Cúbreme con tu sombra
Annamarie Sauter: Todas podemos aprender de una mujer que dio a luz en un establo.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Dios quiere usarte para que le des vida espiritual a otros. Lo que hizo María al cargar la vida del Hijo de Dios en su vientre por esos nueve meses y dar a luz a ese niño, es un retrato de lo que Dios quiere hacer en nosotras y a través de cada una de nosotras.
Como sus hijas, Dios ha puesto en nosotras la vida de Su Hijo Jesús. Nuestra tarea, nuestro llamado en esta tierra, nuestra labor, es ser instrumentos para llevar la vida de Jesús a este mundo.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. La lectura para hoy en el Reto Mujer Verdadera 365 es la carta escrita por Santiago.
En nuestras culturas enfatizamos mucho la belleza física, …
Annamarie Sauter: Todas podemos aprender de una mujer que dio a luz en un establo.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Dios quiere usarte para que le des vida espiritual a otros. Lo que hizo María al cargar la vida del Hijo de Dios en su vientre por esos nueve meses y dar a luz a ese niño, es un retrato de lo que Dios quiere hacer en nosotras y a través de cada una de nosotras.
Como sus hijas, Dios ha puesto en nosotras la vida de Su Hijo Jesús. Nuestra tarea, nuestro llamado en esta tierra, nuestra labor, es ser instrumentos para llevar la vida de Jesús a este mundo.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. La lectura para hoy en el Reto Mujer Verdadera 365 es la carta escrita por Santiago.
En nuestras culturas enfatizamos mucho la belleza física, pero Dios está interesado en nuestras cualidades internas tales como la pureza, la fidelidad y la humildad. A lo largo de la serie a la que damos inicio hoy, Nancy nos pintará un retrato de una hermosa mujer –ordinaria, así como tú y como yo– pero una mujer que caminó con Dios. Veamos la vida de María de Nazaret.
Nancy: Al hablar con mujeres cristianas he encontrado que muchas de ellas tienen el deseo profundo en sus corazones de ser mujeres piadosas. Pero muchas de ellas han compartido que en realidad no saben cómo ser esas mujeres de Dios, porque en muchos casos, no han tenido un modelo de cómo luce una mujer piadosa.
Estoy tan agradecida de que la Escritura nos pinta algunos maravillosos retratos de mujeres piadosas. Una de mis favoritas es María, María de Nazaret, la madre de Jesús.
Algunas de nuestras tradiciones han exaltado a María de una forma mayor de lo que la Escritura lo hace. Pero otras tradiciones, reaccionando a este sobre énfasis en María, le han restado importancia a María y no le han dado el honor que la Escritura le da.
Por eso queremos encontrar un equilibrio y regresar a la Palabra de Dios y enterarnos de lo que la Escritura tiene que decir acerca de esta mujer. En las siguientes sesiones vamos a estar viendo algunas de las cualidades en la vida de María de Nazaret, y son cualidades que están presentes en la vida de una mujer que quiere ser una mujer piadosa.
Estas cualidades, cuando las unes, pintan un hermoso retrato de una mujer de Dios. En esta mujer encontramos un modelo. Encontramos un ejemplo –no un ejemplo perfecto– pero sí uno que nos enseña lo que significa caminar con Dios, como mujer, en estos tiempos.
Déjenme pedirles que vayan en sus biblias, al Evangelio de Lucas, capítulo uno. Déjenme decirles que al ver cada una de estas cualidades, voy a ir haciendo ciertas preguntas en relación a cada cualidad, algo que nos ayudará a evaluar si esta es realmente una cualidad en nuestras vidas.
La intención de Dios nunca fue que Su Palabra simplemente entrara a nuestras mentes. Dios quiere que Su Palabra entre a nuestros corazones y a nuestras vidas, y que luego esa verdad se reproduzca en otras vidas, a través de la nuestra.
Así que no solo vamos a aprender de María, vamos a hacer unas preguntas bastante penetrantes al corazón para ver dónde estamos en relación a estas cualidades.
Estoy leyendo en Lucas capítulo uno empezando en el versículo 26.
«Y al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre que se llamaba José, de los descendientes de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel, le dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor está contigo; bendita eres tú entre las mujeres. Pero ella se turbó mucho por estas palabras, y se preguntaba qué clase de saludo sería este. Y el ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. Y he aquí, concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo» (vv. 26-32).
