristo regresará y todos los males serán corregidos, ¡y como creyentes sabemos esto! Es por eso que el lamento es el lenguaje para decir: «Dios tiene la última palabra. ¡Esto no se ha terminado!».
Nancy: Eso es lo que nos da esperanza en medio de esas dolorosas realidades terrenales.
Y hay otra verdad aquí en Lamentaciones, que a medida en que la repetimos, nos da esperanza. Es el recordatorio de que Dios es siempre bueno. No siempre lo sentimos, pero es una verdad con la que necesitamos aconsejar nuestros corazones. ¿Cómo nos ayuda esto, Mark?
Mark: Bueno, debemos recordar que Dios no se deleita en el dolor de Sus hijos, sino que hay propósitos de amor detrás de cada situación de dolor que llega a nuestras vidas. Lo que necesitamos recordarnos a nosotros mismos es que, el hecho de que no puedo ver el propósito de esto, eso no quiere decir que no haya un propósito.
A veces somos tan rápidos para decir que porque esto no tiene sentido para mí, entonces esto no tiene sentido en absoluto. Pero la verdad de Lamentaciones 3:33 dice que: «Él no castiga por gusto ni aflige a los hijos de los hombres». Dios tiene buenos propósitos para todo lo que pasa en nuestras vidas.
Y ese es un compromiso de fe que todo seguidor de Cristo debe tener y en el que su alma debe descansar, porque no siempre vamos a poder entender el propósito. Así que, debo recordarle a mi corazón que Dios no se deleita en mi lucha, sino que la lucha es buena porque está produciendo algo bueno en mí que es muy útil. Si puedo abrazar esa realidad, me dará fuerzas para soportar cuando la vida no tenga sentido.
Nancy: ¿Cómo han visto tú y Sarah a Dios «sacar oro» del fuego, como resultado del sufrimiento que han experimentado? Perdieron a una hija, han enfrentado múltiples abortos involuntarios y un falso positivo. Han experimentado la esperanza diferida, la esperanza que tarda, y sé que muchas de nuestras oyentes pueden identificarse cuando se trata de brazos vacíos, cunas vacías y vientres vacíos.
Cuando miras hacia atrás en esta dolorosa travesía (que sé que no ha terminado), ¿qué ves ahora que no podías ver hace quince años?
Mark: ¡Hay tantas cosas! Solo mencionaré algunas. En primer lugar, hemos probado la bondad del Señor y lo hemos visto ser fiel una y otra y otra vez, cuando parecía que no había luz al final del túnel. Cuando estábamos, digamos, «en el lado oscuro» de la voluntad de Dios, hemos visto la fidelidad de Dios en maneras que no habíamos anticipado, en maneras que aún son difíciles de describir, pero una y otra vez he visto que Dios cumple su Palabra.
En segundo lugar, hemos fortalecido nuestro entendimiento de la soberanía de Dios y de Sus propósitos. También creó una hermosa unidad en nuestro matrimonio. Este sufrimiento nos unió más, en lugar de dividirnos.
En tercer lugar, nos regaló una travesía para lamentarnos y caminar juntos a través del dolor. Hubo momentos en los que sostuve a mi esposa cuando ella estaba luchando y momentos en los que ella me sostuvo cuando yo luchaba. Dios nos dio el uno al otro para ayudarnos a caminar por esta temporada de dolor. Nuestro matrimonio fue muy fortalecido.
En cuarto lugar, pastoralmente cambió mi forma de predicar. Cambió mi actitud en cuanto a caminar con personas a través del dolor y el sufrimiento. Todo ello son cosas que te marcan para siempre. Son cosas que ves, no solo en las Escrituras y en la vida, sino en la vida de las personas, a través de un lente diferente de tal manera que puedas tener empatía hacia ellos y ser de ayuda con tan solo estar presente. No solo das instrucción, sino que caminas con ellos a través del dolor, cualquiera que sea la aflicción.
Nancy: Imagino que también cambió tu forma de ministrar en los funerales.
