Cultiva el discernimiento en tus hijos
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth nos llama a la verdad y al amor.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Para aquellos que siempre ponemos los puntos sobre las íes (teológicamente hablando), es realmente importante que también tengamos un corazón, que nuestros corazones sean una llama. Porque gran parte del mundo evangélico moderno de hoy está observando nuestra teología ortodoxa centrada en la Biblia, y lo que dice es: «Ustedes son inflexibles. No estoy interesado en eso. Eso no me atrae».
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 7 de junio de 2023.
En el libro de Apocalipsis Jesús envía siete mensajes a siete iglesias diferentes. En estas cartas Él desafía a la iglesia de Tiatira por tolerar una doctrina errónea y una conducta inmoral. Esta carta tiene mucho que decirnos hoy, como Nancy explicó ayer, en la serie titulada El pecado de …
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth nos llama a la verdad y al amor.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Para aquellos que siempre ponemos los puntos sobre las íes (teológicamente hablando), es realmente importante que también tengamos un corazón, que nuestros corazones sean una llama. Porque gran parte del mundo evangélico moderno de hoy está observando nuestra teología ortodoxa centrada en la Biblia, y lo que dice es: «Ustedes son inflexibles. No estoy interesado en eso. Eso no me atrae».
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 7 de junio de 2023.
En el libro de Apocalipsis Jesús envía siete mensajes a siete iglesias diferentes. En estas cartas Él desafía a la iglesia de Tiatira por tolerar una doctrina errónea y una conducta inmoral. Esta carta tiene mucho que decirnos hoy, como Nancy explicó ayer, en la serie titulada El pecado de la tolerancia.
Hoy, ella y algunas amigas explorarán de manera más profunda algunas de las implicaciones prácticas de esta carta. Escuchemos.
Nancy DeMoss Wolgemuth: En la última sesión de esta carta a la iglesia en Tiatira, nos pusimos bien prácticas. Traté de hacer algunas aplicaciones específicas de a qué nos referimos cuando hablamos de mundanalidad. Me di cuenta mientras estaba preparando esta serie, que estos pasajes ya de por sí son bastante difíciles de entender, y también de la necesidad de encontrar maneras sencillas de explicarlos y que puedan ser comprensibles, porque tienen mucho trasfondo del Antiguo Testamento.
Pero una de las cosas más difíciles para mí fue pensar ¿cómo se aplica esto a la mente del siglo XXI? ¿Cómo lo hago? ¿Tendré que mencionar nombres? ¿Tengo que dar detalles? De hecho, en la sesión de grabación hice referencia a algunos libros actuales y videojuegos, películas y luego abrimos la oportunidad para que la audiencia nos hiciera algunas preguntas.
Y una de las preguntas fue: «Pero ¿puedes decirnos a qué te refieres, de qué estás hablando? ¿Cuál fue la película? ¿Cuáles son esos libros?» –de lo que hablamos en la sesión. Pero yo no voy a entrar en detalles aquí, porque lo más importante es que tenemos que aprender a tener discernimiento. Porque si mencioné tres libros, hay otros 33 que tal vez no llegué a mencionar, y así el corazón de las personas puede llegar a cambiar. Porque tenemos que aprender a discernir.
Pero hoy quiero continuar con esta conversación acerca de ayudar a las personas a conectar los puntos entre lo que estamos hablando en Apocalipsis capítulo 2, y cómo se aplica a la vida diaria. Y tengo aquí a Holly Elliff y a Kim Wagner; las has escuchado varias veces en nuestro programa. Y nos encanta interactuar sobre estas cosas y hablar de cómo nosotras como mujeres podemos realmente aplicarlas a nuestras vidas.
A medida que hemos estado viendo estas diferentes iglesias, vimos la iglesia de Éfeso que era doctrinalmente ortodoxa, pero tenía falta de corazón, de pasión y de amor. Así que era una iglesia muy iluminada, con mucho conocimiento, pero tenía falta de calor, de fuego –era lo que llamamos ortodoxia muerta.
Y creo que en muchos sentidos eso es lo que a veces da lugar a que surja la falsa enseñanza. Las personas que crecen en estas iglesias tal vez piensan: «No quiero eso en mi vida…no quiero la cabeza llena de información, pero el corazón no está ahí».
