Cuando la vida no parece tener sentido (Daniel 11)
Nancy DeMoss Wolgemuth: Dios es el gobernante soberano de toda la historia de la humanidad. Él se preocupa por Su pueblo y tiene la intención de traer bendición al mundo a través de nosotros. Aunque a veces es realmente difícil ver cómo podría suceder eso, pero Dios nos ha dado esta visión para aquietar nuestros corazones y animarnos a ser fieles, a confiar en Su corazón, a confiar en Su plan, sin importar cuán sombrío o terrible pueda parecer el resultado. Y esta visión nos recuerda que el cielo gobierna.
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Profundizamos en la Palabra de Dios porque a través de ella conocemos a Dios. Y en la medida en que le conocemos anclamos más nuestros corazones en Él. Esto es imprescindible para vivir una vida plena y abundante en este mundo, aún …
Nancy DeMoss Wolgemuth: Dios es el gobernante soberano de toda la historia de la humanidad. Él se preocupa por Su pueblo y tiene la intención de traer bendición al mundo a través de nosotros. Aunque a veces es realmente difícil ver cómo podría suceder eso, pero Dios nos ha dado esta visión para aquietar nuestros corazones y animarnos a ser fieles, a confiar en Su corazón, a confiar en Su plan, sin importar cuán sombrío o terrible pueda parecer el resultado. Y esta visión nos recuerda que el cielo gobierna.
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Profundizamos en la Palabra de Dios porque a través de ella conocemos a Dios. Y en la medida en que le conocemos anclamos más nuestros corazones en Él. Esto es imprescindible para vivir una vida plena y abundante en este mundo, aún en medio de la incertidumbre. Hoy continuamos profundizando en esto al continuar la serie titulada, El cielo gobierna.
Nancy: Hace un par de semanas recibí un correo electrónico de una querida amiga que se llama Colleen Chao. Colleen ha estado luchando contra el cáncer durante los últimos años, y recientemente se enteró de que el cáncer ha vuelto con toda su fuerza. Está en fase 4, en los ganglios linfáticos, en la columna vertebral, sus costillas, su cadera, y tanto ella como su esposo y su hijo preadolescente están muy afectados por la noticia.
Nos envió un correo electrónico para que supiéramos cómo podíamos orar por ella. Ella dijo: «Creo que tal vez pueda darle algún sentido a nuestro proceso y lo que traerán los días por venir a nuestras vidas, si empiezo con un relato del libro de Daniel, capítulos 8 al 10».
Esos son los pasajes que estudiamos en los últimos episodios. Y el día de hoy antes de pasar al capítulo 11 de Daniel, quiero compartir con ustedes algunos extractos de lo que Colleen escribió. Ella también dijo:
«Daniel era incomparable en cuanto a su fe, conocimiento y sabiduría. Era un hombre de inigualable valor, integridad y oración. En una visión, Dios le reveló a Daniel que setenta años de terrible desolación debían cumplirse sobre su pueblo. En respuesta, Daniel oró: «Ay, Señor –el Dios grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia para los que lo aman y guardan Sus mandamientos… Y ahora, Dios nuestro, escucha la oración de Tu siervo y sus súplicas… Inclina Tu oído, Dios mío, y escucha. Abre Tus ojos y mira nuestras desolaciones y la ciudad sobre la cual se invoca Tu nombre. Pues no es por nuestros propios méritos que presentamos nuestras súplicas delante de Ti, sino por Tu gran compasión». Esto está en Daniel capítulo 9:4;17-18».
Colleen continuó diciendo:
Daniel conocía a Dios tan íntimamente, confiaba en Él tan firmemente, que cuando se enfrentó a una realidad devastadora, que sabía que venía de la mano de Dios, inmediatamente elevó sus oraciones confiando en la compasión, la gracia y la fidelidad de Dios.
Pero también sufrió profundamente por el conocimiento de lo que estaba por venir. Mira cómo reaccionaron su corazón y su cuerpo a las noticias.
