Depende siempre del Señor
Sarah: Con nosotras Holly Elliff.
Holly Elliff: Hacer uso de la gracia de Dios no es algo que yo hago como un trabajo. Es algo que Dios me ha concedido, que Él ha provisto y ha preparado para mí. Así que se trata más bien de entender mi necesidad y correr hacia Él para obtener lo que necesito.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth autora de Adornadas: Viviendo juntas la belleza del evangelio, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 5 de abril de 2024.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Estoy tan tan agradecida por las mujeres que Dios ha puesto en mi vida a lo largo de los años: ancianas, mujeres jóvenes, mujeres que son mis compañeras, madres espirituales, hijas espirituales y hermanas espirituales.
Por eso escribí el libro Adornadas: Viviendo juntas la belleza del evangelio; basado en Tito 2, donde Pablo da las instrucciones …
Sarah: Con nosotras Holly Elliff.
Holly Elliff: Hacer uso de la gracia de Dios no es algo que yo hago como un trabajo. Es algo que Dios me ha concedido, que Él ha provisto y ha preparado para mí. Así que se trata más bien de entender mi necesidad y correr hacia Él para obtener lo que necesito.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth autora de Adornadas: Viviendo juntas la belleza del evangelio, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 5 de abril de 2024.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Estoy tan tan agradecida por las mujeres que Dios ha puesto en mi vida a lo largo de los años: ancianas, mujeres jóvenes, mujeres que son mis compañeras, madres espirituales, hijas espirituales y hermanas espirituales.
Por eso escribí el libro Adornadas: Viviendo juntas la belleza del evangelio; basado en Tito 2, donde Pablo da las instrucciones para las ancianas y las jóvenes. Sus vidas deben estar entrelazadas y ser intencionales en tener relaciones personales en las que se ayuden mutuamente a vivir el evangelio.
Y una de las hermanas espirituales que Dios me ha dado a lo largo de los años ha sido mi amiga de toda la vida, Holly Elliff. Ella es esposa de un pastor en Little Rock, Arkansas, donde estamos grabando hoy. Hemos compartido gran parte de nuestras vidas juntas.
Holly, gracias por estar hoy con nosotras para hablar sobre este tipo de relaciones: la hermandad espiritual, la maternidad espiritual, las hijas espirituales, y cómo esto es una parte indispensable de nuestro crecimiento en Cristo y nuestro ministerio a otras. Así que bienvenida de nuevo a Aviva Nuestros Corazones.
Holly: Gracias Nancy. Estoy realmente agradecida de estar aquí hoy. Es un gozo poder verte en persona en lugar de hablar por teléfono o por mensaje de texto.
Nancy: Y ojalá pudiéramos hacer esto más a menudo.
Holly: Sí. Sería maravilloso estar un poco más cerca, pero mientras tanto, es bueno estar aquí hoy.
Así que, Nancy, tengo una pequeña pregunta para ti hoy. Mientras miraba mi copia del libro Adornadas la otra noche, llegué al capítulo 8 que habla sobre el dominio propio, y me surgió una pregunta.
Nancy: ¿Tienes que mencionar eso?
Holly: ¡Claro!
Nancy: Ese es un capítulo difícil.
Holly: Bueno, este en particular es una ilustración. Y mi pregunta es sobre esa ilustración en la que hablas acerca de un volcán en Islandia.
Nancy: Sí, lo recuerdo.
Holly: Y me pregunto si puedes pronunciar el nombre del volcán.
Nancy: ¡No puedo! ¡Tiene como diecisiete letras o algo así!
Holly: Sí.
Nancy: Es muy largo. Y usé esa ilustración porque estuvo en las noticias hace varios años. Ese volcán estaba en erupción y estaba causando estragos en todas partes. Así que lo mencioné en el libro. Realmente lo busqué en Google para ver cómo pronunciarlo, pero cuando lo escuchas pronunciado, no se parece en nada a esas letras.
Holly: Bueno, comencé a reírme mientras leía esta parte del libro porque parecía exactamente algo que le hubiera escrito a alguien cuando me estoy quedando dormida, y de repente me quedo dormida.
Nancy: Y no tiene sentido. O cuando tu hijo pequeño intenta escribir en tu teléfono.
