
Consagrados a Dios
Débora: Jim Elliot firmaba sus cartas a Elisabeth, «Con devoción, Jim». Años más tarde, su hija Valerie llegó a una conclusión sobre esta frase.
Valerie Elliot Shepard: En el Antiguo Testamento, los sacrificios que estaban «consagrados» a Dios, tenían que morir. Nosotras, nos consagramos a Dios, para estar listas para morir cuándo Él nos lleve.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Escoge Perdonar», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 14 de febrero de 2025.
En muchos países, el día de hoy es conocido por ser el «día del amor y la amistad». ¿No crees que puedes tomar ventaja de ello y ser recordada intencionalmente del gran amor que te ha dado el Padre celestial al entregar a Su Hijo unigénito para redención de tus pecados? Y gracias a esto, ahora Cristo puede ser tu amigo. ¡Qué mejor regalo, qué …
Débora: Jim Elliot firmaba sus cartas a Elisabeth, «Con devoción, Jim». Años más tarde, su hija Valerie llegó a una conclusión sobre esta frase.
Valerie Elliot Shepard: En el Antiguo Testamento, los sacrificios que estaban «consagrados» a Dios, tenían que morir. Nosotras, nos consagramos a Dios, para estar listas para morir cuándo Él nos lleve.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Escoge Perdonar», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 14 de febrero de 2025.
En muchos países, el día de hoy es conocido por ser el «día del amor y la amistad». ¿No crees que puedes tomar ventaja de ello y ser recordada intencionalmente del gran amor que te ha dado el Padre celestial al entregar a Su Hijo unigénito para redención de tus pecados? Y gracias a esto, ahora Cristo puede ser tu amigo. ¡Qué mejor regalo, qué gracia tan grande! «Miren cuán gran amor nos ha otorgado el Padre: que seamos llamados hijos de Dios. Y eso somos» (1.ª Juan 3:1).
¿A quién admiras como un héroe de fe? Piensa por un momento a quién admiras y puedes decir: «¡Quisiera ser como esa persona!», o «¡La vida de él o de ella me reta en muchas formas, de muchas maneras buenas!». Nancy, ¿A quién considerarías como un héroe de la fe?
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¡Wao! Hay muchas personas, ya que crecí leyendo biografías de grandes hombres y mujeres cristianos, siervos del Señor. Puedo pensar en George Müller, ese hombre en Inglaterra a quien Dios utilizó para alimentar a miles de huérfanos durante años.
Recuerdo haberme sentido inspirada a leer esas historias mientras crecía, y pensaba: Wao, si Dios hizo eso con él, ¿Qué haría Dios si yo creyera en Él? ¿Y tú, a quién considerarías como un héroe de la fe?
Débora: Bueno Nancy, sabes qué yo también amo las biografías. ¡Amy Carmichael era una de mis favoritas! Ella tenía una condición física dolorosa y aguda, pero ella creía que Dios quería que le sirviera en el campo misionero a pesar de su salud. Ella fue fiel al Señor y lo hizo, y el Señor la utilizó para rescatar a miles de niñas de la trata de personas en la India, antes de que «la trata de personas» fuera una frase grave o de alerta para la cultura cristiana.
Nancy: Sí, ella ha sido una gran inspiración para mí también y para muchas otras personas. Y pienso que todo este tema de los héroes de la fe es un concepto bíblico. Y viene a mi mente el pasaje de Hebreos 13:7 cuándo el escritor dice: «Acuérdense de sus guías que les hablaron la palabra de Dios, y considerando el resultado de su conducta, imiten su fe».
Y cuándo leemos y hablamos acerca de los que nos han precedido, pudiéramos preguntarnos: «¿Qué hubo en sus vidas que es admirable y digno de respeto?». Su fe y sus vidas son ejemplos dignos de imitar.
Débora: Y Nancy, sin duda, dos de los individuos que encabezan la lista de personas, cuyas vidas son dignas de admiración, son Jim Elliot, quien fue asesinado en las junglas del Ecuador en el 1956, y su esposa, Elisabeth Elliot, ¡quien dedicó gran parte de su vida a animar y retar a otros a vivir en devoción total a Dios, sin importar lo que enfrentemos!
