¿Cuándo no debemos comer? Dieta
Carmen Espaillat: Elyse Fitzpatrick dice que no hay nada de malo en sentarse con un grupo de amigas y disfrutar de una buena comida. Pero primero, considera lo siguiente,
Elyse Fitzpatrick: Si estoy haciendo algo que compromete mi conciencia y sé que no debería hacerlo y no creo que pueda hacerlo sin pecar, pero de todas formas lo hago, es ahí, donde usualmente me doy por vencida y digo, “oh, bueno, qué más da, voy a comer lo que yo quiera”
Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth en la voz de Patricia de Saladín.
(Sonido sorbiendo una bebida) mmm, perdón, pero ¡esto está muy bueno!
Bueno, Dios nos ha dado cosas buenas para que comamos—como esta batida, pero necesitamos dominio propio al disfrutar de lo que Él nos ha dado. ¿Cuándo es correcto disfrutar y cuándo no lo es? Veamos una perspectiva de esto al …
Carmen Espaillat: Elyse Fitzpatrick dice que no hay nada de malo en sentarse con un grupo de amigas y disfrutar de una buena comida. Pero primero, considera lo siguiente,
Elyse Fitzpatrick: Si estoy haciendo algo que compromete mi conciencia y sé que no debería hacerlo y no creo que pueda hacerlo sin pecar, pero de todas formas lo hago, es ahí, donde usualmente me doy por vencida y digo, “oh, bueno, qué más da, voy a comer lo que yo quiera”
Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth en la voz de Patricia de Saladín.
(Sonido sorbiendo una bebida) mmm, perdón, pero ¡esto está muy bueno!
Bueno, Dios nos ha dado cosas buenas para que comamos—como esta batida, pero necesitamos dominio propio al disfrutar de lo que Él nos ha dado. ¿Cuándo es correcto disfrutar y cuándo no lo es? Veamos una perspectiva de esto al continuar con esta serie, “Amo comer, odio comer”. Aquí está a Nancy.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: En su libro,(Love to eat, hate to eat) Amo comer, odio comer, Elyse Fitzpatrick, quien ha sido nuestra invitada en estos días aquí en Aviva Nuestros Corazones, ella cita a una aconsejada. Y quiero leerte esa cita. Me pregunto si quizás te has encontrado a ti misma diciendo o pensando algo parecido a esto.
"Cada mañana me levanto con una nueva resolución, de que hoy voy a cuidar mejor mi alimentación. Oro que el Señor me ayude y lo logro, algunas veces hasta la cena. Pero luego me encuentro a mi misma comiendo de todo lo que quiero. Sé, qué debo y qué no debo comer (quién, que esté a dieta no lo sabe) pero me encuentro queriendo comer cierta cosa y cuando menos lo pienso, ya está hecho.
Luego, me digo a mi misma, ¿Para qué molestarme? Como quiera lo echo todo a perder y como de todo. Mientras más hago esto, más me desanimo. Lo dejo por unos días y hasta semanas y luego empiezo todo de nuevo. ¿Por qué cómo de esa manera? Yo no sé pero parece que no puedo romper con este ciclo. Parece que realmente amo comer y también, lo odio."
Y yo te pregunto ¿Puedes identificarte con las luchas de esta mujer? Tengo que decirte que yo misma pude haber escrito eso. Esa puede ser mi historia bien relatada y expresada de una manera bien articulada. Elyse, gracias por haber escrito ese libro, gracias por hacernos pensar en estas cosas. Gracias por dejar al Señor lidiar con estos asuntos en tu propia vida, de tal manera que ahora puedes ser un instrumento de gracia y de ayuda en las vidas de mujeres como yo. Háblanos de esa mujer que se preguntó: pero “¿Por qué como, de esta manera? No quiero hacerlo pero no encuentro la forma de romper con este ciclo”
Santiago capítulo 1, nos habla acerca de por qué hacemos lo que hacemos. ¿Cómo nos puede ayudar eso a entender estos anhelos y estos deseos irresistibles con los que tenemos que lidiar?
