¿Cuál es tu prioridad número uno?
Débora: «Señor, sella la eternidad en mis ojos». Esas son las palabras que solía orar el famoso predicador Jonathan Edwards. Gloria Furman dice que es una actitud que todos debemos adoptar.
Gloria Furman: Si no veo las cosas desde una perspectiva eterna, solo veo el desorden, la carga, las estrías y la ansiedad de todas esas cosas, en lugar de verlas a la luz de que la historia va hacia alguna parte y yo puedo ser parte de ella.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de ¡Vamos a la iglesia!, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 23 de noviembre de 2023.
Cuando pienso en los años en que tenía niños pequeños en casa, los recuerdos son un poco…hmm…borrosos. Ahora son mis nietas a las que les encanta correr por el jardín intentando atrapar luciérnagas. Ellas me recuerdan lo que es servir en …
Débora: «Señor, sella la eternidad en mis ojos». Esas son las palabras que solía orar el famoso predicador Jonathan Edwards. Gloria Furman dice que es una actitud que todos debemos adoptar.
Gloria Furman: Si no veo las cosas desde una perspectiva eterna, solo veo el desorden, la carga, las estrías y la ansiedad de todas esas cosas, en lugar de verlas a la luz de que la historia va hacia alguna parte y yo puedo ser parte de ella.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de ¡Vamos a la iglesia!, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 23 de noviembre de 2023.
Cuando pienso en los años en que tenía niños pequeños en casa, los recuerdos son un poco…hmm…borrosos. Ahora son mis nietas a las que les encanta correr por el jardín intentando atrapar luciérnagas. Ellas me recuerdan lo que es servir en el ministerio mientras hay niños pequeños corriendo cerca de ti. Y Nancy, las dos mujeres que vamos a escuchar tienen mucha experiencia con eso.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Así es. Y hoy vamos a escuchar a un par de esas madres jóvenes. Gloria Furman tiene sus manos llenas como esposa de pastor en Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos (en un momento escucharemos cómo surgió esa oportunidad de ministerio). El ministerio principal de Gloria en esta temporada es como esposa de David y como madre de cuatro hijos pequeños.
Débora: Gloria volvió a los Estados Unidos para una conferencia y nuestra querida amiga Erin Davis tuvo la oportunidad de sentarse a conversar con ella. Erin es una de las coanfitrionas en el episodio semanal Grounded. También es esposa de Jason y madre de cuatro hermosos niños.
Nancy: Y estas dos jóvenes madres están ministrando en dos lugares muy diferentes. Gloria está en una ciudad de rápido crecimiento en Medio Oriente, y Erin en el medio oeste rural de Estados Unidos. Pero estamos a punto de escuchar cómo la misión de ambas es la misma: sentarse a los pies de Jesús todos los días, y luego invertir en sus propias familias (sus esposos e hijos), y servir al reino de Dios en sus comunidades mientras viven la vida cotidiana. Y finalmente, transmitir lo que están aprendiendo a otras mujeres.
Así que no importa dónde estés o en qué momento de la vida te encuentres ahora mismo, creo que esta conversación te puede animar. Te ayudará a mantenerte enfocada en lo que realmente importa en medio del ajetreo de la vida, y a asegurarte de que tu relación con Cristo sea siempre tu prioridad número uno.
Aquí están Erin Davis y Gloria Furman, en una grabación realizada en una de las conferencias nacionales de Coalición por el Evangelio. Escuchemos.
Erin Davis: Estoy aquí con Gloria Furman, quien escribió el libro: Atesorando a Cristo cuando tus manos están llenas. Mi copia de este libro está toda subrayada y tiene pequeñas notas adhesivas. Realmente ha sido un regalo para mí como madre. Y Gloria, tú como madre te enfrentas a retos únicos porque estás criando a tus hijos en el Medio Oriente. ¿Podrías contarnos cómo llegaste allí? Toma todo el tiempo que quieras.
Gloria: Bueno, en el seminario, mi esposo y yo esperábamos mudarnos a algún lugar donde pudiéramos servir en el ministerio pastoral entre las personas menos alcanzadas. Eso suena como un término equivocado por definición. Pero los «menos alcanzados» lo son porque no tienen iglesia. Sin embargo, nosotros no sabíamos cómo podíamos involucrarnos en eso.