Luego Colleen compartió varias frases tomadas de varios capítulos de Daniel. Frases como estas:
- «Me sentí agotado y enfermo algunos días» (8:27)
- «Se me angustió por dentro el espíritu» (7:15)
- «No me quedaron fuerzas» (10:8)
- «Mi rostro se demudó, desfigurándose, sin retener yo fuerza alguna» (10:8)
- «Me ha invadido la angustia y me he quedado sin fuerzas» (10:16)
- «No me queda fuerza alguna, ni tampoco me queda aliento» (10:17)
Daniel dijo todas esas cosas. Y Colleen dijo:
«Estoy tan agradecida de que un poderoso hombre de Dios como Daniel fuera completamente humano, destrozado por las malas noticias, a pesar de que estaba plenamente convencido de la abundante compasión de Dios. Una amiga me animó desde el principio a aceptar el intenso dolor y la tristeza que me consumían, a tratar conmigo con suavidad, en las noches de insomnio, con las lágrimas constantes y el estrés físico que todo esto conlleva. Esta era la palabra que más necesitaba en ese momento, y es lo que veo a Daniel modelando para mí: está bien estar destrozada».
No en un sentido definitivo, sino en un sentido humano inmediato. Está bien que te sientas destrozada por la noticia de la muerte y la destrucción. Ella dijo:
«Así que este mes pasado nuestra familia se ha puesto en los zapatos de Daniel. Hemos clamado de dolor. Nos hemos apoyado en la compasión y la fidelidad de Dios. Nos hemos sentido derrotados, físicamente enfermos y emocionalmente cansados más allá de lo que jamás hayamos conocido. También hemos percibido con intensidad que somos atesorados por Dios incluso en medio del dolor».
Y al final del capítulo 10 de Daniel leemos:
«Entonces el que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez y me fortaleció, y me dijo: “No temas, hombre muy estimado. La paz sea contigo. Sé fuerte y aliéntate”» (vv.18-19).
Y ella concluyó diciendo:
«Dios puede confiarme a mí y a ti noticias devastadoras, pero cuando somos atesoradas por Dios, tenemos todos Sus recursos infinitos al alcance de nuestra mano. La paz es nuestra incluso cuando estamos temblando. La fortaleza es nuestra aun en medio de gran debilidad».
Ahora, mientras leía eso, pensé, tengo que compartirlo con nuestras amigas que han estado escuchando esta serie del libro de Daniel, porque esta es una ilustración de la vida real, de por qué todo esto es importante y lo que significa para nosotras. Quizás hay alguien escuchando el programa de hoy que acaba de recibir un diagnóstico de cáncer o alguna otra noticia terrible. Tu vida cambiará para siempre debido a algo que acaba de suceder…o debido a algo que está a punto de suceder o por algo con lo que has estado lidiando crónicamente durante años.
Y ver desde la perspectiva de la vida de Daniel, que está bien sentir eso profundamente en nuestra humanidad, pero también en medio del dolor y los desconciertos, somos atesoradas por Dios. Saber que Él nos da paz y fortaleza.
Así que, oh Señor, antes de pasar al capítulo 11, solo quiero orar por aquella hermana, o tal vez un hermano, que quizás esté escuchando el programa en este momento y que necesitaba escuchar esas palabras de Colleen. Esto no era solo para ella; era para otros. Es Tu Palabra. Entonces, Señor, danos gracia, paz y fortaleza, y confórtanos con Tu compasión, Tu fidelidad, Tu bondad y Tu misericordia, incluso en medio de situaciones tan difíciles.
Ahora, mientras vemos uno de los capítulos más difíciles de toda la Biblia, te ruego que nos des entendimiento. Oídos para escuchar y corazones para recibir lo que esto significa para la iglesia y para nosotras hoy. Oro en el nombre de Jesús, amén.
