Descubre el gozo de la devoción diaria, día 1
Carmen Espaillat: Muchas de nosotras estamos siempre trabajando, siempre ocupadas y… es como...
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Es como si estuvieras tratando de leer y tratando de buscar al Señor y tratando de hacer el trabajo en el ministerio al que Dios te ha llamado, y siempre hay alguien tocando a tu puerta, «necesito ayuda». Y no en horas normales; y no puedes decirles: «Mira, estas son las horas en las que puedes tener una crisis», es la media noche.
Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
A lo largo de los años aquí en Aviva Nuestros Corazones, Nancy ha cubierto diversos temas; pero a menudo ella dice que si solo pudiera hablar de uno de estos, sería acerca del que estarás escuchando en este programa. Espero que lo que escuches te anime a tener una mayor intimidad …
Carmen Espaillat: Muchas de nosotras estamos siempre trabajando, siempre ocupadas y… es como...
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Es como si estuvieras tratando de leer y tratando de buscar al Señor y tratando de hacer el trabajo en el ministerio al que Dios te ha llamado, y siempre hay alguien tocando a tu puerta, «necesito ayuda». Y no en horas normales; y no puedes decirles: «Mira, estas son las horas en las que puedes tener una crisis», es la media noche.
Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
A lo largo de los años aquí en Aviva Nuestros Corazones, Nancy ha cubierto diversos temas; pero a menudo ella dice que si solo pudiera hablar de uno de estos, sería acerca del que estarás escuchando en este programa. Espero que lo que escuches te anime a tener una mayor intimidad con Jesucristo este nuevo año, 2019. Nancy enseñó este mensaje en el Instituto Bíblico Moody.
Nancy: Lo que voy hacer, (y te lo digo por adelantado) es pedirte que hagas un compromiso, en la medida en que Dios te recuerde y te capacite, de que todos los días por los próximos treinta días, tomes un tiempo cada día a solas con el Señor en Su palabra y en oración. Así que déjame decirte que eso es lo que viene. Pero hasta que lleguemos a ese punto, quiero hablar sobre la prioridad de una vida devocional diaria.
He estado muy emocionada al ver cómo Dios ha hecho que los mensajes anteriores encajen con lo que está en mi corazón esta mañana. Porque la prioridad de una vida devocional está ilustrada de manera maravillosa en la vida de los tres personajes bíblicos sobre los cuales hemos estado escuchando durante esta semana.
El lunes en la noche nos hablaron sobre David, un hombre conforme al corazón de Dios porque él buscaba el corazón de Dios.
He estado memorizando y meditando el Salmo 27 esta semana, cuando David habla sobre sus enemigos, sus rivales, su estrés, sus presiones, todo lo que está sucediendo en su vida, y entonces en el versículo 4 él dice, «una cosa he pedido al Señor».
Piensas en tantas cosas que David pudo haberle pedido a Dios, todas las cosas que pudo haber deseado que Dios hiciera a su favor, pero él dice, «solo hay una cosa, si tuviera que reducirla a su más mínima expresión; si solo pudiera pedirle una cosa a Dios». ¿Qué sería, David? «Una cosa he pedido al SEÑOR y esa buscaré». Esa perseguiré… seré intencional en hacerlo. ¿Qué es? «Que habite yo en la casa del SEÑOR todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del SEÑOR y para meditar en su templo».
David dice, «con todo lo que está sucediendo a mi alrededor, todas las crisis en mi vida –crisis en el gobierno, crisis con la oposición, las decisiones políticas que necesitan ser tomadas– lo que más me importa es que pueda vivir en la presencia de Dios. Que pueda ver Su belleza y admirarlo. Que pueda vivir en Su presencia. Que pueda ver Su belleza, y aprender de Él cada día de mi vida». Eso es lo único, David era un hombre con una sola pasión que lo consumía, una pasión que guió su vida.
¿Cuál es tu pasión? ¿Cuál es esa cosa que deseas de Dios por encima de todas las demás? ¿Sería lo que dijo David en el Salmo 27:4?
Anoche el Pastor nos llevó a Éxodo 33. Y estuve pensando hablar sobre ese texto, y me alegro que pude escuchar anoche y oír como él nos llevó de una manera muy poderosa a esa imagen de Moisés en Éxodo 33, y la manera en que Moisés tenía ese hábito regular de salir del campamento, ir a la tienda de reunión y encontrarse con el Señor. Nosotros oímos el efecto que eso tuvo en la vida de Moisés.
