Cuando los problemas te agobian (Daniel 8)
Nancy DeMoss Wolgemuth: Dios nos ha colocado aquí en este tiempo y en este lugar. Estamos aquí para servir donde sea que Él nos haya puesto, mientras que al mismo tiempo mantenemos nuestros corazones firmemente arraigados y plantados en Su reino eterno viviendo con esperanza.
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
¿Hay alguna situación en tu vida o algún acontecimiento en el mundo que te angustie en este momento? Hoy Nancy te invita a poner tu esperanza en realidades eternas, al continuar con su estudio del libro de Daniel titulado, El cielo gobierna: La soberanía de Dios en el libro de Daniel.
Nancy: Bueno, imaginemos que vivimos a mediados del año 1600 y que alguien escribe un libro acerca de muchos eventos mundiales, por ejemplo: Acerca de la invasión de Alemania a Polonia, dando comienzo a la Segunda …
Nancy DeMoss Wolgemuth: Dios nos ha colocado aquí en este tiempo y en este lugar. Estamos aquí para servir donde sea que Él nos haya puesto, mientras que al mismo tiempo mantenemos nuestros corazones firmemente arraigados y plantados en Su reino eterno viviendo con esperanza.
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
¿Hay alguna situación en tu vida o algún acontecimiento en el mundo que te angustie en este momento? Hoy Nancy te invita a poner tu esperanza en realidades eternas, al continuar con su estudio del libro de Daniel titulado, El cielo gobierna: La soberanía de Dios en el libro de Daniel.
Nancy: Bueno, imaginemos que vivimos a mediados del año 1600 y que alguien escribe un libro acerca de muchos eventos mundiales, por ejemplo: Acerca de la invasión de Alemania a Polonia, dando comienzo a la Segunda Guerra Mundial; sobre el Holocausto; la guerra árabe-israelí de 1948; el asesinato del presidente John Kennedy; la caída del muro de Berlín; el genocidio de Ruanda; la guerra Irán-Irak; ¡la pandemia mundial de 2020!
Podrías pensar: «Escribir de esos sucesos en el 1600… ¡No hay forma en que alguien pudiera hacer eso!» Bueno, no es menos sorprendente leer profecías bíblicas escritas cientos –a veces miles de años antes de que ocurrieran los eventos. Y eso es lo que vemos en el libro de Daniel, y debería asombrarnos.
En el libro de Daniel, el punto de toda esta profecía, que puede ser muy confusa –porque no estamos seguras de lo que significa todo esto… El punto de todo esto es muy claro, y es que a través del ascenso y la caída de reyes y reinos en la tierra…¿qué? ¡El cielo gobierna!
Dos años después de la visión del capítulo 7 de Daniel, que vimos en la última sesión, Daniel tuvo una segunda visión. Él tuvo esta visión 350 años antes de que sucedieran los eventos revelados en esta profecía. Babilonia todavía estaba en el poder, y una vez más Dios le mostró a Daniel los eventos que aún estaban por venir.
Ahora, la mayoría de los eventos en la visión de este capítulo, capítulo 8, se centraron en el surgimiento del Imperio griego. Para darte un pequeño bosquejo del capítulo, la primera mitad del capítulo (vv.1-14), es la visión. Y luego la última mitad del capítulo (vv.15-27) el ángel Gabriel interpreta la visión para Daniel. Así que comencemos a leer Daniel 8, teniendo en cuenta que lo predicho en esta visión no iba a suceder sino hasta unos 350 años después.
Versículo 1: «En el tercer año del reinado del rey Belsasar, se me apareció a mí, Daniel, una visión, después de aquella que se me había aparecido anteriormente. Cuando miré en la visión, sucedió que al mirar…» (vv.1-2) –y hablamos de esto en la última sesión: ¡sigue mirando! Sigue mirando las cosas correctas; sigue mirando lo que Dios está haciendo; sigue mirando Su Palabra; sigue mirando lo que se está desenvolviendo aquí en la tierra.
Versículo 2: «Cuando miré en la visión, sucedió que al mirar, yo me encontraba en la ciudadela de Susa, que está en la provincia de Elam…» (v. 2).