Elyse: Santiago capítulo 1 nos dice: "Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión. Después, cuando la pasión ha concebido, da a luz el pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte." (Versículos, 14-15).
Nancy: Ahora, Elyse cuando usamos esa palabra pasión, pensamos que es como algo malo, algo sexual, pero la palabra realmente tiene un significado más amplio que ese.
Elyse: Sí, efectivamente. En el nuevo testamento la palabra pasión es la palabra griega epithumeo, que quiere decir “fuerte deseo”. De tal manera que en esta lucha con la comida la pregunta que nosotras necesitamos respondernos a nosotras mismas es, “¿cuál es mi deseo aquí?”. Yo me encuentro a mi misma en este patrón continuo y habitual. Parte de esto es simplemente un hábito de mi cuerpo de sentir de cierta manera en ciertos momentos del día. Por ejemplo…
Nancy: Bueno las. 3:00 p.m. Chocolate.
Elyse: ¡Correcto! Eso es. Muchas veces almuerzamos y luego alrededor de las tres de la tarde nuestro nivel de azúcar baja o algo así, entonces es cuando frecuentemente nos encontramos comiendo inapropiadamente. Cuando era joven, yo podía llegar de la escuela (mi madre trabajaba fuera, así que me encontraba sola en la casa) y me podía comer hasta seis tostadas a las tres de la tarde. De manera que yo sé, que fisiológicamente mi reloj corporal, en ciertos momentos del día va a hacer que yo esté muy tentada a comer algo, como chocolate, comer pan, esa clase de comida, así que me trae consuelo, así que necesito estar alerta con respecto a esto. Pero además de este problema físico, de este patrón fisiológico, también tengo deseos.
Ves, tengo deseos que dicen algo como, “ se sentiría tan bien comer un helado cremoso y frío en este momento.” Dios ha sido tan bueno con nosotros El nos ha provisto tantas cosas agradables. Podemos experimentar lo dulce lo amargo, lo salado, lo picante, lo caliente, lo frío, lo crujiente, lo suave. Hay tipo de experiencias que podemos tener mientras comemos. Dios no nos tenía que dar papilas gustativas pero Él lo hizo para que nos deleitáramos . El placer no es malo. De manera que yo puedo desear algunas sensaciones y sabores, y esto en sí mismo no es malo. Se hace pecaminoso cuando el deseo de obtener ese sabor es más importante, o sobrepasa mi deseo de agradar a Dios.
Entonces, ¿por qué peco? Peco porque tengo deseos. Algunas veces es sólo un deseo de saborear algo. En otros momentos es el deseo de hacer lo que yo quiero, cuando yo quiera, sin ninguna referencia a lo que Dios tiene que decir al respecto. Ves, yo pienso que ahí es realmente cuando nos metemos en problemas. Es ahí donde nos esclavizamos. Queremos poder decir, “cuando yo quiera una barra de chocolate, debo poder tenerla”
Ahora como en América, tenemos no solamente supermercados, sino tenemos supertiendas de alimentos que tienen toda clase de comidas y experiencias de sabores que te puedas imaginar. Pensamos que hay algo malo, si no podemos ir y obtener lo que queramos.
Pienso que mucho de esto no es solamente un deseo de saborear algo, no es sólo es algo fisiológico que nos pasa a las tres de la tarde por ejemplo, es también este deseo de decir, "tengo que tener lo que yo quiera cuando yo lo quiera”.
Nancy: Y eso realmente es lo que la Biblia llama codicia.
