Dios es bueno en la incertidumbre
Débora: El matrimonio puede ser muy difícil. La soltería puede ser muy difícil. Nancy DeMoss Wolgemuth nos da una perspectiva de ambos.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Dios te ama demasiado como para dejarte llegar a un lugar, casada o soltera, donde no lo necesites.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Escogidos para Él: El don, las bendiciones y los retos de la soltería», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 24 de febrero de 2023.
El 14 noviembre del 2015, Nancy se casó con Robert Wolgemuth. Estaremos escuchando una serie de los días previos en los que el estado sentimental de Nancy cambió de soltera a casada.
Bueno, yo estoy casada pero mis amigas solteras me dicen que febrero puede ser un mes difícil para ellas. Todas las conversaciones acerca del amor y el romance pueden hacer que se sientan solas. Esta semana …
Débora: El matrimonio puede ser muy difícil. La soltería puede ser muy difícil. Nancy DeMoss Wolgemuth nos da una perspectiva de ambos.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Dios te ama demasiado como para dejarte llegar a un lugar, casada o soltera, donde no lo necesites.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Escogidos para Él: El don, las bendiciones y los retos de la soltería», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 24 de febrero de 2023.
El 14 noviembre del 2015, Nancy se casó con Robert Wolgemuth. Estaremos escuchando una serie de los días previos en los que el estado sentimental de Nancy cambió de soltera a casada.
Bueno, yo estoy casada pero mis amigas solteras me dicen que febrero puede ser un mes difícil para ellas. Todas las conversaciones acerca del amor y el romance pueden hacer que se sientan solas. Esta semana en Aviva Nuestros Corazones queremos escuchar la serie en la que Nancy será un estímulo para ti si eres soltera, o si quisieras decirle a una amiga soltera que venga y nos escuche. Aquí está Nancy.
Nancy: Bueno, por un periodo de 57 años he sido conocida como la señorita Nancy Leigh DeMoss. Y tres días a partir de hoy, estaré parada delante de un altar en el que me convertiré en la señora de Robert Wolgemuth, y escucho algunas algarabías por esto.
Estoy muy agradecida por el aliento que he recibido de muchas, muchas mujeres durante todos estos años, mujeres casadas, mujeres solteras, quienes se alegraron conmigo, me apoyaron y me enviaron mensajes hermosos.
Hace un tiempo atrás, conocí a una mujer en un encuentro que tuvimos para algunos de nuestros colaboradores del ministerio. Ella era dentista, como de unos cuarenta años, nunca se casó. Se acercó y me dijo:
«Estoy muy agradecida por Aviva Nuestros Corazones. Espero que cuando te cases no te olvides de nosotras las mujeres solteras. Espero que sigas ministrándonos. Ser hoy una mujer profesional soltera en la iglesia es un lugar solitario para estar.
Y creo que ella habló por ella y por otras mujeres. Hay muchas mujeres solteras hoy en día.
De acuerdo con el censo del 2012, más del 44% de los residentes de Estados Unidos de 18 años o más están solteros. Y prácticamente cada mujer que nos escucha pasará una porción de su vida como soltera. Me voy a casar con un hombre mayor, y estadísticamente hablando, podría ser viuda algún día. Sé que tenemos viudas en nuestra audiencia, y tenemos mujeres que nunca se han casado. Durante años, he ministrado a mujeres casadas y solteras, pero particularmente he tenido mi corazón inclinado hacia las mujeres solteras, con el deseo de ministrarles desde mi propio recorrido.
En el año 1998 –se siente como si fuera hace muchísimo tiempo– tenía cuarenta años en ese entonces, escribí un folleto llamado «Singled Out For Him» (Soltera: apartada para Él). El subtítulo era, «Embracing the gift, the blessings, and the challenges of singleness » (Abrazando el regalo, las bendiciones, y los retos de la soltería). Puedo decir que he experimentado de primera mano durante estos años, el regalo, las bendiciones y los retos de la soltería. Estoy muy, muy agradecida por esos años y por todo lo que Dios me dio en ellos.