Y luego ayer en la mañana el otro pastor, habló sobre María de Betania, nos llevó a Juan 12 donde ella dio esa ofrenda extravagante en adoración al Señor. Él hizo referencia a ese maravilloso pasaje de Lucas capítulo 10 cuando María y Marta invitaron a Jesús a cenar. ¿Recuerdan como María estaba sentada a los pies del Señor escuchando Su Palabra?
La prioridad de cultivar una relación íntima con Jesucristo al pasar tiempo en Su presencia y escuchando Su Palabra.
Ahora, el contraste en ese pasaje –y tú conoces la historia– es que Marta, la hermana, a diferencia de María, como nos dicen las Escrituras, estaba distraída con mucho servicio.
Tengo que decirte, que en muchas ocasiones me encuentro muchísimo más en los zapatos de Marta que en los de María, distraída con mucho servir. Ocupaciones. Haciendo cosas buenas. Sirviendo al Señor. Pasando tanto tiempo en la obra del ministerio que no tenemos tiempo para el Señor del ministerio.
El ministerio en sí mismo, las tareas del ministerio pueden alejarnos de buscar el corazón de Dios. Ahora, no debe ser así, pero puede pasar. Entonces Jesús le dice a Marta: «Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas» (Lucas 10:41).
Piensa en tu lista de cosas por hacer, en tu agenda, todas las cosas en tu lista, y al final del día, dices, «oye, no pude ni siquiera llegar a hacer esas cosas».
«Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas, pero una sola cosa te es necesaria».
David dice: «Una cosa he pedido al Señor».
Jesús le dice a Marta, «una cosa es absolutamente necesaria. ¿Si no llegas a hacer nada en tu lista de cosas por hacer hoy, ¿será esta cosa lo único que haces? Una cosa es necesaria».
¿Cuál es esa cosa? Es lo que escogió María, sentarse a los pies de Jesús y escucharlo, tener comunión con Él. Él dice: «María ha escogido la parte buena, (lo único necesario) que no le será quitada» (vv. 41-42). Esto requiere una elección consciente y deliberada.
Me he dado cuenta, y estoy segura que tú también, que si solo trato de encajar a Dios en mi día, Él va a ser desplazado. Lo que necesito hacer es plantarlo en medio de mi día, al principio de mi día, lo esencial y central de mi día, y dejar entonces que todo lo demás se ajuste alrededor de eso. «María escogió la parte buena».
Nuestras iglesias y nuestros ministerios, muchos de ellos, están llenos de servidores estresados, ocupados, gente que necesita ir a los pies de Jesús y sentarse y escuchar Su Palabra.
Estoy muy agradecida porque en mi vida tuve este principio ejemplificado en mi papá, Art DeMoss, cuya prioridad al iniciar el día era buscar al Señor en quietud. Como sea que le llames, devocional, tiempo a solas, hora santa, no importa cómo le llames. Lo que importa es que lo entiendas.
Mi papá llegó a ser cristiano a sus veintitantos años. Él no venía de un trasfondo piadoso. Fue un libertino rebelde, salvaje y a sus veintitantos años el evangelio de Cristo le fue presentado, y Dios lo rescató de sí mismo, lo trajo a Cristo. Fue una conversión dramática, y su vida fue transformada totalmente…pienso que esa es la manera en que se supone que sea con todas nosotras.
Entonces alguien retó a mi papá en su primer año de creyente. Lo retó a comenzar a darle a Dios la primera hora de cada día en oración y en la Palabra. Mi papá tomó el reto muy en serio y mantuvo ese compromiso cada día por el resto de su vida hasta veintiocho años después cuando se fue a casa con el Señor.
Ahora, él empezó un negocio cuando éramos pequeños, era un hombre muy ocupado y viajaba mucho. Estaban pasando muchas cosas en su vida, pero para él no había nada más importante, nada era más importante que ese tiempo en la mañana buscando al Señor. Él era un hombre de hábitos. No era algo legalista que él hacía, era un deleite, él no variaba su rutina cada dia.
Él tenía una almohadilla para arrodillarse (no sé cuántas de esas gastó a través de los años). La sacaba de debajo de su cama, y ahí era donde se arrodillaba. Nosotros sus hijos sabíamos que antes de que nos levantáramos en la mañana nuestro papá ya había estado en sus rodillas orando por nosotros y por muchos, muchos, más que estaban en su lista de oración –personas que necesitaban a Cristo, matrimonios que necesitaban reconciliación.
Sabíamos que él iba a pasar tiempo en este Libro, en la Biblia, leyendo dos capítulos del Antiguo Testamento, un capítulo del Nuevo, cinco capítulos de los salmos y uno de proverbios. Esa era su práctica. No es que esa sea «la práctica correcta», pero era una que lo mantenía en todo el consejo de Dios, buscando la sabiduría de Dios todos los días de su vida.
