Deconstrucción definida
Dannah Gresh: Nuestra cultura nos dice que somos perfectas, que solo necesitamos mirar dentro de nosotras mismas para encontrar todas las respuestas. Pero Alisa Childers nos recuerda que esa no es la verdad.
Alisa Childers: Recuerdo llegar a la primera clase de Biblia y entonces el pastor dijo: «Lo que hablemos en esta clase, lo mantendremos en esta clase, no lo vamos a hablar fuera de aquí». Nos hizo saber una cosa de la que el resto de la iglesia no estaba al tanto: que él era un agnóstico. Y, por supuesto, cuando escuché eso realmente me impactó, porque pensé: Wow, ¿Un pastor que no está seguro de lo que cree sobre el tema de Dios y el cristianismo?
Dannah: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de Mentiras que las mujeres creen y la verdad que las hace libres, en la voz de Patricia de …
Dannah Gresh: Nuestra cultura nos dice que somos perfectas, que solo necesitamos mirar dentro de nosotras mismas para encontrar todas las respuestas. Pero Alisa Childers nos recuerda que esa no es la verdad.
Alisa Childers: Recuerdo llegar a la primera clase de Biblia y entonces el pastor dijo: «Lo que hablemos en esta clase, lo mantendremos en esta clase, no lo vamos a hablar fuera de aquí». Nos hizo saber una cosa de la que el resto de la iglesia no estaba al tanto: que él era un agnóstico. Y, por supuesto, cuando escuché eso realmente me impactó, porque pensé: Wow, ¿Un pastor que no está seguro de lo que cree sobre el tema de Dios y el cristianismo?
Dannah: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de Mentiras que las mujeres creen y la verdad que las hace libres, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 23 de enero de 2024.
Nancy DeMoss Wolgemuth: En los últimos años es posible que hayas escuchado el término «deconstrucción espiritual». Se ha convertido en un término popular y es algo así como una tendencia en el mundo cristiano. La gente habla de «deconstruir su fe» o «pasar por una experiencia de deconstrucción».
Nuestra invitada de hoy nos ayudará a comprender qué es realmente la deconstrucción, y también compartirá su propia experiencia cuando se encontró en medio de la duda. Es posible que conozcas a alguien que enfrenta muchas dudas sobre su fe o que lucha por creer que lo que dice la Palabra de Dios es realmente cierto.
Tal vez sea un hijo, una hija o un pariente o un amigo cercano o incluso alguien en el trabajo…o tal vez esa persona eres tú. Si estás luchando con preguntas o quieres saber cómo puedes ayudar a quienes están atravesando por eso, no querrás perderte la conversación de hoy con Dannah Gresh y Alisa Childers.
Es posible que hayas escuchado hablar de Alisa en el pasado, ya que es una artista discográfica cristiana, pero hoy es una apologista y ha escrito un libro llamado Another Gospel? (¿Otro evangelio?, disponible solo en inglés) El subtítulo es: Un cristiano de toda la vida busca la verdad en respuesta al cristianismo progresista. Es un título largo, pero es realmente valioso.
Es importante que los que conocemos a Cristo busquemos la verdad de la Palabra de Dios al responder a lo que algunos llamarían «cristianismo progresista». Hoy aprenderemos más sobre eso. Aquí está Dannah para empezar.
Dannah: No sé cuándo fue la última vez que estuve tan emocionada por una conversación como lo estoy hoy, porque creo que hay muchas mujeres escuchando ahora mismo que aman las Escrituras, pero conocen a alguien que está cuestionando la Palabra de Dios y eso les rompe el corazón; se preguntan cómo hablar con esa persona.
Bueno, nuestra invitada de hoy te ayudará a hacerlo y hacerlo con confianza. Ella es Alisa Childers. Puede que la conozcas como una apologista si eres joven, pero si no lo eres, puede que la conozcas como una artista de música cristiana contemporánea. Alisa fue integrante de la banda musical americana ZOEgirl. ¡Bienvenida Alisa! ¡Debo confesar que yo fui una fan de las ZOEgirl!
Alisa: Es bueno estar aquí. ¡Estoy muy emocionada con esta conversación! Lo he estado esperando con ansias.