Y ahora, más tarde en mi vida, de manera totalmente inesperada, el Señor me trae otro regalo: el regalo del matrimonio. Y estoy segura de que también tendrá sus bendiciones y desafíos. Y mi corazón y mi intención es abrazarlos, tanto como las bendiciones y los retos de la soltería.
Pero a través de este proceso, a través de este recorrido de los meses, he tenido la carga de hacer exactamente lo que esa mujer me dijo hace unas semanas: «No te olvides de las mujeres solteras». Y he querido bendecir y ministrar gracia a mis hermanas solteras, muchas de las cuales –algunas en este lugar, otras escuchándome, quienes son colaboradoras del ministerio– tienen un profundo anhelo insatisfecho por el regalo del matrimonio.
Sospecho, (nunca he hecho una encuesta, pero estoy casi segura de que estoy en lo correcto) que muchas, si no la mayoría de las mujeres solteras sienten que el reto de la soltería supera con creces el regalo y las bendiciones. Así que cuando hablamos del don, de las bendiciones y los retos de la soltería, pienso que la parte que muchas mujeres solteras enfatizan es, «¡sí, es un reto! Existen cosas muy difíciles en la soltería».
Y lo que quiero hacer en esta breve serie, justo antes de caminar hacia el altar, es compartir algunos consejos que han estado en mi corazón sobre el regalo, las bendiciones y los retos de ser una mujer soltera. Lo he llamado, Consejos para mis hermanas solteras…antes de convertirme en la señora Wolgemuth.
Ahora, quizás no compartiré nada que la mayoría de nosotras en este lugar no sepamos –ninguna nueva revelación, secretos o perspectivas. Pero lo que quiero hacer es llamarnos a todas, casadas o solteras, a siempre aconsejar nuestros corazones con la verdad que ya conocemos.
Muchas de nosotras sabemos lo suficiente sobre la Palabra de Dios y los caminos de Dios como para que, si lo viviéramos, fuéramos mujeres de Dios felices, santas, humildes y satisfechas por el resto de nuestras vidas. ¿No es cierto?
El reto para muchas de nosotras no es conocer la verdad. Es saber ponerla en práctica a la hora de la acción, en el laboratorio del día a día. Y a eso es a lo que quiero llamarnos.
Mientras pensaba acerca de cuáles puntos e ideas quisiera compartir con mis hermanas solteras antes de convertirme en señora, envíe un correo a algunas de mis amigas, la mayoría solteras, algunas casadas, y les pedí su opinión:
- ¿Cuáles son los retos que enfrentas?
- ¿Cuáles son los retos que enfrentas como mujer soltera?
- ¿Qué piensas que sería útil que nuestras hermanas solteras escuchen en esta breve serie?
Estoy muy agradecida por las mujeres que se tomaron el tiempo para escribir y compartir sus consejos, su corazón conmigo. Hubo algunas respuestas realmente conmovedoras, reflexivas y honestas. Y algunas de ellas plantearon preguntas difíciles.
Una de las mujeres dijo:
«Una de las cosas más difíciles para mí es preguntarme por qué Dios me ha dado el deseo de casarme (de compartir, servir y hacer vida íntima con alguien); sin embargo, he orado fielmente durante años y todavía no veo respuestas. Esta es una de las oraciones por la que más he orado, y sigo esperando».
Hay una de ellas que acaba de cumplir cincuenta años y vive con anhelos insatisfechos. Ella es una mujer preciosa y piadosa. Es una sierva del Señor. Es una mujer fiel. Ha tomado muchísimas decisiones correctas y ha aconsejado su corazón de acuerdo a la verdad, pero ella dice, «todavía es un misterio. Todavía me sorprende por qué Dios me ha dado este deseo. Oro por ello y espero, pero no se ha cumplido».
Otras lo expresan un poco diferente. Esto que les voy a leer es un comentario desde el blog de Mujer Verdadera. Esta mujer dice:
«En dos semanas cumpliré cincuenta y un años. Nunca me he casado y por lo tanto no tengo hijos. Honestamente, quiero creer que Dios tiene un plan para mí y que por eso sigo soltera. Sin embargo, es fácil caer en el pensamiento de que quizás Él sabe que no soy lo suficientemente buena para ser buena esposa. O quizás he pecado tantas veces, que estar soltera es mi castigo. Incluso como cristiana me resulta difícil mirar hacia el futuro. No entiendo por qué muchas son bendecidas con familia y esposo. ¿Será que Dios ama más a esas mujeres?»