Sin importar lo que estuviera pasando ese día en nuestra agenda, no importa que tan tarde llegara él la noche anterior….aunque te diré esto: El hábito devocional en la mañana realmente empieza la noche anterior, y mi papá era religioso acerca de acostarse temprano la noche anterior. Nos reíamos acerca de cuando teníamos invitados en la casa, y a las 10 de la noche él se paraba y se iba. Sin importar lo que estuviera pasando, él decía, «apaguen las luces y cierren la puerta cuando se vayan». Porque él tenía una cita en la mañana.
Por cierto, es también una razón por la que, mientras creciamos no había televisión en nuestra casa. Pobres niños DeMoss. La mayor razón (había otras razones) pero la mayor razón era que él no quería que ni él ni nosotros desperdiciáramos tiempo en las noches, de manera tal que nos impidiera tener un corazón listo y hambre y una disposición alerta para levantarnos y encontrarnos con Dios en la mañana.
Por cierto, permítanme decirles a ustedes, los que son padres, que mis padres cometieron muchos errores; ellos serían los primeros en decirles eso. Pero hay algo muypoderoso en el hecho de que tus hijos sepan que estás encontrándote con el Señor al inicio de cada día para buscarlo.
Cuando me preparo para iniciar mi día, para revisar mis correos electrónicos, empezar mis labores del día, tengo una imagen impresa en mi corazón que no puedo borrar, de un padre que lo primero que hacía al despertar era buscar al Señor, y yo estoy muy agradecida por ese ejemplo y por esa imagen.
Ahora, quiero que veamos hoy otro ejemplo de la prioridad de una vida devocional, y no hay un ejemplo mayor que el del Señor Jesucristo. Así es que voy a pedirles que vayan en sus biblias al Evangelio de Marcos, capítulo 1.
Hemos visto los ejemplos de David y Moisés, y estos gigantes espirituales apuntaban a Cristo. Cristo, uno mayor que Moisés. Cristo el hijo de David, uno mayor que David.
Quiero que veamos un día en la vida del Señor Jesús, porque hay muchas de nosotras en este lugar y escuchando a través de la radio o por la internet, que están pensando, es que no tengo tiempo en mi día para hacer una cosa más, y estás colocando una responsabilidad más sobre mí.
Si vas a ser espiritual, déjame decirte que no se trata de un amuleto de buena suerte, como si por tener un tiempo devocional se te garantizara un mejor día. Estamos hablando aquí de una relación y de cómo cultivar esa relación con el Dios del universo.
Para aquellas denosotras que pensamos que estamos muy ocupadas, quiero que veamos un día en la vida del Señor Jesús, quien, por cierto cuando piensas en una lista larga de cosas por hacer….Piensa en el hecho de que a Jesús solo se le dieron tres años para cumplir el plan eterno de redención. No pienso que mi agenda sea más importante o más difícil o desafiante o demandante que la de Él, pero pienso que mis días están muy llenos. Pero quiero que veamos solo un día en la vida del Señor Jesús, empezando en el versículo 21 del capítulo 1 de Marcos:
«Entraron en Capernaum, y enseguida en el dia de reposo entrando Jesús en la sinagoga comenzó a enseñar. Y se admiraban de sus enseñanzas, porque les enseñaba como uno que tiene autoridad, y no como los escribas» (vv. 21-22).
Ahora, algunas de ustedes están involucradas en enseñar la Palabra, en ministrar la Palabra de Dios, y enseñan una clase en la escuela dominical, son líderes de un grupo pequeño de estudio bíblico, están involucradas en el discipulado uno a uno, están impartiendo la Palabra de Dios a otros. Otras están estudiando para hacer eso, Dios mediante, por el resto de sus vidas. Déjenme decirles que yo sé, como mujer que está enseñando a otras mujeres de manera consistente la Palabra, que se demanda algo de ti para poder hacer lo que Jesús hizo aquí.
Estás dando, y no solo dando en el momento. Esto requiere preparación. He estado trabajando en este mensaje desde marzo, abril o mayo, desde que Ed Cannon me llamó y me dijo: «¿Puedes traer un mensaje para la Semana de Fundadores en Moody?» Y siempre hay en el corazón un tipo de agitación que te hace preguntarte, «¿qué será lo que Dios quiere que comparta?»