Dannah: ¿Sabes por dónde quiero empezar? Una de mis cosas favoritas para preguntarle a la gente es: «Quiero saber cuándo llegaste a conocer a Jesús como tu Salvador». Llévanos a ese día.
Alisa: Bueno, eso fue hace mucho, mucho tiempo. He conocido a Cristo desde niña, de hecho, no recuerdo un momento en mi vida en el que no supiera que Jesús es real, que Él es Dios, que Él es mi Salvador y que la Biblia es la Palabra de Dios.
Estaba profundamente convencida, desde que tengo memoria, de que todo eso era cierto. Entregué mi vida a Jesús a una edad muy temprana. De hecho, recuerdo que mi mamá entró, creo que era la sala de estar de nuestra casa, y me preguntó si quería invitar a Jesús a entrar en mi corazón (o algo así dijo).
Y recuerdo sentirme un poco confundida, porque yo ya tenía una relación con Jesús. Yo conocía de Él y había confiado en Él para mi salvación. Así que, por supuesto, oré con mi mamá y consideré ese día como el día oficial de haber conocido a Jesús. Pero sí, definitivamente el Señor ha estado conmigo desde muy pequeña.
Pero no ha sido un viaje perfecto. Honestamente, puedo decir que he probado y visto que el Señor es bueno. Él nunca me ha dejado. Él me ha perseguido sin descanso, y me ha arrastrado a veces. Estoy tan agradecida por Su fidelidad, Su bondad y Su amor.
Dannah: Dijiste que tu mamá te hablaba de tu fe. Cuando eras niña, ¿de qué forma viste a tus padres vivir su fe?
Alisa: Esa es una gran pregunta, porque creo que es una de las cosas que hace que mi historia sea única de alguna manera. Pasé por una crisis de fe cuando era adulta, pero cuando era niña mis padres me modelaron una fe realmente auténtica.
Lo que quiero decir con eso no es que fueran perfectos, porque ciertamente no lo eran, pero modelaban cómo era caminar con Jesús todos los días. Eso significaba leer la Biblia, estudiar la Biblia con sus hijas. Tengo tres hermanas y regularmente teníamos tiempos de estudio de la Biblia juntos como familia.
Esto significaba amar a otras personas. Mis padres nos hicieron trabajar sirviendo comidas en el ministerio Fred Jordan Mission, en Los Ángeles, donde crecí. En los veranos, mi papá nos llevaba a hacer lo que llamábamos ministerio en la calle.
Instalábamos una especie de escenario, como de concierto, cantábamos y salíamos a compartir el evangelio y testificamos a la gente. Yo estaba haciendo esto a una edad muy, muy temprana. Pero creo que la otra cosa que realmente modelaron para mí fue el arrepentimiento.
Creo que esa fue quizás la clave para mostrarme realmente cómo se ve una fe auténtica. Y como dije, no eran perfectos, pero cuando cometían errores, cuando pecaban contra nosotros o entre ellos, había arrepentimiento: arrepentimiento verbal y arrepentimiento de acción. Y entonces todo eso fue una parte integral real del cristianismo que me fue transmitido.
Así que cuando dije que era una parte única de mi historia, es que en general tuve una buena experiencia con el cristianismo cuando era niña, e incluso cuando era adolescente y en mi vida de joven adulta. Y ahora me doy cuenta, al escuchar muchas historias de personas, que ese no es el caso para todos, no todos han tenido esa experiencia.
Y lo repito, no fue una experiencia perfecta. La iglesia está formada por un montón de pecadores, así que no va a ser perfecta. Pero en su mayor parte, los cristianos en mi vida eran personas que vivían lo que decían.
Mis padres amaban a otras personas, amaban a Dios, amaban Su Palabra. Así que yo tuve una muy buena experiencia con el cristianismo desde niña. Creo que no tenía ninguna razón para dudarlo intelectualmente. Eso no sucedería hasta mucho más tarde en mi historia.
Dannah: Cuéntanos sobre eso. Tú llegaste a un punto en el que el deconstruccionismo y el cristianismo progresista comenzaron a crear algunas dudas en tu corazón. ¿Cuándo empezó a desmoronarse para ti?
