Cultiva un corazón puro en tus hijos, día 2
Annamarie Sauter: Al enseñarles a tus hijos a caminar por un campo minado de tentaciones, Josh McDowell te recuerda que...
Josh McDowell: Si controlas y no tienes una relación, tendrás rebelión. Y puedes tener rebelión aun cultivando una buena relación, pero jamás será tan marcada. Las reglas sin una buena relación con tus hijos los conducirán a la rebelión.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
En programas anteriores escuchaste acerca de la importancia de cultivar en tus hijos un corazón por Cristo, y ayer y hoy nos hemos enfocado en cómo puedes cultivar un corazón puro en ellos. Hoy Josh McDowell te hablará sobre una de las cosas más importantes que puedes hacer mientras ayudas a tus hijos o niños o jóvenes a tu alrededor, a lidiar con la tentación, y es desarrollar una estrecha relación con ellos.
Aquí …
Annamarie Sauter: Al enseñarles a tus hijos a caminar por un campo minado de tentaciones, Josh McDowell te recuerda que...
Josh McDowell: Si controlas y no tienes una relación, tendrás rebelión. Y puedes tener rebelión aun cultivando una buena relación, pero jamás será tan marcada. Las reglas sin una buena relación con tus hijos los conducirán a la rebelión.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
En programas anteriores escuchaste acerca de la importancia de cultivar en tus hijos un corazón por Cristo, y ayer y hoy nos hemos enfocado en cómo puedes cultivar un corazón puro en ellos. Hoy Josh McDowell te hablará sobre una de las cosas más importantes que puedes hacer mientras ayudas a tus hijos o niños o jóvenes a tu alrededor, a lidiar con la tentación, y es desarrollar una estrecha relación con ellos.
Aquí están Nancy y Josh para retomar la conversación donde la dejamos ayer. Si tienes niños pequeños cerca, querrás ocupar su atención en algo mientras escuchas este programa.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Tengo una hermana que tiene cinco hijos adolescentes, así que el tema que hemos estado tratando es uno que carga mi corazón. La crianza hoy en día es muy diferente a cuando estabas criando a tus hijos, pero los mismos principios pueden ser aplicados. Sé, Josh, que tienes un corazón para esta generación de adolescentes digitales.
Una de las cosas que he entendido, por lo que has dicho, es cuánta influencia tienen los amigos de nuestros hijos sobre ellos. Si estuvieras criando adolescentes y niños hoy, ¿cómo mantendrías los canales de comunicación abiertos para que ellos quieran hablar contigo y no solo se dejen influenciar por sus amigos?
Josh: Lo haría de la misma manera como lo hice con mis cuatro hijos durante los últimos treinta y cuatro años. Una de las primeras partes de uno de mis libros dice: «Padres, ustedes son la clave». Todas las investigaciones muestran que los hijos quieren aprender sobre el sexo, el amor, las relaciones, y sobre todo lo demás, de mamá y papá antes que de sus amigos o de cualquier otra persona.
Documento en el libro acerca de una gran organización, una universidad que quería ayudar a los padres. Vieron que los padres con hijos de siete, ocho o nueve años, empezaban a pensar: ¿Voy a perder a mi hijo? Las hormonas están empezando a hacer su aparición, experimentan presión por parte de sus amigos o compañeros en la escuela, en la universidad… ¿Perderé a mi hijo?
Así que hicieron un estudio importante que está todo documentado en mi libro, «Habla claro con tus hijos sobre el sexo». Ellos querían saber, «¿hay algo más poderoso que sus hormonas, que la presión de los amigos y que todo lo demás?» Después de millones de dólares y algunas buenas investigaciones, encontraron que solo una cosa es más fuerte que las hormonas de un niño (piensa en esto), que la presión de los amigos, desde la escuela secundaria y hasta la universidad…¿qué piensas que es?