Conforme la historia de la vida de María se desarrolla, la primera cosa que sobresale de esta mujer es que era una mujer ordinaria –no había nada notable o extraordinario acerca de ella.
Aparentemente no era de una familia adinerada; no era de una familia reconocida. Probablemente era una mujer sin educación, probablemente analfabeta, no podía leer, porque en ese tiempo, a las mujeres no se les enseñaba a leer.
Era soltera, joven, probablemente era una adolescente.
Estaba comprometida para casarse. Me imagino que ella hacía lo que toda novia comprometida estaría haciendo –pensando en casarse– y eso a lo mejor era lo único que tenía en mente, prepararse para que se cumpliesen sus sueños de ser esposa y madre.
Pero un día, Dios estremeció el mundo de esta joven adolescente y todo cambió desde la aparición del ángel, el mensajero de Dios que le fue enviado a María. Nada fue igual en su vida de ese día en adelante.
Era una mujer ordinaria. Al examinar su vida, vemos que fue su relación con Jesús la que le dio significado a su vida. Eso es lo que la hace digna de ser estudiada. Es por eso que leemos acerca de ella hoy. Es la relación que ella tenía con Jesús lo que la hizo extraordinaria.
El ángel le dijo en versículo 28: «El Señor está contigo; bendita eres tú entre las mujeres».
Puede que no pienses que eres una persona extraordinaria. Puede que pienses de ti misma como una mujer ordinaria, pero cuando tienes una relación con el Dios de los cielos, cuando el Señor está contigo y en ti, eso le da un significado a tu vida y le da valor. Eso es lo que hace la diferencia en tu vida o en la vida de cualquiera.
En el primer capítulo de 1 Corintios, Pablo habla acerca de esto. Aparentemente no hemos sido las únicas en preguntarnos cómo Dios puede usarnos.
En 1 Corintios capítulo 1, empezando en versículo 26, Pablo dice:
«… pues considerad, hermanos, vuestro llamamiento; (cuando llegaste a creer en Cristo) no hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos (hubo algunos pero no muchos) ni muchos nobles; sino que Dios ha escogido lo necio del mundo, para avergonzar a lo sabio; y Dios ha escogido lo débil del mundo, para avergonzar a lo que es fuerte; y lo vil y despreciado del mundo ha escogido Dios...» (vv. 26-28)
¿Por qué?
«…para que nadie se jacte delante de Dios» (v. 29).
Si tu vida hace alguna diferencia en la vida de otra persona o en el reino de Dios, a la luz de la eternidad, no será porque eres alguien especial. No será porque eres alguien extraordinario. Es porque tienes un Dios extraordinario.
Y entonces cuando Dios te usa, nunca podrás recibir el crédito de lo que Dios ha hecho. Todo el mundo lo sabrá, tú lo sabrás, otros lo sabrán, que Dios ha hecho esto.
Así que, al buscar aplicar estas cualidades a nuestras propias vidas, déjame hacerte estas preguntas: ¿Qué es lo que le da significado a tu vida? ¿Crees que Dios puede usar tu vida para crear una diferencia en este mundo?
Puede que pienses, «no soy una oradora; no soy cantante; solo soy una ama de casa con hijos».
Jamás me digas que solo eres una ama de casa con hijos. Ojalá que tu tribu crezca. Dios te ha dado un llamado especial como madre, como esposa, en tu hogar. Es tu relación con Cristo la que te da significado.
En medio de tu obediencia a Dios, viviendo tu fe en la esfera donde Dios te ha puesto, es allí donde Dios usará tu vida para hacer una diferencia en este mundo.
Lo segundo que veo es que María era una joven pura. Era una mujer que tenía un corazón puro. Se nos dice que era virgen. Eso a lo mejor no te suena inusual, pero hay que recordar que María vivía en la ciudad de Nazaret. Vivía en una comunidad que era conocida por su corrupción moral.
Pero aún en medio de una época y en un lugar geográfico que era conocido por su corrupción moral, María se había conservado pura. Cuando Dios estaba buscando un vaso a través del cual traer a Su Hijo al mundo para traer vida, Él buscó una mujer con un corazón puro.