Pero entonces llegamos a la iglesia en Tiatira, esta iglesia que sí tenía amor, servicio y corazón, pero le faltaba solidez doctrinal. Ellos dejaron de lado la verdad objetiva. Ellos justificaban y racionalizaban la inmoralidad y la idolatría. Y parece ser que las iglesias se van de un extremo a otro.
Y esto es lo que está sentando las bases para nuestra conversación en el día de hoy. Mi tendencia ha sido inclinarme más, porque soy una firme creyente de la verdad, por las iglesias que son probablemente más como la iglesia de Éfeso, donde existe una fuerte ortodoxia, la enseñanza es sólida, fuerte; en donde no toleran las Jezabeles, al menos no a sabiendas, pero donde a veces no hay tanto espíritu, vida y amor por Cristo. Creo que algunas de nuestras oyentes tal vez se inclinan más hacia esa dirección. Y es por eso que les gusta este programa porque Aviva Nuestros Corazones es fuerte en la verdad.
Pero es una realidad de mí misma que puedo ser profunda e intensa en la verdad pero carente en el corazón y en el amor. Y mi preocupación es que algunos de los hijos que crecen en este tipo de hogares, la próxima generación que está creciendo en este tipo de iglesias, no son atraídos a Cristo. Ellos no se sienten atraídos a querer nuestra ortodoxia bíblica.
Así que tenemos ahora el péndulo balanceándose en esta generación, y una gran cantidad de cristianos en las iglesias buscando más de esto. Nos amamos, nos servimos unos a otros, pero vamos a tolerar algo de esta falsa enseñanza.
¿Ustedes se dan cuenta de esta situación en el mundo cristiano, de que a veces la falta de corazón es lo que envía a la gente fuera de la iglesia a buscar algunas de estas aberraciones doctrinales?
Holly Elliff: Idealmente la iglesia de Dios, la iglesia de la Escritura, que Cristo describe, es aquella que entiende ambas cosas. En Tito 2 se habla de un comportamiento que debe coincidir con las convicciones.
Así que no es uno u otro. Es una mujer o un hombre o un estudiante que está balanceado en ambas verdades, pero no está muerto. Tienen la vida de Cristo fluyendo a través de ellos. Así que tienen un balance para llegar a esa persona que está perdida en su vida, de ver cómo la Palabra de Dios encaja en este mundo actual, y de cómo Dios quiere redimir este mundo, y no a pesar de la verdad, sino a través de la verdad tal como es, siempre equilibrada con amor y gracia.
Nancy: Estoy de acuerdo Holly. Ahora, el foco en estas iglesias que estamos viendo, en particular en Tiatira y en la anterior, Pérgamo, es esta preocupación que Jesús tenía acerca de lo que hemos estado llamando mundanalidad –un amor por el mundo, por las cosas del mundo, por sus pasiones, nuestros corazones alejados del amor por Cristo y arrastrados hacia al mundo.
Y la mentalidad que abunda hoy es esta mentalidad mundana. Sé que ese término realmente suena pasado de moda para una gran cantidad de personas. Pero es un concepto bíblico que tenemos que rescatar. El concepto plantea algo como esto: sabes, no es el trabajo de otro el monitorear estas cosas o ser el policía de estas cosas, y vas a caer en el legalismo si dices: «Estos son asuntos muy claros». Si tú hicieras una pregunta como «¿es esta una película con la que un cristiano debe sentirse cómodo al verla?» La respuesta inmediata sería, «estás siendo legalista».
Kim Wagner: Sí, tengo un ejemplo que acabo de vivir, es algo común esto que escucho hoy en las iglesias, pero sobre todo cómo los estudiantes con los que trabajo te dicen, «eso no es la gran cosa. ¿Por qué hacen tanto escándalo con esto? Esto no es un gran problema».
Pero es interesante que tú hayas mencionado antes esa película. La semana pasada estuve en una clase de escuela dominical fuera de la ciudad. Y como visitante normalmente yo no hablo o comparto mi opinión o mis pensamientos, sino que solo escucho. Pero antes de que la lección comenzara se inició una conversación. Había una gran cantidad de mujeres de la clase comenzaron a hablar de cómo sus hijas se habían sentido muy atraídas por una nueva película que se había estrenado esos días.
