Dentro de tus cuatro paredes
Carmen Espaillat: ¿Alguna vez le has pedido a tu esposo que ore por ti? Kim Wagner dice que una esposa puede pedírselo a su esposo de la siguiente manera:
Kim Wagner: «Necesito protección. Hay algunas cosas con las que estoy luchando, y significaría mucho para mí que me protegieras orando por mí. Creo que sería de gran ayuda».
Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia Saladín.
La semana pasada en Aviva Nuestros Corazones, dimos inicio a la serie, «Una pareja herida encuentra verdadera esperanza». Hemos escuchado de Kim Wagner, quien criticaba constantemente a su esposo, un pastor, y cómo él se alejó emocionalmente de ella. Pero entonces, vieron a Dios a transformar y obrar en lo que parecía ser una situación sin esperanza.
Nancy, ha sido increíble escuchar de tantas mujeres que han sido alentadas por estos programas.
Nancy …
Carmen Espaillat: ¿Alguna vez le has pedido a tu esposo que ore por ti? Kim Wagner dice que una esposa puede pedírselo a su esposo de la siguiente manera:
Kim Wagner: «Necesito protección. Hay algunas cosas con las que estoy luchando, y significaría mucho para mí que me protegieras orando por mí. Creo que sería de gran ayuda».
Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia Saladín.
La semana pasada en Aviva Nuestros Corazones, dimos inicio a la serie, «Una pareja herida encuentra verdadera esperanza». Hemos escuchado de Kim Wagner, quien criticaba constantemente a su esposo, un pastor, y cómo él se alejó emocionalmente de ella. Pero entonces, vieron a Dios a transformar y obrar en lo que parecía ser una situación sin esperanza.
Nancy, ha sido increíble escuchar de tantas mujeres que han sido alentadas por estos programas.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: ¡Así es! En los últimos años, Dios ha usado la historia de LeRoy y Kim Wagner para transformar muchos matrimonios. Ya sea que hayan visto el video del testimonio de Kim en AvivaNuestrosCorazones.com, o que hayan escuchado los programas de la semana pasada, han sido profundamente desafiadas a hacerse algunas preguntas:
Ahora, sé que ese tipo de preguntas pueden sentirse un poco complicadas en el contexto de la vida real, y una gran cantidad de mujeres nos han escrito acerca de sus situaciones.
Hoy, Kim va a continuar respondiendo a algunos comentarios y correos electrónicos. Ella se enfocará en las circunstancias de la vida que son difíciles y nos mostrará lo que la Palabra de Dios tiene que decirnos al respecto.
Comenzaremos con el testimonio de una mujer llamada Teresa. Ella nos escribió:
«Mi esposo y yo acabamos de "celebrar" nuestro décimo aniversario. (Teresa puso la palabra "celebrar" entre comillas, como si no fuera realmente una celebración).
Hay una muralla grande entre nosotros, puesta por mí, porque me he cansado de sus palabras hirientes y sus críticas hacia mí. Ahora él está en su propio mundo, y los niños y yo estamos en el nuestro. Él solía ser un líder de adoración, pero tiene enfrentamientos con todo el mundo con el que está involucrado. Honestamente, ¿hay realmente alguna esperanza para nosotros?»
Kim, ¿qué le respondiste a esta mujer?
Kim: Le dije: «Teresa, cuando leí el comentario de que tú y tu esposo acababan de celebrar su décimo aniversario y hay una muralla entre ustedes, quiero decirte que mi esposo y yo empezamos a orar por ti. Al leer tu comentario, nos hizo recordar nuestros dolorosos años de lucha, y solo quiero que sepas que tu matrimonio no tiene que seguir de la manera en que está ahora mismo». Esto fue lo que compartí con ella. «Y si esto puede animarte de alguna manera, nuestro matrimonio es la prueba viviente del poder del evangelio para transformar no solo las vidas individuales, sino también nuestro matrimonio».