Pienso en la biografía de Frances Havergal, que fue una de las grandes compositoras de los EEUU; ella fue compositora de himnos. Su biografía se titula: «Guardada para uso del Maestro». Me gusta ese título. Guardada para el uso del Maestro—eso es lo que quiero ser, consagrada. Apartada para el Señor para que Él pueda usar mi vida para cumplir Sus propósitos.
Sé que hay muchas mujeres que están cosechando hoy todas las bendiciones y beneficios de haber tomado las decisiones correctas a través de los años; de haber hecho un compromiso a largo plazo con relación a la pureza personal.
Pero también sé que hay otras que conocen el dolor y la pérdida y el pesar de no haberse conservado puras. Eso no significa que Dios no pueda usarte porque Dios puede y bendecirá un corazón arrepentido. Él puede hacerlo, y también restaurará la pureza de un corazón que está realmente arrepentido delante de Él.
Pero, si has transitado por ese camino, creo que estarás de acuerdo conmigo en que, desesperadamente, tenemos que enseñar a nuestras hijas y a las jóvenes adolescentes, acerca de la importancia y el valor del compromiso con la pureza personal; enseñarles acerca de la posibilidad de vivir una vida sin remordimientos.
Así que te hago la pregunta:
- ¿Eres una mujer pura?
- ¿Tienes un corazón puro?
- ¿Eres pura en tus motivaciones, en tus pensamientos y en tus hábitos privados?
Dios está buscando hoy, mujeres puras que Él pueda usar como Sus instrumentos para lograr Sus propósitos en este mundo.
Veremos en la vida de María que Dios quería a alguien que trajera al mundo a Su Hijo. Dios sigue aún buscando mujeres, vasos dispuestos, instrumentos que sean portadores, recipientes de la vida de Su Hijo Jesús, que estén dispuestas a llevarlo al mundo que tan desesperadamente lo necesita.
Para lograr esto, Dios está buscando recipientes puros que Él pueda llenar con Su Espíritu Santo.
Quiero que también notemos que María era una mujer que no merecía nada. Cuando el ángel primero la contacta en Lucas capítulo 1 –y estamos en el versículo 28– el ángel fue y le dijo: «¡Salve, muy favorecida!»
Esa palabra puede ser traducida, «tú, la que has sido aceptada por gracia». Si eres aceptada ante los ojos del Señor, es por Su gracia. La única manera de ser acepta ante los ojos del Señor es por gracia.
No hay nada en nosotras que nos haga merecedoras de Su favor. Todo lo que recibimos es inmerecido. Ella se maravilla de que Dios la haya escogido, de que Dios la use para lograr Sus propósitos en este mundo.
Me encanta una historia en el Antiguo Testamento –la encontrarás en el libro de Cantares–un libro pequeño que está ahí en medio de la Biblia. Se cuenta la historia de un rey que quería encontrar una esposa. Pero para sorpresa, él no escogió a una mujer de la ciudad capital, una que fuera hermosa o bien educada o que viniera de una familia reconocida.
Al contrario, fue a las afueras, al campo, a un área rural. Allí encontró a una «don nadie», una joven mujer que trabajaba en el viñedo familiar. Su piel estaba maltratada y oscurecida por el sol. No era nadie espectacular, nada que ver con una esposa para un rey, al menos una que nosotras hubiéramos elegido.
Pero el rey le dijo, «quiero que seas mi novia». Ella se asombró, estaba maravillada de que él la hubiese escogido a ella. Nunca pierde el asombro de que él la haya amado a ella.
Ella sigue preguntando. ¿Te das cuenta de cómo se lo pregunta a través del libro de Cantares? «¿Por qué me ha escogido a mí?» Nunca se le da una respuesta a esta pregunta; solo que él la amaba.
Así que seguimos haciéndonos preguntas sobre cada una de estas cualidades para ver dónde estamos en relación a estos puntos:
- ¿Estás consciente de que cualquier cosa buena o útil acerca de tu vida es el resultado de Su gracia inmerecida que fue derramada sobre ti?
- ¿Te das cuenta de que no hay nada bueno ni útil que puedas ofrecerle a Él? Todo es por Su gracia. Ella era una mujer no merecedora.
