Culpable por la ley de benignidad
Debora: ¿Qué harías si estuvieras en la situación de esta mujer?
Dorothy: He estado casada por 55 años, y mi esposo realmente nunca ha llenado mis necesidades. Cuando tenía 20 años de casada, muchas personas me recomendaban que me divorciara, y yo contestaba, «esa no es la voluntad de Dios».
Debora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 15 de febrero del 2023.
Nos encontramos en la serie titulada, ¿Cómo está tu vida amorosa? Nancy se ha basado en el texto que encontramos en la primera carta a los Corintios en el capítulo 13. Hoy ella continúa animándonos a ver el estándar bíblico del amor. Escucharemos de una mujer que estuvo presente mientras Nancy enseñaba esta serie. Ella tiene algo que decirnos acerca del amor y el compromiso. Aquí está Nancy para introducir a nuestra invitada.
Nancy: Dorothy, hace …
Debora: ¿Qué harías si estuvieras en la situación de esta mujer?
Dorothy: He estado casada por 55 años, y mi esposo realmente nunca ha llenado mis necesidades. Cuando tenía 20 años de casada, muchas personas me recomendaban que me divorciara, y yo contestaba, «esa no es la voluntad de Dios».
Debora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 15 de febrero del 2023.
Nos encontramos en la serie titulada, ¿Cómo está tu vida amorosa? Nancy se ha basado en el texto que encontramos en la primera carta a los Corintios en el capítulo 13. Hoy ella continúa animándonos a ver el estándar bíblico del amor. Escucharemos de una mujer que estuvo presente mientras Nancy enseñaba esta serie. Ella tiene algo que decirnos acerca del amor y el compromiso. Aquí está Nancy para introducir a nuestra invitada.
Nancy: Dorothy, hace poco estábamos hablando, y compartiste conmigo una historia que me pareció hermosa y es una ilustración tan poderosa de ese tipo de amor del que hemos estado hablando en esta serie. El tipo de amor que es paciente, que es sufrido. ¿Compartirías con las damas que nos escuchan hoy un poquito de lo que compartiste conmigo?
Dorothy: Antes de esta reunión el día de hoy, el Señor me ha estado hablando. Le pedí que me mostrara las cosas en mi corazón que son un obstáculo para que Él me use. Él me mostró que soy impaciente, una persona muy impaciente. Se muestra en la forma en que trato a mi esposo. Él tiene Alzheimer. Tengo que repetirle las cosas muchas veces y me impaciento verdaderamente.
Es como si él no me escuchara hasta que sueno enojada. Me odio a mí misma por esto. Odio sonar de esta forma. Le he pedido al Señor que me ayude a aprender a tener Su paciencia para tratar a Mel realmente como Él quiere que lo trate, como Él trata a Mel; como Él lo ama. Él fue quien lo hizo de esa forma.
He estado casada por 55 años, y mi esposo realmente nunca ha llenado mis necesidades. Cuando tenía 20 años de casada, muchas personas me recomendaban que me divorciara y yo contestaba, «esa no es la voluntad de Dios». Me sentía culpable por no amarlo como debía.
Fui a un pastor y esa fue la primera vez que yo vi a Dios en otra persona. Le dije a él, «me siento muy culpable. No amo a mi esposo como debo hacerlo». Él solo me miró y me dijo, «Jesús está en ti, ¿no es así?» Yo dije, «sí». Él dijo, «Él lo amará a través de ti».
Entonces me fui a casa y oré todos los días, cada mañana. Dije, Señor ama a mi esposo a través de mí. ¿Sabes qué? Me desperté una mañana y estaba enamorada de él. Era tan asombroso que Dios hiciera esto, que contestara mis oraciones así.
Y es ahí donde me encuentro con esto del Alzheimer. En este momento, me siento enojada y molesta antes de responderle a él. En verdad me arrepiento de ello. Oro por que Dios cambie esto.
Nancy: Bueno, Dorothy, has dado un gran paso para tratar con este asunto. Mientras escucho tu historia, veo que has amado a este hombre por 55 años, aprendiste a amarlo con el amor de Dios. Tú has sido fiel, tienes un amor que ha perdurado, que soporta y que ha perseverado.