Nancy: Sí, y todavía me encuentro con personas, cuyas vidas y fe fueron inspiradas por la historia y el ministerio de Elisabeth Elliot. Y la conversación que hemos tenido durante esta semana con la hija de Jim y Elisabeth Elliot, Valerie Shepard, nos ha ayudado a recordar a esta pareja.
Débora: Así es. Y escucharemos el cierre de esta conversación que has tenido con Valerie en unos minutos. Pero primero, escuchemos como una amiga recuerda la vida de Elisabeth Elliot.
Nancy: Sí, y ella es Donna Otto, quien en el año 2015 compartió unas palabras en el servicio Memorial para Elisabeth, que se celebró en Wheaton College. Robert y yo tuvimos el privilegio de estar en ese servicio. Recuerdo escuchar a Donna, junto con otras personas, expresar el impacto de Elisabeth Elliot en sus vidas. Así que, escuchemos lo qué compartió Donna Otto en el servicio memorial.
Donna Otto: Sé que esta es una ocasión solemne, pero siento que podría estallar de alegría luego de escuchar todo lo que han dicho. Mi nombre es Donna Otto, ¡y amé mucho a Elisabeth! Ella fue la madre de mi corazón. Ella siempre me guió al Señor una y otra vez siempre.
¡La conocí cuando yo era muy joven! ¡Solo quería a alguien que me dijera cómo hacerlo! Le planteaba la misma pregunta de miles de maneras diferentes. Le decía: «Cuéntame cómo son tus mañanas de oración. ¿Qué haces primero? ¿Qué haces a la mitad? ¿Qué haces al final? ¿Lo repites los siete días de la semana?».
Y ella levantaba sus manos. Una vez me dijo: «¡Me rindo, me rindo!
Y le contesté: «¿Cómo, perdón?».
Y ella me dijo: «¡Es que me rindo! ¡Eres demasiado lenta para captar estos simples conceptos!». Y por supuesto, ella estaba en lo correcto. Pero uno de los grandes regalos que esta madre espiritual me otorgó, fue su gran paciencia conmigo. ¡Mi vida cambió en sus manos! Ella siempre me apuntaba hacia Cristo. Ella nunca respondió esas preguntas.
Y no fue hasta que yo tuve unos sesenta años que una hija espiritual joven me hizo las mismas preguntas de forma variada, y en ese momento mi mente se iluminó, y pensé: «¡Oh, esto es lo qué ella estaba haciendo!».
Bueno, siempre traigo un objeto cuándo hablo en público. Es un ladrillo revestido de terciopelo. Lo traje desde Arizona, donde yo vivo, y lo envolví terciopelo negro, ya que Elisabeth fue un ladrillo de terciopelo para mí.
Ella y yo valoramos las palabras de Howard Butt, quien escribió en los inicios de los años 70 acerca de este concepto de ser un ladrillo revestido de terciopelo. Jesús era así. Jesús era un ladrillo revestido de terciopelo. ¡Me atrevo a decir que ella me mostraba mucha y compasión siendo yo una principiante!
Ella se mantuvo firme en la misma verdad, la esencia de quien ella era. ¡Y cuánto ella amaba a su única hija, a su yerno y a sus ocho nietos y a sus esposas! ¡Ella los amaba intensamente! Nada la podía separar de ellos.
Peter Kreef también fue uno de esos autores a los que Elisabeth me introdujo. Él decía estas poderosas palabras, y sé qué es un concepto qué han escuchado antes, y Pedro, el apóstol, nos dice en su segunda carta de Pedro: «…siempre estaré listo para recordarles estas cosas, aunque ustedes ya las saben» (2.ª Pe. 1:12).
Y las palabras de Peter Kreef son parecidas: «Somos como enanos sobre los hombros del gigante. Vemos más allá que los antiguos, no porque seamos más altos qué ellos, sino porque estamos parados sobre sus hombros». Y sé por mí misma, que yo me subí sobre los hombros de Elisabeth, y pienso qué todos los que están aquí también.
El salmista nos recuerda que «Una generación alabará Tus obras a otra generación, Y anunciará Tus hechos poderosos» (Sal. 145:4). Elisabeth hizo esto conmigo. Sí, sí lo hizo una y otra vez porque yo no aprendía tan rápido como ella. Sin embargo, ella me amaba, me cuidaba, me regañaba y me mostraba cariño. Ella acomodaba una almohada y me servía una taza de té en su mecedora dentro de su habitación.
