Cuando un hijo dice, «Soy homosexual»
Annamarie Sauter: Ángela Yuan tomó el tren para visitar a su hijo y despedirse. Después planeaba quitarse la vida.
Ángela Yuan: Yo sentí que no tenía nada porque vivir, para mí la familia lo era todo. Mi esposo y yo acabábamos de divorciarnos. Y en ese tiempo mi hijo mayor estaba en rebeldía. Fue en ese momento cuando mi hijo menor declaró ser homosexual y dijo que no había forma en la que él podía cambiar, así que se fue de la casa. ¿Qué otra cosa me quedaba?
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Hoy damos inicio a la serie titulada, Desde un país lejano. Si tienes niños pequeños cerca te recomendamos distraerlos con algo, ya que el episodio de hoy trata temas para adultos. Aquí está Nancy con nosotras.
Nancy: Tenemos la bendición de tener esta semana …
Annamarie Sauter: Ángela Yuan tomó el tren para visitar a su hijo y despedirse. Después planeaba quitarse la vida.
Ángela Yuan: Yo sentí que no tenía nada porque vivir, para mí la familia lo era todo. Mi esposo y yo acabábamos de divorciarnos. Y en ese tiempo mi hijo mayor estaba en rebeldía. Fue en ese momento cuando mi hijo menor declaró ser homosexual y dijo que no había forma en la que él podía cambiar, así que se fue de la casa. ¿Qué otra cosa me quedaba?
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Hoy damos inicio a la serie titulada, Desde un país lejano. Si tienes niños pequeños cerca te recomendamos distraerlos con algo, ya que el episodio de hoy trata temas para adultos. Aquí está Nancy con nosotras.
Nancy: Tenemos la bendición de tener esta semana con nosotros en el estudio, a una madre y su hijo que están aquí para compartir su testimonio de fe y el increíble y transformador poder redentor de Dios en sus vidas. A medida que oigo la historia de Christopher Yuan y de su madre Ángela, quienes me acompañan en el estudio en el día de hoy, solo recuerdo la historia de Lucas 15 sobre el hijo pródigo, y cómo Dios siendo un Dios redentor, reconciliador y restaurador, trae esperanza en la desesperanza, luz en la oscuridad, y gozo en la depresión y en el desaliento.
Esa historia del hijo pródigo y de su regreso a casa está bellamente ilustrada en la madre y en el hijo que vamos a estar escuchando esta semana en Aviva Nuestros Corazones. Así que, Ángela y Christopher Yuan, bienvenidos a Aviva Nuestros Corazones.
Christopher Yuan: Gracias a ti por invitarnos.
Ángela: Ay sí, muchas gracias por la invitación.
Nancy: Ustedes estaban compartiendo su testimonio ayer, y tuve la oportunidad de escucharlos. Cuando supe que programaban venir cerca de donde están ubicadas nuestras oficinas principales, contactamos sus oficinas y les preguntamos, «¿habría alguna posibilidad de que pudieran venir y compartir con nuestros oyentes?» Por años he escuchado pequeños fragmentos de esta historia. Y es realmente un privilegio conocerlos. A Ángela la conocí hace quince años, a finales de los años noventa, en una conferencia de Aviva Nuestros Corazones en su iglesia cerca de Chicago. Ahí tuvimos la oportunidad de entrar en contacto. Y en ese tiempo apenas eras una nueva creyente.
Ángela: Sí lo era, Nancy.
Nancy: Pero Dios ha hecho una obra tan maravillosa al traerlos a los dos a la fe y al restaurar sus vidas. Tal vez nuestras oyentes puedan reconocer el término, Desde un país lejano. Porque viene de Lucas 15 donde habla del hijo pródigo que se fue y que malgastó la herencia de su familia en un país lejano. Por eso me encanta el título, Desde un país lejano.
Christopher, quiero que regresemos a ese día de mayo de 1993, habías vuelto a casa de la facultad de Odontología. Tú estabas cursando tu tercer año. Estabas cenando con tu familia y había un ambiente muy tenso. Ángela, sé que recuerdas esa noche con claridad, porque estabas lista para confrontar a Christopher sobre algo que habías descubierto. Solo coméntanos cómo se desarrolló todo.
Ángela: Pues yo recuerdo que Christopher llegó a casa. Pensé que había venido por el Día de la Madres. Solo pensaba en darle la bienvenida porque teníamos meses sin verlo. Pero antes de que él llegara a la casa, mi esposo encontró un video en el sótano. Lo recuerdo porque esto había ocurrido antes; yo tenía miedo de ver el video, le dije a mi esposo que lo viera. Y resultó ser pornografía masculina.
