Dios está en Su trono
Débora: Cuando vemos las noticias de lo que ocurre en nuestros países, es tentador desanimarse o preocuparse. Ante ello, Nancy DeMoss Wolgemuth nos anima a levantar nuestros ojos.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Mira lo que sucede en el mundo que te rodea: enemigos por todas partes, mentiras por todas partes y parece que el mal está ganando la batalla. Sin embargo, el recordatorio que tenemos en el Salmo 92 y en todas las Escrituras es que Cristo es Señor. Cristo es Rey.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «El Cielo Gobierna», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 29 de julio de 2024.
No hace falta ver muy lejos para notar cuán evidente es la maldad en nuestro mundo. Pero incluso cuando parece que el mal está ganando, en realidad ese no es el caso. Aquí está Nancy con un mensaje de esperanza, …
Débora: Cuando vemos las noticias de lo que ocurre en nuestros países, es tentador desanimarse o preocuparse. Ante ello, Nancy DeMoss Wolgemuth nos anima a levantar nuestros ojos.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Mira lo que sucede en el mundo que te rodea: enemigos por todas partes, mentiras por todas partes y parece que el mal está ganando la batalla. Sin embargo, el recordatorio que tenemos en el Salmo 92 y en todas las Escrituras es que Cristo es Señor. Cristo es Rey.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «El Cielo Gobierna», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 29 de julio de 2024.
No hace falta ver muy lejos para notar cuán evidente es la maldad en nuestro mundo. Pero incluso cuando parece que el mal está ganando, en realidad ese no es el caso. Aquí está Nancy con un mensaje de esperanza, mientras continúa con el episodio 3 de la serie, «Floreciendo en cada temporada». Si te perdiste alguno de los 2 episodios anteriores, puedes encontrarlo en nuestro sitio web AvivaNuestrosCorazones.com o en nuestra aplicación que puedes descargar gratuitamente, encuéntrala como Aviva Nuestros Corazones.
Aquí está Nancy con la enseñanza de hoy.
Nancy: Bueno, estamos hemos estado estudiando en el Salmo 92 en esta serie, y estamos siendo animadas por la fidelidad del Señor, la bondad amorosa del Señor y tantas razones de gozo, alabanza y acción de gracias.
Espero que no te limites a dejar que yo te muestre el rico contenido de este pasaje, sino que lo leas tú misma, tal vez puedas memorizarlo durante los próximos días y semanas y que también medites en él. Todo el trabajo que he hecho en este pasaje para aprenderlo, deleitarme en él, empaparme de él a lo largo de meses, ha sido un gran regalo y una bendición para mi propio corazón. Cuanto más absorbas las Escrituras y dejes que te hable, más te regocijarás en el mismo tipo de cosas que hacen que mi corazón cante.
Derek Kidner es un comentarista de las Escrituras y su libro sobre los Salmos ha sido una gran bendición para mí. Él divide este salmo en tres secciones.
La primera es «Alabanza incansable». La alabanza incansable es para nuestro gran Dios. Significa exaltar la grandeza de Dios.
Luego, la segunda sección la llama: «Arrogancia imprudente». Es la arrogancia irresponsable de los malvados. Y es la sección que veremos hoy.
Y luego, al final de esta serie, llegaremos a la tercera sección que Kidner llama «Vitalidad infinita», la vitalidad infinita de los justos. Entonces, la alabanza incansable a nuestroDios, la arrogancia despreocupada de los malvados y la vitalidad inagotable de los justos que es lo que estaremos viendo durante los próximos días.
Ahora quiero comenzar leyendo los versículos 1 al 5 para recapitular lo que hemos visto: la grandeza de Dios. Vamos a verlo aquí mientras juntas adoramos al Señor. Salmo 92:
«Bueno es dar gracias al Señor,
Y cantar alabanzas a tu nombre, oh Altísimo;
anunciar por la mañana tu bondad,
y tu fidelidad por las noches,
Con laúd de diez cuerdas y con el arpa,
Con la música sonora de la lira.
Porque Tú, oh Señor, me has alegrado, con Tus obras,
Cantaré con gozo ante las obras de Tus manos.