Holly: Sí. Pareciera como si mis hijos le enviaran mensajes de texto a alguien y son solo un montón de letras aleatorias que no parecen tener ningún sentido.
Así que me reí mientras leía esto porque pensé: Parece un mensaje que hubiera enviado ya muy tarde en la noche.
Nancy: Bueno, voy a pedirles ahora a nuestros productores, los que están editando este programa, que reproduzcan para nuestros oyentes la pronunciación del nombre de ese volcán, y luego tendremos la respuesta a tu pregunta.
Holly: Bueno, eso sería excelente porque a las dos de la mañana cuando estaba leyendo esto nuevamente, ya era bastante tarde, así que leerlo fue muy divertido para mí.
Aquí va:Eiafiatlayacatob.
Nancy: Y la razón por la que hablé sobre ese volcán en el libro es porque recuerdo cuando estaba en las noticias. Fue una enorme expulsión de cenizas. Los aeropuertos tuvieron que cerrarse porque el aire estaba lleno de cenizas. Y creo que cubrió muchos países. Eso pasó en Europa.
Y cuando vi eso en las noticias fue una imagen de algo que estaba sucediendo dentro de mí en ese momento. Había algunas circunstancias de la vida (esto fue hace varios años), en las que me sentía muy agobiada. Yo estaba bajo presión por las cosas que venían desde diferentes direcciones.
Y mientras veía esas noticias, me di cuenta de que había un pequeño volcán en erupción en mi corazón, principalmente debajo de la superficie. Yo estaba tensa y muy nerviosa. Me sentía negativa, crítica y reactiva. Me di cuenta de que mi falta interna de dominio sobre mis emociones estaba afectando, impactando e hiriendo a las personas que me rodeaban.
Dios usó esa temporada, esa experiencia y esas noticias sobre ese volcán para hablar a mi corazón sobre lo importante que es estar bajo el dominio de Su Espíritu en lo más profundo de nuestro ser: en nuestras mentes, nuestros pensamientos y nuestras emociones.
Y, Holly, ¿soy solo yo? ¿Soy la única persona que llega a ese lugar donde sientes que hay un volcán en erupción dentro de ti y no puedes evitar lo que está saliendo? ¿Alguna vez has estado allí?
Holly: Noo, nunca… ¡Estoy bromeando! En realidad, mi normal es anormal. Entonces, si alguna vez llegara al punto en que mi vida esté tranquila y en calma, y no hubiera circunstancias difíciles, creo que estaría o muerta o muy, muy aburrida.
Pero el Señor me ha mantenido en un estado donde mi vida es caótica.
Nancy: Siempre están pasando muchas cosas.
Holly: Siempre están sucediendo muchas cosas y hay muchas personas en mi vida.
Nancy: Y cuando leemos Tito 2, Pablo dice que las ancianas deben enseñar a las mujeres jóvenes lo que es bueno, y eso incluye amar a tu esposo, amar a tus hijos, tener dominio propio, ser amable. Yo veo aquí la imagen de una mujer virtuosa, maravillosa, amorosa, y piadosa.
Sin embargo, la realidad es que esas cosas no siempre son fáciles. Tenemos muchos momentos en nuestras vidas en que no es tan fácil amar a ese esposo o amar a esos hijos, porque tal vez ellos no están siendo fáciles de amar en ese momento. Es difícil tener dominio propio cuando nuestras mentes corren hacia el futuro, hacia el pasado y el presente. Sentimos que hay una avalancha o un huracán de pensamientos en nuestras cabezas. Es difícil ser amable porque la gente nos está presionando desde todas las direcciones.
Así que, al ver esta descripción en Tito 2, eso es lo que se supone que debemos ser y en lo que se supone que debemos ayudar a otras mujeres a convertirse. ¿Cómo puede ser esto una realidad en nuestras vidas?
Holly: Bueno, creo que cuando lees las palabras en una página, y sabemos lo que las Escrituras dicen que debe suceder en nuestras vidas, no debes alejar lo que estás leyendo de la realidad de la vida (y puede ser muy blanco y negro), porque es Dios en medio de nuestras vidas quien nos enseña esos principios.
Nancy: Y las mujeres que leyeron esa carta a Tito deben haber tenido experiencias similares.
Holly: Correcto.
Nancy: Estas mujeres tenían hijos que a veces eran rebeldes y esposos que no eran creyentes. Ellas pasaron por momentos en los que era difícil ser amables.