Alisa: Bueno, mencionaste que estuve en la banda musical ZOEgirl, así que pasé unos siete u ocho años recorriendo el país, incluso otras partes del mundo, entonando canciones para las jóvenes, y animándolas a mantenerse firmes en su fe en Jesús. Fue una gran experiencia.
Y aun así, incluso a mis veinticinco años, nunca tuve dudas intelectuales sobre lo que había creído toda mi vida hasta que mi esposo y yo nos apartamos del camino. Nosotros asistíamos a una iglesia evangélica no denominacional justo en el corazón del cinturón bíblico, en el centro de Tennessee, donde vivíamos.
¡Nos encantó esa iglesia! Nos conectamos con el pastor, nos conectamos con la gente. Unos ocho meses después de haber comenzado a asistir a esta iglesia, el pastor me escogió para participar en lo que describió como un estudio más pequeño, un tipo de grupo de discusión.
Sería un grupo donde íbamos a profundizar, y a aprender todas las cosas que aprenderías si hubieras ido al seminario. Esto sonaba muy emocionante para mí porque estaba en una etapa de la vida en la que acababa de pasar mucho tiempo de gira y nunca me había comprometido realmente con el lado intelectual de mi fe.
Tenía un bebé en casa. Y ya conoces a las madres primerizas, pasas mucho tiempo con ese bebé y a veces buscas alguna interacción con otras personas, y eso también sonaba maravilloso.
Recuerdo llegar a la primera clase y el pastor dijo: «Lo que hablemos en esta clase, lo mantendremos en esta clase, no lo vamos a hablar fuera de aquí». Nos hizo saber una cosa de la que el resto de la iglesia no estaba al tanto: que él era un agnóstico. Y, por supuesto, cuando escuché eso realmente me impactó, porque pensé: Wow, ¿Un pastor que no está seguro de lo que cree sobre el tema de Dios y el cristianismo?
Pero inmediatamente sentí como, «bueno, no seas tan crítica, solo está siendo honesto; este es un lugar seguro», y cosas así. Así que reprimí esos pensamientos y dije: «Solo mantén la mente abierta y veamos a dónde va esto».
Bueno, no me enteraré hasta años después de que él ya había pasado por ese proceso llamado «deconstrucción». Él tenía la esperanza de que la gente de su iglesia se deconstruyera para poder convertirlos a un tipo de cristianismo más progresista.
De hecho, hizo un video hace unos años diciendo que ese era su objetivo, y eso tiene mucho sentido, porque era muy, muy bueno en eso. Entonces, en esta clase, todo lo que alguna vez había considerado precioso y querido sobre Jesús, Dios y la Biblia, fue cuestionado. No estoy hablando de temas secundarios o de cómo bautizamos a las personas o algo así, estoy hablando del sacrificio expiatorio de Jesús en la cruz, la Deidad de Jesús, la resurrección de Jesús, Su nacimiento virginal. Este tipo de cosas era de lo que hablábamos.
Dannah: ¿La autoridad de las Escrituras?
Alisa: ¡Así es! Honestamente, la Biblia fue lo que estuvo bajo mayor ataque. Piensa en esto: si logras quitar la Biblia del medio, puedes crear tus propias reglas. Puedes crear una religión a tu propia imagen si no tienes la autoridad de la Biblia sobre ti.
Eso fue algo enorme. Todas estas creencias fueron algo así como deconstruidas, desmoronadas y justificadas.
Dannah: ¿Puedes definir la deconstrucción para cualquiera que haya escuchado la palabra y diga: «Escucho eso mucho, pero no estoy exactamente segura de lo que significa». ¿Cómo definirías deconstrucción?
Alisa: Sí, es importante que lo hagamos, porque la palabra «deconstrucción» se usa de varias maneras en estos tiempos. Se está utilizando en una amplia variedad de formas. Y algunas personas, cuando dicen la palabra, no quieren decir nada más que simplemente: «Oye, estoy tomando lo que creo y lo estoy alineando con las Escrituras. Estoy deconstruyendo cualquier punto de vista que no vaya de acuerdo con las Escrituras».