Jamás dejó de darme la oportunidad de aprender algo nuevo, aunque mi lentitud era terrible. Ella me pedía consejo y escribía introducciones a mis libros. Colocó uno de mis libros en su librero pequeño dentro de su estudio privado. Creo que nunca supo que me di cuenta de eso, ¡pero ahí estaba! Un acto de gracia de mi madre espiritual. Sin importar si el libro fuera bueno o no, estaba en su librero.
Me recordó que no debía llevar una Biblia a menos que yo hubiera «examinado y tratado con los rincones oscuros de mi corazón». Y mucho antes de que Eugene Peterson escribiera el mensaje, ella citaba la introducción de J.B. Phillips: «Y no se adapten a este mundo…», y no solo a este mundo. Ella me retaba a conocer cuál era mi mundo.
El Día de las Madres del año pasado, me senté junto a la madre de mi corazón y me pregunté, cómo lo hice en los últimos diez años, por si esta sería la última vez que la veía. Y fue así. Vi al final de su vida, una aceptación plena, una paz que comprendí más claramente gracias a la cita de Amy Carmichael que dijo en su libro:
«Si me niego a permitir que alguien a quien amo sufra por causa de Cristo, si no veo el sufrimiento como el mayor honor que se puede ofrecer a cualquier seguidor del Cristo crucificado, entonces no sé nada del amor del Calvario».
Mi madre espiritual, la madre de mi corazón, aceptó el sufrimiento de manera real y profunda, ayudada por aquellos que la amaban. Y sé que ustedes también han leído los homenajes, saludos y recuerdos que han llenado las páginas de las revistas, el internet, y los periódicos en las últimas 4 semanas. Todas son palabras de logros, determinación, disciplina y audacia genuinas.
John Piper dijo: «Una mujer contundente con palabras contundentes». Él estaba en lo correcto. ¡La compasión y la verdadera gracia la acompañaban! ¡Su escritura es de alta calidad, su contenido te cambia la vida! Su voz y sus bromas te harían reír a carcajadas, pero ninguna se puede comparar con las decisiones que tomó para rendirse a Jesucristo bajo la cruz.
Ella me enseñó todo eso, lo modeló en su vida y me animó. Ella estuvo conmigo hasta el final. Elisabeth fue un «ladrillo» fuerte y tierna a la vez. Fui totalmente cambiada por la presencia de Dios en ella, en mi vida. Y gracias, Val.
Nancy: Y otro punto importante de ese servicio fue cuándo Joni Eareckson Tada compartió por unos minutos, pero de forma muy hermosa, como Dios utilizó a Elisabeth en su vida. Y como Donna mencionó hace un momento, el tema principal en la vida de Jim y Elisabeth Elliot fue el sufrimiento. Elisabeth entendió el sufrimiento de una forma muy personal.
Y como hemos escuchado en esta semana, su primer esposo, Jim Elliot, fue asesinado violentamente por las personas a los que estaba tratando de evangelizar en Ecuador. Elisabeth y Jim tenían solo 2 años de casados. Y su segundo esposo, Ad Leitch, murió de cáncer después de solo tener 4 años de casados.
Débora: Y esta semana hemos estado escuchando la conversación que tuviste con la hija de Jim y Elisabeth, Valerie Shepard. Si te has perdido alguna parte de esta conversación, ¡tienes que buscarlas y escucharlas! Están llenas de aliento y verdad. Puedes leer la transcripción o escuchar el audio visitando AvivaNuestrosCorazones.com y también en nuestra aplicación Aviva Nuestros Corazones.
Nancy: Y ahora vamos a retomar la conversación donde nos quedamos. Val comenzará a explicar cómo el concepto de pérdida y dificultad, fueron parte de la vida de sus padres, incluso durante su noviazgo a larga distancia.
Valerie: Su mayor lección antes de casarse, en su primer año de trabajo misionero, fue que mi madre perdió todo lo que había trabajado durante ocho o nueve meses.
Nancy: Valerie cuéntanos un poco de esa historia que estaba escrita en un libro que se tituló These Strange Ashes, y que ahora se titula Made for a journey. Valerie cuéntanos un poco acerca de esta historia.