De hecho, ya me había tomado el tiempo para investigar la película en internet y sabía que era bastante inconsistente con la piedad o la santidad. Pero entonces una mujer de esa clase habló y dijo: «Creo que cada decisión que tomamos debe ser sopesada por lo que la Escritura nos enseña a hacer. Y Filipenses 4 nos da instrucciones sobre lo que debemos colocar en nuestras mentes».
Yo estaba muy contenta de escuchar que esta mujer se pusiera en pie y hablara de esta forma. Pero el profesor de la escuela dominical luego expresó su opinión. Su hija ya la había visto, pero él no tenía ni idea de lo que la película trataba hasta que estas otras madres le estaban diciendo cuál era el tema.
Pero él dijo: «Bueno, yo creo que está mal aislar a nuestros niños del mundo. Y no necesitamos estar enclaustrando a nuestros hijos. Si van a vivir en la sociedad, entonces ellos necesitan estar expuestos al mundo antes de que lleguen ahí».
Debo decirles que esto inició una gran discusión.
Nancy: Y me imagino Kim, que tú te estabas saliéndote de la silla. Estabas teniendo dificultades para mantenerte sentada.
Kim: Pero, claro, por eso hablé.
Holly: Bueno, yo iba a decir, «¡habría sido una gran sorpresa para mí si hubieras logrado mantener tu boca cerrada durante la clase!»
Kim: No, no lo hice. No lo hice, pero sí Holly aprendí tu lección. Estaba sonriendo, mientras hablaba la verdad.
Hablé con gracia. Compartí que hay una razón por la cual en Proverbios Dios nos instruye a guardar nuestros corazones. Debemos guardar nuestras mentes. Y nosotros como padres debemos ser responsables en cuanto a aquello a lo que nuestros hijos están expuestos. Sí, les di la oportunidad a mis hijos para tomar decisiones –claro, pero en los momentos adecuados.
Dios nos ha dado instrucciones de esforzarnos por alcanzar la santidad. Yo sabía específicamente que en esta película aparecían dos adolescentes que no estaban casados, pero dormían juntos en la noche con su ropa puesta. Como ves, estás jugando, tratas de llegar al pecado lo más cerca posible, pero sin quitarte la ropa…realmente no estás fornicando.
Pero te encuentras allí, justo ahí, en la frontera, tratando de acercarte lo más que puedas y dices que todo está bien y justificas lo que estás haciendo mientras tu pasión va creciendo, está en aumento. Tú no me puedes decir que esos dos chicos adolescentes en la cama juntos, en ese momento no tenían sentimientos sensuales apasionados el uno hacia el otro.
Y ¿por qué querríamos defraudarnos el uno al otro provocando en el otro algo que no podemos cumplir con buena conciencia?
Holly: Creo que realmente lo más peligroso de esa película o de estos libros o este tipo de cosas, es que por generaciones no hemos enseñado a nuestros hijos a saber discernir o tener discernimiento. Y es por eso que estamos perdiendo a los hijos de cristianos en el mundo. Es por eso que ellos pueden ver esas películas y nunca tener ningún sentido en absoluto de que su espíritu debe sentirse perturbado por eso. Que deben examinar su espíritu.
Ahora, debo ser fuerte con la verdad. Pero creo que el equilibrio en esa verdad es darnos cuenta de que cuando Filipenses 4 dice: «todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad».
Pero luego sigue y dice, «tú has visto estas cosas en mí. Tú has aprendido estas cosas de mí. Ahora ve y practícalas tú también» (vv. 8-9, parafraseado).
Lo que está pasando es que hemos producido un cortocircuito en ese proceso. Y no es solo que no lo estamos aprendiendo nosotros mismos, sino que no estamos entrenando a nuestros hijos a aprender esas cosas y a practicar esas cosas. El hecho de que tengamos que practicarlas significa que no van a venir naturalmente. Ellos tienen que aprender esas cosas.
Kim: Así es. Mientras compartía con este profesor del cual les hablé, les dije: «No nos dirigimos hacia nuestros hijos de una manera dura, desagradable, o arrogante, ni diciendo: “Esto está mal”. No necesitas llegar a eso. En cambio, lo que hacemos es compartir con humildad y gracia, la verdad de lo que dice la Palabra».
Cuando nos surgen esas oportunidades, esto es lo que he hecho con mi hijo… Recuerdo que un día me llamó mientras yo estaba fuera y me preguntó por una película que él y sus primos deseaban ver, él quería ir fuera con ellos a verla. Ahora, estos hombres de los que te hablo son jóvenes cristianos, y eran adolescentes ya bastante entraditos en edad en aquel momento.