Así que si alguna de ustedes está en la misma situación de Teresa, quiero animarte a leer en la carta a los Efesios capítulo 5, comenzando en el versículo 22; y realmente, este pasaje, Efesios 5:22 al 33, es lo que llamo el «pasaje descriptivo para el matrimonio», y está realmente describiendo el panorama general. Este es el objetivo del matrimonio y la intención de Dios para el mismo. Se describe cómo Jesucristo ama tanto a Su novia, que es la iglesia, que Él dio Su vida por ella. Y eso es lo que Él les pide a los esposos que hagan.
Y tú puedes estar diciendo: «¡Sí! ¡Eso es lo que quiero! Quiero un esposo que me ame como Cristo ama a la iglesia». Pero ese mismo pasaje, le dije a Teresa, nos anima a nosotras como esposas a responder a nuestros esposos como la iglesia responde a Cristo.
Y esa es realmente la perspectiva para el matrimonio. La intención de Dios con el matrimonio es mostrarle a la gente cómo luce Su relación de amor con nosotros. Y es por eso que es tan vital para nosotras mostrarle al mundo una relación amorosa, armoniosa, de unidad con nuestra pareja porque queremos dar al mundo la imagen del glorioso plan de Dios para el matrimonio.
Queremos darle al mundo una imagen de la relación del dulce amor que Cristo tiene para la iglesia. Así que si ves a través de ese pasaje de Efesios, puedes decir: «Sí, eso es lo que quiero, lo que veo allí, ese panorama general».
Pero luego animo a los esposos y a las esposas, a que juntos le sigan dando continuidad, quizas con un estudio a través de Colosenses capítulo 3:12-19. Si tu esposo no está dispuesto a hacer esto o crees que no están en un buen momento para hacerlo juntos, comienza a hacerlo tú y empieza a través de Colosenses 3:12-19. Efesios nos da esa imagen descriptiva del matrimonio, y ese pasaje en Colosenses te da instrucción práctica para vivir esa perspectiva.
Hay instrucciones en este pasaje como: «revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia». Se nos dice allí que debemos «soportarnos unos a otros», esto significa soportar algunas cosas.
Una vez una mujer me dijo: «Detesto escuchar a mi esposo tomar sorbos de café en la mañana». Y le dije: «¿Sabes qué? Eso es algo que simplemente debemos tolerar». Eso es algo que es bastante fácil de soportar. Me imagino que un montón de viudas dirían: «Daría cualquier cosa por tener a mi esposo tomando sorbos de café conmigo ahora». Así que esa es la tolerancia. Eso es algo muy importante.
Luego, «perdonándoos unos a otros», lo cual es enorme, enorme. Pero si nos fijamos en Efesios 4, debemos perdonar a otros como Cristo nos ha perdonado. ¡Guau! Si realmente amamos a Cristo, si realmente apreciamos Su gracia en nuestras vidas, debemos darnos la vuelta y otorgar esa gracia a otros.
Ahora, estas son algunas cosas duras, difíciles de hacer –soportar, perdonar, poner el amor por encima de todo– solo pensar en eso y mirar a través de 1 Corintios 13 y la descripción ahí de amor, dejando que la paz de Cristo reine en sus corazones.
Si continúas a través de ese pasaje, verás que debemos también mostrar gratitud, agradecimiento, adorar en nuestros corazones mientras seguimos estas instrucciones y nos vestimos de estas cualidades. Y es interesante ver que todas estas instrucciones se presentan ante esta simple declaración aquí en el versículo 18 a las esposas, –específicamente a las esposas– y continúa hasta lo que se dice en Efesios 5, que dice: «(Casadas), estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor».
Y realmente, me he dado cuenta de que no soy capaz de hacer esto. No soy capaz de someterme a mi esposo hasta que primero no esté haciendo lo que dice arriba, adorando a Dios, caminando en agradecimiento por todo lo que Él ha hecho, fijando mis ojos en Cristo y en lo que Él ha hecho.