Y se pueden estar refiriendo a cualquier cosa, desde eso hasta alejarse por completo de la fe. Sin embargo, por lo general, prefiero no usar la palabra deconstrucción cuando hablamos de algún tipo de proceso saludable para refinar nuestras creencias o reformar nuestras creencias a la luz de las Escrituras o alinear lo que creemos con la realidad.
Creo que esas son cosas que los cristianos deberían estar haciendo; es algo que todo cristiano debería hacer todos los días.
Dannah: Eso es lo que hicieron los bereanos con Pablo. Ellos dijeron: «Vamos a ver qué ideas nos está dando este hombre, Pablo». ¡Ellos recibieron la Palabra con toda solicitud, y escudriñaron las escrituras para ver si las cosas que él decía eran verdad! (Hech. 17:9-11).
Alisa: Bueno, no creo que debamos llamar a eso deconstrucción, porque deconstrucción en este contexto es una palabra nueva y realmente nace del postmodernismo, que está marcado por un enfoque de la verdad que diría que no hay una verdad objetiva, o si hay un significado objetivo en el texto o una verdad objetiva que se debe conocer acerca de Dios, nadie puede afirmar que la conoce. Y eso es realmente la marca de lo que vemos emerger como el movimiento de deconstrucción en el internet; realmente es un movimiento.
Algunas personas dicen: «No es un movimiento, porque las personas terminan en diferentes lugares». Y es cierto, pero lo que tienen en común es que es un movimiento que se aleja del cristianismo histórico.
Hasta el día de hoy, nunca he conocido a nadie que dijera: «Sí, construí mi fe», pero aun así se aferra a la autoridad de las Escrituras. Pero supe de un par de casos en los que las personas estaban un poco confundidas, pero estuvieron de acuerdo y dijeron: «Sabes, no debería usar la palabra deconstrucción si todavía creo en la autoridad de las Escrituras». Creo que eso también fue algo que me pasó.
Así que, en pocas palabras, creo que la deconstrucción es el proceso de analizar y desarmar sistemáticamente tus creencias. A menudo, eso ha ido acompañado de descartar la autoridad de la Biblia, moviéndose hacia un tipo de autoridad más de conciencia personal.
Dannah: Así que eso es como una bandera roja; definitivamente deberíamos discernir cuando escuchamos esa palabra. Así que, este pastor te estaba invitando intencionalmente a deconstruir tu fe. Creo que cada vez que un pastor comienza diciendo: «De lo que hablemos en esta sala, no hablaremos fuera de aquí», eso también debería ser una señal de alerta.
Alisa: ¡Totalmente de acuerdo!
Dannah: Así que llévanos más adelante en esta historia. Estás escuchando estas cosas. Él está tratando de hacerte cuestionar la autoridad de las Escrituras, y cuestionar el sacrificio expiatorio de Jesús y Su nacimiento virginal. ¿Qué estaba pasando en tu corazón?
Alisa: Bueno, mientras estaba en la clase estaba como en modo de pelea. Iba a casa y buscaba cosas en Google. Regresaba y trataba de refutar lo que él estaba diciendo. Pero nunca antes había escuchado nada de eso, así que no sabía dónde buscar respuestas. No sabía si había respuestas. Ni siquiera sabía que estas eran preguntas que la gente estaba haciendo.
Ciertamente, no pensé que estas fueran preguntas que las personas que se llaman a sí mismas cristianas estarían haciéndose. Y, por supuesto, eso fue ingenuidad de mi parte, pero hice lo mejor que pude para refutar lo que estaba diciendo. Pero realmente no fue hasta más adelante cuando decidimos dejar la iglesia.
Y claro, después de dejar la clase me encontré aislada nuevamente. Luego, todas las dudas que ese hombre y las discusiones en la clase habían sembrado en mi corazón, cosas que yo había rechazado porque estaba luchando, todo eso se arraigó en mi propio corazón y creció. Luego me impulsó a tener mi propio proceso de deconstrucción.
Cuando miro atrás, yo no conocía esa palabra. Nunca la había escuchado antes; no era un término muy conocido todavía. Todo lo que sabía era que estaba perdiendo mi fe, y particularmente perdiendo mi fe en la Biblia. Así que fue como una bola de nieve.