Entonces, ¿cómo pasamos de convertirnos de estas mujeres volcánicas, arrojando cenizas por todas partes, a ser mujeres que aman a sus esposos, a sus hijos, con dominio propio, amables y todas esas maravillosas virtudes?
Holly: Bueno, no creo que sea una cosa o la otra. Cuando entramos en una habitación, presionamos el interruptor, las luces se encienden y podemos ver. Pero lo que sucede aquí es que cuando nos convertimos en mujeres que tienen dominio propio y todas estas otras cualidades virtuosas, nos volvemos más rápidas o mejores en correr hacia el Señor en esa situación difícil. No es que todo desaparezca y ahora siempre hay paz, tranquilidad y calma. Yo todavía no he llegado a ese punto en mi vida.
Así que creo que lo que sucede es que en medio de todo el caos, mejoramos en presionar el interruptor o mantener las luces encendidas y decirle al Señor: «Acompáñame».
Nancy: Pero tendemos a pensar que: si mi esposo cambiara o mis hijos crecieran o estas personas no fueran tan difíciles conmigo en mi oficina o mi compañera de habitación (o lo que sea), entonces podría ser este tipo de mujer de la que habla Tito 2.
Pero lo que estás diciendo, Holly, y creo que es muy cierto, es que: es a través de estas circunstancias de vida caóticas, duras y a veces adversas, que Dios realmente puede convertirnos en ese tipo de mujer. No es porque nos volvamos mujeres perfectas, sino porque estamos conectadas a la fuente a la que corremos: hacia la gracia de Dios en nuestra desesperación.
Holly: Exactamente. Y darnos cuenta de que hacer uso de la gracia de Dios no es algo que yo haga como un trabajo. Es algo que Dios me ha concedido, que Él ha provisto y ha preparado para mí. Así que se trata más bien de entender mi necesidad y correr hacia Él para obtener lo que necesito.
Así que a medida que envejecemos o atravesamos las circunstancias difíciles de la vida, y algunas mujeres aprenden esto cuando son jóvenes y crecen de esta manera, mejoramos y crecemos en hacer uso de la gracia de Dios. No es que tenga que generarla, hacer que suceda o hacerla funcionar de alguna manera.
Nancy: Y esa es una gran diferencia.
Holly: Una gran diferencia.
Nancy: Porque tratar de producir ese estilo de vida, ya sea Proverbios 31, la mujer virtuosa o la mujer de Tito 2, si voy a tratar de conseguir eso diciendo: «voy a ser esa mujer, aunque me cueste la vida», bueno, puede que sí. Pero esa es una manera difícil, desgastante, agotadora, inútil, frustrante y decepcionante de vivir.
Holly, ¿no crees que muchas mujeres cristianas viven de esa manera? Diciendo: «Sé que debería ser más amable, sé que debería amar mejor a mi esposo. ¡Pero no puedo hacer eso!» Y luego viven en un lugar de derrota y frustración.
Holly: Por eso es útil recordar que la mujer de Proverbios 31 no tiene nombre. Ella era un ejemplo. Ella era un modelo de los anhelos de Dios para nosotras, pero no existía en carne y hueso. Además, ella fue un modelo de las cosas que Dios anhela hacer en nuestras vidas y lo que tiene para nosotras, lo que Él quiere darnos. Pero para nosotras, mujeres de carne y hueso, eso sucede en medio de nuestra vida cotidiana.
Nancy, tú y yo estuvimos hablando sobre el hecho de que cuando era más joven, yo solía pensar en mi vida como un túnel, ya sabes, casarme y luego tener un hijo, después el segundo, el tercero, el cuarto, el quinto, y todo lo demás. Estuve embarazada diez veces. Así que, en mi cabeza, el túnel se hacía cada vez más largo a medida que mis hijos crecían, y luego sería más corto de nuevo.
Nancy: Y luego tus hijos crecieron y se fueron de casa.
Holly: Mis hijos crecieron, se fueron de casa y ahora he terminado de criar a mis hijos. Y me doy cuenta ahora de que cometí un error al pensar: «Mi necesidad va a disminuir en algún momento». Pero es todo lo contrario. El túnel se hace cada vez más grande de lo que nunca imaginé. Me alegro de que en mis veinte no supe a dónde me llevaba el Señor en eso.