Y mientras mi esposo y yo estábamos juntos en el seminario, escuchamos a un expositor retar a la gente diciendo que invertir en la iglesia internacional es una gran manera de hacer discípulos que hacen discípulos entre los menos alcanzados. Una de las ciudades del mundo que estaba creciendo más rápidamente en la ventana 10/40 en ese momento era Dubai.
Así que, a través de una serie de conexiones, tiempo, oraciones, mucha recaudación de fondos, y hablando con la gente sobre lo que podíamos hacer, empacamos todo y nos mudamos en el 2008 con nuestra pequeña hija. Nuestros otros tres hijos nacieron allí. Luego nos trasladamos al Medio Oriente y estudiamos árabe por un tiempo, después nos mudamos a Dubai y plantamos la Iglesia Redeemer en Dubai.
Ahora nos reunimos semanalmente, por la gracia de Dios, con personas de sesenta nacionalidades diferentes. Disfrutamos compartir como hermanos en Cristo, y vemos a más personas alcanzadas a través de la iglesia local.
Erin: Gloria, algo interesante aquí es que las madres estamos constantemente en tensión. Tenemos esta alta y santa vocación de ser madres de nuestros propios hijos y hacer de ellos una prioridad. Pero creo que muchas madres piensan: ¡No puedo hacer nada por el reino! ¡Tengo estos niños que me necesitan todo el tiempo! Dios ciertamente no podría usarme o llamarme porque estoy en esta complicada (y me encanta esa descripción) temporada de maternidad.
Así que aquí estás siendo madre de cuatro niños pequeños y plantando una iglesia internacional. ¿Qué es lo que te hace correr a la Biblia en busca de respuestas sobre la maternidad?
Gloria: Bueno, respecto a eso que acabas de describir, con solo escucharlo yo me siento como: ¡Vaya, eso es demasiado!
Erin: ¡Totalmente!
Gloria: Pero no he visto ninguna necesidad de separar mi llamado de ser madre y el llamado de hacer discípulos en todas las naciones. No veo ningún tipo de división en mi propio corazón respecto a eso. Mis hijos están conmigo, pero con eso no estoy diciendo que siempre tienen que estar conmigo. Sin embargo, en medio de toda esta travesía, ellos están conmigo.
Erin: ¡Pero tu pequeño niño de dos años de edad sí que está todo el tiempo sobre ti!
Gloria: Bueno sí, pero está en su cochecito. A mi hijo de cuatro años le encantaría que lo llevara cargado. Pero en última instancia, en todo esto yo entiendo que no hay confusión en mi corazón cuando miro a los discípulos de la iglesia y de la comunidad que me rodea, porque todo esto es algo grande e importante. Dios no me ha llamado a todas estas cosas diferentes que tiran unas de otras para que yo me sienta en guerra dentro de mí. No.
Dios me llamó aquí, pero siempre siento que es un «y también a esto otro». En Oriente donde sirvo, mis hijos son una puerta para tener conversaciones todos los días (al menos esto es así en mi contexto porque entiendo que es diferente en Occidente). Aquí aman, les encantan, y miman a los niños. Así que si mis hijos no están conmigo ¡hasta me miran mal!
Pueden decir, «viniste a cortarte el pelo, ¿dónde está tu bebé?»
Y yo digo, «bueno, quise venir yo sola».
Erin: Como diciendo: «¡Necesitaba un minuto para cortarme el pelo!» Claro.
Gloria: Exacto. Pero la verdad es que mis hijos abren puertas donde me encuentre.
Erin: Bueno, no estoy tan segura de que eso sea algo de Oriente/Occidente. Me doy cuenta de que cuando llevo a mis hijos al supermercado, por ejemplo, la gente se fija en ellos y quiere hablar con ellos. Y también me he dado cuenta de que, tengan la edad que tengan, la gente quiere hablarme de sus propios hijos o nietos. Y realmente es una oportunidad para tener conversaciones en las que podamos presentar el evangelio.