Lo único que encontraron que es más poderoso es una relación amorosa, estrecha e íntima con su papá –no con la madre– con su papá. Eso supera la influencia de las hormonas. Adivina lo que concluyeron… Que hasta los veinticinco años de edad, lo más influyente es la relación con su papá.
Es por eso que escribí el libro, How to Be a Hero to Your Children (Cómo ser un héroe para tus hijos), este solo está disponible en inglés. ¿Cómo construyes esa relación amorosa e íntima con tus hijos? En este libro hablo sobre siete principios sencillos y también sobre cómo construir una relación con tus hijos en la que ellos van a aprender a responder sin rebelarse; una relación que pueda producir una respuesta que supere las hormonas y la presión de grupo. Construir una relación amorosa y cercana con mamá y papá supera las relaciones con los amigos.
Nancy: Estoy pensando en esta época en la que los chicos llegan y se encierran en sus habitaciones. Llegan a casa de la escuela y les preguntas: «¿Cómo fue tu día?»
«Bien»
Responden con una palabra, voltean los ojos y no se abren con sus padres. ¿Cuáles son algunos de esos principios que pueden ayudar a papá y a mamá a establecer una relación abierta con sus hijos?
Josh: Número uno, tienes que empezar desde que son muy pequeños. Mi hijo y yo hicimos una conferencia, una entrevista por radio. Le preguntaron a mi hijo: «¿Cómo lo hicieron tus padres?»
Él contestó: «Siempre que nos sentábamos a la mesa o lo que fuera, siempre hablábamos. Siempre nos preguntaban sobre nuestro día y todo lo demás y aprendimos a responder. De hecho, una vez mi papá se levantó de la mesa —había algo que necesitaba hacer— y le dijimos: Papá, ¿a dónde vas? ¡Todavía no hemos terminado de hablar!»
Esos eran mis hijos. Si empiezas cuando son jóvenes, se convierte en algo natural. Y cuando los estás escuchando, estás compartiendo con ellos.
Pero aquí está la clave. Como padres, no debemos ser críticos; no debemos avergonzarlos nunca. Normalmente, cuando algo surgía que no era realmente saludable, yo no abordaba el problema allí mismo. Esperaba, los escuchaba, meditaba sobre el asunto y luego decía: «¿Recuerdas, Kelly, cuando mencionaste aquello? ¿Está bien si comparto contigo mi punto de vista?» Y mis hijos siempre decían que sí.
Nancy: Quiere decir que no andas hiperventilando en la mesa.
Josh: Nunca. Nunca. Siempre tienes que ser equilibrado como padre.
Nancy: Tengo que decir que no sé cómo es eso para los papás, pero es muy difícil para las mamás.
Josh: Bueno, hay siete principios sencillos que me gustaría mencionar.
Primero, aceptación incondicional.Cuando un niño se siente incondicionalmente aceptado, tiene seguridad. Y cuanto más seguro se sienta, más abierto será. Mis hijos me contaban cosas que sé que muchos padres quisieran escuchar… ¿por qué? No tenían miedo de que los aplastara con mi juicio o que los avergonzara.
Nancy: Espera…algunos padres quizás escuchen esto que dices y se pregunten, «¿entonces se supone que debo aceptar las decisiones equivocadas que mis hijos están tomando?»
Josh: No. La aceptación incondicional significa que tu hijo necesita saber que la base de su relación contigo no es su comportamiento o cualquier otra cosa. Mis hijos escucharon esto una y otra y otra vez. Yo les decía: «Hijo, has sido creado a la imagen de Dios, con infinito valor y dignidad. Mi aceptación de ti es porque soy tu padre, y tú eres creado con infinito valor y dignidad». Eso es lo que mis hijos escuchaban.
Entonces, cuando se trataba de cosas que estaban haciendo mal, yo decía: «Cariño, esto no es saludable para ti porque te restará de lo que eres, creado a imagen de Dios».
Nancy: Pero no afecta mi aceptación de ti.
Josh: Exactamente. Tu comportamiento no tiene nada que ver con mi aceptación. Entonces, hablemos de los otros principios. Más adelante llegaremos al tema del comportamiento y otros temas similares.