Nancy: ¿Y se supone que esas son buenas o malas noticias?
Holly: ¿Sabes qué? Es una buena noticia porque nunca quiero estar en un punto en el que le diga al Señor: «Tengo esto bajo control. Yo puedo hacerlo».
El Señor ha sido tan fiel en mantenerme en circunstancias en mi vida, por décadas ahora, en las que siempre estoy consciente de mi necesidad de Él. Y me refiero a que Dios me mantiene enfocada en el hecho de que no se trata en absoluto de mi capacidad, sino del regalo de poder correr hacia Su gracia que me capacita. Y eso es lo que marca la diferencia en cómo vivo mi vida.
Debemos mantener ese enfoque a medida que Dios permite cosas que toquen y lleguen a nuestras vidas. Podría ser la enfermedad de alguien que amas. Yo tengo una amiga muy amada en este momento cuyo esposo está muy, muy enfermo. Hay mucha incertidumbre en eso; es un momento aterrador para ellos. Incluso en medio de una circunstancia como esa, que pone en peligro la vida, todo se trata de convertirse en una mujer que corre hacia el Señor en lugar de sentarse en medio de esa necesidad y no saber qué hacer.
Así que, amiga, si estás en tus veinte, aprende ahora, temprano, a correr hacia la gracia de Dios cuando estés frustrada, cansada o enojada o cuando simplemente no te agrada tu esposo en ese momento y te preguntas cómo seguir amándolo en medio de circunstancias difíciles. Porque amar es algo que resulta muy difícil a veces. Pero en esos momentos corre al Señor y dile: «No puedo hacer esto sin Tu gracia que me capacita, Tu poder en mí y a través de mí».
No hay una fórmula mágica que solucione todo. Pero hay una constante en tu vida, como una línea vital, literalmente, que alimenta tu espíritu para que puedas correr hacia Aquel que tiene exactamente lo que necesitas.
Nancy: Así es. Y, Holly, mientras hablas estoy pensando en ese versículo en los salmos que dice: «Las angustias de mi corazón se han aumentado…» (ver Sal. 25:17).
Pero Dios, por Su gracia, ensancha nuestros corazones, aumenta nuestra capacidad de soportar la presión, y la capacidad para responder a ella.
Así que, cuando estamos angustiadas, si corremos a Él, Él derramará gracia sobre nosotras. «Dios da gracia a los humildes». ¿Y quién es la persona humilde? Es la que dice: «No soy capaz de hacer esto».
Holly: Así es.
Nancy: Queremos ser autosuficientes y estar siempre preparadas. Creo que esta es una de las razones por las que muchas mujeres no quieren tener más hijos después que han dado a luz uno o dos; aunque no siempre es la razón. Pero a veces dicen: «No puedo lidiar con más niños» o «nunca podría lidiar con…», lo que sea. Pero Dios dice: «Tienes razón. No puedes».
Holly: Correcto.
Nancy: Pero cuando las circunstancias que llegan son más de lo que podemos manejar o creemos que podemos manejar, es ahí cuando nos desesperamos.
Y nuestras oyentes me han escuchado decir muchas veces a lo largo de los años: «Cualquier cosa que me haga necesitar más a Dios es una bendición», incluso me hace crecer espiritualmente cuando estoy angustiada.
Holly: Bueno, sinceramente, si alguien me hubiera dicho hace unos años que en este momento estaría sentada conversando contigo, Nancy, y como mujer casada ahora…
Nancy: ¡No lo habrías creído!
Holly: Ninguna de nosotras lo habría creído, porque tu meta, como mencionamos antes, era convertirte en una anciana piadosa, en una mujer anciana soltera piadosa.
Nancy: Totalmente.
Holly: Pero Dios tenía un plan totalmente diferente para tu vida.
Nancy: Así es.
Holly: ¡Y eso me encanta! Me encantan los cambios que he visto en tu vida Nancy, ya que has tenido que confiar un poco más en el Señor en áreas totalmente nuevas de tu vida. Tú has podido ver a Dios proveer y darte la capacidad de ser intencional en amar a Robert y compartir tu vida con un esposo; el equilibrio de amar a tu esposo, al ministerio y a las personas en tu vida.
Nancy: Totalmente cierto.