A veces no lo vemos así, pero nuestros hijos crean puertas para tener conversaciones sobre el evangelio con otras personas, sin importar dónde vivas, y para tender la mano a otras madres que se encuentran en esa época complicada.
Gloria: Así es. Una de las cosas que más me gusta hacer cuando la gente quiere hablar de mis hijos y de sus propios hijos, es preguntarles: «¿Qué crees tú sobre por qué existe la maternidad?» Y esa es una pregunta que me ha abierto muchas puertas, porque las personas reflexionan, y a veces hasta tienen una respuesta preparada.
En ocasiones me preguntan: «¿Tú qué crees?», y yo estoy lista para responder: «Déjame decirte de dónde viene esto. En realidad, no se trata de nosotros. Se trata de una Persona: Jesucristo».
Y me dicen: «¿¡En serio!? ¿Cómo es que la maternidad se trata de Jesucristo?»
Y yo digo, «¡bueno, déjame contarte!»
Erin: Bueno, ¡cuéntanos! Porque pienso que como madres, cuando pensamos en esa pregunta básica, o no sabemos la respuesta, o la hemos olvidado en la tarea de la maternidad, debemos entrar en órbita de nuevo.
Gloria: Sí. La verdad es que yo lo olvido cada día.
Erin: Entonces, ¿cuál es el propósito? ¿Cuál fue el diseño de Dios al crear ese rol de madre?
Gloria: El diseño de Dios para la maternidad es dar gloria al Hijo de Dios, Jesucristo. Hay mucho en la Biblia que nos ayuda a recordar la fidelidad de Dios al darnos la vida en primer lugar, y luego al sostener nuestras vidas en medio de nuestra pecaminosidad, y finalmente darnos una nueva vida en Cristo.
En última instancia, cuando llegues a casa, al cielo nuevo y la tierra nueva, tendremos cuerpos glorificados y resucitados, y viviremos para siempre con Él sin la presencia del pecado. Así que haré un pequeño recorrido hacia atrás por la Biblia (aunque eso dependerá del tiempo que tengamos).
La mayoría de las personas de distintas religiones del mundo conocen un poco sobre el Génesis, acerca de cómo empezaron las cosas: el primer hombre, la primera mujer y las historias de sus distintas creencias. Cuando hablo con la gente, les explico que soy cristiana y que todo lo que entiendo sobre el mundo proviene de la Biblia, que es la Palabra infalible y suficiente de Dios.
En la Biblia leo que Dios creó el cielo y la tierra, y a los hombres y a las mujeres a Su imagen y semejanza. Dios los creó para que se multiplicaran, llenaran y sometieran la tierra juntos, porque no podían hacerlo cada uno por su cuenta. Pero entonces pecaron, desobedecieron a Dios. Ellos dijeron: «Dios, no necesitamos Tu ley ni tampoco a Ti!» Quisieron hacer las cosas por su cuenta.
Así que ahora Dios tiene que lidiar con esta traición cósmica, ¡porque Él es santo!
Y la mayoría de las personas de otras religiones del mundo dirían: «¡Sí, Dios es santo!», entonces yo les digo: «Él debe condenar y juzgar justamente», y ellos responden: «¡Claro, debe hacerlo!»
Y yo les pregunto: «¡Espera un momento! Entonces, ¿por qué estamos aquí?»
Y su respuesta es: «¿A qué te refieres con eso?»
Así que yo les digo: «Bueno, estamos aquí porque Dios prometió misericordia. Él prometió que la mujer daría a luz un hijo, y que su simiente aplastaría la cabeza de la serpiente. Y ese es el Hombre en quien esperamos».
Y las personas me preguntan con expectación; «¿Quién es? ¿Quién es ese hombre?»
Y yo les digo: «¡Jesús es ese Hombre!»
Cuando tengo esta conversación con la gente no suelo recorrer todo el Antiguo Testamento para ayudarles a descubrir quién es Cristo. A veces simplemente me adelanto y les digo que ya hemos identificado quién es ese Hombre: es Jesús. Él se identificó a Sí mismo como el Hijo de Dios, que es el punto de discordia para casi todo el mundo, excepto para los cristianos; cuando lo identifico como el Hijo de Dios.