Lo describo en mi libro como sumergiéndome en un tormentoso océano de dudas, con olas gigantescas rompiendo sobre mi cabeza, mientras trato de mantener mi cabeza fuera del agua. No sabía a dónde ir para encontrar respuestas. Recuerdo haber clamado al Señor y sentir que estaba hablando a la nada. En realidad no creía que Él estuviera allí.
Y simplemente dije: «Si existes, si todo lo que he creído toda mi vida es verdad, ¡entonces tienes que hacerte presente!» Pero necesitaba que Dios apareciera de manera intelectual, no solo con sentimientos o algún tipo de experiencia trascendente. Había tenido muchos de esos, tenía una vasta experiencia sobre eso.
Y Dios fue tan fiel en guiarme al estudio de la apologética. Fueron años de reconstrucción, de sanar heridas. Pasaron unos seis o siete años, y finalmente pude arraigarme en el hecho de que esas creencias fundamentales que me dieron cuando era niña, ¡son ciertas en realidad! Y eso no es solo cierto para mí. En realidad es cierto para todos.
Hice algunas correcciones en el camino sobre algunas creencias que me habían enseñado, y comprendí que no eran tan bíblicas como otras. Y muchos cambios estaban sucediendo.
Pero esa base, ese evangelio central que me fue dado, prevaleció. Terminé convencida exclamando: «¡Esta es la verdad!» ¡La Biblia, la Palabra de Dios, prevaleció por encima de las acusaciones presentadas en su contra!
Dannah: Bueno, tengo preguntas dándome vueltas en la cabeza. Estoy pensando en varias cosas. Una de ellas es que lo que hiciste en ese proceso fue que corriste al Señor y le dijiste: «¡Ayúdame!» ¡Eso es algo tan importante!
Quiero enfatizar que dijiste: «Señor, te estoy llamando. Ni siquiera sé si estás escuchando, pero pruébate a Ti mismo». Y podemos hacer eso. Pero luego hiciste tu parte esforzándote y buscando recursos. Creo que eso es lo que se supone que debemos hacer.
Creo que lo que hiciste es lo que leemos en 2 Corintios 10:4-5, que estabas llevando cautivo todo pensamiento. Y en el versículo 4 dice: «Porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas». Por eso tenemos que invocar el nombre del Señor y decir: «¡Socorro! Estoy peleando una batalla aquí que no es física ni mental». Y la realidad es que, en esencia, es una batalla espiritual, así que tú dijiste: «¡Jesús ayúdame!»
Luego te tomaste el tiempo para aprender: «¿Cómo podemos destruir estos argumentos y estas opiniones levantadas contra el conocimiento de Dios?» Dijiste que entraste a esa clase y pensaste: ¡no sé cuáles son las respuestas a estas cosas!
Muchas de nosotras nos sentimos así cuando escuchamos términos como deconstrucción o cristianismo progresista. Y eso a veces puede sonar como algo bueno. Se presenta con buena luz. ¿Qué piensas cuando escuchas las palabras «cristianismo progresista»?
Alisa: Bueno, esa frase tiene un significado particular para mí, porque la iglesia en la que yo estaba, donde sucedió todo este proceso, años más tarde pasó a identificarse como una «comunidad cristiana progresista». En este punto, mi fe se había reconstruido, pero recuerdo haber pensado que era la primera vez que escuchaba esa frase.
En ese momento pensé: «Está bien, necesito averiguar qué es esto, qué es este cristianismo progresista». Entonces, durante un par de años leí todos los libros cristianos progresistas que pude. Escuché un montón de sus pódcast y leí sus blogs. Solo estaba tratando de entender qué era ese movimiento de cristianismo progresista.
Muchos cristianos, cuando escuchan esa frase, pueden pensar que es un término político o pueden pensar que los cristianos progresistas son solo un grupo de cristianos que están aceptando más gracia en sus vidas, o tal vez solo están abriendo sus mentes a un par de temas sociales o algo así.
Lo que la gente necesita entender, y por eso mi libro se llama ¿Otro evangelio?, es que el cristianismo progresista no es solo un grupo de cristianos que están cambiando de opinión sobre un par de cosas. Esta es una religión diferente.