Nancy: Pornografía homosexual.
Ángela: Pornografía homosexual. Cuando estábamos cenando esperé a que mi esposo lo mencionara, pero no lo hizo. Así que cuando lo confronté, dije, «Christopher, estás todavía…» Y Christopher parecía saber de lo que estaba hablando y dijo, «sí, mamá. Soy homosexual».
Nancy: «Soy homosexual». Dos palabras que estaban a punto de cambiar tu vida de forma dramática.
Ángela: Sí. En realidad no es algo que se puede describir. Escandalizada y temblando, me puse de pie. En el momento que me paré me caí al suelo. Me sentí tan mal. Ni siquiera recuerdo si estaba llorando. Yo simplemente colapsé por completo. Ni siquiera recuerdo haber visto a alguien a mí alrededor. Todo estaba oscuro.
Nancy: Estabas devastada.
Ángela: Estaba tan devastada…
Nancy: Christopher ¿y cómo te sentías tú en ese momento? ¿Qué pensaste?
Christopher: Bueno, mi mamá me había dado un ultimátum. Ella me dijo «debes escoger entre la familia o la homosexualidad».
Nancy: ¿Esta conversación fue durante esa cena?
Christopher: Así mismo fue, cuando estábamos cenando. Y mirando atrás, ahora creo entender. Especialmente porque para ese entonces no éramos cristianos, no teníamos ninguna base de cómo vivir para Dios. Y como asiáticos, los valores chinos giran alrededor de la familia. Y eso es tan importante que es el énfasis principal de la vida. Así que para mi madre la familia lo era prácticamente todo. Para ella la elección sería sencilla, obviamente debería ser la familia.
Nancy: Ella pensó que tú dirías, «ya que tengo que escoger, escojo la familia».
Christopher: Y obviamente debido a su cultura ella no lo podía entender. Pero yo nací aquí. Soy descendiente Chino, pero en este momento, no quería ser Chino. Yo quería ser americano. Quería ser como cualquier otro. Así que podía prescindir de la familia, no era lo importante para mí en ese momento. Mi homosexualidad, ser gay, era tan importante para mí como ser Chino. Y en ese momento, incluso yo pensé que era aún más importante.
Así que dije, «bueno, no puedo escoger lo que soy. Ni siquiera escogí ser chino. No escogí ser homosexual». Así que pensé entonces, simplemente digo, «bueno, si no pueden aceptarme, entonces yo no tengo más opción que irme». Y simplemente eso devastó a mi madre.
Nancy: Y tus amigos te habían preparado en cierta forma de que las cosas ocurrirían de esta manera.
Christopher: Ya me habían preparado. Sí, y la verdad me dijeron todo un guión de la historia. Me dijeron, «bien, tus padres reaccionarán así de esta forma. No entenderán. Están pasados de moda. Te van a rechazar. Te sacarán a patadas de la casa». Y en cierta forma, eso era lo que yo quería. Yo quería esa libertad. Quería vivir mi vida sin que mis padres me vigilaran, no quería tener la presión de que me dijeran qué hacer o qué no hacer. Así que ya yo lo esperaba. Tenía sus palabras dando vueltas por toda mi mente.
Nancy: Pero detengámonos un poco aquí, porque hubo muchas cosas que los llevaron a este punto. Christopher, tú ya has dicho que en ese tiempo tu familia no era cristiana. Y Ángela, tú no tenías para nada ningún interés real en las cosas espirituales o en el Señor en ese momento de tu vida, ¿no es así?
Ángela: Así es. Yo pensaba que mientras yo hiciera lo que tenía que hacer lo mejor que pudiera y fuera una persona honesta, yo no necesitaba la religión. No creía que hubiera un Dios.
Nancy: Así que, podríamos considerar que tú en ese momento eras atea.
Ángela: Exactamente.
Nancy: Y en adición a eso, no solo no tenías al Señor, sino que tal vez por eso, tu matrimonio tampoco estaba marchando bien en ese momento. Descríbenos cómo estaba eso de tu matrimonio.
Ángela: Estaba en el peor momento desde que nos casamos, ese año habíamos decidido divorciarnos.
Nancy: Y ¿cuántos años tenían de casados en ese momento?
Ángela: Veintiocho años.
Nancy: Ustedes tenían dos hijos adultos. Y ¿por qué estaban considerando el divorcio?