Quiero que leamos este pasaje que sigue –y hemos estado en Lucas capítulo uno– y quiero volver al versículo 26. La Escritura dice que:
«El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre. Y entrando el ángel, le dijo: El Señor está contigo; bendita eres tú entre las mujeres. Pero ella se turbó mucho por estas palabras Y el ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. Y he aquí, concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de su padre David; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin» (vv. 30-33).
Ahora, en respuesta vemos el versículo 34; María le dice al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que soy virgen?» Y la respuesta del ángel, que me encanta, dice: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso lo santo que nacerá será llamado Hijo de Dios» (v. 35).
Al ver este pasaje, veo que María fue una mujer escogida, escogida por Dios. Ella no escogió a Dios; Dios la escogió a ella. Ella no escogió ser el instrumento que Dios usaría. Dios dijo, «te quiero a ti». No podemos explicar las elecciones de Dios, pero sí podemos confiar en Él y agradecerle.
Ella fue elegida por Dios para una tarea especial con un significado eterno, no porque ella era alguien –no olvidemos esto– sino porque Dios estaba con ella. Es por eso que el ángel dijo: «El Señor está contigo». Eso es lo que la favorece.
Me trae a la memoria el capítulo 15 del Evangelio de Juan, el versículo 16, donde Jesús les dice a sus discípulos, «vosotros no me escogisteis a mí, sino que yo os escogí a vosotros, para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca».
Quiero decirle algo a cada una de ustedes que me escucha: Dios te ha escogido para una tarea de supremo y eterno significado. Dios te escogió a ti.
Puede que no te sientas muy escogida, pero Dios te escogió. Si eres una hija de Dios, Él te escogió. Tú no lo estabas buscando. Él fue a buscarte y Él tiene un propósito con tu vida.
Y me dices, «bueno, Dios tenía un gran propósito para la vida de María, pero en realidad Él no tiene ningún propósito importante con mi vida».
Jesús dijo: «YO te escogí». Él dijo, «te escogí para que vayas y des fruto, fruto que permanezca».
Dios quiere usarte para que le des vida espiritual a otros. Lo que hizo María al cargar la vida del Hijo de Dios en su vientre por esos nueve meses y dar a luz a ese niño es un retrato de lo que Dios quiere hacer en nosotras y a través de cada una de nosotras.
Como sus hijas, Dios ha puesto en nosotras la vida de Su Hijo Jesús. Nuestra tarea, nuestro llamado en esta tierra, nuestra labor, es ser instrumentos para llevar la vida de Jesús a este mundo.
Así que te hago la pregunta:
- ¿Estás consciente de haber sido elegida por Dios para cumplir un propósito específico en esta generación?
- ¿Te has detenido alguna vez a pensar en el hecho de que Dios te escogió a ti, no solo para salvación –y esto ya de por sí es algo maravilloso– sino para ir más lejos y ser parte de Su plan de redención en la vida de sus hijos; de tu pareja, de tus amigos, de tus compañeros de trabajo, de las personas en tu iglesia, gente en tu comunidad? Dios quiere usarte como un instrumento que lleve la vida de Jesús a otros.
Quiero que veamos otra característica en la vida de María y la vemos en el pasaje que apenas leímos. También vemos que ella fue una mujer llena del Espíritu.
Ves, la tarea para la cual Dios escogió a María era humanamente imposible. Ella era virgen. No podía concebir y tener un hijo. Así que su respuesta natural fue, «¿cómo puede ser esto? Soy virgen».
Alguna vez te has encontrado preguntándole a Dios acerca de las tareas que te ha dado, como por ejemplo, criar a esos niños, amar a ese hombre, hacer ese trabajo, dar esa clase de escuela dominical o liderar ese grupo de estudio bíblico… «Señor, ¿cómo puedo hacer esto? No tengo los dones. No tengo la habilidad. No tengo la sabiduría. No tengo la experiencia…»
Amigas, desearía poder contar el número de veces que me he sentido así y que le he dicho al Señor y a otros, ¿cómo lo puedo hacer? No tengo la habilidad, esto es imposible.
Bueno, Dios tiene la respuesta para esta pregunta, y la respuesta que le dio a María es la misma que me ha dado a mí una y otra vez, y es la respuesta para ti también. El ángel le dijo: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra».