Me da la impresión de que Dios te está dando una nueva oportunidad, una nueva prueba para ayudarte a crecer hacia un nuevo nivel de amor. El mismo amor del que el pastor te habló hace 35 años: Jesús viviendo en ti. En aquella ocasión fuiste a casa y dijiste: «Jesús ama a mi esposo a través de mí». Me suena a que esa es exactamente la forma en que Dios quiere trabajar en tu vida hoy. Ahora en esta nueva situación, tú tienes el mismo Jesús viviendo en ti.
Dorothy: Necesito empezar a orar otra vez.
Nancy: Dios te da una nueva oportunidad hoy de decir, «Señor, Tú has amado a través de mí todos estos años. Ahora, en esta prueba cuando mi esposo está en esta condición física tan difícil, ¿podrías amarlo a través de mí de la misma manera que lo has hecho durante todos estos años? Quiero creer que el Señor lo hará de nuevo ahora. Es ahí donde se prueba nuestra fe, ¿no es así?
Por cierto, ¿creen que Dorothy califique como mujer mayor? Se espera que las mujeres mayores enseñen a las mujeres jóvenes, y muchas de las que nos escuchan hoy son más jóvenes que Dorothy. ¿Qué es lo que se supone que deben enseñar a las mujeres jóvenes? Cómo amar a sus esposos.
Dorothy, acabas de cumplir la Palabra de Dios al compartir tu vida con nosotros, al ser nuestra tutora, al mentorearnos y discipularnos. Tienes un mensaje en tu vida que yo no tengo. Dios no solo quiere que seamos espectadoras al escuchar a las mujeres mayores compartir de sus vidas, sino que Él quiere que nos preguntemos, «¿Señor qué debo aprender?»
Las mujeres mayores deben enseñar. ¿Qué deben hacer las mujeres jóvenes? Aprender. Quizás haya una mujer joven que nos esté escuchando hoy a la cual Dios le está diciendo, «tu esposo no tiene Alzheimer pero tú eres una mujer impaciente. Tiendes a enojarte con él».
Si Dios te está hablando hoy al corazón acerca de esto, quizás en cuanto a tu relación con Él, o en tu efectividad espiritual, sé pronta para decir, «sí, Señor. Estoy de acuerdo contigo». De eso se trata la confesión. Y después dile al Señor, «cámbiame. Me arrepiento. Lléname con tu Espíritu. Hazme amorosa, sufrida, igual de paciente como Tú eres conmigo».
Dorothy, has compartido con nosotros que tu esposo tiene Alzheimer. ¿Hace cuánto tiempo que él fue diagnosticado con Alzheimer?
Dorothy: Tal vez seis años. Cinco o seis años. No puedo recordar. Él todavía está bien conservado. Los peores días todavía no han llegado, y eso es lo que me asusta. Necesito la paciencia de Dios antes de que esos días lleguen.
Él puede ir al hogar de ancianos. Él puede ir a la iglesia. Él puede hacer la mayoría de las cosas por sí mismo. Pero no puede razonar, y ya no tiene memoria a corto plazo. Tuve que dejarle una nota esta mañana. Él me preguntó a dónde iba y sabía que no lo recordaría si le decía. Tuve que dejarle escrita la hora a la que regresaría…ese tipo de cosas. Su cuidado hasta ahora solo requiere este tipo de cosas, pero no es nada comparado con lo que viene.
Nancy: ¿No estás agradecida de que no necesitas gracia hoy para lo que ocurrirá dentro de un año o dentro de seis meses?
Dorothy: Dios siempre provee.
Nancy: Él provee lo que necesitas para el día de hoy.
Dorothy: Así es. Él provee cada día lo que necesito, y Él solo nos pide dar un paso a la vez.
Nancy: Eso es exactamente lo que estás haciendo; dar un paso a la vez.
Dorothy: Es todo lo que puedo hacer.