Permítanme retroceder por un minuto. Los capítulos del 10 al 12 forman una unidad en el libro de Daniel. Espero que hayas estado leyendo el libro de Daniel, pero cuando llegues al capítulo 11, léelo en el contexto de los capítulos del 10 al 12. El año es aproximadamente el 539 a.C. Daniel tiene ahora más de 80 años, y esta es la última de cuatro visiones proféticas que se le dieron a Daniel en la segunda mitad del libro.
Hay un segmento largo, que comienza en el capítulo 10, versículo 20 hasta el capítulo 11, que es un capítulo largo, y luego a través de los primeros cuatro versículos del capítulo 12. Todo ese segmento es un ángel, creemos que podría ser Gabriel, quien está hablando con Daniel. Así que todo lo que veremos hoy, es el ángel hablándole a Daniel.
Ahora, al final del capítulo 10 de Daniel, donde lo dejamos la última vez, en el versículo 21, este ángel dice: «…te declararé lo que está inscrito en el libro de la verdad…» Y luego llegamos al capítulo 11. En el versículo 2, este mismo ángel dice: «Ahora te declararé la verdad».
Entonces, él ha establecido esto: «Lo que voy a decirte es algo que Dios ha registrado en Su libro de la verdad». Él lo ha grabado para nosotros y es verdadero. Así que, del capítulo 11 hoy y del capítulo 12 mañana, esta es la explicación, el mensaje que Dios le dio al ángel para que le diera a Daniel. Esta es la verdad.
Ahora, el capítulo 11 de Daniel es una narración larga y compleja. Si tomaste el tiempo de leerlo antes de esta sesión, y espero que lo hayas hecho, probablemente te preguntaste: ¿De qué se trata todo esto? y ¿realmente importa? Este capítulo describe siglos de conflictos entre potencias mundiales que parecen irrelevantes para nosotras. Ni siquiera hemos oído hablar de muchas de las personas de las que se hablará en este capítulo.
No voy a intentar desglosar todos los detalles en el tiempo que tenemos hoy, pero quiero que tengamos una idea del panorama general. Este capítulo incluye muchas profecías asombrosamente específicas, tanto así que hay comentaristas a lo largo de los años que han pensado que no hay forma de que Daniel haya escrito esto, que alguien debe haberlo escrito después de que sucedieron todas estas cosas.
Pero sabemos que Daniel lo escribió. Dios le dio estas profecías asombrosamente específicas que son predicciones de eventos históricos reales, cientos de años antes de que ocurrieran. Ahora, yo podría profetizar o predecir cosas que van a suceder en cien años, pero no con 100% de exactitud. Pero Daniel lo hizo bajo la inspiración del Espíritu Santo con 100% de exactitud.
Este capítulo detalla el surgimiento y la caída de reyes y reinos poderosos y malvados. Se siente repetitivo, porque lo es. Hay un patrón en este capítulo. En la descripción de estos cientos de años de historia, verás un patrón que ha continuado a lo largo de toda la historia de la humanidad. Así que lo que estaba sucediendo en esos años todavía está sucediendo de varias formas en nuestro mundo actual.
También vemos en este capítulo que estas naciones y reinos de los que vamos a leer, se oponen y persiguen al pueblo de Dios. Este capítulo describe un tiempo de gran tribulación para la nación de Israel. Es importante recordar, mientras nos sumergimos en esto, que todos estos detalles sobre el ascenso y la caída de las potencias mundiales gentiles fueron conocidos y decretados por el Dios del cielo antes de que sucedieran.
Estos reyes, estas naciones, estaban llevando a cabo la voluntad decretada por Dios. Y así ocurre hoy en nuestro mundo. Dios conoce plenamente el futuro como si ya hubiera sucedido. Y esto es lo que me encanta, todo está bajo Su control. Quiero que recuerdes esto cuando te sientas insegura acerca del futuro. Tu futuro, el futuro de tu familia, el futuro de tus hijos, el futuro de tu esposo, su salud, el futuro de nuestro mundo, el futuro de las naciones, recuerda cuando veas las noticias y sientas la tentación de estresarte por el resultado de varios eventos mundiales. Recuerda, el cielo gobierna.