Y yo le dije: «Bueno, busca en Internet y entra a la página http://www.pluggedin.com, que es una página en inglés pero es de Enfoque a la familia, y allí analizan las películas. Le dije a mi hijo, «lee la crítica de esa película». Y él lo hizo, él procedió a leerla. Él la leyó, pero solo hasta la mitad de la crítica, y me dijo: «Mamá, no necesito ver esta película».
Así que él había aprendido a tener discernimiento. Él fue quien tomó la decisión por sí mismo de que no necesitaba ir allí. Ese es nuestro objetivo y nuestra esperanza como madres, que no les tengamos que decir: «Mira, no, tú no puedes ir a ver esa película. No puedes hacer esta actividad. No puedes hacer esto. Por supuesto que no». ¿Sabes? Esto produce conflicto y dureza entre tus hijos y tú cuando suceden estas cosas…
Pero tú has hablado acerca de ello. Tú has vertido suficiente verdad en ellos ya. Tú has construido una relación de lealtad y amor en la que ellos te están escuchando y están abiertos a escuchar tu sabiduría. Y entonces hablas acerca de esto, y les dejas ser parte de ese proceso de toma de decisiones.
Nancy: Y me imagino, que probablemente esto aumenta a medida que van haciéndose mayores. En el caso de un niño de seis años de edad, seguro van a tener menos que decir en ese proceso.
Kim: Sí, es cierto.
Holly: ¿Y sabes qué? Si nosotras queremos que sean sabios, que piensen, que disciernan a los 20 años de edad, tenemos que empezar cuando son pequeños. Tenemos que empezar cuando tienen seis años. Y eso no quiere decir que yo los dejo decidir todo lo que van a hacer. Pero si yo solo les doy una lista de qué hacer y qué no hacer, no estoy desarrollando discernimiento de calidad en mis hijos.
He visto programas que nunca vería en la televisión por cortos o breves momentos, porque creo que es realmente crítico sentarme con mi hijo. Recientemente, hubo uno que Disney o algún otro canal transmitió. Y no era terrible. No tenía cosas terribles ese programa.
Pero lo que sí tenía era una filosofía mundana muy bien adornada. Así que quiero que mis hijos, incluso los más pequeños, se sienten y piensen en ello. Si vemos 10 minutos de ese programa, luego nos sentamos a hablar acerca de lo que está bien y lo que está mal en él.
Quiero que incluso un niño pequeño sea un espectador de televisión que piense. Yo quiero que sea un espectador de Internetque piense para que en el momento en que lleguen a lugares donde yo no esté con ellos a los 16, o a los 17…donde quizás estén conduciendo con amigos, tomen decisiones por ellos mismos. Si no los entreno desde el momento en que son niños a cultivar el discernimiento, eso será un proceso muy difícil de iniciar a los 16, 17 o a los 20 años.
Ahora bien, si nunca lo has hecho, nunca es demasiado tarde para empezar a tratar de enseñarles a discernir. Pero es mucho más fácil si los entrenamos desde el principio a ser estudiantes de la Palabra de Dios y a practicar el discernimiento.
Nancy: Holly, me alegro de que hayas mencionado la Palabra de Dios ahí porque la norma no es, «¿qué piensan mis padres?», la norma no es, «¿qué opinión tiene Enfoque a la familia en su página Plugged In?»
Holly: Así es Nancy.
Nancy: Eso puede ser una herramienta útil, y es una herramienta útil. Pero la norma final debe ser, «¿qué dice la Palabra de Dios?» Para que nuestros hijos así como sus padres lleguen a estar realmente inmersos en la Palabra de Dios, saturados de la Palabra de Dios.
Y aquí es donde doy gracias al Señor por una educación y crianza que fue muy saturada en la Escritura y que no tuvo televisión. Así que lo que entraba a mi vida en esos años muy formativos era la Escritura, la Escritura, la Escritura.
Y de ahí fui a la Universidad del Sur de California para hacer mis dos últimos años de universidad. Me mudé allí a la edad de 17 años, y no vivía en el campus. Pero iba de una escuela cristiana muy protegida, de un ambiente familiar cristiano a un ambiente de campus secular, y vivía con una familia cristiana; mis padres no estaban locos.