Nancy: Dorothy, algunas personas van a escuchar lo que tú estás enfrentando y dirán, «wao, es comprensible que en una situación como esta uno se impaciente o se moleste». De hecho, muchas personas dirán que estás justificada al enojarte o impacientarte. Pero tú dijiste que Dios te hizo sentir culpable porque esto no está bien. ¿Cómo es eso?
Dorothy: Creo que es comprensible sentirse así tratándose de nuestra humanidad; en nuestra carne, pero no es así como quiero vivir. El Señor quiere que viva una vida espiritual. Él quiere vivir en mi cuerpo. Él es perfecto y eso es un gran reto.
Nancy: Aún así ¿no estás agradecida de que Él tiene misericordia hacia nosotras cuando no somos perfectas?
Dorothy: Él es misericordioso
Nancy: ¿Qué haces cuando te equivocas?
Dorothy: Dios es tan misericordioso. Cuando pienso en lo mucho que nos ama, no solo que Él murió, sino que dejó Su trono y se alejó de Dios Padre. Durante ese tiempo en la cruz fue la única vez cuando ellos no tuvieron comunión el uno con el otro. Nos preocupamos por todos estos bombardeos y todas estas cosas que están pasando a nuestro alrededor y toda la maldad y nos estremecemos. Jesús llegó a ser todo eso y murió por nosotros.
Estoy abrumada por Su amor y Su misericordia. Su misericordia es tan grande. Él llegó a ser eso que a nivel humano aborrecemos, y aún así, porque Él es perfecto, no tenemos la menor idea del sacrificio que Él hizo.
Nancy: Gracias, Señor, por la honestidad, la honestidad tan fresca de esta preciosa hermana y cómo su vida nos ilustra el tipo de amor que muy pocas esposas entienden hoy en día. Gracias por enseñarle, durante todos estos años pasados, cómo amar a su esposo por fe y cómo tú le has dado a ella un amor sobrenatural e increíble por su esposo.
Cuando ella te preguntó si había cualquier cosa interponiéndose en el camino entre ella y Tú para que Tú pudieras usarla en el ámbito espiritual, Tú le mostraste que había una falta de amor, aun antes de que ella escuchara esta serie. Ella era impaciente y estaba molesta con su esposo. Mientras la escuchábamos hablar de esto, todas sentimos de manera natural que, si estuviéramos en sus zapatos, tendríamos la misma lucha. Nuestra carne también querría estar impaciente e irritada. Quizás no lo hubiéramos hecho mucho mejor que ella.
Pero ella no quiere solamente sobrevivir. Ella no solo quiere sobrellevar esto. Ella no quiere ser una víctima, sino que quiere tener victoria en esta relación. Entonces oro para que la vacíes de sí misma. Vacíala de su egoísmo, de la ira, y de las respuestas impacientes.
Y a la misma vez, nos estás hablando a nuestros propios corazones y nos damos cuenta de que hay situaciones donde somos prontas a ser impacientes y a enojarnos. Y no somos sufridas, y oro para que nos ayudes a ser tan honestas como esta hermana.
Debora: Amén. Nancy regresará en un momento, pero antes, recuerda que hemos preparado un recurso que te será muy útil para acompañar esta serie y tu lectura de la primera carta a los Corintios capítulo 13. Es un folleto titulado, ¿Cómo está tu vida amorosa? Este folleto contiene un cuestionario que te ayudará a evaluar tu propia vida amorosa y a hacer de este mensaje algo personal. Puedes descargarlo como PDF a través de nuestra página web, avivanuestroscorazones.com.
Ahora continuemos la enseñanza de Nancy.
Nancy: Hemos estado viendo uno de los temas más importantes de la Palabra de Dios, y consiste en nuestra vida amorosa. Hemos estado tomando una prueba de amor y estudiando 1 Corintios capítulo 13, viendo algunas de las cualidades y de las características del amor, y después buscando evaluar nuestras propias vidas a la luz de estas verdades.