Valerie: Su primer año de vida misionera, fue entre los indios Colorado. Ella estaba con otra mujer trabajando en la escritura de esa lengua que nunca antes había sido escrita. El único intérprete que tenían y que sabía español y Colorado, fue asesinado, después de haber trabajado con él durante seis o siete meses.
Nancy: ¡Una enorme pérdida! ¡Y un hombre irremplazable!
Valerie: Sí, el único intérprete que tenían y que necesitaba tan desesperadamente, fue asesinado. Y luego todo el material fue robado en un autobús mientras lo trasladaban a Quito para guardarlo.
Nancy: ¡Y no había copias en una laptop ni estaban en la nube! Todo estaba escrito a mano.
Valerie: Sí, todo se perdió. ¡Todo el trabajo que mi madre hizo en su primer año se perdió! Y ella tuvo qué preguntarse: «¿Debo confiar en Dios, o debo amargarme?». Estoy segura de qué has escuchado a personas decir que después de tener experiencias de pérdida o te amargas o te levantas. Mi madre sabía qué debía confiar en Dios.
Y lo mismo sucedió con mi padre. Él trabajó un año (o casi un año) con Pete Fleming y construyeron una estación misionera con una capilla, una escuela y una casa. Para ese tiempo, ellos pensaban que lo estaban construyendo para Ed y Marilou McCully que irían a trabajar en la estación. Y cuando la lluvia y las inundaciones vinieron, ¡todo lo que construyeron sé perdió!
Ellos habían durado ocho o nueve meses trabajando en eso fuertemente, un trabajo físico, al mismo tiempo que compartían el evangelio con los indios, testificaban sobre cómo algunos habían conocido a Cristo. Pero todo lo que ellos habían planificado para esa estación misionera se perdió.
Entonces mis padres tuvieron una experiencia inusual en perder todo lo que habían trabajado por casi un año. Y fue en esa inundación en la que mi padre tuvo cierto presentimiento un mes antes de su jornada, y él dijo: «Pienso qué habrá alguna catástrofe antes de que Dios me dé a Betty como esposa». («Bets» era el apodo de mi madre)
Nancy: Wow.
Valerie: Y entonces sucedió. Él supo inmediatamente qué Dios lo había permitido, pero obviamente él reconoció qué Dios le estaba diciendo: «Necesitas una esposa en la selva. Ella es fuerte». Y realmente mi madre era muy, muy fuerte y saludable.
Nancy: ¡Y no le tenía miedo a los escorpiones ni las arañas!
Valerie: Cierto, eran insectos con los que había que tener cuidado, pero mi mamá no se alarmaba como para gritar. Ella nunca demostró ese comportamiento típico femenino acerca de las arañas y escorpiones.
Nancy: Lo sé, ¡siempre me sorprende eso de ella cada vez que leo acerca de eso!
Valerie: Sí, ella era muy calmada.
Nancy: Dios usó catástrofes y pérdidas, enormes pérdidas, en sus vidas. Ellos fueron dos jóvenes en sus veinte que pudieron haber dicho: «Bueno, esto de servir a Dios es…».
Valerie: «… ¡mejor olvídalo!». Sin embargo, ellos confiaron en Dios y eso fue grandioso. Las circunstancias fueron ordenadas por Dios. Y no estamos diciendo que Dios es el causante del mal y de la tragedia, sino que Él lo permite y lo usa en nuestras vidas para edificar nuestra confianza en Él; para edificar el fundamento que dice: «Pase lo que pase, confiaré en Dios y lo seguiré».
Nancy: Y esas cualidades de tus padres, a pesar de que tenías solo 10 meses cuando tu papá falleció, marcaron tu vida y lo hicieron aún más al pasar los años, cuando pudiste conocerlos mejor al empaparte de sus diarios y las cartas de ambos.
Y eso me hace pensar en el gran regalo que es para la próxima generación, el dejar evidencia de tu caminar con Cristo. No solo las partes fáciles o las partes bonitas que se ponen en Instagram, sino también las cosas difíciles. Porque podemos ver la batalla que hay con la voluntad de Dios en estas cartas. Algunas veces solo hay confusión, como si dijeran: «¡No sé qué pensar!».
Y pensamos que tu madre era una persona muy segura, pero mientras estaba leyendo muchas de estas cosas, yo pensaba: «Ella no siempre estaba segura. Algunas veces la voluntad de Dios era como neblina», como dijo Hudson Taylor.