Y realmente tenemos el privilegio. Romanos 8 nos dice que tenemos el privilegio de ser hechas semejantes a esa imagen. Así que mientras pides a Dios hacer esto, mientras le pides gracia para ser conformada a la imagen de Cristo, y así es como debe ser; estas descripciones específicas son como deben ser, entonces seremos capaces de hacer lo que el versículo 18 dice. Seremos capaces de caminar en esa sumisión, esa obediencia.
¿Y sabes qué? Ahí mismo continúa con la instrucción para el esposo de que debe amar a su esposa, así como lo hizo en Efesios 5. Así que Efesios 5 nos da la idea general, un cuadro descriptivo del matrimonio, pero entonces aquí en Colosenses 3 dice: «Muy bien, así debe ser; esta es la forma de vivir eso».
Nancy: Qué bien, me encanta como lo has explicado Kim, y has estado respondiendo a algunos de los mensajes de las oyentes de Aviva Nuestros Corazones que han escrito acerca de sus situaciones matrimoniales difíciles. Una gran cantidad de mujeres nos escribieron para decirnos que se vieron a ellas mismas reflejadas en tu historia, y se dieron cuenta de que están destruyendo a sus esposos. Quieren cambiar, pero no saben por dónde empezar.
Aquí hay un ejemplo de una mujer llamada Ana, quien escuchó tu historia y escribió:
«He escuchado tu historia anteriormente... Dios ha puesto gentilmente Su dedo en mi falta de respeto hacia mi esposo. He estado tan frustrada con él. Él nunca nos lidera espiritualmente y nunca lee las Escrituras. Es un hombre muy tranquilo, y sé que está en su propia cueva. Me gustaría tener una mentora piadosa que esté junto a mí. Siento que nuestro matrimonio está en peligro».
Kim: Tú sabes, comparto con las mujeres que cuando conocí a LeRoy, yo era una potencia para contiendas. Era una mujer muy fuerte, obstinada, llena de mis opiniones, y orgullosa de serlo. Ahora bien, les hubiera dicho que era una mujer bíblica, que amaba a Jesús, que amaba su Palabra, que amaba el evangelio, que me encantaba compartir con las personas acerca de Cristo.
Pero la verdad es que yo tenía mucho que aprender, y ni siquiera lo sabía. Pero era una mujer que era tan intimidante sin darme cuenta de ello, que mi esposo se había convertido en un hombre temeroso. Nunca habría soñado que mi marido me tuviera miedo.
Recuerdo un día tener una conversación contigo, Nancy, y estoy muy agradecida de que seas tan buena amiga. Me miraste y me dijiste: «¿Crees que intimidas a tu esposo?»
Estoy tan contenta de que me hicieras esa pregunta porque mi reacción instintiva fue, «¡No! ¿Intimidar a LeRoy? ¡No! ¡Él no está intimidado por mí!» Y no fue hasta unos pocos años después que me enteré de que, «sí, él estaba intimidado por mí. Me tenía miedo».
Y Dios empezó a enseñarme que para ganar el corazón de mi esposo de vuelta, tenía que preparar un lugar seguro para él. Él necesitaba saber que estaba a salvo conmigo, que podía abrirse y hablar conmigo. Podía compartir conmigo. Lo podía ver meter la pata, y no lo iba a menospreciar por ello. Yo iba a ayudarle a levantarse y volver a caminar.
Así que comparto con las mujeres algunas palabras clave, y si estás escuchando por la radio, espero que puedas anotarlo, pero si no, lo puedes encontrar en línea. Así que solo tienes que ir a AvivaNuestrosCorazones.com y busca la transcripción del programa para anotarlo más tarde.
Pero déjame continuar a través de las cartas de agradecimiento con ustedes que me ayudaron a recordar solo algunas maneras prácticas en las que puedo preparar un lugar seguro para mi esposo.
Las primeras palabras son: Admira y afirma.