Otro principio es el de la afirmación. Aprendí que debo afirmar las emociones de mis hijos. Por ejemplo, en Romanos la Escritura dice: «Regocijaos con los que se regocijan y llorad con los que lloran». La Nueva Traducción Viviente dice: «Si los demás son felices, sean felices con ellos. Si están tristes, compartan su dolor».
Mis hijos regresaban a casa, y si había ocurrido algo malo o algo emocionante, yo tenía que intervenir y afirmar esa emoción. Eso les daba un sentido de autenticidad, de que es natural sentir como sienten.
El tercer principio es la apreciación. Aprendí que debía observar cuando mis hijos hacían las cosas bien y expresarles mi aprecio. Eso no significa que no los encontraba haciendo cosas malas en ocasiones, pero en general, cuando los encontraba haciendo las cosas bien, les expresaba mi gratitud.
«Gracias, Kelly, por poner tu ropa en el cesto. Tu mamá lo apreciará».
«Sean, gracias por barrer el parqueadero; te lo agradezco. Ahora, ¿harías la otra mitad?»
«Katie, gracias, te lo agradezco».
«Heather, escuché lo que hiciste en la escuela hoy, la maestra me llamó. Solo quiero decirte que aprecio la actitud que muestras».
Esa es una de las cosas más poderosas en la vida de un niño… En lugar de buscar atraparlos haciendo mal las cosas para disciplinarlos, primero encuéntralos haciendo las cosas que hacen bien y expresa tu agradecimiento por eso. Cada vez que uno de mis hijos hacía algo malo y yo lo disciplinaba, ya había varias cosas que habían hecho bien y les había mostrado mi aprecio por ello.
Otra cosa que debemos hacer es expresarles afecto. Mis hijos necesitaban oírme todos los días, diez veces al día decirle a cada uno: «Te amo». Algunas veces llegaba a casa y pensaba, ¡oh, no lo hice hoy!, e iba y le susurraba en el oído a mi hija, «te amo, cariño». Yo quería que lo escucharan.
Nancy: Simplemente se lo decías una y otra vez.
Josh: Así es.
Otra cosa es que debemos acercarnos al mundo de nuestros hijos. Siempre se debe buscar un momento; pregúntate, «¿cuándo puedo entrar en el mundo de mi hijo?» Cuando lo haces, eso les comunica, «lo que a mí me interesa también les interesa a mi papá y a mi mamá. Lo que me importa, a mi mamá le importa». Así que siempre averiguo, «dónde están» mis hijos, y trato de entrar en su mundo, en sus intereses.
Por ejemplo, a los once años a mi hijo le gustaban las historietas. Cuando iba de viaje tomaba una lista de los libros que tenía y me dirigía a una tienda y preguntaba: «¿Tienes libros como estos?». Él siempre tenía cuatro o cinco diferentes de Superman, El hombre araña y El increíble Hulk.
Así que compraba cuatro o cinco y volvía a casa diciendo: «Hijo, tengo una sorpresa para ti». Le daba uno de los libros de historietas, y me quedaba con tres para los próximos tres viajes. Nos sentábamos juntos. Él siempre se colocaba a mi derecha en el suelo, mi brazo alrededor de él, y leíamos las historietas juntos.
¿Sabes lo que eso le decía a mi hijo? «Mi papá viaja por todo el mundo hablando de Cristo, escribiendo libros, sirviendo a Dios; pero él se interesa por mí y me compra historietas. A mi papá le importa lo que es importante para mí».
Nancy: Así es. Y eso también ilustra otro punto al que haces referencia sobre las relaciones, y es ladisponibilidad.