Esta es una religión que te da un Dios diferente; es un Jesús diferente; es un evangelio completamente diferente, y no es un evangelio que pueda salvarte. Y a eso es a lo que espero abrir los ojos de la gente: que aunque se llaman a sí mismos cristianos progresistas, no es ni progresista, en realidad es muy regresivo a las viejas herejías, ¡y no es cristiano!
Uso la frase porque así es como la gente entiende el movimiento, con ese término. Pero la gente necesita entender que no es cristiano; es un «evangelio» completamente diferente.
Dannah: De los puntos que mencionaste, uno de ellos tenía mucho que ver con el evangelio. Mencionaste la expiación. Primero definamos «expiación», solo para asegurarnos. Volvamos al vocabulario 101 para la fe cristiana. ¿Qué es la expiación?
Alisa: Expiación es una palabra que generalmente se usa para referirse a lo que Jesús logró en la cruz. En el Antiguo Testamento había sacrificios: había un día de expiación, la ofrenda por la culpa. Había muchas ofrendas diferentes, pero estaba la ofrenda por la culpa, la ofrenda por el pecado.
Aquí era donde se traía un cordero o un toro y se sacrificaba. La sangre se derramaba sobre el costado del altar, para hacer expiación por los pecados del pueblo. En hebreo significa limpieza del pecado. En español significa estar «en unidad», ser reconciliado con Dios, ser uno con Dios.
Pero realmente es un término general para muchas maneras diferentes en que la Biblia habla de lo que Jesús logró en la cruz. Hay puntos de vista en la Biblia que hablan de Jesús muriendo y resucitando para derrotar el poder del pecado y la muerte. Y sí, afirmamos eso, eso es lo que Él hizo, eso es bíblico.
Hay un lenguaje de rescate en la Biblia; afirmamos eso. Existe una teoría de la influencia moral que habla de que Jesús es un ejemplo de perdón a seguir. Ciertamente, Él es eso, cien por ciento. Pero hay una forma en que la Biblia habla de la expiación que se niega en el cristianismo progresista, y es realmente la visión fundamental. Si no lo tenemos, entonces no tenemos cristianismo.
La idea de que Jesús murió en nuestro lugar como un sustituto, implica que Él tomó el castigo por nuestros pecados sobre Sí mismo, pagando el precio que nosotros no podíamos pagar. Esto es lo que se niega en gran medida en el cristianismo progresista.
Dannah: Un pasaje que me viene a la mente cuando hablas de eso es 1 Corintios 15, comenzando en el versículo 12:
«Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos entre ustedes que no hay resurrección de muertos?»
Entonces podríamos comenzar allí mismo diciendo: «Bueno, sí, tal vez este cristianismo progresista esté fuera de control»
«Y si no hay resurrección de muertos, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado; y si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y vana también la fe de ustedes» (vv. 13-14).
¡No tenemos nada sin expiación! No tenemos nada sin el sacrificio de Jesús. Ahora permítanme leer los versículos del 17 al 19.
«…y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es falsa; todavía están en sus pecados. Entonces también los que han dormido en Cristo están perdidos. Si hemos esperado en Cristo para esta vida solamente…»
Yo creo que muchas veces el cristianismo progresista trata de resolver los problemas de nuestro corazón en el momento, ahora mismo, trayendo paz a nuestro corazón en el presente.
«Si hemos esperado en Cristo para esta vida solamente, somos, de todos los hombres, los más dignos de lástima» (v. 19).
¡Cuán miserable es nuestra fe sin la expiación de Jesucristo!
Alisa: Así es, y esto es algo contra lo que se discute desde diversas variantes. Hay un argumento que dice: «Bueno, la idea de que Jesús pagó el precio por nuestros pecados o tomó el castigo por nuestros pecados, ni siquiera se desarrolló hasta la Edad Media». Pero está justo aquí en las palabras de las Escrituras.
Y en Hebreos 9:22 dice que «…sin derramamiento de sangre no hay perdón». No hay perdón. Luego en Hebreos 10, versículos del 9 al 10, dice:
«Él quita lo primero (hablando del primer pacto) para establecer el segundo. Por esa voluntad hemos sido santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo ofrecida una vez para siempre».