No sé dónde te encuentras en este momento en tu matrimonio, pero hubo un tiempo en el que pensé: «No hay nada, nada de lo que veo que admire en mi esposo. De hecho, él me es repulsivo». Y tal vez tú puedes estar allí, pero ¿sabes qué? Había algo que admirabas en él en el principio, me imagino, o no hubieran caminado por ese pasillo juntos cuando se casaron.
Vuelve atrás y piensa en esas cosas y empieza a buscar cualquier indicio de eso que puedas ver ahora en él. Empieza a ver las cosas más simples que puedas admirar en él.
¿El te protegería si estuvieras en peligro físico? Apuesto a que lo haría. ¿Ayuda él a proveer un ingreso para tu familia? Bueno, puedes decir: «No. Él es un holgazán en el sofá». ¿Alguna vez te ha ayudado? Si lo ha hecho, dale las gracias por el tiempo en que lo hizo. ¿Trata de ser un buen padre?
¿Sabes qué? Puede que no haya mencionado nada que se aplique a tu esposo o a tu situación. Pero busca algo por lo que puedas decirle que lo aprecias, que lo admiras, porque los esposos tienen una necesidad real de afirmación. No importa la edad que tengan, desde el más joven, al caballero de más edad necesitan afirmación. Mi papá, hasta que tenía setenta y siete años buscaba mi afirmación. Hay algo en cada hombre que busca eso y que necesita eso. Eso los anima.
Así que todo lo que estoy diciendo es, «trata de decirle a tu esposo por lo menos una frase motivadora, al menos una, y más de una sería genial», por lo menos una vez al día. Obsérvalo salir de su escondite. Puedes pensar: «Él está en una cueva y no lo puedo sacar». Comienza afirmándolo. Comienza admirándolo.
La segunda palabra es: Pide.
Cuando estaba en un mal momento en mi matrimonio, la forma en la que oraba a Dios por mi esposo era: «Dios, arréglalo. Dios, haz esto en él». Quiero animarte a orar por tu esposo en amor. Pide interesándote por él. Pide específicamente, con regularidad, intercede por él.
Encuentra Escrituras específicas para expresarlas al orar por tu esposo y para leer a través de esas Escrituras y aplicarlas a la situación de tu esposo. Pero pide positivamente por tu esposo, no solo hablando de él negativamente a Dios.
He tenido varios pasajes diferentes a través de los años con los que he orado por LeRoy, pero la oración que utilizo más a menudo orando por él ahora, es del libro de los Salmos capítulo 92, porque somos mayores ahora y estamos pidiendo a Dios que seamos fructíferos ahora en nuestros años finales. Y al orar el Salmo 92, algo que le pido a Dios es: «El justo florecerá como la palma». Así que le pido a Dios: «Que LeRoy florezca. Que él crezca. Que crezca en Tu presencia. Déjale que te conozca más y más y que tenga deseo de conocer más Tu Palabra».
Dice: «Deja que el hombre justo sea plantado en la casa del Señor». Así que le pido a Dios: «Dios, que él sea plantado profundamente en Tu Palabra y en Tu presencia. Déjale conocerte más, amarte más».
«Ellos florecerán en los atrios de nuestro Dios». Le pido a Dios que LeRoy prospere, que sea fructífero. El Salmo 92 dice: «Aun en la vejez, darán fruto; estarán vigorosos y muy verdes, para anunciar cuán recto es el Señor, mi roca, y que no hay injusticia en Él».
Así como estoy leyendo eso y orando por eso, le pido a Dios: «Por favor, permite que LeRoy todavía dé fruto en su vejez. Permítenos ser fructíferos juntos, para continuar discipulando a otros. Trabaja a través de nosotros y utilízanos».
Y esas son algunas de mis oraciones por LeRoy ahora. Han cambiado a través de los años, pero quiero animarte, al orar por tu esposo, a encontrar pasajes específicos de la Biblia que te gustaría ver a Dios trabajando en su vida que ayudarán a tu esposo a ser más conforme a la imagen de Cristo, pero no de una manera en la que estés regañando a tu esposo con Dios.