Ahora, Susa era una ciudad a 250 millas al este de Babilonia, donde vivía Daniel. Susa se convirtió en una de las capitales del Imperio persa más de un siglo después del sueño de Daniel. Entonces, probablemente Daniel no estaba allí físicamente, pero fue transportado a esa ciudad en esta visión, como sucedió con una de las visiones de Ezequiel. Él dijo:
«Alcé, pues, mis ojos y miré que un carnero estaba delante del río. Tenía dos cuernos, y los dos cuernos eran altos, pero uno era más alto que el otro, y el más alto creció al último. Vi al carnero dando cornadas al oeste, al norte y al sur, y ninguna bestia (referencia a otras naciones) podía mantenerse en pie delante de él, y nadie podía librarse de su poder. Hacía lo que quería, y se engrandeció» (vv. 3-4).
Más adelante, en el capítulo, en el versículo 20, que es parte de la interpretación de esta visión, el carnero con dos cuernos se identifica como el Imperio medo persa. Hablamos de eso antes en Daniel. Es el imperio que siguió al Imperio babilónico.
Uno de los dos cuernos era más largo y vino más tarde que el otro. Esta es una referencia a Persia, que era la más dominante de las dos potencias, los medos y los persas. Este carnero con estos dos cuernos era fuerte, poderoso, agresivo y ningún otro poder podía resistirlo…hasta que…
«Al estar yo observando, vi que un macho cabrío venía del occidente sobre la superficie de toda la tierra sin tocar el suelo. El macho cabrío tenía un cuerno (habla de poder, dominio) prominente entre los ojos. Se dirigió al carnero que tenía los dos cuernos, que yo había visto parado delante del río, y lo acometió con la furia de su poder» (vv. 5-6).
Ahora, hasta este punto, nadie podía oponerse al carnero, pero aquí viene este macho cabrío con este cuerno llamativo.
«Lo vi venir junto al carnero, y enfurecido contra él, hirió al carnero y le rompió los dos cuernos, y el carnero no tenía fuerza para mantenerse en pie delante de él. Lo arrojó en tierra y lo pisoteó, y no hubo nadie que librara al carnero de su poder. El macho cabrío se engrandeció sobremanera, pero en cuanto llegó a ser poderoso, el gran cuerno se le rompió, y en su lugar le salieron cuatro cuernos prominentes hacia los cuatro vientos del cielo» (vv. 7-8).
Son muchas cosas las que están sucediendo, y mucho de esto es un misterio para nosotros, pero las Escrituras nos dan todo lo que necesitamos saber sobre lo que está sucediendo. En los versículos 21 y 22, se identifica a este macho cabrío como representante de Grecia, el imperio que surgió después del Imperio medo persa. Grecia derrocó al Imperio persa. Y los cuernos de este macho cabrío son los gobernantes del Imperio griego.
Más tarde, Gabriel le explicó a Daniel que el cuerno grande y llamativo fue el primer rey de Grecia. Esta es una referencia a Alejandro Magno, quien se movió rápidamente contra el Imperio Persa. Pero luego, con el tiempo –el tiempo de Dios– ese gran cuerno se rompió. Recuerda que Alejandro murió a la edad de treinta y dos años, y fue reemplazado por cuatro de sus generales, representados por cuatro cuernos, quienes dividieron el imperio y gobernaron sus propios reinos más pequeños. Estamos repitiendo algo de lo que vimos en la visión de la que hablamos en el capítulo 7.
Versículo 9: «Y de uno de ellos (estos cuatro cuernos, estos cuatro generales que vinieron después de Alejandro Magno) salió un cuerno pequeño, que creció mucho hacia el sur, hacia el oriente y hacia la Tierra Hermosa (esta es una referencia a Israel, la tierra del pueblo de Dios). (Este cuerno pequeño creció mucho). Creció hasta el ejército del cielo, e hizo caer a la tierra parte del ejército y de las estrellas, y las pisoteó. Se engrandeció hasta igualarse con el Jefe del ejército (sabemos quién es; es Dios mismo), le quitó Su sacrificio continuo y fue derribado el lugar de Su santuario» (vv.9-11).
Este cuerno que una vez fue pequeño, que surge de estos cuatro generales que siguieron a Alejandro Magno, causa estragos en la tierra y estragos contra el pueblo de Dios.
Aprenderemos detalles adicionales sobre este pasaje cuando lleguemos al capítulo 11. Si crees que este capítulo es complicado, ¡espera a que lleguemos al capítulo 11! De aquí a entonces, espero poder darle un mayor sentido a todo esto para todas nosotras.