¡Qué grandes son Tus obras, oh Señor, cuán profundos tus pensamientos!».
Aquí tenemos una alabanza incansable para nuestro gran Dios. Luego llegamos al versículo seis y hay un gran cambio, un enorme contraste. Mira el versículo 6:
«El hombre torpe no tiene conocimiento, y el necio no entiende esto».
Eso introduce la sección que Kidner llamó «Arrogancia imprudente». Oh, el orgullo del hombre pensando que él es alguien y que Dios no es nada. Hay una versión en inglés que dice literalmente «estúpido».
Ahora bien, esa es una palabra que no se nos permitió decir mientras crecíamos, y todavía es un poco difícil para mí decirla, especialmente con tanta gente que me escucha hablando. Pero está justo aquí en las Escrituras, esta persona estúpida. En algunas traducciones dicen «insensata», es decir, personas que no tienen ningún sentido. El insensato no sabe, el tonto no comprende estas palabras. Habla de bruteza, estupidez, arrogancia.
Y de hecho, en esta sección escucharás que se les llama estúpidos, necios, malvados, malhechores y enemigos. Se les llama primero: enemigos de Dios. Y luego, hacia el final del salmo, se les llama Mis enemigos. Esta es una categoría en la que no quieres estar. Esto es lo opuesto a quién es Dios y lo opuesto a quiénes son Sus justos. Veremos más sobre ellos en la próxima sesión.
Pero esta persona sin sentido me recuerda al Salmo 73, versículo 22, donde el salmista dice que cuando empezó a enfocarse en lo que pasaba a su alrededor, en la prosperidad de los malvados, perdió de vista quién es Dios. Él dice: «Entonces era yo torpe y sin entendimiento; Era como una bestia delante de Ti».
Verás, cuando perdemos de vista a Dios, cuando dejamos de enfocarnos en Él, cuando olvidamos la alabanza incansable, cuando nos cansamos de la alabanza, cuando nos olvidamos de centrarnos en las obras y los pensamientos de Dios y lo magníficos y profundos que son, empezamos a centrarnos en nosotras mismas, en cuán roto está este mundo, en la necedad de los demás, en los pecados de los demás, y nos volvemos como animales sin sentido.
Perdemos nuestro corazón hacia Dios, perdemos nuestra capacidad relacional, nuestra capacidad de alegrarnos, de disfrutar la creación de Dios. No entendemos nuestro pensamiento y nuestra mente ciega, como dice Romanos 1, acerca de aquellos que rechazan a Dios y no son agradecidos.
Nos convertimos como animales sin sentido que operan según sus instintos. No hacen cosas porque aman a otra persona, o aman a Dios, o porque disfrutan de la creación de Dios. Son bestias; eso es un animal.
Y el salmista dice: «Cuando me olvido de Dios, me embrutezco. Me vuelvo como un animal, como una bestia. Me vuelvo estúpido, tonto». Muchas veces he dicho que el pecado nos vuelve estúpidos. Nos hace hacer cosas estúpidas. Pero también hace que perdamos el rumbo, nuestra orientación, que olvidemos lo que es verdad, lo que es bueno, lo que es real.
Comenzamos a exaltar las cosas que son insignificantes y sin valor, y a derribar, si podemos, la belleza, la majestad y la maravilla de quién es Dios y Sus obras. Entonces el versículo 6 dice: «El hombre torpe [estúpido] no tiene conocimiento, y el necio no entiende esto».
Ahora bien, eso plantea la pregunta: ¿qué es lo que una persona torpe no sabe? ¿Y qué es lo que este tonto no entiende? Bueno, los comentaristas están divididos sobre lo que se quiere decir aquí. Algunos piensan que se refiere al versículo que precede al versículo 6. Otros piensan que se refiere al versículo que sigue al versículo 6. En realidad, pienso que son ambas cosas. Ciertamente, ambas cosas son ciertas.