Elyse: ¡Correcto ! Es interesante ver en el libro de Números capítulo 11, tenemos allí una experiencia de los hijos de Israel. Ellos estaban pensando en lo que habían dejado atrás Egipto y ¿sabes qué decían? “Egipto era maravilloso. Recordamos lo maravilloso que era , cuando nos sentábamos alrededor de las ollas de carne (esas ollas de estofado) y esos maravillosos puerros, cebollas y ajos). ¿Por qué dejamos ese maravilloso lugar?” ¿Interesante, verdad?
Nancy: Y ahora tenemos este maná tan aburrido , lo mismo todos los días, no hay variedad.
Elyse: Ves, esto se parece, de nuevo, a lo que le pasó a Eva. Se veía bien. “Todo lo que nosotros vemos es maná”. Casi puedes escucharlos diciéndolo. No teniendo en cuenta, desde luego, el hecho de que era Dios quien les estaba proveyendo milagrosamente, cada día. Ellos no tenían que hacer nada para conseguirlo. Todo lo que tenían que hacer era recogerlo. No me digas que no sabía bueno. Dios lo había hecho especialmente para ellos
Pero de nuevo, hay este deseo. “Quiero algo crujiente; quiero algo caliente; quiero algo frío; quiero algo salado”. Eso era lo que estaba pasando . Y luego hay siempre ese deseo de, “no estoy feliz con este maná ahora mismo. Lo que yo quiero es codorniz. Yo quiero codorniz, así que dame carne para comer.”
Dios dijo, “está bien, ¿quieres carne? Yo te daré carne”.
Y la Biblia nos dice que ellos comieron con codicia. Ellos se tiraron encima de las aves y comieron sin siquiera limpiarlas apropiadamente. Ellos eran comedores codiciosos.
Nancy: Y de manera interesante, el salmo 106, que es un recuento de esta historia de Números, nos dice lo que pasó. Yo me puedo ver retratada a mi misma y a nosotras en esta descripción, en los versículos 14 y 15. “En el desierto ellos se dieron a la codicia.” y La Biblia de Las Américas dice: "Tuvieron apetitos desenfrenados en el desierto, y tentaron a Dios en las soledades." Y en el versículo 15 vemos el resultado “ Él les concedió lo que pedían". Él les dio lo que ellos pedían. Y Eso es lo que yo pienso que es tan triste, tan trágico, y eso mismo es lo que nosotras experimentamos. “Pero El les envió una plaga mortal sobre ellos.” Él envió una enfermedad en medio de ellos. Les dio lo que ellos insistieron en tener, aquello sin lo que según ellos no podían vivir.
En pocas palabras ellos se salieron con la suya; obtuvieron lo que pidieron, su codicia fue satisfecha, pero terminaron enfermos de sus estómagos. En sus corazones, porque esto en realidad era un asunto del corazón, (el deseo es un asunto del corazón, la codicia es un asunto del corazón) es como si Dios nos dijera, “bueno, hazlo a tu manera. Llénate a ti misma, pruébame. Dime que no estás satisfecha con lo que yo he provisto para ti, que no es suficiente para ti. Pero luego tendrás que vivir con la vergüenza, con la culpa, la frustración y la depresión, todas esas cosas, emocionales y espirituales.”
Lo malo de haber conseguido lo que queríamos es que luego nos sentimos tan miserables. Pero ¿por qué? No es la comida lo que nos hace enfermar, bueno, ¡y también pudiera ser eso! Pero es más profundo es el hecho que decimos: “Debo tener algo más de lo que Dios ha provisto para mi bien. No estoy satisfecha con la provisión de Dios. Él no es suficiente. Lo que él me ha dado para disfrutar no es suficiente. Yo quiero tener ese árbol, ese fruto de ese árbol. Dios ha dicho que yo puedo tener todo lo demás, pero yo quiero que tener aquello. Eso es lujuria excesiva. Tengo que tenerlo. No puedo vivir sin esto”. Así que lo puedes tener pero te enfermas en tu alma.