Pero entonces, a la edad de 17 años, tuve mucha libertad para tomar muchas decisiones sin mis padres. Y esto fue antes de los teléfonos celulares o de los correos electrónicos, así que hablábamos una vez por semana. Ellos no necesariamente tenían conocimiento acerca de las decisiones que yo estaba tomando. Pero me di cuenta de que lo que estaba pasando en ese momento era que mi corazón estaba deseoso de seguir a Cristo y mi mente estaba cimentada en la Escritura.
Esto no quiere decir que no tenía necesidad de influencia piadosa. Pero había una tendencia hacia la Palabra de Dios y hacia los caminos de Dios y un apetito por las cosas de Dios, lo cual de nuevo, tenemos que pedirle a Dios que les dé a nuestros hijos, que le dé a esta nueva generación. No es solo un rígido «mantente alejado de estas cosas», sino un amor por Cristo que es la perla de gran precio.
Una mujer me dijo después de una de las sesiones de grabación de esta serie, «sabes, esta cosa de elegir al mundo sobre Cristo, lo que ofrece el mundo sobre lo que ofrece Cristo, es algo así como la elección de comer comida enlatada en lugar de tener una gran cena familiar».
Cuando lo pones de esta manera, si nuestros hijos pudieran ver, si pudiéramos ver eso que ofrece Cristo en Sí mismo y en Sus tesoros, delicias a Su diestra para siempre. Y no estamos diciendo que Dios quiere limitar tu estilo de vida o hacerte rígido, tenso o infeliz. Lo que estamos diciendo es que Él tiene mucho más que ofrecer a través de la santidad que lo que puedes obtener de la vida en el pensamiento del mundo.
Holly: Así es, yo creo en el valor de eso en nuestras vidas –y no solo con nuestros hijos. Nuestra iglesia está llena de nuevos creyentes y de aquellos que pudieron haberse reconciliado recientemente con Cristo para que Él dirija sus vidas. ¿Y sabes qué? Ellos están totalmente confundidos en sus convicciones.
Pero lo que debería ocurrir si se trata de una iglesia del Nuevo Testamento es que los que tienen menos conocimiento de la verdad de las Escrituras, estén rodeados de aquellos que tienen una mayor comprensión de la verdad bíblica, y que están creciendo en sabiduría y conocimiento. A medida que crecen en Cristo, están siendo discipulados hacia la piedad.
Nancy: Siendo discipulados…
Holly: De manera que no se trata de un culto y todo el mundo tiene el mismo aspecto y tiene la misma lista. Si es así, no es una iglesia del Nuevo Testamento. Es que hay niños en Cristo y hay creyentes maduros. Ellos están en este trayecto juntos hacia la santidad y no hacia la mundanalidad. Eso debería estar pasando como una parte normal de nuestras vidas.
Kim: Y eso es lo que Hebreos 10 nos enseña a hacer cuando se habla de la iglesia, nos habla de estimularnos unos a otros para buenas obras (ver versículo 24).
¿Sabes por qué creo que la gente elige las baratijas del mundo sobre Cristo? Creo que es porque aún no han probado a Cristo, no lo han probado profundamente para ser capaces de experimentar el gozo que hay en caminar en comunión e intimidad con Él.
Nancy: Gustad, y ved que es bueno Jehová. A eso es a lo que queremos que nuestras vidas llamen a esta generación; a ver que la verdad de Dios es buena. Sus caminos son buenos. Sus normas son buenas y puras. Él es santo. Él es digno de ir tras Él. Él es digno de ser amado. Y queremos que nuestras cabezas estén atornilladas en esa dirección. Queremos que nuestros corazones estén llenos de luz y llenos de Cristo y llenos de Su Espíritu al representar al mundo la santidad y la bondad de nuestro Dios.
Holly: Estamos en el mundo, pero no somos de él.
Nancy: Así es.
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth ha estado hablando con Holly Elliff y Kim Wagner. Ellas quieren que sus hijos cultiven el discernimiento, y han estado compartiendo algo de lo que han aprendido en el camino.
Esta conversación es parte de una serie llamada El pecado de la tolerancia. Si te has perdido alguno de los episodios anteriores puedes escucharlos o leer las transcripciones al visitar avivanuestroscorazones.com.