Tal vez nunca hayas dicho esas palabras, pero quizás las circunstancias de tu vida, ya sea la soltería no deseada o cualquier otra cosa…quizás es el deseo de tener un hijo que no se ha cumplido. Quizás es el deseo de tener un esposo diferente al que tienes ahora, o de tener una intimidad espiritual más profunda con tu pareja. Sea lo que sea, ¿alguna vez te has encontrado en lo más profundo de tu corazón preguntándote: Dios ama a otras mujeres más que a mí?
Bueno, permíteme decir, sobre esas y otras preguntas que me han hecho mientras me preparaba para esta serie, que tengo más preguntas que respuestas. No tengo las respuestas a la mayoría de estas preguntas. Y estoy consciente de que nada de lo que pudiera decir puede eliminar el dolor y las emociones difíciles.
Pero me gustaría que en esta semana que me voy a casar, de alguna manera pueda ser de aliento y ofrecer esperanza a aquellas mujeres que se sienten cansadas o solas luchando en la carrera. De nuevo, puede ser la carrera de la soltería, pero para otras puede ser una carrera diferente, algo de lo que están cansadas. Tú dices, «quiero tirar la toalla. No creo que pueda seguir adelante, ¿realmente Dios me ama? ¿Realmente a Dios le importa? ¿Realmente Dios sabe por lo que estoy pasando?»
Quiero ofrecerte algunas palabras de aliento que oro que te traigan esperanza. Y, Señor, te pido esto en la medida en que nos adentramos en esta breve serie. Oro para que sean Tus palabras, Tu corazón, Tu sabiduría, Tus caminos, Tu Espíritu, los que ministren gracia mientras las mujeres escuchan esta serie, y que salgan con el corazón lleno de esperanza. Porque Tú eres el Dios de toda esperanza, el Dios de todo consuelo, el Dios de toda paz y de toda gracia. Y que seas Tú quien esté en este lugar, en la transmisión de este programa y en los corazones de estas mujeres en este día. Oro en el nombre de Jesús, amén.
Así que, durante el día de hoy y los próximos días, voy a compartir algunas reflexiones. No tengo tres puntos para esta serie, sino algunas reflexiones mientras miro hacia atrás a los primeros cincuenta y siete años de mi vida, y cuando veo hacia adelante a lo que solo Dios sabe que será mi caminar por el resto de mi vida.
Estas son cosas que le diría a cualquier mujer, casada o soltera, porque nuestros problemas generalmente no son cuestiones derivadas tanto de nuestras circunstancias como de nuestro corazón. Y nuestros corazones no cambian mucho si estamos del lado del matrimonio o si estamos del lado de la soltería. Me doy cuenta de que lo que es cierto de nuestros corazones antes de casarnos, generalmente es verdad en el corazón de la mujer después de casarse.
Así que lo que necesitamos enfrentar no es cómo cambiar nuestras circunstancias, sino cómo dejar que Dios nos cambie en medio de nuestras circunstancias, cualesquiera que sean.
Quiero comenzar diciéndote el punto central de esta breve serie y mis reflexiones sobre este tema. Es el tema de mi vida cuando miro atrás esos años de caminar con el Señor, y esto es lo que quiero decirles a las mujeres mientras hago esta transición de ser soltera a ser una mujer casada. Así que toma nota: Dios es bueno, y puedes confiar en Él para que escriba tu historia. Dios es bueno. Él es sabio. Él es amoroso. Él es todo lo que es bueno. Se puede confiar en Dios. Se puede confiar en Él para escribir tu historia.
Verás, cuando somos niñas, pensamos cómo nos gustaría que fuera el guión de la historia de nuestras vidas. Y es porque para las niñas que han crecido con Disney y con las princesas de Disney, muchos de los anhelos son el matrimonio, cierto tipo de matrimonio y cierto tipo de relación romántica, y ciertos sueños.