Hay preparación, hay tiempo en la Palabra, no es solamente preparar tus notas, hay una preparación de tu corazón que pide que Dios haga en tu vida, consistente con lo que estás a punto de servirle a los demás. Estás dando en el momento de impartir la Palabra, y después ministras a las personas.
O sea que hay un proceso cuando estás enseñando la Palabra que implica agotamiento, darles a los demás, y Jesús sabe cómo es eso.
Versículo 23:
«Y he aquí estaba en la sinagoga de ellos un hombre con un espíritu inmundo, el cual comenzó a gritar, diciendo: ¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres: el Santo de Dios. Jesús lo reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él! Entonces espíritu inmundo, causándole convulsiones, gritó a gran voz y salió de él. Y todos se asombraban de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¡Una enseñanza nueva con autoridad! Él manda aun a los espíritus inmundos y le obedecen» (vv. 23-27).
A medida que lees las Escrituras, te das cuenta que dondequiera que Jesús iba, el infierno sacaba su horrenda cabeza. Y por el poder de Dios y la unción del Espíritu Santo sobre, dentro y a través de la vida de Jesús, el infierno era hecho polvo donde quiera que Él iba.
Tú dirás, «bueno, yo no estoy involucrada en exorcismos ni nada de eso». Bueno, de acuerdo a mi Biblia, en Efesios 6 y en otros pasajes, todos estamos involucrados en una batalla espiritual y Satanás está vivo, y hay fuerzas enemigas siempre buscando deshacer y detener el progreso del evangelio en y a través de nuestras vidas.
Día tras día estamos envueltas en esta guerra, en dependencia del nombre de Cristo y el poder de Su Espíritu Santo, y esto requiere algo de ti. Esto no es como un servicio ordinario de cada domingo. Hay cosas sucediendo aquí. Esto es una batalla, y somos enviadas a la batalla.
Algunas de ustedes que son madres dicen, «sí, ni siquiera tengo que salir de mi casa y ya tengo una batalla. Tengo estos niños pequeños, y es muy muy difícil». La vida es difícil y existe un enemigo que siempre está buscando destruir y manchar. Así que damos de nosotras, hay desgaste en la batalla.
Luego, versículo 28 :
«Y enseguida su fama se extendió por todas las regiones alrededor de Galilea».
Así que de repente Jesús está en la primera página de las noticias. Todo el mundo está hablando de Él. Todos quieren que vaya a su evento y hable. Todos quieren que Él firme una copia de Su libro. Todos quieren una parte de Él.
Para aquellasque piensan que les gustaría ese tipo de popularidad y fama, es muy probable que nunca la han tenido, porque es agotador. Gente todo el tiempo solicitando algo de ti.
Esto lo ves a medida que llegas al versículo 29 y más adelante. Dice:
«Inmediatamente después de haber salido de la sinagoga, fueron a casa de (Su buen amigo) Simón y Andrés, con Jacobo y Juan».
Pensarás, «¡qué bueno!». Finalmente, puedes relajarte. Has tenido un día largo en el ministerio, y por fin puedes relajarte en tu casa, subir los pies, tomar una copia del periódico o de una revista, lo que sea, revisar tu correo electrónico…pero mira lo que sucede.
Versículo 30:
«Y la suegra de Simón yacía enferma con fiebre; y enseguida le hablaron de ella».
Aún había alguien con una necesidad, y ¿a quién van a buscar? A aquella única persona que saben que puede satisfacer esa necesidad, al Señor Jesús. Y como es de esperarse, en el versículo 31,
«Jesús se le acercó, y tomándola de la mano la levantó y la fiebre la dejó; y ella les servía».
«Bueno, ahora si ya puede relajarse». ¿Verdad? Miren el versículo siguiente.
Versículo 32: «A la caída de la tarde (ese mismo día), después de la puesta del sol, le trajeron todos los que estaban enfermos y los endemoniados. (La multitud está tocando a la puerta). Y toda la ciudad se había amontonado a la puerta» (vv. 32-33).
Ahora, yo no sé cuántas personas había en esa ciudad, pero suena como bastantes. ¿Alguna vez te has sentido como si toda la ciudad estuviera esperándote a la puerta?
Es como si estuvieras tratando de leer y tratando de buscar al Señor y tratando de hacer el trabajo en el ministerio al que Dios te ha llamado, y siempre hay alguien tocando a tu puerta. «Necesito ayuda». Y no en horas normales. No puede decirles, «Mira, estas son las horas en las cuales puedes tener una crisis», ahora es la media noche.