La mayoría de los comentaristas creen que este pequeño cuerno se refiere al rey helenístico o griego llamado Antíoco IV, Epífanes. ¡Qué nombre! Antíoco Epífanes gobernó desde el año 175 a.C. hasta su muerte en el año 164 a.C. Cuando Daniel tuvo esta visión, era el año 500 a.C., por lo que cientos de años después vendría este rey, este rey helenístico griego llamado Antíoco Epífanes.
Se llamó a sí mismo Theos Epifanes, que significa «dios manifiesto». Él era arrogante. Los reyes de la tierra tienden a serlo. La humildad no es una virtud que caracteriza a muchos de ellos. Se llamó a sí mismo «dios manifiesto». En un juego de palabras, algunos le llamaban burlonamente Antíoco Epimanes, que significa «hombre loco». Los judíos lo llamaron «el malvado» debido a su comportamiento errático y cruel y por su inestabilidad mental.
Este pequeño cuerno (que alguna vez fue pequeño) se hizo grande, se enorgulleció. Este rey humilló y pisoteó a los gobernantes y al pueblo de Dios. Las estrellas que pisoteó, hacen referencia a los gobernantes y al pueblo de Dios. Antíoco Epífanes odiaba a los judíos. Según algunas estadisticas, estuvo detrás del asesinato de más de 100.000 judíos. En 168 a.C. invadió Jerusalén y profanó el templo de Dios al levantar un ídolo del dios griego Zeus. Luego ofreció un cerdo como sacrificio en el templo y detuvo los sacrificios en el templo en Jerusalén. Su objetivo, como queda claro en el versículo 25 más adelante en el capítulo, era destronar a Dios mismo.
Versículo 12: «Y el ejército será entregado al cuerno junto con el sacrificio continuo a causa de la transgresión…» (v.12).
Este cuerno le hizo cosas horribles al pueblo de Dios. Ese término «a causa de la transgresión», aparece en algunas de sus traducciones como, «en la rebelión». El reinado de terror de Antíoco Epífanes fue la manera en que Dios disciplinó a Su pueblo por su pecado y su rebelión contra Él.
Dios usa reyes, gobernantes, leyes y edictos, Dios usa cualquier medio que sea necesario para llamar nuestra atención y llevarnos como Su pueblo a un lugar de arrepentimiento y obediencia.
El versículo 12 continúa diciendo que el cuerno, Antíoco, «… arrojará por tierra la verdad y hará su voluntad y prosperará». No parece que los reyes malvados deban tener éxito, pero a veces lo tienen por un tiempo.
Pienso en ese pasaje del Salmo 2 que dice:
«Se levantan los reyes de la tierra, y los gobernantes traman unidos contra el SEÑOR y contra Su Ungido, diciendo: “¡Rompamos Sus cadenas y echemos de nosotros Sus cuerdas!”» (vv. 2-3).
Los gobernantes de la tierra no quieren rendir cuentas a Dios; quieren ser sus propios gobernantes; quieren ser supremos. Estos gobernantes trafican con la mentira; echan por tierra la verdad. Y Antíoco Epífanes, como es el caso de muchos gobernantes a lo largo de la historia, parecía estar prevaleciendo contra la verdad y contra el Dios del cielo y contra el pueblo de Dios aquí en la tierra.
¿No se siente todo esto tan parecido a lo que sucede hoy en día, cuando miras lo que está sucediendo con los reyes y los reinos de nuestro mundo? ¿Presidentes, primeros ministros, gobernantes? La verdad es pisoteada y parece que estos líderes y gobernantes malvados tienen éxito en lo que hacen. Obtienen la mayor cantidad de votos; obtienen la aprobación de la gente. Pero el cielo gobierna.
Versículo 13: «Oí entonces hablar a un santo, y otro santo dijo al que hablaba: “¿Hasta cuándo durará la visión del sacrificio continuo, de la transgresión que espanta, y de que el lugar santo y el ejército sean pisoteados?”» (v.13).
Los ángeles estaban preocupados, por lo que se preguntaron entre sí: «¿Cuánto tiempo durará esto?» Algunas cosas solo las conoce Dios, ni siquiera sus ángeles las conocen.
¿Hasta cuándo serán profanadas las cosas santas de Dios? ¿Te has preguntado eso hoy en día? «¿Cuánto tiempo, Señor? ¿Cuánto tiempo sufrirá Tu pueblo? ¿Hasta cuándo prevalecerán los malvados? ¿Hasta cuándo será pisoteada la verdad?»