Entonces, cuando miramos el versículo 5: «¡Qué grandes son Tus obras, oh Señor, cuán profundos Tus pensamientos!», la grandeza de Dios, un tonto, una persona estúpida no entiende eso, no lo entiende, no lo recuerda, no lo cree. Un tonto no sabe cuán grande es Dios. Eso es lo que dice Romanos 1:
«Profesando ser sabios, se volvieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles» (vv. 22-23).
Y ahí mismo dice en el versículo 25:
«Porque ellos cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en lugar del Creador, quien es bendito por los siglos. Amén».
Es estúpido, es una tontería olvidar a Dios, cambiar la creencia en Dios por una mentira, adorar a los seres creados en lugar de a Dios, el Creador. Eso es tonto.
El novelista estadounidense David Foster Wallace fue profesor universitario. Era un hombre muy brillante. En uno de sus ensayos, habló de «la libertad de ser señores [con “s” minúscula] de nuestros pequeños reinos del tamaño de un cráneo, solos en medio de toda la creación».
Esa es una manera tonta de vivir. Sí, somos libres; podemos ser señores, tener nuestros propios pequeños reinos del tamaño de un cráneo, nuestros minúsculos reinos, todo en lo que podamos pensar, todo lo que podamos entender. Pero eso es una tontería, estar solos en medio de toda la creación. Esa es una forma tonta de pensar.
Y David Foster Wallace nunca llegó al conocimiento del gran Dios vivo y verdadero. Luchó contra la depresión durante la mayor parte de su vida y, cuando tenía cuarenta y tantos años, terminó quitándose la vida al ahorcarse. Porque esa es una manera deprimente y desmoralizante de vivir en nuestros propios reinos del tamaño de nuestra cabeza, siendo eso todo lo que reconocemos, solos en medio de toda la creación, y pensando que somos el centro de la creación.
Una persona estúpida e insensata, no sabe lo grande que es Dios, no lo reconoce, no adora a Dios como lo magnífico que es Él. Pero si vas al versículo 7, verás algo más que la persona estúpida e insensata, el necio, no sabe ni entiende. No solo no conoce ni comprende la grandeza de Dios, sino que tampoco conoce ni comprende la pequeñez del hombre y el fin de los malvados.
Mira el versículo 7. De hecho, permíteme leer también el versículo 6 nuevamente:
«El hombre torpe no tiene conocimiento,
Y el necio no entiende esto:
[Lo que no entienden] que cuando los impíos brotaron como la hierba,
Y florecieron todos lo que hacían iniquidad,
Solo fue para ser destruidos para siempre» (vv. 6-7).
Este tema se ve en todas las Escrituras: la fragilidad del hombre y cuán corta es la vida. En Isaías 40:6 dice que toda la humanidad es hierba, y toda su gloria es como la flor del campo. Luego en el versículo 7 dice: «Se seca la hierba, se marchita la flor cuando el aliento del Señor sopla sobre ella». ¿Ahora quién es grande? La hierba y las flores son el aliento del Señor que sopla sobre ellas y las marchita.
Y verás, la hierba es hermosa. ¿Quién le da algún valor a la hierba del año pasado? ¿A quién le importa? Se cortó; se ha ido; está muerta. Se acabó y habrá hierba nueva. Pero es frágil, muy frágil y fugaz.
Las Escrituras dicen que los malvados brotan como la hierba, crecen rápido, como si estuvieras plantando césped; florecen. Y esa palabra significa «brotar». Los malhechores brotan; crecen. Piensan que están haciendo una gran obra, pero son tontos si no entienden que ellos serán destruidos eternamente. Su florecimiento es temporal, no dura.
Entonces, un tonto, una persona estúpida no entiende esto, no entiende que Dios es grande y que el hombre es frágil y débil como la hierba. Esas personas malvadas que brotan y hacen grandes cosas, grandes cosas malvadas y brotan con sus malas obras y sus crueldades serán eternamente destruidas, nos dice el versículo 7.
Pero luego llegamos a otro contraste en el versículo 8. Me encanta el va y viene de esta canción, los primeros cinco versículos hablan de la grandeza, la magnificencia de Dios, Sus obras, Sus pensamientos y Sus caminos para ser alabado por siempre. Y luego a partir del versículo 6 comienza a hablar de la persona estúpida, un necio que no sabe cuán grande es Dios; y el versículo 7 habla de la fragilidad y la fugacidad del hombre.