Valerie: Sí, ella no sabía hacia dónde debía ir. Ella pensaba: «¿Dónde me quiere el Señor?». Pero finalmente, en 1952, el Señor le respondió claramente y le indicó qué debía ir a Ecuador.
Nancy: Pero ella esperó y luego dejó evidencia de ello, lo qué quizás pudiera haberse perdido, para ti, para tus hijos, y para el resto de nosotras que somos bendecidas de ver esto también. Pero me hace querer preguntarles a las mujeres, a quienes no escuchan, solteras o casadas: «¿Qué tipo de evidencia estás dejando?».
¿Qué tipo de testimonio son tus cartas (si estás escribiendo cartas), tus correos electrónicos, textos, diarios, publicaciones de Instagram, redes sociales? De hecho, esas cosas duran más de lo que pensamos cuando las escribimos.
Y no me refiero a que lo hagas, porque tus padres no escribieron estas cosas para que lo publicaran o para que las próximas generaciones lo leyeran. Ellos estaban siendo reales y genuinos acerca de cómo era su experiencia con Dios en ese momento. ¡Y qué gran tesoro nos dejaron y hemos recibido de estas largas cartas que estuvieron escondidas durante tanto tiempo, y que recién descubrimos que han sido publicadas!
¿Cómo se verá el registro, la historia de mi vida? Y no hablo solo de los mensajes que he dado y los libros que he escrito, sino de las correspondencias privadas, de las publicaciones en Facebook, de los tweets. ¿Cuál será la historia que yo deje?
No tengo hijos biológicos, pero viene una nueva generación, y algunos de ellos descubrirán esas cosas. Y Valerie, tú tienes ocho hijos, tienes nietos, y tendrás bisnietos que quizás nunca conozcas, pero quienes probablemente leerán todo esto. Ellos leerán algunas de las historias de nuestras vidas que se quedarán como evidencia.
¿Y cómo los guiarán? ¿Cómo haremos que ellos piensen en Dios? ¿Cómo los inspiraremos a que confíen en Dios y tomen el camino difícil, cuando es difícil, y que sean obedientes y confíen? Esto no es solo para las personas como Jim y Elisabeth Elliot.
Valerie: Sí, es para todo los creyentes.
Nancy: Si pudiéramos fijar la mirada en la eternidad, ¿qué tan diferente serían nuestros posts, nuestras correspondencias? ¿Qué tan llenos de gracia serían nuestros encuentros con otros, nuestros mensajes de texto, y qué tan Cristocéntricos serían? Estas cosas son un reflejo de nuestro corazón, entonces la pregunta es: ¿dónde está nuestro corazón?
¿Qué es lo que tus hijos, nietos, y los jóvenes que te rodean están aprendiendo de esto? ¡Esas son preguntas importantes! Y estoy tan agradecida por la vida y el legado de Jim y Elisabeth Elliot y su hija, Val Shepard.
El libro qué has escrito se titula, Devotedly (que se encuentra solo disponible en inglés, y que sería como Devoción total), es fascinante en algunos puntos, especialmente para aquellas de nosotras que conocemos y amamos los escritos de tu madre y la historia del sacrificio de tu padre.
Y para aquellas qué no están familiarizadas con esto, esta es una historia que las nuevas generaciones necesitan conocer. Y me pregunto Valerie, ¿cómo llegaste al título del libro Devotedly? (que en español sería Total devoción o Devoción total)
Valerie: Hmm. Realmente fue la casa editorial, el editor y su equipo quienes decidieron esto. Yo tenía diferentes ideas para los títulos, pero todos eran un poco oscuros. Como mi padre firmaba sus cartas: «Con devoción, Jim», ellos me dijeron: «Esta es la frase que refleja su amor por Dios y su amor por ella».
Nancy: Así es.
Valerie: Así que eso lo dice todo, «Con devoción». También otra mujer, Arlita Winston, me recordó que en el Antiguo Testamento, los sacrificios que eran consagrados a Dios tenían que morir. Debemos morir a nuestros sentimientos para poder obedecer.
Nancy: A nuestra carne.
Valerie: Así que nos consagramos a Dios …
Nancy: … como un sacrificio vivo.