Es por eso que el camino a la libertad es, como Elyse nos ha estado ayudando a ver, es poder identificar esos asuntos del corazón, esos anhelos por lo que son en realidad. No sólo llamarlos, comer compulsivamente -de hecho este es un término respetable porque se ha propagado hoy en día- sino llamarlos como la Escritura los llama: codicia, lujuria lujuria desmedida, glotonería, un enfoque excesivo en la comida.
Permítanme recordarnos, como Elyse lo ha hecho en su libro, que no son sólo las personas obesas, quienes tienen estos asuntos del corazón. Tú puedes ser delgada y ser glotona porque tu enfoque está en llenar tus deseos físicos y sensuales en exceso. Antojos, insistir en algo en lo que Dios te ha dicho que es más de lo que necesitas y más de su buena provisión para ti.
Déjame contarte una historia, ya que estamos siendo honestas aquí, porque pasó recientemente. Me estaba preparando para esta serie. No sé si yo estaba más vulnerable de lo normal porque nos estábamos preparando para grabar esta serie. Pero realmente no era tan inusual. Quiero que me ayudes a pensar, qué debí o que pude haber hecho en esta situación. Esto pasó hace unos días solamente.
Estaba en un restaurante. He iba a comer ahí con unos amigos, pero por nuestros horarios, yo llegué 30 minutos antes que ellos. Así que me senté y guardé la mesa. Y tenía mi Biblia conmigo, la saqué y comencé a leerla. Estaba teniendo realmente un buen tiempo con las Escrituras, leyendo la Palabra de Dios, de la cual, de hecho, Elyse tú nos dejas ver en tu libro, la importancia de las disciplinas espirituales de la Palabra y de la oración. Estas han sido de tanta ayuda y de protección en cuanto a lidiar con todos estos asuntos del pecado en nuestras vidas.
Así que estaba sentada en este restaurante rodeada de comida. Debo decir que todo el tiempo que estuve leyendo las Escrituras, me distraía mucho con el pensamiento de la comida, de lo que iba a ordenar, o de lo que iba a comer o de lo que vamos a comer. Luego comencé a pensar, “bueno, cuando ellos lleguen aquí, van estar verdaderamente felices si hay algunos aperitivos listos sobre la mesa, porque van a llegar hambrientos.” Era una familia. Así que tan pronto supe que iban a llegar, ordené un par de cosas verdaderamente deliciosas, aperitivos muchos carbohidratos, y los aperitivos llegaron antes de que mis amigos llegaran. Y me dije, “bueno, voy a esperar hasta que lleguen, no voy a pellizcar nada de esto, sólo espero porque ellos van a llegar en cualquier momento.
¡Pero llegaron tarde! Y yo no pude esperar. Y estaba ahí sentada, y he aquí delante de mí toda esta comida caliente, fresca y algo que yo ordinariamente no como. Pero todo esto estaba delante de mí, así que cerré mi Biblia y sucumbí ante lo que tenía delante. Bueno, unos minutos más tarde llegaron mis amigos y entonces comenzamos a servirnos los rollos. Frescos, calientitos acabados de salir del horno, grandes y realmente deliciosos, buenos. Me encontré a mi misma en toda esta espiral en ese punto y todo se acabó. El hecho fue que yo estuve comiendo durante los siguientes 30 minutos como si nunca más fuera a comer. Quisiera decir que esa es la única vez que esto me ha pasado, pero en realidad esto me ha pasado sucedido repetidas veces.
Me encontré a mi misma dominada por mis deseos, por la lujuria de la comida. Así que si estoy en esa situación… ¿Qué puedo hacer? ¿Qué debería hacer? Ayúdame, o ayúdenme cuando yo me doy cuenta de que estoy comenzando a sumergirme en ese patrón de nuevo, un círculo vicioso ¿qué puedo hacer en ese punto, en un momento como ese?
Elyse: Bueno, creo que la primera cosa que necesitamos hacer es reconocer que vamos a caer en pecado, y una vez hecho eso, ordenas el aperitivo y comienzas a comer. En vez de sólo decir, “bueno, ya he comido; he hecho esto ahora. Entonces debo disfrutarlo”.