El versículo 14 nos recuerda que el enfrentamiento de los poderes terrenales contra Dios no durará para siempre.
«Y el santo le respondió: “Por 2,300 tardes y mañanas; (un poco más de seis años) entonces el lugar santo será restaurado”» (v.14).
Dios sabe exactamente cuánto tiempo reinará cada rey, cada gobernante, cada reinado, cada imperio. Él sabe cuánto tiempo reinarán. Cada evento en el cielo y cada evento en la tierra opera en el tiempo de Dios, no en el del hombre. Dios coloca un regulador o un límite de hasta dónde y cuánto tiempo pueden ejercer su poder Sus enemigos.
¿De dónde obtienen el poder en primer lugar? Recuerda, se lo ha dado Dios. Dios promete que al final de este tiempo señalado «el lugar santo será restaurado». Tu traducción puede decir «el santuario será purificado». Habrá un fin para la necedad y la tiranía de todo lo que es anti-Dios, y lo que ha sido pisoteado y violado será restaurado. El cielo gobierna.
Versículo 15: «Y sucedió que después que yo, Daniel, había visto la visión y trataba de comprenderla…» (v.15).
Ahí está él mirando, tratando de comprender. Es reconfortante saber que no entendió todo, porque hay muchas cosas que no entendemos, incluso mientras leemos estas Escrituras. Pero sigue mirando, sigue mirando, sigue preguntando, «Señor, dame entendimiento; muéstranos lo que estás haciendo en nuestro mundo». Dios nos mostrará lo que quiere que sepamos, lo que necesitamos saber.
Versículo 15: «Y sucedió que después que yo, Daniel, había visto la visión y trataba de comprenderla, vi de pie, ante mí, uno con apariencia de hombre. Y oí una voz de hombre entre las márgenes del Río Ulai, que gritaba: “Gabriel, (primera mención de ese nombre en este libro) explícale a este la visión”. Él se acercó adonde yo estaba, y cuando llegó, me aterroricé y caí sobre mi rostro, pero él me dijo: “Entiende, hijo de hombre, que la visión se refiere al tiempo del fin”» (vv.15-17).
Si te visita un ángel, no te ríes, no haces una fiesta; caes rendida. Estas son criaturas poderosas.
Daniel estaba profundamente preocupado por el significado y las implicaciones de estas visiones, y aunque vivía en Babilonia, era uno de los santos de Dios. Pertenecía a un reino diferente y su corazón estaba enfocado en el cielo. Su corazón estaba atado al Dios Altísimo. No podía mostrarse apático acerca de estas batallas que se estaban librando en la tierra y arriba en el cielo. Daniel no fue un observador casual del desarrollo de los acontecimientos de la historia.
A veces pensamos: «Escondamos la cabeza en la arena hasta que pase la tormenta. Refugiémonos en nuestras pequeñas reuniones cristianas y esperemos hasta que pase la tormenta». Ahora, hay un lugar seguro bajo las alas de Dios, tenemos un refugio que Él nos proporciona, pero como santos de Dios, debemos preocuparnos profundamente por lo que está sucediendo, por los enemigos de Dios que están ejerciendo su poder y tratando de derribar a Dios. Daniel se preocupó profundamente. Ese corazón compasivo se podrá apreciar de una manera hermosa en su ferviente oración cuando lleguemos al capítulo nueve, en la próxima sesión.
«Él se acercó adonde yo estaba, y cuando llegó, me aterroricé y caí sobre mi rostro, pero él me dijo: “Entiende, hijo de hombre, que la visión se refiere al tiempo del fin”. Mientras él hablaba conmigo, caí en un sueño profundo con mi rostro en tierra. Él me tocó y me hizo incorporar donde yo estaba. “Te voy a dar a conocer lo que sucederá al final de la ira, porque se refiere al tiempo señalado del fin”, me dijo» (vv.17-19).
Vemos en este pasaje y a través de toda la Escritura, el control de Dios, la soberanía de Dios sobre el tiempo. Vemos que habrá un fin de los tiempos. El tiempo de la tribulación, el tiempo de la ira llegará a su fin. Dios ha designado cuándo sucederá esto. Los reyes no determinan eso, las elecciones no determinan eso; Dios determina cuándo llegará el momento de que las cosas cambien.