Sí, puedes hablar con Dios acerca de las maneras en que las que tu esposo te lastima. Puedes hablar con Dios acerca de tu soledad o de las dificultades o de los desafíos, habla con Él sobre eso. Y luego, pregúntale a Dios: «¿Cómo quieres que vea esto? ¿Qué quieres que aprenda de esto? ¿Cómo quieres que responda a esto específicamente?»
Así que la oración es enorme.
El siguiente concepto clave es: Recuerda y cuenta las cosas buenas, pero cuando te acuerdes de las cosas malas, suelta a tu prisionero. En otras palabras: practica el perdón en tu corazón y practica el perdón con él.
Es tan bueno recordar buenos eventos, recordar los momentos positivos, recordar tus años de noviazgo, o el momento en que conociste a tu esposo. Recuerda las ocasiones especiales. Vuelve a los años de las citas y piensa en las pequeñas bromas que hacían o las historias personales que ustedes dos comparten.
No te limites a recordar eso pero recuérdaselo, háblale de eso a él. Recuérdaselo. Y por tú hablar de esas cosas, y por recordarle los dulces momentos que pasaron juntos, momentos divertidos que han experimentado, ¿sabes qué? Eso puede calentar su corazón así como el tuyo. Eso puede llevarlos a los dos de regreso a un tiempo especial. Eso puede incluso encender un pequeño fuego.
Libera a tu prisionero. El perdón es muy importante en un matrimonio. El perdón es muy importante en una familia. Si tienes hijos, y te han visto, te han observado, que no has tratado bien a tu esposo, que has sido irrespetuosa, tal vez le has hablado con dureza a él o has hablado mal de él a sus espaldas, ellos necesitan ver que le pides perdón a tu esposo, y tienes que pedirles perdón a ellos también por cómo lo has tratado delante de ellos.
Si quieres que tus hijos vengan a ti y te pidan perdón, si quieres que tu esposo venga a ti y te pida perdón, tenemos que practicar el perdón para que otros estén dispuestos a venir a nosotras y se sientan cómodos al pedirnos perdón cuando nos han ofendido.
Entonces, otra palabra clave es: Elogiar.
Anima a tu esposo. Anima a tu hombre. Si quieres que tu esposo sea quien lidere, si quieres que él sea un hombre piadoso, entonces necesitarás echarte a un lado y alentarlo a que él sea el líder. El solo hecho de apartarte del liderazgo será un estímulo para él.
Tu esposo puede actuar ahora mismo como si él no quisiera ese papel. Él no quiere esa responsabilidad. Él puede sentirse tan derrotado en este momento, puede sentir que no puede hacer nada bien, y puede que esté diciendo: «Ve y toma tú la decisión. Tú sabes más. Yo no puedo hacer nada bien».
Ahora, puede que él no te esté expresando eso, pero en su interior, puede estar en temor y temblor acerca de la decisión que toma porque sabe que si termina siendo una decisión equivocada, él va a escucharte a ti hablar de eso.
Tienes que darle espacio para liderar echándote a un lado del camino, y necesitas darle tranquilidad a su mente para liderar haciéndole saber que, «¿sabes qué? Sé que el papel de liderazgo es duro. Sé que es difícil. Sé que la toma de decisiones es difícil. Pero estoy detrás de ti. Sé que estás tratando de hacer lo mejor que puedes. Sé que estás cuidando de nosotros. Sé que te importamos. Sé que puedes hacerlo». Anima a tu esposo a dar un paso adelante.
Dios puso esto dentro de los hombres, cuando Él diseñó a Adán, y Él realmente se lo dio incluso antes de crear la mujer. Él le dio la responsabilidad y la capacidad de proteger y proveer. Y los hombres son creados de una manera en que les gusta dar un paso hacia adelante y proteger a su mujer, proteger a su familia. Les gusta ser el héroe. Ahora, puede haber pasado un largo tiempo desde que viste a tu esposo hacer eso, pero quizás solo necesite tu estímulo.