Hemos dicho que el diamante es un símbolo del amor que perdura, y que el joyero utiliza una lupa que magnifica ese diamante hasta 10 veces su tamaño, para ver si hay cosas allí que escapan a nuestra vista, ya que cualquier pequeño defecto puede hacerlo menos valioso. Estamos dejando que la Palabra de Dios sea ese lente magnificador, poniendo nuestras vidas bajo la luz para que podamos ver, y decir, «Señor, ¿hay alguna grieta, hay defectos en mi vida amorosa, en mi amor hacia Ti o en mi amor hacia otros?»
Y nos hemos retado una a la otra a leer y a memorizar este capítulo de 1 Corintios 13 y te sugiero que te comprometas por los siguientes 30 días a leer 1 Corintios capítulo 13 en voz alta, todos los días, al menos una vez al día. Tal vez quieras hacerlo en las mañanas y otra vez en las noches para que puedas ver cómo fue tu día a la luz de esta prueba. Pero léelo en voz alta y deja que Dios empiece a grabar este texto en tu corazón.
He sugerido también que nos comprometamos a memorizar al menos esa porción del medio, los versículos del 4 al 7 donde Pablo describe 15 características; las diferentes facetas de este diamante, de este amor esplendoroso de Dios.
Permíteme leer ese texto. A través de esta serie voy a leer esa sección muchas veces. Lo leeré de diversas traducciones para que puedas captar los muchos significados y puedas comprender estas palabras. Leyendo ahora de la versión Reina Valera, empezando en el versículo 4 de 1 Corintios, capítulo 13.
«El amor es sufrido, es benigno, el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser».
En nuestra última sesión vimos el hecho de que el amor es paciente. El amor es sufrido. El amor no busca venganza. Y ahora llegamos a la segunda característica, el amor es benigno. Un escritor ha dicho, que la paciencia (la primera característica), soportará o recibirá cualquier cosa de los demás, pero la benignidad dará cualquier cosa a los demás, aún a sus enemigos. Benignidad es un amor que da. Es servicial y lleno de gracia. Es activo, es tener buena voluntad hacia los demás.
Recuerda, mientras nos evaluamos con esta prueba, si eres como yo y escuchas estas características…las he estado rumiando por largo tiempo antes de enseñar estas sesiones. Y salí de algunos de estos tiempos de estudio sintiéndome como un gran fracaso. No hay forma en que yo pueda amar de esta forma. Nunca seré tan bondadosa como debo serlo, ni tan paciente ni tan sufrida como necesito ser.
De hecho, esta es la primera clave para cultivar el amor de Dios, darnos cuenta de que nunca podremos amar de esta forma en nuestras propias fuerzas. No hay nada amoroso en mí. No importa qué tanto tiempo tenga caminando con el Señor. Nunca tendré amor natural dentro de mí. Y entonces, ¿cómo puedo obtener ese amor? Continuamente tengo que reconocer delante de Dios que no tengo ese amor. Tengo que confesarle, y tengo que pedirle que me llene con Él mismo, con Su Espíritu, con Su amor.
De manera que el amor actúa benignamente hacia los demás. Hay unas ilustraciones maravillosas de esto en las escrituras, pero una que me viene a la mente en particular es la historia de José. Recuerda los últimos capítulos del Génesis, como José experimentó un suceso tras otro de manos de aquellos quienes lo maltrataron. Lo juzgaron mal, fue abusado, fue maltratado. Y gran parte del abuso vino de parte de sus hermanos.
Años después de haber sufrido en manos de sus hermanos, y habiendo estado separados por años, el momento llegó cuando sus hermanos llegaron a Egipto. Y José ahora era el segundo en autoridad en Egipto y él estaba en una posición en la cual pudo haberse vengado de cada uno de aquellos que lo maltrataron, incluyendo a sus hermanos.
Sus hermanos fueron a Egipto. Ellos no reconocieron a José al principio, pero finalmente José se identificó a ellos. Los hermanos, como te podrás imaginar, debieron haber estado aterrados. ¿Qué es lo que José va a hacer con nosotros? Él era indefenso cuando lo herimos pero ahora es un hombre muy poderoso. ¿Qué va a hacer?