Josh: Cuando estamos disponibles para nuestros hijos, eso les comunica algo: «Soy importante para mi papá». No hay otra forma de comunicar esto que no sea estar disponible para ellos. Por ejemplo, yo les enseñé a mis hijos: «Pueden interrumpirme en cualquier momento». En cierto momento yo podía decir algo como, «disculpe, pastor, mi hijo de cinco años necesita la atención de su papá... Sí, ¿qué pasa, hijo? Claro, bien, asegúrate de decírselo a tu mamá. Ahora, pastor, ¿dónde estábamos?»
¿Sabes lo que eso les comunicaba a mis hijos? «Soy más importante que cualquier otra persona en la vida de mi papá». Lo hice incluso con el presidente. Le dije: «Discúlpeme, señor, un miembro de mi familia necesita la atención de su papá». Me di la vuelta y luego volví y le dije: «Ahora, ¿dónde estábamos, señor?»
Luego salió de la iglesia, y no se despidió… Y pensé, «wow, qué grosero, pero debe haber sucedido porque tenemos una buena relación…»Más tarde, recibí una pequeña nota de la Casa Blanca que decía:
«Por favor perdóneme por irme tan abruptamente, sin decir adiós, pero me hizo sentir tan culpable. Fui a mi auto, le pedí a mi seguridad que saliera, cerré todas las puertas y llamé a mis dos hijas. Les dije que las amaba y hablé con ellas durante una hora».
¿Ves? Hasta el presidente necesita saber esto. Pero, ¿qué les comunica a mis hijos? «¡Soy más importante para mi papá que el presidente de los Estados Unidos!»
¿Cómo le demostré eso? Estando disponible para él. «Puedes interrumpirme, solo hazlo respetuosamente». No le dices a tu hijo algo como: «¡Vete para allá y siéntate!» No. ¿Sabes lo que descubrí? El adulto necesita escuchar esto más que los niños. Ese pastor tiene que verlo. Sabes, quizás yo necesito tratar a mi hijo de esa manera. Necesito estar disponible para mi hijo.
Otro principio es enseñarles a rendir cuentas. Si realmente amamos a nuestros hijos, entonces les pondremos límites razonables, guías, restricciones, y les enseñaremos a ser responsables. No creo que ningún hijo adolescente pueda creer, en el fondo de su corazón, que su mamá y su papá lo aman si no le han dado reglas, normas y restricciones para hacerlos responsables. Podría escribir un libro entero solo sobre esto.
Esto le dice a un niño: «Soy responsable…necesito dominio propio…» Y, «soy amado». Responsabilidad dentro del contexto de una relación. Las reglas sin buenas relaciones conducen a la rebelión. Las reglas dentro del contexto de una relación producen amor y una respuesta correcta.
Nancy: Ahora bien, habrá momentos en que tú pienses que las restricciones son razonables, pero tus hijos no lo creen así, digo, no necesariamente será así. Pero quizás tengan diferentes definiciones de lo que es «razonable».
Josh: Es por eso que siempre negociaba con mis hijos. La mayoría de los padres piensan que esto es horrible. Pero no es así. Si no negocio con mis hijos, no van a aprender a tomar decisiones en su propia vida. No aprenderán a establecer límites en sus vidas.
Entonces, se daba esta discusión con ellos: «¿Cuál crees que sería la hora adecuada para regresar a casa?»
«Bueno, papá, creo que la medianoche».
«¿Por qué dices eso?»
«Bueno, papá, esto y esto ha estado pasando, y he sido confiable con todo lo demás».
«Bueno, hijo, estaba pensando más bien en las 10:30, por esto y aquello… Te digo algo… Dejémoslo a las 11:15».
¿Ves? En ese contexto mis hijos escuchaban por qué yo prefería esos límites, y yo trataba de entender a mis hijos. A menudo ellos podrían convencerme de que yo estaba equivocado. Si estoy equivocado, quiero cambiar. ¿Cómo haces eso? Negociando con tus hijos.
Ahora, yo soy el padre, y ellos lo saben. Una vez que decía: «No, hijo, te quiero en casa a las 10:30», ellos sabían que no había nada más que hablar. Pero eso casi nunca sucedía sin negociación. ¿Por qué? Era parte de mi tutoría a mis propios hijos el mostrarles cómo establecer límites en sus propias vidas.