Ahora, hay cuatro secciones en el capítulo 11. La primera sección son los versículos del 2 al 4, que son algunas profecías sobre los imperios persa y griego, que conducen a Alejandro Magno. Él se convirtió en rey en el año 336 a.C., 200 años después de esta profecía.
El versículo 3 dice:
«Se levantará entonces un rey poderoso que gobernará con gran autoridad y hará lo que le plazca (Alejandro). Pero cuando se haya levantado, su reino será fragmentado y repartido hacia los cuatro vientos del cielo, no a sus descendientes…pues su reino será arrancado y dado a otros fuera de ellos» (vv.3-4).
Ahora, sabemos que después de la muerte de Alejandro en el año 323 a.C., el Imperio griego se dividió entre cuatro de sus generales. Y el resto de la profecía de Daniel, los capítulos 11 y 12, registran dos de esas cuatro dinastías. Ellos son los reyes del norte, leerás esto una y otra vez en el capítulo 11. Los reyes del norte eran los gobernantes de Siria, eran conocidos como los Seléucidas. Están también los reyes del sur que eran los gobernantes de Egipto y se les conoce como los Ptolomeos.
De modo que los versículos del 2 al 4 son predicciones acerca de los imperios persa y griego. Luego, los versículos del 5 al 20 predicen casi 200 años de guerras crónicas entre los reyes del norte y los reyes del sur. ¿Ahora norte y sur en relación a qué? En relación a Israel. Los reyes del norte y los reyes del sur. A lo largo de este capítulo esto es lo que se ve una y otra vez, uno ganaría la delantera, y luego el poder derrotado se levantaría y saldría victorioso. Es un ir y venir entre los reyes del norte y los reyes del sur a lo largo de todo este capítulo.
Ocasionalmente, las dos potencias hacían un acuerdo. A veces se hacía una alianza mediante un matrimonio real, pero las alianzas nunca duraban. De vez en cuando había tiempos de paz, pero eran pocos y nunca duraban mucho tiempo.
Ahora recuerda, Israel estaba situado entre estas dos potencias en guerra. Por lo tanto, Israel a menudo quedaba atrapado entre fuegos cruzados. Básicamente, el que tenía el control, el que estaba en el poder, controlaba la tierra santa. Así que esos son los versículos del 5 al 20, 200 años de guerras entre los reyes del norte y los reyes del sur.
Ahora, en los versículos del 21 al 35, está el surgimiento de un nuevo rey seléucida en el norte, y abróchense sus cinturones porque es Antíoco IV Epífanes. Ahora, si has estado siguiendo esta serie, has escuchado su nombre anteriormente. En el capítulo 8, él es el pequeño cuerno en el sueño de Daniel. Hablamos un poco de él cuando estábamos en el capítulo 8.
Antíoco gobernó desde el año 175 a.C. hasta su muerte en 164 a.C. Permítanme leer algunos extractos, algunas frases de esta sección acerca de este hombre. Dice el versículo 21: «En su lugar se levantará un hombre despreciable». Mi traducción de la Nueva Biblia de las Américas dice «despreciable». La TLA dice «un malvado», otra traducción dice un «rey malvado y cruel» y otra traducción dice «un hombre vil». Esto es lo que deduzco al respecto. No soy una erudita en hebreo, pero les puedo decir que Antíoco no era una buena persona.
Versículo 21: (Este hombre despreciable) se levantará…se apoderará del reino con intrigas. Las fuerzas abrumadoras serán barridas ante él y destruidas…» Versículo 23: «…actuará con engaño…contra las fortalezas planeará sus intrigas…» Versículo 25: «Va a usar su fuerza y su corazón contra el rey del sur con un gran ejército. Y el rey del sur movilizará para la guerra un ejército muy grande y muy poderoso, pero no podrá resistir...» Versículo 26: «… Su ejército será barrido y muchos caerán muertos».