Para ti los sueños pueden haber sido diferentes. Tenías esta visión de tu vida. Tienes este guión que anhelas que sea una realidad. Y quizás desde que eras una niña no se hizo realidad. No se desarrolló como esperabas o pensabas que lo haría.
Quizás pensaste que ibas a estar casada y tendrías seis hijos, y te casaste, pero descubriste que no podías tener hijos.
Son los «quizás». Son tus pensamientos. Son nuestros pensamientos. Es, «tenía este guión para mi vida, pensé que mis hijos iban a ser de tal forma. Pensé que mi matrimonio sería de esta manera. Pensé que mi salud iba a ser de esta forma».
Pero ha resultado ser diferente a todo lo que soñaste. Y quiero decirte: Dios es bueno, y se puede confiar en Él para escribir tu historia. Se puede confiar en Él para que escriba el guión de tu vida. Y lo que sea que Dios escriba para tu vida y para la mía –mirando hacia atrás y hacia delante– el guión que Dios escribe, la historia que Dios está escribiendo es una buena historia. Es hermosa.
Romanos 12 nos dice que «…la voluntad de Dios es buena, aceptable y perfecta» (parafraseado).
Regularmente digo…se me ha atribuido pero no es original mío, y no sé quién lo dijo originalmente, pero me encanta esta cita: «La voluntad de Dios es exactamente lo que yo elegiría si supiera lo que Dios sabe».
La voluntad de Dios es buena. Se puede confiar en Dios. Puedes confiar en Dios para escribir tu historia.
He escuchado muchas historias durante este recorrido. El otro día entré en una tienda y conocí a una mujer. Me dijo que había escuchado acerca de nuestro compromiso. Dijo, «¡me das esperanza!» Y creo que tiene setenta años. No recuerdo lo que me dijo, pero fue algo como, «¡quizás Dios todavía me tenga a alguien!»
Y luego escuché una historia sobre una mujer de setenta y cuatro años de edad que se casó por primera vez, después de adoptar y criar a tres hijos. ¡Esa fue la historia que Dios escribió para la vida de esa mujer!
Pero quizás digas , «quizás mi historia no termine así. Ciertamente no ha terminado así todavía».
Bueno, en primer lugar, déjame decirte: aún no es el final de tu historia. Estoy aquí para decírtelo.
Pero también, no importa cómo termine, si dejas que Dios escriba tu historia, si dejas que Dios escriba el guión de tu vida, será bueno. La alegría no viene de escribir nuestra propia historia o que se desarrolle como la hubiéramos escrito. La alegría viene de decir, «sí, Señor», a cualquier historia que Él escriba para nuestras vidas.
El Salmo 84 nos dice: «Porque sol y escudo es el Señor Dios; gracia y gloria da el Señor; nada bueno niega a los que andan en integridad» (v.11).
Y déjame decirte, nadie puede caminar en integridad apartado de Cristo quien es nuestra justicia. ¿Cierto? Aquí no dice: «Si no tienes esposo, no debes ser lo suficientemente buena».
Eso no es lo que dice en absoluto. Lo que dice es, «aquellos cuya fe está en Cristo, quienes se apoyan en Él, miran hacia Él y cuentan con Él como justicia, Dios no les negará nada bueno ni ninguna necesidad. Y mientras tanto, Él será para ti sol y escudo. Él será tu calor, será tu protección, tu refugio. Él será tu energía, te dará gracia, y te dará la gloria».
La mujer que anhela casarse, que tiene este anhelo insatisfecho del matrimonio, no está destinada a pasar el resto de su vida en la miseria, en la desesperación, desanimada y abatida. Ella tiene un sol. Tiene un escudo. Tiene gracia. Tiene gloria. Y tiene la seguridad de que Dios no retendrá de su vida ni una sola cosa buena o necesaria.
Ahora, en el capítulo 7 de 1 Corintios, el apóstol Pablo habla acerca del tema del matrimonio y la soltería, y de otras cosas relacionadas. Y dice que tanto el matrimonio como la soltería son un regalo, ambos son un llamado, ambos tienen bendiciones y beneficios, y ambos tienen retos.
Y luego dice en el versículo 17 de 1 Corintios 7: «Fuera de esto, según el Señor ha asignado a cada uno, según Dios llamó a cada cual, así ande. Esto ordeno en todas las iglesias».