Nancy: Y comerme todo lo que hay en el restaurante.
Elyse: Puedes parar ahí. Nosotras tendemos a...no estoy diciendo esto acerca de ti personalmente, pero tendemos a tener la idea de que, si no puedo hacer eso perfectamente -, entonces voy a rendirme con desesperación y voy a sucumbir ante el pecado cualquiera que éste sea -la comida, en este caso.
Lo que pudiste hacer es una serie de cosas. Pudiste haber dicho cuando entraste al restaurante: “Tengo hambre. Si me siento aquí y espero a mis amigos y llegan tarde, puedo meterme en problemas con la comida. Yo sé que tengo hambre, así que voy a ordenar algo pequeño y me lo voy a comer ahora. Y todo estaría bien”.
Ves, no queremos establecer estándares que sean irracionales. Así que pudiste haber dicho, “tengo mucha hambre. Siento que necesito comer algo. Voy a comer algo mientras ellos llegan”. Pudiste haber hecho eso.
También pudiste haber dicho, “está bien, voy a ordenar los aperitivos, pero yo conozco mi corazón y si estoy sentada frente a una crema de cebolla, me la voy a comer toda, así que no voy a pedir nada hasta que ellos lleguen. Porque no es pecaminoso para mí comer esto que me gusta. Ciertamente no es lo más saludable, pero si es algo que sólo hago cuando estoy con mis amigos y mis compañeros, entonces está bien para mí hacerlo. Pero voy a esperar hasta que lleguen”. Y seguro que puedo esperar uno o dos minutos hasta que nos sirvan.
La otra cosa es, si te encuentras en ese caminar y has descubierto o te has dado cuenta “de que estás en problemas. Puedes decir, Voy a comer de más ahora. Ahí viene mi comida, voy a comer demasiado”. Es importante darte cuenta que puedes parar en cualquier punto del proceso. Y, eso no es usualmente lo que hacemos. Nosotras no nos detenemos. Esperamos hasta estar hartas, y nos sentimos horrible y culpables y entonces decimos, ¡oh Dios, ayúdame! ¿Por qué no decimos, “Dios, ayúdame,” al principio de el proceso? Cuando llega el aperitivo y sientes que estás demasiado atraída hacia él, en ese momento es cuando debemos decir, “Padre, por favor ayúdame. Estoy siendo tentada.” Es mi experiencia y yo sé que es probablemente la tuya también, que si dices, “Padre, por favor ayúdame…”
Nancy: Clamar al Señor
Elyse: Correcto “Ayúdame a no ser tentada por eso ahora mismo”, el Señor me ayudará en ese momento. Quizás las personas vendrán más rápidamente o el deseo se disipará. El Señor nos socorrerá.
Nancy: O sea es levarle al Señor la situación en ese momento.
Elyse: Exactamente. Pero ves, hay ese sentimiento de, “si no puedo hacer esto perfectamente, entonces me abandono. No voy hacer nada”. De nuevo, yo quiero dejar algo realmente claro. No creo que haya nada malo en sentarte alrededor de la mesa a disfrutar una buena comida con un grupo de amigas. No hay nada malo en eso. Pero, de nuevo, tenemos que regresar y hacernos las preguntas del corazón.
¿Estoy disfrutando con estas personas y estamos en compañerismo en torno a la comida? Ciertamente Jesús hizo esto aún después de su resurrección. Él estaba cocinando pescados para sus discípulos. Así que eso es algo bueno. No es pecaminoso. Pero si estoy haciendo algo que sé que está comprometiendo mi conciencia, que sé que no debería hacer y que no creo que pueda hacer sin pecar, y de todas maneras lo hago, es ahí donde normalmente tiramos la toalla y decimos: “Oh bueno, qué más da. Voy a comer lo que se me antoje”.