Ángela: Porque sentí que no había esperanza. Incluso mis dos hijos me animaban a separarme de mi esposo y divorciarme.
Nancy: Debido a que había tanta tensión en la familia y en el matrimonio, ¿qué ocasionó que llegaran hasta ese punto?
Ángela: Peleábamos mucho. Casi todos los días, éramos muy infelices. Mis dos hijos me dijeron, «es inútil, ¿por qué lo siguen intentando? ¿Por qué no simplemente te vas y vives tu propia vida?» Ellos me animaron a divorciarme. Así que hablé con el abogado y empezamos el proceso.
Nancy: Parece que no había mucha comunicación entre ustedes en su matrimonio.
Ángela: No, no teníamos mucha comunicación. Algunas veces el esposo piensa de manera diferente que uno. A veces sentía que él vivía para sí mismo y que no entendía cuáles eran mis necesidades. Y en el caso mío era la familia, mis padres y sus padres.
Nancy: Pero ellos estaban en China…
Ángela: En China. En Taiwán. Pero todavía siguen la tradición china de tener el control sobre los hijos.
Nancy: ¿Así que sentías que él era más leal a sus padres que a ti?
Ángela: Exactamente.
Nancy: Entonces habías vivido tantos años sin el Señor, tenías un matrimonio sin el Señor, y ahora tienes un hijo que está involucrado en algo. ¿Mucho de tu quebrantamiento era porque sentías la vergüenza que esto traería a tu familia?
Ángela: Sí. Es muy vergonzoso en la cultura China la pérdida del prestigio. Y también, en lo personal, simplemente me sentí traicionada. Ya había sentido la traición de mi esposo, y ahora la de mi hijo.
Nancy: Y Christopher, para ti, esto no fue solo una simple incursión en este estilo de vida. Fue algo que empezó realmente con la exposición a la pornografía a temprana edad.
Christopher: A muy temprana edad, Nancy. Recuerdo que cuando tenía nueve años de edad teníamos unos buenos amigos de la familia a los cuales visitábamos en el verano. Ellos eran amigos de mis padres y nosotros pasábamos la noche en su casa, y yo encontré pornografía en su baño. El padre la escondía debajo del lavamanos y recuerdo que la miré, fue entonces cuando me di cuenta que tenia esa afinidad hacia el mismo sexo, y tuve mucho miedo. Creo que tenía como nueve años. Y a los nueve años de edad, no creo que haya sido saludable para ningún niño haberse tropezado con pornografía.
Nancy: A cualquier edad.
Christopher: A ninguna edad, gracias Nancy, esos deseos no deben ser despertados. Fue muy confuso, en mi caso. Nadie me lo había dicho, pero yo sentía que no encajaba con los otros niños. Ni siquiera recuerdo que a esa edad otros niños persiguieran a las niñas. Yo ya tenía este tipo de instinto. Así que fue probablemente el principio de esta lucha. Lo mantuve oculto, esperando que desapareciera, que fuera una etapa pasajera y que luego volvería a ser como los otros niños.
Nancy: Pero eso era exactamente lo que como niño no sentías, que fueras hecho como los demás niños. Porque tú te sentías diferente en muchas maneras.
Christopher: Así es, me sentía muy diferente. Yo realmente nunca sentí que encajaba porque era asiático, era sensible. Yo amaba la música, las artes, y era terrible en los deportes. Así que en casi todos los sentidos no encajaba con los niños americanos que jugaban y se revolcaban en el patio.
Nancy: Y ¿se burlaban de ti por ser diferente?
Christopher: Sí, pero no solo se burlaban de mí por ser diferente, por ser asiático, sino también por ser pequeño y porque la gente me llamaría afeminado. Me ponían sobrenombres. Sabes una cosa Nancy, muchas veces decimos que «los palos y las piedras pueden rompernos los huesos, pero las palabras no pueden hacernos daño».
Nancy: Y eso no es cierto, ¿verdad?
Christopher: No, no es cierto. Quiero decir que una simple palabra puede devastar a un niño por meses. Así que este era el tipo de trato que estaba recibiendo. Y esto afecta a un niño grandemente –los sobrenombres que le ponen. Yo realmente pienso que afecta directamente a su espíritu. Así que desde temprana edad no solo tenía esa lucha, sino que me sentía diferente. Y la gente de hoy en día dice, «bueno, yo desde joven sabía que era diferente, así que debí haber nacido de esa manera».