Y leemos en Génesis, capítulo 45, donde nos dice la respuesta. Él les dijo a sus hermanos. «Y habitarás en la tierra de Gosén, (un lugar especial que he separado para ustedes) y estarás cerca de mí, tú y tus hijos y los hijos de tus hijos…» Allí proveeré también para ti, pues aún quedan cinco años de hambre, para que no pases hambre tú, tu casa y todo lo que tienes» (Gén. 45:10-11).
Después las escrituras dicen que él le dio a Israel provisiones para el viaje de regreso. Les dio cambios de ropa, diez burros cargados con buenas provisiones de Egipto y diez burros cargados con grano, pan y comida. Eso es benignidad en acción.
José no les debía nada a sus hermanos, y los llenó del amor de Dios, «escogió el camino de la benignidad». Les entregó provisiones. Les dijo, «yo supliré sus necesidades». Lo hizo en formas muy prácticas, como comida, ropa y un lugar donde vivir.
Piensa en esa persona que te ha hecho daño. Puedes imaginarte diciéndole, «¿qué podemos hacer para suplir tus necesidades físicas, prácticas o materiales?» Eso es bondad. Yo sé que algunas de nosotras estamos un poco asombradas, pensando, y ¿cómo puede ser esto posible? No puede ser a menos que Dios los ame a través de nosotras. La benignidad de Dios es lo que motiva nuestra benignidad.
Algo que nos dice el libro de Romanos es que la bondad de Dios nos lleva al arrepentimiento. Dios nos muestra benignidad al sacrificar a Su Hijo por nosotras y al derramar Su misericordia sobre nosotras y suplir para nuestras necesidades, nuestras necesidades emocionales y nuestras necesidades espirituales, aún cuando estábamos rebelándonos contra Él. Cuando éramos sus enemigas. Matamos a Su Hijo y Dios dijo, «acércate a mí. Tengo un lugar reservado para que vivas en el cielo para siempre. Te daré comida espiritual. Vendré a tu vida. Comeré contigo y te dejaré comer conmigo. Quiero una relación contigo. Te ministraré en tus necesidades». Nuestros corazones claman a Él, «oh Dios, no merecemos Tu benignidad...¿cómo puedes ser tan bondadoso para con nosotras?»
Entonces, ¿qué pasa? Somos movidas al arrepentimiento. Benignidad. Dándonos a otros y sirviéndoles. Pienso que un lugar donde la bondad es muy importante y que hemos descuidado, es ¿cuál? ¿Cuál dirían ustedes? Dentro de las cuatro paredes de nuestros hogares. ¿Por qué somos más amables hacia los extraños, hacia las visitas, que hacia aquellos con quienes vivimos? ¿Por qué damos por sentado a las personas que más conocemos?
Ahora si alguien viene a nuestra casa y tira algo en la alfombra o hace un desorden o rompe algo, soy pronta para decirle, como tú también lo harías si yo visitara tu hogar, «oh, no es problema». Soy pronta en mostrar bondad cuando mis invitados vienen a mi casa. ¿Pero qué ocurre con aquellos que son miembros de mi propia familia?
Si hay una invitada en mi hogar y ella quiere hablar acerca de algo que es de su interés, me voy a tomar todo el tiempo que ella quiera para sentarme ahí y escucharla. La escucharé con bondad y con atención. Pero ¿qué sucede cuando estoy con mi madre, con mis hermanos, con mis hermanas, con aquellos que he conocido toda mi vida? Quizás ellos quieran contarme una historia sobre lo que acontece en su vida, y sin embargo yo muestro más interés por el libro que estoy leyendo en ese momento.
¿Eres tú benigna en tu hogar? ¿Eres amorosa con aquellos que conoces mejor? Esto es tan importante, ¿haces actos bondadosos? Esta es una de las cosas que han marcado a las mujeres santas de Dios. Hacer actos de caridad, de servicio, de hospitalidad, usando, notas, tarjetas, siendo sensibles a las necesidades de los demás.
Tengo una amiga que tiene una vecina que fue atropellada por un vehículo mientras cruzaba la calle de enfrente a su casa. Mi amiga nunca había tenido gran relación con esa vecina quien no era muy agradable, ni estaba interesada realmente en asuntos espirituales. Pero mi amiga por meses empezó a llevarle alimentos a esta mujer y a su familia todos los días. Actos de bondad.