Ahora, en el versículo 28 y los siguientes, este hombre vil, despreciable y malvado, Antíoco Epífanes, se opondrá al pueblo de Dios. Hará un gran daño a Su Ciudad Santa, Jerusalén. Y sabemos por la historia que en el año 167 a.C., Antíoco Epífanes saqueó el templo de Jerusalén.
- Robó aproximadamente 1 billón de dólares, en valor actual, en bienes y artículos
- 80,000 judíos fueron asesinados
- 40,000 judíos fueron tomados como prisioneros
- 40,000 fueron vendidos como esclavos cuando entró y saqueó Jerusalén.
El versículo 28 dice: «…pero pondrá su corazón contra el pacto santo. Actuará contra este…» Ahora, recuerden esa palabra «actuará».
Luego el versículo 30:
«… Volverá y se enfurecerá contra el pacto santo y actuará contra él…y favorecerá a los que abandonen el pacto santo. Y de su parte se levantarán tropas, profanarán el santuario fortaleza, pondrán fin al sacrificio perpetuo y establecerán la abominación de la desolación. Con halagos corromperá a los que obran inicuamente hacia el pacto, pero el pueblo que conoce a su Dios se mostrará fuerte (tu traducción podría decir aquellos que «se mantendrán firmes»). Y ¿qué es lo que harán? Actuarán. (vv. 30-32).
Bueno, solo algunas observaciones sobre este pasaje. En primer lugar, esta es la primera de solo dos referencias a Dios en este capítulo tan largo y complejo. La otra está en el versículo 36. Así que hasta donde podemos ver, en lo que respecta al ámbito de la humanidad y la tierra, no se ve el obrar de Dios, no se ve a Dios, no es reconocido y es casi inadvertido. Pero este pasaje deja claro que Dios no está ausente. Él está detrás de todo lo que está sucediendo. Tenemos que recordar esto cuando parezca que Dios no está ahí o que no está haciendo nada.
Y luego vemos en este pasaje que acabo de leer que el pueblo de Dios se clasifica en dos categorías. Primero, estaban aquellos judíos a quienes Antíoco persuadió de que comprometieran su fe, que abandonaran el pacto. Que rompieran su pacto con Dios y se adaptaran a la cultura griega, que es exactamente lo que él quería que hicieran.
Pero había otros judíos que son llamados «el pueblo que conoce a su Dios». Ahora, más adelante, en este pasaje se les llamará «los que tienen entendimiento». Estos judíos fueron fieles al pacto de Dios. Se mantuvieron firmes. Serían perseguidos. Sufrirían mucho, pero estaban dispuestos a morir por su fe en Dios.
Hoy tenemos las mismas dos categorías. Al ver cómo las personas, incluso los creyentes profesantes, responden a las presiones en nuestra cultura, a las presiones en sus vidas. Hay quienes se desmoronan y se rinden. Se adaptan a la cultura, que es exactamente lo que el enemigo quiere que hagamos. Y hay quienes conocen a su Dios y se mantienen firmes. Demuestran fortaleza.
Mencioné esa palabra «actuará» porque aparece tres veces en estos versículos. Vemos en esos versículos que las fuerzas del mal, anti Dios, actúan. Siempre están trabajando; siempre están tomando acción. Pero el pueblo de Dios no está paralizado; no está indefenso. El pueblo que conoce a su Dios también actúa. No están indefensos.
Mira el versículo 33: «Los entendidos…» Estos son los que se mantienen fieles al pacto de Dios.
«Los entendidos entre el pueblo (verdaderos creyentes) instruirán a muchos. Sin embargo, durante muchos días caerán (morirán) a espada y a fuego, (estas personas piadosas, estos verdaderos creyentes), estarán en cautiverio y despojo» (v.33).
El ángel le está hablando a Daniel sobre el hecho de que el pueblo judío, el pueblo judío de Daniel, iba a sufrir mucho bajo Antíoco. Y veremos que anuncia el sufrimiento al final de los tiempos.