Aquí habla de Jesús haciendo ese sacrificio final una vez y para siempre, y luego sentándose a la diestra del Padre. No sé cómo podemos alejarnos de eso, pero la única forma en que puedes hacerlo es desacreditando la Biblia. Y eso es muy a menudo lo que vemos en el cristianismo progresista.
Dannah: Quiero que hablemos de eso mañana. ¿Puedes volver?
Alisa: Claro que sí.
Dannah: Quiero que hablemos de eso mañana. Y también quiero que conversemos sobre cómo podemos hablar con nuestros seres queridos y amigos que están en algún proceso de deconstrucción de su fe; aquellos que se están inclinando hacia la teología cristiana progresista.
Mientras hablamos de la expiación y terminamos por hoy, ¿qué le dirías a la persona que está escuchando en este momento y que nunca ha escuchado lo que tú y yo acabamos de hablar: que Jesús murió por sus pecados, que Jesús murió para que el pecado pueda ser borrado? Di unas palabras para quien se encuentre así en estos momentos. ¿Cuál es su siguiente paso si siente esa lucha en su corazón?
Alisa: ¡Este es uno de mis temas favoritos! Estamos viviendo en una cultura… Y ya saben, mujeres, esto va dirigido a ustedes. La cultura te dice que eres perfecta tal como eres. Te dice: «¡Tú eres suficiente!»
Te dicen que todo lo que tienes que hacer es sondear las profundidades de tu corazón y luego encontrarás una fuente de oro allí. Necesitas encontrar a esa diosa interior, liberarla en el mundo para convertirte en quien eres. Pero te digo que esa no es la realidad, y creo que en el fondo todas lo sabemos.
¡Todas sabemos que por dentro hay algo mal con nosotras! Quiero decir, solo mira a lo largo de la historia humana; hay algo mal con los humanos, y si somos honestas, sabemos que también hay algo mal con nosotras.
Allie Beth Stuckey, en su libro No eres suficiente (y eso está bien), dijo: «El yo no puede ser el problema y también la solución». Entonces, la buena noticia es que hay algo fuera de ti que necesitas para ser completa, para ser sanada, ¡y ese es Jesús!
Y te diré por qué estas son tan buenas noticias: Jesús vivió una vida moralmente perfecta. Vivió la vida que ninguna de nosotras podría vivir; ninguna de nosotras puede. Por mucho que te digas a ti misma que eres suficiente y que eres perfecta tal como eres, no puedes serlo.
Pero Jesús lo fue, y lo que Él te ofrece es la oportunidad de arrepentirte de tus pecados, lo que significa alejarte de ellos y volverte hacia Él, confiar en Él para tu salvación. Entonces lo que sucede, según las Escrituras, es que la justicia que Él cumplió, esa perfección moral que Él logró cuando vivió en esta tierra, en realidad se te adjudica a ti para que cuando el Dios perfecto y santo te mire, Él ya no ve a un pecador. Él no ve a alguien de quien está separado, porque Jesús pagó ese precio.
Él ve la justicia de Cristo imputada, esa es la palabra teológica, se te imputa a ti. Ahora, eso no significa que todavía no luches con el pecado; todos lo haremos por el resto de nuestras vidas. Pero posicionalmente, ante Dios, Él ve la justicia de Cristo cubriéndote. ¡Creo que es la mejor noticia de todas! Porque todas sabemos que en nuestras propias fuerzas, no podemos hacerlo. Pero tenemos a Alguien que fue absolutamente perfecto que ya lo hizo y luego nos da Su justicia.
Es una hermosa historia. Si sabes que eres una pecadora… Eso es lo que les diría a todas los que escuchan: pídele a Dios que te muestre si eres una pecadora, y Él lo hará. ¡Y luego tienes esta buena noticia esperándote!
Nancy: ¡Y eso sí que son buenas noticias! Alisa Childers nos ha estado explicando cómo, como creyente en Cristo, puedes vivir en Su justicia. Alisa mencionó su libro que se titula: Another Gospel? (¿Otro evangelio?, disponible solamente en inglés).