Eso es lo que amo como papá, negociar con mis hijos. La mayoría de la gente piensa, Negociar. Bueno, eso es muy negativo. Estás cediendo. Pero no es así. Estoy discipulando; estoy moldeando; estoy creando un verdadero seguidor de Jesucristo.
Nancy: Y cuando traspasan los límites, ¿qué pasa entonces?
Josh: Debes ejercer disciplina, debes hacerlo. Mis hijos sabían siempre…cuando yo establecía un límite…bueno, primero, nunca ejerzas disciplina cuando estás enojada, irritada o emocional por algo. Es como que no debes ir de compras al supermercado cuando tienes hambre, porque gastas más. Igualmente, nunca disciplines cuando estés enojado porque puedes ser muy severo.
Entonces, su madre venía y me decía: «Cariño, vamos a otra habitación y hablemos». Ella nunca, nunca, decía nada delante de los niños, «cariño, ¿no crees que esto es un poco severo? ¿Sesenta días castigados por llegar quince minutos tarde?»
Yo diría que el 90 por ciento de las veces yo retrocedía. Volvía a salir, mis hijos siempre estaban esperando justo al otro lado de la puerta, y sabían que su padre probablemente diría algo como esto, «sabes, fui demasiado severo y lo siento. Lo que haremos será tal cosa...»
Siempre honraba a su madre en presencia de ellos. Yo decía: «Katie o Kelly o Heather o Sean, será mejor que le des las gracias a tu madre, porque realmente estarías en problemas si no hubiera sido por ella». Quería honrar a mi esposa en presencia de mis hijos. En mi caso, yo era a menudo demasiado severo en la disciplina.
Nancy: Y sin embargo ella siempre te apoyaba.
Josh: Ella siempre decía: «Cariño, no importa lo que hagas, te apoyaré».
Nancy: Y ella te hablaba respetuosamente.
Josh: He tomado más de 17,000 vuelos aéreos. He dado 26,000 charlas, me he quedado en 2,800 hoteles en 138 países. No sé cómo mi esposa lo hace. Seguro se sentía tan sola. La semana pasada estuve solo en casa, y me sentía tan solo. Todo me recordaba a Dottie.
Mis hijos nunca, nunca, han escuchado a su madre, ni en lenguaje corporal ni por expresión facial o tono de voz o palabras, decir algo en contra del ministerio al que Dios nos ha llamado…o sobre mi tiempo fuera de casa…o sobre cualquier cosa…nunca. A veces ella ha tenido que morderse la lengua.
Siempre decía cosas como, «¿no es maravilloso que tengamos un padre que nos ame tanto, que nos enseñe acerca de Jesús, con quien nos divirtamos tanto en familia y que también podamos compartirlo con otros jóvenes?» Eso es lo que mis hijos han escuchado toda su vida.
Nancy: Y podrían haber crecido con resentimiento hacia el ministerio.
Josh: Por el contrario, ellos crecieron amando el ministerio.
Nancy: Y amando al Señor.
Josh: Así es… Gracias a su madre.
Nancy: Hablemos de las redes sociales, algo de lo que realmente no tuviste que preocuparte cuando tus hijos eran adolescentes, pero algo por lo que todos los padres deben preocuparse ahora. Están en todas partes, siempre presentes, 24/7. ¿Cómo les enseñas a los padres a pensar acerca del manejo de las redes sociales respecto a sus hijos?
Josh: Tienen que entender que una cosa que supera el impacto negativo de las redes sociales son las relaciones. Todo tiene que ver con esto, Nancy. Las redes sociales sin una buena relación con los padres conducen a la rebelión y a relaciones no saludables.
Nancy: Y, sin embargo, las redes sociales (y me refiero a todo tipo de formas: Facebook, Instagram, mensajes de texto, y otras cosas de las que probablemente ni siquiera he oído hablar) pueden limitar algunas relaciones o robarnos otras… por ejemplo, no puedes tener una conversación en la mesa.