Luego llegas al versículo 8: «Pero tú, Oh Señor, excelso eres eternamente». Esos malvados brotan como hierba, florecen, pero serán eternamente destruidos por Ti, Señor. Al comienzo del salmo hay alabanza incesante, incansable: Tú, Señor, eres excelso por los siglos. Fíjate en ese contraste: los malvados son eternamente destruidos, pero Dios es excelso para siempre.
Eso es lo que nos dice Isaías 40:7. En efecto, «la gente es hierba. La hierba se seca, las flores se marchitan, pero la Palabra de nuestro Dios permanece para siempre». Las flores de la hierba son débiles, frágiles, no duran. Son cortadas; son segadas. Pero la Palabra de nuestro Dios, el carácter de nuestro Dios, las obras de nuestro Dios, permanecerán para siempre.
Y luego tenemos otro giro en el versículo 9, de regreso a los malvados. Hay otro contraste aquí, versículo 8: «Pero Tú, Señor, excelso eres eternamente». Y luego el versículo 9:
«Porque tus enemigos, Señor,
[estas personas tontas y estúpidas que no prestan atención a Dios, que son arrogantes]
Porque Tus enemigos perecerán;
Serán esparcidos todos los que hacen iniquidad».
Verás, estas personas, de las que el salmista habla aquí, florecen ahora. Se están multiplicando; se multiplican como conejos. Quiero decir, parecería que la proliferación del mal y de la gente malvada en todo el mundo, no son aquellos que hacen actos abiertamente malvados, sino aquellos cuya maldad está en sus corazones y que insidiosamente infunden formas malvadas de pensar, pensamientos necios, mentiras... Lo hacen a través de libros, de canciones, programas de televisión y películas.
Esos malhechores son impresionantes en este mundo. Ganan mucho dinero y es posible que tengan muchos logros. Es posible que obtengan muchos premios. Pero son tontos y perecerán. Serán para siempre destruidos. Serán esparcidos, dice este salmo.
Hace un tiempo estuve leyendo sobre un hombre llamado Natan Sharansky, que era un judío que creció en Ucrania y Rusia. Ese hombre se convirtió en un activista de los derechos humanos. Estuvo encarcelado en el gulag soviético durante nueve años y enfrentó una intensa presión de la KGB (Comité de Seguridad para el Estado, la temida y espantosa KGB) en Rusia. Pasó por terribles interrogatorios. Fue perseguido. Sin embargo, finalmente salió de prisión y se le permitió emigrar a Israel para reunirse con su esposa.
Durante su tiempo en Israel, por nueve años, fue miembro de la Knesset. Fue viceprimer ministro de Israel. Se desempeñó como director de la Agencia Judía. Y hace poco, el Sr. Sharansky se reunió con una delegación de cuarenta pastores evangélicos y sus esposas que estaban de gira por Israel.
Mi amigo Joel Rosenberg habló con Natan Sharansky en un almuerzo con estos pastores y sus esposas. Habló de Vladimir Putin. Ahora, Sharansky conocía personalmente a Putin, porque Sharansky había sido prisionero de la KGB, y Putin era el jefe de la KGB. Putin quería entrar en su mente, y lograr descifrar el pensamiento de este prisionero de la KGB y por eso llegaron a conocerse.
Mientras Sharansky hablaba con este grupo de pastores en Israel, los comentarios que hizo ese día fueron publicados en el periódico de Joel Rosenberg, All Israel News, y el titular fue: «Natan Sharansky advierte a los evangélicos que Putin promete reconstruir el dominio del Imperio Ruso para siempre, y debe ser detenido».
Ahora, a menos que se pregunten por qué me estoy metiendo en política y geopolítica o lo que sea, hay un punto en esto que se relaciona de manera importante con el salmo que estamos viendo. Sharansky dijo en esa charla, y estoy resumiendo y tomándolo de la transcripción escrita de sus notas, él dijo que Putin se ve a sí mismo como, cito: «El único líder eterno en este mundo político». Dijo: «Todos estos líderes del mundo occidental pueden estar en el cargo cuatro años, luego pueden estar en el cargo ocho años y luego se van. Putin puede quedarse para siempre».