Como una mujer me dijo recientemente: «Anhelo tanto que mi esposo ore conmigo, solo que ore conmigo». Y la animé, y te animo a ti. Ve a tu esposo de una manera amable, humilde, míralo y dile: «¿Sabes qué? Necesito protección. Hay algunas cosas con las que estoy luchando, y significaría mucho para mí que me protegieras orando por mí. Creo que sería de gran ayuda».
Cuando un hombre siente que tiene un lugar seguro, que lo necesitas para orar por ti, quiere dar un paso hacia adelante y hacer eso.
Espero que le comuniques, «necesito que seas mi protector espiritual. Necesito que seas el guerrero de nuestro hogar. ¿Podrías por favor orar por mí?»
Y esto se ha convertido en un elemento básico en nuestras vidas, ese principio rige nuestras vidas, que mi esposo pueda reconocer en mi voz si estoy teniendo un día difícil, y en ese momento, se detendrá, y dirá, «déjame orar por ti».
Nancy: Kim Wagner ha estado dando consejos prácticos a las mujeres que quieren obedecer al Señor y crecer en respeto por sus esposos. Estoy tan agradecida de que Kim haya escrito el libro «Fierce Women» (disponible en inglés por el momento), y de que haya estado con nosotros aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Dios la ha llevado a través de un trayecto increíble y ha transformado su matrimonio; y no solo para el beneficio de ella o de LeRoy, su esposo, sino para la gloria de Dios. Me encanta la forma en que Kim está utilizando su experiencia para ministrar gracia a otras mujeres heridas.
Te animo a ti también, si Dios ha obrado en tu vida, a que compartas esa obra con otras mujeres. Dios tiene el poder de transformar los matrimonios. Y tú podrías ser un ejemplo de un corazón y un hogar transformado, por Su verdad.
Y si eres de las que están en una situación matrimonial difícil, no pierdas la esperanza. Clama a Dios y busca la ayuda de personas maduras en la fe. Para obtener recursos que te ayuden en tu caminar de fe, te invito a visitar nuestro sitio web, AvivaNuestrosCorazones.com.
Y para concluir nuestro tiempo juntas, permítanme compartir con ustedes un testimonio más, de la obra de Dios en el corazón de una de nuestras oyentes. Esta mujer escribió,
«Hoy mi corazón está lleno de gratitud a Dios por todo lo que está haciendo a través de Aviva Nuestros Corazones y en las vidas de las que nos conectamos. Después de escuchar una de las series, fui motivada a hacer el Reto de 30 dias para esposas, y no lo hice sola, invité a varias amigas, de las cuales doce dijeron sí acepto, sí, Señor. Así que hice un grupo en mi teléfono y durante 30 días fuimos confrontadas, enseñadas, animadas, consoladas por el mensaje y la palabra de Dios. Las respuestas después de terminar fueron realmente sorprendentes. Que el Señor todopoderoso continúe bendiciendo este ministerio y a cada una de las que lo hacen posible».
Gracias hermana por escribirnos, y gracias a cada uno de nuestros colaboradores mensuales. Testimonios como este y programas como este, son posibles gracias a su apoyo.
Para escuchar cualquiera de los programas anteriores en esta serie, o para compartirlos con otras mujeres, visítanos en AvivaNuestrosCorazones.com.
Carmen: Es fácil enfocarnos en las malas noticias que escuchamos, pero es importante que recuerdes que el reino de Dios está avanzando de manera sorprendente alrededor del mundo. En nuestra próxima serie Nancy nos estará hablando sobre esto, aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Ayudándote a descubrir y abrazar el diseño de Dios para tu vida, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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Recursos del Episodio
Escucha la Serie: Esperanza para un matrimonio sin esperanza, Dean & Julie Petersen
Vídeo de testimonio de Leroy y Kim Wagner
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