Josh: Eso normalmente sucede donde no hay una buena relación. Cuando un niño crece contigo y siempre están interactuando y realmente sabe, «mamá y papá están pensando en mí y en mi bienestar», es un escenario diferente, Nancy.
Por otro lado, una de las mayores barreras protectoras para no involucrarse sexualmente son los valores. Los mismos chicos lo dicen. Ellos se levantan sobre los valores que sus padres inculcan en sus vidas. Siempre quise —desde el momento en que nacieron mis hijos— inculcarles valores, principios para vivir, guías saludables para la vida.
En primer lugar, tenían que verlo en mi vida y en mi relación con su madre. Porque si les enseñaba una cosa, respeto, por ejemplo, y les mostraba falta de respeto hacia su madre, simplemente habría estado negando todo lo que les había enseñado.
Nancy: Ellos tienen que verlo modelado.
Josh: Así es. Escuchan más lo que hago que lo que digo. Ponen más atención a eso. También, siempre necesito mostrar cómo ese principio está basado en las Escrituras y cómo puede ser de bendición para sus vidas. «Dios nos ha dado este principio, ¿por qué? Déjame mostrarte, hijo, déjame mostrarte, cariño, porque si no escuchas, podría suceder esto o aquello».
Cuando se trata de las redes sociales, quieres manejarlo de una manera positiva, no negativa. Si siempre tratas esto con desdén, «no puedes hacer esto ni lo otro… no puedes participar en aquello». Los chicos no te van a escuchar. Establece tus propios valores como familia y luego vive esos valores.
Y luego toma las redes sociales, Facebook y todas las demás, y les dices: «Bueno, veamos esto». Negocia con tus hijos. Pregúntales, «¿es esto saludable?»
«Bueno, sí, papá, porque…»
«Bueno, déjame compartir contigo lo que veo aquí…» Y así sucesivamente.
Nancy: Creo que es algo que todos hemos visto, niños de cuatro, cinco y seis años de edad que ni siquiera pueden apartar sus ojos de una tableta o de un celular. No pueden soltarlos de sus manos o quitarse los auriculares de sus oídos. No hay comunicación. Es todo un mundo en el que ellos viven… ¿Cómo deben pensar los padres acerca de esto?
Josh: En primer lugar, han perdido el control, y probablemente no han establecido una relación amorosa, íntima y cariñosa con sus hijos. Tienes que empezar cuando los hijos son pequeños, limitando su acceso a esas cosas.
Nancy: Entonces, ¿eso está bien?
Josh: ¡Absolutamente! Por ejemplo, si estuviera criando a mis hijos ahora mismo, con todas estas cosas, cuando los amigos vengan a la casa, yo tendría una caja justo en la puerta principal. Todos los teléfonos celulares y tabletas, todo iría allí, desde el momento en que entran por la puerta.
Creo que podría escribir un libro sobre las cosas negativas que pudieran suceder si no haces esto.
Alguno de los chicos podría decir, «bueno pero es que tengo que llamar a mi mamá…»Y le diría, «bueno, ve a la puerta, llama a tu madre y vuelve a poner el teléfono allí». Y esto es para cualquiera de los amigos que visite.
Y por otro lado, después de las ocho o las nueve de la noche—en punto—tabletas, computadoras, lo que sea, se colocan en el dormitorio principal hasta la mañana siguiente. Yo no quisiera dejar una computadora o tableta en la habitación de un niño con la puerta cerrada.
Nancy: ¿Les dirías a tus hijos, «tengo que tener acceso a tu cuenta de Twitter, de Facebook...?»
Josh: Lo haría, sí, absolutamente. Y no hay nada de malo en eso.
Nancy: Y, ¿les harías saber, «voy a estar chequeándolas»?