Este sufrimiento del pueblo judío anticipa el sufrimiento de los creyentes en la iglesia del Nuevo Testamento. Se nos recuerda que las personas piadosas, aquellas que conocen a su Dios, aquellas que tienen entendimiento, no son inmunes ni están exentas del sufrimiento.
El apóstol Pedro dijo: «No se sorprendan cuando sean perseguidos», cuando sufran. Pero Daniel, Pedro y otros apóstoles nos recuerdan, los escritores del Nuevo Testamento nos recuerdan que «es solo por un tiempo». El sufrimiento no es para siempre.
Versículo 35: «También algunos de los entendidos caerán (morirán), a fin de ser refinados, purificados y emblanquecidos hasta el tiempo del fin. Porque aún está por venir el tiempo señalado» (v.35).
Este versículo me dice un par de cosas. En primer lugar, nuestras pruebas tienen un propósito. Algunos caerán, otros morirán. Serán perseguidos, «a fin de…» Esa es una palabra de propósito, ¿por qué? Hay una razón. Dios usa estas pruebas para purificar y refinar a Su pueblo.
¿No has experimentado esto cuando miras hacia atrás los momentos difíciles de tu vida? Cómo Dios usa las pruebas para refinarte, para purificarte, para limpiar tu corazón.
Y luego vemos que Dios controla la duración de la prueba. Llegará a su fin. Habrá verdaderos creyentes que caerán, morirán. Serán refinados y purificados hasta el tiempo del fin. Pero la persecución no será eterna. El sufrimiento no durará para siempre.
La persecución que se describe aquí bajo el reinado de Antíoco Epífanes terminó en el año 164 a.C., cuando él murió. Cuando Daniel estaba profetizando, esto era algo que nadie podría haber imaginado, pero así fue. La persecución está limitada en su extensión y duración por el decreto de Dios.
Me encanta esa cita de Warren Wiersbe. Lo he dicho muchas veces a lo largo de los años. «Cuando Dios permite que sus hijos pasen por el horno…», hemos visto a los hijos de Dios pasar por un horno de fuego en el libro de Daniel, ¿cierto? «Cuando Dios permite que Sus hijos pasen por el horno, Dios mantiene Su mirada en el reloj y Su mano en el termostato». Dios lo controla.
Primera de Pedro 5:10 lo dice de esta manera:
«Y después de que hayan sufrido un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, que los llamó a Su gloria eterna en Cristo, Él mismo los perfeccionará, afirmará, fortalecerá, y establecerá».
Ahora, ese «poco de tiempo» puede significar años. Podrías decir: «A mí no me parece un poco de tiempo». No parece un poco de tiempo desde una perspectiva terrenal, yo entiendo, pero en el contexto de la eternidad, aun tratándose de toda nuestra vida terrenal, sigue siendo un poco de tiempo.
Ahora, en el versículo 36 y siguientes, hay un cambio en el pasaje. Las profecías hasta este punto en el capítulo 11 se cumplieron hace más de 2000 años, por los ptolomeos y los seléucidas. El enfoque en ese pasaje fue Antíoco Epífanes. Ahora, como hemos visto en el capítulo 8 y en el capítulo 11, tal vez te preguntes por qué Daniel hace tanto énfasis en este gobernante vil y violento del que la mayoría de nosotras nunca había oído hablar antes.
Bueno, él es un personaje importante en la trama de la historia que Dios está escribiendo en la historia de la humanidad. Porque Antíoco Epífanes, este hombre vil y despreciable, anticipa a otro gobernante aún más vil que está por venir. El Anticristo es el poderoso dictador final que buscará controlar y dominar el mundo durante la gran tribulación. Entonces, el resto de este capítulo apunta hacia los últimos días y estas profecías aún no se han cumplido.
En los versículos del 36 al 45 leemos acerca de este Anticristo:
«El rey (el Anticristo) hará lo que le plazca, se enaltecerá y se engrandecerá sobre todo dios, y contra el Dios de los dioses dirá cosas horrendas…» Versículo 38: «…honrará al dios de las fortalezas, un dios a quien sus padres no conocieron; lo honrará con oro y plata, piedras preciosas y cosas de gran valor».