Sharansky dijo que desde el primer año de Putin como presidente, trabajó para un sistema como este, donde estaría en el poder para siempre. En primer lugar, dijo Sharansky, se ocupó de la prensa. Incluso a los que lo apoyaban fuertemente, los dueños de las cadenas de Televisión, los despidió y puso a los suyos.
Luego se ocupó de los empresarios. Se deshizo de cualquier empresario que fuera bueno con él pero que se atreviera a darle dinero a otro. Luego se hizo cargo de los tribunales. Cada juez debe recordar quién lo nombró y para quién debe trabajar. Luego Putin cambió la constitución. Entonces él es para siempre, no como todos los demás.
Y como único líder que es para siempre, dijo Sharansky, Putin tiene que pensar en valores eternos. Nunca ha ocultado lo que quiere. Siente que está garantizado que no será como todos los demás líderes de las democracias occidentales que hablan en su contra y luego desaparecen. En cambio, Putin está seguro de que él no desaparecerá. Su objetivo ahora es reconstruir el Imperio ruso. Empezó a hacerlo en silencio. Comenzó invadiendo el Cáucaso en Georgia. Y, por supuesto, luego estuvo Chechenia, luego Bielorrusia se convirtió en su títere y ahora Ucrania.
Continuó hablando de ese hombre poderoso, Putin, que piensa que reinará «por los siglos de los siglos, amén».
Parece tan poderoso. Parece que estará en el cargo para siempre. Ha movido todas las piezas de ajedrez del tablero y las ha dispuesto de manera que pueda estar, según cree, a cargo para siempre.
Los necios no lo saben, los estúpidos no entienden esto del Salmo 92: «aunque los malvados broten como hierba, y todos los malhechores florezcan, ellos serán para siempre destruidos» no puestos a cargo, sino ¿para siempre qué? «Para siempre destruidos». Eso es lo que dice la Palabra de Dios.
El versículo 8 nos dice: «Pero Tú, oh Señor, excelso eres eternamente». Solo hay un gobernante que vive para siempre. . . y no es Putin. Y no es ningún otro rey, primer ministro o gobernante en todo este mundo. Es el Señor Altísimo quien reina por siempre. Versículo 9 del Salmo 92:
«Porque Tus enemigos, Señor,
[los que se hacen tus enemigos, porque Te rechazan y rechazan Tu verdad]
Porque Tus enemigos perecerán;
Serán esparcidos todos los que hacen iniquidad».
¿Se aplica eso a Vladimir Putin? Sí. . . y a todos los demás gobernantes malvados que alguna vez hayan vivido u operado en una posición alta o baja en toda la creación: todos los malhechores, terroristas, gobernantes de naciones y estados, personas influyentes en las redes sociales que influyen para el mal, jefes malvados, esposos, como Nabal en el Antiguo Testamento, que son hombres necios, esas personas no durarán.
Podrán florecer, podrán brotar, pero serán para siempre destruidos, perecerán. Sus días están contados. El alcance y la duración de sus malas obras está determinado por Dios, y está limitado por el Dios Altísimo, quien es excelso por los siglos de los siglos.
Nos molestamos, nos enojamos e irritamos mucho por los malhechores en este mundo que parecen estar atrincherados. Algunos de ellos duran mucho tiempo por la forma en que medimos el tiempo. Pero necesitamos levantar los ojos y decir: «Oh Señor, excelso eres por siempre».
Estas personas malvadas en mi vida o en este mundo o en nuestro mundo, no durarán para siempre. No vivirán ni operarán ni un momento más de lo que Dios permite. Y mucho después de que hayan muerto y desaparecido, Dios seguirá gobernando en Su trono.
Ahora, al llegar a los dos versículos siguientes, vemos otra descripción y carácter o resultado de los justos; otro contraste. Hemos visto de los malvados que brotan y florecen pero que serán destruidos; perecerán, serán esparcidos.