Como verás, esta tarea solo era posible por el poder del Espíritu Santo. Dios escogió a esta mujer que sabía que no podía tener un hijo porque Él quería que la gloria fuera de Él. Este iba a ser el Hijo de Dios.
Dios sabía que iba a requerir el poder del Espíritu Santo. YDios se especializa en lo imposible para que nosotras nunca recibamos la gloria.
Nunca olvides que eres incapaz de hacer lo que sea que Dios te ha llamado a hacer. Claro, podrás hacer muchas cosas, pero tú y yo nunca lograremos nada con significado eterno, si el poder del Espíritu Santo no viene sobre nosotras y nos llena y nos permite hacer la voluntad de Dios.
No puedes criar esos hijos. No puedes amar a ese esposo. No puedes cuidar de tu padre o de tu madre anciana. No puedes ser la mujer que necesitas ser en tu trabajo, en tu iglesia, en tu comunidad. No puedes lograr las responsabilidades de ministerio que Dios ha puesto sobre ti. No puedes hacerlo.
Por cierto, desde que llegamos a creer que hemos ganado un poco de experiencia y que ahora podemos hacerlo… es en ese punto, creo yo, que nos hacemos inservibles para Dios porque entonces ya solo se trata del hombre natural… de la mujer natural, de la carne haciendo lo que solo la carne puede hacer. Pero la carne no puede agradar a Dios.
Solo el Espíritu Santo, trabajando y moviéndose en nosotras y a través de nosotras, puede traer resultados que agraden a Dios. Por eso es que debemos estar dispuestas a salirnos del camino y dejar a Dios tomar las riendas y por fe ser llenas del Espíritu Santo de Dios, sabiendo que Él lo puede hacer en mí y a través de mí.
Así que te hago estas preguntas:
- ¿Estás dependiendo del poder del Espíritu Santo para ser y hacer aquello para lo que Dios te ha escogido? Piensa en las responsabilidades que Dios te ha dado, en el rol de mujer en esta época de tu vida.
- ¿Estás conscientemente dependiendo del poder del Espíritu Santo para que haga ese trabajo, para que complete esa tarea?
- ¿Estás buscando llenura fresca y diaria del Espíritu Santo en tu vida?
Cuando te hiciste cristiana, la Escritura dice que el Espíritu Santo vino a vivir dentro de ti y que nunca se va. Pero somos continuamente llamadas a ser llenas del Espíritu Santo.
Una de las oraciones que oro con más frecuencia es, «Señor, lléname nuevamente en este día de tu Espíritu Santo. He hecho miles de veces estas mismas tareas que voy a cumplir hoy. Puedo creer que ya tengo experiencia en esto. Puedo creer que ya soy buena en esto. Pero sé que apartada de Ti, no puedo lograr nada de significado eterno. Así que, Señor, espero en Ti para que me cubras, para que me llenes de Tu Espíritu. Solo así podré saber que los resultados serán realmente sobrenaturales».
Annamarie: Has estado escuchando acerca de cuatro cualidades de María de Nazaret que también pueden ser cualidades tuyas. Vimos que María fue una mujer ordinaria, pura, elegida por Dios como instrumento de Su gracia y llena del Espíritu Santo.
Y no sé en qué circunstancia te encuentras hoy, pero sea que estés abrumada con trabajo, que estés en necesidad económica, que te sientas sola, o que estés cansada de lidiar con relaciones difíciles –o cualquier otra situación– espero que hoy hayas sido animada a caminar con Dios en adoración.
Ninguna de nosotras puede lograr nada de valor eterno si no es porque Dios nos llena de Su gracia y de Su fuerza. Y esto es algo que nos lleva a permanecer en Jesús, atesorando Sus palabras en nuestros corazones. Y así, tu vida puede tener un impacto mayor del que piensas. Mañana Nancy nos hablará más acerca de esto aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Invitándote a decir: «Sí, Señor», Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
Come, Thou Long-Expected Jesus, Nancy DeMoss Wolgemuth, Come Adore ℗ 2014 Revive Our Hearts.
Viviré para adorarte, Iglesia Cristiana Oasis ℗ 2015 Iglesia Cristiana Oasis.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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