El Anticristo será un hombre arrogante. La gente confiará en su gran riqueza y su fuerza militar. Puedes leer más sobre él en el capítulo 2 de 2 Tesalonicenses, donde se le llama el «hombre de pecado», el «hijo de perdición». Se opone y se exalta a sí mismo por encima de todo supuesto dios u objeto de adoración, de modo que se sienta en el templo de Dios y proclama que él mismo es Dios.
Ahora, leemos en Daniel 11 que los reyes de la tierra, del norte y del sur, unirán fuerzas para luchar contra este poderoso líder. Mira el versículo 40 de Daniel 11:
«Y al tiempo del fin, el rey del sur se enfrentará con él, y el rey del norte lo atacará con carros, jinetes y con numerosas naves. Entrará en sus tierras, las invadirá y pasará. También entrará a la Tierra Hermosa (que es Israel), y muchos países caerán… Pero llegará a su fin y no habrá quien lo ayude» (vv. 40–41, 45).
Verás, no hay nada nuevo sobre el surgimiento y la caída de reyes y reinos malvados a lo largo de la historia. Este siempre será el caso, hasta que el Rey Jesús venga a establecer Su reino aquí en la tierra. Y mientras tanto, habrá malestar, conflicto y angustia. Veremos eso descrito en el capítulo 12 de Daniel. Pero aquellos que conocen a su Dios no cederán al temor. Serán fuertes y actuarán. Tendrán entendimiento. Habrá momentos en que serán vencidos por sus enemigos, con el permiso de Dios. Pero Dios usará incluso ese sufrimiento para purificar y refinar a Su pueblo.
De modo que estas profecías del capítulo 11 tenían la intención de animar a los judíos, el pueblo del pacto de Dios, que sería invadido por poderes gentiles durante un tiempo. Este pasaje también da esperanza al pueblo de Dios en cada época en la que ha sido oprimido y perseguido por los enemigos de Dios. Dios nos dice a nosotras lo que le dijo a Daniel: «No temas, tú eres muy estimada por Dios. La paz sea contigo. Sé fuerte y aliéntate».
Como creyentes, muchas veces no nos sentimos fuertes. Nos sentimos débiles, pequeñas e indefensas. Vemos la marea de maldad que se precipita en este mundo contra Dios y Su pueblo. Debemos recordar que ningún rey terrenal, por poderoso que sea, durará para siempre.
En el tiempo señalado, eso es lo que sigue diciendo Daniel, «en el tiempo señalado». ¿Quién lo señaló? Dios lo señaló. Él tiene su mirada puesta en el reloj y Su mano en el termostato. En el tiempo señalado, cuando Cristo regrese, todos los adversarios llegaran a su fin y nadie podrá ayudarlos…y Jesús reinará y gobernará para siempre.
Dios es el gobernante soberano de toda la historia de la humanidad. Él se preocupa por Su pueblo y tiene la intención de traer bendición al mundo a través de nosotros. A veces es realmente difícil ver cómo podría suceder eso, pero Dios nos ha dado esta visión para aquietar nuestros corazones y animarnos a ser fieles, a confiar en Su corazón, a confiar en Su plan, sin importar cuán sombrío o terrible pueda parecer el resultado. Y esta visión nos recuerda que el cielo gobierna.
Annamarie: La preocupación nos lleva a la desesperación, pero la fe nos lleva a la paz. Esto es lo que Nancy nos ha estado recordando hoy.
Y tú, ¿te has adaptado a la cultura o conoces a tu Dios y permaneces firme? O quizás, ¿has pensado que la vida no tiene sentido? En ocasiones nos sentiremos de esa manera y seremos tentadas a ceder…pero Dios no nos ha dejado sin dirección ni provisión. Podemos tener paz en Él.
En el episodio de mañana Nancy regresará para continuar profundizando en lo que aprendemos en el libro de Daniel y lo que este nos dice acerca del Anticristo, así que asegúrate de acompañarnos.
Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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