El ángel le explicó a Daniel las cosas que había visto, las cosas que sucederían en el tiempo señalado, aún cientos de años antes, mientras Daniel hablaba con este ángel.
«”Te voy a dar a conocer lo que sucederá al final de la ira, porque se refiere al tiempo señalado del fin”, me dijo. “El carnero que viste, con los dos cuernos, representa a los reyes de Media y de Persia. El macho cabrío peludo representa al reino de Grecia, (o el reino, en algunas de tus traducciones) y el cuerno grande que está entre sus ojos es el primer rey (Alejandro Magno). El cuerno roto y los cuatro cuernos que salieron en su lugar representan cuatro reinos (cuatro generales que tomaron el poder después de Alejandro) que se levantarán de su nación, pero no con su poder”» (vv.19-22).
Ahora, la descripción que sigue, comenzando en el versículo 23, tiene dos tipos de cumplimiento, como ocurre en muchos casos con la profecía. Tiene un cumplimiento histórico a corto plazo, que será sobre el reinado de Antíoco Epífanes, uno de estos reyes griegos. Pero, como dije, también tiene un cumplimiento a largo plazo, un cumplimiento escatológico, que se cumplirá con el Anticristo.
Antíoco era un tipo, una figura del Anticristo, que será como Antíoco en muchos aspectos, pero aún más poderoso y más malvado al final de los tiempos, lo que conducirá al regreso de Cristo. Así que, lo que vamos a leer aquí, comenzando en el versículo 23, tiene un cumplimiento cercano (está a unos pocos cientos de años) en Antíoco y un cumplimiento lejano, aún por venir, en el Anticristo.
Versículo 23: «Y al final de su reinado (esto es alentador; su reinado tendrá fin), cuando los transgresores se acaben, se levantará un rey, insolente y hábil en intrigas. Su poder será grande, pero no por su propio poder; destruirá en forma extraordinaria, prosperará y hará su voluntad. Destruirá a los poderosos y al pueblo santo» (tanto Antíoco en la historia pasada como el Anticristo venidero perseguirán al pueblo de Dios, el pueblo santo).
Versículo 25: «Y por su astucia…» Será un mentiroso, ¿y quién es el padre de todas las mentiras? Estos reyes, estos gobernantes, este Antíoco, este Anticristo, serán enviados por el mismo Satanás. Estarán bajo su poder y su autoridad.
Y por su astucia hará que el engaño prospere por su influencia. Él se engrandecerá en su corazón, y destruirá a muchos que están confiados. Aún se levantará contra el Príncipe de los príncipes».
Verás, Antíoco en ese entonces y el Anticristo en los días venideros, estos reyes, estos gobernantes odian al pueblo de Dios, porque odian a Dios. Y su manera de llegar a Dios es a través del pueblo de Dios. «Aún se levantará contra el Príncipe de los príncipes».
Pero veamos el final del versículo 25: «Pero será destruido sin intervención humana».
Bien, ¿cuál es el resumen aquí? Varios reyes se levantarán y caerán, y en el tiempo de Dios todos sus reinos llegarán a su fin. Entonces, otro rey despiadado finalmente subirá al trono. Ejercerá un gran poder, pero no será su propio poder, porque finalmente, todo poder es delegado de parte de Dios. Este gobernante será un engañador, peligroso, destructivo y arrogante, autoexaltado, exactamente lo opuesto al Dios del cielo, quien le da aliento y cuyo poder está resistiendo. No se da cuenta de que esta es una batalla perdida. Será quebrantado, y no por manos humanas. Será derrotado por Dios mismo.
Sabemos que Antíoco murió de una enfermedad, y el Anticristo será derrotado por Cristo mismo, por Su espada (según Apocalipsis 19:20).
Los gobernantes humanos que usurpan la autoridad de Dios y persiguen a Su pueblo están todos relacionados con el Anticristo. Tienen el mismo ADN; están en la misma familia. Ese es el espíritu del anticristo, el espíritu que gobierna en nuestro mundo hoy. Estos gobernantes humanos, estos reyes y gobernantes de naturaleza anticristo, continuarán gobernando hasta que Cristo regrese a derrocar a todos los rivales y reinar para siempre sobre todas las naciones de la tierra. Ellosserán quebrantados, porque el cielo gobierna.
Versículo 26: «La visión de las tardes y de las mañanas que ha sido relatada, es verdadera» (v.26).