Nancy: ¿Y no te das cuenta en tu corazón cuándo estás cruzando esa línea hacia la glotonería?
Elyse: Sí, sí, sí absolutamente. Necesitamos pedirle al Señor que haga nuestros corazones muy sensibles a esto, a cuando estamos pisando la línea. “Señor hazme saber cuando estoy pisando la línea, para que así pueda disfrutar de la comida”. Quizás lo que voy a comer es tan sólo un bocado de algo. Puedo disfrutarlo, pero no tengo que comérmelo todo.
Nancy: Me he dado cuenta también de que en esos tiempos de tentación, otros en el cuerpo de Cristo, pueden ser de gran ayuda.
De hecho, tú hablas acerca de una compañera para rendir cuentas. El Señor ha estado usando en mi propia vida una compañera para rendir cuentas. Yo viví sola por mucho tiempo, así que muchas veces comía sola. Hubo tiempos en que era de mucha ayuda, primero clamar al Señor y luego llamar por teléfono a alguien o incluso a amigos en la mesa y decirles: "Necesito detenerme" y salir a la luz. El solo hecho de verbalizar esto es un tema. Es una lucha por la que estoy atravesando ahora mismo. Tan pronto como lo digo, algunas veces encuentro ese alivio de la presión y de la tentación porque me he humillado y he dicho, “necesito ayuda”.
Elyse: Así es sucumbimos a la tentación más frecuentemente cuando estamos solas, cuando estamos alejadas de los medios de la gracia. Una de las cosas maravillosas que el Señor nos ha dado es, otras personas en el cuerpo de Cristo. De tal manera que si sientes que estás teniendo una lucha y que vas a caer, (tú sabes que vas a hacerlo) antes de que caigas, toma el teléfono y llama a alguien. Llama a tu pastor, a un compañero de rendición de cuentas. Es realmente importante y tan sólo di, “por favor ora por mí en este momento, realmente estoy en una lucha”. También ten personas en tu vida a las cuales les hayas dado permiso para que te pregunten, “¿cómo estás?”
Nancy: El punto es no trates de hacerlo sola. A veces nos engañamos, y pensamos, “yo soy la única que está atravesando esto. Nadie más entendería. Esto es realmente embarazoso.” Y lo es, pero pienso que nos asombraría ver lo que dice 1era a los Corintios 10:13 “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres;...” (Versículo 13)
Hay otras. Todas estamos caminando en secreto, ocultándonos, siendo muy privadas, pensando que nadie más entiende lo que nos pasa, nadie más puede experimentarlo, cuando de hecho, sí lo hacen. Ellas nos necesitan, y nosotras las necesitamos a ellas para poder atravesar esto juntas y decir, “vamos a exhortarnos unas a otras diariamente de tal manera que nuestros corazones no sean engañados por el pecado. Nos necesitamos las unas a las otras.” Me he dado cuenta de que clamar al Señor y también beneficiarme de las personas que Dios ha puesto en mi vida para ser parte de este proceso, es una gran ayuda en medio de la tentación.
A propósito, quiero decirte, cuán agradecida estoy de que después de ese episodio el que les conté -por la gracia y la misericordia de Cristo- al otro día, cuando estaba leyendo la Palabra, todavía sintiéndome muy culpable, muy frustrada, pude ir de nuevo a la Cruz. Gracias porque Tu sangre es suficiente. Así que por fe y por La, gracia de Dios, esta es una batalla a la que no voy a renunciar. Voy a mantenerme comprometida en esta batalla, no en mis propias fuerzas, sino en dependencia de Su poder.
Elyse, has escrito en tu libro, Amo comer, odio comer, una lista que creo que es de mucha ayuda. Vamos a ponerla en nuestra página, avivanuestroscorazones.com. Nos has provisto de 8 a 10 cosas. Hemos estado hablando de algunas de ellas. Y ahí encontramos algunas cosas prácticas que podemos hacer. Yo hice una copia de esa lista y voy a mantenerla conmigo y va a servirme de referencia.