Pero de lo que me he dado cuenta es que en realidad todos somos diferentes. Creo que debemos darnos cuenta de que ciertamente somos diferentes. Y eso es algo bueno, que Dios nos haya creado de manera única y especial. Pero algunas veces cuando eres muy diferente, la sociedad te desaprueba.
No sería grandioso que como cuerpo de Cristo nos acercáramos a estas personas que lucen marginadas, diferentes y que les dijéramos, «¿sabes qué? Tú como hija o hijo de Dios eres precioso a Sus ojos. Aunque tus compañeros te pongan sobrenombres. A Dios le encanta dar, y Él te ha dado estos dones para que los aprecies».
Nancy: Amén. Sé que tienes una carga acerca de la importancia de que los padres protejan hasta donde les sea posible a sus hijos de ser expuestos a la pornografía. ¿Verdad que tienes una campaña a favor de esto?
Christopher: Así es. Lo creo firmemente. Yo creo que las cosas habrían cambiado significativamente si yo no hubiera sido expuesto a la pornografía a tan temprana edad. No quiere decir que no hubiera luchado, que no hubiera tenido estos sentimientos, pero con seguridad no habría sido a tan corta edad. Yo les ruego encarecidamente a los padres de los niños o a los abuelos, que se aseguren de que nuestros niños, jóvenes o jóvenes adultos, no sean expuestos a estas cosas en sus computadoras, que usen filtros de programas para bloquear la pornografía que bloqueen este tipo de propaganda. En internet hay muchas cosas maravillosas, pero también hay muchas cosas que pueden ser perjudiciales para nuestro crecimiento espiritual.
Pienso que es muy importante que como adultos tengamos la responsabilidad de pastorear y proteger a nuestros hijos.
Nancy: Así es. Y entonces, viniendo de un trasfondo no cristiano, donde no fuiste pastoreado, ni protegido, tomaste algunas decisiones. Y luego en tus años de adolescencia, y en el tiempo en que estuviste en la universidad o en la facultad de Odontología, ¿continuaste activamente con este estilo de vida homosexual?
Christopher: Bueno, la verdad, durante la preparatoria y la universidad mantuve esos sentimientos ocultos y en secreto porque realmente estaba esperando que de alguna manera desaparecieran. Hasta que estuve en la reserva de la infantería marina por un tiempo pensando que, «bueno, tal vez así pueda recuperar un poco de mi hombría, de esta manera voy a lograr encajar». Pero eso no sucedió.
Así que, alrededor de mis 25 años, me fui a la facultad de Odontología en Louisville, Kentucky y allí finalmente fue donde salí del closet. Fui sincero con mis amigos y compañeros. Fue luego del primer año en la facultad de Odontología en la Universidad de Louisville, cuando fui a casa y tuve esta confrontación con mi madre.
Nancy: En este momento, Ángela, tu matrimonio estaba en un hilo, y estabas absolutamente devastada. En ese punto tal vez pensaste que las cosas no se podían poner peor.
Ángela: Así mismo es.
Nancy: Pero sí se pusieron peor. Y me encanta ver cómo sus historias se desenvuelven en medio de estas circunstancias, había un Dios que los estaba buscando a ti, a tu hijo y a tu esposo. Tardaría algunos años que este camino se completara. Pero aquí estás Christopher. Ángela, tú le diste este ultimátum, «escoge a tu familia o la homosexualidad». Él dijo, «no puedo negar lo que soy» y se fue de la casa.
Ángela: Así es.
Nancy: ¿Y se fue? ¿Regresó a la escuela? ¿Cómo te dejó eso, Ángela?
Ángela: Me dejó simplemente desesperanzada. Después de que me levanté del piso, ya era de noche porque estábamos cenando. Y naturalmente, no pude dormir. Sentí que este era el fin de mi vida, porque no había nada que me hiciera querer permanecer en la tierra.
Nancy: Creíste que no había nada por qué vivir.
Ángela: Sí. Sentí que no había nada por qué vivir porque la familia lo era todo para mí. Mi esposo y yo acabábamos de divorciarnos. Y en ese tiempo mi hijo mayor estaba en rebeldía. Se fue de la casa. Fue en ese momento cuando mi hijo menor declaró ser homosexual y dijo que no había forma en la que él pudiera cambiar, así que se fue de la casa. ¿Qué me quedaba? Entonces fui con un ministro, él me dio un folleto acerca de la homosexualidad. Y con ese folleto me fui a la estación del tren y pensé, «bueno, por lo menos quiero despedirme de Christopher».