Mark: Oh, sí, ¡por supuesto! Odio la muerte. Cada funeral es un recordatorio de que: «Quisiera que este momento termine para siempre». Sin embargo, al mismo tiempo se ha vuelto un serio recordatorio de que la vida es corta, y también una convicción muy profunda de que hay algo por debajo de todo este dolor que nos mantiene firmes y hace que la comunidad de Cristo sea realmente especial, ya que como un solo pueblo, nos lamentamos y lloramos juntos.
Así que, sí, ha afectado profundamente la manera en que ministro en los funerales.
Nancy: Pienso que a veces tenemos la tendencia, especialmente en el caso de la muerte de una persona piadosa o una persona mayor, es querer hacer de ello una celebración: la celebración del evangelio, de una vida bien vivida, del cielo. Y eso puede ser muy apropiado. Pero a veces me pregunto si en nuestros funerales olvidamos de la parte del duelo.
Eclesiastés dice que es bueno ir a la casa del luto (v. 7:2), así que, a veces, este «baile alegre» que hacemos puede no ser la imagen completa que necesitamos experimentar y que necesitamos mostrar al mundo.
Mark: Sí, pienso que, parte de la razón, si somos honestos, es que le tenemos miedo a la tristeza. Pienso en un amigo mío que estaba profundamente afligido por una situación de salud de uno de sus hijos. Él estaba destrozado y simplemente ¡sollozando! Conozco el lamento, yo sabía que estaba dolido. Sin embargo, yo quería que se detuviera.
Me refiero a que me hacía sentir incómodo, pero yo sabía lo que estaba viviendo y que era bueno para él. Hay algo dentro del ser humano que el dolor de la muerte le recuerda que somos finitos. Y pienso que como resultado tendemos a tratar de buscar formas de evadirla.
Así es que, pienso que los funerales, en particular, deben ser celebraciones de la vida. Pero también deben ser conscientes de que un ser querido ya no está aquí. Esta tumba es un recordatorio. Este dolor me recuerda la esperanza última en la resurrección de Cristo.
Nancy: Hay una canción que Steve Green grabó hace varios años; se llama Dolor mezclado con luz. Él dice:
«Y lo que el mañana trae
¿Quién de nosotros puede responder
Más allá de esta tristeza mezclada con la luz?
Porque en algún lugar entre
La belleza y las lágrimas,
Aquí es donde vivimos nuestra vida.
Mis ojos miran hacia Ti. Tú eres la esperanza de mis días.
Mis ojos Te miran mientras clamo Tu nombre,
Y yo espero que todo vuelva a ser hecho.
De eso se trata realmente este mensaje de lamento, ¿no es así, Mark?
Mark: Así es. El lamento es la canción que cantas entre: «¡Esto es muy difícil!», y «¡Dios es realmente bueno!». Es el lenguaje que usas al orar cuando le preguntas a Dios: «¿Por qué está pasando esto?», y, «¡Creo que Tú puedes hacer que todas las cosas cumplan tus propósitos divinos!». Este lenguaje es un punto intermedio. Y lo maravilloso es que, ¡no vamos a lamentarnos para siempre!
No habrá lamento en el Cielo Nuevo y la Tierra Nueva, cuando cesen todas nuestras penas y se cumplan finalmente todas nuestras esperanzas. Pero hasta entonces, mientras vivamos en este mundo intermedio, el lamento debe ser el lenguaje del pueblo de Dios, porque la vida está llena de penas. ¡Cristo está vivo y Dios es bueno! Por eso, el pueblo de Dios debe lamentarse.
Débora: Y realmente «esperamos que todas las cosas sean hechas nuevas». Tenemos las promesas de Dios, Su fidelidad y Su profunda misericordia del pacto para sostenernos entre ahora y entonces.
Nancy DeMoss Wolgemuth y el pastor Mark Vroegop han estado hablando sobre la gracia del lamento. Si quieres saber cómo obtener una copia del libro del Pastor Mark, Nubes oscuras, misericordias profundas, visita el enlace en la transcripción del episodio de hoy en AvivaNuestrosCorazones.com.
Y terminaremos esta conversación con el Pastor Mark Vroegop mañana, hablaremos acerca de la oración de lamento que nuestro Salvador hizo cuando sufría por nosotros en la cruz. Asegúrate de regresar a escuchar el último de esta serie aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Invitándote, no solo a sobrevivir en la vida cristiana, sino a tener una vida fructífera en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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