Josh: ¡Sí! Y de nuevo, deberás negociar con tus hijos, Nancy. No establecerías un límite desde el principio. Pudieras decir: «¿Cómo crees que, como madre, debo entender esto?» Mis hijos son bastante inteligentes, los tres primeros se graduaron con honores. Mi hija, a los cinco años, podía acorralar a su madre en una discusión. Podría ser una gran abogada hoy.
Así que negociaba con los niños y siempre podía llevarlos a donde yo estaba. Pero a menudo aprendía cosas que me permitían ceder un poco aquí, un poco allí. A lo mejor podría darles hasta las nueve en lugar de las ocho de la noche al alcanzar cierta edad, etc.
Pero si no comienzas temprano a hacer esto, cuando lleguen a los trece, catorce, quince años, no podrás hacer grandes cambios porque se necesitan años para construir esa relación con el niño. Sí, siempre negociar, y yo diría que el teléfono podría ser prohibido si observas que no le da buen uso.
A menudo, debe estar apagado, y hoy tienes herramientas de rastreo, seguimiento y todo lo demás. Cuando estás en la escuela debe estar apagado, o que no lo lleve a la escuela. También debes establecer pautas sanas. Tenemos que estar en control.
Pero si estás en control y no tienes la relación, tendrás rebelión. Y puedes tener rebelión aun cultivando una buena relación, pero jamás será tan marcada. Las reglas sin una buena relación con tus hijos los conduce a la rebelión. Las computadoras sin una buena relación con tus hijos, conducen a la rebelión. Los teléfonos celulares sin relacionarte con tus hijos, conducen a la rebelión. ¡Los mensajes de texto sin relación los conducen a la rebelión! Tienes que comenzar cultivando una buena relación y luego negociar con tus hijos. Eso es positivo.
Nancy: Sé que con tus hijos, lo que más querías era que ellos amaran a Jesús. Si los niños tienen esa relación con el Señor, entonces todas estas otras cosas van cayendo en su lugar.
Josh: Así es, Nancy, pero esa relación comienza con una relación con uno como padre. Lo que mis hijos piensen de mí, de su papá, inicialmente eso pensarán acerca de Dios. Y esa es una gran responsabilidad. Porque mientras construía esta relación con mis hijos…a veces lo estropeaba. No me malinterpretes. Cometía tantos errores. Perdí la calma muchas veces. Pero siempre lo confesaba. Y esto, incluso, es un mayor testimonio para ellos: el perder la calma y luego confesar, que nunca perderla y verme como perfecto.
Como resultado, entonces, podía enseñarles acerca de Cristo. Como resultado, me escuchaban. ¿Te das cuenta?, se trata de una relación. Es por eso que tengo un capítulo completo en el libro, «Habla claro con tus hijos sobre el sexo», sobre estos siete principios para construir una relación. Porque incluso para lograr que tus hijos se enamoren de Dios tienes primero que hacer que «se enamoren» de ti.
Nancy: Y cuando se trata de eso, para ti como padre y ahora como abuelo, eres totalmente dependiente del Señor para conectar los puntos, para que todo esto tenga sentido para tus hijos. Hablemos un momento sobre el papel de la oración y de la fe en todo esto.
Josh: Así es, soy dependiente del Señor y de mi esposa. Con respecto al perdón y los hijos, ¿cómo puedes enseñarle perdón a un niño si no te ve a ti perdonando y pidiendo perdón?, ¿si no te ve perdonando a otros? Mi esposa, Dottie, era la chica más popular de la escuela. ¿Sabes por qué?
Si algo sucedía en la mañana, algo como que quizá fue muy ruda con ellos o si de alguna manera se había equivocado y no había pedido perdón en el momento, ella entonces llevaba tres chocolaticos al día siguiente. Iba a la escuela y sacaba a ese chico de la clase y le decía: «Me equivoqué. Te debo una disculpa, ¿me perdonas?» Luego le daba los chocolates. Así lo hacía siempre y era conocida por eso.