Valerie: Correcto, para poder glorificar a Dios, y no para glorificarnos a nosotras mismas. Así que, no estamos tratando de aferrarnos a nuestra vida y salvarla, sino que al buscar estar consagradas al Señor, estamos dispuestas a morir cuándo Él nos llame. ¡Estoy agradecida de que el editor y su equipo pensaron que este era un mejor título!
Nancy: Bueno y si de algo sirve, ¡a mí me encanta el título! Cuando pienso en la portada de esta obra de arte, de ese hermoso libro, pienso: ¡Devoción total! Y ese es un llamado para ti y para mí. Es un llamado, para las personas que nos escuchan, en cada etapa de nuestras vidas a vivir una vida consagrada a Cristo en primer lugar.
Y también es un llamado para aquellas que están casadas, madres, abuelas, a estar consagradas apropiadamente a aquellos a los que Dios nos ha llamado a amar y a servir. Y esa persona puede ser tu vecino o puede ser una persona en tu lugar de trabajo. ¡Se trata de estar consagrada a Cristo primero, antes que nada y por encima de los demás!
¿Puedo yo decir que soy una servidora consagrada al Señor? ¿Estoy sirviendo a esposo, estoy sirviendo a sus hijos quienes son parte de mi familia y mi vida? ¿Estoy viviendo esta vida de amor sacrificial y total devoción? ¿Se refleja esa devoción en mi comunicación verbal, escrita y digital?
Muchas de nosotras no escribimos el tipo de cartas que vemos en este libro, pero estas nos alientan en estos tiempos modernos a ser más cuidadosas, y a cuidar nuestras interacciones, cuando nos comunicamos con el Señor y con los demás.
Si este libro inspira devociones frescas en nuestros corazones. ¡Es realmente un trabajo muy valioso!
Valerie: Pienso que si todas pudiéramos tener un buen entendimiento del valor de las palabras: palabras bondadosas, palabras bíblicas, y de igual forma palabras amables, también palabras sabias, palabras que valga la pena usar, en lugar de dejar que nuestro lenguaje se vuelva necio por no utilizar palabras sabias y correctas.
Nancy: O hablar sin sentido.
Valerie: Permíteme poner un ejemplo, piensa en la palabra «noble». Leí los libros de George MacDonald cuando estaba en la secundaria, y recuerdo pensar: Estos libros hacen que quiera convertirme en una persona más noble, porque en el libro habla del carácter noble. Y pienso en mis padres como personas nobles, porque ellos estaban comprometidos en traer honor a Dios y a Su nombre.
De igual manera debemos pensar en las palabras que usamos y cómo estas afectan a otras personas. Y Nancy, estoy segura de que en los estudios bíblicos que has enseñado, han conversado acerca de las palabras amables.
Nancy: Así es. Como dice Proverbios 31:26 que esta mujer de Proverbios «Abre su boca con sabiduría, y hay enseñanza de bondad en su lengua». ¡Wow!
Valerie: ¡Absolutamente!
Nancy: Bueno, así se ve una vida de devoción total, la vida que tu madre y tu padre demostraron, sin imaginarse que sus vidas serían leídas por multitudes o celebradas por multitudes. ¡Porque nunca se trató de ellos!
De hecho, años atrás quisimos darle a tu mamá un premio de Mujer Verdadera, y ella y Lars no quisieron ese tipo de reconocimiento para ella. Pero pienso que, ahora que ella no está, es bueno que nosotras honremos su memoria y su vida porque nos apuntó a Cristo, ¡y eso es lo que queremos que nuestras vidas reflejen!
Valerie: ¡Eso es lo más importante y lo principal!
Nancy: Gracias, Valerie Shepard. Para mí esto ha sido una dulce, divertida y muy reflexiva conversación.
Valerie: Gracias a ti Nancy.
Nancy: Siento que nos adentramos en tu memoria y en la mía. Hubo sonrisas y algunas lágrimas. Gracias por mantener esta historia, y las cualidades de las vidas de tus padres vivas para nosotras, para que nuestras vidas sean retadas e inspiradas a ser más como Cristo.
Valerie: Gracias por la oportunidad. Es un privilegio para mí, ¡realmente lo es!
Débora: Bueno, ¡espero que tengan un día bendecido! Y quizás puedes hacer de este día uno especial, expresando el amor a quienes te rodean.
Llamándote a vivir una vida de devoción total a Dios, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
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