Y así partimos desde ese punto. Así fue Su vida, esto es lo que hizo: Él fue a la cruz, pagó por el pecado, ha resucitado de entre los muertos y Él está reinando ahora mismo. En este momento Él está sosteniendo nuestras vidas y nos muestra paciencia, esperando a que nos arrepintamos y creamos. Esa es la oportunidad que tú y yo tenemos hoy: vivir vidas de arrepentimiento y fe en Jesucristo, esperando por Él. No se trata de nosotras.
Querida madre, tus hijos pertenecen al Señor; tú perteneces al Señor. Así que toda tu maternidad, cada tarea que hagas mientras estés en este mundo (dar una medicina, limpiar el baño, pisar sin querer esos bloquecitos de juguete, hacer tareas con tus hijos), todas esas cosas son formas de adorar.
Erin: Doblar calcetines…
Gloria: ¡Encontrar calcetines!
Erin: ¡Encontrar calcetines! ¡Estamos en 2023! ¿No se nos ocurre un sistema mejor que la canasta para calcetines? Bueno, realmente en nuestra casa no tenemos un mejor sistema que ese. Es algo cotidiano, y la verdad es que no tiene sentido tratar de ocultar el hecho de que muchas de estas cosas son parte de la vida diaria.
Gloria: Así es. Y si vas a otros lugares del mundo, las personas tienen un trabajo literalmente agotador como buscar y cargar agua en un recipiente para que sus hijos puedan vivir. En esas partes del mundo, ese tipo de maternidad es un trabajo cotidiano. Cuando miramos todas esas cosas a la luz de quién es Cristo y Su evangelio, vemos que eso es adoración. No se trata de nosotras.
Y sabemos instintivamente que cuando hacemos que nuestra maternidad gire en torno a nosotras, nos volvemos competitivas, cínicas, nos enojamos, nos amargamos y, en última instancia, nos molestamos y decimos: «¡Dios mío, esto de ser madre está por todas partes; es demasiado!», en lugar de decir, «es un privilegio impresionante de parte de Dios ser dadora de vida, y en este momento el Señor me está pidiendo que se lo devuelva en adoración».
Erin: Y creo que si miramos la Biblia, la maternidad siempre ha sido parte de la historia. Eva no recibe su nombre «dadora de vida», hasta que Adán entra en escena después de que ella comió del fruto prohibido y le dice: «Su nombre será Eva, porque será la madre de todos los vivientes».
Adán no le dijo: «¡Lo arruinaste!» No. Lo primero que hace en ese momento es que cambia su nombre por fe, y le dice que será la madre de todos los vivientes. Luego la Biblia continúa describiendo que ella dio a luz a muchos hijos.
Gloria: ¿No es increíble que diera a luz? Su esposo la delató cuando dijo: «¡Fue la mujer que me diste!» Pero luego ellos tuvieron la tarea de procrear.
Erin: Cierto. Y cada vez que Eva tuvo un bebé, podemos ver estos destellos de la sala de partos de Eva. Ella dijo: «Con la ayuda de Dios, he dado a luz un varón». A pesar de que su intimidad con el Señor había sido quebrantada, ella sabía que solo podía dar a luz con la ayuda de Dios.
Y yo creo que como madres, si realmente entendemos la forma en que está ordenado el cosmos, no estoy haciendo nada para que ese bebé crezca en mi vientre. Puedo tomar algunas vitaminas prenatales e intento no comer sushi durante nueve meses…pero es con la ayuda del Señor.
Gloria: ¡Eso no es tan difícil para mí!
Erin: ¿No te gusta el sushi? No entiendo… En fin, luego las Escrituras dicen: «Entonces los pueblos de la tierra comenzaron a invocar el nombre del Señor». Así que vemos en Eva algo así como la primera misionera; eso me ayuda como madre. Yo digo que mis hijos son un grupo de personas no alcanzadas. Ellos no vienen al mundo conociendo al Señor.
Gloria: ¡No, la fe no está en tus genes!
Erin: Así que yo soy la misionera enviada para hablarles del Señor.