Holly: Dios ya escribió capítulos en nuestras vidas de los que quizás no sepamos nada. Pero cuando esos capítulos lleguen a nuestras vidas, siempre habrá provisión para cualquier circunstancia.
Nancy: Y Holly, quiero volver a Tito 2 porque habla de los esposos y de los hijos; de ser sumisas a nuestros esposos, amarlos. Pablo dice que esto es algo que las ancianas deben enseñar a las mujeres jóvenes, y eso significa que estas son cosas que se pueden aprender. No son naturales, son sobrenaturales. Y Dios da gracia para eso.
También hay formas prácticas en las que tú, ahora como anciana, puedes ayudar a las mujeres jóvenes. Muchas esposas jóvenes se preguntan: «¿Cómo amo a mi esposo y a mis hijos al mismo tiempo?» Bueno, cuando estás en esa temporada y tienes muchos hijos pequeños, puede ser fácil volcar toda tu atención a ellos y poder a tu esposo a un lado.
Así que, Holly, como anciana ahora, háblanos sobre la vida de una mujer joven en esa temporada. Eres la maestra Holly; eso es lo que Dios dice que se supone que somos las ancianas, maestras del bien. No es que lo sepamos todo, no es que lo hayamos aprendido todo, sino que podemos ayudar con algunas guías prácticas.
Tú has estado casada desde hace muchos años y has amado a tu esposo; has aprendido a amarlo mejor en muchas temporadas diferentes. Pero como mujer joven, ¿cómo aprendes a amar bien a tu esposo, a ser sumisa a él, a tener el equilibrio adecuado en esas relaciones familiares?
Holly: Bueno, yo diría que eso va cambiando con el tiempo y las décadas.
Nancy: Y cuando te casas por primera vez, solo son tú y tu esposo, existe el reto de aprender a amarlo bien cuando solo son ustedes dos.
Holly: Correcto. Y realmente esa parte fue bastante fácil. Quiero decir, nos casamos en la universidad. Habíamos sido novios por mucho tiempo. Estábamos perdidamente enamorados el uno del otro. Y probablemente el momento en el que creo que más tuve que correr hacia el Señor, fue más tarde cuando llegaron más niños con más necesidades, y la parte del pastoreo de iglesias más grandes. Luego se añadieron más miembros a las familias de ambos.
Nancy: Ese túnel era cada vez más largo.
Holly: El túnel se hizo cada vez más largo. Y debemos tener cuidado de no descuidar a nuestros esposos, porque muchas veces nuestro enfoque se va a muchas otras cosas, y corremos el riesgo de descuidarlos a ellos. Muchas veces le dije al Señor: «Realmente necesito que sensibilices mi corazón», porque mi tendencia puede ser lidiar, atender y correr hacia el Señor con todo lo demás, pero olvidar que hay una relación primaria en mi vida y es el hombre del que me enamoré a los quince años y con el que me casé a los veinte. Esa relación será para toda la vida mientras estemos aquí en la tierra.
Nancy: Y podemos tener ese pensamiento de que: «bueno, él es un adulto. Él puede atender sus propias necesidades».
Holly: Correcto, debemos tener cuidado de pensar así.
Nancy: Si no tenemos cuidado, podemos descuidar a nuestro esposo. Y cuando estuviste en esa temporada con hijos pequeños, ¿cómo protegiste esa relación con tu esposo y la mantuviste en crecimiento, fuerte y sólida?
Holly: Bueno, hubo muchas ocasiones en nuestras vidas donde tuvimos que sentarnos para reenfocarnos y decir: «¿Cómo quiere el Señor que hagamos esto?» Era una locura cuando teníamos más y más hijos. Pero luego, tuvimos que cuidar a nuestros padres, por un par de décadas, que tenían demencia. Tuvimos que hacer una pausa y decir: «Veamos nuestra vida y qué hay que cambiar. ¿Cómo mantenemos el equilibrio en esto? ¿Cómo podemos no olvidar lo que el Señor quiere que hagamos el uno por el otro?»
Así que hacíamos una pausa de vez en cuando para preguntarnos: «¿Dónde estamos? ¿Cómo hacemos esto en esta temporada de la vida?» Se trata de ir juntos al Señor y decir: «Señor, danos sabiduría porque no estamos realmente seguros de cómo lidiar con esto. ¿Cómo mantenemos el equilibrio en esta temporada de la vida?»