Versículo 24: «Hermanos, cada uno permanezca con Dios en la condición en que fue llamado».
Bueno, no voy a exponer todo este texto. Hay muchas cosas en él. Hay muchas cosas que son confusas. Pero esto está claro: En primer lugar, en el contexto más amplio de este pasaje, Pablo da la libertad al pueblo de Dios para elegir casarse si Dios provee esa oportunidad, o de permanecer soltero por el bien de servir al Señor, sin una devoción dividida.
Dice: «El matrimonio es algo bueno; la soltería es algo bueno –en la voluntad de Dios. Si puedes permanecer soltera, y puedes consagrarte al Señor, eso es lo que recomiendo. Te librarás de algunas dificultades que los casados tienen que enfrentar». Así que ser soltera tiene algunas ventajas.
Y en el contexto más amplio, habla de algunas ventajas de estar casada. Y dice: «Eres libre de casarte si te casas en el Señor. O eres libre de permanecer soltera si Dios te ha dotado y equipado para ello».
Pero lo que quiero decir de estos versículos que acabo de leer es que tanto el matrimonio como la soltería son un llamado de Dios. «Según el Señor ha asignado a cada uno, según Dios llamó a cada cual, así ande» (v.17).
El matrimonio y la soltería, en el tiempo y en el lugar, a medida que Dios desarrolla la historia, el guión, son un llamado. Son, si puedo afirmarlo, una tarea de parte del Señor. Ahora, no una tarea en el sentido de…Robert no quisiera escucharme decir, «he sido asignada por Dios para casarme contigo». Le gustaría saber que lo amo y que realmente quiero casarme con él –y así es.
Pero existe otro sentido en el que descubrí que mi amor por él es una respuesta de una asignación y un llamado que recibí de parte del Señor. Es un llamado gozoso. Es una tarea por la que estoy profundamente agradecida. Pero es un llamado. No es algo que haya decidido en mi vida de que iba a estar soltera durante cincuenta y siete años, y que luego me casaría a los cincuenta y siete. Yo no decidí eso. ¿Cómo podría haber decidido eso?
¿Cómo podría saber lo que traería mayor honor al Señor con mi vida? No sé lo que Él sabe. Por eso he tenido que mirar hacia Él todos estos años y decir, «Señor, ¿qué te agradaría? ¿Qué es lo que te honra? ¿Qué quieres hacer con mi vida?»
Y durante estos años, hasta este punto, la tarea de Dios para mí, el llamado de Dios para mi vida –y ha sido muy dulce– ha sido servirle como mujer soltera. Y ahora Dios está diciendo, «bueno, tengo una tarea distinta para ti. Tengo un llamado diferente. Tiene sus propios retos, bendiciones y beneficios. Ahora es el tiempo».
Y mi corazón dice, «sí, Señor». Mi corazón decía, «sí, Señor», como mujer soltera. Mi corazón dice, «sí, Señor» como mujer casada. Es un llamado.
La naturaleza humana, nuestra tendencia, es querer un llamado diferente al que tenemos. Es querer estar en un lugar diferente, en un pasto diferente, en un campo diferente, en una condición diferente al lugar que el Señor nos ha asignado.
Así que la exhortación que da Pablo en 1 Corintios 7 es que permanezcas en el lugar donde Dios te ha puesto hasta que Dios cambie tu llamado, y si lo hace, entonces vas con gozo y contentamiento a ese nuevo llamado.
Pero el reto es estar contentas, elegir permanecer donde Dios nos ha colocado. Y es, «en cualquiera que sea el llamado, permanece allí con Dios». Me encanta eso porque significa que si eres soltera o de nuevo soltera –divorciada, viuda, nunca te has casado, soltería no deseada, o en un matrimonio difícil y doloroso– Dios te dice, «permanece en la condición en la que has sido llamada, y permanece allí con Dios».
Él no te ha puesto ahí para que estés sola y te defiendas sola. Él dice: «Yo estaré contigo». No se trata solo de ti y de tu soltería. No eres solo tú y ese esposo difícil, o ese hijo pródigo o cualquiera que sea la circunstancia, circunstancias que no puedes cambiar. Pero Él dice, «permanece allí, continúa allí conmigo, porque es un llamado».