Y luego vemos el comienzo de los justos en el versículo 10. Su carácter y su resultado son totalmente opuestos a los de los malvados. Mira el versículo 10 del Salmo 92:
«Pero Tú has exaltado mi poder como el del búfalo;
He sido ungido con aceite fresco».
La mayoría de las traducciones dicen «aceite fresco». Y si me has escuchado por algún tiempo, sabes cuánto amo ese término y cuánto oro y le pido a Dios que me unja con aceite fresco. Esa palabra «fresco» o «refinado» significa «estar verde; ser nuevo; ser próspero; estar floreciendo».
Y el salmista dice, no soy yo quien me enaltece. No puedo darme la fuerza de la vitalidad que necesito para continuar en cada etapa de la vida. Pero Dios puede. Él nos lo da. Él nos levanta. Él nos hace fuertes. Él nos unge con aceite fresco, el aceite de Su Espíritu.
Mira el versículo 11: «Mis ojos satisfechos han mirado a los que me acechaban. . .» Algunos dicen que debería traducirse: «mis ojos miran triunfantes a mis enemigos».
«Mis ojos satisfechos han mirado a los que me acechaban, y oyen mis oídos de los malhechores que se levantan contra mí» (v. 11).
Quiero leer el versículo 11 en otra versión, porque creo que es útil para entender lo que dice allí: «Me has hecho ver la caída de mis adversarios». Anteriormente fueron llamados en el versículo 9 «Tus enemigos, Señor», pero ahora se han hecho enemigos del pueblo de Dios. Y el salmista dice: Mis ojos, los ojos del justo, han visto la caída de mis enemigos. «Y oyen mis oídos de los malhechores que se levantan contra mí».
Y apenas unos versículos atrás, los malvados brotaban como la hierba, los malhechores florecían. Pero aquí está el resultado: los justos prosperarán. Y veremos más sobre eso en el último párrafo de este salmo durante los próximos días. Pero todos los malhechores serán destruidos y los ojos de los justos verán la caída de sus enemigos. Escucharemos la condenación de aquellos que han atacado a Dios y a Su pueblo. Y aquí está el problema: no parece que está ocurriendo de ese modo.
Ahora, miramos a nuestro alrededor y vemos a los enemigos de Dios oponiéndose al punto de vista de Dios. Simplemente consulta los titulares de las noticias o mira lo que sucede en el mundo que te rodea. Los enemigos están por todas partes, las mentiras por todas partes y parece que el mal está triunfando y floreciendo. Parece que el mal está ganando la batalla. Pero el recordatorio que tenemos en este salmo y en todas las Escrituras es que el cielo gobierna. Cristo es Señor. Cristo es rey.
Los que confían en Él, los que son justos, porque han puesto su fe en Cristo Jesús, los que adoran y alaban a Dios y no a los hombres, participarán de Su victoria. Es seguro. Todo enemigo del pueblo de Dios, incluido ese archienemigo, el mismo Satanás, está condenado y algún día será derrotado. Los justos estarán de pie y lo verán.
Cuando Cristo pone Su pie sobre el cuello de los impíos, estos perecen y son destruidos para siempre. Todas esas fuerzas malignas, esas malas formas de pensar que parecen estar floreciendo en la tierra, desaparecerán, perecerán. No durarán para siempre. Y el pueblo de Dios, que es el blanco de los enemigos de Dios, puede parecer que ahora está pereciendo. Pero por la eternidad, florecerán.
Y eso es lo que veremos en el último párrafo de este salmo durante los próximos días. Floreceremos; los enemigos de Dios perecerán, y Él reinará por los siglos de los siglos. No habrá ningún mal, ninguna estupidez, ninguna necedad, solo la belleza, la santidad, la bondad y la grandeza de Dios y el gozo eterno de Su pueblo. Amén.
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha estado recordando la verdad de que Cristo es Rey. ¿No cambia esa poderosa verdad la forma en que ves tus circunstancias?
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Ahora bien, ¿qué significa realmente prosperar en Cristo? Nancy nos profundizará en ese tema a medida que continúa en esta serie el día de mañana. Regresa con nosotros a Aviva Nuestros Corazones.
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