Tu pensamiento afectará tu comportamiento. Hemos escuchado algunos ejemplos negativos de eso en el episodio de hoy, pero tu forma de pensar también puede afectar tu comportamiento de manera positiva.
Escuchemos a Nancy con una reflexión final.
Nancy: Bueno, este ha sido un material un poco denso, y hemos visto la preocupación de Jesús por la iglesia. Pero en medio todo está ese tono de misericordia y de gracia. Dios dice de Jezabel, «le he dado tiempo para arrepentirse». ¿No son esas palabras preciosas? «Le he dado tiempo para arrepentirse». Dios sabiendo que no se arrepentiría aún le dio tiempo.
Pero ella se niega a arrepentirse de su fornicación. Así que Dios la va a juzgar, y Él habla de cómo va a suceder eso. Pero luego dice, «si aquellos que la siguen no se arrepienten, esto es lo que va a pasar con ellos». Eso también va a ser grave, pero la implicación aquí es que todavía hay tiempo para que se arrepientan.
Así que hay un llamado muy claro al arrepentimiento. Y luego está esta palabra de advertencia. Una palabra dura, severa, de advertencia de que si no te arrepientes, esto es lo que va a suceder. Es una pena severa. Son consecuencias graves. Pero Él dice: «Como resultado, todas las iglesias sabrán que Yo soy el que escudriña la mente y el corazón. Y daré a cada uno de ustedes como sus obras merecen».
La gloria de Dios va a ser exaltada. Y vamos a volver otra vez a tener un amor celoso por la gloria de Dios; que Su reputación sea más importante para nosotras que nuestra comodidad, que nuestra conveniencia, nuestro trabajo, o nuestra «cualquier otra cosa» en este mundo.
Y entonces Él habla al resto de los que están en Tiatira. Y afortunadamente hubo algunos que no abrazaron esta doctrina. Y Él les dijo: «Todo lo que les digo a ustedes es que retengan lo que tienen. Que sean fieles. No estoy poniendo otra carga sobre ustedes».
Y ahí hay una lección poderosa. A veces tendemos a reaccionar exageradamente a la mundanalidad de aquellos dentro de la iglesia, a tener esta reacción instintiva. Me he visto a mí misma hacer esto, somos tan reaccionarias, al extremo de que el péndulo va hacia un lado y empezamos a poner todo tipo de leyes y reglas sobre las personas.
«No puedes hacer esto. No puedes hacer aquello. No puedes hacer lo otro. Y empezamos a hacer absolutos de cosas que son preferencias.
Pero el Señor dice: «Yo no voy a poner sobre ustedes ninguna otra carga. Mi yugo es fácil. Y mi carga es ligera».
Entonces Él promete, «al que venciere, al que sea fiel hasta el fin, al que guarde mis obras hasta el fin, Yo le daré una recompensa». Y esa recompensa tiene que ver con el compartir con Cristo en Su reino milenario.
Y aquí tenemos esta iglesia. Aquí están estos creyentes que están pagando tanto, que están bajo el yugo del Imperio Romano, esta pequeña iglesia que lucha por sobrevivir bajo este grande y enorme régimen opresivo. Pero Dios dice: «Las mesas van a ser volteadas, y ustedes van a estar a cargo con el Rey Jesús».
Ellos van a ser los que van a estar bajo el juicio de Dios, y ustedes reinarán y gobernarán. Hoy no se siente tanto que los cristianos van a reinar y gobernar nada. Y por supuesto, no es para nuestro beneficio. No es para un partido político. No es para nuestras instituciones, sino por el nombre de Jesucristo. Y bajo Su bandera vamos a participar con Él en esto.
Pero luego dice, «Yo le daré la estrella de la mañana». Y vamos a ver que esa estrella es Cristo. Y una vez más, lo que se promete es a Cristo, Cristo mismo. Él es el maná escondido. Él es la piedra blanca con un nuevo nombre escrito sobre ella para nosotros. Él es la estrella de la mañana. Vamos a tener a Cristo en Su plenitud, ya que ahora solo lo podemos experimentar hasta cierto grado y por la fe.
Y de nuevo el cierra con: «El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias» (Apoc. 2:29).
Débora: Bien, cuando Dios actúa como juez ¿alguna vez piensas que es injusto? Nancy describirá al Dios que da y que juzga. Esto será mañana, aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Manteniéndonos firmes en la verdad de la Palabra, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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