Sabes, es fácil ser bombardeadas con mentiras del enemigo. Y como escuchamos hoy, una de esas mentiras es que «somos suficientes» o «podemos ser perfectas por nuestra cuenta». Pero cuando ponemos nuestras mentes y corazones a la Palabra de Dios, cuando volvemos nuestro enfoque al Señor y recordamos que Él tiene el control, que el cielo gobierna, nuestra perspectiva cambia.
Ahora bien, ¿puede ser bueno hacer preguntas sobre la fe? Alisa Childers regresará mañana para abordar ese tema y continuar la conversación de hoy sobre la fe. Mientras terminamos el episodio de hoy, aquí está mi coanfitriona Dannah Gresh y nuestra invitada de hoy, Alisa Childers para cerrar en oración.
Dannah: Alisa, me pregunto si puedes orar por esa mujer que escucha y dice: «Esto me está sacudiendo el corazón; ¡Necesito hacer algo al respecto!»
Si esa eres tú, quiero que sepas que lo que debes hacer es llamar a una amiga, una amiga que conozca a Jesús, una amiga que hayas visto en su vida algo de lo que has estado escuchando en nuestra conversación de hoy.
Necesitas ayuda para resolver todo esto, pero lo que más necesitas en este momento es invocar el nombre del Señor y decir: «¡Jesús, ayúdame! Si eres real, necesito saberlo. Necesito que traigas claridad. Siento mi pecaminosidad y creo que moriste por eso. ¿Me ayudarías a entenderlo completamente? ¿Me ayudarías a entregarte mi vida?»
Vamos a orar por eso ahora mismo. Alisa, ¿puedes dirigirnos en oración?
Alisa: Claro que sí.
Padre, venimos a Ti con tanto agradecimiento en nuestros corazones por el hermoso plan de salvación que has trazado. Perdónanos, Señor, cuando pensamos que sabemos más que Tú. ¡Perdónanos cuando nos avergonzamos del evangelio, que es un mensaje tan hermoso! Sé que para muchas en nuestra cultura no es un mensaje hermoso, porque les están diciendo mentiras, y promueven y les dicen a todos que somos perfectos tal como somos. Pero solo necesitamos mirar en nuestros corazones y encontrar lo que hay allí.
Y sabemos que si hacemos eso, vamos a seguir cayendo más y más profundo. Vamos a encontrar un pecador en lo profundo que todavía necesita un Salvador, y mientras tanto, se habrá perdido mucho tiempo.
Así que para la mujer que escucha esto y que está sintiendo la convicción del Espíritu Santo en su corazón, mostrándole, revelándole que es pecadora: sabemos que es obra del Espíritu Santo cuando hay convicción y no condenación, porque Tu Palabra dice que no hay condenación para los que están en Cristo Jesús (Rom. 8:1). Cuando llamas a la gente a Ti, es Tu bondad la que nos lleva al arrepentimiento (Rom. 2:4).
Y así oramos, Señor, que la convicción sea profunda. Es intenso y a veces duele, pero Señor, al final siempre hay esperanza y vida, porque eso es lo que se nos ofrece: que podemos arrepentirnos de nuestros pecados, dejarlos atrás, volvernos hacia Ti, confiar en que Tú nos salvas, sabiendo que no podemos hacerlo con nuestras propias fuerzas.
Creo que a veces pensamos que el arrepentimiento significa levantarnos nosotras mismas y hacerlo todo por nosotras mismas. Eso no es arrepentimiento. El arrepentimiento es literalmente caer a Tus pies diciendo: «¡No puedo hacerlo! Ni siquiera quiero hacerlo a menos que Tú me hagas querer hacerlo. ¡Por favor, vuelve mi corazón, haz que quiera arrepentirme!»
Y Señor, a veces eso es todo lo que podemos orar. Pero para cada persona que escucha, que comienza este proceso hoy diciendo: «Señor, quiero tener convicción por mis pecados. ¡Quiero tener arrepentimiento! Por muy atrás que tenga que ir, ¡pero por favor haz ese trabajo en mi corazón!» Haz esa obra, Señor, en todo corazón que esté escuchando. Todo esto te lo pedimos en el nombre de Jesús, amén.
Dannah: Anhelando que encuentres libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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