En el tren estaba leyendo este pequeño folleto, y pensé en lo asombroso que era Dios. Él no me dio un libro porque a mí no me gustaba leer. Si me hubiera dado un libro probablemente no lo hubiera leído. Él no me dio solo una página, eso era muy poco. Él me dio lo necesario. Creo que tendría unas veinte páginas, suficientes para que yo pudiera entender lo que estaba pasando.
Recuerdo que estaba sosteniendo ese folleto y empecé a leerlo en el tren. Por medio de ese folleto, entendí lo que era el amor incondicional. Yo pensé que amaba a mis hijos, que amaba a mi esposo. Y eso no fue todo. En ese momento entendí que el amor de Dios es incondicional.
Nancy: Mañana continuaremos con esta historia, porque lo que pasó en ese viaje en tren realmente te transformó. Y odio dejar a nuestras oyentes esperando, pero vamos a tener que hacerlo. Solo quiero decirte que tú sabes que Dios es un Dios redentor y que Él está en el proceso de redimir estas vidas que están camino a la destrucción.
No hemos llegado aún a hablar acerca de ese viaje, ya llegaremos ahí, pero entonces vemos a una madre quebrantada en busca de esperanza. Y es que realmente había dos pródigos aquí. Ambos estaban en un país lejano. Los detalles de tu vida pueden ser diferentes, pero Dios está orquestando estas circunstancias para que lo mires a Él, para traerte hacia el Padre celestial.
Sé que tenemos a muchas de nuestras oyentes que tal vez hoy están pasando por circunstancias en las que sienten que no hay esperanza. Tal vez sea por situaciones familiares –un divorcio en curso o un hijo pródigo. Tal vez sea algo completamente diferente –una enfermedad terminal o una situación en el trabajo– pero tú te sientes desesperanzada. En la medida en que escuchemos a Christopher y a Ángela contarnos más de esta historia en los siguientes días, tú vas a ser fortalecida, lo creas o no, en la medida en que veamos a Dios intervenir desde el cielo para traernos a estos pródigos a casa.
Annamarie: La conversación que has estado escuchando hoy se basa en el libro escrito por Christopher y Angela Yuan titulado, Ya no vivo yo, que está disponible en español. El subtítulo es, La travesía de un hijo homosexual a Dios. La búsqueda de esperanza de una madre quebrantada. En la transcripción de este programa, en avivanuestroscorazones.com, tenemos disponible el acceso para que lo adquieras. Allí también te recomendamos otras series como esta que te ayudarán a profundizar en lo que has estado escuchando hoy.
Luego de escuchar una se esas series una mujer nos escribió. Escucha lo que nos dijo:
Mujer: «Dios sigue usando estos programas y el ministerio de Aviva Nuestros Corazones de una manera sorprendente.
El año pasado con mi esposo nos dimos cuenta de la condición homosexual de nuestro hijo mayor. Ha sido muy duro pero escuchando la serie que grabaron con Jacky Hill Dios ha abierto mis ojos y he podido primero reconocer que Dios quiere tratar con el corazón de mi hijo.
Pido sus oraciones. Sé que no debo seguir mirando lo externo en él sino la bondad de Dios que anhela y ama el corazón de mi hijo. Y quiero degustar su bondad en mi hogar en esta prueba».
Annamarie: Amén. Es nuestra oración que cada uno de estos episodios sean de edificación para cada mujer que nos escucha, y que traigan esperanza en medio de situaciones donde no parece haber esperanza.
Mañana, acompáñanos para continuar escuchando la historia de Christopher y Ángela Yuan.
Christopher: Como niño no veía mi casa como un lugar seguro. Veía la casa más como un lugar de tensión. Y yo entiendo, que como adultos, siempre necesitamos estar conscientes de nuestros hijos. «¿Es éste un lugar donde los niños pueden venir y sentir como un refugio, un lugar para descansar, un lugar donde encuentran consuelo?»
Todos somos imperfectos. Así que no estoy hablando de tener un lugar perfecto, pero aún en medio de nuestras diferencias, debe ser posible propiciar ese lugar de amor en medio de las diferencias, porque creo que eso es el amor verdadero.
Ángela: Es increíble cómo Dios me preparó para darme cuenta, primero que Dios existe, y luego para decir lo que no estaba preparada para decir, «te amo Christopher».
Annamarie: Asegúrate de acompañarnos para este próximo episodio.
Llamándote a orar por un derramamiento del Espíritu de Dios en tu familia, en tu iglesia y en el mundo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
En Ti Esperaré, Doulos, Himnos, Vo. 2, ℗ 2021 1880747 Records DK.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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