Y durante los meses de nuestro compromiso…hay algo que hemos escuchado muchas veces –las personas nos lo han dicho varias veces: «¡El matrimonio es difícil!» Bueno, cada persona que nos lo ha dicho, hasta donde recuerdo, está casada. Nos han dicho, «el matrimonio es difícil»
Entre nosotros hemos hablado y nos gustaría que más personas casadas nos dijeran: «¡El matrimonio es maravilloso!»
Pero he notado que más personas solteras dicen, «el matrimonio es maravilloso», y las personas casadas dicen, «el matrimonio es difícil». ¿Qué es esto? Es la reflexión de cómo tendemos a pensar que la grama del vecino es más verde del otro lado. ¿Cierto?
El hecho es que la vida es dura, estés casada o soltera. Casada o soltera, se requiere que mueras al yo, se requiere sacrificio, dependencia del Señor para la gracia y la capacitación. Permíteme decir que Dios te ama demasiado como para dejar que llegues a un lugar, casada o soltera, donde no lo necesites. Y esa es una de las razones por las que a veces Él lo hace difícil.
Ahora, no estoy diciendo –si tienes un mal matrimonio– que Dios te hizo tener un mal matrimonio. Estoy diciendo que Dios crea circunstancias en nuestras vidas para que nos demos cuenta de cuán desesperadamente lo necesitamos.
Si te encuentras con un regalo no deseado o un llamado –soltería o matrimonio– insatisfecha, ¿qué vas hacer con esto?
Una amiga me escribió y me dijo:
«Desde muy joven soñé con casarme y tener mis propios hijos. Esperaba que eso ocurriera de forma natural cuando terminara la universidad; y cuando no sucedió tuve que luchar con esa expectativa no satisfecha. Algunos años soñando con ello más que otros. Para mí las festividades eran especialmente difíciles estando soltera. Hubo temporadas en las que convertí ese anhelo en un ídolo. Un ídolo en el sentido de que me decía a mí misma, “si tan solo estuviera casada, entonces sería feliz, y la vida sería maravillosa”».
Y por cierto, las personas en todas las épocas y situaciones de la vida utilizan la muletilla «si tan solo».
«Si tan solo estuviera casada con alguien diferente»
«Si tan solo tuviera más hijos»
«Si tan solo tuviera menos hijos»
«Si tan solo tuviera ____, entonces mi vida sería diferente. Sería feliz y la vida sería maravillosa».
Bueno, esta mujer continuó diciendo:
«Después de un compromiso roto, me di cuenta que estaba poniendo el énfasis equivocado al matrimonio. Dios quería que el matrimonio fuera algo bueno, pero la soltería también lo era. Tuve que aprender a llevar mis pensamientos cautivos, como dice 2 Corintios 10:5, y recordarme la verdad que se encuentra en la Palabra de Dios. La realidad es que nada puede traernos felicidad aparte de Jesucristo».
Y yo diría, «nada ni nadie puede traernos felicidad aparte de Jesucristo».
Él es quien da significado y redención a este mundo caído.
Bueno, cuando esta mujer particular se encontraba en sus treinta, Dios trajo a su vida a un hombre mayor y piadoso. Se casó (no la conocía en ese momento, pero la he conocido desde entonces). Dos años después y un hijo más tarde, se sentó conmigo en mi oficina, y la escuché compartir algunos de los retos que ella nunca anticipó como mujer casada.
La buena noticia es que la solución para ella ahora es la misma, exactamente la misma, que antes de casarse. Anclar su corazón en la Palabra y los caminos de Dios y darse cuenta de que ningún hombre puede satisfacer las necesidades en la vida de una mujer que solo Jesús puede satisfacer. Ella tuvo que mirarlo a Él para satisfacer sus anhelos más profundos cuando estaba soltera. Ahora está casada con un hombre maravilloso, y sigue necesitando mirar a Jesús para satisfacer las necesidades y anhelos más profundos de su corazón.