Todo el libro nos ofrece maneras de evitar encontrarnos en esa posición y tener que lidiar con asuntos difíciles. Pero cuando te encuentras en la mesa o frente al televisor o lo que sea en el momento, saca tu lista y comienza a hacer lo que ella dice. Clama al Señor, llama a tu compañera de rendir cuentas y si es posible, sal a dar una caminata y sal de la cocina ve a otra habitación. Y estas son tan sólo sugerencias prácticas que encuentro de mucha ayuda y pienso que tú también las encontrarás de ayuda.
Carmen: Para leer esta lista puedes visitar nuestra página web AvivaNuestrosCorazones.com. Esta lista es del libro escrito por Elyse Fitzpatrick titulado, Amo comer, odio comer (“Love to eat, hate to eat”—disponible en inglés). Sé que Dios puede darte la fortaleza que necesitas en esta área de tu vida, para así tomar decisiones sabias y que le glorifiquen a Él.
Sabes que en programas anteriores te hemos invitado a apoyarnos financieramente, y aunque verdaderamente necesitamos tu apoyo para continuar en el aire y producir recursos en español para tu edificación, más importante aún es que ores por Aviva Nuestros Corazones y compartas todos estos recursos. Ora para que Dios abra puertas para Su Palabra y nos permita cosechar mucho fruto espiritual entre las mujeres de habla hispana. Únete a nosotros y a hermanas como esta oyente—escuchemos,
Testimonio: Hola hermanas me llamo Giselle VillaLobos soy de Costa Rica tengo cuatro hijos estoy casada y para mi realmente el ministerio de Aviva Nuestros Corazones ha sido de gran bendición porque Dios me ha rebelado por medio de este ministerio mi rol como mujer el propósito que El tiene para mí como mujer he podido entender y abrazar este rol porque a veces nosotras siendo cristianas vivimos muy sujetas a lo que dice el mundo pero gracias a Dios, le doy gracias a El que ha traído a mi vida este ministerio porque por medio de el realmente yo he podido entender que soy una mujer valiosa para El que me ama que debo ser una esposa sujeta a mi esposo, una mujer que le anima, que le ayuda, que lo motiva, que le sirvo a mi esposo que le sirvo a mis hijos.
Como debo yo respetar a mi esposo para que él se sienta amado y valorado y otra cosa muy importante que ha calado mucho en mi vida es que yo me he podido descubrir uno de los pecados ocultos que yo he tenido en mi vida, descubrí que mi pecado oculto era el orgullo, que era un corazón orgulloso, cuando siempre pensé que era una mujer humilde, El Señor ahí me rebelo mi orgullo, el, pecado del orgullo tan feo que es para El Señor el, orgullo y le doy gracias a Dios que ahora lo sé y cada vez que me descubro con mi corazón orgulloso puedo venir delante del Señor confesárselo yo se que El ya me ha perdonado pero ahora yo soy consciente de ese pecado que El Señor me lo ha rebelado por medio de este ministerio.
Yo quiero darle gracias a Dios y a todas las personas que conforman el ministerio Aviva Nuestros Corazones porque es una ayuda importantísima para nosotras las mujeres. Gracias a Dona Fernanda que ha traído el ministerio aquí a Costa Rica y que lo hemos podido conocer y gracias por la vida de ella y de todas las personas de este ministerio y oro por cada una de las personas que lo, conforman y saludos de aquí desde Costa Rica y sigan adelante.
Carmen: ¡Nos alegra mucho escuchar que Dios ha estado obrando por Su Palabra en tu vida, hermana!
¿Hay algún tipo de comida que sientes que tienes que comer antes de terminar el día? ¿Hay algo malo en esto? Discutamos acerca de esto mañana. Por favor acompáñanos de nuevo aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
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