Ahora, no es como que ella no tenía una familia propia que cuidara de ella. Ella la tenía. Mis amigos me contaron acerca de la increíble transformación que tuvo lugar en la vida de esa vecina al haber visto el amor de Cristo mostrado en actos de bondad y de servicio.
No solo es importante hacer actos de bondad, sino también tener un espíritu correcto mientras llevamos a cabo estas acciones. Y también hablar palabras de bondad.
Hay un pequeño versículo en el libro Proverbios. A veces deseo que no estuviera allí. Proverbios capítulo 31, en el versículo 26 dice que la mujer sabia o la mujer virtuosa: «Abre su boca con sabiduría, y hay enseñanza de bondad en su lengua». Cuando ella abre su boca para hablar, las palabras que salen son palabras benignas. Ella es lenta para condenar.
Hace algún tiempo estaba haciendo una entrevista en vivo en la radio. Y un hombre llamó y me dijo, «¿puedes ayudarme? Mi matrimonio está en problemas y una de las razones es que mi esposa critica todo lo que digo».
Ahora, para mí ese no es el contexto para ayudar a este hombre a restaurar su matrimonio, pero me entristeció escuchar esto. No sé nada más de la situación, más que eso, pero vi un hombre cuyo espíritu había sido herido porque tenía una esposa que no tiene la ley de benignidad en su boca.
Debora: ¿Tienes la ley de benignidad en tu boca? Todas necesitamos crecer en esta área, no importa si eres joven, mayor, soltera o casada.
Y ya que estamos hablando sobre ¿Cómo está tu vida amorosa?, quiero compartir contigo un correo electrónico que recibimos de una mujer que decía: «Me sentía desanimada y deprimida esta mañana con respecto a mi matrimonio». Y luego procedió a contar algunos de sus problemas y las luchas que han surgido en su matrimonio durante el último año. Ella escribió,
«Esta mañana le pedí a Dios que me diera fuerzas y, mientras estaba limpiando, escuché un episodio de Aviva Nuestros Corazones. Se trataba de seguir amando a tu marido y de tener fe en que Dios te dará las fuerzas para hacerlo. Me arrodillé allí mismo, y oré a Dios. Le doy tantas gracias por haberme ayudado cuando tanto lo necesitaba».
Nancy: Es de gran alegría para mí recibir correos electrónicos y cartas que nos comparten cómo Dios está usando este ministerio para avivar corazones y para transformar vidas.
La vida de esta mujer no hubiera sido tocada si no hubiese sido por nuestros fieles oyentes, quienes oran por nuestro ministerio y lo apoyan financieramente.
Somos un ministerio que depende del apoyo de su audiencia. Tu donación alcanza a mujeres como esta; mujeres que quizás hoy están al final de sus fuerzas y que desesperadamente necesitan del mensaje de la gracia de Dios y de Su amor.
De manera que si el Señor te ha bendecido financieramente y estás en capacidad de ayudarnos, solo quiero dejarte saber lo mucho que significará para nosotros. Y no solo para nosotros, sino para otras mujeres que pudieran estar escuchando hoy y que necesitan este mensaje.
Debora: Puedes hacer tu donación visitando nuestra página web, avivanuestroscorazones.com.
Al hacer tu donación indica que quieres recibir el recurso «Convirtiéndote en una mujer prudente». Enviarte recursos como este es nuestra forma de decirte: «¡Gracias por tu apoyo y ser parte de lo que Dios está haciendo a través de nuestros recursos alrededor del mundo!»
El folleto, «Convirtiéndote en una mujer prudente», te ayudará a responder preguntas como: ¿Qué tipo de mujer eres para tu familia y las personas que te rodean?
Recibirás consejos prácticos e instrucción realmente necesaria para nuestra generación.
Nancy: Bien, uno de los más grandes enemigos del amor es la envidia.
Escucharemos más de esto mañana en el siguiente programa. Por favor acompáñanos en Aviva Nuestros Corazones.
Debora: Procurando alcanzar el amor juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
Únete a la conversación