Estos reyes y gobernantes impíos odian la verdad, pisotean la verdad, «pero lo que has visto es verdadero».
«Pero tú, guarda en secreto la visión (el ángel le dijo a Daniel), porque se refiere a muchos días aún lejanos» (v. 26).
Como dijimos, esta profecía detallada fue escrita 350 años antes de que fuera cumplida por el malvado Antíoco. Esto nos recuerda que Dios no solo sabe lo que sucederá en el futuro, sino que Dios determina lo que sucederá en el futuro.
Versículo 27: «Yo, Daniel, me sentí agotado y enfermo algunos días. Después me levanté y atendí los asuntos del rey; pero yo estaba espantado a causa de la visión, y no había nadie que la interpretara» (v. 27).
Las providencias de Dios en nuestro mundo pueden ser difíciles de afrontar y de entender. A raíz de todas estas revelaciones, la fuerza de Daniel disminuyó, estaba agotado. Pero no se paralizó por la abrumadora visión, ni se obsesionó con tratar de descubrir más de lo que Dios le había revelado.
¿Qué hizo él? «Después me levanté y atendí los asuntos del rey». Volvió a trabajar ¡En Babilonia, sirviendo a un rey pagano! Llevaba una pesada carga mientras iba a trabajar, por todo lo que había visto y oído, pero sabía que todo esto aquí y ahora era solo temporal, y que Babilonia y el Imperio medopersa por venir y el Imperio griego por venir, todo lo que vendría después de eso, el Imperio romano y el malvado rey Antíoco Epífanes, que profanaría el templo y los sacrificios del templo, todo eso que estaba por venir, eventualmente se desmoronaría y no quedaría nada. Mientras tanto, se dedicó fielmente a la obra que Dios le había encomendado que hiciera en el servicio del rey, sabiendo que, en definitiva, estaba sirviendo al Rey del cielo.
Vivimos en un mundo quebrado, quebrantado, caído y caótico, y trabajamos en sistemas humanos que parecen tan poderosos, se parecen tanto al anticristo. Pero todos esos sistemas están destinados a fracasar y a caer algún día. Vemos cosas profundamente perturbadoras que suceden a nuestro alrededor, y ni siquiera me voy a tomar el tiempo de mencionar algunas de estas noticias, porque ustedes saben cuáles son.
Pero escuchas las noticias y se te hace un nudo en el estómago. Es sumamente perturbador. A veces nos sentimos abrumadas y cansadas por todo esto, pero Dios nos ha colocado aquí en este tiempo y en este lugar, y estamos aquí para servir donde sea que Él nos haya puesto, al mismo tiempo, mantenemos nuestros corazones firmemente arraigados y plantados en Su reino eterno, viviendo con esperanza.
¿Cómo podemos tener esperanza? Porque sabemos que los propósitos y las promesas de Dios se cumplirán.
Algunas de ustedes saben que he estado haciendo notas diariamente de mis meditaciones en la Biblia durante los últimos años y, a veces, cuando llego a un capítulo como este, escribo un breve resumen, en unas pocas palabras, de lo que dice ese capítulo, mientras medito en ello. Permítanme leerles la descripción que escribí en mi diario cuando llegué al final del capítulo 8 de Daniel.
Gobernantes poderosos, agresivos, arrogantes
La verdad pisoteada
Las mentiras prevalecen
Los santos son perseguidos
El santuario es profanado
¡¿Cuánto tiempo?! Dios lo sabe
Los malhechores son derrocados
Amén.
El santuario es restaurado
Dios triunfa
El fin
El cielo gobierna…para siempre
Amén.
Annamarie: Cuando estás angustiada por situaciones en tu vida o en el mundo, necesitas recordar que El cielo gobierna. Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha recordado que al tiempo que hacemos aquello que Dios ha puesto delante de nosotras, debemos arraigar nuestros corazones en la verdad de Su Palabra y en Sus promesas. Esto renovará nuestra esperanza.
Y, ¿sabes?, puedes perseverar en medio de los problemas cuando tu corazón permanece en el Señor. Una forma de hacerlo es orando. ¿Cómo está tu vida de oración?
Mañana Nancy profundizará en este aspecto de la vida de Daniel y nos retará a clamar delante de Dios, porque Él responde ante la humildad, el arrepentimiento y las oraciones de Su pueblo. ¡No te pierdas este próximo episodio!
Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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