Algunas de ustedes son madres, y usualmente es a quienes ministro. Ustedes madres lo saben. Quisieras que hubiera un pequeño lugar en el mundo donde pudieras alejarte de la gente. Y dices, «ya sé, me esconderé en el baño», ¿verdad? Y de repente por debajo de la puerta ves esos deditos, y oyes, «¡mamiii!», y quieres contestar, «ya no me llamo mami. Busca otra mami».
Toda la ciudad –siempre hay alguien con una necesidad. Si tú no lo has experimentado aún, si vas a estar en el ministerio, lo experimentarás, especialmente si el Señor te está usando. Las personas van a querer tu ayuda. Las personas tienen necesidad. Es un mundo caído, roto, y toda la ciudad estaba reunida a la puerta, el mismo día. No es como que Jesús está descansado y son las primeras horas del día. Él ha estado sirviendo todo el dia.
Versículo 34,
«Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y expulsó muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque ellos sabían quién era Él».
Ahora, a medida en que voy leyendo sobre este día, pienso en mis propios días. En días como ese, mi tendencia es a estar frenética, agotada y muy cansada de las multitudes. Entonces me pregunto, «¿cómo lo hizo Jesús, cómo se mantuvo sereno? ¿Cómo no se resintió con todas esas personas?»
Voy a ser honesta con ustedes, hay momentos al final de un día largo o de un fin de semana largo en el ministerio, donde solo quiero que la gente se vaya. Básicamente soy introvertida. Cuando estás en una plataforma, las personas no piensan eso acerca de ti, pero las multitudes me agotan. Hay momentos….y no me siento orgullosa de esto, y no estoy presumiendo. Te digo que hay momentos cuando empiezo a resentir las mismas personas que el Señor me envió a que sirviera.
Ahora, al decir eso puede ser que nadie quiera acercarse a mí después del mensaje. Pero yo miro a Jesús, y digo, «¿cómo lo hizo?».
Tú dirás, «Él era Dios».
Bueno, desde luego que Él era Dios, pero estaba sirviendo como hombre para mostrarnos cómo nosotras como humanas, llenas de Su gracia y Su Espíritu Santo podemos servir como Él.
Pienso que el próximo versículo, el versículo 35, nos da la clave. ¿Estás lista?
«Levantándose muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, salió».
Hay más, pero déjame detenerme ahí un momento. Puedo decirles que después de un día como el que Jesús acaba de tener, lleno de dar, de gastarse y derramarse por otros en el ministerio, solo hay una cosa que yo quisiera hacer la siguiente mañana mientras aún está oscuro, y eso se deletrea D O R M I R. Mantén esas cortinas cerradas. A mí me gusta el desayuno. Es mi comida preferida del día...si la puedo comer a las 11:00, ¿me entiendes?
Pero «levantándose muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, Jesús salió», ¿y qué hizo Él? Salió de su casa y fue a un lugar solitario donde oró.
Carmen: Esta es Nancy DeMoss de Wolgemuth con la primera parte del mensaje titulado, «Descubre el gozo de la devoción diaria». Escucharemos la segunda parte en nuestro próximo programa.
Para ayudarte a aplicar lo que has estado escuchando nuestro equipo ha desarrollado un «Reto de 30 días de lectura bíblica». Visítanos en AvivaNuestrosCorazones.com y descárgalo. Piensa sobre esto: ¿Cómo lucirá este año 2019, al tomar tiempos consistentes para buscar a Dios en su Palabra y en oración? Nancy sabe lo que es luchar para proteger este tiempo en su propia vida. En la continuación de esta serie, ella te dará consejos prácticos, pasos que puedes dar para cultivar un tiempo cada día para escuchar la eterna y poderosa Palabra de Dios.
Nancy: La práctica de una vida devocional. Antes que todo, generalmente hablando, necesita ser regular. Jesús frecuentemente se alejaba e iba a lugares solitarios y oraba. En el tabernáculo, lees en Éxodo 30, que los sacerdotes ofrecían sacrificios e incienso cada mañana y cada noche.
Y quizás tú te preguntes, «¿y no se convirtió eso en una rutina religiosa?»
Sí, así sucedió. Pero encuentro que es mucho más fácil respirar aire fresco en una rutina que ya existe, que encontrar esa vida fresca cuando no tienes ninguna rutina.
Carmen: Visítanos en AvivaNuestrosCorazones.com, descarga el «Reto de 30 días de lectura bíblica», y ¡no te pierdas la continuación de esta serie!
Invitándote a no solo sobrevivir en la vida cristiana sino a tener una vida fructífera en Cristo, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
Me Postro, Sovereign Grace Music, El Dios Que Adoramos, ℗ 2013 Sovereign Grace Music. Canción usada con permiso.
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