Debemos ser intencionales en hacer esas preguntas. Creo que en un momento mi esposo Billy y yo hicimos una lista de las tres cosas más importantes para mí, y las tres cosas más importantes para él. A Billy no le importaba lo que comiéramos mientras tuviera ropa interior limpia. Y puedo recordar que eso estaba en la lista. Eso me daba dirección mientras pasábamos por días cotidianos de nuestras vidas para ver cómo mantener el equilibrio.
Otra cosa que hicimos fue ser muy intencionales, durante al menos más de cuatro décadas de nuestras vidas juntos, para tomar un tiempo solo para nosotros dos. Si no teníamos dinero para salir de la ciudad o irnos a un hotel, nos íbamos a pasear dos horas por el centro comercial o íbamos a un restaurante durante horas y horas, simplemente para estar juntos lejos del ruido y las distracciones.
Y cada vez que es posible salimos solo nosotros dos para tener una cita. Esta semana salimos y fuimos a ver la cuadragésima reunión de una película que salió en 1977 cuando éramos niños.
Así que tenemos pequeños momentos en los que recordamos juntos quiénes somos ante el Señor y por qué Dios nos dio esta relación: porque estamos aquí para honrarlo a Él mientras caminamos juntos por nuestras vidas.
Nancy: Y soy testigo de eso. He visto la gracia de Dios ser tan real en tu vida en muchas temporadas diferentes. Y nuestras vidas todavía se están escribiendo. Dios todavía está escribiendo nuevos capítulos para nosotras. Habrá nuevas temporadas por delante. Dios nos ha bendecido a ambas, ahora mismo con buena salud y a nuestros esposos con buena salud. Pero ese no será siempre el caso.
Holly: Así es.
Nancy: Y cuando miramos hacia atrás a las circunstancias en las que Dios nos puso, y dónde nos tiene ahora, vemos cómo Él ha sido fiel, y cómo Su presencia nos ha acompañado. ¡Eso me da esperanza!, y sé que eso es cierto para ti también, porque sea lo que sea que tengamos que enfrentar en el camino, sabemos que Dios estará allí en cada paso. Él nos dará la gracia que necesitamos para esos momentos.
Holly, me encanta escuchar tu corazón y quiero agradecerte por compartir esto con nuestras oyentes. Ojalá tuviéramos más tiempo para durar muchas horas conversando, porque sé que lo que tienes para compartir es sabiduría que puede animar a nuestras oyentes. ¿Pudieras terminar esta conversación orando por las mujeres que se encuentran en diferentes temporadas de la vida, que están escuchando esta conversación y realmente necesitan una infusión de la gracia de Dios y Su presencia en este momento?
Holly: Claro que sí.
Padre, te agradezco que estés presente, no solo en este lugar, sino en la vida de cada mujer que nos escucha. Y, Señor, eso me encanta. Me encanta que siempre estés disponible para nosotras, que tengas provisión esperando por las mujeres que están escuchando y que están desesperadas, que están solas, ajetreadas en sus vidas, que están confundidas y amargadas o tienen temor del futuro.
Padre, oro para que a medida que abren sus corazones a Ti, derrames aliento y gracia en sus vidas. Y te pido que las lleves de vuelta a la Palabra para que puedan arraigarse y equilibrarse en Ti, cualesquiera que sean sus circunstancias. Sé que puedes hacerlo porque te he visto hacer eso. Te agradezco las cientos y cientos de veces que lo has hecho en mi propia vida.
Así que, Señor, queremos decirte hoy que estamos muy agradecidas por lo que ya has provisto para nosotras y que esperas que hagamos uso de ello. Señor, danos ese corazón. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, amén.
Sarah: Nancy DeMoss Wolgemuth ha estado hablando con Holly Elliff sobre el valor de que las mujeres inviertan sabiduría de vida en otras mujeres. ¿Cómo podrías comenzar a hacer esas conexiones? Y bien, queremos compartir un recurso que está disponible para ti; se trata del libro que escribió Nancy: Adornadas: Viviendo juntas la belleza del evangelio. Puedes obtener una copia visitando nuestra página avivanuestroscorazones.com.
Débora: Ayudándote a descubrir y abrazar el diseño de Dios para tu vida, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
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