Nuestro equipo de correos me ha comentado recientemente que en el blog de Mujer Verdadera, estamos encontrando muchas respuestas amargas y airadas de mujeres solteras mayores y frustradas. Y creo que lo que se está expresando en este punto de vista es: «Lo que yo anhelo, tengo el derecho de obtenerlo y experimentarlo». La gente en los días de la Biblia hacía lo mismo.
Jeremías 2: «Así dice el Señor: ¿Qué injusticia hallaron en Mí sus padres, para que se alejaran de Mí y anduvieran tras lo vano y se hicieran vanos?» (v. 5).
Pienso que hay mujeres que creen que Dios ha sido injusto al no proveerles un esposo.
Este es el punto: si crees que Dios es injusto, que te ha hecho mal de alguna forma, entonces, como dijo el profeta, no te acercarás a Él. En cambio, te alejarás de Él. No vas a querer estar cerca de ese tipo de Dios. Vas a querer alejarte. Pero no caminarás hacia la plenitud. Dice, «camina hacia el vacío y te vuelves una persona vacía».
Así que, para encontrar plenitud, tienes que caminar hacia Aquel que piensas que te está dejando vacía. Él no es injusto. Él es bueno. Es sabio. Es amoroso.
Así que el reto aquí es reconocer que existe una línea muy fina entre tus anhelos y tus demandas. Cuando se convierten en demanda, entonces se convierten en un ídolo. Y el ídolo puede ser el matrimonio. El ídolo puede ser la soltería por igual.
Permítele a Dios que determine cuál regalo tienes y cuándo y cuánto tiempo durará esa temporada en tu vida. Luego, responde a Su llamado, cualquiera que sea, como lo hizo María en Lucas capítulo 1: «Aquí tienes a la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra» (v. 38).
Permíteme recordarte, sin importar tu estado civil –casada, soltera, divorciada, viuda, cualquiera– que puedes experimentar libertad, plenitud y abundancia en Cristo. ¿Crees esto? ¿Realmente crees, a pesar de ese anhelo insatisfecho por el matrimonio o por un matrimonio diferente, o por cualquier otra cosa, que puedes todavía experimentar libertad, plenitud y abundancia en Cristo?
Si te encuentras pensando que podrías experimentar más libertad plenitud y abundancia si Dios te diera un esposo, entonces mi reto para ti es aconsejar a tu corazón de acuerdo con la verdad, y darte cuenta que la libertad, plenitud, y abundancia no se encuentran en un hombre. No se encuentran en el matrimonio. Pero sí se encuentran en el Hombre Cristo Jesús y en una unión y comunión íntima con Él.
Padre, cuánto te agradezco por Tu bondad y sabiduría y Tus planes amorosos, y que se puede confiar en Ti para escribir nuestra historia. Gracias por la increíble forma en que Tú has desarrollado mi historia. Nunca podría haber escrito este guión, pero te agradezco que aprendí que Tú eres bueno antes de encontrar el matrimonio, y me has demostrado una y otra vez durante décadas que Tú eres bueno y que todo lo que haces es bueno, y que la libertad, la plenitud y la abundancia se encuentran en Ti. Y por eso te damos gracias. En el nombre de Jesús, amén.
Débora: Esta fue Nancy DeMoss Wolgemuth en el día uno de la serie llamada, Consejos para mis hermanas solteras…antes de convertirme en señora. Se grabó en Aviva Nuestros Corazones en los días previos al matrimonio de Nancy con Robert Wolgemuth.
Nancy sabe un poco acerca de encontrar contentamiento cuando Dios da el regalo de la soltería. Escribió acerca de esto en un libro titulado «Singled Out For Him: Embracing the Blessings and the Challenges of Singleness» (Soltera para Él: Aceptando las bendiciones y los retos de la soltería). Este recurso te invita a ver la soltería con gratitud. Sea que estés soltera o tengas amigas que lo sean y quieras compartirlo con ellas, te lo recomendamos.
Mañana, Nancy continuará con las razones del por qué el contentamiento tiene que ver más con tu corazón que con tus circunstancias. Ella regresará con la parte dos de esta serie, Consejos para mis hermanas solteras…antes de convertirme en señora. Por favor sintonízanos de nuevo mañana en Aviva Nuestros Corazones.
Animándote a encontrar libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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