Gloria: En la sala de estar, en la guardería, en la cocina…
Erin: En la mesa del comedor, en el carro… Así es. Entonces, ¿no crees que si las madres pudieran ver su papel como misioneras, como maestras, como discipuladoras de sus hijos (no se puede hacer nada con la ropa sucia para lavar, pero…) eso tal vez cambiaría nuestra perspectiva o aumentaría nuestra visión sobre la maternidad?
Gloria: ¡Incluso pudiéramos ver más allá de la maternidad! ¡La ropa sucia existe porque Dios ha dado vida a hijos que pueden ensuciarla! Yo no merezco este llamado de ser madre. Dios es el único que me sostiene en esto, y Él recibe la alabanza por ello. Eso ayuda a mi corazón con las quejas cuando miro los frutos de la vida en mi casa. Lo veo de esta manera: «Este es el fruto de la vida. ¿Ese desorden? Sí, ese es el fruto de la vida».
Uno de mis momentos divertidos favoritos fue cuando entré en mi cocina y una de mis hijas había vaciado todos los gabinetes de abajo y había construido algo. Lo que vi fue un desorden espantoso. ¡Oh, no! Pero ella sonreía: «¡Hice una fábrica de papas fritas!» Y yo pensé: ¿Qué? Mi hija me enseñó cómo funcionaba todo, y era como una especie de máquina de reacción en cadena como las de Rube Goldberg.
Y yo pensaba: esta es una niña de cinco años, creada a imagen y semejanza de Dios, que domina la cocina y hace cosas de forma creativa. Pensar así me ayudó mucho.
Erin: ¿Enloqueciste?
Gloria: Bueno, ella tuvo que limpiar el desastre. Le dije: «Nora, creo que eso es asombroso, y me encanta que Dios te haya dado tanta creatividad en eso. Estoy maravillada porque nunca vi una olla así o un trapo de cocina de esa manera, pero tú lo viste y puedes hacerlo. ¡Creo que es impresionante! Pero tenemos que limpiar esto».
Erin: Me encantó cómo describiste a tus hijos como portadores de la imagen de Dios. Estabas viendo la imagen de Dios en ella, esa creatividad y resolución de problemas, esas cosas que son cualidades de Dios.
Gloria: ¡Exacto!
Erin: Hay una historia que me encanta sobre un artista famoso que destruyó la sala de estar con pintura y marcadores; estaba creando algo. Su madre entró, se detuvo un minuto y le dijo: «¡Eres un pintor fantástico!»
Y él dijo: «En ese momento me convertí en artista».
Como madre ella podía entrar allí y decir: «¡¿Qué has hecho?! ¡Has estropeado la alfombra!», pero no lo hizo (aunque estoy segura de que tuvo que limpiar el desastre). Como madre, es un verdadero reto para mí tratar de ver la imagen de Dios en mis hijos y promoverla.
Gloria: Jonathan Edwards tenía una oración muy concisa y profunda. Él decía: «Señor, sella la eternidad en mis ojos». Y yo me he apropiado de esa oración. Le digo a Dios: «¡Señor, por favor, sella la eternidad en mis ojos!, porque si no veo las cosas desde una perspectiva eterna, solo veo el desorden, la carga, las estrías y la ansiedad de todas estas cosas, en lugar de verlas a la luz de que la historia va hacia alguna parte y yo puedo ser parte de ella».
Dios tiene cosas muy específicas para que las madres hagan en esa historia: hacer discípulos de todas las naciones y enseñarles a obedecer todo lo que Él ha mandado. Pero lo de «sellar la eternidad en mis ojos» me ha salvado de ver solo lo temporal. Lo temporal es muy abrumador y las cosas dolorosas pueden ser muy abrumadoras, y eso puede cambiar cómo ves las cosas.
He visto cómo el temor lo cambia todo para las madres que viven solas y crían a sus hijos porque tienen temor.
Erin: No hay duda de que es aterrador. No cuesta mucho pensar en todas las cosas que podrían ir mal con nuestros hijos que tanto amamos.
Gloria: Cierto, son cosas muy reales y cosas que pueden ir mal. ¿Y qué le decimos a esa madre cuando las cosas van mal y todo lo que le han enseñado ha sido: «Todo es felicidad y de color rosa»? Realmente es doloroso. Yo creo que la eternidad transforma toda nuestra perspectiva en cosas que no podemos ver.