Una vez, la pequeña amiga de Katie (Katie debía tener unos once o doce años) le dijo: «¿Qué está haciendo tu mamá aquí otra vez? Ella está aquí todo el tiempo».
Katie dijo, «bueno, mi mamá hizo algo, y ella vino y me pidió perdón». Y la niña le contestó (y esto se quedó en la mente de Katie), «mi mamá nunca ha hecho eso». ¿Ves? Nosotros enseñamos acerca del perdón modelando el perdón. Si no lo modelas, es muy difícil enseñarlo y lograr que el niño lo comprenda.
También, con respecto al amor por otras personas… Cada Navidad hacíamos algo especial. Había una mujer a la que todos amábamos. Era una camarera bastante enfermiza, probablemente de unos cincuenta y cinco o sesenta años de edad. Vivía en un pequeño remolque en muy malas condiciones. Le llevamos un pequeño pero hermoso árbol de navidad decorado con luces. Llevamos regalos de Navidad. Los chicos tomaban de su propio dinero para comprarlos.
La visitabamos y le decíamos cuánto la amamos y cuánto Dios la amaba, y que queríamos celebrar la Navidad con ella. Colocábamos el árbol para ella y dejábamos los regalos debajo. Eso dejó en la mente de mis hijos que cuando amas a alguien, lo demuestras.
Enseñas modelando. Tienes que hacerlo para tus hijos. Especialmente para que ellos comprendan estas cosas desde los cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez años.
Con respecto a la oración. Necesitan vernos orar con ellos. Necesitan vernos orar. Necesitan ver nuestra dependencia de Cristo. Ellos oraban tan específicamente. Aprendí a orar de manera específica escuchando a mis hijos orar que Dios se mostrara poderoso de esta o aquella manera o en esta o aquella cosa.
Me quedaba boquiabierto, porque normalmente yo oraba de manera general, así siempre vería mi oración contestada. Mis hijos oraban tan específicamente, y luego, cuando la respuesta llegaba, nos sentábamos y lo platicábamos y le dábamos gracias a Dios por responder nuestras oraciones.
Annamarie: Josh McDowell ha estado hablando sobre por qué tu relación con tus hijos es tan importante. Cuando entras en su mundo a una edad temprana, podrás tener una influencia mayor sobre sus vidas que la de los medios o que la de sus compañeros. El tiempo que pasas junto a ellos te ayudará a forjar el tipo de vínculo fuerte del que Josh te ha estado hablando.
Josh ha escrito sobre estos temas más a fondo en libros tales como:
- «Las Tres Caras del Amor: Respuestas Francas y Directas en Cuanto al Plan de Dios Para el Amor y la Sexualidad», por Josh McDowell
- «La verdad desnuda: 39 preguntas que tus padres esperan que nunca hagas acerca del sexo», por Josh McDowell
- «Habla claro con tus hijos sobre el sexo», por Josh McDowell
En la transcripción de este programa, en AvivaNuestrosCorazones.com, encontrarás el acceso para adquirirlos. Estos te pueden ayudar a generar conversaciones con tus hijos que les ayudarán a prepararse para enfrentar las olas de tentación propias de esta era digital.
Hace unos días, en el Reto Mujer Verdadera 365, terminamos de leer Génesis. Y allí encontramos un relato muy conocido, y es el de Noé y el arca. En nuestra próxima serie Nancy te ayudará a ver la cruz de Cristo en esta porción de la Escritura. Acompáñanos para esta próxima serie y recuerda que la lectura bíblica para hoy es Éxodo capítulos 22 al 24.
Invitándote a vivir una vida contracultural, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
Disponible ahora por una donación
Recursos del Episodio
Libro «Las Tres Caras del Amor: Respuestas Francas y Directas en Cuanto al Plan de Dios Para el Amor y la Sexualidad», por Josh McDowell
Libro «La verdad desnuda: 39 preguntas que tus padres esperan que nunca hagas acerca del sexo», por Josh McDowell
Libro «Habla claro con tus hijos sobre el sexo», por Josh McDowell
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