Así que fijamos nuestros ojos en las cosas que no podemos ver y nos aferramos a Cristo en eso, en lugar de aferrarnos a las pequeñas cosas tangibles y esperar solo en aquellas cosas a las que podemos aferrarnos.
Erin: Así es. Gloria, hablando de manera práctica, como madre, ¿cómo sellas la eternidad en tus ojos? ¿Cómo fijas tus ojos en la eternidad cuando lo temporal parece tirar con fuerza y constantemente?
Gloria: Esa es una gran pregunta. Mi mente está llena de muchas cosas prácticas. Pero creo que debemos comenzar con aquello que escogemos poner en nuestras mentes. «Señor, sella la eternidad en mis ojos», debe ser una actitud de oración de nuestro corazón para que Dios responda esa oración.
Y yo sé que Él se agrada en responder las peticiones de oración en las que pedimos: «Señor, ayúdame a ver lo que Tú ves». Debemos llenar nuestras mentes con cosas que son verdaderas, hermosas, de buen testimonio; todas esas cosas que son encomiables a los ojos de Dios. Constantemente, somos tentadas a dejarnos arrastrar gravitacionalmente por el curso del mundo, donde nos alimentan los valores del mundo.
Un área que es de tentación para mí es «hacer clic». Los sitios web en línea están diseñados para que sigas «haciendo clic». Sigue haciendo clic y te alimentarán con estos pequeños «dulces». Así que lo que necesito hacer es dejar de hacer «clics» (si necesito cortarme el dedo, lo hago) y alimentarme de la Palabra de Dios, porque eso es lo único que me va a sostener sin importar cuántos videos lindos de osos pandas se publiquen.
Erin: Y no es que hacer un blog acerca de la Palabra de Dios o publicar un artículo acerca de lo que otras personas están experimentando sea malo, pero no son un sustituto para entrar en la Palabra de Dios.
Gloria: Así es. Llenar tu mente con la verdad te dará una perspectiva eterna. Hay buenos libros que acompañan eso y te ayudan para que cuando realmente estés leyendo la Biblia, puedas entender lo que estás viendo. No sé con cuántas madres he hablado que me dicen: «Leo la Biblia y no la entiendo…así que me rindo».
Erin: ¿Qué le dirías a esa madre que dice: «Lo he intentado o lo estoy intentando. Leo la Biblia, pero simplemente no me siento viva y activa (como describe Hebreos)», o «simplemente no entiendo lo que estoy leyendo», o «estoy tan cansada y con los ojos casi cerrados que simplemente lo hago a medias»? ¿Qué le dirías a esa madre?
Gloria: Le diría que uno de los mejores recursos es encontrar un buen libro de teología bíblica; incluso de teología bíblica sobre algún tema. Comprométete a leer y digerir ese libro. Comprende la gran historia de la Biblia, de modo que cuando tengas esos pequeños ratos en tu día como madre: los cinco minutos que esperas a que tu hijo salga de clase, cuando estés doblando la ropa y escuchando la Biblia en audio, o los pocos minutos de silencio alrededor de la mesa que tienes mientras los niños te escuchan leer, sacarás mucho más provecho de esos pequeños ratos cuando comprendas dónde encaja todo dentro del panorama general, y podrás entender mejor el significado. Eso me ayuda mucho.
Erin: ¿Hay libros específicos que recomendarías?
Gloria: Yo recomiendo el libro de Graeme Goldsworthy, Estrategia Divina, y también libros de teología bíblica. Puedes buscar en internet buenas editoriales que tengan libros de teología bíblica. ¿Hay algún tema que te interese? Comprométete a leer las trescientas páginas (aunque sea mucho, pero valdrá la pena). Piensa en ello como una inversión.
Consigue también herramientas de estudio de la Biblia. También recomiendo el libro, Mujer de la Palabra de Jen Wilkin. Si tienes algunas herramientas de estudio bíblico, puedes profundizar en esas cosas mucho más eficazmente que si solo estás jugando con un «tenedor de plástico». Creo que en el libro de Jen Wilkin encontrarás material muy útil.
Erin: Sí. Y no sé si estás de acuerdo, pero a veces solamente tienes que «tratar hasta que lo logres». Si tienes esa disciplina de estudiar, de aprender y de ir a la Palabra todos los días, creo que habrá un punto (porque sabemos que la Palabra de Dios no vuelve vacía) en que empezará a arraigarse en ti.
A medida que comienzas a entender el contexto más amplio, eso permitirá que en algún momento se encienda ese bombillo para ti como madre. Pero debes perseverar.
Gloria: Yo diría que perseverar es la clave. Pensar en perseverar en lugar de tratar parecería algo forzado. Pero poder decir: «¡estoy perseverando en esto!», es maravilloso y real. Muchos salmistas escribieron y clamaron: «Señor, ¿hasta cuándo?» Los salmos te ayudan a comprender que no eres rara o anormal, o que estás luchando con una tentación desconocida. No estás sola en eso.
Erin: Y lo que esos salmistas decían era: «No escucho Tu voz, Señor. No entiendo. Si me estás hablando, no la escucho». Y eso es a lo que se refiere una madre cuando está diciendo: «Estoy tratando de leer la Biblia, pero no estoy escuchando la voz de Dios. O si lo hago, no entiendo lo que se supone que debo hacer».
Gloria: Sí. Pero persevera en eso…
Nancy: Acabas de escuchar a Gloria Furman en una conversación con Erin Davis sobre la importancia de perseverar en la búsqueda de Dios en Su Palabra, incluso cuando estás en medio de una temporada ocupada de la vida, como yo lo estoy ahora. Así que yo también necesito este recordatorio.
Erin y Gloria grabaron esa conversación en una conferencia nacional de Coalición por el Evangelio. Espero que lo que escuchaste hoy te anime a buscar al Señor como tu prioridad número uno, a sentarte a Sus pies todos los días. Luego, a aprovechar las oportunidades que Él te da para mostrar Su gloria, incluso en las temporadas de mucho trabajo, cuando puede parecer que todo lo que haces son tareas cotidianas sin propósito.
Erin y Gloria nos han mostrado cómo es llevar a cabo esas tareas cotidianas como madres, mientras buscan al Señor para tener oportunidades de hablar a otros sobre Él. Gloria escribe acerca de cómo permanecer cerca y conectada al Señor en su libro Atesorando a Cristo cuando tus manos están llenas. ¿No te encanta ese título?
Débora: ¡Sí! Atesorando a Cristo… No se me ocurre un objetivo mejor para alguien que se encuentra en la ajetreada temporada de la maternidad. Pero Dios ha prometido ayudar y sostener a cada madre con Su mano poderosa. Solo Él puede suplir cada una de nuestras necesidades en cualquier temporada de la vida en la que nos encontremos.
Mañana, Erin Davis y Gloria Furman volverán con nosotras para continuar su conversación sobre cómo una madre ocupada puede encontrar tiempo para pasar con el Señor. Espero que vuelvas mañana a Aviva Nuestros Corazones. Ahora, aquí está Nancy para orar.
Nancy: Señor, en medio de lo que para muchas de nosotras es un día realmente ocupado, oro que atraigas nuestros corazones hacia Ti; que nos des el apetito, el deseo, el hambre de pasar tiempo a los pies de Cristo; conocerle, amarle, adorarle y ponerle en primer lugar en nuestras vidas.
Te ruego, Señor, que hoy concedas Tu gracia a todas las oyentes en cualquier temporada de sus vidas, con cualquier carga que estén llevando en este momento. Atiende sus necesidades, por Tu gracia. Oramos todo esto en el precioso nombre de Jesús, amén.
Débora: Como ministerio nos alegramos de poder compartir contigo que tenemos un nuevo plan de lectura bíblica anual para el próximo 2024 que se titula: «Mujer Verdadera 365 Cronológico». El propósito de este plan de lectura es que puedas leer toda la Biblia en un año de manera cronológica. Cada día de lectura estará acompañado de un pequeño devocional que te ayudará a profundizar y meditar en los pasajes asignados para cada día.
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